¿Qué tipo de tierra eres?

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Esa palabra del Señor nos manda a leer en Marcos, capítulo 4. Yo quiero preguntarte qué tipo de tierra tu eres. Ese es el tema de este sermón. ¿Qué tipo de tierra, de terreno eres? Esta parábola del sembrador nos inspira, nos llama a considerar el proceso de la evangelización. Dice aquí en el versículo 1:

“El Señor comenzó a enseñar junto al mar y se reunió alrededor de él mucha gente tanto que entrando en una barca se sentó en ella en el mar.”

¿Recuerdan esa barca de Pedro, el domingo pasado? Aquí está la barca de nuevo, o quizás fue en ese momento en que el Señor predicó este mensaje. La Biblia es muy bonita. Hace un ratito yo me sonreía porque es como si fuera la primera vez que veía un versículo que está en el capítulo 3, versículo 9 dice que el Señor les dijo que sus discípulos que le tuviesen siempre lista la barca a causa del gentío para que no le oprimieses. Un detalla interesante, Jesús y las barcas. Ese es un tema para un buen sermón, pero no quiero distraerlos.

Se sentó en la barca y estaba en tierra la gente junto al mar, “y el Señor les enseñaba por parábolas muchas cosas y les decía en su doctrina, ‘Oíd, he aquí el sembrador salió a sembrar y al sembrar aconteció que una parte cayó junto al camino – una parte ¿de qué? De la semilla que tiró. – y vinieron las aves del cielo y la comieron. Otra parte cayó en pedregales donde no tenía mucha tierra y brotó pronto porque no tenía profundidad de tierra, pero salido el sol se quemó y porque no tenía raíz – marque eso ahí en su Biblia – se secó.”

Tenemos dos tipos de semillas, una cae junto al camino, otra cae en pedregales. “Y una tercera porción de la semilla cayó entre espinos, versículo 7, y los espinos crecieron y la ahogaron, la abrumaron, y no llegó a dar fruto. Pero otra parte, la cuarta porción de la semilla, cayó en buena tierra y dio fruto pues brotó y creció y produjo a 30, a 60 y ciento por uno. Entonces les dijo el que tiene oídos para oír oiga.”

Eso te dice el Señor, si tu tienes oídos para oír en este momento escucha la palabra del Señor. Esta es una de las parábolas más famosas de Jesucristo. De hecho, que nosotros tenemos un cuadro que montamos hace unas cuantas semanas, al frente del santuario cuando usted sale, que representa esta parábola del sembrador. La puedo ver desde aquí ahora mismo. Y lo pusimos allí a la salida porque cuando usted sale por esa puerta usted regresa a su comunidad y yo quiero que ese cuadro sirva como un recordatorio de que cuando usted sale de aquí, usted sale a sembrar la semilla del Evangelio.

Nosotros salimos a servir al reino, salimos a compartir lo que nosotros de gracia hemos recibido. Entramos para ser alimentados y salimos para alimentar y para sembrar la palabra del Señor. Pero ciertamente esta parábola es una de las más conocidas de toda la historia. Y me gusta esta parábola por varias razones. Me gusta por su perspicacia. ¿Cuántos saben decir lo que quiere decir la palabra perspicacia? Es una palabra dominguera. Perspicacia quiere decir su capacidad profunda de análisis, su capacidad analítica atinada, incisiva podríamos decir, su perspicacia espiritual y psicológica, por su entendimiento de los procesos humanos y sobre todo del proceso espiritual de la evangelización.

Vemos aquí un entendimiento muy profundo de los procesos que inciden en la proclamación del Evangelio. Nos muestra la complejidad que involucra la predicación del Evangelio. La predicación del Evangelio es algo tremendamente complejo y hay muchos factores que afectan el destino de la palabra de Dios cuando sale de la boca de un predicador o una predicadora.

¿Cuántos saben de ustedes que Dios no es el único actor en el proceso de la evangelización? Esta parábola nos hace conscientes de que hay muchos diferentes actores, muchos diferentes elementos que afectan el proceso de la predicación. Por ejemplo, en esta parábola vemos que están involucrados, primero, el sembrador, también una semilla que juega un rol, el tipo de tierra en que cae la semilla también es importante. Hay espinos, hay piedras, hay pies que pisotean, hay pájaros que comen la semilla, hay un sol que afecta la semilla. Hay muchos diferentes factores.

Satanás está en el proceso porque más adelante el Señor explica él mismo… una de las pocas parábolas en que el Señor explica el significado de cada uno de los símbolos que él emplea. Qué bueno es tener a Jesús interpretando él mismo su palabra, ¿verdad? Uno quisiera tener ese privilegio siempre. Pero aquí el Señor mismo explica lo que él quiso decir con su parábola.

Y él dice que esos pájaros que salen en la primer tipo de semilla es Satanás que afecta el destino de la semilla. Y hay una serie de otros factores adicionales que determinan si el acto de tirar la semilla prospera y tiene éxito o no. entonces, una de las cosas primeras que esta parábola nos enseña es la complejidad, la diversidad de factores que afectan la proclamación del Evangelio.

No muestra el carácter dinámico y complejo del Evangelio y de su proclamación. Y en este tiempo en que nosotros estamos reflexionando continuamente sobre evangelismo, y estos sermones están diseñados para ser un compendio de enseñanza sobre diferentes aspectos, es como una sola presentación extendida con diferentes aspectos, que todo tiene que ver con una educación completa, más o menos, pero por lo menos abarcadora de los diferentes factores que afectan el evangelismo.

Entonces en este tiempo de reflexión una de las cosas que nosotros tenemos que entender es que no todo depende de nosotros solamente cuando proclamamos el Evangelio. Y yo le voy a decir por qué eso es tan importante. Pero esto me enseña a mí que nosotros somos como los sembradores, la iglesia, usted y yo, pero usted ve que no solamente es el sembrador sino que hay otros factores aquí que juegan un papel importante.

¿Y sabe cuál es uno de los factores más interesantes del destino de la predicación del Evangelio? La voluntad de Dios. ¿Y por qué yo digo esto? Porque hay gente con la cual Dios no tiene propósitos y que por alguna razón no están destinados a ser salvos y esto es tremendamente misterioso pero la palabra nos dice eso. Es decir, que hay personas que por más que nosotros nos esforcemos y hagamos todo lo que está de nuestra parte, no están destinados a ser salvos. Y Dios no tiene propósitos con ellos. Y la Biblia dice que a menos que Dios no active su llamado en la vida de una persona, esa persona permanece inerte.

Sabe que tiene que haber una intervención divina para que la gente venga al Evangelio. La palabra dice que nadie viene a Cristo si el Espíritu Santo no lo atrae a él. Y hay personas que Dios simplemente… no me pregunte por qué, pero si usted busca en Romanos, capítulo 9, usted va a ver allí algo acerca de eso. Todo el capítulo 9 de Romanos está diseñado para iluminar un poco ese aspecto.

Por ejemplo, el pueblo hebreo, ¿por qué le pueblo hebreo a pesar de haber recibido la revelación abrahámica, los pactos y todo eso, hoy en día todavía, dice la Biblia, que tiene como un velo que cubre su entendimiento? Imagínese eso, siglos y siglos han pasado desde que Cristo vino a la tierra, del linaje de Judá y todavía ese pueblo israelita judío permanece su entendimiento embotado, aunque es el pueblo de Dios y Dios lo tiene como en paréntesis. Mientras él completa su trabajo entre nosotros los gentiles, los no hebreos, ese pueblo está ahí como en suspensión animada espiritualmente.

Y usted le habla a los judíos acerca de Cristo y es como que están cerrados como los muros de Jericó. Y dice la Biblia que un día el Señor quitará el velo de ellos y entenderán y llorarán por Cristo como se llora por un hijo perdido. Pero mientras tanto el Señor los tienen en paréntesis, porque Dios es un Dios de orden y primero trabaja entre y nosotros y cuando se haya completado la plenitud de los gentiles, entonces el Señor tornará su mirada otra vez hacia los hebreos.

Hay gente inclusive que usted le predica el Evangelio y tienen el entendimiento embotado. Este mismo fin de semana leí un artículo en el New York Times escrito por una novelista judía, de paso, que es interesante, donde ella ha padecido de insomnio prácticamente toda su vida, un insomnio debilitante, una ansiedad y una depresión y ella ha buscado solución para su problema clínico en yamanes, en ese momento está visitando, cuando escribe el artículo, se ubica visitando a un yamán mexicano que se llama Rafael, buscando a ver si él tiene la solución, pero ella es incrédula. Y yo creo que ella está buscando más bien otro párrafo para su artículo que estaba escribiendo.

Pero es fascinante de todas maneras. Y ella habla de cómo a ella le es imposible creer. Su papá un científico judío norteamericano, ella con una educación privilegiada muy racional, no puede, por más que quiere, como que tiene un casco de metal que cubre su entendimiento y no puede creer.

Yo he tenido experiencias con personas así. Recuerdo alguien muy querido mío que en una cena me dijo, yo he tratado pero simplemente…. Me dio pena porque era como una admisión de derrota que esta persona me estaba diciendo, no puedo creer. Y hay personas así, es como que Dios no tiene con ellos un propósito y esto afecta muchas veces el destino de nuestra predicación.

Versículo 14, Romanos, 9, dice, “¿Qué pues diremos, que hay injusticia en Dios?” Porque usted puede decir, bueno, y ¿cómo es eso que una persona nace y Dios no tiene propósito con ella y entonces se pierden? ¿Qué culpas tienen ellos? Esos misterios que yo no puedo resolver, pero ahí están en la palabra. Dios es soberano. Dios hace lo que quiere.

“¿Qué pues diremos, que hay injusticia en Dios? De ninguna manera. Pues a Moisés dice, tendré misericordia del que yo tenga misericordia y me compadeceré del que a mí me de la gana, en otras palabras, del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere ni del que corre sino de Dios que tiene misericordia. Porque la escritura dice a faraón – está argumentando el escritor de Romanos – para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra. De manera que de quien quiere tiene misericordia y al que quiere endurecer endurece.”

Qué misterio. Por eso es que nosotros tenemos que tener mucho cuidado cómo oramos. En este tiempo aquí en esta nación sabe que ya yo no oro porque no salga Hilary o porque no salga Trump, yo estoy diciendo, Señor, simplemente cúmplase tu voluntad. ¿Por qué? Porque quizás Dios quiere que esto se ponga peor todavía en esta nación. Quizás Dios quiere que todavía faraón resista un poco más a Moisés antes de que venga la visitación del poder de Dios sobre esta nación.

Sabe usted que Dios a veces lleva las cosas hasta un punto oscuro, oscuro y que la gente se corrompa, la maldad de los hombres tiene que llegar, dice, a su cúspide antes de que Dios intervenga. Y a veces estamos nosotros orando, Señor, que se convierta este, otro. Sí, podemos pedir lluvia, porque nosotros queremos la visitación y a la postre Dios va a hacer su voluntad, pero yo no sé cuánto tiempo mientras esperamos y clamamos se tomará para que Dios intervenga.

¿Sabes qué? Yo duermo tranquilo. ¿Por qué? Porque yo sé que suba Hilary o suba Trump o suba quién sea, el Señor está en su trono, como decimos, está en control. Y él es quien está llevando las cosas a su lugar y a veces él hace que se levante el faraón para mostrar su gloria entonces. A veces él permite que una persona sufra y resista porque él tiene que madurar a esa persona antes de que finalmente baje la cabeza ante el Señor.

Tu quizás estás orando por tu hijo, Señor, conviértelo, conviértelo. Y debes seguir orando, pero quizás el Señor tiene todavía unos años más que se dé contra la cabeza y la pared antes de que venga a los caminos del Señor. Tu parte, sigue orando, sigue clamando al Señor y deja el resultado al Señor.

Hay gente a quien nosotros le proclamaremos el Evangelio, hay naciones, hay generaciones que nuestra parte simplemente es sembrar la semilla. A veces nosotros no sabemos qué propósito Dios tiene con la gente y cuánto tiempo se tomará. Pero yo sé una cosa, que Dios es fiel y que la palabra sí promete que el Señor viene pronto, que viene una cosecha de almas y nosotros tenemos que estar clamando al Señor, danos unción, danos entendimiento, danos poder para estar preparado cuando venga la visitación de tu poder.

Pero hay personas que tu vas a predicarles y no te preocupes, deja que el Señor haga la obra, él sabrá lo que él tiene en mano con esas personas. Se nos sugiere aquí que con algunas personas Dios tiene planes y propósitos y con otras no. y esto quizás explica por qué algunos terminan no salvados y otros sí. Esto es muy complejo y sugiero que usted no se atormente demasiado en ello. Lo importante como digo es predicar el Evangelio. De nada sirve que nos atormentemos, nos sintamos culpables pues hay una parte que solo le pertenece a los misterios del Señor.

¿Sabe por qué yo estoy enseñando todo esto? Porque muchas veces yo veo en esta nación ahora mismo un sector de la iglesia evangélica que está atormentado porque la gente acusa a la iglesia de ser farisaica, de no entender a las personas homosexuales y a los trasvestistas y a los trangénero, de que nos creemos mejor que nadie, y hay muchos cristianos atormentándose porque quieren que la iglesia sea popular, quieren que la iglesia sea aceptada. Les atormenta la crítica que la gente dirige hacia la iglesia y están continuamente experimentando y buscando a ver cómo quitar toda ofensa del Evangelio para que la gente deje de pensar que los cristianos somos malas personas.

Y usted ve que quitan la cruz, porque la cruz ofende a algunos. Campus Crusade un ministerio universitario cristiano cambió su nombre de Cruzada Estudiantil a Cru, porque cruzada ofende a los musulmanes y a otra gente entonces vamos a quitar la palabra cruzada. Otros quitan la palabra cristiana del nombre de la iglesia y ponen algo comunitario, iglesia de la comunidad. Otros llaman a la iglesia, iglesia de Gracia, porque gracia le gusta a la gente, nadie va a llamarle iglesia de condenación, claro. Pero gracia porque eso le va a enseñar a la gente que estos son buena gente, puede ir a esa iglesia.

Mire, usted le puede cambiar el nombre que usted quiera, usted puede esconder lo que usted quiera, las almas son salvadas cuando el Espíritu Santo toca el corazón y la gente reacciona positivamente a la obra de Dios. Nuestra parte no es cambiar el Evangelio, nuestra parte no es darle maquillaje y ponerle más desodorante al Evangelio, nuestra parte es predicar la palabra, ser fieles y dejar lo demás al Señor. Porque en última instancia el Señor es quien se encargará de hacer la obra, no nosotros.

Yo no sé qué planes Dios tiene con esta generación. Claro que sí, nosotros queremos ayudar en todo lo posible, mejorar nuestra forma de predicar el Evangelio, proveerle a la gente un ambiente correcto, predicar un Evangelio balanceado, todo lo demás, pero yo sé que en última instancia cuando todo se haya hecho, yo lo único que puedo hacer es descansar y dejar el resultado al Señor. No cambiemos el mensaje. No cambiemos la proclamación de la palabra porque hay procesos y Dios es quien tiene el control absoluto.

Y por eso el leer esta parábola me da paz, me permite predicar el Evangelio con soltura, sin afán, dejando el resultado al Señor. Mi parte, tu parte es proclamar la palabra en toda oportunidad y entonces descansa. No prediques el Evangelio con ansiedad, quieres que esa persona se convierta, y estás allí insistiendo y molestando y llamando por teléfono y entregando tratados y todo eso, no, predica la palabra y entonces deja que el Señor obre.

La gente quiere recibir el mensaje del Evangelio de personas que están confiados en su material. Si tu tienes un vendedor… sabe cuando yo voy a comprar algo lo que más me disgusta es cuando no he pasado por la puerta y ya yo veo que por allá se comienza a mover el vendedor para venir donde mí. Déjeme tranquilo, si yo lo necesito yo lo llamo. Venga, dígame, estoy a sus órdenes acá, cualquier cosa yo voy a estar por allí. Gracias. Ahora déjeme tranquilo que yo sé bien lo que estoy buscando.

Es decir, nosotros tenemos que predicar el Evangelio tranquilamente, con elegancia, con gracia, con confianza. A nadie le gusta un vendedor que desconfía de la mercancía que vende. Y yo creo que esa timidez que tiene tanto evangélico hoy en día en esta nación, queriendo justificarse, que la gente piense que somos buena gente, quitando todos los distintivos del Evangelio, eso es más contraproducente que cualquier otra cosa.

La gente quiere que usted le presente un Evangelio claro, firme, contundente y que usted lo predique con seguridad y eso tiene mucho poder para convencer. No predique el Evangelio con ansiedad, sintiéndose culpable. Hay partes que solo el Señor entiende y en última instancia él está en control.

Note aquí que hay una sola semilla que es predicada. No hay muchas diferentes semillas, una sola semilla. El Evangelio dice es la palabra una vez dada a los santos. Y la iglesia no tiene poder para cambiar la semilla. La semilla siempre es la misma. El Evangelio no cambia, es el mismo mensaje. La diferencia está en la tierra y el contexto. Y esa tierra es la persona, el corazón del individuo, la sensibilidad que recibe el mensaje. El contexto en que se predica la palabra.

Miremos la primera semilla. Esa primera semilla dice aquí que es recibida por una persona, un individuo que simplemente no entiende el carácter sublime o la importancia de vida o muerte del Evangelio. En otra versión de esta parábola que se encuentra en Mateo, el Señor explica eso de que esa primera persona que recibe el Evangelio no entiende el mensaje y por eso el enemigo quita el mensaje de ella.

Entonces esta persona, cuando usted le predica el Evangelio piensa que usted lo que le está predicando es una denominación, una congregación, que lo que usted quiere es su dinero, que ya ha escuchado lo mismo 20 mil veces, que usted es de ese grupo que se aparece por allí, esos evangélicos locos que están en la televisión, etc., no entiende que usted le está presentando la oportunidad de vida eterna, de un marco de referencia para su existencia, de un entendimiento de sus orígenes y todas estas cosas. No es iglesia, no es religión, es la salvación eterna de su alma.

Pero esta gente no entiende el mensaje del Evangelio. Pero se nos dice algo más y es que el diablo es quien quita la semilla de su entendimiento. Como que esta persona no valora, no entiende, su entendimiento está ciego, el enemigo puede entonces arrebatar la semilla del Evangelio. Aquí el Señor sugiere claramente oposición diabólica y demoníaca que yo me alegro que sea él mismo interpretando su propia parábola porque no hay duda de que lo que él quiso decir es que a veces hay interferencia.

Otro de los actores importantes en la proclamación del Evangelio es Satanás. Muchas veces la influencia demoníaca, diabólica impide que mucha gente reciba el Evangelio. ¿Sabía usted que en evangelismo hay guerra espiritual también? Y que el diablo tiene sumo interés en que nadie se convierta al Evangelio.

Búsquese en Segunda de Corintios capítulo 4, en el versículo 3 dice así: “Pero si nuestro Evangelio está aún encubierto entre los que se pierden está encubierto, en los cuales el dios de este siglo – ¿quién es el dios de este siglo? Satanás. Siglo no se refiere a este siglo de 100 años, se refiera a esta edad, esta época, este tiempo, esta dispensación, este sistema humano en el cual estamos involucrados – segó el entendimiento de los incrédulos…”

Es decir, cuando una persona se empecina en no creer es porque esa persona en alguna forma también está siendo afectada por una influencia demoníaca que le impide creer.

“… para que no les resplandezca la luz del Evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. – es interesante el versículo 6 – Porque Dios que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.”

¿Por qué tu llegaste a conocer a Cristo y a aceptar a Cristo? Porque la luz de Dios resplandeció sobre ti. No fue porque tu naturalmente de buena gente que eres decidiste creer en Cristo, Dios te alumbró, te iluminó para que tu pudieras ver. Mientras tanto el enemigo estaba tratando de cegar tu entendimiento para que tu no recibieras la palabra.

Tu tienes que preguntarte ¿habrá una lucha espiritual? ¿Por qué yo no acepto a Cristo? ¿Por qué yo no he entregado mi vida a Jesucristo? ¿Habrá una parte de lucha espiritual? Yo tengo que pedir, Señor, dame entendimiento, abre mis ojos para que yo pueda conocerte.

Entonces, vemos que Satanás muchas veces ciega el entendimiento de la gente para que no les resplandezca la luz del Evangelio. Él viene y quita la semilla, por una parte uno le está predicando el Evangelio y su mente está pensando en otras cosas, o viene una distracción, o viene un problema o lo que sea, y la gente sigue su camino y se olvida de lo que escuchó. Por eso es importante orar por las personas que queremos que conozcan a Jesucristo, para que el Señor quite el velo que cubre su entendimiento y puedan recibir al Señor.

Una iglesia que está buscando ser efectiva evangelísticamente tiene que orar, y por eso es que estos tiempos de oración, yo creo que el Señor soberanamente los ha impuesto sobre nosotros. Yo no me propuse tener tiempos de oración de esta manera insistente, una vez, el viernes, pero los demás es el Señor mismo quien los ha… y por eso es que uno tiene que aprender de las cosas. Dios te va enseñando. Y yo creo que vamos a seguir hasta que el Señor nos dé libertad, vamos a ver cómo. No lo queremos convertir en rutina tampoco pero si una iglesia quiere ser efectiva tiene que orar.

Si tu quieres ser efectivo en tu vida tienes que orar. Si tu quieres que personas conozcan a Cristo ponlas en una lista y ora insistentemente por ellas para que el diablo sea vencido en ellos y ellos puedan recibir neutralmente la palabra de Dios.

Sabe que dice la Biblia que primero hay que atar al hombre fuerte antes de que las personas puedan creer. Mire lo que dice Marcos capítulo 3, versículo 27 – estoy dando material pero usted puede escuchar la grabación después otra vez – dice aquí, “Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte – ¿quién es ese hombre fuerte? Satanás, los espíritus demoníacos – y saquear sus bienes si antes no le ata y entonces podrá saquear su casa.”

Y él está hablando específicamente en el contexto de la predicación del Evangelio y del reino demoníaco que se opone al Reino de Dios. Y primero hay que atar, a veces tenemos que orar en forma de guerra espiritual para que nuestros hijos conozcan al Señor. Y es importante que la gente entienda que hay una pelea por cada alma. Esto no es sencillo, esto no es fácil, hay guerra espiritual detrás bastidores por cada alma. Cada alma que se convierte es un milagro de Dios porque hay poderes que están dedicados a impedir, porque el diablo quiere causarle dolor al Señor en la pérdida de sus hijos. Y tenemos que clamar al Señor y tu mismo ayuda al Señor clamando para que Dios abra tus ojos y tu puedas entender la importancia del Evangelio.

A veces tenemos que despojar al diablo primeramente para que pueda haber una cosecha de almas. Tenemos que orar por esta ciudad de Boston para que el Señor abra el entendimiento de la gente y puedan recibir el Evangelio. Una iglesia que está involucrada en evangelismo tiene que ser fuerte en la oración y en la santidad, de otra manera no puede haber efectividad en la vida cristiana.

Es decir, que la primera semilla el diablo está involucrado en no permitir que prospere. La segunda semilla que cae se nos dice que cayó en pedregales, la porción de la semilla cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra y como no estaba profundamente arraigada no tenía forma de alimentarse ni recibir agua de la humedad que hay debajo de la tierra.

Esta porción de la semilla cae y prematuramente da fruto, o mejor dicho, simplemente brota una matita, pero no se ha tomado tiempo para esa semilla ir hacia abajo, meterse en la tierra, porque ¿qué pasa? Cuando una planta tiene raíces puede beber de la humedad que está debajo de la tierra, puede alimentarse de los nutrientes de la tierra, pero si no tiene raíces hondas se marchita fácilmente. Y paradójicamente hay personas así que creen en Cristo, reciben la palabra, se convierten, usted los ve que comienzan a venir a la iglesia, pero como no tienen buena formación, buena enseñanza, buena raíz, buenos hábitos espirituales, cuando vienen los problemas y las dificultades inmediatamente usted no los vuelve a ver en la iglesia.

Y aquí se desprenden dos o tres cosas bien importantes. Una de las cosas, mis hermanos que han conocido al Señor recientemente, tu que estás joven en la fe, aliméntate espiritualmente, lee la palabra, estudia la palabra, adquiere buenos hábitos devocionales. Por eso nosotros hacemos diferentes cosas. Una de las cosas que ofrecemos es después que la persona se convierte los animamos a tomar 3, 4 clases que ofrecemos siempre para que por lo menos tenga algo de conocimiento de lo que sucedió en su espíritu cuando aceptó a Cristo como Señor y salvador. Y los animamos que adquirir buenos hábitos de oración, lectura de la palabra, congregarse, servir al Señor y otros hábitos devocionales para que puedan ser gente saludable.

Si tu corazón no está educado en la palabra del Señor tu experiencia cristiana va a ser deficiente. Ofrecemos clases de discipulado también, todas estas cosas que ustedes escuchan de talleres y retiros, esto está diseñado para que esa mata, esa semilla que ha caído en la tierra pueda ir hacia abajo. Cultiva tu vida espiritual porque para tu ser una mata que pueda resistir los ataques de la vida es importante que eches raíces. Esta mata como no ha echado raíces es frágil y débil y por eso cuando sale el sol se quema fácilmente y muere. A los nuevos creyentes los animo a tomar la vida cristiana en serio y hacer todo lo posible por madurar en las cosas de la fe.

Ahora, dice que las pureabas, cuando una persona no tiene una vida cristiana sólida está a merced de cualquier prueba que pueda venir. Es como un bebé. Sabe que los bebés son frágiles y cualquier resfriado se puede convertir en una pulmonía, cualquier caída puede afectar su cerebro en una manera terminante, y por eso los bebés nosotros los cuidamos tanto y les damos tanto mantenimiento porque cualquier prueba, es decir, cualquier trauma sobre su sistema puede ser fatal o muy dañino.

Y cuando la gente está en esa parte inicial de la vida cristiana pueden venir pruebas. Dice que cuando viene la prueba se aparta del Evangelio. Y uno puede pensar, bueno, nosotros sabemos lo que son pruebas, pero hay dos tipos de pruebas que yo quiero decirles a ustedes que es muy importante que tengamos siempre en consideración. ¿Sabe cuál es la primera prueba que experimentan los nuevos creyentes? A veces es aquí en la iglesia. Una de las pruebas más peligrosas, irónicamente, es la misma vida de la iglesia para los nuevos creyentes.

En la iglesia hay mucha gente imperfecta, todavía están en formación y algunos no son muy maduros y cuando la gente recibe a Jesucristo y viene a la iglesia piensa que todos son unos santitos, que todo el mundo está santificado, que todo el mundo es un dechado de virtudes y cuando se dan cuenta que no es así, se escandalizan y cuando surge la persona chismosa, la persona que lo mira mal, la persona que lo critica, cuando ve a 2 cristianos que ella suponía que eran muy maduros peleándose uno con el otro, cuando ven que la iglesia está hecha de gente también enferma, que necesitan gracia del Señor, echan un pie y se van. Y el diablo a veces usa a los hermanitos dentro de la misma iglesia para hacer daño a los demás.

Y por eso yo digo, hermanos, que la iglesia tiene que ser un lugar donde los pequeñitos puedan encontrar un buen ambiente para educarse. Tenga cuidado, yo no tengo ya tolerancia para la gente chismosa en la iglesia, hermanos, cero tolerancia. Repréndelo en el en el nombre de Jesucristo toda murmuración, todo chisme, toda carnalidad en el en el nombre de Jesús. Si usted ve una persona chismosa denúnciemela que yo me voy a encargar de ella. Ahora no vengan todos al final del servicio, pero sinceramente, hermanos, eso me duele en el corazón, porque esa es una prueba diseñada por el diablo para escandalizar a los pequeñitos.

Y la Biblia dice bien claro, mira, mejor sería que te ates una piedra de molino y te tires al fondo del mar antes que escandalizar a uno de los pequeñitos. Y a veces nos escandalizamos unos a otros, hermanos. Yo creo que hay tantas pruebas que vienen. Mire, a veces usted dónde encuentra la mayor tentación? Dentro de la iglesia no allá afuera.

Yo les digo a mis hermanas, lo voy a repetir por integridad. Mis hermanas, ¿sabe una de las cosas que yo amo de la iglesia católica en sus mejores tiempos? Era cuando esas hermanas se vestían como para ir a la iglesia. Yo entiendo bien que… pero yo creo que la iglesia debe ser un lugar donde los hombres no tengamos distracciones innecesarias. Amén. Hermanas, por favor, entienda bien lo que les quiero decir. Yo no me considero un santurrón porque ni que quisiera serlo lo podría ser, es más, pero hermanas, este es lugar donde ustedes y los hombres también les digo lo mismo, si por casualidad Dios les ha dado un cuerpo que provoque malos pensamientos también, vístase como debe.

Yo creo que el cristiano debe vestirse de una forma apropiada pero por lo menos para venir a la casa del Señor. Es tan lindo cuando yo veo a mis hermanas que se visten con esa delicadeza, con esa consideración de que están en la casa de Dios. Eso es como que me hace sentir a mí bendecido. Allá afuera usted haga lo que quiera pero le suplico, y eso yo creo que va a ser de bendición para usted, le prometo, porque eso es un mensaje que usted le envía a su espíritu.

Yo quiero que usted haga lo que usted quiera con eso. Pero les hablo con mi corazón pastoral aquí en la mano, con todo el amor. No estoy hablando de que usted se compre un saco de harina y se lo ponga tipo musulmana con los [inaudible] solamente ahí, no, usted puede vestirse bien, pero órele al Señor, pregúntele al Señor acerca de eso. Eso es todo. Porque muchas veces eso es piedra de tropiezo, escandaliza a algunos hermanos y otros hermanitos que la carne está todavía fresquecita y nueva, y si usted juega un papel público en alguna manera, pregúntese, ¿estoy yo desempeñando mi tarea en una forma inspiradora en vez de tentadora? ¿Entienden lo que quiero decir? al buen entendedor pocas palabras bastan.

Porque es que la iglesia puede ser un lugar de problemas, puede ser un lugar de tentación y de complejidad y de complicaciones innecesarias. Y eso es todo, y tenemos que tener cuidado… cuidarnos unos a otros, tener misericordia unos de otros. La iglesia puede ser un lugar… y las pruebas pueden venir en otras maneras también, pueden venir a través de los sufrimientos.

Sabe que muchas veces cuando comenzamos a servir al Señor vienen los ataques del diablo a nuestra vida también y el diablo quiere ver si nosotros nos mandamos a huir porque vienen los problemas y las pruebas, las dificultades. Lo que tu tienes que hacer es resistir en el nombre del Señor. Párate firme, entiende y discierne que el diablo a veces quiere destruir tu vida y la Biblia dice que simplemente resistamos al diablo y él huirá de nosotros.

No te dejes escandalizar porque el domingo siguiente después de convertirte el carro se te dañó, o que el IRS te escribió una carta que hay un dinero ahí que hace 4 años que tu le debías y ahora lo sabes. Resiste, se fiel hasta la muerte. Dios te dará la corona de la vida.

El Evangelio es para los decididos, los fuertes y dice que es preciso que a veces a través de muchas pruebas y dificultades lleguemos al reino de los cielos. Pero yo te puedo prometer una cosa, es que en el nombre de Jesucristo si tu te mantienes firme, Dios te dará victoria en todas tus tribulaciones y Dios usará todas tus dolencias, todas tus pruebas para hacer un hombre, una mujer poderosa de Dios y un cristiano más efectivo.

El cristiano coge los lanzamientos del diablo y se los batea de jonrón ciento por ciento de las veces. Las pruebas, no permitas… echa tu raíz honda en una vida devocional, las prácticas de la vida devocional cristiana, congrégate, sirve, pégate a dos o tres personas maduras en la fe, lee la palabra, y el Señor te dará la corona de la vida.

La tercera semilla es la que cae entre espinos, que entonces crecen alrededor de la semilla, la ahogan y la dejan sin fruto. ¿A qué equivale esto? El Señor lo explica en el versículo 19, él dice que los afanes de este siglo, el engaño de la riqueza y la codicia de otras cosas – usted escriba ahí lo que usted quiera – entran y ahogan la palabra y esta se hace infructuosa, es decir, no da fruto.

Esos espinos son los afanes de la vida, la vanidad del mundo, el engaño de la riqueza, la codicia, la sensualidad. Es uno de los grandes obstáculos. Yo creo que es el número 1 en la lista de la gente cuando quiere entrar a los caminos del Señor.

Por ejemplo, la Biblia relata acerca del joven rico, vino ante el Señor con gran ansiedad, Señor, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? Y el Señor al final le dice, “Mira, toma tu dinero, dalo a los pobres, distribúyelo y entonces ven y sígueme.” ¿Qué dice la Biblia? El hombre se fue triste porque tenía mucho dinero, mucha fama, mucha influencia social y el Señor dijo, guau, qué difícil es para los ricos entrar en el reino de los cielos.

Y ¿sabes qué? Usted no tiene que ser rico en dinero para tener dificultad de entrar en el Reino de Dios, a veces usted puede ser rico en apariencia, rico en amistad, rico en profesión, rico en influencia social, rico en prestigio, rico en juventud, rico en vitalidad y salud, y esas cosas usted tiene que estar dispuesto a todo entregárselo al Señor para que el Señor haga su obra en su vida.

Si usted ama cualquier cosa de este mundo más que a Cristo usted no merece ser un discípulo del Señor. Hay que despreciar nuestra vida hasta la muerte, dice la palabra. Y mucha gente cuando recibe la predicación les gusta el Evangelio pero cuando se ponen a contar el costo y se dan cuenta que esta práctica yo les robo a los clientes, yo les vendo carros que no sirven y les digo que son el mejor carro que se han comprado en su vida. Este joven con quien yo salgo y tengo una relación ilícita lo voy a tener que dejar por el Evangelio. Este hábito, esta boca, esta influencia social, me van a decir que soy un evangélico fanático, voy a perder prestigio, me van a decir que soy un santurrón, que soy un fariseo, que por qué yo rechazo a la gente, etc. y hay una cantidad de cosas que son obstáculos para que la gente entre al conocimiento de Jesucristo.

Y mucha gente como este joven rico dice, sabes qué, no esto no es para mí. Aman más la opinión de la gente y dicen no, no lo quiero. Mucha gente hace este tipo de transacción mental y se engañan pensando que como que Dios no se dio cuenta. Pero ¿sabes qué? Siempre que usted dice no al Evangelio ese es un no activo y hay como una cámara que retrata el momento en que usted dijo no al Evangelio. Y un día nosotros tenemos que dar cuenta, cuando vengamos ante el trono de Dios, dice la Biblia, cada uno tendrá que dar cuenta de sus decisiones. Y Dios te va a preguntar ¿por qué tu amaste más al mundo que a mí? Y tenemos que poder dar una respuesta.

Ojalá que nosotros a tiempo podamos decir, no, Señor, te entrego lo que tu quieras. Yo amo más la vida eterna que cualquier cosa de este mundo. Pero nosotros tenemos que predicarle a la gente simplemente, predicamos y cada uno tiene que hacer su decisión según la semilla que es.

Y eso me lleva a la última semilla, dice la Biblia que la cuarta porción de semilla cayó en buena tierra y nos dice la parábola que esta persona es la persona que oye el Evangelio, lo entiende, lo recibe y da fruto a diferentes niveles, a diferentes capacidades. No todo el mundo va a ser un Billy Graham que le habrá predicado a millones de personas, pero cuando tu entres al Evangelio Dios te llama para que lo sirvas, para que prosperes, para que des fruto, para que crezcas, para que hagas algo positivo y para que ayudes a otros a conocer a Jesucristo.

Dios tiene un plan para tu vida. ¿Qué tipo de tierra eres tu? De esas 4 porciones que hay allí, ¿a cuál de ellas perteneces tu? Quiera el Señor que tu seas como esa buena tierra.