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Quiero invitarlos a abrir su Biblia en el libro de Segunda de Corintios, capítulo 5, versículos 17 al 20. Es una palabra que ha llamado mucho la atención de mi vida porque el día que aceptamos a Jesucristo fuimos testigos presenciales de lo que significa esta palabra en nosotros. Y digo que fuimos testigos presenciales porque hemos vivido de alguna manera lo que está escrito aquí. Pero también nos llama la atención que ahora está en nosotros llevar a otros a este proceso de reconciliación delante del Señor. Segundo libro de Corintios en el capítulo 5, versículo 17 al 20, dice así en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo:
“…De modo que si alguno está en Cristo nueva criatura es. Las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios quien nos reconcilió – dígale a su hermano que está a su lado, el Señor se reconcilió conmigo – y todo esto proviene de que nos reconcilió consigo mismo por Cristo y nos dio el ministerio de la reconciliación…”
Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que somos embajadores en nombre de Cristo como si Dios rogase por medio de nosotros, os rogamos en nombre de Cristo reconciliaos con Dios.
Por alguna casualidad usted pregúntele a su hermano ahora, te reconciliaste con Dios? Es una buena pregunta. Te has reconciliado con Dios? Sino, mire pase aquí al frente y de una vez oramos y ya. Es una palabra muy linda, la palabra reconciliación. Cuántos de nosotros hemos tenido la oportunidad de estar al medio en un proceso que amerita una reconciliación entre dos personas. Es un desafío pero a la vez es una responsabilidad. Cuando estás entre medio tu tienes que tratar de ser lo más imparcial posible, tratar de juntar los elementos que han provocado que la enemistad haya llegado a algunos niveles donde necesitamos ser reconciliados.
Pero hoy día quiero hablarle a una iglesia, a una iglesia que tiene la responsabilidad de reconciliar al mundo con Dios. Y sabe quién es esa iglesia? Nosotros. Los que hemos aceptado a Jesucristo como nuestro salvador y hemos reconocido que él es el Señor y hemos confesado que Dios le levantó de los muertos, una iglesia que sea agente de reconciliación.
La palabra reconciliación significa restablecer, restituir, conciliar, cambiar algo que estaba en un estado opuesto a otro, cambiamos la enemistad que teníamos con Dios por amistad. Sí o no?
Cuando recibimos a Jesucristo nosotros a través de Jesucristo hemos sido reconciliados con Dios. La iglesia debe procurar y debe provocar ser un agente de reconciliación donde nos movemos, donde vivimos, con quién estamos.
Sabe que hay algunos cristianos que de reconciliación no tienen nada. Es más, ni los llaman a ser árbitros. No, para que venga él mejor que no, mejor quedamos enemigos, nos llevamos mejor.
Estamos en un tiempo donde el mundo está de alguna manera imponiendo sus verdades, sus condiciones y cuando estamos en un tiempo de post modernidad de este estilo, las diferencias y las enemistades cada vez son mayores. La iglesia está llamada a provocar esa reconciliación entre los hombres y Dios. La iglesia necesita entender que hay por lo menos 4 aspectos que la reconciliación demanda en cada uno de nosotros. Y para que el mundo pueda entender que Dios fue el proveedor del proceso de reconciliación a través de Jesucristo.
No hay otra manera de reconciliarse con Dios. Si usted no ha aceptado a Jesucristo yo le voy a decir algo muy triste, usted no está reconciliado con Dios. La manera de reconciliarnos es a través de reconocer que el sacrificio de Jesucristo en la cruz del calvario, dice que él se hizo pecado por nosotros, derramó su sangre en la cruz del calvario, fue humillado, fue golpeado. Él resucitó y a través de ese proceso en la vida de Jesús nosotros pudimos tener entrada a este proceso de reconciliación.
Para entrar en este proceso de reconciliación necesitamos examinar nuestra conciencia, debemos instarle al mundo, debemos instar a la gente, debemos procurar nosotros tener cada día un examen de nuestra conciencia, qué es lo que estamos haciendo que nos aleja de una relación con Dios.
Necesitamos provocar en nosotros que ese examen de conciencia provoque en nosotros una contrición, un dolor por ofender a Dios. La iglesia es la única institución espiritual que puede acercar al hombre a Dios. Nadie más. No la religión, no el ser bueno, no las buenas obras, la iglesia de Jesucristo es la que tiene el privilegio de cumplir esta misión.
Mire, a nosotros nos han enseñado que hay 5 grandes ministerios y algunos de ustedes quiere ser Apóstol, quiere ser profeta, otros nos quedamos en pastor nomás, otros quieren ser maestros y evangelistas. Yo no sé si el Señor tiene preparado algún ministerio para usted, lo que sí es que sí él está llamando hombres y mujeres a trabajar en su obra.
Pero hay un ministerio que le corresponde a toda la iglesia del Señor, es el ministerio de la reconciliación. Reconciliar al hombre con Dios debe ser el objetivo de nosotros. Reconciliar a una sociedad como la que estamos viviendo es el objetivo de la iglesia. La iglesia no debe quitarse esa responsabilidad, tu y yo no debemos hacernos a un lado de esa responsabilidad. El Señor está demandando en nosotros que muchos puedan acercarse a él con una actitud correcta.
Así que llevemos a la gente que a hacer un examen de conciencia. Provoquemos en la gente que ese examen pueda traer dolor por el pecado, por la enemistad contra Dios. Cuando la gente siente eso entonces provoca en sí una actitud de arrepentimiento, el deseo de no seguir viviendo de una manera incorrecta delante de Dios. Y cuando nos arrepentimos, y cuando la iglesia provoca en la sociedad un arrepentimiento hay una confesión y hay una declaración.
En Romanos, capítulo 10 versículo 9 y 10 dice que “…si confesares con tu boca que Jesús es el Señor y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo…”
Cuántos han confesado a Jesucristo? Cuántos han creído en su corazón que Dios le levantó de los muertos? Entonces, eres salvo. Estás reconciliado con Dios. Sabes cuál es tu función ahora? Reconciliar al que está a tu lado, a tu amigo, a tu compañero de trabajo, a tu vecino, al familiar, aquel que está en la calle sufriendo. Reconciliarnos con Dios es lo que el Señor provocó a través de Jesucristo.
Sabe, estar en Cristo, versículo 17 dice; “… de modo que si alguno está en Cristo…” Estar en Cristo significa creer que él es el Señor y salvador, creer que él es poderoso, creer que él es el medio que Dios usó para que el hombre se reconciliara con Dios. Estar en Cristo significa vivir de una manera que a Dios le agrade, de modo que si alguno está en Cristo nadie que no esté en Cristo es nueva criatura.
Cuántos están en Cristo? Cuántos están en Cristo? Entonces eres nueva criatura. Esas cosas del pasado no tienen poder sobre ti y aunque el enemigo quiera recordártelas en Cristo tu has sido vencedor, en Cristo se ha declarado tu victoria, en Cristo tu vida es reconciliada con Dios.
Me viene a la mente un pasaje en Romanos, capítulo 8 dice que “… si Dios es por nosotros quién contra nosotros…”
Sabe, si no estuviéramos reconciliados con Dios, Dios no estaría por nosotros. Sabe lo que está diciendo? Es que así como Dios está con nosotros ahora, él quiere estar con aquellos que están sufriendo afuera. Tu misión es reconciliar al mundo con Dios así como él permitió que tu te reconciliaras con él.
Estar en Cristo y experimentar la nueva vida es un proceso de conversión, es un proceso de estar y reconocer que debemos aceptar que Jesucristo es el único mediador entre Dios y los hombres. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es. Las cosas viejas pasaron y he aquí todas son hechas nuevas.
El ministerio de la reconciliación necesita estar siendo predicado constantemente por hombres que cumplan estos requisitos, estar en Cristo, ser nuevas criaturas, y las cosas del pasado ya no estén. Eso es un requisito, pero que además todo haya sido hecho nuevo. Tienes esos requisitos?
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es. Las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas. Si tu no tienes uno de esos requisitos, tu no puedes ser un agente de reconciliación porque no sabemos, no las hemos completado. Eso es el desafío de la iglesia en estos tiempos.
Sabe, cuando cumplimos esos requisitos el Señor nos da un cargo honorífico. Versículo 20 dice que “…. Así que somos embajadores…”
Cuando nosotros tenemos estos 4 requisitos, de un hombre transformado por el poder de Dios, nos transformamos en embajadores del Reino de Dios, aquí. Y el Reino de Dios tiene una misión, reconciliar al hombre con Dios. Dios provocó el proceso de la reconciliación a través de Jesucristo. No hay otra manera. En Jesucristo estamos reconciliados, en Jesucristo tenemos perdón de pecado, en Jesucristo somos perdonados, somos salvos, tenemos misericordia, el amor de Dios nos rodea, la sangre de Jesucristo tiene poder sobre nosotros.
Dios nos ve en una película muy, muy especial bajo la sangre de Jesús. Y quiere que el mundo acceda a esta posición y tu eres un mensajero, un embajador de las promesas de Dios para la gente de afuera. No te olvides de eso. No te olvides de lo que el Señor ha provocado contigo, lo quiere provocar con otros pero a través de ti.
En Romanos, capítulo 6, versículo 4 dice, “…porque somos sepultados juntamente con él – este es el proceso del bautismo – por el bautismo a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva…”
Es la manera a través de Cristo. Estar en Cristo, vivir una vida nueva, dejar las cosas viejas en el pasado y modelar una nueva estructura de vida, es lo que el Señor nos recomienda. Si nosotros podemos llevar esa responsabilidad en nosotros vamos a hacer que mucha gente pueda abrir su corazón al Señor y pueda reconocer en él su esperanza, su camino.
Juan 14:6 dice, “…Jesucristo dijo, yo soy el camino, yo soy la verdad, yo soy la vida, y nadie viene al Padre sino por mí...” si no es a través de mí.
No hay otra manera de reconciliar al mundo. Así que si hay alguien que hoy día necesita esa reconciliación, yo le insto, yo quiero persuadirlo a que pueda abrir su corazón y pueda declarar que en Cristo puede ser una nueva criatura. Dios es poderoso. Dios es bueno.
Mire, quiero invitarle a abrir su Biblia en el libro de Isaías, capítulo 42, versículo 5, así dice Jehová Dios, mire cuando nosotros practicamos y proyectamos el ministerio de la reconciliación, Dios tiene promesas para nosotros, así dice Jehová Dios, creador. No es cualquier Dios, ojo.
Yo hoy día puse en mi Facebook, dónde está tu Dios? Mire, la cantidad de respuestas que tuve… mi Dios es el Dios creador, no es cualquier Dios. No es ese Diosecito griego que nos enseñaron por años aquí en América, mi Dios es el Dios creador de todas las cosas, que donde no había nada él puso su diseño.
Así dice Jehová Dios creador de los cielos y el que los desplieguen, el que extiende la tierra y sus productos, el que da alimento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan. Yo, Jehová, − escuche bien, esto es una palabra para usted – te he clamado justicia a través de Jesús y te sostendré por la mano, te guardaré y te pondré por pacto al pueblo − Tu eres portador de esta reconciliación? − por luz a las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos y de casas de prisión a los que moran en tinieblas. Yo, Jehová, este es mi nombre y a otro no daré mi gloria ni mi alabanza a esculturas…”
Debiéramos haber explotado en un gloria a Dios, en un aplauso. El Señor va a hacer eso a través de usted. Así que cuando salga a la calle, cuando vaya al mall, cuando vaya supermercado, diga aquí va el reconciliador. Cuando abras tu boca el Señor va a poner autoridad y poder en ti. La gracia del Señor estará sobre tu vida. Dios es fiel. Dios es fiel.
Así que esta es nuestra misión, ser agentes de reconciliación para que el hombre, para que el mundo se reconcilie con Dios. Si hay alguien aquí que aún no se ha reconciliado con Dios yo quiero invitarle, si alguien aquí pase aquí al frente, hoy es el tiempo que Dios ha preparado para ti.
Cierre sus ojos un momento. Gracias, Señor, porque tu palabra nos confronta y nos posiciona en la dirección que es correcta para cada uno de nosotros. Señor, reconocemos que tenemos una misión importante en la tierra, y que esta, tu iglesia, es declarada una iglesia, Señor, que representa los intereses de tu Reino. Señor, y en cualquier parte del mundo donde puedan vernos a través, Señor, del internet, que el mensaje de reconciliación corra, Señor, de una manera urgente, que tu iglesia se levante en favor de reconciliar al hombre contigo.
Señor, que podamos decir como dijo el profeta, heme aquí, envíame a mí, enséñame a ser un agente de reconciliación para que muchos tengan la posibilidad de conocer a Jesús como su Señor y como su salvador. Amén. Amén. ¡Aleluya! Gracias, Señor.
Vamos a ponernos de pie. El Señor es bello, cantemos ese cántico, Cuán bello es el Señor.