pastora susan combs

Salir de la cueva

Transcripción

Por favor, acompáñenme en esta mañana a Primera de Reyes 18. En esta historia Elías retó a los profetas de Baal. Seguramente se acuerdan de la historia. Israel andaba, el pueblo de Dios andaba muy lejos de los caminos del Señor, se habían ido tras los baales, estaban siguiendo los dioses del Rey Acab y de Jesabel. Y él entonces hace una competencia, él lanza un reto a los profetas de Baal y él dice ahora vamos a ver quién es el verdadero Dios. Él dice, ustedes hacer un altar para Baal y clamar a Baal y pedirle mandar fuego sobre su altar, y yo haré un altar para Jehová y clamaré a Jehová y le pediré mandar fuego. Y entonces así se hace y los profetas de Baal hacen su altar y pasan, dice la palabra, toda la mañana y hasta la tarde clamando a Baal para que mande fuego. Y Elías empieza como a fregarlos, como a decirles, “Griten más duro, tal vez está dormido.”

Entonces él dice, “Ya es mi turno.” Y entonces él manda a construir el altar, construye el altar de Jehová y entonces él clama al Señor. Y vamos a leer ahora de Primera Reyes 18, del 36 al 40.

“…Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo, “Jehová, Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tu eres Dios en Israel y que yo soy tu siervo y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme para que conozca este pueblo que tu, oh Jehová, eres el Dios y que tu vuelves a ti el corazón de ellos.” Entonces, cayó fuego de Jehová y consumió el holocausto, la leña, las piedra y el polvo y aún lamió el agua que estaba en la zanja. Viéndolo todo el pueblo se postraron y dijeron, “Jehová es el Dios, Jehová es el Dios.” Entonces, Elías les dijo, “Prended a los profetas de Baal para que no escape ninguno,” y ellos los prendieron y los llevó Elías al arroyo de Cisón y allí los degolló.”

En este pasaje vemos el anhelo de Elías y el propósito con el cual el había hecho esto. Él está clamando por un avivamiento nacional. ¿Cuántos aquí quieren ver un avivamiento nacional? Como el pastor Roberto estaba diciendo en esta mañana. Queremos ver un avivamiento nacional.

Entonces él dice esto, “que sea hoy manifiesto que tu eres Dios en Israel y que yo soy tu siervo y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas para que conozca este pueblo que tu, oh Jehová, eres el Dios y que tu vuelves a ti el corazón de ellos.” Para que la nación sepa quién es Dios, para que la nación vea quién es Dios.

Y el Señor respondió y no de cualquier manera. Él mandó un fuego tan fuerte que consumió el buey, la leña, hasta el agua en la zanja estaba ardiendo con el fuego que él mandó. Él hizo exactamente lo que Elías le había pedido. Y ahora la escena está puesta para un avivamiento nacional. Y ahora Dios hace otro milagro:

“…Entonces Elías dijo a Acab; sube, come y bebe, porque una lluvia grande se oye. Acab subió a comer y a beber y Elías subió a la cumbre del Carmelo y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas y dijo a su criado, “Sube ahora y mira hacia el mar.” Y él subió y miró y dijo: “No hay nada.” Y él le volvió a decir, “Vuelve 7 veces.” A la séptima vez dijo, “Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre que sube del mar.” Y él dijo, “Ve, y di a Acab, “Unce tu carro y desciende para que la lluvia no te ataje.” Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento y hubo una gran lluvia. Y subiendo Acab, vino a Jezreel.”

Aquí vemos el gran hombre de Dios, un hombre de fe, un hombre que no se movía sin consultarle al Señor, un hombre íntegro, un hombre que amaba al Señor con todo el corazón. Y él allí ora dos veces y el Señor hace dos milagros grandes. Primero el fuego y después ya la lluvia, después de 3 años y medio que no había llovido.

Pero ahora vamos a ver su lado humano. Ahora en el versículo 46, si podemos leer esto en voz alta, al mismo en español e inglés.

“…Y la mano de Jehová estuvo sobre Elías, el cual ciñó sus lomos y corrió delante de Acab hasta llegar a Jezreel.”

¿Qué hacía un profeta santo corriendo con un rey pagano y perverso? ¿Por qué se unió con Acab? Cuando nosotros miramos las vidas de los profetas yo no sé por qué en este tiempo todo el mundo quiere ser o Apóstol o profeta. Porque cuando miramos a las vidas de los verdaderos Apóstoles y verdaderos profetas, les costó, no les fue muy fácil. Elías vivía largos tiempos totalmente aislado. Vemos a Elías vez tras vez en el desierto, allí totalmente solo, alimentado por los cuervos. Y él tenía una relación preciosa con Dios pero yo creo que le hacía falta la relación humana también. Y tal vez le hacía falta también la aprobación de seres humanos.

Y aquí él no consultó con el Señor antes de correr. Cuando tu miras la vida de Elías él siempre preguntaba, él siempre esperaba dirección de parte del cielo, y cuando el Señor le hablaba entonces él actuaba. Pero aquí no. y yo pienso conociendo la naturaleza humana que tal vez él pensaba que ahora sí lo iban a aprobar. Había caído fuego impresionante. Había caído agua después de 3 años y medio. Impresionante. Y tal vez él pensaba, ahora sí van a tener que aceptarme. Entonces, él va corriendo con Acab hasta llegar a la ciudad, pero la recepción no es nada buena allí.

Vamos a leer el 19, versículos 1 y 2.

“Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho y de cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces, envió Jezabel a Elías un mensajero diciendo, “Así me hagan los dioses, y aún me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos.”

Ahora él está en una posición difícil pero no imposible. Acaba de ver caer fuego del cielo, acaba de ver caer lluvia del cielo, Jezabel lo amenaza, ¿cómo reaccionará nuestro héroe de la fe? Versículo 3 todos juntos en español y en inglés también.

“…Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado.”

¿Y el avivamiento? ¿Y qué del sitio que Dios había hecho para él? ¿El puesto que Dios le había asignado? Si nos podemos poner en los zapatos del pueblo de Israel en ese momento, mirando la escena y este héroe de la fe clama y cae fuego y después clama y cae lluvia, y el pueblo está gritando, “Es el verdadero Dios.” Dice allí que es el verdadero Dios.

Y de repente el gran héroe de la fe se levanta y sale corriendo. El Señor nos ha asignado entornos en esta vida, él nos ha dado posiciones, nos ha puesto en ciertos lugares. Y el propósito de tu presencia en ese lugar es dar luz, pero no siempre son fáciles esos lugares y muchas veces quisiéramos ser como Elías y salir corriendo.

¿Cuántos están en un trabajo difícil? ¿Cuántos están trabajando en el mundo secular, rodeados de oscuridad? ¿Cuántos están estudiando en lugares donde hay mucha oscuridad espiritual? ¿Cuántos están en familias donde honestamente de vez en cuando tu quisieras salir corriendo? Nos puede pasar. ¿Cómo vamos a reaccionar? ¿Para cuántos el Señor ha hecho grandes milagros? Para él también, pero él se olvidó del fuego y del agua. Con las palabras de Jezabel se le fue toda la victoria. Frente al reto grande él no tenía temor pero frente al reto pequeño se derrumba.

¿Cuántos aquí dirían honestamente, fuera todo espíritu de religiosidad, cuántos dirían, eso me pasa a mí también? Y él sale corriendo. Entonces versículo 4.

“…Y él se fue por el desierto un día de camino y vino y se sentó debajo de un enebro, y deseando morirse dijo, “Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.”

Él realmente no quería morir porque de haber querido morir se queda allí y Jezabel le hace el favor con mucho gusto. Él estaba descontrolado emocionalmente. Pero yo creo que aquí él ya había caído en cuenta de la gravedad de su error, porque él había abandonado una posición que Dios quería usar para traer avivamiento nacional. Y por eso él dice, “Basta, Señor, yo no soy mejor que mis padres. Quiero morir, Señor.”

Estaba quebrantado. Estar quebrantado es una buena posición porque cuando estamos quebrantados el Señor viene y nos levanta y nos ministra. Entonces él allí está y él dice esto al Señor, entonces versículos 5 al 7.

“…Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó y le dijo, “Levántate, come.” Entonces él miro y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas y una vasija de agua, y comió y bebió y volvió a dormirse. Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó diciéndole: “Levántate y come, porque largo camino te resta.”

Ahora aquí está Elías, le ha fallado en grande al Señor. Y el Señor viene y no lo regaña, el trato de Dios con Elías en este pasaje a mí me quebranta el corazón, viendo su ternura. Una falla grande de abandonar su puesto y ahora el Señor lo pone por versículos a dormir y a comer y manda un ángel para alimentarlo. Y él allí cuida de él físicamente, él estaba agotado. Había corrido a través del desierto en su propia fuerza, estaba agotado emocionalmente y físicamente.

A veces cuando nosotros estamos agotados empezamos a reprender demonios de cansancio. O yo soy la única aquí, alguien más ha cometido ese error? Que no les vaya a pasar lo que me pasó a mí. En mi apartamento hace unos años teníamos un piano muy antiguo y yo estaba sentada en la mesa del comedor, más o menos a 2 metros del piano y yo estaba sola en casa, y el piano empezó a sonar y yo mirando el piano y el piano sonando. Entonces yo pensé, ese es un demonio que me quiere asustar pero yo no me voy a dejar asustar, lo voy a ignorar. Seguí estudiando, seguí preparando y entonces el piano siguió sonando y me cansé y me paré ya para reprender ese demonio toca piano, pero antes de reprenderlo se me ocurrió abrir la tapa del piano, había un ratoncito de este tamaño. Estaba comiendo la felpa y jalaba y sonaba la tecla. Yo estaba por reprender un demonio y era un ratón en avivamiento alabando a Dios con el piano. Dile a alguien a tu lado, Ojo, hay demonios pero no todo es demonio.

Entonces, el Señor aquí de manera muy linda le ministra físicamente. Dile a alguien a tu lado, tenemos que cuidar de este templo. Ahora versículo 8:

“…Se levantó pues y comió y bebió, y fortalecido con aquella comida caminó 40 días y 40 noches hasta Horeb, el monte de Dios.”

Esa sí era una comida que nutría. 40 días y 40 noches y allí dice el versículo 9:

“…Y allí se metió en una cueva donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo, “¿Qué haces aquí, Elías?”

Y cuando él responde, pareciera que hubiera pasado los 40 días y 40 noches caminando, memorizando una respuesta religiosa. Debajo del enebro él estaba quebrantado, reconocía su error, pero ahora ha preparado una defensa ante Dios. El versículo 10 demuestra esto.

“…Él respondió, “He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas y solo yo he quedado y me buscan para quitarme la vida.”

El Señor le dice, ¿qué haces aquí, Elías? Y él dice, “Es culpa de ellos, Señor. Yo no he fallado, todos los demás han fallado.” ¿Cuántos aquí tienen un tendencia y pueden reconocer lo de echar la culpa a otras personas? Estoy con mi mano levantada, ¿hay alguien más aquí? honestidad en esta mañana.

Entonces, él le echa la culpa a los demás, está metido en la cueva con una mentalidad de víctima. Yo soy la víctima de los demás. Si nosotros seguimos con mentalidad de víctima nunca nos vamos a levantar a salir adelante. El Señor le pregunta ¿qué haces aquí, Elías? Y él dice, “No es mi culpa, es culpa de los demás.” Si él tan solo hubiera dicho, “Señor, he fallado. Señor, soy culpable. Señor, corrí por miedo, me asusté aún después de verte mandar fuego y lluvia, me asusté y abandoné el puesto que me había asignado.” Y yo creo que el Señor hubiera movido el cielo y la tierra para volver a ponerlo en este puesto y la historia de Israel hubiera sido diferente. Pero él no hizo eso, él dijo, culpa de ellos y yo soy inocente.

Cuidado. Hay una tendencia en nosotros de meternos en la cueva, de meternos en el desánimo, de meternos en la depresión pensando que somos víctimas de los demás. Pero la palabra dice que somos más que vencedores en Cristo Jesús. Necesitamos romper esa mentalidad de la cueva. Necesitamos ser honestos delante de Dios y delante de los demás, poder bajar la máscara, poder quitar la máscara de religiosidad, de que soy perfecto y tengo todas las respuestas. Dile a alguien a tu lado, yo a veces fallo. Dice, yo a veces cometo errores. Dile a alguien a tu lado, yo no soy perfecto. Y si estás con algún familiar aún mejor. Es más, dile a veces yo no soy fácil. Y ahora dile, es más, a veces yo soy difícil. ¿Para cuántos eso es verdad? Bienvenidos a mi club. El Señor nos está cambiando.

El Señor le pregunta ¿qué haces aquí? y él responde con esta, que pareciera una respuesta memorizada, porque de hecho, la repite otra vez más adelante. Y entonces el versículo 11.

“…Él le dijo, “Sal fuera y ponto en el monte delante de Jehová.” Y he aquí Jehová que pasaba y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová, pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento, un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego, pero Jehová no estaba en el fuego.”

Tres manifestaciones muy fuertes: un poderoso viento, un terremoto y un fuego., pero Jehová no estaba en ninguna de esas manifestaciones. En otras partes de la palabra el sí se manifiesta con exactamente esas 3 manifestaciones. Poderoso viento, Hechos 2. Terremoto, Ezequiel 37 y Hechos 4. Y un fuego en el capítulo anterior. Pero en esta ocasión cuando Elías estaba tan mal emocionalmente, el Señor no le habló en voz fuerte. Dice la palabra:

“… Y tras el fuego un silbo apacible y delicado.”

Elías fue llamado por Dios de esa manera. Él no habló en voz fuerte, él hizo lo siguiente: Elías! (silbando) él lo llamó con ternura. Lo llamó con voz suave porque él amaba Elías, porque él quería restaurar a Elías. Era una situación para que él pudiera estar muy bravo con Elías pero no.

Y si tu le has fallado al Señor y has tenido temor de acercarte a él, él te llama en esta mañana. Sal de la cueva. Te llama con ternura. Te llama con ternura. Y puede que le hallas fallado bastante pero él quiere restaurarte, quiere levantarte.

“…Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz diciendo, “¿Qué haces aquí, Elías?” Él respondió, “He sentido un vivo celo…” – la misma respuesta religiosa.

Él no se quebrantó con la ternura del Señor. ¿Cómo respondemos tu y yo a la ternura de nuestro Dios? ¿Cómo es tu relación con el Señor? La relación con el Señor debería ser algo maravilloso en la vida de cada quien, que nos despertamos cada mañana anhelando ese día con él, que nos quedemos dormidos sintiendo la presencia de su amor sobre nosotros.

Él quiere una relación tan estrecha, tan cercana contigo. Eso es el anhelo de Dios para ti. Y tantas veces nosotros colocamos allí barreras religiosas, en lugar de bajar las barreras que hemos puesto en el corazón para decirle, “Sí, Señor, así soy yo. He fallado. Ten misericordia. Perdóname.”

Dios tiene propósitos grandes para cada quien en este lugar. Él anhela tenerte en ese lugar que él te puede ministrar directamente sin ninguna barrera, porque su amor por ti no se puede expresar en palabras ni con español e inglés combinado. No se puede. Es demasiado grande su amor.

Y en esta mañana quiero orar por varias cosas. Primero, si tu le has fallado al Señor, te metiste en la cueva y has estado echando culpa sobre otros, y tal vez lo que pasó, pasó hace tiempo, pero tu recuerdas lo que pasó y otra vez das la vuelta de quién tenía la culpa. Te has hecho la víctima, te sientes víctima. Y si hoy tu quieres salir de ese lugar, por favor ponte de pie allí donde estás porque Dios quiere hacer algo en tu vida.

Y si tiendes a echar la culpa a los demás y quieres decirle, “Señor, yo quiero reconocer mis errores delante de ti y delante de los demás. Quiero ser valiente para enfrentar mis errores. Ponte de pie, por favor, y levante sus manos. Esta es una decisión tuya, solo tu puedes hacer esto. Este cambio no puede venir por la oración de alguien más, es una decisión tuya. No voy a seguir así.

Levanta tus manos y reconoce delante de Dios en tus propias palabras, hable con él suavemente, cuéntale, mira honestamente tu culpa y pídele perdón. Y pídele perdón por haber echado la culpa a otras personas. Y ahora dile, Señor, quiero cambiar hoy. dilo en voz alta, por favor. Dile, yo renuncio a la tendencia de echar la culpa a los demás. Ayúdame a ser transparente, a ser honesto, a tomar responsabilidad de mis propias decisiones y mis propias acciones. Perdóname, Dios. Cámbiame, Dios. Yo soy más que vencedora en Cristo Jesús y todo lo puedo en Cristo Jesús quien me fortalece. Yo no soy víctima de nadie. Yo soy miembro del Reino de Dios, yo soy hijo o hija de Dios. Oh, gracias Señor. Gracias Señor.

Gente Dios. Y quiero orar por una cosa más. El llamado de Dios no se cumple automáticamente, requiere de nuestra participación, requiere de nuestro sí rotundo. Elías dejó el llamado de Dios para ese avivamiento y salió corriendo. Y si tu estás en una posición difícil, sea un matrimonio, sea un trabajo, sea estudio, y Dios no te ha dicho salir de allí pero vez tras vez hay un deseo en tu corazón de dejar todo tirado, y en esta mañana tu quieres decirle, Señor, yo quiero ser valiente, quiero permanecer hasta que tu me digas que salga.

Quiero que puedas cumplir tus propósitos en ese lugar a través de mi vida, y si en esta mañana tu quieres decirle, sí Señor, úsame allí hasta cuando tu sepas. Levanta tus manos, por favor, y dile al Señor, Señor, yo tomo la decisión en esta mañana de ser valiente, de permanecer en un lugar difícil. No quiero salir corriendo, ayúdame, Dios. Fortaléceme, Dios. Señor, dame de tu espíritu, dame de tu palabra, Señor, por favor minístrame en ese lugar. Prepárame para conquistar ese terreno en tu nombre, en el nombre de Jesús. Amén.

Salir de la cueva

Transcripción

Por favor, acompáñenme en esta mañana a Primera de Reyes 18. En esta historia Elías retó a los profetas de Baal. Seguramente se acuerdan de la historia. Israel andaba, el pueblo de Dios andaba muy lejos de los caminos del Señor, se habían ido tras los baales, estaban siguiendo los dioses del Rey Acab y de Jesabel. Y él entonces hace una competencia, él lanza un reto a los profetas de Baal y él dice ahora vamos a ver quién es el verdadero Dios. Él dice, ustedes hacer un altar para Baal y clamar a Baal y pedirle mandar fuego sobre su altar, y yo haré un altar para Jehová y clamaré a Jehová y le pediré mandar fuego. Y entonces así se hace y los profetas de Baal hacen su altar y pasan, dice la palabra, toda la mañana y hasta la tarde clamando a Baal para que mande fuego. Y Elías empieza como a fregarlos, como a decirles, “Griten más duro, tal vez está dormido.”

Entonces él dice, “Ya es mi turno.” Y entonces él manda a construir el altar, construye el altar de Jehová y entonces él clama al Señor. Y vamos a leer ahora de Primera Reyes 18, del 36 al 40.

“…Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo, “Jehová, Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tu eres Dios en Israel y que yo soy tu siervo y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme para que conozca este pueblo que tu, oh Jehová, eres el Dios y que tu vuelves a ti el corazón de ellos.” Entonces, cayó fuego de Jehová y consumió el holocausto, la leña, las piedra y el polvo y aún lamió el agua que estaba en la zanja. Viéndolo todo el pueblo se postraron y dijeron, “Jehová es el Dios, Jehová es el Dios.” Entonces, Elías les dijo, “Prended a los profetas de Baal para que no escape ninguno,” y ellos los prendieron y los llevó Elías al arroyo de Cisón y allí los degolló.”

En este pasaje vemos el anhelo de Elías y el propósito con el cual el había hecho esto. Él está clamando por un avivamiento nacional. ¿Cuántos aquí quieren ver un avivamiento nacional? Como el pastor Roberto estaba diciendo en esta mañana. Queremos ver un avivamiento nacional.

Entonces él dice esto, “que sea hoy manifiesto que tu eres Dios en Israel y que yo soy tu siervo y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas para que conozca este pueblo que tu, oh Jehová, eres el Dios y que tu vuelves a ti el corazón de ellos.” Para que la nación sepa quién es Dios, para que la nación vea quién es Dios.

Y el Señor respondió y no de cualquier manera. Él mandó un fuego tan fuerte que consumió el buey, la leña, hasta el agua en la zanja estaba ardiendo con el fuego que él mandó. Él hizo exactamente lo que Elías le había pedido. Y ahora la escena está puesta para un avivamiento nacional. Y ahora Dios hace otro milagro:

“…Entonces Elías dijo a Acab; sube, come y bebe, porque una lluvia grande se oye. Acab subió a comer y a beber y Elías subió a la cumbre del Carmelo y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas y dijo a su criado, “Sube ahora y mira hacia el mar.” Y él subió y miró y dijo: “No hay nada.” Y él le volvió a decir, “Vuelve 7 veces.” A la séptima vez dijo, “Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre que sube del mar.” Y él dijo, “Ve, y di a Acab, “Unce tu carro y desciende para que la lluvia no te ataje.” Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento y hubo una gran lluvia. Y subiendo Acab, vino a Jezreel.”

Aquí vemos el gran hombre de Dios, un hombre de fe, un hombre que no se movía sin consultarle al Señor, un hombre íntegro, un hombre que amaba al Señor con todo el corazón. Y él allí ora dos veces y el Señor hace dos milagros grandes. Primero el fuego y después ya la lluvia, después de 3 años y medio que no había llovido.

Pero ahora vamos a ver su lado humano. Ahora en el versículo 46, si podemos leer esto en voz alta, al mismo en español e inglés.

“…Y la mano de Jehová estuvo sobre Elías, el cual ciñó sus lomos y corrió delante de Acab hasta llegar a Jezreel.”

¿Qué hacía un profeta santo corriendo con un rey pagano y perverso? ¿Por qué se unió con Acab? Cuando nosotros miramos las vidas de los profetas yo no sé por qué en este tiempo todo el mundo quiere ser o Apóstol o profeta. Porque cuando miramos a las vidas de los verdaderos Apóstoles y verdaderos profetas, les costó, no les fue muy fácil. Elías vivía largos tiempos totalmente aislado. Vemos a Elías vez tras vez en el desierto, allí totalmente solo, alimentado por los cuervos. Y él tenía una relación preciosa con Dios pero yo creo que le hacía falta la relación humana también. Y tal vez le hacía falta también la aprobación de seres humanos.

Y aquí él no consultó con el Señor antes de correr. Cuando tu miras la vida de Elías él siempre preguntaba, él siempre esperaba dirección de parte del cielo, y cuando el Señor le hablaba entonces él actuaba. Pero aquí no. y yo pienso conociendo la naturaleza humana que tal vez él pensaba que ahora sí lo iban a aprobar. Había caído fuego impresionante. Había caído agua después de 3 años y medio. Impresionante. Y tal vez él pensaba, ahora sí van a tener que aceptarme. Entonces, él va corriendo con Acab hasta llegar a la ciudad, pero la recepción no es nada buena allí.

Vamos a leer el 19, versículos 1 y 2.

“Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho y de cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces, envió Jezabel a Elías un mensajero diciendo, “Así me hagan los dioses, y aún me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos.”

Ahora él está en una posición difícil pero no imposible. Acaba de ver caer fuego del cielo, acaba de ver caer lluvia del cielo, Jezabel lo amenaza, ¿cómo reaccionará nuestro héroe de la fe? Versículo 3 todos juntos en español y en inglés también.

“…Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado.”

¿Y el avivamiento? ¿Y qué del sitio que Dios había hecho para él? ¿El puesto que Dios le había asignado? Si nos podemos poner en los zapatos del pueblo de Israel en ese momento, mirando la escena y este héroe de la fe clama y cae fuego y después clama y cae lluvia, y el pueblo está gritando, “Es el verdadero Dios.” Dice allí que es el verdadero Dios.

Y de repente el gran héroe de la fe se levanta y sale corriendo. El Señor nos ha asignado entornos en esta vida, él nos ha dado posiciones, nos ha puesto en ciertos lugares. Y el propósito de tu presencia en ese lugar es dar luz, pero no siempre son fáciles esos lugares y muchas veces quisiéramos ser como Elías y salir corriendo.

¿Cuántos están en un trabajo difícil? ¿Cuántos están trabajando en el mundo secular, rodeados de oscuridad? ¿Cuántos están estudiando en lugares donde hay mucha oscuridad espiritual? ¿Cuántos están en familias donde honestamente de vez en cuando tu quisieras salir corriendo? Nos puede pasar. ¿Cómo vamos a reaccionar? ¿Para cuántos el Señor ha hecho grandes milagros? Para él también, pero él se olvidó del fuego y del agua. Con las palabras de Jezabel se le fue toda la victoria. Frente al reto grande él no tenía temor pero frente al reto pequeño se derrumba.

¿Cuántos aquí dirían honestamente, fuera todo espíritu de religiosidad, cuántos dirían, eso me pasa a mí también? Y él sale corriendo. Entonces versículo 4.

“…Y él se fue por el desierto un día de camino y vino y se sentó debajo de un enebro, y deseando morirse dijo, “Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.”

Él realmente no quería morir porque de haber querido morir se queda allí y Jezabel le hace el favor con mucho gusto. Él estaba descontrolado emocionalmente. Pero yo creo que aquí él ya había caído en cuenta de la gravedad de su error, porque él había abandonado una posición que Dios quería usar para traer avivamiento nacional. Y por eso él dice, “Basta, Señor, yo no soy mejor que mis padres. Quiero morir, Señor.”

Estaba quebrantado. Estar quebrantado es una buena posición porque cuando estamos quebrantados el Señor viene y nos levanta y nos ministra. Entonces él allí está y él dice esto al Señor, entonces versículos 5 al 7.

“…Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó y le dijo, “Levántate, come.” Entonces él miro y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas y una vasija de agua, y comió y bebió y volvió a dormirse. Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó diciéndole: “Levántate y come, porque largo camino te resta.”

Ahora aquí está Elías, le ha fallado en grande al Señor. Y el Señor viene y no lo regaña, el trato de Dios con Elías en este pasaje a mí me quebranta el corazón, viendo su ternura. Una falla grande de abandonar su puesto y ahora el Señor lo pone por versículos a dormir y a comer y manda un ángel para alimentarlo. Y él allí cuida de él físicamente, él estaba agotado. Había corrido a través del desierto en su propia fuerza, estaba agotado emocionalmente y físicamente.

A veces cuando nosotros estamos agotados empezamos a reprender demonios de cansancio. O yo soy la única aquí, alguien más ha cometido ese error? Que no les vaya a pasar lo que me pasó a mí. En mi apartamento hace unos años teníamos un piano muy antiguo y yo estaba sentada en la mesa del comedor, más o menos a 2 metros del piano y yo estaba sola en casa, y el piano empezó a sonar y yo mirando el piano y el piano sonando. Entonces yo pensé, ese es un demonio que me quiere asustar pero yo no me voy a dejar asustar, lo voy a ignorar. Seguí estudiando, seguí preparando y entonces el piano siguió sonando y me cansé y me paré ya para reprender ese demonio toca piano, pero antes de reprenderlo se me ocurrió abrir la tapa del piano, había un ratoncito de este tamaño. Estaba comiendo la felpa y jalaba y sonaba la tecla. Yo estaba por reprender un demonio y era un ratón en avivamiento alabando a Dios con el piano. Dile a alguien a tu lado, Ojo, hay demonios pero no todo es demonio.

Entonces, el Señor aquí de manera muy linda le ministra físicamente. Dile a alguien a tu lado, tenemos que cuidar de este templo. Ahora versículo 8:

“…Se levantó pues y comió y bebió, y fortalecido con aquella comida caminó 40 días y 40 noches hasta Horeb, el monte de Dios.”

Esa sí era una comida que nutría. 40 días y 40 noches y allí dice el versículo 9:

“…Y allí se metió en una cueva donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo, “¿Qué haces aquí, Elías?”

Y cuando él responde, pareciera que hubiera pasado los 40 días y 40 noches caminando, memorizando una respuesta religiosa. Debajo del enebro él estaba quebrantado, reconocía su error, pero ahora ha preparado una defensa ante Dios. El versículo 10 demuestra esto.

“…Él respondió, “He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas y solo yo he quedado y me buscan para quitarme la vida.”

El Señor le dice, ¿qué haces aquí, Elías? Y él dice, “Es culpa de ellos, Señor. Yo no he fallado, todos los demás han fallado.” ¿Cuántos aquí tienen un tendencia y pueden reconocer lo de echar la culpa a otras personas? Estoy con mi mano levantada, ¿hay alguien más aquí? honestidad en esta mañana.

Entonces, él le echa la culpa a los demás, está metido en la cueva con una mentalidad de víctima. Yo soy la víctima de los demás. Si nosotros seguimos con mentalidad de víctima nunca nos vamos a levantar a salir adelante. El Señor le pregunta ¿qué haces aquí, Elías? Y él dice, “No es mi culpa, es culpa de los demás.” Si él tan solo hubiera dicho, “Señor, he fallado. Señor, soy culpable. Señor, corrí por miedo, me asusté aún después de verte mandar fuego y lluvia, me asusté y abandoné el puesto que me había asignado.” Y yo creo que el Señor hubiera movido el cielo y la tierra para volver a ponerlo en este puesto y la historia de Israel hubiera sido diferente. Pero él no hizo eso, él dijo, culpa de ellos y yo soy inocente.

Cuidado. Hay una tendencia en nosotros de meternos en la cueva, de meternos en el desánimo, de meternos en la depresión pensando que somos víctimas de los demás. Pero la palabra dice que somos más que vencedores en Cristo Jesús. Necesitamos romper esa mentalidad de la cueva. Necesitamos ser honestos delante de Dios y delante de los demás, poder bajar la máscara, poder quitar la máscara de religiosidad, de que soy perfecto y tengo todas las respuestas. Dile a alguien a tu lado, yo a veces fallo. Dice, yo a veces cometo errores. Dile a alguien a tu lado, yo no soy perfecto. Y si estás con algún familiar aún mejor. Es más, dile a veces yo no soy fácil. Y ahora dile, es más, a veces yo soy difícil. ¿Para cuántos eso es verdad? Bienvenidos a mi club. El Señor nos está cambiando.

El Señor le pregunta ¿qué haces aquí? y él responde con esta, que pareciera una respuesta memorizada, porque de hecho, la repite otra vez más adelante. Y entonces el versículo 11.

“…Él le dijo, “Sal fuera y ponto en el monte delante de Jehová.” Y he aquí Jehová que pasaba y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová, pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento, un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego, pero Jehová no estaba en el fuego.”

Tres manifestaciones muy fuertes: un poderoso viento, un terremoto y un fuego., pero Jehová no estaba en ninguna de esas manifestaciones. En otras partes de la palabra el sí se manifiesta con exactamente esas 3 manifestaciones. Poderoso viento, Hechos 2. Terremoto, Ezequiel 37 y Hechos 4. Y un fuego en el capítulo anterior. Pero en esta ocasión cuando Elías estaba tan mal emocionalmente, el Señor no le habló en voz fuerte. Dice la palabra:

“… Y tras el fuego un silbo apacible y delicado.”

Elías fue llamado por Dios de esa manera. Él no habló en voz fuerte, él hizo lo siguiente: Elías! (silbando) él lo llamó con ternura. Lo llamó con voz suave porque él amaba Elías, porque él quería restaurar a Elías. Era una situación para que él pudiera estar muy bravo con Elías pero no.

Y si tu le has fallado al Señor y has tenido temor de acercarte a él, él te llama en esta mañana. Sal de la cueva. Te llama con ternura. Te llama con ternura. Y puede que le hallas fallado bastante pero él quiere restaurarte, quiere levantarte.

“…Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz diciendo, “¿Qué haces aquí, Elías?” Él respondió, “He sentido un vivo celo…” – la misma respuesta religiosa.

Él no se quebrantó con la ternura del Señor. ¿Cómo respondemos tu y yo a la ternura de nuestro Dios? ¿Cómo es tu relación con el Señor? La relación con el Señor debería ser algo maravilloso en la vida de cada quien, que nos despertamos cada mañana anhelando ese día con él, que nos quedemos dormidos sintiendo la presencia de su amor sobre nosotros.

Él quiere una relación tan estrecha, tan cercana contigo. Eso es el anhelo de Dios para ti. Y tantas veces nosotros colocamos allí barreras religiosas, en lugar de bajar las barreras que hemos puesto en el corazón para decirle, “Sí, Señor, así soy yo. He fallado. Ten misericordia. Perdóname.”

Dios tiene propósitos grandes para cada quien en este lugar. Él anhela tenerte en ese lugar que él te puede ministrar directamente sin ninguna barrera, porque su amor por ti no se puede expresar en palabras ni con español e inglés combinado. No se puede. Es demasiado grande su amor.

Y en esta mañana quiero orar por varias cosas. Primero, si tu le has fallado al Señor, te metiste en la cueva y has estado echando culpa sobre otros, y tal vez lo que pasó, pasó hace tiempo, pero tu recuerdas lo que pasó y otra vez das la vuelta de quién tenía la culpa. Te has hecho la víctima, te sientes víctima. Y si hoy tu quieres salir de ese lugar, por favor ponte de pie allí donde estás porque Dios quiere hacer algo en tu vida.

Y si tiendes a echar la culpa a los demás y quieres decirle, “Señor, yo quiero reconocer mis errores delante de ti y delante de los demás. Quiero ser valiente para enfrentar mis errores. Ponte de pie, por favor, y levante sus manos. Esta es una decisión tuya, solo tu puedes hacer esto. Este cambio no puede venir por la oración de alguien más, es una decisión tuya. No voy a seguir así.

Levanta tus manos y reconoce delante de Dios en tus propias palabras, hable con él suavemente, cuéntale, mira honestamente tu culpa y pídele perdón. Y pídele perdón por haber echado la culpa a otras personas. Y ahora dile, Señor, quiero cambiar hoy. dilo en voz alta, por favor. Dile, yo renuncio a la tendencia de echar la culpa a los demás. Ayúdame a ser transparente, a ser honesto, a tomar responsabilidad de mis propias decisiones y mis propias acciones. Perdóname, Dios. Cámbiame, Dios. Yo soy más que vencedora en Cristo Jesús y todo lo puedo en Cristo Jesús quien me fortalece. Yo no soy víctima de nadie. Yo soy miembro del Reino de Dios, yo soy hijo o hija de Dios. Oh, gracias Señor. Gracias Señor.

Gente Dios. Y quiero orar por una cosa más. El llamado de Dios no se cumple automáticamente, requiere de nuestra participación, requiere de nuestro sí rotundo. Elías dejó el llamado de Dios para ese avivamiento y salió corriendo. Y si tu estás en una posición difícil, sea un matrimonio, sea un trabajo, sea estudio, y Dios no te ha dicho salir de allí pero vez tras vez hay un deseo en tu corazón de dejar todo tirado, y en esta mañana tu quieres decirle, Señor, yo quiero ser valiente, quiero permanecer hasta que tu me digas que salga.

Quiero que puedas cumplir tus propósitos en ese lugar a través de mi vida, y si en esta mañana tu quieres decirle, sí Señor, úsame allí hasta cuando tu sepas. Levanta tus manos, por favor, y dile al Señor, Señor, yo tomo la decisión en esta mañana de ser valiente, de permanecer en un lugar difícil. No quiero salir corriendo, ayúdame, Dios. Fortaléceme, Dios. Señor, dame de tu espíritu, dame de tu palabra, Señor, por favor minístrame en ese lugar. Prepárame para conquistar ese terreno en tu nombre, en el nombre de Jesús. Amén.

Hay un gran hambre de Cristo hoy en día

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Por favor acompañenme esta mañana a una Escritura que espero que la tengas memorizada, Juan 3:16. Y vamos a leerlo todos juntos en voz alta en ambos lenguajes al mismo tiempo ¿están listos?: "Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a Su Hijo unigénito para que todo aquél que en Él cree no se pierda mas tenga vida eterna."

Y cuando nosotros miramos este versículo aquí podemos captar el corazón de Dios. Este es el corazón del Evangelio, el Señor anhela una relación estrecha y salvadora con todo ser humano sobre la faz de la Tierra. Él dió Su vida por nosotros, nosotros hemos nacido de nuevo, nosotros tenemos el gran privilegio de conocer a Jesucristo y nosotros podemos tener un concepto errado y pensar que todo el mundo tenga el mismo acceso al Evangelio como tú y yo tenemos.

Aquí en esta nación se puede prender el televisor y se puede escuchar el Evangelio, se puede prender el radio y se puede escuchar el Evangelio. Tú puedes ir a cualquier pueblo en los Estados Unidos y hay una Iglesia cristiana, es un país donde hasta hoy todavía hay libertad para predicar el Evangelio y podemos pensar que todos tengan el mismo acceso al Evangelio pero no es verdad.

En este momento más del 50% del mundo nunca ha escuchado quién es Jesucristo, no saben que Jesucristo es el Señor, no saben que Él los ama, no saben que murió en una cruz por ellos, no saben que el velo que separaba a Dios del hombre se separó; ellos no saben que hay salvación y la pregunta para nosotros en esta mañana es la siguiente: ¿qué sería de ti sin Jesús? ¿dónde estarías tú en esta mañana si algún día Jesucristo no te hubiera alcanzado?

Tú y yo tenemos al Señor y no nos damos cuenta muchas veces del hambre que hay del Señor en el mundo inconverso, nos acostumbramos a andar con cristianas y a ser cristianas y disfrutar nuestra vida en Cristo y no nos damos cuenta de los que están a nuestro alrededor. Hay un gran hambre de Cristo hoy en día.

Hace un tiempo Edna y yo pudimos hacer un viaje a Marruecos donde teníamos una misionera clandestina de nuestra Iglesia en Bogotá. Queríamos visitarla, queríamos animarla. En Marruecos te pueden matar por hablar de Jesús. Nosotros llegamos en avión a cierta ciudad y nuestra misionera salió a recibirnos cinco horas en tren de otra ciudad y cuando nosotros nos subimos en ese tren queríamos estar a solas con ella.

Están divididos en compartimentos donde caben seis pasajeros por compartimento, anhelábamos ese tiempo a solas con ella pero Dios tenía otros planes. Se metieron tres musulmanes, un hombre ya de edad y dos mujeres jóvenes, todos estaban viajando por aparte. Nuestra misionera ya hablaba bastante Árabe y una de las niñas estaba aprendiendo Español, eso nos ayudó y nosotros en el aeropuerto habíamos comprado comida y habíamos comprado qué tomar en el viaje, llevábamos buena provisión; el fiambre colombiano.

Entonces cuando empezó el tren y empezamos el viaje empezamos a compartir con ellos. Compartimos sobre nuestras familias, ellos de las suyas y preguntamos por el país, ellos preguntaron por Colombia; fue algo muy bonito. Como a la mitad del viaje a todos nos dió hambre y ellos no llevaban nada, pudimos compartir lo que nosotros llevábamos, comimos juntos.

Y terminando eso nuestra misionera cambió de idioma, ella venía hablando en Árabe pero cambió por Francés para que pudiéramos entender nosotras y lo que ella dijo fue lo siguiente: ahora yo quiero hablarles del Señor Jesucristo. Y cuando ella dijo eso yo ví que el hombre estaba delante de mí él reaccionó como para ir a llamar a las autoridades y yo empecé a orar por él y él se sentó. Los tres se quedaron escuchando y nosotras tres empezamos a compartir con ellos del Señor cada quien allí contribuyendo algo.

Pero la victoria vino cuando Edna dijo lo siguiente. Ella dijo, miren: la vida con Dios es como este viaje en este tren, en este tren hubiéramos podido hacer este viaje cada quien sabiendo que la otra persona existe pero sin entrar en relación pero no lo hemos hecho, hemos entrado en relación con ustedes, hemos compartido ustedes y nosotros acerca de nuestras vidas, hemos compartido la comida con ustedes; nosotros sentimos que los tenemos ya como nuestros amigos.

Y ella dijo: y sentimos algo más, sentimos el amor de Dios por ustedes porque nuestro Dios Jesucristo es un Dios que los ama. Y cuando ella dijo: porque nuestro Dios es un Dios que los ama todos los tres musulmanes comenzaron a llorar. Nunca habían escuchado de un Dios de amor, no tenían ni idea y allí donde en ese país la mujer es la mula de carga por favor mujeres voltéense a decirle a alguien a su lado: gracias a Dios que yo no soy de ese país, en ese país donde sólo la mujer carga todo este hombre había sido tan tocado por el poder de Dios que él tomó nuestras maletas, él iba cargando todo y todos los demás le miraron como quien dice: se enloqueció pero no le importaba porque Dios le había tocado.

Una de las niñas se tuvo que bajar antes que los demás, dió la vuelta a todo el tren larguísimo para llegar ahí a nuestra ventana para golpear la ventana para decirnos que nos amaba y que muchas gracias por compartir del Señor. Y con la otra niña Dios hizo un milagro, hizo un arreglo para que pudiéramos almorzar a solas con ella en su casa, le pudimos regalar el video de Jesús en Árabe, regalarle el Nuevo Testamento en Árabe y ganarla para Cristo, amén gracias Señor.

El hambre de ellos nos tocó, nos sorprendió ver qué tan hambrientos estaban. Conocimos a la Iglesia marroquí subterránea. La Iglesia tenía cinco miembros porque cuando llegan a diez tienen que dividir la Iglesia porque es peligroso. Conocimos un hombre allí con tanta sed de Dios y en el mercado un día un extranjero le puso un libro en la mano acerca de Jesús, el libro estaba en inglés, él no hablaba inglés, él compró un diccionario y tradujo todo el libro y recibió al Señor y después de recibir al Señor pasaron trece años antes de que él conociera otro creyente.

Hay hambre de Dios, por favor dile a alguien: hay hambre de Dios, dile: y tú y yo lo tenemos, tú y yo tenemos las respuestas ¿qué estamos haciendo con lo que tenemos? no podemos ser egoístas con lo que tenemos tenemos que pensar en los demás.

Vamos a Romanos capítulo 10 verso 14 y 15, Romanos 10:14 y 15 y para ganar tiempo vamos a leer en Español e Inglés al mismo tiempo. Todos juntos por favor: "¿Cómo pues invocarán a aquél en el cual no han creído? ¿y cómo creerán en aquél de quien no han oído? ¿y cómo oirán sin haber quién les predique? ¿y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas."

Por favor levanta tus pies y di: estos pies son hermosos no importa los juanetes que tengan, no importan los callos ni los dedos torcidos estos pies son hermosos porque llevan buenas nuevas. Ahora diles: pies tienen que andar bien no pueden tomar ni un paso afuera del camino porque llevan buenas nuevas, llevan buenas nuevas.

Nosotros tenemos el privilegio de enviar misioneros, tenemos el privilegio de enviar mensajeros del Evangelio pero no solamente tenemos el privilegio de enviar tú y yo somos enviados, tú eres un enviado, tú eres una enviada y muchas veces cuando estamos en la calle no nos damos cuenta de la necesidad de la gente alrededor nuestro. Tal vez sean personas que parecieran tener todo lo que se puede necesitar, podrían tener fama, dinero, muchas cosas materiales, pueden parecer tener la familia perfecta pero sin Cristo no tienen a nada; Él es todo. Necesitan a Cristo, necesitan a Cristo.

El año antepasado en Bogotá una joven modelo de las más codiciadas de todo el país de 22 años y muy, muy rica tenía mucho dinero ya por su carrera se tiró de un sexto piso. Sin Cristo no hay nada, se puede tener todo lo demás y no vale nada y nosotros miramos a la gente y no sabemos y tampoco sabemos qué tanto tiempo les queda sobre esta Tierra.

Yo nunca olvidaré en los tiempos más difíciles de Colombia en Itagüí en Antioquia y estaba predicando en una Iglesia donde el horario era mañana, tarde y noche y yo era la única conferencista y a medio día me llevaron a una casa para almorzar. Y allí estábamos ya terminando el almuerzo, era la hora para volver para el servicio de la tarde y en eso entró un joven allí a la casa, él era amigo del hijo de la casa y él me dijo: Pastora ¿puedo hablar con usted? y yo le dije: yo lo siento pero es que ya me toca estar en la Iglesia en pocos minutos y estamos lejos pero mañana yo puedo guardar la hora del almuerzo para ti y mañana almorzamos y él dijo que estaba bien pero se veía muy triste.

Me subí al carro llegamos a dos cuadras y yo le dije al hermano: hermano tenemos que devolvernos, yo le dije: yo no sé qué va a pasar en la Iglesia pero no podemos dejar a este joven así. Y ahí me senté con él y él abrió su corazón. Él había estado involucrado en un grupo muy violento. Él había matado, él había hecho de todo y él lloraba y lloraba y me decía: es que tengo que arreglar mi vida con Dios, yo no puedo seguir viviendo así tengo que arreglar mi vida con Dios y le pude dar las buenas nuevas, que hay un lugar de perdón, hay un lugar de esperanza y fue algo tan hermoso ver cuando él recibió a Cristo.

Muchos aquí conocemos la cara de un matón (risas) y ver en ese momento cómo esa cara tan dura se transformó y sus ojos se pusieron transparentes y volvió a llorar diciendo: gracias Dios, gracias Dios, gracias Dios. Se botó a abrazarme y me decía: oh gracias yo sé que algo ha pasado en mi corazón, yo me siento diferente y se veía diferente. Me fui a la Iglesia y esa noche lo mataron, esa noche.

Y cada vez que yo recuerdo eso yo le digo: Dios gracias por insistir conmigo, gracias por hacerme volver, gracias por hacerme soltar el horario. Cuando llegamos al cielo te lo voy a presentar porque yo sé que él está esperándonos ahí. ¿Cuánta gente están en estas calles alrededor que mañana no estarán? y tú y yo tenemos la verdad para compartir ¿y cómo creerán en aquél de quien no han oído? ¿y cómo oirán sin haber quién les predique? ¿cómo? a través de ti y a través de mí.

Ahora cuando miramos el siguiente versículo quiero preguntar: ¿a cuántos aquí les ha pasado que has compartido la Palabra y la Palabra fue rechazada? yo debería levantar ambas manos, sí ¿y cuántos cuando la Palabra fue rechazada se desanimaron? estamos bajo unción de honestidad aquí en este momento ¿cuántos se desanimaron? ¿y cuántos empezaron a creer que era mejor llevarlos a donde el Pastor para que los evangelice?

Dile a alguien a tu lado: mentiras, dile: tú y yo lo podemos hacer, amén y nosotros no somos los únicos con ese problema porque miremos el siguiente versículo el 16: "Mas no todos obedecieron al Evangelio pues Isaías dice: Señor ¿quién ha creído a nuestro anuncio?" el enemigo viene y nos dice: la Palabra fue rechazada porque no la compartiste bien pero aún a Jesús le rechazaron la Palabra. El predicador perfecto, el escritor de la Palabra, el Rey de reyes, Señor de señores, el que conoce cada corazón y sabe cómo llegar a cada corazón y la Palabra fue rechazada, fue rechazada.

Dile a alguien a tu lado: estamos en buena compañía. Ahora: hay dos elementos en compartir la Palabra y si tú puedes entender esto yo creo que te va a traer mucha libertad para compartir. El primer elemento es la Palabra que yo doy, yo soy responsable de la Palabra y si tú compartes la Palabra con amor no imponiendo, no obligando sino ofreciendo casi te puedo prometer que lo estás haciendo bien.

Pero el problema viene con el otro elemento. Vamos a Mateo 13 versículo 3: "Y les habló muchas cosas por parábolas diciendo: He aquí el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba parte de la semilla cayó junto al camino y vinieron las aves y la comieron, parte cayó en pedregales donde no había mucha tierra y brotó pronto porque no tenía profundidad en tierra, pero salido el sol se quemó y porque no tenía raíz se secó y parte cayó entre espinos y los espinos crecieron y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra" digan conmigo: buena tierra "y dió fruto cual a ciento, cual a sesenta y cual a treinta por uno. El que tiene oídos para oír oiga."

El otro elemento es el corazón que tengo al frente, es la tierra de ese corazón. Yo soy responsable por mi palabra pero yo no soy responsable de ese corazón, ese dueño de ese corazón es responsable. Tú y yo llevamos la buena semilla y la ponemos pero ese corazón decide aceptarla o rechazarla. Hay corazones donde hay que seguir sembrando y con el paso del tiempo ese corazón se va ablandando y la semilla va penetrando.

Ahora ¿cuál es nuestro miedo? nosotros tenemos temor a veces de compartir unción de honestidad ¿cuántos a veces sienten que Dios quiere que realmente tú hables? porque tampoco se trata de hablar a la loca pero a veces tú sientes que Dios quiere que hables y te da temor. Hay cierto riesgo en compartir la Palabra.

Aquí no se arriesga la vida como en algunos otros países ¿cuál es nuestro riesgo entonces? ¿qué tememos? nos pueden rechazar, se pueden burlar de nosotros, nos pueden criticar, nos pueden ridiculizar esos son realmente nuestros temores ¿para cuántos eso es verdad? pero alguien se arriesgó por ti. Alguien te amó lo suficiente para vencer Su propio temor de ser burlado y compartir el Evangelio contigo.

Y puedo preguntar ¿cuántos aquí resistieron a la Palabra? unción de honestidad levante bien la mano, bien, bien bien. Si puedes pensar en este momento en las personas que te amaron lo suficiente para perseverar contigo, si puedes recordar las personas que te compartieron acerca de Cristo y darle gracias a Dios por esas personas ahora la pregunta es: ¿estamos dispuestos a arriesgarnos por otros? ¿estamos dispuestos a vencer el temor y amarlos compartiendo el Evangelio con ellos?

Dice la Palabra que el amor perfecto echa fuera el temor. Esta mañana vamos a orar por un amor sobrenatural en nuestros corazones por las almas perdidas porque con ese amor hay un cambio de enfoque, ya con ese amor en el corazón no estoy pensando en cómo voy a quedar, voy a estar pensando en la persona que tengo al frente.

Anteayer con Edna en el mall casi ganamos el alma de un judío para el Señor se abrió ese corazón grandemente y yo sé que el Señor va a mandar alguien más que hará allí la obra, llegamos hasta donde pudimos llegar y ahora la Pastora va a ir a comprar esas cremas y a ganarlo para Cristo (ríe) pero fue un momento tan precioso, a él se le aguaron los ojos. Él dijo: cualquier Dios puede servir, yo le dije: no, escucha Israel Jehová tu Dios es un solo Dios amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, todas tus fuerzas y a él se le aguaron los ojos y yo le dije es verdad y si le pides a Él Él te revelará quién es, quién es el Mesías.

Yo sé que ese proceso va a seguir. Tú pones la semilla, tú rompes con el temor porque hay un alma al frente y ¿cuánto vale un alma? vale todo, vale todo. Vale arriesgarnos. ¿Cuánto vale un alma? "Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a Su Hijo unigénito para que todo aquél que en Él cree no se pierda, mas tenga vida eterna." Si tú anhelas ser un ganador de almas por favor ponte de pie aquí, ponte de pie.

Padre: gracias y levanta tus manos delante de Él y dile: Señor perdóname por las tantas veces cuando he pasado derecho y había alguien quien te necesitaba. Perdóname las veces que yo no he hablado por temor, dile Señor: ayúdame, derrama Tu amor en mi corazón, ese amor que vence todo, ese amor que saca volando el temor. Por favor Señor quiero un cambio de enfoque, quiero ver las personas que tengo al frente, preocuparme por su corazón, por su alma porque el alma vale todo ayúdame a hacerlo con amor nunca condenando sino llevando esperanza. Ayúdame Dios, ayúdame Dios, ayúdame Dios en el Nombre de Jesús.

5 obstáculos comunes para nuestra fe

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Sentí de que las mujeres que tenían que traer ese tema eran las predicadoras que vinieron este año, Susan Combs e Igna de Suarez. Ellas son mujeres que representan, son modelos excelentes de lo que es una mujer que ha creído lo que Dios ha depositado en ellas y se han movido en fe en base a ese depósito del Señor en sus vidas, y en esta mañana va a predicar Susan Combs.

Susan es oriunda de Arkansas, Colorado así que es estadounidense y ella misma dice que ella es una rama estadounidense injertada en la viña de Colombia.Y ella recibió ese llamado a ser misionera en Colombia, a los 6 años, lo cual es un wake up call, un llamado a despertarnos a nosotros como padres de que Dios le habla aún a los niños pequeños y ya pone su semilla de llamado ahí aún en un niño de 6 años, aún cuando ella ni siquiera sabía lo que quería decir Colombia. Ella no sabía ni siquiera que era el nombre de un país, pero aún así Dios le habló y pasaron años antes de que ese llamado se hiciera realidad pero se hizo realidad y lleva ya 30 años ministrando en Colombia, 25 de los cuales ha estado trabajando juntamente con Igna. Ellas son un modelo precioso de amistad. Quiera Dios que él envíe a la vida de cada una de nosotras, y cada uno de nosotros un amigo así, que lleve nuestras cargas para reír, para llorar juntos. Qué maravilla tener un apoyo de esa manera.

Susan ha viajado internacionalmente a más de 30 naciones en el mundo, así que vemos una persona que se llama a sí misma una mujer naturalmente tímida que Dios ha destapado para ser de bendición a las naciones. Así que bienvenida Susan y vamos a escuchar lo que Dios tiene a través de ella en este día.

Gracias, muy buenos días. Es un gozo muy grande volver a estar aquí con ustedes. Esta iglesia quedó en nuestro corazón y bien, bien metido. Cuando el pastor Roberto estaba hablando de los tiempos en que no habían micrófonos, y no había toda esta tecnología, y que no nos hacía falta, me hizo recordar algo en Bogotá no hace mucho.

Nuestro pastor falleció este año de repente pero hace unos años están los jóvenes llevando la alabanza y de repente se fue el sonido, y quedaron totalmente descontrolados porque nada de instrumentos, nada de nada, nada de micrófono, la iglesia es grande, entonces no sabían qué hacer. Y en eso pasó el pastor al púlpito y entonces él levantó su voz y él empezó a decir, ‘es que esta generación está mal acostumbrada’, él decía ‘porque en mí tiempo lo que tenía que hacer el pastor, el predicador, era levantar su voz y proyectarla para que los más lejanos pudieran escuchar la palabra’.

‘Y esta mañana les puedo prometer que los más lejanos me están oyendo’, y señaló allí al Mesanini que queda lejos, y entonces él hizo así y él dijo, ‘y puedo asegurarles en esta mañana que los del Mesanini me están escuchando, ¿cierto los del Mesanini? y todos los de Mesanini hicieron así... Se le olvidó que somos sordos. Es el sector de sordos.

Pero de verdad que estamos mal acostumbrados, por favor dile a la persona a tu lado, ‘estamos mal acostumbrados’. Gracias a Dios por la tecnología, ¿no es cierto? Pero cuando no funciona, podemos seguir adelante, ¿verdad?

Vamos a abrir la palabra en esta mañana en Lucas Capítulo 5 y vamos a leer versículo 17 hasta el 19.

“...Aconteció un día que Jesús estaba enseñando y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea y de Judea y Jerusalén y el poder del Señor estaba con él para sanar...”

Por favor repita esa parte conmigo, “... y el poder del Señor estaba con él para sanar. Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él, pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa y por el tejado le bajaron con el lecho poniéndole en medio, delante de Jesús....”

Y por cuestión del tiempo les cuento lo que falta aquí. Ellos lo bajaron allí y el Señor lo sanó, primero le perdonó y lo sanó y fue de gran testimonio para mucha gente. Ahora, en esta mañana queremos ver la fe de estos hombres porque ellos salieron, ellos tenían su amigo paralítico. Ellos sabían que hay un lugar de milagros.

¿Cuántos aquí saben que hay un lugar de milagros? Dice, ‘...el poder del Señor estaba con él para sanar...’ El poder de Dios sigue con él, él no ha cambiado. Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos y hay un lugar donde hay poder para el milagro que tu puedes necesitar hoy, que yo puedo necesitar hoy. Hay un lugar.

Entonces ellos sabía que Jesús era la respuesta, y ellos con mucha fe fueron y con dificultad sacaron a su amigo de allí. Les tocó llevarlo cargado, les tocó sacarle con cama y todo incorporado, porque él no podía moverse. Y lo llevaron por las calles, buscando a Jesús. Pero cuando encontraron el lugar donde Jesús estaba se les presentó un obstáculo muy tremendo para su fe, una multitud muy grande estaba bloqueando el camino. No había cómo meterse dentro de esa casa para llegar al lugar donde necesitaban llegar.

En ese momento ellos fácilmente hubieran podido decirle a su amigo, ‘lo sentimos amigo, hicimos el intento, pero pues ve que no es posible, no hay cómo hacerlo’, y hubieran dicho, ‘bueno, más bien te llevamos a la casa porque ya estás cansado, porque no has salido de casa por mucho tiempo’.

Pero no hicieron eso, se quedaron diciendo, ‘pero, ¿qué hacemos ahora, cómo podemos llegar donde el Señor, cómo podemos llevar a nuestro amigo a donde él necesita estar? Ellos actuaron con una fe determinada que venció el obstáculo y de repente alguien se acordó del techo.

Ahora, cuando yo leía esta Escritura antes, yo tenía preguntas sobre esta Escritura, porque yo imaginaba a los discípulos subirse al techo y romper el techo. Pero estar encima de un techo y romperlo y lleno de gente abajo, alguien iba a salir lastimado de allí. A lo mejor el Señor iba a tener que hacer una resurrección o algo así porque caían pedazos. Pero cuando estuvimos en el norte de África vimos el estilo de estas casas. Estas casas fueron construidas con un hueco en el techo y sobre ese hueco, en el tiempo de frío se corría una teja para mantener caliente la casa. Y cuando hacía calor, se corría la teja para abrir y dejar entrar aire y luz allí.

Entonces, alguien se acordó del techo. Y yo no se si tal vez haya corrido a casa para traer una soga porque cómo lo bajaban después al lugar donde necesitaba llegar. En todo caso hicieron todo el esfuerzo, se subieron allí y pueden imaginar la escena dentro de esa casa. La gente así..... Jesús predicando y de repente se corre el techo y se baja un paralítico con cama incorporada y llega exactamente a los pies del Señor Jesucristo. Cae exactamente en el lugar de los milagros.

Tenemos una historia muy parecida, tres Capítulo más allá. No lo vamos a leer por cuestión del tiempo en esta mañana, pero la mujer del flujo de sangre. ¿Se acuerdan de esa historia? Necesitaba llegar donde Jesús, pero se presentó un tremendo obstáculo que era también la multitud. Era una mujer considerada por el pueblo inmunda a causa de su enfermedad. No era una mujer para la cual se iba a abrir camino, el pueblo no la respetaban, la rechazaban más bien, pero ella logró llegar donde Jesús. Y dice que cuando llegó que la parte que pudo alcanzar a tocar fue el borde de su manto.

Ahora, el borde del manto se queda abajo y en una multitud que era tan apretada que cuando Jesús dijo ‘¿quién me ha tocado?’, los discípulos dijeron ‘está bromeando, básicamente, está bromeando, Señor. Mira toda la multitud te está oprimiendo, te está apretando y tu dices que alguien te ha tocado’.

Pero él sabía que en el momento que le tocó esta mujer poder salió de él y ella había sido sanada. Y yo me hago esta pregunta, no se, quiero preguntarlo cuando llegamos al cielo pero pienso que puede haber sido posible que se haya ídolo gateando en medio de los pies de la gente para poder llegar y tocar el borde, porque en una multitud tu no puedes hacer esto, muy difícil te agachas, muy difícil.

En Bogotá, en ciertas ocasiones, ahora hay más leyes, pero en el tiempo en que yo llegué allí hace casi 30 años, sobre todo en Semana Santa que había pocos buses, pocos conductores querían trabajar, esos buses los conductores aprovechan para ganar dinero y mete gente, y mete gente, y mete gente y nosotros resultábamos así. Estoy convencida que alguien se podía morir y permanecer de pie porque era un apretón de gente y me imagino que allí ese día había sido algo así con esta multitud. Difícilmente haces así, pero la mujer llegó.

Ahora, para tu fe, para mi fe se han presentado obstáculos y tenemos que ver cómo vamos a tratar con estos obstáculos. Hay cosas en nuestras vidas que nosotros nos levantamos y empezamos a creer al Señor pero con el paso del tiempo y que no hay llegado el milagro, y no ha llegado el milagro, y no ha llegado el milagro, y no ha llegado el milagro, ¿qué ha pasado con nuestra fe? Y muchos de nosotros inconscientemente dijimos, intenté, no fue posible.

Ahora queremos mirar en esta mañana 5 obstáculos comunes para nuestra fe, porque necesitamos vencerlos para poder salir adelante. El primer obstáculo que queremos ver se encuentra precisamente con la mujer de flujo de sangre, en Lucas 8.

Ella llegó, tocó al Señor, ella fue sanada. En el 48 del Capítulo 8 el Señor le dice, “... hija, tu fe te ha salvado. Ve en paz.”

Y entonces estando hablando aún cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle, ‘tu hija ha muerto...’, está hablando a Jairo que Jesús iba en camino a sanar a la hija de Jairo cuando pasó esto de la mujer. Y ahora viene allí uno de la casa de él a decirle que la hija de él ya ha muerto, dice:

“... No molestes al Maestro, oyéndolo Jesús le respondió, ‘No temas, cree solamente y serás salva...”

Por favor, dile a la persona a tu lado ‘No temas, cree solamente y serás salvo’. No temas, cree solamente y serás salvo.

Y el primer tremendo obstáculo para nuestra fe es el temor. El temor es el enemigo de la fe. El temor paraliza la fe y no te deja actuar. El año pasado yo vine aquí a los Estados Unidos para ministrar en un evento en Pensilvania y una amiga mía misionera en Colombia lleva 40 años traduciendo el Nuevo Testamento en un dialecto de los indígenas de Amazonas y ella está viviendo allí, ya se pensionó.

Ella, aquí en Pensilvania, alquiló una casa y yo no se cuando fue la última vez que viste una película de terror, pero por el estilo es esa casa. Construida en 1825 con pasillos sellados, escaleras escondidas, varios pisos, partes cerradas para ahorrar calefacción y energía y eso era, no se qué tenía esa casa, pero una noche yo me quedé hasta tarde ministrando a una mujer. Estábamos hospedados ahí 5 personas, estaban las dos misioneras ancianas, yo estaba allí también y estaban dos pastores indígenas de la selva amazónica, muy amigos míos, Emí y Samuel. Entonces me quedé ministrando a una mujer hasta tarde, todos los demás se fueron a acostar y cuando yo empecé a orar por esta mujer, yo pensé que iba a ser algo muy sencillo de sanidad interior y empiezo a orar y se manifiesta tamaño demonio. Y la mujer quedó tiesa y se cayó como tabla contra la pared, sostenida por la cabeza allí. Y yo miré, era tarde y yo estaba tan cansado, yo dije, ‘ay, Señor, yo podía sacar esto sola, pero me demoro y estoy cansado y si ante uno huyen mil, y ante dos huyen diez mil, quién sabe ante 3 cuántos huyen. Voy por Emí y Samuel.

Y fui a buscarlos y ellos bajaron rapidito y empezamos a orar por la mujer, fue libre rápidamente. Ellos volvieron a subir, yo seguí ministrándole un ratito más. Cuando subí no había nadie despierto en el segundo piso, todos dormidos y yo entré sola a mi alcoba, no había nada raro. Cerré la puerta, cuando me acosté y apagué la luz empiezo a escuchar....uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu.....uuuuuuuuuuuuuuuuuuuu..... y yo pensé, ‘Señor, se quedó un demonio aquí, nunca me había pasado esto.’.

Y en el nombre de Jesús ..uuuuuuuuuuuuuuu.. fuera de aquí,....uuuuuuuuuuu..... Yo pensé ahora voy por Emí y Samuel otra vez que liberen mi cuarto porque esto no sale. Entonces, cuando ya me puse ahí la levantadora y entonces fui a abrir la puerta para pasar al pasillo y llamarles a ellos, y allí escuché la misionera..... uuuuuuuuuuuuuuuuu, roncando. Uuuuuuuuuuuu.....

Y yo estaba paralizada. La gran mujer de fe, paralizada. No podía ni moverme por el temor en ese momento. ¿A cuántos les ha pasado algo parecido? Pero, saben que los expertos dicen que así son los temores, que el 99 por ciento nunca se hacen realidad, nunca llegan a ser realidad.

Por favor, voltéate y dile a la persona a tu lado, dile, ‘Ojo, con los temores porque la gran mayoría son espíritus de uuuuuuuuuuu’. Dile ‘hay que vencer el temor para actuar en fe’. Ok, el primer obstáculo es el temor.

El segundo obstáculo es la idea que Dios tiene preferidos, que Dios lo hará para otros pero no para mí. ¿Cuántos han luchado con eso alguna vez? Pero quiero darles estas Escrituras, solo anoten por favor: Hechos 10:34, todos dicen lo mismo en diferentes contextos; Romanos 2:11; Efesios 6:9; Colosenses 3: 25.

Todos dicen lo mismo, Dios no hace acepción de personas. Oh ¡Aleluya! Por favor, dile a la persona a tu lado ‘buenas noticias, Dios no hace acepción de personas’.

Pero entonces por qué vemos que hay personas que reciben mucho del Señor, que hay mucha bendición y siempre están testificando y el Señor responde y a veces a nosotros no. El Señor me enseñó algo muy precioso acerca de esto con mis 4 sobrinos.

Yo tengo 4 sobrinos, yo tengo 2 aquí en Estados Unidos que son de mi sangre, son los hijos de mi hermana, Christopher ahora tiene 21 años, se está preparando para el ministerio; Liza tiene 18 años se está preparando para conquistar el mundo entero para Cristo. Es algo muy lindo y estoy súper orgullosa de ellos. Y en Colombia tengo dos mas, que son los nietos de Igna, Jonathan que ahora tiene 12 años y Stephy tiene 10 años.

Yo vivo en el primer piso, alquilo un apartamento que es de Igna y en el segundo piso vive, la hija, el yerno y los dos nietos de ella. Entonces, hay una receta familiar especial nuestra para la tocineta y hay una escalera que sube hasta el segundo piso. Y cuando estaban más chiquitos entonces no era sino que yo pusiera a freír la tocineta, y empezara a subir la fragancia, el aroma de la bendición al segundo piso, daba la vuelta y habían dos chiquitos sentados allí. Pacientemente, calladamente, esperando su porción de bendición. Después se cambió el estilo del apartamento y ya no pueden hacer eso. Ya tienen que bajar y golpear la puerta. Pero en ese tiempo, allí aparecían y allí el Señor me habló algo tan hermoso.

Ellos cuando venían, lejos de su mente pensar que yo sería capaz de tener esa bendición y que no les iba a dar. Cuando venían, venían con toda la confianza de que yo les iba a dar y allí el Señor me habló y me mostró lo siguiente: yo amo a todos los 4 por igual, a Christopher, a Liza, a Jonathan a Stephany, pero Christopher y Liza, no por culpa de ellos, no se pueden acercar a mi, no vienen, no me pueden.. no me buscan. Entonces, yo los amo pero los otros dos que vienen a buscarme, vienen a mis pies, vienen a buscar la bendición, me ha sido muy fácil toda la vida de ellos derramar bendición, derramar bendición, derramar bendición, porque doy la vuelta y allí están, me muevo por aquí y allí están. Entonces yo resulto dándoles, bendiciéndoles y el Señor me dijo que así es él con nosotros.

Él nos ama a todos por igual, pero le es mucho más fácil derramar bendición en grande sobre los que le buscamos, que nos acercamos a él. Cuando tu vas a buscarle y vas con esa actitud de Jonathan y Stephany de que vas a recibir la tocineta, entonces va a venir una bendición. ¿Cuántos quieren su tocineta hoy? Amen, amen.

Gracias, Señor. Dile una vez más a la persona a tu lado, Dios no hace acepción de personas. Muy bien. El segundo obstáculo es eso: pensar que Dios tiene favoritos.

Número 3, el tercer obstáculo, una falta de entendimiento del corazón del Padre Dios. Esto sí lo vamos a ver, Hebreos 11:6. Todos juntos por favor:

“...Pero sin fe es imposible agradar a Dios porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay y que es galardonador de los que le buscan....”

Una vez más: “...Pero sin fe es imposible agradar a Dios porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay y que es galardonador de los que le buscan....”

¿Cuántos lo creen? Amen. Ahora, todos creemos que le hay. Todos creemos que Dios existe, pero la segunda parte, creer que es galardonador de los que le buscan, significa también que necesitamos creer que Dios nos quiere responder. El Señor te quiere responder. El Señor anhela responder tus oraciones, pero muchas veces nuestra propia actitud cuando nos acercamos a él para buscar corta la bendición y no lo deja darnos, porque nos acercamos a decir, ‘Señor, quiero’, pero por dentro estamos diciendo....

Me he dado cuenta muchas veces cuando oramos por gente para recibir el bautismo en el Espíritu Santo, uno que otro, no que sean una multitud tampoco, pero cuando uno va a poner la mano están diciendo ‘Señor, lléname, lléname’, y tu le pones la mano y empiezan...... con la boca diciendo, si, pero con el corazón ¿qué están diciendo? No voy a recibir.

Y muchas veces eso nos puede pasar a nosotros. No entendemos que el Señor se deleita respondiéndonos. El Señor se deleita pudiendo darte lo que tu estás pidiendo. El Señor se deleita en darnos sorpresas. El Señor se deleita en responder en detalles de nuestra vida. No solamente en cosas de vida y muerte, sino también de los deseos del corazón.

Vamos al salmo 38, versículo 9. Todos juntos por favor:

“... Señor, delante de ti están todos mis deseos y mi suspiro no te es oculto....”

Una vez más “... Señor, delante de ti están todos mis deseos y mi suspiro no te es oculto....”

Por favor haz esto conmigo, ........ahhhhh... ay qué rico, hagámoslo otra vez,.... ahhhhh..... Te vio el Señor. Esto lo dice, no lo digo yo. Te vio el Señor. Mi suspiro no te es oculto. Y no solamente te vio en este momento Dios, te ha visto cada vez en tu vida que has suspirado y también ha conocido el por qué del suspiro. Porque hjay suspiros de ...ahhhhhh.... y hay suspiros de ...ahhhhhh..... Pero él conoce, él ve todo detalle en tu vida.

Permítanme expresarlo de esta manera y agárrate de esto porque cambiará tu vida. Dios está pendiente de ti, está pendiente de ti. El escucha tus pensamientos cada momento, él siente el latir de tu corazón cada vez que late. Él ve tus suspiros y conoce el por qué, él conoce lo que estás sintiendo en cada momento de tu vida. No solamente en grandes crisis, cada momento de tu vida él está viendo por ti. No hay nadie como él. No hay nadie como él.

Y nos descontrolamos y vamos buscando respuestas, nos enfermamos y buscamos el mejor médico de Boston. Necesitamos, se presenta una crisis económica y vamos a buscar un familiar que nos pueda prestar, o vamos a buscar un banco que nos pueda prestar. Se presenta una crisis en la familia y buscamos quién puede solucionar el problema y todo ese tiempo el Señor allí está detrás de nosotros diciendo, ‘Voltéate, mírame, aquí estoy. Voltéate, mírame. Solo mírame, aquí voy, es que yo soy el que quiero solucionar tu problema, yo soy el que puede solucionar tu problema, yo soy el que tengo todo lo que tu puedes necesitar, pero mírame, voltéate, mírame, te dice el Señor.

Cambia tu manera de mirar. Quita tus ojos del problema y voltéate y mírame a mi dice el Señor. Y esta Escritura no dice solamente que todos mis necesidades están delante de él. No están hablando de necesidades, está hablando de deseos, de deseos. ¿Cuántos tienen deseos? No son cosas necesarias pero es algo que tu anhelas y dice esta palabra que el Señor, el Creador del universo se preocupa por tus deseos, se interesa por tus deseos, tus deseos.

Yo recuerdo hace unos años que estábamos ministrando con Igna en un lugar de Colombia, se llama Cúcuta. Es una tierra caliente como ella sola y estábamos en una iglesia donde nada de aire acondicionado, ni siquiera ventilador y un calor, y nos dormimos en una de las aulas de escuela dominical, metieron allí dos catres y listo, esa era nuestra alcoba. Entonces terminamos un día de trabajo largo, trabajo y ya nos llevaron allí a dormir y nos dijeron, ‘hermanas, queremos consentirles, entonces vamos a llevarles la comida allí a la alcoba, que se pongan la pijama y que descansen. Y más lindos prepararon la esposa del pastor, la pastora, pues, preparó una comida deliciosa pero la bebida era de un sorbete de fruta, que el sorbete es muy espeso, muy espeso, y nosotros con esa sed y en ese calor. Y entonces, cuando ella nos trajo eso, nosotros dijimos ‘ay, hermana, gracias de verdad, deliciosa la comida’, y cerró la puerta y miramos el sorbete y las gargantas que nos ardían porque habíamos estado predicando y no se podía tomar el agua de la llave de allí.

Y entonces en eso dice Igna, ‘ay, pero despacito dijo, yo en este momento yo quisiera una Coca Cola helada, una Coca Cola fría, y yo dije, ay, yo también, yo también. Y saben, no pasó ni un minuto, alguien golpeó la puerta, era el celador, un hermano de muy pocos recursos, muy pocos recursos y él venía con algo en las manos. Y él dijo, ‘ay, hermanas, por favor, perdonen el atrevimiento, pero me pueden recibir dos Coca Colita bien heladas que les traigo.’

Nuestro Dios, di conmigo, nuestro Dios, nuestro Padre es detallista, es detallista. Se interesa por los deseos. Hoy necesitamos cambiar nuestro punto de vista, voltear nuestra mirada, mirarle a él porque él quiere hacer cosas grandes.

Bueno, ese es el tercer obstáculo, una falta de entendimiento del corazón del Padre Dios. Es un Padre poder bendecirnos, ama poder dar.

El cuarto obstáculo es el uso errado de nuestra boca, el uso errado de nuestra boca. Por favor anoten proverbios 6:2, dice:

“... te has enlazado con las palabras de tu boca y has quedado preso en los dichos de tus labios...”

te has enlazado con las palabras de tu boca y has quedado preso en los dichos de tus labios, es proverbios 6:2.

Nosotros mismos nos atamaos y atamos las bendiciones que Dios quiere traer. Cuando están orando por ti que has estado enfermo o enferma y llegan te preguntan cómo estás. Estoy mal. Mal. Y al día siguiente, y ¿cómo estás hoy? Peor, peorrrrrrrrrrrrrr. Te enlazas con las palabras de tu boca. Y al día siguiente, ¿y hoy cómo estás? Del mal en peor, rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr, te enlazas y no dejas que esas bendiciones que Dios quiere traer sobre tu vida lleguen.

Por favor, solamente anoten, Proverbios 18:21, “......la muerte y la vida están en poder de la lengua y el que la ama comerá de sus frutos.....”

Números 14:28, “.... diles, vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros....”

¿Qué has dicho tu, qué palabras has dicho? El Señor dijo eso cuando regresaron los espías de la Tierra Prometida, y dos dijeron ‘se puede’ y diez dijeron ‘no se puede’. Dos dijeron, ‘Dios está con nosotros’ y los otros dijeron ‘ No se puede, no se puede’, y los que dijeron ‘no se puede’, nunca pasaron.

El pueblo tuvo que esperar allí para que se murieran ellos y todos los que dijeron ‘no se puede con ellos’. Por favor, dile a alguien a tu lado, dile, ‘cuidado con el no se puede’. Dile, ‘ojo,’ dile, ‘porque todo se puede en Cristo Jesús, todo se puede en Cristo Jesús, no hay nada imposible en el Señor, todo lo puede él.’

Y en él todo lo puedo. En él sí se puede. Di conmigo, en él sí se puede, sí se puede, sí se puede, dilo otra vez, sí se puede, sí se puede, sí se puede y una vez más bien duros, sí se puede. Amen, en el Señor. Amen.

Ahora, cómo puedo manejar esto, porque no se trata de mentir, no se trata de decir ‘estoy divinamente’ cuando me siento mal. Pero la respuesta la encontramos en Segunda de Corintios, 4:13, por favor busquen esto y sí lo vamos a leer.

Y todos juntos por favor “... pero teniendo el mismo espíritu de fe conforme a lo que está escrito creí por lo cual hablé. Nosotros también creemos por lo cual también hablamos....”

“... pero teniendo el mismo espíritu de fe conforme a lo que está escrito creí por lo cual hablé. Nosotros también creemos por lo cual también hablamos....”

Conforme a lo que está escrito, creí por lo cual hablé. Necesito aprender a hablar según esto. Entonces, cuando alguien me pregunta ¿cómo estás? Yo puedo decir, ‘estoy luchando, pero tengo un Dios que me va a ayudar. Estoy luchando pero hay un Dios en los cielos que va a meter su mano y va a hacer algo en esta situación.’ Puedo decir, ‘estoy luchando económicamente pero el Señor de los Cielos va a proveer’, puedo decir, ‘estoy enferma pero el Señor de los Cielos me va a sanar.’ Puedo decir, ‘mi familia está luchando en sus relaciones pero el Señor de los Cielos va a sanar a mi familia’. Es creer uy hablar, creer y hablar.

Según lo que está escrito..... Cuando Igna resultó con un cáncer en un riñón hace 4 años, tuvieron que quitarle el riñón y en ese tiempo pasamos por angustias, pueden imaginar. Está sana, ¡Aleluya! Está sana, pero en ese tiempo escuchamos el testimonio de una mujer que recibió una noticia de que su nieto venía deforme. Habían hecho estudios al bebé y venía con alguna deformidad en el cuerpo. La mujer era predicadora aquí en los Estados Unidos. Entonces, ella, la hija vivía en otro estado, la que iba a tener el bebé, la mujer, la predicadora voló allí hasta donde la hija y en el avión empezó a clamar, ‘Señor, sane a mi nieto’, y apenas empezaba a orar, ‘Señor, sane a mi nieto’, ella veía en visión un predicador anciano que no había visto por muchos años, hacía años que se había muerto, pero ella lo veía a él y él siempre cuando alguien le preguntaba ¿cómo está? Y sabiendo que estaba en problemas, hacía esto con el brazo, todo está bien.

Y entonces ella, ‘Señor, sane a mi nieto’ y veía el anciano predicador, todo está bien. Y ella ‘Señor, ¿por qué estoy viendo este predicador? Señor, sane a mi nieto’. Todo está bien. Y cuando llegó allí y al día siguiente hicieron exámenes más profundos allí al bebé y de repente en el examen, con el examen enfocando al bebé el bebé hizo...... y nació perfecto. Amen, gracias Señor.

Por favor voltéate allí al lado y por favor dígale a la persona ‘No conozco tus luchas’, dile, ‘no conozco tus luchas,’ dile, ‘pero todo está bien’. Y ahora dile, ‘conozco mis luchas y todo está bien’.

¿Cuántos lo pueden creer? Amen. Gracias Señor. Gracias Señor

Y el último obstáculo aquí muy rápidamente se llama la fe herida, la fe herida. Ahora, muchos de nosotros nos hemos agarrado de Escrituras, hemos proclamado las Escrituras, hemos hecho lo posible por creer a Dios en dada situación y la respuesta de Dios no fue lo que esperábamos. Y cuando ocurre eso tenemos dos opciones, o una fe ciega, sin entender el por qué; o resultaremos con una fe herida, cuestionando, dudando y es algo peligroso para nosotros.

En mi vida, el Señor ha puesto un don para el sanar cánceres, me ha usado para el sanar a mucha gente de cáncer, pero hace 7 años perdí a mi madre al cáncer. Hicimos todo lo que sabíamos hacer, ayunamos, oramos, creímos, proclamamos, pero el Señor se la llevó, se la llevó y quedó mi padre. Y la verdad todos los hijos anhelábamos los últimos años de mi madre a solas con ella porque mi padre había sido un alcohólico muy violento. Mi madre, una mujer de Dios muy amorosa con sus hijos. Ella realmente se puso frente a la familia porque mi papá por el alcoholismo él no, él no.

Y de repente, se muere mi mamá y se queda mi papá, y nos confesamos, estoy confesando esto, no fue correcto esto, pero lo confieso delante de ustedes hoy: todos pensamos, y me incluyo, Señor, te llevaste la que no era. Te llevaste la que no era. ¿Y ahora qué vamos a hacer con mi padre? Nadie quería vivir con él, malgeniado, cruel con sus palabras. Ya pueden imaginar, pero saben... el Señor tiene propósitos que no entendemos y Dios sabía muy bien, muy bien lo que él hacía. Mi fe yo la dejé herir, y por un tiempo después de eso yo no quería orar por nadie que tuviera cáncer, oraba por los demás pero no quería orar por nadie que tuviera cáncer, diciendo ‘Señor, ¿por qué, por qué tantos otros sanos? Pero Dios tenía un propósito mayor y el Señor sabía que lo único en este mundo que fuera capaz de romper las capas de dureza del corazón de mi padre fue la muerte de mi madre. Y cuando mi mamá se murió, mi papá se derrumbó y esas capas de dureza se deshicieron y facilito cayó en los brazos de sus hijos que nunca nos había dejado abrazarlo y facilito cayó a los pies del Señor Jesucristo también. Nació de nuevo y hoy día a veces yo lo miro, y yo pienso, Señor ¿es el mismo o me lo cambiaste por otro?

Siete años después, fruto hay en su vida. Siete años después tu puedes.... yo la otra noche, yo colgué después de hablarle y yo le dije a Igna, ‘es impresionante, 5 minutos de hablar con mi papá, no me gritó ni una vez y me dijo que me amaba’. Y la tía, la más cercana a él, su hermana, ella me llama de vez en cuando y llorando y me dice, ‘es que yo llamo a tu papá solamente para escucharle decir que me ama y no puedo creer lo que él me está diciendo’.

Transformado, transformado. Hay situaciones donde hemos clamado, hemos creído y Dios tenía algo mejor pero tal vez no se ha entendido, no se ha visto lo que es mejor hasta este momento. Hay tiempo de lucha, hay un tiempo de no entender, pero obviamente es mucho más importante tener a mi padre con nosotros en el cielo, que hubiera sido tener a mi madre sobre la tierra unos años más aquí, mucho más importante.

En esta mañana quiero terminar orando por ustedes. Si tu has pasado por algo que hirió tu fe ahí rápidamente ponte de pie. Si tu puedes mirar tu vida cristiana y puedes ver que en dado momento dejaste de creer para ver milagros, por qué paso x o ye, por qué Dios no concedió lo que tu anhelabas tanto, y hoy tu quieres volver y decirle ‘Señor, perdóname porque al fin de cuentas tu eres el que sabe todo, al fin de cuenta Dios tu eres el grande, el perfecto’, y allí simplemente levanta tus manos y dile, ‘Señor, yo necesito esta sanidad en mi vida hoy, necesito que tu sanes mi fe, Señor, la dejé herir.’.

Dile, ‘hasta el día no entiendo el para qué de lo que pasó, pero Señor, yo no quiero seguir como he venido y hoy yo quiero Señor, coger por el camino de una fe ciega, una fe que te cree sin poder ver, sin poder entender.’

Dile, ‘Señor, perdóname porque pensé que me habías fallado’, dile ‘Señor, perdóname porque dudé de tu carácter, dudé de tu bondad, dudé de tu motivación. Perdóname, lávame con tu sangre, lávame con tu sangre.’

Y dile, ‘Señor, yo renuncio a toda incredulidad y duda y ahora pongo mi mano en tu mano para decirte que te creo de nuevo, te creo de nuevo, Señor. Vuelvo a colocar mi vida, mis familiares, mi pasado, presente y futuro en tus manos y te confío Dios, te confío Dios.’

Dile, 'y Señor, por fe, te agradezco por esa experiencia tan dura que viví porque creo que tu lo usarás para bien en el nombre de Jesús. Amen. Amen.'

Si no es con amor, de nada vale

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Bueno, eh, me dijeron que me presentara y yo siempre me defino como un injerto gringo en la rama colombiana de la viña de Jesucristo y dichosamente soltera para Jesús. Gracias al Señor. Y vamos a abrir la palabra en esta mañana, o esta tarde ya, en una escritura para entrar en un tema muy sencillo y al mismo tiempo lo que yo considero que es el mayor reto en nuestras vidas como cristianos. Por favor acompáñenme a Primera de Corintios 13 y vamos a leer versículo1 al 3.

Dice la palabra “... si yo hablase lenguas humanas y angélicas y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe de tal manera que trasladase los montes y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado y no tengo amor, de nada me sirve.”

Señor, gracias por tu palabra en esta mañana. Te pido que esta palabra sea como espada de doble filo, que llegue muy dentro de nuestros corazones, que nos rete, Señor y que nos cambie. Te pido que nadie salga por esa puerta igual a como entró en esta mañana. Te pido, Señor, que tu palabra y tu espíritu haga una obra profunda en nuestro corazón. En el nombre de Jesucristo. Amen.

Ahora, en este pasaje el Señor menciona aquí muchas cosas que hacemos para él. Dice que pudiéramos profetizar, entender los misterios de la ciencia, que pudiéramos movernos en toda la fe de tal manera que trasladase los montes. Dice que incluso podríamos dar todos nuestros bienes para los pobres, y hasta pudiéramos dar nuestra vida por él como mártires, pero dice que si no es con amor, de nada vale. De nada vale.

Ahora, sabemos que no vamos a ser juzgados cuando pasamos a la eternidad para salvación o para perdición porque tenemos a Cristo en el corazón. ¡Aleluya! Hemos sido lavados en la sangre del Señor Jesucristo, hemos nacido de nuevo. Pero la palabra habla del tribunal de Cristo y en el tribunal de Cristo, las obras que hacemos aquí en la tierra, serán juzgadas. Y esas obras solamente ganarán algún galardón en el cielo según la motivación del corazón con la cual las hicimos aquí en la tierra. Y sea lo que sea la obra, hacer el desayuno para la familia, darle un vaso de agua a alguna persona necesitada, hacer lo que viene en esta lista, si no es con amor de nada vale. De nada vale. Es según el corazón cuando lo hacemos.

Por favor voltéate alguien a tu lado y dile, lo que no es con amor de nada vale. Lo que no es con amor de nada vale. Y esto suena tan sencillo en esta mañana pero por lo menos en mi vida, yo lo veo como el reto más grande en la vida cristiana, andar en amor.

¿Cuántos han descubierto que no es tan fácil andar en amor? Y la palabra nos manda a amar. Ahora, en Romanos 12, versículos 9 al 11 dice la palabra “... el amor sea sin fingimiento, aborreced lo malo, seguid lo bueno, amaos los unos a los otros con amor fraternal. En cuanto a honra prefiriéndose los unos a los otros....”

Y sigue en el 11 y dice “...en lo que requiere diligencia no perezosos.”

Ahora, el amor sea sin fingimiento. El Señor quiere un amor verdadero, un amor sincero en nuestros corazones. Y el amor verdadero y el hecho de amar verdaderamente no es solamente un sentimiento, el amor se expresa, se expresa con palabras, si, se expresa con hechos, se expresa con actitudes. Y muchas veces no es tan fácil. No es solo un sentimiento.

Yo estoy convencida, hablamos tanto hoy día de guerra espiritual, yo creo en la guerra espiritual, pero estoy convencida que el amor de Dios y el perdón son las dos armas más potentes que Dios nos ha dado para ganar batallas. El verdadero amor rompe barreras, derriba muros, destruye cosas que el enemigo ha levantado.

Dice la palabra que amar a un enemigo es como echar carbón encendido sobre su cabeza. Es algo que no aguanta. El amor es tremendamente fuerte y gana batallas.

Ahora, en esta mañana vamos a estar mirando a tres grupo que he podido identificar, puede que hayan más, pero en la Escritura he podido encontrar tres grupos a los cuales el Señor nos manda amar. Y él empieza aquí de manera, tal vez, vamos a empezar con el grupo supuestamente más fácil de amar.

Vamos a Primera de Juan 2, por favor, del 9 al 11. Y vamos a leer esto en voz alta, todos juntos por favor.

“El que dice que está en la luz y aborrece a su hermano está todavía en tinieblas. El que ama a su hermano permanece en la luz y en él no hay tropiezo. Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas y anda en tinieblas y no sabe a donde va porque las tinieblas le han cegado los ojos.”

Aquí el Señor nos habla de la familia de Dios, de nuestros hermanos. Y uno entra en la iglesia, y uno piensa, uy, aquí va a ser sobrado de fácil amar la gente. Y rápidamente descubrimos que no. ¿Cuántos rápidamente descubrieron que no? Y ¿cuántos se han dado cuenta que a veces tu no eres fácil de amar? Yo debería levantar las dos manos aquí.

Por favor voltéate a alguien a tu lado y si estás con un familiar mejor, y dile, a veces no soy fácil de amar. Y ahora dile, y a veces tu tampoco eres fácil de amar.

¿Cuál es nuestro problema? Somos perdonados pero no somos perfectos. Seguimos a veces con problemas aquí en el corazón, nuestro carácter está siendo tallado por el Señor. Estamos siendo obrados por Dios, obrados. Y el lugar realmente donde más el Señor va ajustándonos es en la familia y en la iglesia porque es donde formamos las relaciones más cercanas.

Es muy fácil demostrar todo el fruto del Espíritu Santo con gente con la cual andas una hora a la semana. Te pueden ver como súper santo allí, porque una hora no es difícil controlarte, pero cuando tu entras en tu casa, cuando tu estás aquí trabajando ya de cerca en la iglesia, ya en comunión cercana, ¿qué empieza a pasar? Hay choques. ¿Cierto? Hay diferencias, hay malentendidos y muchas veces los ataques tremendos contra nuestra vida vienen de los mismos hermanos de la iglesia, de otras ovejas. Y allí vamos descubriendo que no somos tan fáciles. Perdónenos Dios. Perdónanos, Señor. El es muy paciente con nosotros, con su pueblo.

Ahora, hace un tiempo en Colombia se levantó una hermana, una pastora, una misionera, se levantó contra mi de la noche a la mañana y honestamente no se que le hice. Tiene que ser que le haya hecho algo pero nunca pude saber qué fue. Era mi amiga hice lo posible por ayudarle a levantarse en el ministerio, y como dijo David, si hubiera sido un extraño de la calle que se hubiera levantado contra mi, no me hubiera dolido tanto, pero era mi hermano, dice David, con quien entrábamos juntos a la presencia de Dios. eso fue lo que me pasó. Y ella empezó a calumniarme, empezó a decir muchas cosas y, hablando con los pastores, y gracias a Dios que en ese tiempo, pues algunos pastores me conocían y no le creyeron. Pero, otros que no me conocían le creyeron, entonces ella hizo lo posible por destruirme. Y el Señor venía vez tras vez y me decía, perdónala y yo no quería. No quería. Y yo le decía, ah, ah, ella sigue hablando, Dios. Y volvía y decía, perdónala. Y yo le decía, Señor, ¿no escuchaste lo que ella dijo ayer? Perdónala, decía. Pero Señor, es que sigue hablando, no quiero, no quiero. Y el Señor, nos ama tanto que él no permitirá que sigamos por ese camino porque donde sigamos por el camino de la falta de perdón podemos perder todos, se dañará el corazón.

Y por un año yo no la perdonaba, por un año. Por un año bajo la suave de Dios, no la quise perdonar. Pero cuántos saben que Dios sabe dar nalgadas bien dadas. Y pasando un año recibí mi buena nalgada celestial y bien merecida. Y yo iba volando en una avioneta sobre la selva amazónica, sobre un departamento en Colombia que se llama El Vaupés, es pura selva, pura selva. Se puede volar horas en esa selva sin ver dónde aterrizar, un lugar de poder aterrizar en una emergencia. En una avionetica de un solo motor y seis asientos. Íbamos un piloto misionera, una misionera que trabajaba con los indígenas y mi persona que iba para otra tribu de indígenas, allí en la selva. Una avionetica de muy pocos instrumentos, el piloto tenía que poder ver para pilotear y de repente, de un cielo azul en cuestión de segundos, se presentó lo que yo estoy convencida que puede haber sido la peor tempestad desde los días de Noé. Es terrible. Caía agua, caía agua, el viento terrible, esa avionetica subía, bajaba, subía, bajaba. Los pocos instrumentos que tenía se descontrolaron por la violencia de la tempestad. El metal sonaba como si las alas se fueran a desprender. Y yo estaba con el corazón en la garganta, asustadísima y por dentro estaba orando. Pero al mismo tiempo me estaba consolando y pensando, bueno, el Señor debe estar acostumbrado a esto. Y en eso el piloto cristiano se volteó y nos miró. Estaba pálido, estaba sudando y no usó exactamente estas palabras pero el sentir era, ¡oren o nos vamos a morir!

Entonces allí yo ya empecé a clamar en voz de ...... yo empecé a clamar en voz alta, Señor, ayúdanos, Señor. Y apenas empecé a orar en voz alta el Señor me hizo recordar de esta hermana que yo no quería perdonar. Y muy consciente de que probablemente me quedaban máximo minutos, y a lo mejor segundos sobre esta tierra, yo no quería llegar con ese pecado en mi corazón, y con esa excelente motivación la perdoné. Pero, bien perdonada. Como dicen los guatemalteco, requete perdonada, que la dejé allí, pero bien, bien, de todo corazón la perdoné.

Y ¿saben qué pasó? Paró la tempestad, instantáneamente yo la perdoné y paró la tempestad. Usted se acuerdan la historia de Jonás y cómo Jonás iba en rebeldía y cómo toda la tripulación de ese barco tuvo que pasar por esa tempestad. Hasta el día de hoy no me he atrevido a decirle a ese piloto que esa tempestad fue culpa mía. Yo se lo voy a decir en el cielo donde no va a haber más rabia.

La perdoné y fue algo tan lindo porque se me fue una carga. Pero la mujer seguía hablando y entonces a las pocas semanas después de eso, el Señor me dio una visión de ella que me sanó totalmente el corazón. Y en esa visión yo vi a esta mujer en la mano de Dios y esta mujer en la mano de Dios tenía la forma de un martillo, y con ese martillo Dios me estaba dando a mi, pracate, pram, prum prum y me estaba formando. Estaba formando su carácter en mi. Y yo entendí que gracias a Dios yo tengo mucha gente que son bendecidos con el ministerio, bendecidos a través de mi vida, que me animan, que me dicen. Pero yo entendí que yo necesito martillos también.

Yo entendí que yo necesito quien me baje. ¿Están conmigo en esta mañana? Porque entendí que yo sería capaz de levantarme en orgullo y que se pudiera destruir todo, entonces yo necesito los martillos.

¿Cuántos tienen martillos en su vida en este momento? Oh, y cuando el Señor me mostró a esta mujer como un martillo, la siguiente vez que yo la vi ella siempre meditaba, ella no se dejaba abrazar, no se dejaba saludar, me daba la espalda. Pero pasaron unos días y la vi en un evento y estaba de espalda, y yo corrí antes de que ella me pudiera parar, yo corrí, la agarré, la volteé y la abracé y le dije, te amo, tu eres una bendición en mi vida. Y la solté. Y ella quedó... y se sanó esa relación. Pero nunca le dije que fue de bendición por ser martillo.

Necesitamos ser tratados por Dios. Necesitamos y a veces los ataques vienen de los mismos hermanos en la iglesia, pero Dios puede usar esas cosas para formar el carácter de Dios en nosotros.

Dice la palabra que nosotros somos vasijas de barro. Dice la palabra que nuestro propósito en esta vida es que mi vasija de barro lleve la presencia de Dios, lleve su gloria. Pero aprendí algo en la universidad, estudiando el arte. Cuando uno va a hacer una pieza de barro, casi hay que gastar más tiempo trabajando, preparando el barro, que formando la misma pieza. Hay que coger ese barro, tirarlo, golpearlo, aplastarlo, volverlo a tirar, aplastarlo y el barro debería estar diciendo, no voy a sobrevivir esto. Pero ¿¿saben por qué? Porque hay que quitarle todas las burbujas, porque si queda una burbujita en ese barro, se forma la pieza, se mete al horno y el calor hará que se estallará todo la pieza a causa de esa burbuja.

En nuestras vidas, hay burbujas de orgullo. En nuestras vidas hay burbujas de autosuficiencia. En nuestras vidas hay burbujas de celos, de envidias, de tantas cosas. Entonces Dios permite que esos martillos vengan, guau, gua, gua, aplastando burbujas.

Si tu tienes un martillo en tu vida, toma este momento, levanta tu mano, mire al Señor y dile, Señor, gracias por el martillo. Dile, gracias Señor, por el martillo. Y dile, Señor, enséñame a amar a este martillo. Amen.

En este proceso, con esta mujer ¿saben lo que se desarrolló en mi corazón? Una determinación de amarla. Fuera lo que fuera su reacción. Por eso el primer grupo, el segundo grupo el Señor ya extiende la frontera de nuestro amor.

Vamos a Mateo 22, del 37 en adelante. Todos juntos por favor lean conmigo. Bueno, primero le preguntan en el 36, “Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37: “.... Jesús le dijo, amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento y el segundo es semejante, amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

Dos mandamientos, amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente, y el otro, amarás a tu prójimo como a ti mismo. El primero es fácil de cumplir, porque Dios es fácil de amar. No es nada difícil amar a Dios. El Señor nunca hace nada en contra de nosotros. El Señor nunca tiene una motivación incorrecta hacia nosotros. El Señor nunca nos calumnia. El Señor nunca tiene crueldad hacia nosotros. ¿Cuántos se han dado cuenta de que Dios es muy fácil de amar? No es difícil de amar. El es increíblemente creíblemente fantástico. Maravilloso. Es único.

Pero con el segundo mandamiento se nos complica. Y amarás a tu prójimo como a ti mismo. Amarás a tu prójimo, ya no está diciendo, solamente a los hermanos de la iglesia, ya va más allá, amar a los inconversos como a ti mismo también. Nosotros, como cristianos tenemos un problema con nuestro trato con los inconversos, y nuestro problema es esto, exigimos que vivan como si fueran creyentes y no lo son.

Muchas veces los criticamos y los rechazamos porque están en adulterio, porque están en homosexualidad, estos días, porque son borrachos, porque son drogaditos, porque están en esto y lo otro, pero el problema de la persona no es que sea adúltera, el problema de la persona es que no conoce a Cristo. Y muchas veces nosotros somos la única vasija a través de la cual Dios puede demostrar su presencia, su carácter, su amor, su gloria para que esa persona pueda ver. Y muchas veces nosotros no lo hacemos.

Y yo tengo una pregunta para ti en esta mañana: en tu familia y en los que te rodean, en el trabajo secular en donde estés, ¿los inconversos pueden ver a Cristo en ti? ¿Pueden ver a Cristo en ti?

Por favor acompáñenme aquí a una Escritura, Segunda de Corintios 2:14. Gracias Señor. Todos juntos por favor: “Mas a Dios gracias el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento.”

Por favor voltéate a alguien y dile, tu tienes cierto olor. Y ahora dile, tranquilo, es el olor a Cristo que tu tienes. Esta es nuestra meta, dilo conmigo, esta es mi meta, oler a Cristo en todo lugar. Es la meta mayor de mi vida, oler a Cristo, dar fragancia a Cristo por donde vaya pasando. Y mi pregunta en esta mañana es: ¿los inconversos alrededor de ti, pueden sentir el olor a Cristo en tu vida?

Yo tengo una prima, mi prima se metió en todo menos Dios. Lo que hubiera, lo habido y por haber ahí se metió ella. Andaba en brujería, nueva era, andaba en tantas cosas, ateísmo, humanismo, y mi madre y sus cuatro hijos cristianos, bautizados en el Espíritu Santo, mi papá faltaba, él llegó hace poco a los pies del Señor, gracias a Dios. Pero en nuestra casa, mi madre y sus hijos, éramos todos cristianos, amábamos al Señor de todo corazón. Y esta prima fue a hacer su universidad en nuestro estado y los sábados mi mamá la invitaba para que fuera a almorzar con nosotros.

Desde que pasaba por la puerta buscando guerra andaba. Impresionante. Era, pero andaba y prac.... solo le faltaba tirar la puerta físicamente. Golpeaba con sus palabras, insultaba, ofendía, era algo muy tremendo y entonces ... y con mis hermanos estábamos que la acabábamos y ¿saben lo que hacía mi mamá? Cuando ella decía sus locuras, mi mamá iba y la abrazaba, y eso que le tocaba abrazarla casi a la fuerza, y le decía, no te preocupes, cariño, un día tu vas a entender estas cosas.

Terminaba el almuerzo y nosotros todos dándole gracias a Dios en el corazón, que el tiempo había terminado y mi madre decía, vuelves el otro sábado, ¿no? Y nosotros por dentro, que no vuelva, como así que va a volver. Así mucho tiempo. Mi prima, en los cuatro años de estar allí estudiando en nuestro estado, nunca demostró ni una gota de interés por Dios. Pero cuando se murió mi madre en el año 2000 mi tía estaba allí con nosotros y mi prima estaba en el estado donde vivía, y mi tía, la madre de ella, llamó para avisarle que mi mamá se había muerto. Y les cuento que por toda la casa, allí en Colorado, se escucharon los gritos de mi prima por teléfono. Y lo que ella gritaba era esto, gritaba, no puede ser, no puede ser, se acaba de morir la única persona en esta tierra que yo estaba segura que me amaba. No puede ser, no puede ser.

Y mi prima allí donde estaba tiró el teléfono, cogió su carro, salió cegada por las lágrimas y allí ya llorando y gritando a Dios tuvo un encuentro con el Señor Jesucristo ese día. Gracias, Señor. Gracias, Señor. Ese día mi madre murió y mi prima nació, pero me da vergüenza pararme aquí hoy, hermanos, y decirles que si hubiera sido por mi testimonio, mi prima no estaría en los caminos del Señor hoy, no estaría. Yo no quería verla ni en pintura. No. Yo no quería. Me irritaba, yo quería mantenerla lejos.

Pero se que eso es lo que pasa con nosotros, con muchos de nuestros familiares, con muchos de los que nos rodean. Pero somos llamados a amarlos, somos llamados a amarlos, no a aprobar su pecado, a rechazar el pecado pero amar el pecador. Es un reto, el Señor nos ha llamado a amar a los inconversos también.

Ahora, el tercer grupo que queremos ver en esta mañana el Señor va más lejos aún, más allá. En Mateo 5 del 44 al 48. Gracias Señor. “Pero yo os digo, amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen. Más que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos que hace salir su sol sobre malos y buenos y que hace llover sobre justos e injustos porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? No hacen también lo mismo los publicanos. ¿Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed pues, vosotros perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.”

Nos está diciendo, sed perfectos en el amor. Y empieza diciendo, amad a vuestros enemigos. Ahora, los enemigos no son solamente los que van en contra de nuestras creencias, son los que van en contra de nuestras vidas. Son los que nos odian, son los que hacen cosas contra nosotros. Un verdadero enemigo quiere lo peor para uno, lo peor, y la palabra aquí nos dice que deberíamos amarlos. Yo creo que esto es de los retos más grandes que hay: amar a los enemigos. Pero cuando tomamos esta decisión y cuando empecemos a amarlos vamos a ver victorias muy, muy grandes.

Hace un tiempo ministrando en el Perú yo vi al Señor hacer de las cosas más grandes que lo he visto hacer. Si hay peruanos aquí en esta mañana saben historias del Sendero Luminoso. Por razones que solamente ellos y el diablo pueden entender, en el Perú el Sendero Luminoso se levantó en contra de los cristianos de manera aterradora. Hicieron masacre de pastores. No se cuántos pastores murieron asesinados, muchísimos de todas las misiones. Fue tan fuerte el ataque que las iglesias tuvieron que bajar los letreros, cualquier cosa que mostrara que era un grupo cristiano, había que quitarlo en este tiempo.

Ellos fueron arrestados, fueron puestos en varias cadenas perpetuas fue su condena. Y varias condenas perpetuas, fue su condena para que nunca pudieran salir de las cárceles. Pero allí en esas cárceles llegó el Espíritu Santo y Dios hizo cosas hermosas. Y habían algunos que fueron salvos en las cárceles, transformados en las cárceles y Dios hizo milagros para sacarlos de allí. Y cuando yo fui a ministrar, fui a ministrar en una escuela pastoral, para pastores y para los que estaban en entrenamiento para ser pastores. Era un grupo grande, y en el transcurso de la semana me buscaron tres hombres por aparte. Y pidieron consejería, ahora cuando yo hago consejería con un hombre, yo nunca lo hago a solas, yo lo hago en un lugar donde nos pueden ver pero no nos pueden escuchar, por testimonio. Entonces así hice con cada uno de ellos, todos los tres habían sido del Sendero Luminoso. Habían sido salvos en la cárcel y ahora se estaban preparando, Dios hizo un milagro para sacarlos, y ahora se estaban preparando para el ministerio. Y una mañana el tema fue el perdón. Y esa mañana, al final cuando yo di oportunidad para que perdonaran a sus enemigos, yo no sabía que otros en el lugar conocían a estos tres. Y yo vi a Hilda, una viuda de las asambleas de Dios, una mujer bajita. Su esposo fue asesinado por el Sendero Luminoso. Y yo vi que Hilda se salió de este lugar, de este lado y se fue, y fue derechito a uno de estos tres hombres. El era alto, ella bajita, ella le jaló el brazo para que se bajara y le dijo algo al oído. Y cuando ella le dijo algo al oído, el hombre cayó de rodillas con un grito desgarrador. Era impresionante, pero lo que gritó fue, gracias. Y empezó a gritos, gracias, gracias, decía él. Yo sabía que Dios me había perdonado pero nunca pensé que usted me pudiera perdonar por haberle matado a su esposo. Gracias, decía, gracias.

Y cuando pasó eso, empezaron a venir de este lado viudas y huérfanos que ya habían heredado a la iglesia de su papá, huérfanos ya grande que estaban pastoreando, se vinieron, rodearon a estos tres, todos los conocían, y empezaron a proclamar perdón sobre ellos. Fue algo tan hermoso. Allí resultaron las familias víctimas de estos hombres, resultaron abrazando y amando a los ex asesinos, ahora hermanos en Cristo. Y cuando terminó eso, yo mirando eso, yo lloraba. Yo pensaba, Señor no hay poder más fuerte, no hay poder más grande, Señor, que tu amor y tu perdón, porque puedes sanar todo, todo, Dios. Y cuando terminaron de ministrar entonces Hilda le dijo a este hombre, le dijo, hijo, yo conozco tu hogar. Yo se que nunca tuviste una madre que viera por ti, y ella le dijo, hoy yo quiero tomarte como mi hijo. Dijo, yo quiero que cuentes conmigo como pudieras contar con una madre. Y él se botó a abrazarla. Allí quedaron totalmente sanadas las familias víctimas y los ex asesinos también.

Amar a los enemigos y cuando vi eso y pensé en realmente cuáles son las cosas que nosotros normalmente, ahora puede haber gente aquí que ha vivido esto, lo que vivieron los peruanos. Pero en la vida diaria, normal nuestra, cuáles son nuestras luchas para perdonar y para amar. Y en comparación con eso, son bobadas, son bobadas. Pero el poder del amor y el perdón de Dios está para nosotros hoy, para poder ganar batallas grandes, tremendas, en nuestra vida.

Son los tres grupos, los creyentes, inconversos y los enemigos. Ahora, es un riesgo amar. Cuando yo me abro para amar, yo me arriesgo porque yo arriesgo porque me pueden rechazar, se pueden burlar de mi, me pueden aprovechar, pueden hacer muchas cosas. Es un riesgo, pero ¿saben por qué podemos amar? Porque somos amados. Y cuando conocemos nuestra posición en Dios y cuando entendemos cuánto él nos ama, ya no nos da miedo arriesgarnos, ya estamos tan seguros en nuestra posición en él que no me importa si me rechaza porque yo se que aquí hay brazos que me rodean, que son los brazos de él. Ya puedo ser valiente para amar. Ya puedo arriesgarme, ya no me importa lo que me puedan decir, lo que me importa es esa persona, la necesidad de esa persona, porque conozco mi posición.

Por favor acompáñenme aquí rapidito a unas Escrituras y vamos a orar en un momentico. Vamos a Isaías 49. Gracias Señor, del 14 al 16. Todos juntos, ¿cuál es mi posición en el Señor? Todos juntos en voz alta, por favor, “...Pero Sión dijo, me dejó Jehová y el Señor se olvidó de mi, se olvidará la mujer de lo que dio a luz para dejar de compadecerse del hijo de su vientre, aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida, delante de mi están siempre tus muros”,- está escrito en femenino porque es a Jerusalén, pero es para nuestra vida.

Entonces él dice “...en las palmas de las manos te tengo esculpida”. Por favor levanta tu mano un momento y mira esa palma, y haz de cuenta que esta es la mano de Dios. Y mírate esculpido en esa mano. No pegado, esculpido.

Ahora, voltea tu mano y sacúdela. ¿Se puede caer lo que está esculpido? No, no se puede desprender de allí, así te tiene el Señor.

Ahora vamos a Efesios 3 del 16 al 19. “Para que os de conforme a las riquezas de su gloria el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su espíritu”. Pablo está orando por ellos.

“Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones a fin de que arraigados y cimentados en amor seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura y de conocer el amor de Cristo que excede a todo conocimiento para que seáis llenos de toda la plenitud en Dios.”

Arraigados y cimentados en amor. Levanta tu mano otra vez, por favor, y mírate allí esculpido en esa mano, ahora arraigado. Ahora, mírate echando raíces. Raíces profundas, voltea tu mano, sacude la mano. Lo que está esculpido y arraigado ¿se puede caer? De ninguna manera. Pero el Señor no para allí, dice cimentado.

Levanta tu mano otra vez, estamos haciéndolos como niños en esta mañana para que esta verdad quede en tu corazón. Ahora, mírate otra vez, mírate esculpido, mírate arraigado, y ahora mírate cimentado en esa mano. Ahora, voltéate la mano, sacúdela. Lo que está esculpido, arraigado, cimentado ¿se puede caer de allí? No, pero el Señor no para allí. Su amor es tan grande sobre nosotros.

Vamos a Efesios 1:13, por favor. Y lean conmigo, “En él también vosotros habiendo oído la palabra de verdad, el Evangelio de vuestra salvación y habiendo creído en él fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”.

Levanta tu mano otra vez. Y mírate esculpido, arraigado, cimentado y ahora toma tu otra mano, y di conmigo, y sellado. ¡Aleluya! Sellado en el amor de Dios. Di conmigo, Dios me tiene esculpido, arraigado, cimentado y sellado. ¡Aleluya!

Gracias, Señor. Gracias, Dios. Gracias, Dios. Oh, gracias, Señor. Dile a alguien a tu lado, yo soy muy amado, supremamente amado. Si alguien puede ir por los niños y los adolescentes, por favor, a llamarlos y en esta mañana Dios quiere hacer algo en nosotros aquí.

Si tu te has dado cuenta con este mensaje, como yo me doy cuenta cada vez que doy este mensaje o sobre este tema, si te has dado cuenta que te ha faltado amor en tu trato con los demás, te invito a ponerte de pie allí donde estás. Gracias. Gracias, Señor.