igna de suarez

¿Qué dice el cielo de tu vida?

Transcripción

Me encanta porque hay tanto colombiano. Gloria a Dios. Eso hace que nos sintamos mucho más en casa. Vamos al Evangelio de Mateo, capítulo 16, versículos 13 en adelante.

“…Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos diciendo, “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” Ellos dijeron, “Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros Jeremías, o alguno de los profetas.” Él les dijo, “¿Y vosotros quién decís que soy yo?” Respondiendo Simón Pedro dijo, “Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” Entonces, le respondió Jesús, “Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.”

Y aquí tenemos una escena muy hermosa. Jesús está con sus discípulos y él hace dos pregunta a sus discípulos, la primera es, ¿qué dicen los hombres afuera, en la calle, por donde ustedes caminan, quién soy yo? Y fue tan fácil responder esta pregunta, ellos dijeron, “Unos dicen que tu eres Elías, otros dicen que tu eres Jeremías, otros que eres alguno de los profetas.” Pero luego el Señor les miró a ellos y les dijo, “¿Y ustedes quién dicen que soy yo?” era otro concepto, porque ellos habían caminado con el Señor 3 años, habían comido con él, habían vivido con él, habían recibido sus enseñanza. Lo conocían no como lo conocían las multitudes, lo conocían de cerca.

Y hubo un silencio y al poco tiempo solo una voz, la de Pedro, se levantó e hizo la declaración más hermosa que podemos encontrar, “Señor, tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” Y Jesús le dijo, “Eres bienaventurado porque lo que tu acabas de decir, no te lo reveló ni tu carne ni tu sangre, fue una revelación de mi Padre que está en los cielos.”

Él estaba pidiendo la opinión de afuera y él estaba pidiendo la opinión de adentro. Y ese es el título de mi mensaje para esta tarde, ¿Qué dice el cielo de tu vida? Jesús no estaba preguntando una opinión porque tuviera una crisis de identidad. Cuando vivimos en una crisis de identidad vivimos una vida de mucho estrés, porque queremos mostrar a otros lo que realmente no somos.

No había crisis de identidad en él, no había crisis de propósito, él sabía quién era y sabía a lo que había venido y en esto cuando tu y yo llegamos al punto en nuestra vida cristiana de saber quiénes somos, no lo que hacemos, sino quiénes somos, y qué es lo que Dios nos ha encomendado para hacer, es lo que llamamos una vida de éxito. Saber para qué existo, quién soy y para qué estoy en la tierra.

Y es tan hermoso porque no había crisis de identidad en él. Él sabía quién era, sabía a lo que había venido, pero vivimos en un mundo donde realmente las opiniones de otros nos esclavizan. Hay gente que vive esclava del qué dirán, entonces se vive una vida para querer agradar a otros. Usted ve las campañas políticas, se habla de un experto de imagen para poder proyectar una imagen en la campaña de alguien que la verdad no es. Y esto se ha permeado en la vida cristiana. Yo entiendo las luces, yo vi iglesias donde antes de yo salir acá me tienen que maquillar. Y digo, pero si yo lo hago bien, me conozco, sé qué usar, sé qué me queda bien.

Y se ha permeado de tal forma que vivimos en la vida cristiana en una dimensión de apariencia, proyectando una personalidad y personalidad es lo que yo quiero que otros crean que yo soy, pero la realidad es el carácter lo que yo soy. Por eso alguien dijo, si quieres conocer a Inés camina con ella un mes. Por eso creo que se los dije a las mujeres, novio viene de dos palabras, uno de novio no ve nada. Es el hombre perfecto, la mujer increíble, esa es la mujer maravilla, ese es el hombre y la mujer de mi vida, nos casamos y alguien dijo que el matrimonio era milagroso porque devuelve la vista. ¿Alguien está de acuerdo conmigo?

Causar una primera buena impresión a otros es fácil, mantenerla si esa buena impresión no es verdadera, es bien complicado. La opinión es el concepto que otros tienen de usted y de mí y ese concepto puede ser acertado o no acertado, puede ser bueno o puede ser malo, puede estar basado en hechos reales o en suposiciones. Ese concepto le puede a usted favorecer o le puede desfavorecer.

Pero se ha preguntado alguna vez, ¿cuál es la opinión que Dios tiene de su vida? Siempre estamos pensando y dando y proyectando y haciendo para que otros tengan buena opinión de nosotros, y a veces caemos en un orgullo religioso, y por eso tomamos posturas religiosas.

Hay un video en Cristianos al Horno sensacional, de un niñito que entra a pedirle a su papá algo. Su papá está sentado en un sofá y el niño tiene como 5 años, y el niño llega y se para frente al papá y empieza a temblar y dice, “Oh, amantísimo padre, vengo ante tu divina presencia para apelar a tu corazón misericordioso porque yo sé que tu sabes lo que yo necesito pero hoy vengo delante de ti, oh…” y así sucesivamente. Y él sigue diciendo, “Y tu que me amas, tu que todo lo puedes, tu que no hay nada que se te esconda que yo necesito,” y el papá lo mira y todo raro, y él sigue diciendo, “Vengo ante ti para que tu me des unas monedas para ir a comprar un helado.” Dice, “Basta, basta ya. ¿Y por qué no dice, ‘Papi, dame para comprar un helado,’ y se acabó tanto aspaviento?” “Ah, como yo te veo pedirle así a Dios yo creo que esa es la forma.”

Y, amados, queremos impresionar a la gente, queremos que la gente sienta que somos tan espirituales. Conceptos, opiniones que otros tienen de nosotros. Pero, nos preguntamos ¿qué dice el cielo acerca de tu vida o de mi vida? ¿Qué opinión tiene Dios de ti? Te has detenido a preguntar ¿qué opinas tu, Dios, de mí? Porque eso realmente es lo que nos debe importar, porque esa opinión que Dios pueda tener de mi vida, determinara cómo voy a vivir mi vida, determinará cómo voy a vivirla, si voy a vivirla agradando a la gente o voy a vivir agradando a Dios.

Pero si yo camino agradando a Dios voy a terminar agradando a mucha gente y desagradando a algunos, pero no importa. Lo que importa es la opinión que Dios tiene de mí.

Y he tomado algunos personajes, son muchos, pero solo voy a hablar de algunos personajes de los cuales Dios opinó, dio su opinión. Y vamos a ir al primero del cual Dios opinó, dijo algo, el cielo habló de esa persona, y voy a comenzar con Abrahán. ¿Qué dijo el cielo de Abrahán? ¿Qué dijo Dios de Abrahán? Cuando usted va a Génesis capítulo 18, usted encuentra que Dios va a la tienda de Abrahán, Dios va a visitar a Abrahán, primeros versículo, 1 en adelante, dice:

“Después se apareció Jehová a Abrahán en el encimar de Mamré, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. Y alzó sus ojos y miró y he aquí 3 varones que estaban junto a él, y cuando los vio salió corriendo a la puerta de su tienda a recibirlos y se postró en tierra y dijo, “Señor, – esto es una teofanía, aquí estaba la Trinidad – si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo, que se traiga ahora un poco de agua, lavad vuestros pies, recostaos debajo de un árbol, traed un bocado de pan, sustentad vuestro corazón y después pasaréis, pues por eso habéis pasado cerca de vuestro siervo.” Y ellos dijeron, “Has así como has dicho.” Entonces, Abrahán se fue de prisa a la tienda y le dijo a Sara, “Toma pronto la medida de flor de harina, amasa y haz panes cocidos debajo del rescoldo.” Y corrió Abrahán a las vacas y tomó un becerro tierno y bueno…” y usted ya sabe el resto.

¿Qué opinión tenía Dios de Abrahán? Era que Abrahán era su amigo. Un amigo llega así a la casa de otro amigo. Un amigo no está llamando, aunque sean culturas diferentes, yo no llamo a Susan y le digo, “Amiga, ¿será que puedo ir a visitarte en este momento?” yo llego y timbro y si está abre la ventana y dice, “Ay, qué bueno que llegaste.”

La noche que llegamos de viaje fue tan hermoso, para nosotros fue algo muy especial. Siempre que viajamos a ministrar en iglesias comemos en restaurantes. Me encantan los restaurantes, pero yo soy una mujer muy de hogar. Si tu sabes que eres muy cercano a mi corazón y que tengo confianza contigo, no te vamos a invitar a un restaurante en Bogotá, te invitaremos a mi casa. Y esa noche Meche y su pastor nos invitaron a comer a casa. Esto fue increíble. Su pastor preparó la comida. Eso fue mejor. Disfrutamos mucho porque para mí tiene mucho significado, tiene un significado de cercanía, no que me disgusten los restaurantes, no, no se van a limitar por eso, pero esa noche fue muy especial. Fue como la tarde que llegó Dios a la tienda de Abrahán y es increíble que llegó en el calor del día. Habla de un tiempo difícil para Abrahán. Había esperado mucho tiempo, habían pasado casi 25 años de la promesa y Dios llegó.

Un amigo llega en el momento que más tu lo necesitas. Un amigo entra a tu casa como Pedro por su casa. Un amigo puede abrir tu nevera. Un amigo es aquel a quién tu le confías todo, le abres tuy corazón, sabes que jamás te traicionará, sabes que es leal. Puedes compartir con él. Y la opinión que Dios tenía de Abrahán era que Abrahán era su amigo, por eso Dios llegó a cualquier hora. Dios no le puso un What’s App, no le mandó un email, Dios no lo puso un mensaje de texto, Dios llegó.

Y cuando llegó, este capítulo 18 es tremendo, no solamente comió con él, no solamente compartió con él, le traía dos noticias, una buena, el año que viene Sara concebirá y dará a luz a un hijo y nacerá el hijo de la promesa. Pero la segunda, la encuentras en el verso 16. Terminan de comer, salen de la tienda y dice:

“… Y los varones se levantaron de allí y miraron hacia Sodoma, y Abrahán iba con ellos acompañándolos. Y Jehová dijo, “¿Encubriré yo a Abrahán lo que voy a hacer?”

¿Le podré ocultar a Abrahán lo que voy a hacer con Sodoma? Si es mi amigo. Yo quiero que Dios diga que yo soy su amiga. Eso es lo que yo quiero, que me vea como su amiga. Sabe, Josafat lo declaró en su oración cuando vino todo un ejército alrededor de él, cuando tuvo temor, cuando se arrodilló, cuando clamó, en Segunda de Crónicas 20:7, en su oración intercesora él dijo:

“Dios nuestro, ¿no echaste tu los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la descendencia de Abrahán tu amigo para siempre?”

Josafat, cientos de años después está clamando y dice, esta tierra tu se la diste a Abrahán tu amigo para siempre. Guau! en el Nuevo Testamento Santiago lo menciona en el capítulo 2, versículo 23 lo dejó registrado y Santiago dice:

“…Y se cumplió la escritura que dice, Abrahán creyó a Dios y le fue contado por justicia y fue llamado amigo de Dios…”

Pocos en el Antiguo Testamento fueron amigos de Dios, muy pocos. En el Nuevo Testamento el Señor dice, ya no les llamaré siervos sino que les llamaré amigos. En sus 12 discípulos él tenía 12, de 12 tenía 3, y de 3 tenía uno, y Dios quiere que tu quieras ser su amiga y su amigo, que el cielo pueda decir, Roberto es mi amigo. Manuel es mi amigo, es lo que yo quiero. Yo quiero tener cada día una relación tan maravillosa. A veces me río sola porque hace unas bromas increíbles, una relación cercana, de amistad con Dios.

Yo tengo una gran amiga, tengo muy buenos amigos, en cada nación Dios me ha dado el regalo de la amistad. De hecho es una herencia en mi casa. La mejor amiga de mi mamá, tuvieron 75 años de amistad, de hecho, mi segundo nombre es Leonor en honor a su mejor amiga. La mejor amiga de mi hermana mayor tiene 50 años de amistad, y la mejor amiga de mi hermana segunda tiene 53 años de amistad. Sus hijos son mejores amigos y sus nietos son mejores amigos.

Pero yo les gano a todos mis hermanos porque yo tengo el mejor amigo que es Dios. ¿Qué dice el cielo de ti? ¿Qué opina el cielo de ti? ¿Qué dijo Dios de Abrahán? Dijo, él es mi amigo, pero dijo algo más, en el mismo capítulo 18 él declaró otra cosa importantísima de Abrahán, él dijo, tengo en Abrahán una confianza generacional. Versículo 17;

“… Y Jehová dijo, ¿Encubriré yo a Abrahán lo que voy a hacer, habiendo de ser Abrahán una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra? Porque yo sé – quédese ahí, diga, porque yo sé…

¿Quién estaba hablando esto? Dios. Dios dijo, yo sé. Qué contundencia.

“…yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio para que haga venir Jehová sobre Abrahán todo lo que ha hablado…”

Dios estaba convencido. Yo sé. Yo sé. Yo sé en quién he puesto mis promesas. Yo sé. Y no había tenido todavía a Isaac. Sara era estéril. No había descendencia, pero él dijo yo sé que el día que nazcan sus hijos, él les enseñará mi camino, él los llevará a tener temor de Dios, él les enseñará mis estatutos, él les enseñará, él marcará sus generaciones.

Amados, estamos en un tiempo tan peligroso. La iglesia necesita despertar. Usted y yo necesitamos despertar. Este es un tiempo generacional, el infierno ha desatado contra las generaciones todo su armamento. El mundo lo ha desatado. Este país, nuestros países están luchando por las generaciones, las están realmente tratando de exterminar.

¿Sabe una cosa? Si usted estudia la palabra de Dios usted sabe que una generación judía consta de 40 años. Los cambios venían cada 40 años. ¿Sabe lo que los expertos dicen hoy? no la iglesia, los expertos dicen hoy que una generación está cambiando cada 7 años. ¿Qué tiempo le invierte usted a sus hijos? Oh, ellos van a la escuela dominical. Solo una hora, 45 minutos, ni siquiera estudian en colegios cristianos, están en escuelas públicas. Es el tiempo de marcar nuestras generaciones. Es el tiempo de hacer un trabajo de poner los principios y los valores de esta palabra para que el cielo diga, yo sé, yo sé. Y el día que nuestros hijos tengan que estar en las universidades del mundo, en el río de este mundo, hay una convicción plena en su corazón. Podrán vivir alrededor del humanismo, del materialismo, de hedonismo, de todos los ismos pero ellos sabrán quién es su Dios y sabrán en quién han creído y lo que nosotros no podemos hacer lo hará él. Él pide que haga lo que tengo que hacer y Dios hará lo que yo no puedo hacer.

Cuando nació nuestro primer nieto, los que son abuelos saben de qué hablo. Mi pastor dice, “Si yo hubiera sabido lo hermoso que eran los nietos, los tengo primero, antes que los hijos.” Los nietos, como dice una canción colombiana preciosísima, son la prolongación de nuestra existencia. Los nietos son nuestras coronas, como lo dice la Biblia, los nietos son tu trascendencia generacional y cuando nacieron los nietos, bueno, uno aprendió a ser padre con los hijos, por eso es tan buen abuelo con los nietos.

Cuando nació Jonathan yo tuve el privilegio de recibirlo. El Señor sabe cómo hace sus cosas. Porque estábamos mi esposo, mi yerno y yo esperando ya que nos salieran y en eso tuvieron que mi yerno y mi esposo ir a firmar unos papeles, se demoraron como 10 minutos y en esos 10 minutos sacaron a Jonathan. Y entonces dicen, “El papá de Jonathan Frigerisi.” Y yo dije, “No está, pero está abuela, pásemelo.” Había muchos esperando niños y yo nunca olvido, yo tomé mi nieto, yo no pensé, yo lo levanté antes de besarlo y yo dije, “Dios te entrego esta tercera generación. Lo consagro desde hoy a ti para que te ame todos los días de tu vida y te sirva todos los días de tu vida.” No sé qué más dije, lloré, lo tenía levantado y hablé de su nombre, del significado, lo marqué.

Cuando bajé mi nieto, los que estaban ahí estaban llorando, inconversos. Y una me dijo, “Será que usted se puede esperar hasta que me pasen. ¿Qué significa el nombre que le vamos a poner?”

Un día gozándome, pensando en ese primer nieto, tuve temor, pensando en lo que viene sobre el mundo, en la oscuridad de este mundo, en toda la degradación moral, en todo lo que hoy estamos viendo, y tuve miedo. El Señor qué va a hacer. Y Dios habló a mi vida, me dijo, “Yo cuidé tus hijos, el mismo Dios que cuidó tus hijos cuidará tus nietos.” Han pasado 20 años, hoy ese Jonathan predica con su abuela.

Yo sé que Abrahán mandará. ¿Puede decir Dios de ti, yo sé, yo sé que Ana Sofía está marcándolos, yo sé? Los ángeles te dicen, mira, el mundo… no, no importa. Yo sé, yo sé. Dios dice, yo sé. ¿Puede Dios decir eso de tu vida y de mi vida? ¿Podemos ser coherentes en casa? ¿Nuestros hijos pueden ver a papá y a mamá en la iglesia o a mamá en la iglesia y ser coherentes con lo que ministramos en la iglesia, con lo que hablamos de Dios en la casa? Pero la vivencia que tenemos, ¿hay respaldo en mis palabras con mi vida?

En el derrumbe de matrimonios hoy, ¿podemos nosotros ser realmente el reto para ellos? Hoy que nadie quiere casarse, hoy que todo está distorsionado, ¿será que nuestros hijos y nuestros nietos pueden decir, queremos matrimonio como el tuyo? Queremos ser como tu. Queremos vivir la clase de vida que usted vivió, porque han visto coherencia entre lo que hablamos, predicamos y lo que vivimos.

Te estoy hablando a ti, papá, mamá. ¿Qué dijo Dios de Abrahán? Que era su amigo. ¿Qué dijo Dios de Abrahán? Que tenía una seguridad, confianza generacional, pero dijo algo más. Cuando usted va al capítulo 22 de Génesis, ya había nacido Isaac, ya había crecido Isaac. Los expertos dicen, los comentaristas dicen que para este capítulo 22 Isaac ya debería haber tenido unos 17 años. Mac Arthur dice que debía haber tenido unos 20 años. Bueno, ya era un muchacho. Y Dios viene y en los primeros versículos dice:

“… que Dios probó a Abrahán, y le dijo, “Abrahán, heme aquí. Toma tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah y ofrécelo allí en holocausto…”

Se aseguró, le dijo, “Isaac, a quien tu amas.” Porque si él le dice, “Dame tu hijo,” Abrahán habría sacrificado a Ismael y se había quitado el problema y nos había quitado el problema. Pero Dios sabía y se aseguró y Dios dijo, “Dame tu hijo, tu único, Isaac, a quien tu amas tanto.” Porque no me volviste a hacer ningún sacrificio, desde que nació Isaac, sembró un árbol tamarisco pero no levantó altar. Y Dios le dijo, “Quiero que me lo des.” Y luego le dice algo durísimo:

“…Ofrécemelo en holocausto,” no le dijo sacrificio, porque si hubiera sido sacrificio por lo menos le corta una pata, le corta un brazo, y dice, “Esto te lo ofrezco.” Parcial. Holocausto era total, era todo, … a la tierra que yo te mostraré, y usted conoce la historia. Abrahán sube la cuesta con su hijo, su hijo lleva la leña, llevan el fuego, llevan el cuchillo, llegan arriba e Isaac dice, “Papá, llevamos la leña, llevamos el fuego, ¿dónde está el cordero, papá?” Dice, “No te preocupes, Dios se proveerá.”

Está esa canción tan linda que cantaron, Jehová Jireh, tu eres mi proveedor. Dios te lo proveerá. Llegaron arriba, consiguieron la madera, hicieron el altar e Isaac seguro volvió a preguntar, “Papá, ¿y el cordero?” “Dios se proveerá.” Pero dónde está, hijo. Tu eres el cordero. Tuvo que haber no una lucha de correr, no corrió, no era un niño, pero tuvo que haber una explicación. “Papá, tu has dicho que Dios no quiere vidas humanas.” “Yo sé, hijo.” “Tu has dicho que en mí sería llamada descendencia, ¿cómo Dios va a pedir?” “No sé, no lo entiendo, pero te pidió y lo único que tengo que hacer es entregarlo. Hijo, no te preocupes, Dios va a cumplir su promesa, o él lo impedirá o te resucitará, pero yo sé que sé.”

Porque entonces cómo te explicas que un muchacho de 17 años con un hombre que ya tenía casi 120 años, ese muchacho no se fue corriendo. Isaac subió al altar, después de que lo entendió. Isaac se acostó sobre el altar. Isaac extendió sus brazos. Isaac le dijo a su papá, “Amárrame,” porque Isaac era un tipo de Cristo, usted lo sabe. Cargó la leña, Cristo cargó su cruz. Se fue voluntariamente a la cruz, Isaac fue voluntariamente al altar. Y allí Isaac conoció y oyó la voz de Dios y oyó el carnero, cuando ya lo iban a degollar, oyó el meee, y la voz de Dios, “Detente.”

Pero oyó la voz de Dios y Abrahán oyó el tercer concepto que el cielo tenía realmente de Abrahán. En el capítulo 22, versículo 12:

“…En aquel momento dijo Dios, “No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada, porque ya conozco, sé, estoy convencido de que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo…”

Yo hablé ayer a las mujeres acerca de lo que Dios pide. En el libro de Deuteronomio capítulo 10 y lo primero que pide, que dice Moisés que pide Jehová de ti, que le temas al Señor, que tengas temor de Dios y Abrahán sabía que sabía que si Dios se lo pedía a su hijo, él se lo iba a dar, pero Dios sabía que sabía, que Abrahán tenía temor de Dios.

Déjenme preguntarle algo, ¿puede Dios decir lo mismo de tu vida y de mi vida? ¿Puede decir ese hombre y esa mujer camina en el temor a mí? No el miedo, en la reverencia, en la determinación de no hacer lo que a Dios le desagrada. Una vida de temor de Dios es una vida victoriosa, es una vida de olor fragante a Dios. ¿Qué dijo el cielo de Abrahán? Guau. ¿Puede decir lo mismo el cielo de nosotros?

Permítanme ir a otro personaje. ¿Qué dijo el cielo de Job? Capítulo 1 del Libro de Job. Usted sabe que el capítulo 1, versículo 1 se abre hablando de Job y dice:

“…Hubo en la tierra de Uz un varón llamado Job, recto, perfecto, temeroso de Dios y apartado del mal…”

Cuando usted va al versículo 6 al 8 dice:

“…Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios entre los cuales vino también Satanás. Y dijo Jehová a Satanás, “¿De dónde vienes?” Respondió Satanás a Jehová y dijo, “De rodear la tierra y de andar por ella.” Y Jehová dijo a Satanás, “No has considerado a mi siervo Job – miren lo que dijo Dios, y ¿sabe a quién se lo dijo? A Satanás. – ¿No has considerado a mi siervo Job que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto, recto, temeroso de Dios y apartado del mal?”

Se lo dijo a Satanás. No se lo dijo a los ángeles, se lo dijo a Satanás. ¿Lo has visto cómo es? No hay otro como él en la tierra. Él le estaba mostrando su trofeo. Qué hermoso! Y Satanás le responde, “¿Cómo no va a vivir así Job si tu le has dado todo, si aun lo que tiene se lo has rodeado? Mis demonios han ido contra sus propiedades, han ido contra sus negocios y han regresado con los dientes rotos porque hay un cerco que lo protege, pero quita ese cerco y verás si no reniega de ti.”

Y yo te voy a decir mientras tu vivas en esta dimensión, habrá un cerco alrededor de tu vida, y solamente se puede romper el cerco cuando Dios lo permita, pero cuando Dios lo permite Dios estará allí y Dios te sacará de la aflicción y de la prueba y te sacará en victoria al otro lado.

Y el cerco fue abierto. Usted conoce la historia, pero Dios sabía que sabía lo que Job iba a responder. Dios dice en su palabra que él no te dejará ser probado más de lo que tu puedes resistir, sino que juntamente con la prueba él mandará la salida. Él sabe a quién le entrega ciertas dimensiones de tribulación y de prueba, él sabe que sabe en quién ha creído, como lo supo Job acerca de él. Qué tremendo es cuando pierde todo en un día, cuando pierde sus hijos, cuando pierde sus hijas, cuando pierde su ganado, cuando pierde sus obreros, cuando recibe la noticia y vienen a decirle, entonces versículo 20:

“…Entonces Job se levantó y rasgó su manto, rasuró su cabeza, se postró en tierra, con todo el dolor, y adoró, y luego habló y dijo, “Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá. Jehová dio, Jehová quitó, sea en nombre de Jehová bendito. Alabado sea el Señor,” y con todo eso no pecó Job, ni le atribuyó a Dios despropósito alguno.”

No fue un hijo, fueron 10 hijos. Se quedó sin nada. Adoró. ¿Puede usted adorar en medio de la prueba? Dios puede decir desde el cielo, “Yo sé, yo sé que adorará.” Los ángeles dirán, “No es muy duro.” “Ella y él adorarán. Yo lo sé, yo sé, yo lo conozco, yo la conozco, aunque pierda todo me adorarán, aunque pierda todo.”

Hay una canción, un himno que es glorioso que es de los himnos antiguos, se llama “Todo está bien con mi alma, todo está bien.” Y lo escribió Horacio Stafford. Ese hombre realmente vivió pruebas tras pruebas, perdió su único hijo varón cuando le dio una fiebre escarlatina, vivía en Chicago. Después de que muere su hijo viene un derrumbe económico y él pierde todos sus negocios y luego vino el incendio de Chicago y acabó con todo. Y cuando quedó sin nada, solo con su esposa, y sus 4 hijitas mujeres, él envió a su esposa y a sus hijas a Inglaterra. Él acabaría de organizar algunas cosas y partiría en 15 días para encontrarse con ellas.

El barco que llevaba a su esposa y a sus 4 niñas llegando a las costas de Inglaterra, chocó con otro barco a las 12 de la noche y el barco se hundió en 10 minutos. Sus 4 niñas se las llevó el mar, sobrevivió su esposa. Cuando él recibió la noticia él salió para Inglaterra para encontrarse con su esposa. En el barco que él iba haciendo su luto como lo hizo Job, ya llegando, recordó la porción de Segunda de Reyes con la mujer de Sonen cuando su hijo muere, cuando va a buscar al profeta, cuando su esposo le dice, ¿”Lo vas a buscar? Está bien, todo está bien.”

Y cuando llegó al profeta, “¿A qué vienes?” “Todo está bien.” Y ahí Dios le inspira ese himno y lo canta. El barco para en el lugar donde sucumbieron sus hijas y allí nace ese himno que hasta el día de hoy no ha perdido su unción. Dice, “cuando el mar tempestuoso y cuando las olas vengan y se lleven lo que más aman, solo podrás decir, todo está bien con mi alma, todo está bien.”

“Desnudo salí del vientre, desnudo volveré, Jehová dio, Jehová quitó, bendito sea su nombre y no le atribuyó a Dios despropósito alguno.”

No dijo, ¿por qué? Dijo, Señor, tu sabes. Una declaración hecha realidad, una declaración que continuó cuando él perdió su salud también. Capítulo 2, versículo 9 y 10, una mujer que tenía su esposa le dice:

“… ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios y muérete, estás sarnoso.” Y él le dijo, “Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué, mujer? ¿Recibiremos de Dios el bien y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.”

Dios conocía la lucha y el dolor de Job. Dios conoció la lucha de su corazón pero Dios se maravilló con las respuestas de este hombre. Más adelante en el capítulo 13, versículo 15 y 16 él dice:

“… He aquí, aunque él me matare, en él esperaré, no obstante defenderé delante de él mis caminos, y él mismo será mi salvación…”

Y en el capítulo 19, versículo 25 al 27 él se paró y él dijo:

“… Yo sé que mi Redentor vive, y que al final triunfará sobre la muerte, y cuando mi piel haya sido destruida todavía veré a Dios con mis propios ojos, yo mismo espero verlo, espero ser yo quien lo vea y no otro, este anhelo me consume las entrañas…”

Ese era un hombre que había perdido todo en la vida, pero que podía estar en pie. ¿Qué dice el cielo de ti cuando pasas por las pruebas, cuando pasas por el fuego, cuando te toca una enfermedad, cuando hay una pérdida, cuando no hay trabajo, cuando la economía se te acaba, cuando los conflictos familiares fluyen, qué dice el cielo de ti? Porque el cielo conoce tu corazón y conoce tus quejas y conoce todo.

Déjenme ir rapidito a otro personaje. Lo encontramos en Juan capítulo 1, versículo 43 en adelante, y es la vida de Natanael, dice:

“… Al día siguiente quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe y le dijo, “Sígueme.” Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro. Felipe halló a Natanael y le dijo, “Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret.” Natanael responde; “¿De Nazaret puede salir algo bueno?” Le dijo Felipe, “Ven y ven.” Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba dijo de él, “He aquí un verdadero israeliita, en quien no hay engaño.”

Jesús dijo de él. He aquí un hombre con integridad, es un verdadero israelita, en su espíritu no hay engaño, no hay falsedad, no hay hipocresía. Voy a ponérselo en nuestros términos de hoy. he aquí un verdadero cristiano, ese es un verdadero cristiano. Ese es coherente entre lo que vive y lo que habla, entre lo que vive y lo que ministra en la iglesia, entre lo que vive y habla en la iglesia y habla en la casa. Es íntegro.

Natanael significa regalo de Dios. Y el concepto que Dios tenía de Natanael era un concepto increíble. Ahora, no solamente Jesús tenía el concepto de Natanael, porque mire usted que cuando Jesús le dice, “He aquí un verdadero israelita, en cuyo espíritu no hay engaño,” Natanael dice, “¿Cómo lo sabes?” me asombra eso. No tenía un espíritu religioso. Ay, no, es por la gracia de Dios. Por supuesto que es por la gracia, pero tu decidiste vivir para él, esa es la diferencia. Y Natanael dijo, “¿Cómo lo sabes? ¿Cómo me conoces? ¿Cómo sabes que soy verdadero israelita? ¿Cómo sabes que odio la mentira? ¿Cómo sabes que no vivo una vida hipócrita? ¿Cómo lo conoces? ¿Cómo sabes que me he determinado a vivir correctamente de tal manera que agrade a Dios?”

¿Puede Dios decir lo mismo de tu vida y de mi vida? He aquí un verdadero cristiano. He aquí una verdadera cristiana. ¿Qué significa ser cristiano? Es uno que vive como Cristo. La primera vez que llamaron a los discípulos cristianos fue en Antioquía. Estaban tan familiarizados, se hablaba de los cesareanos, se hablaba de los herodeanos, ¿quiénes eran? Los que vivían como César, los que seguían a César, los que obedecían a César, los que obedecían a Herodes, pero cuando vieron a los discípulos dijeron, “Esos son cristianos, uno que vive como Cristo, habla como Cristo, camina como Cristo, mira como Cristo, ama como Cristo, perdona como Cristo.”

Hoy en día hay tanto cristino pero no cristiano. Nosotros venimos de un país de mega iglesias, le voy a decir iglesia de 30 mil, 40 mil. Hace 3 semanas yo estaba predicando en una de las que amo, que es una iglesia lindísima, 8 cultos. A veces nos dicen, “Pero mañana les tocan dos cultos.” Le digo, “Ay, Meche, a nosotros nos tocan 7 el domingo, 8 el domingo.” Son miles de personas y la pregunta que yo me hago… Iglesias de 70 mil, y la pregunta que yo me hago, ¿seremos de verdad cristianos?

En un momento de prueba, de persecución, podremos pararnos, como los 21 coptos en el mes de enero, los mártires que decapitaron frente a las aguas y les dieron la oportunidad, niegan y les conservaremos la vida. Los 21 levantaron sus manos y dijeron mirando al cielo, “Nuestro Señor Jesucristo, él es nuestro salvador.”

¿Puede el cielo decir y determinar que de verdad somos cristianos? ¿Nuestros negocios son limpios? ¿Nuestras respuestas son sinceras adentro porque aquí afuera yo puedo decir algo, pero lo que siento es otra cosa? Por eso David dijo en el Salmo 51, versículo 6: “Él ama la verdad.”

En lo íntimo, si queremos ver el cambio en esta ciudad, si queremos verdaderamente una transformación tendremos que convertirnos como lo dice la palabra, usted y yo en medio de la oscuridad, una luz en la universidad, una luz en su oficina, una luz donde usted trabaja, en la casa donde usted trabaja, en el bus, en la tienda, en el caminar diario. ¿Podemos responder de la manera correcta, podemos hacer la diferencia entre el mundo y nosotros?

Y cierro mi mensaje con el último, el más grande, acompáñeme a Mateo capítulo 3 y el versículo 17 y con esto cierro mi mensaje. ¿Qué opinión tenía Dios de Abrahán? ¿Qué opinión tenía Dios de Job? ¿Qué opinión tenía Dios de Natanael? Pero déjenme terminar, ¿qué opinión tenía Dios de su Hijo? Este fue el día de su bautismo, voy a leer desde el 13:

“…Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Más Juan se le oponía diciendo, “Yo necesito ser bautiza por ti y ¿tu vienes a mí?” pero Jesús le respondió, “Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia.” Entonces le dejó. Y Jesús después que fue bautizado, subió luego del agua, y he aquí que los cielos le fueron abiertos y vio al Espíritu que descendía como paloma y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía, “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.”

Si solo te puedo dar este mensaje que determinará la clase de vida que tu y yo debemos vivir. ¿Qué dijo el Padre del Hijo? Este es mi Hijo amado. Otra versión dice, Mi alma se complace en él, él agrada mi corazón, él camina una vida de obediencia, él camina para darme a conocer. Su pasión es dar a conocer a su Padre. Esto es lo que yo quiero. Esto es lo que anhela mi corazón, que Dios pueda decir de mi vida, ella es mi hija amada, mi alma y mi corazón se complace con ella.

Cada mañana cuando despertamos solo quiero mirar hacia arriba y poder ver a Dios en cada mañana y en cada noche cuando tenemos la cara hacia arriba, “Vas bien.” ¿Sabe cómo animamos los niños cuando hacen algo bueno? Lo has hecho súper. Lo estás haciendo bien. Estás agradando mi corazón. Estás agradando mi corazón. Caminas como yo he querido que camines. Me honras por dondequiera que vayas. Lo que haces para mí lo haces con una pasión extrema.

Eso me lleva a recordar y con esto termino, cuando Dios hace 36 años comenzó a levantar mi vida al ministerio en aquel tiempo empezábamos ya a ver los brotes de violencia en nuestra nación, y comenzó un despertar de orar por la nación, como ustedes van a orar el 22, no el 29. Y uno de los jóvenes que dirigía a nivel de la nación, un mover de jóvenes muy lindo, él lideró un movimiento que se llamó SOS por Colombia, era el clamor por una nación diferente. Hoy ese joven es uno de los buenos concejales de la ciudad de Bogotá y un abanderado en la defensa de todos los valores y los principios y le ha costado mucho. Y él en aquel tiempo estudiaba periodismo, y él era quien grababa los programas de la única emisora cristiano que se llamaba La Nuevo Continente, y mi pastora y yo teníamos un programa los domingos. en aquel tiempo yo solo presentaba el programa y mi pastora daba todo y luego yo cerraba el programa y eso para mí era el deleite más grande.

Pues allí me empezaron a conocer y Marco Fidel me invita para esa vigilia de oración, SOS por Colombia, y en una de las iglesias más grandes que había en la ciudad que tendría una capacidad de alrededor de 1500 personas y entonces era toda la noche. A mí me tocaba a las 2 de la mañana. No saben lo que yo oré, lo que sudé, momentos de gozo donde decías, ay, qué privilegio; otros momentos que yo decía, ¿pero para qué me metí en esto? Y nunca olvido, esa noche yo llegué al lugar desde temprano, iba con una de las discípulas que comenzaban pero no me la dejaron sentar adelante, me la pusieron atrás. Y todo estaba hermosos, oración, alabanza, pero antes que yo predicara iba un pastor, el pastor Eduardo Cañas, un hombre a quien yo respeto muchísimo y honro mucho. Es un hombre de Dios, un Apóstol de verdad, trabajamos hoy día juntos con la Coalición Apostólica de Colombia, pero en aquellos pilinos, y yo estaba allí y el pastor Eduardo iba a predicar antes que yo, trágame tierra, en qué me metí, Dios mío, un veterano. Yo decía, Dios del cielo, todas mis noticas que había llevado yo las veía horrorosas. No saben lo que yo sufrí.

Él predicó un mensaje preciosísimo, un maestro de la palabra, y yo era hundida en esa silla. Él termino, ora y todo lo están transmitiendo por la Nuevo Continente y pasan 2 canciones y me pasan a mí. Y yo no imaginas el temor y el temblor, sola, por allá veía a mi discípula que en lugar de estar orando estaba… y yo comencé temblando el mensaje, pero eran las 2.30 de la mañana cuando veo entrar por esa puerta al hermano Lizi Kristi, Director del periódico Desafío, y de Club 700, con su esposa, los sentaron aquí adelante, un hombre muy respetado, pero Lizi Kristi era mi padre espiritual y cuando él se sentó y miró hacia arriba y pasaron 10 minutos y desde ahí abajo comenzó a hacerme… se me fue el miedo, se me fue el susto, el poder de Dios vino sobre mi vida por una aprobación de un padre espiritual.

Créanme que esa noche yo ni supe lo que pasó. Dios tocó por la radio. Dios tocó por todas partes. Y fue el inicio de una apertura puertas abiertas para este ministerio en la nación. Un dedo de aprobación, un padre espiritual cuánto más, cuando el padre te puede decir, eres mi hijo amado. En ti mi alma tiene complacencia.

Póngase de pie, por favor. Gracias Señor, no hable con nadie. Quiero que por un momento cierre sus ojos y por un momento usted mire su corazón adentro. No es una rutina religiosa, es que cerramos los ojos para no entretenernos, es cada uno de nosotros con Dios. Y mi pregunta es ¿cómo está tu vida con Dios? Mi pregunta es, ¿Qué dice el cielo de tu vida? ¿Qué es la opinión que Dios tiene de ti? ¿Cómo has caminado, cómo es tu conducta, cómo es tu comportamiento?¿Como caminan en esta tierra? ¿Caminamos sabiendo que la misma presencia de Dios está en nuestro corazón?

¿Que el espíritu de Dios habita dentro de nosotros? Que el templo no es este lugar, esto es un lugar físico, que la presencia la traemos nosotros. Pero que yo necesito caminar, como dijo Elías y como dijo Eliseo, el Dios en cuya presencia yo vivo. ¿Puede decir Dios de nosotros él es mi amigo? Tengo con él y ella una relación de intimidad tan profunda, me ama y yo le amo. ¿Puede decir que tiene una confianza generacional de que nosotros podremos instruir los hijos que él nos ha dado, las generaciones que él nos ha dado estableciéndolas en esta verdad?

Tomaremos tiempo para ellos. ¿Podemos tener la seguridad de caminar en el temor de Dios? De que en medio de las pruebas y de las luchas Dios tenga la seguridad de que no importa por el fuego o el agua que tu pases, él sabe que sabe que tu le serás fiel. ¿Podemos creer que en caminar diario podamos agradar de tal forma el corazón de Dios que él pueda decir como le dijo a Natanael, ‘he aquí un verdadero cristiano’?

Y por sobre todo, que la voz de Dios la puedas oír diciéndote hoy ‘este es mi hijo muy amado, mi vida, mi alma, se complace contigo.’ Señor, ayúdanos a vivir una vida de tal manera que solo te podamos agradar a ti. Señor, ayúdanos a entender que no es causar una buena impresión en otros sino en vivir de tal manera que nuestra vida te impresione a ti.

Perdónanos, Señor, las tantas veces que no hemos sabido vivir como tu lo mereces. Perdónanos las veces que te hemos negado con nuestras conductas, nuestros comportamientos, nuestras acciones, nuestras respuestas. Perdónanos las tantas veces que hemos sido un tropiezo para otros, que nos han mirado diciendo, ¿y esto es ser cristiano? Perdónanos cuando hemos traído vergüenza a tu nombre Señor.

Hoy, Señor, queremos levantar nuestras manos delante de ti, rendirnos delante de ti. Señor, entendemos los tiempos que estamos viviendo, donde tu estás demandando a tu iglesia una verdadera vida de consagración. Esto no es un juego, esto es una vida y vida para ti. Ayúdanos Señor a vivir de tal manera que tu puedas expresarlo, que complace nuestra vida tu corazón. Gracias te damos, Señor. Muchas gracias en el en el nombre de Jesús. Amén. Amén.

Avivamiento es quebrantamiento y transformación completa

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Dios les bendiga. Hace un año exactamente, el 4 de noviembre, celebrábamos el retiro de mujeres y en el mismo momento que nuestro retiro se terminaba, Dios se llevó, le dio una invitación a una gran y sencilla mujer a vivir con él por la eternidad, la eternidad que él había pactado con ella 51 años antes, cuando ella aceptó al Señor. Todavía hay tristeza en nuestros corazones, pero nosotros estamos a la misma vez gozosos de que Toñita está viva que nunca, aunque no esté aquí está más viva que nunca al lado del Señor y está disfrutando del galardón que el Señor le tenía prometido.

Toñita tenía muchos nombres, para una era Tonia, para uno era Tonia específicamente, para otros era mi mami, era suegra, era abuela, tía, amiga, consejera, intercesora. Ella extendió su maternidad mucho más allá de los límites de la sangre y no pertenecía solo a su familia sino a muchos más como yo se que pertenecía a la vida de muchos de ustedes. Y por eso en este día nosotros queremos traerla a la memoria.

El Apóstol Pablo dijo en una ocasión, ‘sed imitadores de mi’ y lo decía porque él había vivido una vida ........ nosotros creemos que en la vida de Toñita nosotros podemos imitarla a ella porque ha dejado un gran legado. Ella fue una mujer que vivió plenamente para el Señor, nunca se paró en un púlpito, nunca fue a una universidad, quizás estudió académicamente muy poco, pero cuando uno pasaba tiempo con ella, la miraba lo que ella traía era siempre palabra y poder de Dios vivido en una vida santa, digna y digna de imitar. Y por eso es que hoy la mencionamos.

Uno de los recuerdos que tenemos de ella es que ella todos los días aún en sus tiempos de mayor fragilidad, cuando ya la vista le fallaba, todavía leía su palabra diariamente con total fidelidad. Si ustedes pudieran ver su Biblia, es una Biblia muy gastada por el uso, así en eso hay un gran ejemplo para mi vida y para la de ustedes.

Así que por eso en este día nosotros la recordamos, la recordamos con cariño, significó tanto para tantos de nosotros y una cosa que su nieto mayor me comentó una vez; unos meses antes de ella morir cuando él estaba de visita, ella le dijo, estaba sentada al borde de su cama donde ella se sentaba con frecuencia a recibir visitas, no solamente de su familia sino de muchos más, ella dijo, ‘No tengo nada más lo tengo todo’. Eso es una descripción perfecta, una mujer que no tenía quizás gran cosa materialmente, pero espiritualmente era una mujer de una gran, gran riqueza y quiera Dios que nosotros podamos vivir nuestra vida así como ella la vivió. Era una mujer y es hoy porque está más viva que nunca, como dije al principio, una mujer bienaventurada y atándola a las palabras que Igna, porque Igna estuvo el año pasado aquí, quizás la escucharon, ella mencionó, predicó un sermón acerca de ‘sin reservas, sin retornos, y sin nada que lamentar’, así fue la vida de Toñita. Fue sin reservas, ella lo entregó todo al Señor, todo, todo; sin retorno porque no tenía nada que arrepentirse, y sin lamentar porque al fin de sus días ya la presencia del Señor era tan fuerte en su vida que no había nada que lamentar, lo había dado todo, se había vaciado todo y a la misma vez había llenado todo. Así que voy a hacer una oración dando gracias a Dios por su vida, nosotros obviamente sabemos dónde ella está, eso nos llena de gozo, no oramos por aquellos que se han ido, sino oramos por los que nos quedamos y oramos dando gracias a Dios por su memoria, así que si me acompañan:

Señor, te doy gracias por la vida de esa mujer, de Toñita, Señor que nos permitiste acercarnos a ella, Padre, muchos aquí dan testimonio, Señor aún hoy y lo seguirán dando por mucho tiempo del ejemplo de ella, de su vida santa dedicada a ti, de su palabra de ánimo continua en su boca, Señor. Gracias por esa mujer. Padre, yo te pido que cada uno de nosotros tanto la familia cercana a ella, Señor, como aquellos que la amaban, cada uno de nosotros pueda recordar el legado de esta mujer y ser imitadores de ese legado, Señor. Igual que Pablo fue imitador de ti, Toñita fue imitadora de ti, Señor y nosotros queremos seguir ese legado. Señor, permite que así sea. Te damos gracias nuevamente por la vida de esa mujer, sus 91 años bien vividos y bien aprovechados para tu honra y tu gloria, Señor. Gracias, Padre, en el nombre de Jesús. Amen. Amen.

Y ahora, tengo el privilegio de presentar a nuestra predicadora de hoy, como ustedes saben, muchas de ustedes participaron en retiro ayer, fue un tiempo glorioso con 850 personas presentes, incluyendo a 115 jovencitas que participaron en el retiro de jovencitas y en esta ocasión tenemos el privilegio de escuchar a Igna de Suárez, como la escucharon también el año pasado.

Igna es nacida, vivido toda su vida en Colombia, es una mujer muy sencilla y apasionada por el Señor y llena del gozo por el Señor y del fruto del espíritu. Y en este día ella nos va a compartir la palabra así que tengamos oídos bien atentos a lo que el Señor nos quiere decir a través de Igna hoy. Bienvenida Igna.

Yo creo que no nos van a sacar de esta iglesia. Se nos metieron muy, pero muy profundo en el corazón y nosotros, con Susan, estamos tan agradecidas porque repetir en un lugar... alguien dijo que cuando uno viene por primera vez, es un honor, pero cuando lo invitan por segunda vez, guau, eso es todavía triple honor, así es que gracias, Roberto, gracias Meche por confiar en lo que Dios nos ha entregado y dejarnos ser bendecidos a través de una congregación tan hermosa, hombres y mujeres tan lindos, digo así porque ayer estaban hombres involucrados en la alabanza, la adoración, el equipo fabuloso que tienen de alabanza y de adoración, realmente nos ministró muchísimo.

Veo que es un equipo muy fructífero porque el año pasado que vinimos había una chica embarazada cantando y este año en el retiro, había otra embarazada. Yo creo que son muy activos ustedes. Yo estaba en una lucha muy grande porque estoy convencida que cuando uno tiene el honor de compartir el mensaje de la palabra de Dios también tiene una gran responsabilidad y con Susan nos levantamos muy temprano para buscar del Señor, tanto ella como yo, qué era lo que Dios quería para ustedes, y el problema que yo tenía hasta hace poquito era que tenía 3 mensajes y no sabía cuál. Y desde el principio hemos estado orando esta mañana, y nada, y orando, y orando, y Susan sabía mi lucha y a cada rato se volteaba y me decía ‘ya, ya, amiga’, le digo, ‘nada, no siento ninguno’.

Y yo Señor, bueno, a veces el Señor me da un mensaje subiendo a la escalera y tengo que bajar y decirle, ‘por favor, denme el cassette o el cd porque nació aquí. No improvisamos, nosotros, con Susan tenemos un lema, vivimos preparadas más nunca programadas. El que programa es Dios, pero gracias, Meche, porque pensé que eran la alabanza y la adoración, a veces es oyendo una canción o algo que Dios confirme, estaba pendiente del pastor Roberto, qué más decía que me confirmara y nada. Pero una vez más, nuestra hermana Tonia vuelve a confirmar su palabra.

Y mientras Meche hablaba de algo tan importante, de un legado que ella dejó de vida santa, de vida de compromiso, de una vida que realmente se dio toda por Dios, por su familia y por su otra familia, que es la familia de Dios, pero ella mencionó al final algo que sí confirmó uno de mis mensajes, y ella dijo, algo que siempre nos tocó mucho en la vida de Toñíta es que todos los días leía su palabra y que su Biblia, si usted la leía, estaba completamente marcada. A la edad de 91 años no dejó de leer su palabra.

Creo que ese es el mejor legado que nos puede dejar alguien porque en ese legado está el testimonio, en ese legado está una vida de compromiso, en ese legado está una vida de santidad. Y yo recordaba que en el mes de mayo nuestro pastor partió también con el Señor, después de más de 45 años servicio en Colombia y de ser un hombre, un Apóstol a nivel nacional, con una visión de cuerpo, de unidad y su muerte tocó mucho la nación, nos tocó por supuesto mucho a nosotras que somos parte de la iglesia, mi esposo y yo. Hace 29 años estamos en nuestra iglesia y lideramos en nuestra iglesia y el día del entierro estábamos muy de cerca nuestra pastora, que es nuestra amiga también, nuestra gran amiga, y yo le dije a mi pastora algo, ‘lo único que quiero que me des de mi pastor es su Biblia. Tu puedes tener la del inglés porque él era escocés, pero dame a mi su Biblia en español’, y ese fue mi legado, una Biblia que él usó.

Por qué te digo esto, porque mi pastor era uno de los mejores maestros de la palabra y yo fui formada así, desde niña en el Señor. Él nunca fue mi profesor de homilética en el seminario, pero fue mi profesor de homilética toda una vida. Era el hombre al cual tu le escuchabas predicar un mensaje y tenías que prepararte que allí podías llorar, reír, ser confrontado, pero le podías coger desde el título hasta la conclusión y la aplicación. Siempre su mensaje llevaba orden y claridad.

Y mi legado fue ese, el que él me dejó. No solo su Biblia que la pedí, sino que fui formada en cuanto a la palabra. Y uno de los tres mensajes que estaba en mi corazón pero que no sabía yo si sí o no, es un mensaje que voy a compartirles que se llama ‘Traigan el libro’, ese es el título, y vamos a ir al libro de Neemías, en el Capítulo 8, por favor, abra su Biblia, preparemos nuestros corazones.

Neemías, Capítulo 8 versículo 1, dice: “....Y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las aguas y dijeron a Esdras, el escriba, que trajese el libro de la Ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel y el sacerdote Esdras trajo la ley delante de la congregación así de hombres como de mujeres y de todos los que podían entender el primer día del mes séptimo, y leyó el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las aguas desde el alba hasta el mediodía en presencia de hombres y mujeres, y de todos los que podían entender y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley. Y el escriba Esdras estaba sobre un púlpito de madera que había hecho para ello, y junto a él estaba Matatías, Ema, otros hombres que no los voy a leer, abrió pues, Esdras el libro a los ojos de todo el pueblo porque estaba más alto que todo el pueblo y cuando lo abrió todo el pueblo estuvo atento.

Bendijo entonces Esdras a Jehová, Dios grande, y todo el pueblo respondió, Amen, amen. Alzando sus manos y se humillaron y adoraron a Jehová inclinados a tierra y los levitas hacían entender al pueblo la ley y el pueblo estaba atento en su lugar y leían en el libro de la ley de Dios claramente y ponían el sentido de modo que entendiesen la lectura. Y Neemías, el gobernador, y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían entender al pueblo, dijeron a todo el pueblo, ‘día a santo es a Jehová nuestro Dios, no os entristezcáis, ni lloréis’, porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley. Luego les dijo, ‘id y comed grosuras y bebed vino dulce y enviad porciones a los que no tienen nada preparado porque día santo es a nuestro Señor. No os entristezcáis porque el gozo de Jehová es vuestra fortaleza’.

Los levitas pues hacía callar a todo el pueblo diciendo, ‘Callad, porque es día santo y no os entristezcáis’, y todo el pueblo se fue a comer y a beber y a obsequiar porciones y a gozar de grande alegría porque habían entendido las palabras que les habían enseñado....”

Si yo tan solo puedo dejarles esto, será mi mayor gozo. Déjenme hacer un pequeño recuento, poner como un poquito de contexto. Neemías fue un hombre tremendo usado por Dios. Neemías cuando usted lo ve en el Capítulo 1 del Libro de Neemías que lleva su nombre, está en el imperio, él era el copero del rey. Eso quería decir que era un hombre de confianza, era el que probaba el vino, era el que estaba muy cerca del rey. Tenía una posición, estaba en palacio, estaba cerca del rey, pero aunque estaba en esa posición tenía una carga tremenda en su corazón. Y la carga de Neemías era su ciudad, era Jerusalén, era su pueblo, porque aunque él comía bien, vestía bien, ganaba bien, había un dolor en su corazón por sus hermanos.

Y yo voy a ir aplicando, aún a pesar de la introducción porque el pastor mencionó que es necesario que ustedes evangelicen la ciudad de Boston, cada uno de ustedes es responsable. Pero no puede haber un evangelismo efectivo sin pasión y sin visión. Y en la vida de Neemías había una visión por su ciudad y había una pasión por su ciudad. Y puede usted ser recién convertido, debe tener pasión y visión por su familia y por su ciudad. Y cuando usted ve a Neemías en ese Capítulo 1, los ..... llegan unos amigos al reino y él les hace una pregunta, los saluda y les hace una pregunta, ¿cómo están mis hermanos en Jerusalén y cómo está la ciudad de Jerusalén?

Fíjese que él no preguntó nada más sino que iba directo a un propósito que él sentía latir en su corazón. Y ellos respondieron, ‘el pueblo está en gran mal y gran afrenta, están en oprobio y la ciudad, Neemías, está mal, sus muros están derribados, sus puertas están quemadas’.

Y vino un llanto en el corazón de Neemías, el versículo 3 describe que rasgó sus vestidos y empezó a conectarse directamente con Dios y empezó a clamar a Dios y la visión fue confirmada. Y estuvo dispuesto a dejar el reino, habló con el rey, su cara estaba triste. Nunca había estado triste. El rey se sorprendió, ‘¿qué te pasa, Neemías? Nunca has estado triste, y hoy te veo profundamente agobiado’. ‘Oh, rey, mi pueblo está mal, mi ciudad está mal...’

Y yo pienso cuántos Neemías se necesitan que se levanten. Puede que usted sea colombiano, guatemalteco, puertorriqueño, pero Dios lo puso en esta ciudad. Yo no soy de Bogotá pero Dios me puso en Bogotá y amo Bogotá como si fuera mi ciudad, y amo apasionadamente a Colombia y no paro de orar hasta que mi nación sea restablecida y la gloria de Dios venga y el mundo entero deje de oír malas noticias de Colombia y el mundo entero sepa que es una nación cambiada y transformada por un avivamiento que vendrá sobre mi nación que está viniendo, que está llegando y que no será caídas, temblores, lenguas, sanidades, eso será la añadidura, será una transformación. La violencia se terminará, el narcotráfico caerá, la guerrilla terminará, las guerras terminarán y podremos ver una nación como Dios la quiere ver.

Que visión y qué pasión tenía Neemías. El Capítulo 2 describe que él sube y el mismo inspecciona, un hombre que tiene visión o una mujer que tiene visión siempre está en el lugar del problema para saber muy de cerca la situación y el latir del corazón de Dios. En el mismo Capítulo 2 Neemías confronta al pueblo, primero recorre la ciudad, ve los muros caídos y las puertas quemadas pero luego él va y confronta a los que estaban en oprobio y les hace un reto y el reto fue en el versículo 17, les dijo, del Capítulo 2:

“... vosotros véis el mal en que estamos.....” fíjese que él no dijo están, dijo estamos, “... Jerusalén está desierta, sus puertas consumidas por el fuego, venid y edifiquemos el muro de Jerusalén y no estemos más en oprobio. Y su visión contagió a otros, entonces les declaré como la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, asimismo las palabras que el rey me había dicho, y se unieron y dijeron, ‘levantémonos, edifiquemos’ y esforzaron sus manos para la obra....”

Si usted mira el Capítulo 3, todos los grupos de familia construyeron, toda la gente construyó, desde los jóvenes hasta los ancianos, desde los que tenían hasta los que no tenían y cuando usted llega al Capítulo 6 del libro de Neemías, el versículo 15 y 16,

“.... el muro fue terminado, las puertas fueron colocadas, y dice, fue terminado pues el muro el 25 del mes de Elul en 52 días... – escuche bien- ....en menos de dos meses el muro fue restaurado y cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que estaban alrededor de nosotros y se sintieron humillados y conocieron que por nuestro Dios había sido hecha la obra...”

Ahora, el muro estaba restaurado, la gente estaba animada, a pesar de toda la oposición que usted puede ver en el mismo Capítulo 2, el 4, el 5 en 52 días, la visión de un hombre y la pasión de un hombre se hicieron realidad. Porque nada hay imposible para Dios y la Biblia dice aquí que fue Dios, por la mano de Dios, la gloria era de Dios, la gloria no era de un hombre, la gloria era de Dios.

Pero vino otra segunda visión al corazón de Neemías, los muros estaban restaurados, pero la gente que estaba dentro del muro, ahora tenían protección, ahora había puertas, seguridad y había muros. Eso quería decir que ya ninguno entraba y salía, no había forma de combinarse, mezclarse porque los muros hablan de separación. Y el problema que veía Neemías es que ahora había un muro, estaban las puertas, pero había un pueblo dentro del muro que necesitaba un cambio, que necesitaba una transformación, que necesitaba que sus muros internos fueran reconstruidos.

¿Por qué? Habían pasado ya casi 70 años de cautividad. En ese tiempo de cautiverio, amados, el pueblo no tuvo servicios, no tuvo cultos, algunos estaban en Jerusalén, otros en Babilonia, se acabó, no había alabanza, no había cantores, no había levitas. El muro estaba destruido y el templo estaba destruido. Y durante todos esos años no hubo palabra de Dios, no hubo mensaje de Dios. Y cuando no hay mensaje de Dios el corazón del pueblo no está en condiciones optimas. Cuando no hay palabra de Dios, escuche bien esto, cuando no hay mensaje de Dios podemos decir que estamos mirando un pueblo superficialmente.

¿Qué está sucediendo hoy? Está sucediendo lo mismo. Tenemos muros construidos, tenemos noticias de iglesias magnas, miles de millones de dólares, púlpitos casi de oro, y con tristeza tengo que decir que hay carencia de la palabra de Dios, hay ausencia de la palabra de Dios. Los mensajes que escuchamos son recalentados, son demasiado superficiales. Si usted prende la televisión, no se si aquí, pero en Latinoamérica yo diría que un diez por ciento llega a ser bueno, o bueno, claro, hay gente que come todo, hay gente que come la hamburguesa que le dan, los tacos que le dan instantáneos, no los que tu preparas en casa, la pizza espiritual y eso les parece bueno, no hay sustancia. Hay mucha superficialidad, mucha improvisación. Tu puedes saber cuándo alguien está improvisando.

Eso preocupa porque qué le espera a nuestra generación que viene, qué le espera a jóvenes de 12, 13 años, qué tremendo que una mujer a los 91 años no dejaba de leer su Biblia y a los 91 años recibía mensaje de Dios porque si subrayaba su Biblia era porque Dios le estaba hablando. Que tremendo testimonio si solo con eso me quedo, que rete su generación.

Gracias a Dios por el programa que tienen ustedes, los animo. Yo estuve predicando con Susan el año pasado aquí, de Guatemala recibí una vez una llamada de una discípula nuestra que me dice, ‘sabes, hoy estaba decaída, y entré y me conecté por Internet, busqué León de Judá y ahí estabas tu y me oí el mensaje que predicaste el domingo. Dios me levantó, lo bajé y lo prediqué a los jóvenes. Llegué a Cali hace 3 semanas estaba predicando en la ciudad de Cali, en Colombia, y la primera noche del evento se bajan las niñas que estaban acá arriba, que habían sido el equipo de trabajo de la pastora y se bajan y pasan por la primera fila, y una de ellas se me acerca y me dice, ‘maravilloso’, Yo le dije qué ‘sin reserva, sin retorno, sin nada que lamentar’, y le digo yo, ‘¿dónde lo oíste?’, ‘en León de Judá por Internet’.

León de Judá ha sido famoso en Colombia. Me estaban entrevistando hace creo 6 meses en un programa de televisión muy bueno, joven cristiano, un entrevistador, pues es su carrera, fabuloso... y al final del programa me dice, ‘bueno, hermana Igna, explíqueme eso de cómo eso de ‘sin reserva, sin retorno y sin nada que lamentar’. Y yo le digo, ‘¿y tu de dónde sacaste eso?’, me dice, ‘de León de Judá por Internet’.

Amados, tengo tristeza en mi corazón por eso yo dije ayer a las mujeres, no esperen. Yo, a las mujeres les predico fuerte, porque no quiero ver mujeres superficiales sino mujeres como Ulta, profundas en la palabra de Dios, mujeres que puedan predicar no solo a mujeres sino a hombres, mujeres que realmente se levanten con el celo y la pasión por la palabra y por supuesto los hombres, pero ustedes saben que ustedes tienden más a eso.

Hay preocupación en mi corazón por eso es necesario que traigan el libro, es necesario que hoy el Espíritu Santo al terminar encienda una pasión pero tan fuerte por esta bendita palabra.

Hace poco estaba predicando en un lugar y alguien se me acercó y me dijo, ‘te voy a regalar una Biblia porque la que tiene ya te está dañando’. Yo le dije, ‘no, por favor, quién sabe cuánto me va a durar más, es que aquí tengo tesoros’.

Hay un pueblo aquí, voy a hablar dos cosas acerca de este pasaje que leímos, el título es ‘Traigan el libro’, ¿por qué? Voy a hablarte primeramente del clamor de un pueblo, eso es el punto número uno, el clamor de un pueblo.

En el versículo 1 dice, ‘... y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las aguas y dijeron a Esdras, el escriba, que trajese el libro de la ley....”

Diga, que trajese el libro de la ley. .... Ahora, voy a ir por partes, dice que se juntó todo el pueblo. Ya había sido el muro terminado, las puertas ya ...... ya se había empezado a restaurar a los levitas, ya Neemías tenía una visión completa y el pueblo se juntó. Me llama la atención que se juntó junto a la puerta de las aguas. La puerta de las aguas había sido restaurada y la puerta de las aguas nos hablan las aguas, las aguas nos hablan de la palabra de Dios.

Jesús dijo, ‘ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado...’ y allí se juntaron y se juntaron como un solo hombre, e hicieron un clamor y dijeron ‘traigan el libro’.

Diga conmigo, ‘traiga..’ haga así... ‘traigan el libro’, dígale al que está al lado, ‘es necesario que traigamos el libro’.

Y su clamor fue.... una vez que estaban juntos ellos dijeron, ‘que traigan el libro’, esto no lo hizo Neemías, eso no lo hizo Esdras, eso lo hizo un pueblo que tenía hambre, un pueblo que estaba viendo el cumplimiento de la fidelidad de Dios y que por fin recordaron el libro de la ley y ellos comenzaron a clamar ‘traigan el libro’.

Hay una porción en el libro de Amos, en el Capítulo 8 en el versículo 11 que dice, “... he aquí que vienen días, dice Jehová el Señor sobre la tierra en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino hambre y sed de la palabra de Dios.....”

Y yo amo esa palabra, y yo declaro que estos son esos días en que el mismo pueblo de Dios, yo se que a ustedes, se que tienen buen mensaje, se que tienen pastores que los alimentan bien, pero son las necesidades en la iglesia en general. Vienen días en que hay necesidad de que traigan el libro.

Y ellos dijeron, ‘traigan el libro’, todos unidos como un solo hombres. Ese fue su clamor. Luego me dice, que ese pueblo estaba dispuesto, ese pueblo pidieron que trajeran el libro y dice que el pueblo estaba atento, el versículo 3, dice:

“... y leyó el libro delante de la plaza que estaba delante de la puerta de las aguas desde el alba al mediodía en presencia de hombres y de mujeres y de todos los que podían entender y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley. Oiga bien. Los oídos estaban atentos al libro de la ley.

Ahora, aquí hay varias cosas: Esdras había construido un púlpito muy grande para que toda esa multitud pudiera oír y dice ‘... y todo el pueblo, nadie hablaba, todo el mundo apagó sus celulares’, y ahí estaban. ¿Y saben cómo estaban? Estaban así, estaban atentos al libro, escucha bien esto, estaban atentos al libro, no al predicador. Estaban atentos al libro, no al predicador.

El predicador desapareció, el libro apareció. Hoy se necesita eso. Hoy se necesita que el libro aparezca, que la palabra aparezca, que el verbo de Dios aparezca y que los predicadores desaparezcamos porque la gloria es solamente de él. Estaban atentos. Estaban atentos al libro.

Hay ausencia. Perdón que usemos mucho nuestros nietos, nuestra familia, son mis ejemplos más cercanos. Jonathan, mi nieto mayor, tiene un llamado muy fuerte, tiene un llamado profético muy fuerte. Desde muy niño desarrolló, Dios le ha dado una palabra de ciencia muy profunda, siempre digo, ‘cuidado tu entras en pecado en mi casa porque si está mi nieto te lo saca a la luz’. Es tremendo. Es tremendo ese niño.

A la edad de 6 años mi hermano llegó un día de visita a nuestra casa y trajo a un amigo que es de mi pueblo, que es médico, hacía muchos años que no lo veía. Yo no estaba ese día allí, pero estaba mi hija, mi mamá, mi esposo y mi nieto. Y mi hermano le dice, ‘mira, Jonathan, te presento a mi amigo José’, y él le extendió la mano para saludar al niño de 6 años, y el niño corrió la mano. Y le dice ‘¿por qué no me saludas?’, y él le pone el dedo y le dice ‘porque tu no amas a Dios’. Nunca lo había visto. Dice, ‘¿por qué tu dices que yo no creo en Dios?’, ‘porque tu no crees en Dios’. Y se voltea el amigo y le dice a mi hermano, ‘y a este quién le dijo’. Y mi hermano va a donde mi hija y le dice, ‘¿Y tu qué le dijiste al niño’. Mi hija le dice, ‘yo ni conozco a tu amigo’. Era budista, y eso impactó a mi hermano.

Y Jonathan ha crecido con el celo de Dios y el celo de la palabra. El es el niño que ya te dice dónde Dios le ha hablado, ya tiene subrayados mensajes que el Señor le ha dicho y hace unos meses, ellos asisten a una muy buena iglesia con sus padres, pero fijate que el niño desde el año pasado, le pidió a su pastor el permiso para ya no ir a la escuela de niños, sino que le dijo, ‘es buena, pero ¿me permites estar en el culto de los adultos?’. Le dice, ‘¿por qué, Jonathan?’, y le dice ‘porque quiero oír la palabra de Dios como se la predican a los grandes’. Y su pastor le permitió estar.

Y hace unos meses tuvieron un invitado en la iglesia y empezó a predicar supuestamente y el niño se voltea a la mamá después de 15 minutos y le dice ‘¿y a qué hora va a entrar en el mensaje?’. Y el predicador siguió haciendo chistes y la gente se toteaba de la risa, media hora, seguían riendo y el niño, ‘¿y a qué hora va a empezar el mensaje?’. Y luego le dijo ‘mami, apágame ese celular’. Luego voltea y le dice, ‘mami, está quemando tiempo’, y salió con tristeza del servicio, se subió al carro, un niño de escasos, no tenía los 12 años todavía, y se sentó en el carro y dijo, ‘que tristeza, no hubo palabra’.

Mi amados, ese pueblo pidió la palabra, ese pueblo clamó por la palabra y estuvo atento a la palabra. Pero hay algo más, ese pueblo le pidió a Esdras que le leyera la palabra, no le pidió a cualquier persona, no se lo pidieron a cualquiera de los..... no, fueron donde el sacerdote Esdras, y aquí dice el versículo 2 que ellos le pidieron a Esdras, el escriba, el versículo 1 dice:

“.... le dijeron a Esdras, el escriba.....”

Y cuando usted ve a Esdras más adelante en el verso 6 dice, “... entonces Esdras.....”, y hay otra porción que dice “... Esdras, el escriba....”

Ahora, déjenme decirle algo, ellos sabían quién era Esdras, ellos no fueron a otra persona sino a Esdras porque Esdras era un escriba. ¿Quién era un escriba? Un escriba era un sacerdote, pero no cualquier clase de sacerdote, era un sacerdote que profundizaba en la palabra de Dios.

Si usted quiere ver la descripción de un escriba, lo encuentra en el libro de Esdras un poquito, usted más atrás donde en el Capítulo 7, le voy a mostrar quién era un escriba, en el versículo 10 dice:

“... porque Esdras había preparado su corazón para inquirir en la ley de Jehová y para cumplirla y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos....”

Ese versículo dice 4 cosas importantísimas. Número uno, dice que Esdras era sacerdote pero que profundizaba, preparaba su corazón para inquirir. ¿Qué quiere decir eso? Esdras no venía a este libro de cualquier manera. Esdras oraba a Dios. Ahora, no estoy hablando, que sea una religiosidad, pero cuando Esdras venía al rollo, decía ‘Dios, yo quiero que tu Espíritu Santo prepare mi corazón para que tu palabra pueda caer en buena tierra, yo la pueda entender. Dame la sabiduría y dame la revelación’.

¿Pedimos eso? y dice, “....preparaba su corazón....” ¿Qué más decía? Preparar el corazón no solamente era orar, era ver cómo estaba su corazón, era qué había de malo, tal vez fue muchas veces donde su esposa, dijo, perdóname en la forma como yo te contesté ayer porque voy a entrar en el libro y quiero que Dios me hable directo y nada se interponga, ni un pecado, ni una mala actitud.

Dice, “.... preparaba su corazón para inquirir...”, pero la segunda cosa que dice es “.... para cumplirla...” El la leía, él la entendía, él la saboreaba, pero luego la aplicaba. Diga, ‘la aplicó’.

Tu puedes haber terminado ayer el congreso y el retiro para agradar a los dos, y lo puedes haber saboreado ok, y se que muchas mujeres fueron tocadas y fue maravilloso, pero tienes que aplicarlo. No puede comer en un DVD, no puede quedar en un CD, no puede quedar en tus notas, tienes que aplicarlo, tienes que vivirlo, tienes que hacerlo, tiene que eso te transforme y haya conductas correctas.

Y él dijo, que lo entendía para cumplirla, para vivirla. Y luego al final, dice “... para enseñarlo...” Ese es el proceso. Yo voy a la palabra, preparo mi corazón, recibo el mensaje, lo que yo te estoy predicando, lo que te prediqué ayer es porque ya ha sido vivido, porque yo puedo predicar lo que no vivo pero no debo predicarlo. Porque un mensaje con experiencia vivida tiene poder, transforma.

Y esto era un escriba, uno que preparaba su corazón, que valoraba la palabra de Dios, uno que cumplía y uno que la podía enseñar. Y el pueblo escogió a Esdras, y Esdras escogió su equipo de trabajo, eran los levitas, que tienen muchos nombres. No le vaya a poner esos nombres a sus hijos.

Y dicen que ese equipo estaba al lado de Esdras, y Esdras leía y lo leía con tanto énfasis, él no lo predicó, solamente leyó el libro. Yo estoy predicando, pero él estaba leyendo el libro. Y dice en ese Capítulo 8 que cuando él leía el pueblo estaba atento y el versículo 8 dice: “... y leían el libro de la ley de Dios, lo leía Esdras, y lo leía su equipo, lo leían claramente y ponían el sentido de modo que entendiesen la lectura...”

En el verso 5 es hermoso porque dice, “... Esdras, pues, abrió el libro a los ojos de todo el pueblo porque estaba más alto que todo el pueblo, y cuando lo abrió todo el pueblo estuvo atento...”

Ese hombre le puso el sentido, le puso la vida, le puso la pasión, le puso de tal manera su preocupación, era que el pueblo lo pudiera asimilar, lo pudiera entender, lo pudiera comprender. Ahora, cuando tu lo predicas, tu usas ilustraciones, tu usas los ejemplos, tu estás tratando de transmitir eso, que haya luz de ese mensaje, de esa palabra, para que nunca se olvide y penetre. Pero él solo lo estaba leyendo y la sola lectura de la palabra de Dios qué transformación hizo, qué transformación. Y se mezclaron dentro de todo el pueblo para que el pueblo pudiera entender.

Quiero llevarte, como segundo punto a ver los resultados de esto que pasó. Y hay varios resultados. Una vez que el pueblo oyó la palabra de Dios el primer resultado es que trajo, esa lectura trajo un profundo quebrantamiento y arrepentimiento porque dice aquí, en el versículo 9:

“... Y Neemías, el gobernador, y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían entender al pueblo, dijeron a todo el pueblo: día santo es a Jehová, nuestro Dios, no os entristezcáis ni lloréis porque todo el pueblo – dígalo conmigo, ‘todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley.

Todo el pueblo comenzó a llorar cuando oyó esa palabra. Como sería el llanto de cientos de personas. Jeremías Capítulo 23, versículo 29 dice:

“... ¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, o como martillo que quebranta la piedra?...... ¿No es mi palabra como fuego, como martillo?

Mira, tu no necesitas manipular, dice Hebreos 4:12 que “.....la palabra de Dios es viva y es eficaz, dice que es más cortante que toda espada de dos filos, que penetra hasta partir el alma, el espíritu, la coyuntura, los tuétanos.... Está hablando de lo profundo,.... y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón y no hay nada oculto que no sea revelado ante esta poderosa palabra de Dios....”

Hace muchos años atrás cuando en mi iglesia yo daba la escuela dominical después del primer servicio teníamos escuela dominical, entre uno y otro servicio, y yo tenía el privilegio de enseñar en esa escuela dominical. Nunca me olvido, teníamos una secuencia de unos libros que fueron maravillosos, yo todavía los tengo, los guardo porque estudié en el seminario bíblico, pero creo que esos libros, fueron para mí, un tesoro tan grande. Era sistematizada la enseñanza y mi pastora daba un domingo y yo daba otro domingo pero siguiendo la secuencia. Y un domingo me tocó enseñar sobre el pecado de David en la secuencia que llevábamos, sobre el adulterio con Betsabé, las consecuencias, todo eso, era media hora de clase. Yo duraba hasta la una de la mañana preparando mi clase. Era el privilegio más grande enseñar en la escuela dominical y allí alistaba todo, preparaba todo, yo le dije a Meche, ‘soy muy doméstica’, y a las mujeres ayer, y es que soy buena cocinera y me gusta ponerle la sazón a la comida. No puede pasar el amor en la comida, ni el caldito Maggi. Y así es, preparando los mensajes, yo le busco todo lo que el Espíritu Santo me dice que le eche, que le eche la albaca espiritual, se la echo. Lo único que a los mensaje no le echo es cubo Maggi porque eso ya es químico, pero todo lo espiritual y lo natural sí.

Y ese Dios me había dado un tesoro en esa enseñanza, y yo ve que una mujer en la tercera fila empezó a llorar, y a llorar, y a llorar y hasta que cayó de la silla en la tercera y se agachó, ya no la vi más porque ella duró de la mitad de la enseñanza hasta el final fue llorar, y llorar.... Yo terminé la enseñanza, oré por la gente y cuando bajé esta mujer vino y se me tiró y me dijo, ‘tengo que hablar contigo’.

Y entonces entramos en un cuartito y fue tan hermoso y me dijo, ‘yo necesito confesar mi pecado’. Y ella dijo, ‘hace 8 años le quité el marido a una mujer y de esa unión está mi hija que tiene 5 años, que está aquí en la iglesia. Yo hace 2 años estoy viniendo a la iglesia, nadie sabe. Amo a ese hombre, nos llevamos muy bien, pero hoy entendí que ese hombre no me pertenece. Y hoy quiero que me ayudes porque la palabra para mi fue clara, lo que llamábamos nosotros un acople porque no se entendió con la mujer, ahora la entendí claramente que se llama adulterio y hoy yo he tomado una decisión’, dijo ella, ‘y necesito que me ayudes, porque hoy tengo que devolver el hombre que me robé. ¿Cómo lo hago?’

Así es que el día lunes yo estuve en consejería todo el día con ella. Su arrepentimiento era genuino. ‘Mi hija lo necesita, es su padre, yo lo amo pero no es mi esposo y es tan claro lo que Dios me habló, era como que tu me estuvieras predicando todo a mí’. Y en un mes devolvió al marido, él no se quería ir y ella le dijo, ‘yo no se si tu quieres volver al lado de tu esposa, pero a mi lado, no puedo, no me perteneces, hice mucho daño’. Y ella fue y habló con la esposa, pidió perdón.

Lo amaba, escucha, lo amaba. Duró dos años para olvidarlo, pero la palabra penetró. El domingo pasado yo estaba predicando en mi iglesia y ella ahora sirve profundamente en mi iglesia, ella sacó esa hija adelante, Dios la bendijo, la prosperó, está más hermosa que nunca y siempre que me puede abrazar me dice, ‘nunca olvido el día que Dios me confrontó con mi pecado,’ y dijo ‘ese día fui libre’.

Amados, la palabra, tiene que producir en nosotros un quebrantamiento y un arrepentimiento porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.

También trajo una profunda adoración, mire el versículo 6, dice: “... bendijo entonces Esdras a Jehová, Dios grande y todo el pueblo respondió amén, y amén y alzando sus manos se humillaron y adoraron, -diga, adoraron- a Jehová inclinados a tierra...”

Ellos adoraron a Dios. La palabra fue tan clara que produjo una adoración. Ahora, amados, eso tiene que producirlo la palabra en nosotros, no los domingos, escucha, no los días que tu tienes, no los sábados, es parte de lo que Dios nos va a hablar. El domingo es un día que como congregación recibimos todos la palabra que nuestros pastores han preparado, pero escuche bien, todos los días la palabra tiene que hablarte y no tienes que decir, ‘tin marín de dos pingüe... ay cucara maca, títere fue háblame aquí... Donde ponga el dedo háblame’.

No, tiene que haber una meditación, tiene que haber una búsqueda de Dios, no solamente en oración sino a través de la palabra de Dios, cada día tu tienes que meditar en esta bendita palabra y esa palabra tiene que traer quebrantamiento, tiene que traer arrepentimiento, tiene que traer adoración.

Amados, si esta palabra no nos hace erizar, si esta palabra no nos hace llorar, no la predicada, es obvio, es diferente, pero estoy hablando que cuando tu vengas a este libro, si esta palabra no está así marcada, señalada, subrayada, anotada, esta palabra tiene que causar un efecto en nosotros, esa palabra tiene que volverse a resaltar. Hoy casi no llevamos Biblia.

Maravillosa la tecnología, qué bueno que nos las ponen, pero ya no llevamos porque va a salir en el telón. Y yo he dicho, me gusto que pongan solo la cita que se menciona, pero que el pueblo la busque, que se oiga el sonar de las hojas de la Biblia, que se oiga el shshshshssh... porque hoy tu no sabes, empiezas a buscar a Malaquías donde está Apocalipsis y a Juan donde está Oseas, y necesitamos que el pueblo maneje la palabra de Dios, necesitamos que el pueblo tenga la palabra de Dios. Y esto debe producir adoración.

Yo no se si te ha pasado, pero a veces estoy yo allí leyendo y yo empiezo a llorar. Sabes los vuelos, para nosotros, los vuelos, viajar horas y horas en un avión, me gusta. Sabes, es mi deleite. Cuando yo tengo que viajar 5 horas, 6 horas, 8 horas, 10 horas en un avión me encanta. ¿Por qué? Porque yo lo único que hago es, bajo mi mesita, saco mi Biblia y saco una libreta, un cuaderno y solamente digo, ‘Señor, tenemos 8 horas, 5 horas, ahora habla mi vida...’

Iba para México el año pasado y me tocó al lado un Señor, y yo iba leyendo mi palabra y llegué a un punto donde estaba leyéndola y empiezo a llorar. Dios comienza a quebrantarme, pero era que no podía. Y yo lloraba y buscaba el Kleenex, hasta el señor me pasó un pañuelo, y yo seguía leyendo y lloraba. No podía, era una presencia. Hasta que el señor me dijo, ¿qué le pasa señora, está muy triste? Y yo le dije, ‘no, usted no entiende, después le explico...’

Me encanta. Sabes, mis mejores nacen en los aviones porque no tengo concordancia, no tengo comentarios, no tengo libros, no tengo historia pero tengo al Espíritu Santo y estoy más cerca del cielo y su revelación viene poderosamente sobre mi vida. Y allí es donde nace, esta palabra tiene que arder en nuestros corazones. Esta palabra, debemos tener bibliomanía.

Dígale al que está al lado, ‘debes volverte un adicto a la palabra de Dios’. Este libro trajo una profunda adoración pero ¿saben qué? también trajo un profundo gozo y alegría.

En el versículo 10 al final le dice “... nos os entristezcáis porque el gozo de Jehová es vuestra fortaleza...” y el 11 dice, “... el levitas pues, hacían callar a todo el pueblo diciendo, ‘callad porque es día santo, no os entristezcáis y todo el pueblo se fue a comer y a beber y a obsequiar porciones y a gozar de grande alegría....”

Diga, grande alegría, diga, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado.

Ah, yo nunca olvido cuando recién me fue enseñada la palabra de Dios. ¿Quieren saber? La persona que me empezó a enseñar la palabra de Dios era un pastor evangélico que no tenía sino hasta quinto de primaria. Era el pastor de mi pueblo, pero estábamos llenos de prejuicios sociales y religiosos. Yo no iba a ir a una iglesia evangélica, pero iba a tener pastor a domicilio y comenzó una tarde a venir y enseñarnos la palabra. Y yo le dije dos tardes, yo le dije, tres tardes, y ese hombre que no había hecho ni un seminario bíblico, pero tenía la sabiduría de Dios, ese hombre se sentaba y nos enseñaba la palabra y nos la enseñaba de manera sencilla y fue tal la pasión por esta palabra que yo abracé esta palabra, mi esposo no se había convertido, pero yo esta palabra no la dejaba, la metía en mi cartera, la llevaba en mi mano, por donde iba yo llevaba mi... dormía con la Biblia y mi marido ya estaba hasta celoso. ¿Y que haces con ese libro allí toda la noche? No se, pero solamente el echo de tenerlo cerca.

Yo quiero que tu sepas que nunca he olvidado mi palabra. Dos veces en 32 años, dos veces se me quedó en casa, nunca la dejo, porque no se a qué hora me encuentre con alguien para compartírsela. Esa palabra trajo un profundo gozo, una profunda alegría y cuando tu vienes a esta palabra y lees las promesas de Dios, y Dios te habla, y el rema de Dios viene a tu vida y en la mayor dificultad y en la mayor necesidad, esta palabra, cuando la meditas salta a tu corazón y empiezas a veces a reír, porque Dios te está diciendo que en medio de tu desierto hay una esperanza, que pase lo que pase, él va a venir, que él hará, él cambiará, él tocará.

¿Sabe lo que dice Jeremías en el Capítulo 15, en el verso 16? Dice: “.... fueron halladas tus palabras, y yo las comí y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón porque tu nombre se invocó sobre mi, oh Jehová de los ejércitos.....”

Dice que las palabras le fueron por gozo y por alegría y dice en Ezequiel, en el Capítulo 3 que Dios le digo, ‘Ezequiel, come el rollo, toma el rollo, mete el rollo a tu boca’. Señor, el rollo y dice que lo comió y las palabras le fueron dulces como la miel.

Oh, las palabras fueron dulces como la miel. Y no hay forma más segura de que Dios te hable. Deja de andar buscando que te profeticen. Que Dios te profetiza que lo mande y... pero no lo busques. Esta es la palabra profética más segura, esta la palabra profética más firme, esta es la palabra profética que el Señor va a hablar a tu corazón y producirá profundo gozo y profunda alegría.

Y la cuarta cosa que produjo fue una profunda obediencia. El versículo 13 en adelante dice:

“... Al día siguiente se reunieron los cabezas de las familias de todo el pueblo, sacerdotes, levitas, a Esdras, el escriba, para entender las palabras de la ley...”

Mira, tenían adicción, pasó al otro día y querían más, ‘Esdras, queremos más’ y dice el verso 14:

“... y hallaron escrito en la ley que Jehová había mandado por mano de Moisés que habitasen los hijos de Israel en los tabernáculos, en la fiesta solemne del séptimo mes y que hiciesen saber y pasar pregón por todas las ciudades y por Jerusalén diciendo, ‘Salid al monte y traed ramas de olivo silvestre, de arrayán, de palmeras y de todo árbol frondoso para hacer tabernáculos como está escrito. Salió, pues, el pueblo, trajeron ramas, hicieron tabernáculos y esa palabra trajo una profunda obediencia...”

Salió lo que Dios había determinado y el pueblo obedeció y se volvió a hacer la fiesta de los tabernáculos que desde la época de Josué no se había vuelto a practicar. Pero hubo algo más de obediencia tremendo. Mire lo que dice el Capítulo 9 y el versículo 1:

“...Y en el día 24 del mismo mes, se reunieron los hijos de Israel en ayuno con silicio y tierra sobre sí, -verso 2- y ya se había apartado la descendencia de Israel de todos los extranjeros....”

La obediencias trajo separación, amados. Trajo separación, cuando oyeron se dieron cuenta que ellos se habían mezclado, que Dios había dicho no se casen, no se mezclen, no se unan con mujeres extranjeras de la tierra de Canaán ni de los babilónicos, pero ellos se había mezclado.

Y la palabra, Esdras no tuvo que hacer nada, los levitas no tuvieron que obligar, la palabra llegó y partió y separó y ellos mismos tomaron la decisión. Hubo obediencia perfecta, pero hubo algo más, trajo una profunda confesión y perdón identificativo.

El versículo 2 dice, después de decir que ya se habían apartados dice, “... y estando en pie confesaron sus pecados y las iniquidades de sus padres....”

Amados, el pecado nos aparta de Dios pero la palabra nos aparta del pecado. Y esto era lo que había pasado. Y ahora estaban allí y dice, “... ya todo el pueblo se había separado y comenzaron a confesar, primero sus propios pecados...”

Ellos confesaron, allí, públicamente, no les daba pena, ellos comenzaron a confesar sus pecados. Si usted se da cuenta en este pasaje los sacerdotes y los levitas nunca dijeron, ‘tienen que hacer esto o lo otro’, era la misma palabra que estaba cortando. Y dice, ellos confesaron sus pecados pero hicieron también un perdón identificativo, pidieron perdón por las iniquidades de sus padres.

Usted ve, habla de pecados y habla de iniquidades. Iniquidades es lo que venimos trayendo de generación en generación. Ellos querían estar limpios, querían estar libres. Ellos sabía que este eran un momento definitivo y ellos pidieron perdón por las iniquidades de sus padres.

Ahora entendían que el juicio de Dios había sido justo, tal vez por años, 70 años de cautividad habían dicho ‘¿por qué Dios tuvo que sacarnos de Jerusalén, por qué tuvo que permitir que la ciudad fuera destruidas?’. Nunca lo entendieron, pero ahora, que la ley se estaba leyendo, lo entendieron. Entendieron que Dios es justo, entendieron que Dios fue demasiado paciente, entendieron que ellos se habían apartado de los caminos de Dios, entendieron que sus generaciones pasadas le dieron la espalda a Dios, que adoraron a los baales, que levantaron aún en la misma casa de Dios, cantidad de ídolos, entendieron todo y entendieron la justicia divina. Y por eso lloraron por su propio pecado y lloraron por el pecado de sus antepasados.

Y la conclusión de todo esto, amados, es esta, dice: “.... y puestos en pie en su lugar leyeron el libro de ley de Jehová, su Dios, la cuarta parte del día y la cuarta parte confesaron sus pecados y adoraron a Jehová su Dios...”

No dice Dios de Israel, sino su Dios. Y si usted sigue leyendo, fue una oración preciosísima que hace Esdras y después de esto vino un avivamiento, vino un avivamiento.

Ahora, nosotros queremos un avivamiento. Cuando cantábamos la canción tan linda que Dios va a mandar lluvia, está hablando de un avivamiento, que va a venir con una visitación, está hablando de un avivamiento.

Estados Unidos necesita un avivamiento. Estados Unidos necesita una evangelización. Estados Unidos necesita una transformación. Dios ha reservado a los latinos para la última parte de los tiempos finales. Dios va a usar al pueblo latino, con el Islam, con el budismo, con el hinduismo. Nuestros rasgos fueron diseñados para este tiempo.

Tu pareces un marroquí, tu pareces árabe. Si, nuestros rasgos. Y Dios nos ha preparado y a otras naciones, pero el pueblo latino si tu miras a Latinoamérica, ya no es un campo misionero. Cuando yo oigo que otros van a abrir iglesias a Colombia, a Centroamérica, yo digo, ‘¿para qué van a hacer una iglesia si iglesias tenemos por cantidades?’ Colombia ya no es un campo misionero. Colombia es base para misiones, Salvador, Guatemala, Nicaragua, hay un liderazgo nacional muy bien establecido en cada nación y Dios está trayendo las primeras lluvias para Latinoamérica, pero se necesita la palabra de Dios, toda avivamiento en la Biblia es marcado primero como un resurgir de la palabra de Dios. Un avivamiento personal en mi vida tiene que ser con un resurgir de la palabra de Dios.

Ahora, déjenme explicarle para finalizar, qué es un avivamiento. Un avivamiento es que confundimos.... yo quiero un avivamiento, yo quiero caídas espectaculares bajo la unción del espíritu...... yo quiero sanidades milagrosas, muertos resucitadas, palabra profética emergente todos los días, y yo quiero decirte esto: eso es la añadidura de un avivamiento. Pero un avivamiento se caracteriza por arrepentimiento. Un avivamiento es la transformación completa de una iglesia, de una ciudad o de una nación donde el índice de violencia, de muerte se acabe, de homosexualismo se acabe porque Dios ha llegado, no a visitar, sino a permanecer. Porque la visita viene y va. Azuza vino y fue pero no lo mantuvieron.

Pero es transformación, es cambio. Y este pueblo comenzó su avivamiento. Alguien dijo avivamiento es volver a vivir. Es algo que estaba seco, muerto y se le vuelve a dar vida, y eso es lo que hace el Espíritu Santo. Avivamiento es un tiempo de cambio, de humillación, de transformación.

Charles Finney dijo, avivamiento es un tiempo de quebrantamiento de corazón, doblegándose hasta el polvo en humillación y en abandono del pecado. Eso es avivamiento.

Y ese avivamiento lo produce esta palabra, porque déjenme decirle ya para terminar, esta palabra va a producir muchas cosas en tu vida. Esta palabra te sana, esta palabra te restaura, esta palabra de aviva, esta palabra te edifica, esta palabra te fundamenta, esta palabra te da poder, esta palabra trae liberación. ¡Aleluya! Esta palabra nos levanta cada día de la opresión y de la depresión. Esta palabra, dice, que es medicina, esta palabra es agua que limpia y lava. Esta palabra es fuego que consume hasta los huesos, esta palabra es miel que alegra tu corazón, esta palabra es poder. Esta palabra, y déjenme decirte lo que quieres oír, esta palabra trae prosperidad.

No la prosperidad que hoy oyes, no la prosperidad falsa, dígalo y mañana lo tiene, patéelo y lo recibe mañana. No la prosperidad manipulada. Cuando tu entras en la dimensión de esta palabra, esta palabra va a prosperar todos tus caminos que fue lo que el Señor le dijo a Josué. Nunca, Josué, se aparte de tu corazón la palabra de la ley. No te apartes de ella ni a derecha ni a izquierda, medita en ella todos los días porque entonces harás prosperar tu camino y todas las cosas que emprendas te saldrán bien.

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malo ni en silla de escarnecedores se ha sentado sino que en la ley de Jehová está su delicia y en su ley medita de día y de noche y todo lo que hace prosperará”.

Y yo quiero decirte, yo me considero una mujer próspera. No tengo millones en el banco, no tengo carros último modelo, pero si tu quieres saber en vivo y en directo quién es alguien próspero, soy yo, es Susan. Vivimos felices con lo que Dios nos ha dado. No conformes porque creemos y tenemos un Dios que nos lleva de gloria en gloria y de victoria en victoria, entonces cuando tu vives feliz con esto él te lleva a otro nivel y a otros nivel.

Y lo que te quiero decir es una prosperidad integral, que comienza en el espíritu, que comienza a través de esta bendita y maravillosa palabra porque esa es la clave, buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás os será añadido. Que Dios ponga fuego por esta palabra en nuestro corazón esta mañana. Que Dios nos avive, que Dios produzca hambre y sed.

Ponte de pie allí donde tu estás, por favor, esta palabra es la que inspira las canciones nuevas. Esta palabra es la que da cánticos proféticos nuevos. Esta palabra profetiza por sí sola, sola déjame decirte esto mientras estás de pie:

Generación joven, ponte de pie donde tu estás, yo quiero decirle a la generación joven, necesitan abrazar esta palabra. Ella les guardará de caída, de desvíos y de cualquier otra cosa y a nosotros que podamos transmitírselas no sola hablándola, sino viviéndola. Alza tu libro, tu palabra, tómala en tu mano derecha y dilo ahí, Señor, yo confieso en esta tarde que tu palabra es poder. Yo confieso con todo mi corazón que tu palabra es vida, que tu palabra levanta, edifica, restaura, restituye, obra milagros, obra sanidades, que tu palabra abre camino, tu palabra abre los cielos, tu palabra quebranta mi corazón, tu palabra toca mi familia y toca mi nación. Y hoy, Espíritu Santo, yo te pido que esa palabra de amor se cumpla en mi corazón, hoy la abrazo con mis dos brazos y la pongo en el centro de mi vida, y yo te pido Señor, que tu traigas un avivamiento a mi propia vida, produce hambre, Señor, y sed de tu palabra en mi corazón.

Dame la sabiduría y dame la revelación y dame la unción ahora. Dame tu unción, que pudra todo yugo en mi mente, falto de entendimiento, que tu unción abra mis ojos para contemplar las maravillas de tu ley y que escamas caigan de mis ojos y tu revelación me sea dada, Señor, profundamente como le fue dado a los discípulos de Emaús.

Lléname de tu palabra. Hazme un canal de tu palabra para amarla, para vivirla, para enseñarla para que produzca una conducta correcta. Aviva mi vida, Señor y aviva mi iglesia en el fuego bendito de tu palabra. Gracias te doy, Señor, en el nombre de Jesús. Amen. Dios te bendiga.

Hermanos, ustedes acaban de escuchar un sermón fundacional y merece ser escuchado más de una vez y en realidad es, digo, fundacional, fundamental porque cualquier avivamiento que nosotros queramos recibir o al cual queramos aspirar tiene que comenzar con ese fundamento. El Señor me ha estado hablando mucho acerca de arrepentimiento y de consagración y santificación del pueblo y eso comienza a través de este sermón. Y yo les animo a buscar ese sermón y escucharlo de nuevo y lo considero una palabra profética que reverbere por mucho tiempo en las paredes de este santuario y en el corazón de nuestro pueblo.

Así que vamos a recibir eso en el nombre de Jesús y vamos a ser un pueblo de la palabra, hermanos, porque un pueblo de la palabra es un pueblo invencible, un pueblo lleno de poder, irresistible. Seamos un pueblo de la palabra.

Nuestros jóvenes ojalá que cada día puedan llegar a amar más y más y a conocer la palabra. Gracias, Padre, la recibimos, Señor, nos humillamos ante tu palabra, oh Dios, y la consideramos, consideramos esta palabra, Señor, una palabra profética que tu has enviado para un tiempo como este, Señor, y la recibimos en nuestros corazones. La atesoraremos, Señor, y viviremos por ella con tu ayuda y con tu bendición.

Bendice a nuestras hermanas que nos han dado tanto en este día, Señor, Susan, a Igna y renueva sus fuerzas, y bendice a este pueblo, Padre, que quiere servirte y ayúdanos a alinearnos cada día más a esa palabra preciosa, Señor que tu nos has confiado en el nombre de Jesús. Amen y amen. Gloria al Señor. Amen y amen.

Sin reservas, sin retorno y sin nada que lamentar

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¡Aleluya! Primera de Corintios 9:24 al 27. Estábamos orando con Susan, cuál era la palabra que cada una tenía que traer. Esta es una palabra que el Señor me dio hace poco y que ha ardido en mi corazón y creo que es una palabra que el Señor quiere que comparta en este primer servicio.

Primera de Corintios 9:24 al 27. “¿No sabéis que los que corren en el estadio todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha de todo se abstiene. Ellos a la verdad para recibir una corona corruptible, pero nosotros una incorruptible. Así que yo de esta manera corro, no como a la aventura, de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.”

El título del mensaje que quiero compartir con ustedes esta mañana se llama “sin reservas, sin retorno y sin nada que lamentar”. El Apóstol Pablo está aquí presentando una porción en su carta a los Corintios. Ustedes saben que la iglesia, los Corintios, era una iglesia que vivía en el mover de los dones del Espíritu Santo profetizaban, oraban en lengua, caían al suelo, temblaban, había toda clase de manifestaciones, pero vivían una vida en la carne, con una inclinación hacia lo que era pecado. Había fornicación, había pecado, incesto, había muchas cosas en la iglesia de Corinto, una iglesia que Pablo amaba profundamente y que en sus cartas vemos sus exhortaciones con infinito amor e infinita misericordia, pero también con mucha justicia de Dios.

SIN RESERVAS

Y él toma esta figura, muy común para ellos en ese tiempo, la figura de las carreras en el estadio. El día viernes tuvimos el día libre y nosotros con Susan tomamos un tour de la ciudad en un trole porque es primera vez que estamos en Boston y todo el mundo que sabía que veníamos a Boston nos decía, es una ciudad bellísima. No pueden perder conocer esa ciudad. Así es que nosotros tomamos nuestro tour y nos llevaron a conocer las partes más importantes de la ciudad. Quedamos impresionadas porque a mi personalmente me encanta mucho la parte histórica, me encantan los monumentos antiguos y las antigüedades tienen algo muy especial en mi corazón. Mi casa está decorada entre moderna y antigua, entonces para mi es algo muy especial. Lo disfrutamos a pesar de que yo estaba muy enferma con este ojo.

Pero el director, el que iba dirigiendo el tour, él habló en determinado momento acerca de una carrera que es muy famosa aquí, una carrera que ustedes hacen, una maratón, ¿cierto? Y él habló mucho de eso, se ve que era algo muy especial y él habló también de una mujer enana que murió pero que logró culminar la carrera, logró correr de tal manera a pesar de sus imposibilidades físicas, a pesar de que tenía la estatura de una niña compitiendo con los grandes, pero logró terminar la carrera.

Y ese es el cuadro del Apóstol Pablo acerca de nosotros, los cristianos, él utiliza el cuadro de esa carrera que era tan famosa en los tiempos de los griegos y de los romanos. Y él comenta varias cosas comparándola con lo que es nuestra vida cristiana. Dice que los que corren a la verdad en el estadio, todos están corriendo, pero a la final uno solo se lleva el premio. Y nos exhorta a correr la carrera cristiana de tal manera de que podamos obtener el premio.

Ahora, tu dirás, bueno, nosotros ya obtuvimos el premio y el premio es nuestra salvación, como cantábamos ese coro tan hermoso. Pero, nosotros también sabemos a través de Primera de Corintios que habrá un día donde estemos en el cielo, que se llevará a cabo lo que es el Tribunal de Cristo donde cada uno de nosotros recibiremos una recompensa, coronas y Pablo peleaba por esa corona. Pablo caminaba en pos de esa corona, de ese galardón. Y él dice, corramos de tal manera que podamos obtener el premio, nos motiva a obtener un premio.

Luego en el versículo 25 él dice, “todo aquel que lucha”, lo que quiere decir, todo aquel que está corriendo también se abstiene de todo. O sea hay una disciplina en su vida. Si quiero ser un buen atleta, si quiero ganar la carrera tiene que haber una disciplina en mi vida. Tengo que dejar de comer cosas que no van a ser buen efecto en mi cuerpo. La disciplina tiene que ver con la alimentación, con el ejercicio, tiene que ver que al correr también tengo que llevar la clase de ropa que debo llevar, eso lo habla Hebreo Capítulo 12, versículo 1 cuando habla de que corramos despojándonos de todo peso y de todo pecado, para que corramos la carrera que se nos ha sido impuesta y dice Hebreos, puestos los ojos en Jesús. Y Pablo está hablando, corramos de tal manera hacia la meta. Tu y yo tenemos que correr esta vida cristiana hacia una meta y nuestra meta es poder llegar a cumplir lo que el Señor ha establecido en su llamamiento para cada uno de nosotros.

Pablo sigue hablando en el Capítulo 9 que acabamos de leer, él dice, yo corro y no corro como aventura, o sea, no corro sin dirección, yo corro de tal manera que yo voy a una meta, a un blanco. Luego dice, y peleo de tal manera, y golpeo mi cuerpo; él está hablando de afectar toda esta carne, que se nos trata a veces de salir hasta por los poros. Es un cuadro lindo, es un cuadro que necesitamos hoy recapacitar.

Tengo carga en mi corazón, tristeza en mi corazón muchas veces porque cuando miramos si un crecer numérico. En Latinoamérica tenemos un gran crecer numérico. Las iglesias crecen todos los días, cuando vemos lo que aquí en los EEUU, iglesias de miles de personas, pero saben tengo carga y tristeza en mi corazón porque veo que hoy hay una vida cristiana muy superficial. En vez de la iglesia afectar al mundo, el mundo está afectando la iglesia.

Tengo tristeza en mi corazón cuando en Latinoamérica los cristianos se deslumbran por los programas de televisión que se ven que nos llegan de acá, cristianos donde es un espectáculo de Hollywood. Tengo tristeza en mi corazón porque hoy el pastor está a millas de distancia de sus ovejas. No huele a oveja. Solo trabaja con un grupo muy reducido de personas. Tengo tristeza en mi corazón porque no hay contacto. Tengo tristeza en mi corazón porque hoy a lo bueno se le llama malo, y a lo malo se le llama bueno.

Tengo tristeza en mi corazón porque hoy tenemos un liderazgo tan superficial que en cualquier tormenta hemos visto caer a muchos líderes. Tengo tristeza en mi corazón porque hoy está pasando lo que sucedió en la época cuando David en el Capítulo 2 de Primera de Samuel o 1, él hace una endecha por la muerte de Saúl, el gran rey, el primer rey, y él por tres veces en su endecha exclama con dolor y dice, la gloria de Israel ha perecido. Pero él estaba hablando de otra cosa, porque los últimos días de Saúl fue a consultar a una adivina. Como han caído los valientes, dijo, hermanos de los filisteos. Y junto a ese Saúl cayó su gran amigo, Jonatan, un hombre de Dios, fiel a su padre y 3 veces David dice, cómo han caído los valientes, cómo han perecido las armas de guerra.

Y yo tengo tristeza en mi corazón porque hoy nuestros jóvenes tienen pocos modelos. Hay muchos héroes, pero tu sabes que los héroes caen rápidamente, pero hay pocos modelos. Y somos responsables ante una generación que está emergiendo. Se acabó la disciplina en la iglesia, eso es arcaico. Ya no se debe poner en disciplina. Se ha acabado un liderazgo santo, pero obviamente hay sus remanentes. ¡Aleluya!. Y por esos remanentes el Señor quiere hablarnos, tu y yo necesitamos vivir una vida como a Dios le agrada aunque para otros cristianos entre comilla, lo que tu y yo vivimos les parezca que es anticuado y arcaico. Pero si eso anticuado y arcaico está basado en esta palabra, entonces tiene que decir que tu estilo de vida según Dios es demasiado contemporáneo. Porque esa palabra es demasiada contemporánea, se aplicó ayer, se aplica hoy y se aplicará mañana, porque Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por todos los siglos y él dijo que el cielo y la tierra pasarán pero su palabra nunca pasará.

Por eso quiero compartir esa palabra sin reservas, sin retorno y sin nada que lamentar. Hace un tiempo, unos años, dos años atrás tal vez, meditando en mi devocional encontré en el librito de devocional encontré una historia que tocó mucho mi corazón, y era acerca de un hombre que nunca yo le había oído nombrar.

Era un joven llamado William Burten, estadounidense, hijo de una familia multimillonaria en este país, han sido los dueños de lo que es la leche, los Burten’s milk y también de los pegantes y todo eso, una familia supremamente millonaria. William Burten fue muy afectado en su vida espiritual por su madre. Su madre fue una influencia maravillosa en la vida de William Burten. A la edad de 16 años terminado sus estudios de bachillerato, sus padres le regalaron un viaje por ciertas partes del mundo y él después de regresar de ese viaje, él vino encendido con un fuego muy grande en su corazón por misiones. Y Dios tocó su corazón por un llamado a trabajar en la China con los musulmanes de la China. William Burten entró en la universidad de Yale y de Princeton y cuando él entró a la universidad su única meta era prepararse para servir a Dios. Universidades cristianas.

Su padre murió y él fue llamado para administrar los negocios de su familia y él se negó rotundamente a hacerlo porque él dijo, Dios, mi Padre celestial me ha llamado a sus negocios. El recibió después de la muerte de su padre una multimillonaria herencia y él oró mucho al Señor y él sintió entregar todo, toda su herencia para la extensión del Reino. El no dejó nada para él y cuando él hizo esto, él escribió en la portada de su Biblia, en la primera página, él escribió una frase que es el primer punto de mi mensaje en esta mañana, él escribió la frase, sin reservas, sin reservas.

Sin reservas, reservar quiere decir guardar, quiere decir retener algo. Hablándolo en nuestros términos significa no darle todo a Dios. Es cuando reservamos una parte de nuestra vida o de nuestras posesiones y le damos a Dios el 80% o el 70%, pero no lo damos todo.

Cuando se va al Evangelio de Marcos, Capítulo 10, los versículo 17 al 22, el Señor tiene un encuentro con un joven, Marcos 10:17 al 22. Dice: “...Al salir él para seguir su camino vino uno corriendo e hincando la rodilla delante de él le preguntó, Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo, ¿por qué me llamáis bueno, ninguno bueno, sino solo uno, Dios? Los mandamiento sabes, no adulteres, no mates, no hurtes, no digas falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre. El entonces respondiendo le dijo, Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Entonces Jesús mirándole le amó –que interesante, dice le amó- y le dijo, una cosa te falta, anda, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoros en el cielo. Y ven, sígueme tomando tu cruz. Pero él afligido por esta palabra se fue triste porque tenía muchas posesiones.”

El fue atraído por Jesús y él le dijo que podría hacer para ganar la vida. Y el Señor comienza, conociendo su corazón, comienza a darle ciertas pautas. Los mandamiento practícalo. Oh, Señor todo lo he hecho. He honrado a mi padre y a mi madre, soy bueno. Pero al final puso el dedo en la llaga, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres. Porque dice la palabra que él era muy rico y tocó el área débil, el dinero, las posesiones materiales. Y dice que aquel joven entristecido se retiró, no podía desligarse de sus posesiones.

Ahora, el Señor no estaba interesado en sus posesiones. El Señor estaba interesado en su corazón pero él sabía que el problema en el corazón era eso. No me malentienda, las posesiones materiales no son malas, lo malo es que las posesiones materiales nos posean a nosotros. Es que lo que Dios nos da nos posean de tal manera que nos imposibiliten servir con libertad al Señor, tener no es malo, lo malo es que lo que tengamos nos tenga a nosotros.

El problema del joven era la parte del dinero. Pablo entendió muy bien, desde el principio de su conversión lo que significaba sin reservas. En Filipenses, Capítulo 3, donde encontramos realmente su hoja de vida, su currículum, Pablo está hablando de lo que él era antes de estar en Cristo. El describe su identidad, él habla de que él era un hebreo de hebreos, un cumplidor de la ley, un hombre celoso de su religión, perseguidor de la iglesia, era irreprensible en el cumplimiento de la ley. El habla donde se educó a los pies de Hamaliel, pero luego que él hace este recuento, me encanta cuando Pablo dice, pero todas estas cosas, todo esto que yo consideraba que era lo más grande, hoy lo tengo por basura, hoy lo tengo....

Y la nueva versión internacional lo dice más fuerte, dice lo considero estiércol, por el conocimiento de mi Señor Jesús, por amor del cual lo he perdido todo y hoy lo tengo por basura. Pablo perdió todo para ganar a Cristo. Perdió su reputación dentro de su religión, perdió su posición dentro de su religión, perdió su honra religiosa y no le importó nada por ganar a Cristo. Todo lo entregó y tu y yo sabemos que la vida de Pablo fue una entrega desde el momento cuando Jesús se le revela en el camino a Damasco y él rendido dice, Señor, ¿qué quieres tu que yo haga? Desde ese día Pablo entregó todo.

Yo espero que usted haya entregado todo y que hoy sea confrontado con esa palabra por si ha habido alguna reserva, sin reservas. La vida cristiana es sin reservas.

F. B. Meyer un gran hombre de Dios estudió en un seminario bíblico. El comenzó a predicar, su iglesia tenía cierto número de personas, tenía un ministerio bueno. Un día llegó a su ciudad un compañero de seminario bíblico. Iba a estar 8 días en su ciudad y él lo invitó a predicar esos 8 días en su iglesia. Fue una revolución. 8 días este hombre predicó de la manera más sencilla, pero con una unción y un poder del Espíritu Santo que Meyer nunca lo había visto. El fue impactado, la gente fue tocada, pero él fue impactado. Al final de esos 8 días mientras su amigo estaba empacando la maleta, él se acercó a la habitación y habló con él. Y de manera muy orgullosa ministerialmente le preguntó, ¿cuál ha sido el éxito de esto? ¿Por qué Dios te usa de esta manera? Y su amigo le dijo, sencillo.

Un día yo fui confrontado por el Señor mientras oraba y sentí que Dios vino a mi vida y tocó mi vida. Y Dios me pidió que yo le entregara todas las llaves de mis cuartos cerrados. Y desde el día que yo le rendí todo a él, el ministerio cambió, mi vida cambió. Vivo en una dimensión diferente. Meyer no le pidió que orara por él. A veces los ministros tenemos un orgullo que no podemos pedirle a otro que haga una oración por nosotros. Hay muchos que sienten que están perdiendo su dignidad ministerial cuando al contrario la está ganando.

Cuando él fue a dejar a su amigo al tren y volvió, él se arrodilló en su cama. Meyer hizo lo mismo, empezó a orar y dijo, Dios hoy quiero hacer una rendición total a ti. Y mientras estaba en oración, él sintió la presencia de Jesús venir al lado de él. Y era tal la presencia de Jesús en su habitación que él casi no se podía mover. Y él sintió que Jesús venía para pedirle las llaves. Entonces, Meyer tomó las llaves y las levantó en su mano y con su corazón rendido le dijo, oh, Señor, toma todas las llaves de mis cuartos cerrados. Te rindo todo. Y las puso en las manos de Jesús. Y luego él sintió que Jesús le dijo, ¿son estas todas las llaves? Y Meyer dijo, casi todas, Señor. No te preocupes, algunas que dejo son pequeñas cosas, de eso yo me encargo. Y sintió que Jesús le devuelve las llaves y le dijo, Meyer, o todas o nada. Y dio la vuelta y en ese momento su corazón fue estremecido y comenzó a llorar y le gritó, todas, Señor. Y él rindió todas las llaves de sus cuartos vacíos. Porque sabes, en nuestra vida hay cuartos cerrados que están vacíos aunque creemos que están llenos, que no le hemos rendido al Señor, cosas que a veces ni nosotros mismos nos damos cuenta, situaciones de carácter, situaciones que nos ligan a personas a cosas, pero en la vida cristiana es sin reservas.

Es entregándole todas las llaves, es entregándole todas las áreas de nuestra vida, es sabiendo que no puedo reservar nada para mi, es sabiendo que tengo que vivir una vida al estilo de vida de Dios, cosas que me agradan pero que tengo que mantenerme como dijo el Apóstol Pablo, yo martirizo mi carne, yo golpeo mi carne, crucifico mi carne porque el problema es que hoy los cristianos crucifican la carne con puntillas de dos pulgadas y la carne tiene que crucificarse con los clavos de la cruz.

El problema es que hoy los cristianos quieren pasar por liberación, por todo le atribuyen al diablo todo, pero no reconocen que es su carne, su carácter que son situaciones en su vida. Sin reservas. Dios te quiere sin reservas.

Hoy es un día para entregarle a Dios todas las llaves. Hoy es un día para que nada más nos afecte, nada más nos ligue ni al mundo ni a ninguna otra situación, ni sentimientos personales que no son correctos. Sin reservas. Díganle a la persona que está al lado, sin reservas.

Es entregarle todo a Dios, es entregarle nuestra vida, es entregarle nuestras fuerzas. Jóvenes, es entregarle tu juventud pero qué va a pasar. Pasará lo mejor. Es entregarle todo.

Cuando yo estudiaba en el colegio, yo era capitana de uno de los equipos de basketball. Me encantaba el basketball, y cada vez que teníamos que competir con otros de los equipos de nuestro colegio, entonces nuestro instructor estaba allí trabajando con nosotros. Había una disciplina, había que compartir el tiempo entre el estudio y la disciplina de entrenar. Y nunca olvido, cada vez que íbamos a jugar el entrenador nos miraba a cada uno de nosotros, y él decía, poniendo el dedo nos decía, entrega todo lo que tienes. Y nos hablaba así, entrega todo lo que tienes. Y nosotros sabíamos que cuando él hacía este dedo, él estaba diciendo, entrega todo lo que tienes. Y luego repetía, no se olviden, den todo.

Y muchas veces mientras estábamos jugando, y a veces íbamos perdiendo, y lo mirábamos para ver qué instrucción había, solo había una instrucción: entrega todo. Y cuando veíamos este dedo, entregábamos todo, a veces el cuerpo estaba cansado pero le entregábamos todo hasta que ganábamos. Sin reservas.

La vida cristiana es sin reservas. Yo llevo 31 de haber conocido al Señor y te quiero decir, hasta aquí, mi vida fue sin reservas. Ha sido sin reservas. Yo me entregué hoy a Cristo y mañana, era sin reservas. Algo pasó en mi vida, algo impactó mi vida, en medio de una ciudad pequeña, de una sociedad muy estricta. Fui la primera persona de nuestra sociedad en conocer al Señor y la familia me dio la espalda, nos amigos nos dieron la espalda. Ser evangélico en ese tiempo era un precio demasiado grande.

Nací en la costa, nacía bailando, todos los que nacimos en la costa, las mujeres de la costa bailamos muy bien. Amen. Alabado sea Dios!

Oh, tu estás en el vientre de tu madre y .... mira cuando yo di a luz mi segundo hijo, estábamos bailando con mi parido cuando nos dieron los dolores de parto. Puedes imaginar. Y nacimos bailando, y desde que tu naces tu mamá, chiqui chiqui chiqui, o sea llevas el ritmo en la sangre, por eso yo entiendo el merengue. ¡Aleluya! la salsa y el control, y es bueno porque son ritmos nativos que tenemos que usarlos para adorar y alabar al Señor.

Así es que mi vida era el baile. Era una juventud muy sana. Cada sábado en la noche nuestros amigos, a bailar, no teníamos mucho plata entonces llegábamos a un salón, pedíamos dos coca cola y 12 vasos. Porque nuestra meta era poder ir y había que consumir algo, ¿no? así es que con 12 vasos, lo importante era bailar tres horas, con la mejor orquesta caribeña.

Cuando me casé y me enamoré de mi esposo y después nos casamos, yo sabía, mi esposo, es del interior del país y yo sabía que estaba enamorada de él. Les voy a decir cuál fue la señal: ninguna mujer que baila bien en la costa se casa con un hombre que no sabe bailar. Y mi esposo no sabía bailar.

Voy a ....., ya puedes imaginar. No sabía bailar y yo estaba tan enamorada que le enseñé a bailar. Obviamente él no se iba a mover como nosotros nos movemos, pero ya había aprendido. Así es que todos los sábados nosotros bailábamos. Pero cuando yo me convertí a Cristo y el pastor que me instruyó la siguiente mañana después de haberme entregado a Cristo, él me dijo: sabe el Señor la quiere, y yo dije, pero no me vaya a decir que tengo que dejar nada. Porque yo conocía la mentalidad de los evangélicos. El fue tan sabio que me dijo, no, usted no tiene que dejar nada, él la quiere así. Ah, bueno, así, si.

Y allí esa mañana, un día martes en la mañana, yo rendí todo al Señor. Martes en la tarde jugábamos canasta en el club las mujeres. Me encantaba el juego. Martes en la tarde, tu vas a creer que yo no fui al juego, me llamaron. Por primera vez estaba leyendo esta Biblia-. El fuego de Dios apasionó mi corazón.

El sábado siguiente mi esposo dijo, listos, nos vamos. Yo dije, no, yo no quiero, el Señor me quitó todo. Algo, un cambio al extremo. Sin darme cuenta yo rendí todo y han pasado 31 años y te voy a decir, cada vez estoy rindiendo más, más, más en la medida en que el Señor me muestra, sigo rindiendo.

El mundo ya no fue mi placer. Mi placer y mi único gozo es él. El me llena todo. Sin reservas. Sin reservas. Díganle al que está al lado, sin reservas.

SIN RETORNO

Vamos al segundo punto del mensaje. Sin retorno. Dígale al que está al lado, sin retorno. Cuando William Burten tenía 25 años, había acabado sus estudios universitarios y cuando William Burten salió para la China para cumplir su llamado, él escribió la segunda frase en su Biblia, después de haber escrito sin reservas, él escribió sin retorno.

Sin devolverse, allí él escribió, sin retorno. Cuando usted va a Lucas Capítulo 9, versículo 57 al 62 hay un encuentro de tres jóvenes con el Señor. Lucas 9:57 al 62 dice:

“Yendo ellos, uno le dijo en el camino, Señor, te seguiré a donde quiera que vayas, y él les dijo, las zorras tienen guaridas y las aves de los cielos, nidos, más el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. Y dijo a otros, sígueme. Él le dijo, Señor, déjame que primero vaya entierre a mi padre. Jesús le dijo, deja que los muertos entierren a sus muertes, y tu ve y anuncia el Reino de Dios. Entonces también dijo otro, te seguiré, Señor pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa.”

Estaban hablando, allí hay tres jóvenes que tenían su corazón en lo material, en la familia, en los amigos, en los parientes, y en el versículo 62 el Señor lanza una palabra, una frase y dice “... Jesús les dijo, ninguno que poniendo su mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.”

Y él está diciendo aquí ninguno que ponga su mano en el arado y mire hacia atrás es digno del Reino de Dios. William Burten, cuando salió para cumplir su llamado a misiones, él dijo, sin retorno. Una vez que pongo mi mano en el arado para servir y seguir al Señor, no puedo volver atrás. Y este es el problema de muchos. Que un día si y otro día dicen no. es el problema de muchos que hoy son entre comillas cristianos radicales y luego les vemos retroceder.

La vida cristiana es una caminar hacia delante, nunca hacia atrás. La vida cristiana es caminar en pos de una meta que está delante de nosotros, que se llama el blanco. El Apóstol Pablo dijo en Filipenses Capítulo 3 versículo 13, dice “yo no he alcanzado lo perfecto, yo no soy perfecto, pero una cosa hago, olvidando lo que queda atrás, olvidando la religiosidad, olvidando el fariseísmo, olvidando los honores, olvidando las glorias pasadas, yo me siento hacia adelante, hacia el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”

La vida cristiana es una marcha hacia adelante nunca hacia atrás, porque cuando tu miras hacia atrás no puedes alcanzar lo que está adelante. El pueblo de Israel en el desierto, cada vez que salieron ellos, cada vez que avanzaba y venía una prueba y venía una lucha, y se les terminó el alimento, ellos comenzaron a mirar a Egipto. Y miraron el alimento de Egipto, y miraron lo que comían en Egipto. Les faltó agua y miraban a Egipto. Ojalá muriéramos. Esa generación nunca alcanzó la promesa. Esa generación nunca alcanzó la tierra prometida porque su caminar fue hacia atrás, nunca hacia adelante. Solamente Josué y Caleb fueron los de esa generación que alcanzaron la bendición de Dios y la promesa. Josué y Caleb que afectaron la siguiente generación, que impactaron la siguiente generación, cada vez que moría alguien en el desierto y venían y decían, Josué, murió la familia tal, Josué decía, ¡alabado sea Dios!

¿Sabes por qué decía ¡alabado sea Dios! Porque ellos son menos, ellos tienen que quedar enterrados en el desierto, sus propias palabras los enterraron en el desierto. Ya quedan menos, ya vamos a alcanzar la tierra, ya vamos a llegar a la tierra. Porque Josué y Caleb caminaban hacia adelante.

Pablo caminó hacia delante. Usted y yo tenemos que mirar hacia delante. No importa que vengan las pruebas, no importa que vengan las luchas, no importa que vengan las tentaciones, si su vida está fundamentada en la roca inconmovible de Cristo, los vientos y las tempestades más duras, no le podrán derribar, usted seguirá mirando hacia delante. Se moverán, se le caerán algunas hojas, se le quebrarán algunas ramas, pero su meta está hacia delante. Sin retorno. La vida cristiana es sin retorno.

Cuando usted va a Génesis Capítulo 19, en el versículo 17, en la destrucción de Sodoma y Gomorra, los ángeles advirtieron muy bien a Lot y a su familia lo que ellos tenían que hacer si querían ser salvos de la destrucción. Y en el versículo 17 las recomendaciones le dijeron ellos, cuando los hubieran llevado afuera, le dijeron escapa por tu vida y, miren la recomendación, “no mires tras de ti, no pares en esta llanura, escapa al monte, no sea que perezcas”. Pero cuando tu vas al versículo 26 del mismo Capítulo dice, “....entonces la mujer de Lot miró atrás a espaldas de él y se volvió estatua de sal”.

Correcto. Ella miró atrás. Una vez que tu y yo miremos atrás quedaremos convertidos en estatuas de sal, porque es sin retorno. Es sin reservas pero sin retorno.

Como me gusta la vista de Eliseo. En Primera de Reyes en el Capítulo 19, si avanzo un poquito usted se va a dar cuenta la vida de este joven profeta llamado por el Señor para servirle como profeta. Elías acababa de pasar un tiempo muy duro, Elías había estado en una depresión muy profunda a causa de la amenaza de Betsabé. Lo vemos luego subir a Oreb, el monte de Dios, y ahí Dios le reconfirma su llamado y le dice, hay un nivel mayor, tu vas a ir, tu vas ahora a preparar a tu sucesor y lo vas a encontrar, vas a extenderle el manto, vas a ungir reyes.

 

 

En el versículo 19 está el encuentro de Elías con Eliseo y dice, “...partiendo él de allí, halló a Eliseo, hijo de Zafad que araba con 12 yuntas delante de sí. Y él tenía la última y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto. Entonces dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías y dijo, te ruego que me dejes besar a mi madre y a mi padre, y luego te seguiré. Y él le dijo, ve, vuelve ¿que te he hecho yo?”

Aquí está un hombre joven que estaba arando. Tenía posesiones materiales, tenía tierra, estaba arando la heredad que le correspondería. Había una relación muy linda familiar. Seguramente Eliseo, como todos los jóvenes de ese tiempo, anhelaban un ministerio profético. El ministerio de Elías había sido impactante en Israel. Elías fue uno de los más grandes profetas, hasta hoy el pueblo de Israel lo espera. Cada vez que celebran la pascua, en cada familia hay un lugar reservado en la mesa, para el profeta Elías.

Así es que Elías impactó su generación. Había una escuela de profetas. Elías pone el manto sobre Eliseo, eso era la confirmación de un llamamiento. Qué gozo para Eliseo, había soñado con el ministerio que Dios le había dado a Elías, y ahora era la confirmación. Pero hace una cosa sabia, y él le dice, permíteme regresar por un momento a despedirme de mis padres.

Tu dirás, pero los otros jóvenes pidieron lo mismo, pero esto era diferente, la motivación del corazón era diferente. Usted va a ver lo que Eliseo hizo. Y dice, ¿qué te he hecho yo? Lo que le quería decir es, yo no te he llamado, el que te ha llamado es Dios. Yo solo estoy confirmando tu llamado. Haz lo que quieras. El vuelve a casa, dice que él besó a su padre y a su madre. ¿Por qué? Porque él sabía que el llamamiento era sin retorno. El besó a su padre y a su madre porque él dijo, hasta aquí. Hasta aquí estoy con ustedes, los amo, los honro, pero Dios me está llamando. Él volvió e hizo algo más. En el versículo 21 dice:

“...Y se volvió y tomó un par de bueyes, los mató y con el arado de los bueyes, coció la carne y le dio al pueblo para que comiese. Después se levantó y fue tras de Elías y le servía”.

Sin retorno. El no solo se despidió de sus padres, él tomó lo que era su trabajo, sus bueyes. Lo que él hizo fue un acto profético. El cogió los bueyes y los mató. El tomó las yuntas, él tomó sus herramientas de trabajo, las partió y con eso asó los bueyes y se los dio a sus empleados. Estaba diciendo, nada me puede hacer volver. Nada, ni lo material ni lo familiar, una vez que yo estoy caminando en pos del llamado de Dios, es sin retorno, es hacia adelante, nada me puede hacer volver. Estoy quemando todo lo que me puede ligar al corazón, todo lo que me puede hacer volver, porque desde este día Elías, yo solamente te voy a servir. Voy a caminar al lado tuyo. Mire, era un hombre rico, pero fue a servir.

Sin retorno. La vida cristiana es sin retorno. Nada nos puede hacer volver, nada. Hoy nosotros vemos gente que empieza con una explosión de gozo la vida cristiana y uno dice, van bien, pero cuando sale el sol, como dice la semilla que cayó entre pedregales, no hay profundidad, y en la primera prueba, pregunta, ¿y por qué, Dios? Y retrocedemos. Pero la vida cristiana es sin retorno.

Número uno, sin reservas. Número dos, sin retorno. Dígale al que está al lado, sin retorno. Y vamos a la tercera frase rápidamente, diga sin nada que lamentar.

SIN NADA QUE LAMENTAR

William Burten tenía 25 años cuando salió a su llamado. Yendo para la China tenía que quedarse en Egipto, primeramente recibiendo un curso práctico de misiones. William llegó a Egipto y su entrenamiento en Egipto solo duró 25 días. Porque le dio una meningitis en la espina dorsal que luego afectó su cerebro. Y en 25 días, William Burten, murió. Y cuando su cadáver fue traído a los EEUU, y cuando su familia abrió el ataúd encontró la Biblia en los brazos de William Burten. Sus compañeros de misiones la habían colocado allí. Y al abrir la Biblia estaba escrita la tercera frase: sin nada que lamentar.

Escuche bien: sin nada que lamentar. William Burten no solo entregó todo su dinero, dio su vida para servir al Señor. para muchas personas tal vez podrían decir, fue una pérdida. ¿Cómo un hombre con tanta pasión y con tanta entrega solo duró 25 años? Para muchas personas tal vez su vida fue un desperdicio. Pero yo quiero decirte lo que habla Internet acerca de él.

Dice que el día de su entierra cientos de jóvenes vinieron a consagrarse completamente a Dios. Dice que después de su entierro la cantidad de jóvenes que vinieron para servir al Señor en misiones fue impresionante. La vida de William Burten impactó a su generación. La vida de William Burten sigue impactando todavía hoy. Aunque poco se sabe de él sigue impactando para los que le conocen. A mi personalmente la vida de este muchacho me ha impactado.

Leíamos en Internet que hace un año o dos años trajeron uno de los soldados norteamericanos que estaban peleando en Irak y el día del entierro, que estaban poniéndole allí con la bandera de los EEUU, sus padres se pararon frente al ataúd y hablaron las palabras que William Burten había escrito. Ellos dijeron al enterrar a su hijo: vivió sin reservas para esta nación, vivió sin retorno, y vivió sin nada que lamentar. Lo dio todo por su nación.

William Burten dio todo por el Evangelio. Su vida fue una inspiración. Cuando él llegó a las universidades para estudiar los comentarios que se hicieron es, él llegó a las universidades, él no quería que nadie se diera cuenta que él era un hijo de millonarios. El vivió bajo una apariencia normal. El no quería que nadie se diera cuenta, pero al poco tiempo en las universidades, la gente si se dio cuenta de quién era William Burten, no por el dinero que tenían, sino por el estilo de vida que vivía. El impactó a la juventud, él vivió una vida correcta delante de Dios. El aún enfrentó a sus profesores cuando quisieron traer nuevas ideologías a las universidades cristianas. El los retó, él los confrontó, él salía de sus estudios y él caminaba por las calles y él compartía el Evangelio a toda persona que encontraba en las calles. El caminaba por las calles y cuando había mendigos, los cogía, los llevaba a un restaurante, les pagaba el almuerzo o la comida y mientras compartía con ellos el almuerzo y la comida, les compartía el pan de vida que es Cristo.

El no pasó desapercibido en medio de su generación. El impactó su generación, no por el dinero que tenía sino por el tesoro más grande que él tenía, que era Cristo Jesús. El pudo vivir sin reservas. El pudo vivir sin retorno y él pudo cerrar sus ojos diciendo, sin nada que lamentar. Los dolores de la enfermedad fueron terribles, pero eso no hizo renegar. Al contrario sabía que los 25 años que había vivido los había vivido muy bien.

Hace 3 años cuando me encontraron el cáncer en el riñón, toda la noticia nos afectó. Estaba una tarde con mi hija en el sofá en mi casa, yo estaba recostada. Ella estaba llorando y por supuesto yo también estaba llorando. Y yo dije, si el Señor me permite o quiere llevarme a los 54 años, mira yo lo único que quiero que tu sepas es que los he vivido bien. No usé esas palabras que usó William Burten, pero yo dije, Señor, permíteme vivir más porque hay mucho por hacer, pero si aún tu me quieres llevar ahora, yo podré decirte que he disfrutado hasta el último segundo de mi vida. Sin nada que lamentar.

Y yo quiero concluir con esto. Que vivamos de tal manera nuestra vida que no haya nada que lamentar. Hoy estamos viendo con tristeza a muchos grandes caer. Gente que comenzó bien, gente que comenzó muy bien y ...... que nosotros decimos, ¿cómo pudo pasar esto? En cualquier momento descuidaron un área en su vida.

Y Pablo dice en la primera porción que leímos de Primera de Corintios 9, en la última parte él hace una exhortación y él dice “... yo corro golpeando mi cuerpo, lo tengo por servidumbre, no siendo que habiendo sido heraldo para otros yo mismo venga a ser eliminado”.

Habiendo sido heraldo. Vuelvo y repito lo que dije al principio. Nuestra generación que se está levantando, que tu tienes que mirarla con pasión porque es una generación que Dios está llamando para retar el mundo en los últimos tiempos. Estos jóvenes que tenemos necesitan modelos de vida, necesitan retos de vida, retos de vida que hayan vivido sin nada que lamentar.

Muchos están cayendo, muchos árboles grandes están cayendo porque comenzaron bien. Lo importante, amados, no es comenzar bien es terminar bien. Sabes cuando David comenzó, en sus comienzos cometió muchas fallas, tuvo muchas caídas. Pero David fue un hombre que impactó su generación, impactó la nación. Cuando David murió el lamento de la gente fue, se ha apagado la lámpara de Israel. Que tremendo testimonio.

Dice, se apagó la lámpara de Israel, porque David terminó bien. Comenzó mal pero terminó bien. Y fue un impacto para sus generaciones, cuando usted estudia los libros, el libro de Reyes, los libros de Reyes hablan más de los reyes del norte y los reyes del norte fueron reyes malos. Pero cuando usted va a Crónica usted ve un recuento detallado de lo que fueron los reyes del sur, que hubo muchos reyes buenos, como Josafat, como un Ezequías, como un Josías, como un Asa y es interesante cuando se habla de ellos y dice, que cuando ellos eran muy jóvenes asumieron el reinado. Ellos dicen, buscaron a Jehová con todo su corazón y siguieron los caminos de David, su padre.

Me llama la atención porque David no fue su padre biológico. Pero ellos soltaron la herencia de sus padres biológicos, como la herencia de una amor en Josías que era su padre perverso y de un abuelo como Manasés, que solo al final de sus días tuvo un encuentro con Dios por la grande y extrema misericordia de Dios. Pero dice que Josías siguió los caminos de David, su padre. Lo que quería decir es que ellos tomaron la determinación de seguir los padres espirituales. Y hoy tu y yo tenemos que convertirnos en padres espirituales que marquen una generación que se está levantando para que aún tengan que renunciar a la herencia de sus padres biológicos, que tal vez no siguen los caminos del Señor, para poder seguir la bendición de la herencia en sus padres espirituales.

Se ha apagado la lámpara de Israel. No importante no es comenzar bien. Alguien dijo esto que me tocó mucho, alguien comparó el ministerio y la vida cristiana como un paracaidista tirándose de un avión. Escuchen, bien amados, no importa el paracaidista cuántas piruetas haga en el aire, lo importante es que el paracaidista termine bien, caiga bien. No importa cuántos piruetas tu y yo hagamos. Lo importante es terminar bien.

Solo llévame, vas conmigo a dos Escrituras, Segunda de Timoteo, Capítulo 4 versículos 6 y 8, una Escrituras muy conocida, sus últimas cartas que Pablo escribió a su discípulo Timoteo y al final de su carta, él escribe esto:

Segunda de Timoteo, Capítulo 4, versículo 6: “...porque yo ya soy para ser sacrificado. El tiempo de mi partida está cercano. He peleado una buena batalla. He acabado la carrera. He guardado la fe, por lo demás me está guardada la corona de justicia la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día, y no solo a mi sino a todos los que aman su venida.”

Pablo podía decir con satisfacción he terminado todo lo que Dios me encomendó. He vivido correctamente, he vivido sin reservas, nunca retorné. He terminado a satisfacción sin nada que lamentar.

Te quiero decir eso al final. La última Escritura, Primera de Samuel, Capítulo 2, versículo 2 al 5. Cuando Samuel, el juez, le profeta, el sacerdote de Israel terminó sus días, ya era anciano, y él está frente a todo el pueblo y qué hermoso cuando Samuel confronta al pueblo, versículo 1 en adelante:

“...Dijo Samuel a todo Israel, he aquí yo he oído vuestra voz en todo cuanto me habéis dicho, y os he puesto. Ahora pues, he aquí vuestro rey va delante de vosotros, yo ya soy viejos, lleno de canas pero mis hijos están con vosotros.”

Miren lo que él dice “...Y yo he andado delante de vosotros desde mi juventud hasta este día. Aquí estoy frente a ustedes, atestiguad contra mi delante de Jehová, y delante de su ungido si he tomado el buey de alguno, si he tomado el asno de alguno, si he calumniado a alguien, si he agraviado alguno o si de alguien he tomado cohecho para secar mis ojos con él y os lo restituiré. Entonces dijeron, nunca nos has calumniado, ni agraviado, ni has tomado algo de la mano de ningún hombre. Y él les dijo, Jehová es testigo contra vosotros y su ungido, también es testigo en este día que no habéis hallado cosa alguna en mi mano; y ellos respondieron, así es.”

Delante del pueblo Samuel podía testificar que había vivido sin reservas, que había vivido sin retorno y que había vivido sin nada que lamentar. Mayor ejemplo no pueden tener ustedes.

Ha partido para estar con el Señor, que no pudimos conocer con Susan personalmente, pero que vivió sin reservas, que vivió sin retornar a pesar de las pruebas y de las luchas, y que hoy ustedes dan testimonio porque desde que entramos a esta iglesia, al hablar esta mañana con Meche por el teléfono, su corazón estaba quebrantado, había tristeza, porque amamos a esa clase de gente que es un impacto para nuestras vidas y nuestras generaciones.

Nuestra hermana Antonia ha partido con el Señor, pero ha dejado un legado muy grande. El nombre de Antonia significa de un valor incalculable. Ella vivió sin reservas, lo dio todo. Ella vivió sin retorno a pesar de los huracanes y de las tempestades y de la fuerte lucha. Y ella al cerrar sus ojos ayer, podía decir, sin nada que lamentar.

Yo quiero vivir esa vida. Oh, que el Señor nos ayude, tienen el mejor ejemplo. Podría hablarle de William Burten, he podido hablarles de uno y de otro, pero ustedes vivieron alrededor de una mujer que vivió sin reservas, sin retorno y sin nada que lamentar.

Cada testimonio que oímos mientras llegamos a la iglesia, Mary estaba compartiendo los buenos consejos, los sabios consejos. Una mujer que tuvo visión aún de lo que venía y fue sensible para darlo. Una mujer que vivió en integridad y en verdad y les ha dejado un legado, no solamente a sus hijos y a sus nietos, sino a la iglesia entera. Que bueno vivir así.

Ay, piensa en el cielo, quiero creer que cuando ella partió con el Señor, el Señor se levantó como levantó cuando Esteban fue apedreado, y le dio la bienvenida al cielo, y le dijo, buena sierva fiel, me diste todo y caminaste sin mirar atrás y cumpliste hasta el final. Puedo creer que el Señor se paró ayer y le dio la bienvenida a su hija amada porque corrió la carrera y llegó a la meta, vivió el tiempo que el Señor le permitió sin nada que lamentar.

El Señor nos ayude a vivir de esa manera. Que el Señor nos ayude. Oh, jóvenes, que el Señor nos ayude. Ella fue un modelo para ustedes, un modelo para su generación, para los jóvenes, para los jóvenes. Aún a pesar de tener 92 años, vidas así necesitamos tener entre nosotros para que podamos vivir sin reservas, sin retorno, sin nada que lamentar.

Por favor, como me gustaría que mientras yo hago un llamado pequeño, canten la última canción que cantaron de salvación, ¿recuerda? Que hermosa canción. Que hermoso himno. Me dice Susan que ese himno fue compuesto por un hombre que perdió todo en la tragedia del Titanic. Y habiendo perdido toda su familia podía cantar las letras que nosotros escuchamos.

Cierre su Biblia por favor. Mire un poquito hacia adentro esta mañana. Solo permítanme hacer un llamado, tal vez usted ha reservado todavía algo. Tal vez hay cosas y áreas en su vida que usted todavía no las ha rendido, no las ha entregado. Tal vez hay llaves con las que se ha cerrado algunas puertas y le ha dicho al Señor, hasta aquí tu puedes tomar, pero esto no. Tal vez hay personas que necesitan rendir hoy áreas de su carácter. Yo no se cuántas cosas conozco de mi pero no de ti.

Permíteme hacer una oración por ti. Y si hay algo que tienes que entregar, quiero pedirte que pases y te pares aquí por un minuto, tomes la decisión hoy de vivir sin reservas. Si hay personas que han tratado de mirar atrás en medio de las situaciones difíciles, yo quiero que camines hacia delante para decirle, Señor, ahora pase lo que pase yo no podré mirar atrás. Yo quiero caminar sin retorno. Sin retorno, Señor, tu lo sabes. Tu lo sabes, camina hacia delante por un momentito. No mires, no hables con nadie, por un momento, tu sabes lo que tienes que rendir, tu sabes. Tu sabes si has mirado atrás y has retrocedido. En él hay esperanza.

David habla de sus muchas y extremas misericordias. Yo no se que clase de vida has llevado, tal vez nadie lo sabe, pero Dios lo sabe. Dios te conoce, Dios sabe tu corazón y hoy es una mañana para rendir todo. Hoy es una mañana para no volver atrás, es una mañana para decirle, Señor, eres tu lo único.

Mientras estás allí levanta tus manos por un momento, cierra tus ojos allí, cierra tus ojos allí, y mientras tienes sus ojos cerrados mira al Señor que está delante de ti. Hagamos esta oración. Tu sabes lo que tienes que entregar y dile al Señor, tu me has llamado a vivir sin reservas. Tu diste todo por mi, tu dejaste tu gloria, Señor. Tu dejaste tu gloriosa gloria allí arriba y viniste a esta tierra y sin reservaste te diste, fuiste a la cruz, derramaste la última gota de tu sangre por mi. Fuiste vituperado, fuiste humillado, oh tu eres el Hijo de Dios, tu eres el Dios viviente y tu tuviste que ir a la cruz, la maldición de la cruz, la muerte más vergonzosa, la muerte más terrible, allí perdiste tu dignidad, allí te hiciste pecado por mi, allí tuviste el cruel abandono de saber que Dios tenía que cerrar sus ojos a su Hijo amado. Oh, allí sufriste la soledad de no tener al Padre cerca cuando nuestro pecado fue cargado por sobre ti. Y Señor, perdiste todo, sin reservas, nunca retrocediste, aún en el Getsemaní cuando lloraste y tu sudor como grandes gotas de sangre, no retrocediste. Solo tuviste que decir, Padre, si es posible quita de mi esta copa pero no se haga mi voluntad sino la tuya. Y diste la palabra en hebreo que tu estabas mirando hacia delante, que no importó todo el sufrimiento, dice la palabra que fue por el gozo puesto delante de ti, sufriste la cruz y menospreciaste todo sufrimiento porque allí el gozo éramos nosotros. El gozo era mi vida, el gozo que tu podías ver y lo que te mantuvo para seguir adelante era que querías darme tu salvación. Nunca retrocediste, Señor.

Oh, fuiste el fiel modelo que queremos seguir y hoy estamos delante de ti, y aguantaste nuestros palos. Haga una lección allí entregando el área de su vida que usted tiene que entregar. ......... allí sus labios sin que nadie le oiga, pero hable con el Señor, dígale, Señor, entrego áreas, entrego ligaduras ........, entrego, Señor, áreas de mi carácter que no han sido buenas, te rindo todas las llaves de mis cuartos cerrados. Hoy me entrego sin reservas a ti, quiero darte todo para vivir una vida correcta, algo bueno tiene que pasar en mi vida. Hoy ríndalo todo allí, abra sus labios, usted sabe que tiene que rendirle al Señor. oh, dígale al Señor, hable con él allí. Hable con él un momentito y ríndale todo. Ríndale todo. Ríndale todo. Hoy rindámosle todo a él. Rindámosle nuestras posesiones, rindámosle todo lo que nos liga a este mundo. Rindámosle toda relación que no es correcta y usted lo sabe, toda relación que le he estado pidiendo.

Oh, Señor te entregamos todo. Y hoy te levantamos nuestras manos, desde hoy queremos caminar para terminar nuestra carrera como la terminó Pablo, como la terminó William Burten, sin nada que lamentar; como la terminó Samuel, pero como la terminó nuestra hermana Antonia, sin nada que lamentar.

Levante sus manos y dígale, hazme un ejemplo, hazme un modelo que rete mi generación, hazme un modelo, Señor, que viva de tal manera que mi luz nunca se apague delante de ellos. Oh, Señor ayúdame a terminar la carrera y cada de esta vida cristiana que sea un reto y un compromiso marcado con la vida de santidad, con la vida que te agrada a ti, hoy, hoy Señor, ayúdame a romper con el pecado, a romper con toda la atadura de la carne. Ayúdame a golpear mi cuerpo para rendirte lo mejor y lo más precioso.

Te doy gracias, Señor. gracias, Señor, muchas gracias, muchas gracias, muchas gracias, Señor. ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

PALABRA PARA DR. MIRANDA

Pastor Roberto solo déjeme terminar esto. Yo tengo una palabra para usted, el Señor le dice, él conoce su corazón y el Señor me puso esta mañana después de que hablamos esta palabra para usted, el Señor le dice, mi pacto contigo ha sido de vida y de paz. Las cosas que te he dado en tu corazón para que me temas y has tenido temor de mi. Reverenciástelo. Has andado bien delante de mi nombre, has vivido humillado, la ley de verdad ha estado en tu boca, e iniquidad no ha sido hallada en tus labios, en paz y en justicia has andado conmigo, a muchos has hecho apartar de la inequidad y hoy te digo, los labios de sacerdote han de guardar la sabiduría. De tu boca el pueblo buscará la ley porque eres mensajero de Jehová de los Ejércitos.

Pero hay algo más, el Señor te ha dado una unción apostólica, muy fuerte y te veo como un hombre de ciudad, guardián de las puertas de esta ciudad. Se te han entregado unas llaves muy grandes. Esa llave grande, cuídalo con celo, te dice el Señor, porque te he colocado como un instrumento de justicia y de verdad. Muchos pastores, muchos líderes vendrán, abrirán su corazón porque en ti hay consejo. Lo has visto antes, pero en los días que vienen será mayor. Te estoy colocando como guardián y como príncipe entre la gente de mi pueblo, porque tu corazón es como el mío, he puesto un poquito de mi corazón en ti. Has amado mis ovejas, te has dolido con mis ovejas, has llorado con mis ovejas, y has encaminado mis ovejas.

Has tenido un corazón sencillo, hijo, un corazón que no se ha vanagloriado con la sabiduría sino que al contrario, ha buscado más de mi. He visto la sed que hay en tu corazón por mi y el hambre por mi. Y con los días que vienen hay niveles mayores, este es un nuevo tiempo. Es una nueva estación y así como has estado familiarizado con las estaciones que suceden en esta nación, yo te digo ahora hay un tiempo nuevo. Es el tiempo de primavera, es el tiempo donde verás florecer muchas cosas.

Tus ojos van a tener visión y tu corazón visión. No será tu visión sino la mía. Prepárate para pasos muy grandes que hay que dar, pasos que marcarán destino. Para muchos tal vez, locura, pero en lo profundo de tu corazón sabrás que estás en lo correcto porque hay un sentir profundo. Oh, toca la trompeta cuando haya que tocarla porque yo revelaré a ti tiempos de peligro donde tienes que tocar la trompeta, no solo para tu pueblo sino para mi pueblo en esta ciudad y en esta nación.

Toca la trompeta, tu entenderás lo que te estoy diciendo en los días que vienen, porque he colocado el sonido de la trompeta, tan agudo que lo oirás en tu corazón. Hay diferentes sonidos y tu sabes, hijo, será revelado a ti los diferentes sonidos de la trompeta y yo te lo revelaré cuando sea de convocación, tiempo de anunciar peligro y me revelaré a ti y tu lo sabrás.

Dirige a mi pueblo en mi ley. Profundízalo en mi ley. Llévalo a las profundidades de mi ley, de mi palabra. Enséñales el camino santo y recto. Háblales santidad, oh predica la cruz que tanto se ha olvidado. Predícala, hijo, es un deleite para tu corazón. Predícasela a mis pastores. Predícasela a mis líderes, porque te he puesto como hombre de liderazgo y de influencia. Días nuevos y estaciones nuevas, unción nueva para este tiempo, verás mi gloria. No temas por dice el Señor, yo iré delante de ti. ¡Aleluya!