Me deleito en hacer Tu voluntad, Dios mío; Tu ley está dentro de mi corazón. Salmos 40:8
Jesús respondió: "Mi reino no es de este mundo." Juan 18:36
Dios habla sobre sobre el Reino: El mundo es un reino antagónico a nuestro Padre celestial que se rige por los deseos de la carne y la vanagloria de la vida. Existe a nuestro alrededor un reino sin rey, con su propia cultura, cosmovisión y estilos de vida que camina en dirección opuesta a la gloria de Él.
Necesitamos sabiduría divina para entender definitivamente el evangelio del Reino y vivir enfocados en él dispuestos a todo. ¿Por qué? Alguien lo resumió de una manera genial… una cosa es recibir la salvación y otra vivir la salvación. Una cosa es recibir al Señor y otra seguirlo. Una cosa es tener el regalo de la vida eterna y otra usar el regalo de la vida eterna. Una cosa es celebrar la salvación y otra dar frutos en la salvación. Una cosa es nacer a una nueva vida y otra cosa es vivir la nueva vida.
El Reino y su evangelio es una moneda de una sola cara. El tiempo de “…ahora cierra los ojos, inclina tu rostro y repite esta oración después de mí” va dando paso a una proclamación más comprometida, más sufrida, menos edulcorada y definitivamente más testimonial y más bíblica. Un evangelio que tenga como espejo la cruz y no la prosperidad y las promesas falsas que quieren ofrecernos como garantía de una salvación que nada podemos hacer para ganarla, sino recibirla por gracia.
Si queremos conocer la voluntad de nuestro Padre, habrá que hacer sacrificios, someternos a Él, caminar con Él a espalda de las promesas de este mundo, de este siglo. No podemos conformarnos a este siglo, ni al próximo. El reino se ha acercado, pero aún no está consumado.
Faustino J. Zamora