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Tenemos que estar confiados en el Señor. Quiero dejarle con una reflexión de la palabra del Señor, el libro de Ester, capítulo 9, versículos 21 en adelante. Es una palabra que el Señor permitió que yo pudiera expresar en mi congregación en la ciudad de Waltham acerca de que el Señor siempre está esperando de nosotros una acción de alegría y de regocijo.
El ser humano tiene la costumbre de alegrarse cuando le conviene y cuando no le conviene no se alegra. Tenemos también una imagen de un Dios totalmente rígido, algo extraño, más evangélico que cristiano. Tenemos la impresión de un Dios que no le gusta muchas veces la alegría, cuando la palabra del Señor está lleno de reflexiones y de pensamientos de la alegría. Debe ser porque en el cielo hay alegría, debe ser porque en el cielo hay fiesta.
Alguien por ahí en mi iglesia dice, Dios es fiestero y como su personalidad es ser fiestero, − yo no sé si algún teólogo se va a enojar conmigo, pero ya lo dije − traspasó a su creación estos deseos de hacer fiesta. A quién le gusta la fiesta? Gracias. La honestidad el Señor la valora. Hay otras cosas que el Señor no valora. Dígame que no se alegra con una fiesta. Cuando está de cumpleaños usted no se alegra o usted no celebra su cumpleaños? No celebra algún aniversario o no celebra algún logro. Las fiestas son necesarias y también son bíblicas, por lo menos hay 7 fiestas nacionales en el Antiguo Testamento, así que por lo menos piénselo así, son bíblicas.
Y me llamó mucho la atención porque nosotros estamos en un proceso de celebrar en nuestra iglesia en Waltham nuestros 10 años que estamos trabajando en esa área y siempre hay gente como que dice, oh, será bueno, no será bueno celebrar? Y el Señor me dio esta reflexión y yo quiero compartírsela a ustedes porque tiene una enseñanza sobretodo aquí en el Libro de Ester, capítulo 9, versículo 20 en adelante. Dice así en el nombre del Señor:
“…Y escribió Mardoqueo estas cosas y envió cartas a todos los judíos que estaban en todas las provincias del rey Asuero, cercanos y distantes, ordenándoles que celebrasen el día decimocuarto del mes de Adar y el decimoquinto del mismo cada año – no solo una vez, cada año – como días en que los judíos tuvieron paz de sus enemigos y como el mes que de tristeza se les cambió en alegría…”
Cuantos el Señor les cambió la tristeza en alegría? No será un motivo de fiesta? Por lo menos celebrar una vez al año.
“… Y de luto en día bueno, que los hiciesen días de banquete…”
Siempre han dicho que el Señor era como medio hispano, Dios es medio hispano. Banquete, imagínense, qué es lo que no falta en una fiesta hispana? Comida.
“… días de banquete y de gozo, y para enviar porciones a cada uno de sus vecinos y dádivas a los pobres y los judíos aceptaron hacer según había comenzado lo que les escribió Mardoqueo, porque Amán hijo de Hamdata, Agag, enemigo de todos los judíos había ideado contra los judíos un plan para destruirlos y había echado pur, que quiere decir suerte, para consumirlos y acabar con ellos…”
Usted puede leer hasta el versículo 32 si quiere en su casa. Solo quiero dejar esta reflexión en su corazón. Es necesario que la iglesia celebre a un Dios vivo, que hagamos fiestas porque nuestro Dios es un Dios vivo, es un Dios que ha cambiado nuestro entorno. Dice la palabra del Señor, en el salmo dice, que él ha cambiado nuestro lamento en baile. Alguien sabe lo que es baile? No, yo soy cristiano. Los cristianos no bailan, eso es pecado. El Señor cambió nuestro lamento en baile, y dónde se baila? Dónde bailaba usted antes? Y ahora dónde baila?
Dios es un Dios de alegrías. Dios es un Dios que estableció como método de agradecimiento y de regocijo las fiestas, las celebraciones, los banquetes, el espíritu de gozo. Así que una iglesia que promueva las alegrías y las fiestas es una iglesia que está promoviendo parte de la personalidad de Dios.
Yo hablaba de esto porque hay muchos versículos en la Biblia que nosotros podemos descifrar o tratar de traer a la memoria. Pero hacer una fiesta es hacer una celebración, en conmemorar algo, es alabar algo, es reconocer, es reverenciar algo.
Cuando llegamos a los caminos del Señor, antes nosotros probablemente éramos los más simpáticos del grupo, todos se reían con nosotros. Nosotros éramos los más amenos, pero llegamos a los caminos del Señor y algo se nos apagó, ni la llama del espíritu alumbra. Cuando se supone que la palabra dice que nosotros estábamos en una condición antes, cuando nosotros llegamos a Cristo, realmente ahí recién empezamos a tener vida. Así que Dios nos creó con una personalidad, a algunos los creó con más deseos de poder hacer cosas y poder enfiestarse y poder celebrar cualquier cosa.
Dicen hay culturas latinoamericanas que lo celebran todo, todo. Los venezolanos, dicen que lo celebran todo. Los dominicanos celebran todo. Hay algún dominicano aquí? El Señor también los ama. Y me llamó la atención esta expresión de fiesta que aparece en la Biblia. Porque el Señor quiere que nosotros nos alegremos.
La palabra del Señor dice que cuando alguien se arrepiente hay fiesta en el cielo. Una muchacha puertorriqueña de mi iglesia dice, Dios era parisero, una especie de inglés y español, algo así, parisero, porque es bueno para las fiestas. Dios se alegró por cada uno de ustedes que abrió su corazón al Señor y el Señor hizo una fiesta. Así que fueron más de una fiesta por día en algunos casos.
Si hay 365 personas aquí, el Señor hizo una fiesta por día. Y quiero llamar su atención para que nosotros aprendamos a estar alegres y a celebrar las obras del Señor en nuestra vida. A veces nos falta fuerza para darle un gloria a Dios, un ¡Aleluya! en los momentos más difíciles.
Cuando usted siga leyendo este párrafo se va a dar cuenta que aún los que están en la cautividad dice aquí la palabra, cuando usted va leyendo el párrafo más adelante, también celebren. Si usted está pasando por algún momento difícil, dígale gracias Señor, voy a hacer fiesta, porque este momento difícil me permite reconocer que tu eres mi Dios y fuera de ti no puedo hacer nada.
Aunque se levanten los enemigos, aunque se levante aquel enemigo que quiera destruir su vida, celebre las bondades del Señor. Celebre la paz que el Señor trajo a su vida, celebre el gozo que el Señor trajo a su vida. Celebre la salvación que el Señor trajo a su vida. Celebre las misericordias, el perdón y la remisión de pecado que el Señor trajo a su vida. Celebre. Porque fuimos creados para celebrar al Señor.
La iglesia debe celebrar fiestas. Debemos celebrar cada acontecimiento que el Señor traiga en nosotros. Mire lo que dice Salmo, capítulo 30, versículo 4 dice:
“…Cantad a Jehová vosotros sus santos y celebrad las memorias de su santidad…”
Celebrad. Salmo, capítulo 89, versículo 5:
“… Celebrarán los cielos tus maravillas, oh Jehová, y tu verdad también en la congregación de los santos….”
Salmo 145, versículo 4, “… Generación a generación celebrará tus obras…”
Sabe, aún el Señor Jesucristo participó de fiestas, de reuniones, de celebraciones. La que más conocemos es las bodas de caná. Sabe lo que me llama la atención? No que el Señor haya convertido el agua en vino y ahí se agarran todo porque si el Señor tomó vino, nosotros tomamos también. Saben lo que me llamó la atención? Que aunque el Señor estaba en medio de personas que aún no eran sus seguidores todavía, él era un invitado más. Así como nosotros muchas veces nos pueden invitar a una fiesta. No, no vamos porque somos cristianos apostólicos y romanos. No, el Señor no nos permite y como somos evangélicos menos, si viene el Señor ese día nos quedamos.
Así nos decían. Si el Señor te pilla en esa fiesta seguro que te quedas y al infierno que te vas. Pero saben lo que me llamó la atención de estas participaciones de Jesús con la gente? Que él aprovechaba esas ocasiones para mostrar su poder, para mostrar que él era el Señor. Y saben lo que nosotros debemos aprovechar? Mostar el poder del Señor, cada vez que nos inviten a alguna parte, cada vez que podamos compartir con alguien.
No le estoy diciendo que se vaya a meter a todas las fiestas posibles de Massachusetts. Estoy diciendo que cuando tenga que compartir termine glorificando al Señor y no bailando arriba de las mesas. Dios quiere que usted muestre la gracia que él puso en usted para así muchos puedan entender de que nuestro Dios es un Dios de alegría, de regocijos, de celebraciones, de banquetes y que no es necesario hacer tanta maldad como para pasarlo muy bien, porque con el Señor lo pasamos bien.
Celebramos, la comunidad hispana celebra todo. Inventamos días, el 30 de febrero, no lo conoce nadie, solo los hispanos. Y ese día hay que celebrarlo por algo. El 32 de marzo, siempre celebramos la independencia. El mes de septiembre se caracteriza porque muchos países latinoamericanos celebran su independencia y cada uno hace y pone… ay, hice estas empanaditas, estas cositas…
Celebramos. Cómo supo que yo hice empanadas? Celebramos. Sabe lo que me da a entender que la iglesia del Señor debe ser la primera en poder mostrar regocijo, no por las cosas malas, sino por las cosas buenas. Hoy día las fiestas si no son con cosas malas, no son fiestas. La iglesia está aquí como un elemento profético para decir que lo malo no le pertenece ni al mundo ni a Dios. Dios hace cosas maravillosas para que nosotros celebremos.
Cuando usted esté con su familia, y su familia sea inconversa, oiga, que sea agradable que ellos lo reciban. Ahí viene el cristiano, este sí que es simpático. A muchos los echan, no los invitan. Se conforman solo con una foto en la mesa, este es nuestro primo que no pudo venir porque no lo queremos, es cristiano, es amargado. No se ríe con nada.
La personalidad del Señor es de una alegría constante, permanente, porque él no descansa de hacer cosas maravillosas para nosotros, aún en los momentos difíciles, aún en los momentos de mayor tristeza, nosotros debemos declarar la alegría del Señor.
Sabe, porque es ahí donde nosotros reconocemos que nuestra salida es el Señor. Él es nuestra dependencia. Miren lo que dice el libro de Habacuc, también está en el Antiguo Testamento para los que no saben. Versículo 17, esta expresión profética de Habacuc es una expresión de alegría aún en circunstancias distintas. Y yo quiero que nosotros aprendamos a celebrar al Señor aún en esos momentos difíciles, donde parece que nada sonríe a nuestro alrededor, donde parece que nada es próspero a nuestro alrededor, donde parece que nada nos está saliendo bien, donde vamos de una tras otra y no entendemos. Nuestra mente humana no entiende, pero nuestro espíritu debe entender algo, que aún en los momentos más difíciles Dios tiene control de todas las cosas y podemos celebrar.
Mire esta parte lo que dice Habacuc, capítulo 3, versículo 17, yo creo que usted se lo sabe de memoria. “…Aunque la higuera no florezca ni en las vides haya fruto, aunque falte el producto del olivo y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales, con todo yo me alegraré en Jehová y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor, es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de siervas y en mis alturas me hace andar…”
¡Aleluya! Por qué no darle gloria a Dios? Hay mucho cristiano moderno que solo alaba al Señor cuando le van bien las cosas. Es el cristiano moderno, pero el discípulo verdadero sabe quién es su Maestro, sabe quién es su Señor, sabe quién es su Dios, sabe quién es su Rey, y siempre vamos a poder alabarlo, aún en los tiempos de mayor dificultad.
Celebre al Señor. Celebre al Señor. Haga fiesta delante del Señor porque él ha sido tu paz, él ha sido tu gozo, él ha sido tu estandarte, él ha sido tu salvación, el que te dio vida, el que te dio perdón. Él es mi Señor. ¡Aleluya!