fumio taku

La redención de Israel

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El amor de Dios se extiende a todos nosotros, no importa quién seamos, hombres, mujeres, joven, niño alrededor del mundo entero. Porque de tal manera amó Dios al mundo que envió a su único Hijo para que todos nosotros podamos ser salvos. Amén.

Al mismo tiempo estoy aquí para dejarles saber, así que como yo estoy de pie aquí delante de ustedes como algo no muy especial, y la única razón por la cual yo estoy aquí es solamente por la gracia de Dios. Igualmente por su misericordia Dios también ha escogido un grupo de personas a través del cual su palabra profética está comenzando a desenvolverse en el mundo hoy. Y estos son los hijos de Abrahán, el pueblo de Israel, el pueblo judío.

Cuando nosotros leemos las Escrituras podemos leer acerca de toda la historia de Israel, Jerusalén, los profetas Elías, tantas personas, individuos han sido parte del plan de Dios. estas son las personas que representan el pueblo de Israel a través de los cuales Dios ha pasado su palabra a nosotros.

Y a Jesús a quien nosotros amamos, salvador del mundo, también es ese Mesías prometido de Israel. Nació en una familia de Israel. Ministró en Jerusalén y en las ciudades aledañas. Fue revelado como el Mesías de Israel también. Y cumplió en su vida todas aquellas palabras proféticas que hablaban acerca del Mesías de Israel. Y de acuerdo a la palabra de Dios viene una vez más por nosotros.

Y puede ser que sea muy pronto. Tenemos que tan solamente abrir nuestros ojos, abrir los ojos de nuestro espíritu, buscar a Dios con todo nuestro corazón y clamar y pedirle que nos revele el tiempo en el cual nosotros estamos viviendo.

Han pasado ya dos mil años desde que Jesús vivió, murió y resucitó en Jerusalén. Y a medida que él iba siendo levantado a los cielos, él dijo, así como estoy siendo levantado, así también regresaré.

Quiero que todos nosotros tomemos un viaje ahora a 2000 años atrás, al tiempo de ese primer domingo de Ramos, 2000 años atrás. La fiesta de la pascua estaba por venir y Jesús así como vimos en una foto, que venía en un asno, vino del Monte de los Olivos, mirando sobre la ciudad de Jerusalén.

Yo no sé cuántos de ustedes han ido a Israel en algún momento. Dios me bendijo a mí familia para nosotros poder vivir allí por algunos años, y uno de los momentos más impresionantes que nosotros vivimos allá en Israel fueron esos días entre el domingo de Ramos y el domingo de Resurrección. Nosotros vivíamos en una ciudad que miraba en dirección al mar de Galilea. Nosotros solíamos hacer compras en la ciudad de Nazaret, y solíamos conducir a través de la ciudad de Capernaum y otras ciudades allí aledañas a Galilea.

Solíamos caminar al mar de Galilea y mientras caminábamos en esas pequeñas piedras a la orilla, yo le decía a mi esposa, ‘Guau, mira esa piedra. Esa puede ser una sobre la cuales Jesús pisó.’ Y mi esposa me dice, ‘hey, poder haber sido unas 2000 piedras que el Señor pisó.’

Ahora, desde la ciudad de Galilea a Jerusalén es una distancia de tres días caminando. Así era como Jesús solía viajar con sus discípulos desde Galilea a Jerusalén. Pero gracias a Dios que nosotros teníamos un carro y una autopista. Así que nos tomó al menos unas tres horas y media para poder llegar a Jerusalén. Así que cuando íbamos a Jerusalén nos gustaba seguir esos pasos por donde Jesús caminó, y poder imaginar en nuestros corazones cómo hubiese sido eso dos mil años atrás.

Así que cuando caminamos desde el Monte de los Olivos en dirección a Jerusalén, y a medida que Jesús entraba a la ciudad para ser presentado a todo el pueblo de Israel, esto fue más o menos al mismo tiempo que la gente traía sus corderos que iban a ser ofrecidos para la pascua, iban entrando a la misma vez todos esos corderos a la misma vez que Jesús. Yo no sé si algunos de ustedes saben, pero una de las ciudades más grandes donde se crían esas cabras y ovejas para esa cena en la Pascua, era la ciudad de Belén.

Y aquí tenemos a Jesús que fue nacido y criado en la ciudad de Belén, bajando el monte de los Olivos en dirección a Jerusalén para ser presentado al pueblo, a la misma vez esos corderos que se iban usar para la pascua estaban siendo traídos de Belén en dirección a Jerusalén. Y este era el tiempo donde el pueblo de Israel estaba siendo gobernado por los romanos, especialmente cerca del tiempo de la pascua.

El mensaje significa el mensaje de la pascua era de esclavitud a la redención. De esclavitud a libertad. El pueblo de Israel estaba clamando a Dios diciendo, ‘Dios, ayúdanos, mándanos a tu salvador. Libéranos de la esclavitud de los romanos. Dónde estás, oh Dios? cuándo va a llegar tu ayuda a nosotros?

Sus corazones estaban quebrantados, sus vidas también y estaban clamando a Dios. Así como 1500 años antes de eso, cuando el pueblo de Israel estaba en Egipto. Esa fue la primera pascua. Estaban bajo la esclavitud de los egipcios. Estaban siendo perseguidos. Todo lo que ellos tenían y poseían se les quitaba por completo. El faraón había dado órdenes a las parteras de los israelitas, que cualquier varón que naciera primero tenía que ser eliminado, tenía que ser puesto a muerte.

Imagínense ustedes aquí en el área de Boston, que el alcalde de Boston diga que toda la comunidad latina va a ser esclavizada por completo. No tienen más libertad. Ustedes van a hacer lo que se les diga a ustedes hacer. No tan solamente eso, sino que cada niño varón que nazca en su familia tiene que ser puesto a muerte. Y no tan solamente eso, sino que si ese niño llegara a crecer, a ser un poco mayor, entonces ese niño o muchacho se tiene que tirar al océano o al río para que muera. Y no hay nadie que los pueda ayudar. Todos ellos estaban clamando a Dios, ‘Señor, ayúdanos. Te necesitamos. Dios, sin ti nosotros no vamos a poder sobrevivir. Dios, dónde estás? Tu que eres el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Dónde están todas las promesas de ayuda que tu nos has dado? Dónde estás?’ Y estaban clamando a Dios por ayuda.

Y tanto en el tiempo de Moisés, como también en el tiempo de Jesús, Dios escuchó el clamor de su pueblo. A través de Moisés Dios dirigió a su pueblo de esclavitud a la libertad, y el mandato de Dios fue a todas esas familias en el tiempo de Egipto, fue que tomaran un cordero, que lo mataran y que usaran su sangre para pintar los dinteles de sus puertas.

Y a medida que usted entraba en esa casa que estaba cubierta por esa sangre del cordero, sus vidas iban a ser salvas porque el espíritu del ángel de muerte iba a pasar por encima (meaning la pascua) de ustedes sin hacerles daño. De ahí es de donde viene esa idea de lo que es la pascua, porque el ángel de la muerte pasó por encima. Y miren que interesante porque no importó si esos israelitas que estaban en esas casas tenían algún pecado o alguna rebelión en contra de Dios, no importaba si esa persona era adulto o joven, hombre o mujer, rico o pobre, no importaba si esa misma persona 5 minutos atrás perjuró en contra de Dios, pero solamente con haber obedecido ese mandato de Dios de haberse metido en la casa que estaba cubierta por la sangre del cordero, ellos fueron salvos.

Y 1500 años después, a medida que el pueblo de Dios una vez más estaba clamando a Dios por ayuda, Dios manda a Jesús, ese Mesías prometido, el cual en ese domingo de Ramos bajó del monte de los Olivos en dirección a Jerusalén para ser presentado al pueblo de Israel como El Cordero de la pascua. Y cuando su sangre fue derramada en la cruz, en ese mismo día de la pascua cuando todos esos corderos de la pascua estaban siendo aniquilados y toda esa sangre estaba siendo derramada, no tan solamente la sangre de Jesús salvó a aquellos judíos que entendieron el mensaje, sino que la sangre que Cristo derramó también nos limpia y nos salva a cada uno de nosotros alrededor del mundo entero.

Jesús vino y caminó por esos últimos 7 días de esa semana en un cumplimiento perfecto de lo que es la historia de la pascua, para de alguna forma u otra mostrar cómo Moisés cuando usó ese cordero que la sangre de ese único cordero salvó a todas estas familias en Egipto, fue un cumplimiento profético de cómo Jesús, él solo a través de su sangre iba a cubrir toda la familia de Israel y aún más allá.

Ahora, pero quisiera compartir algo más con ustedes. Así como el mensaje de la historia de Israel representa a ese regreso de la persona, el Mesías que está en Jesús, esos últimos días de esa última semana que Jesús estuvo con vida, es representativo también de cómo Dios restaura y renueva toda esa historia del pueblo de Israel. En otras palabras, a través de esta historia el pueblo de Israel Dios nos revela a nosotros, que somos gentiles, de acuerdo al término de ellos, cómo Dios nos renueva y nos transforma a nosotros. Y en la misma forma, cuando nosotros vemos la vida y la historia de Jesús Dios nos está revelando a nosotros los planes que él tiene para con nuestras vidas.

Que así mismo como el pueblo de Israel clamó a Dios por ayuda 1500 años atrás, allá en la tierra de Egipto era solamente parte de la historia del plan de lo que Dios tenía con el pueblo de Israel. Así como Jesús vino y murió en la cruz y entonces nosotros podemos ver la victoria de la resurrección, el plan de Dios para el pueblo de Israel sigue siendo revelado a través de su palabra, que Dios había llamado al pueblo de Israel con un sentido de promesa, y que ellos iban a tener que pasar por muchos días, años, décadas, siglos de mucho sufrimiento también, y también cómo al final de esos tiempos la nación, la ciudad de Israel iba a ser totalmente destruida, que también iba a haber una resurrección final de lo que es la nación de Israel. Y viene muy pronto esa resurrección y redención final de lo que es la nación de Israel.

Y si alguno de ustedes recuerdan lo que yo enseñé cuando estuve aquí hace un año atrás, tal vez ese era el mensaje pero tal vez no se recuerden de él, así que voy a tener que pedirle al pastor Roberto que me deje venir otra vez para volver a decir cuál fue aquel mensaje. Pero más bien el énfasis está en que ese último momento de la redención de Israel coincide con ese retorno de Jesús también por su iglesia. En otras palabras el plan de Dios es conversión.

Lo que Dios está haciendo con la iglesia gentil a través del mundo, cuando Jesús comandó a que sus discípulos fueran hasta las últimas partes del mundo, y cuando el mensaje de Jesús llegue a las partes más recónditas del mundo, entonces el final vendría y él regresaría, también coincide con ser el mismo tiempo en el cual Dios va a restaurar, a redimir la nación de Israel. Hay un hambre por avivamiento entre nosotros que somos cristianos y también hay un clamor por revelación de Dios en medio de su pueblo.

Parte de ese clamor envuelve ese sentido de conversión de las vidas, tanto de creyentes como de judíos para ver la renovación y la restauración total, la redención que Dios va a hacer. La palabra de Dios dice que toda la creación, la creación entera sufre y gime con dolores de parto por la llegada del Señor. Esto habla acerca de esos dolores que salen antes de esa llegada, el retorno de Jesús.

Muchas de ustedes mujeres sabrán cómo los dolores de parto van aumentando a medida que el momento va llegando al alumbramiento de ese bebé, hasta ese momento final cuando el bebé nace. En el mundo estamos viendo toda clase de desastres, odio, guerras que están saliendo, civiles alrededor del mundo. Estamos peleando en contra del rompimiento de familias, hay una pelea en contra de inmoralidad y cómo los valores cristianos están siendo echados a un lado. Y vemos cómo una nación en contra de otra, con líderes malignos se están levantando uno en contra de otro y también en contra de la nación de Israel. Todo el conflicto que está surgiendo en Medio Oriente, guerras y rumores de guerras, y terremotos y desastres naturales que están sucediendo alrededor del mundo. Y todo es indicación de que podemos regocijarnos en nuestro espíritu porque demuestra que el Señor está cerca una vez más.

Hay una organización que se llama El Centro del Holocausto, aquí en la ciudad de Boston. Esta es una organización que consiste en una cantidad de sobrevivientes de lo que fue el holocausto, y esta organización se formó con el propósito de que el sentido del holocausto no vuelva a suceder una vez más.

Yo les había mencionado de cómo la nación de Israel estaba siendo perseguida una y otra vez, como ese dolor de parto. Y que ese período final de persecución se vio mucho en el evento del holocausto. Seis millones de judíos fueron torturados y asesinados en ese evento, esto es casi un tercio de toda la población de judíos alrededor del mundo en aquel entonces.

Ahora, yo recuerdo que mi mamá estaba en Hiroshima cuando la bomba atómica fue lanzada. Y fue algo horrible que sucedió. Mi madre y mi tía en ocasiones comparten algunas de esas cosas horribles que sucedieron. Para ellas se les hace muy difícil abrirse y hablar y compartir acerca de esto. En la ciudad de Hiroshima, tanto la familia de mi mamá como la de ella también fueron salvos en aquel entonces, pero alrededor de 250.000 personas murieron inmediatamente.

Ahora, la guerra es como el infierno. Y aún así hay líderes alrededor del mundo que se levantan con una supuesta autoridad para ejecutar esos gestos y tratar de dominar sobre otros. Y así como Hiroshima fue algo horrible, y digamos que así como esa bomba mató 250.000 de casi 100 millones de personas, no fue un tercio de 100 millones, que serían 33 millones.

Ahora, yo no sé cuál es la población de hispanos alrededor del mundo entero, pero digamos que hay unos 500 millones de latinos alrededor del mundo. Ahora, un tercio de ese número sería como 180 millones. Podría usted imaginarse que en el curso de 3 ó 4 años 180 millones de latinos sean asesinados? Y no tan solamente eso, sino que imagínese, de esos 500 millones que 200 millones de ellos vivan tanto en Norteamérica como en Centroamérica, y usted y su familia viviendo aquí en Estados Unidos, Centroamérica, México, en algún otro lugar, digamos que a lo largo de esos 3 ó 4 años, de 200 millones de personas, imagínense que 150 millones de nosotros sean asesinados en ese tiempo aquí mismo en la comunidad de Boston. Tal vez un 80 ó 90 por ciento de ustedes no sobrevirían. Y esto es después de haber sido expuestos a meses y años de las condiciones más horrendas de persecución y esclavitud y ser ejecutados y llevados hasta la muerte.

Eso fue lo que sucedió con el pueblo judío durante el holocausto. Está más allá de nuestra propia comprensión, de nuestra propia mente de poder tratar aunque sea de imaginar o visualizar lo que significaba estar ahí. Y esta reunión de la cual hablamos de mayo 2 que vamos a estar organizando, nos estamos uniendo, la organización que él participa, con el Centro del Holocausto para tener este servicio de conmemoración juntos, para poder unirnos a ellos como cristianos y decirles, miren, como cristianos, nosotros nos estamos uniendo a ustedes, que esto no puede volver a suceder. No tan solamente a la comunidad judía, sino que esto no debe volver a pasarle a cualquiera, a nadie de cualquier nacionalidad o cultura.

En este evento van a haber muchos sobrevivientes del holocausto que todavía están vivos, van a estar ahí en ese evento. Y hay una persona con quien yo estoy particularmente familiarizado con su historia. Él vivió en Hungría durante la guerra y su abuela, sus abuelos, tíos, tías, todos ellos fueron ejecutados durante ese tiempo. Él y su papá estuvieron juntos en distintos campos de concentración de uno en el otro los estaban moviendo. Ellos vivieron en condiciones horribles, fueron abusados, fueron puestos a hambre y ellos vivieron a través de este horror hasta el final de ese tiempo de guerra, para que este hombre pudiese decir la historia de lo que fue esa situación.

Su papá vivió hasta el último día de la guerra pero con todo el día después de la liberación su papá murió. Y durante el tiempo que él estuvo allí había una mujer cristiana que vivía cerca de ellos que arriesgó su vida para venir y ayudar a esta familia.

Ahora, hay muchos otros cristianos que también durante esos días ayudaron a los judíos. Muchos de estos cristianos fueron atrapados por los nazis y a muchos de ellos también los llevaron a esos campos de concentración más bien para morir. Así que aquí estaba esta mujer arriesgando su vida para salvar y ayudar a estos judíos. Por qué? Porque ella entendió el mensaje que Jesús le dio no tan solamente a ella sino también a cada uno de nosotros.

Y esta fue la mujer de quien se relata en la historia, el caballero más alto que está en la parte de atrás es el hombre del cual él está hablando que volvió a encontrarse con esta mujer que lo ayudó durante ese tiempo de guerra. Y fue por causa de este mensaje de Jesús en Juan Capítulo 15, “nadie tiene mayor amor que este que uno ponga su vida por sus amigos.”

Esto fue lo Jesús hizo por ti y por mí en la cruz, para morir por nosotros. Y él nos dice que de alguna forma u otra hagamos lo mismo. Y este es el verdadero mensaje de la cruz. Él quiere que tanto usted como yo podamos darle las gracias a Dios por salvar nuestras vidas y él nos llama a todos y cada uno de nosotros para pararnos y en la fuerza de Dios que no importando qué usted nunca, nunca niegue a Jesús en su vida.

No es con fuerza sino con el espíritu de Dios y a través del espíritu de Dios nosotros vamos a podernos posicionar para hacer lo que es verdadero y lo que es recto delante de Dios. y que si llegaras al momento de tu tener que arriesgar tu vida por hacer lo que es correcto delante de Dios por otros, que por el poder de Dios, de su espíritu usted va a poderlo hacer.

Así que de parte de todos nosotros en este ministerio podemos decir que el amor de Dios se extiende a todas las personas alrededor del mundo. Pero como Pablo también dijo, nosotros también de alguna forma u otra le debemos nuestra vida a esa historia del pueblo judío. Y también depende de nosotros que podamos extender ese amor de Dios al pueblo de Israel. Gracias.

Hermanos y hermanas, vamos a ponernos de pie y vamos a ir cerrando este tiempo. Miren, yo entiendo que esto es una enseñanza muy profunda. Algo muy profundo que el Señor nos ha traído. Y tal vez muchos de nosotros, o algunos de nosotros pensamos, pero qué diferencia hace esto en mi vida? Y yo les puedo decir, mire, hace una diferencia muy grande, porque cada uno de nosotros, yo que nosotros vivimos nuestra vida diaria, sentimos, vivimos cosas que son bien cercanas a nuestro corazón, pero a la misma vez, mis hermanos, cuando usted está en Dios su vida es parte de una historia mayor.

Nuestra historia, mis hermanos, no es solamente lo que usted vive del día al día, su historia es parte de una historia mucho mayor que Dios le está haciendo, que Dios la está ejecutando, y hay propósitos que Dios quiere cumplir a través de usted también. Así que si hay una oración que yo puedo hacer hoy, es el mero hecho de que nosotros no seamos ignorantes a las cosas que Dios nos está hablando, sino que nosotros podamos abrir nuestro corazón y nuestro espíritu de alguna forma u otra, mis hermanos, para poder entender estos misterios de Dios de cómo un terremoto, por el otro lado del mundo, puede ser de gran importancia para nosotros que estamos aquí todavía salvos con nuestras casas puestas en su lugar, porque son cosas que suceden y que hablan acerca de las promesas que Dios ha dado, señales que están antes del fin. Y esto que estamos hablando acerca del pueblo judío, mis hermanos, son parte de esas señales. El pueblo judío tiene que ser renovado, tiene que ser restaurado, tiene que ser redimido para que si nosotros queremos ver a Jesús, viniendo otra vez a recogernos a todos nosotros, la iglesia, junto con el pueblo judío, tenemos que tener estas cosas en mente, mis hermanos, no podemos ser egoístas.

No podemos ser egoístas en pensar que Jesús está aquí por nosotros nada más. Jesús está aquí por el mundo entero, y el mundo entero incluye judíos e incluye a árabes, incluye al ateo, incluye al feo, incluye al bonito, incluye al gordo, al flaco, incluye a todos, te incluye a ti, me incluye a mí. Esa es la historia de Dios. Nosotros somos bien limitados, solamente podemos ver lo que tenemos de frente a nuestra nariz, pero Dios ve más allá. Y Dios quiere que nosotros aprendamos a ver las cosas más allá también.

Así que, hermanos, tome esta enseñanza. Medite en ella. Pídale al Señor que le de sabiduría, que le de revelación para saber cómo estas cosas aplican al contexto de su vida también. Y cómo Dios lo puede usar a usted como bien estaba diciendo el pastor Tacu, cómo Dios lo puede usar a usted como un instrumento de esa revelación del amor de Dios en la vida de otros a su alrededor.

Así que, Padre, mira en esta tarde te ofrecemos este tiempo, Señor, ofrecemos esta palabra, Jesús, que se nos ha sido traído, que nos ha sido dada, la recibimos en nuestro corazón, Señor, y con ello te pedimos que nos traigas sabiduría y que nos traigas discernimiento para saber cómo internalizarla, Señor, y que no necesariamente lo olvidemos, sino que la podamos retener en nuestro corazón, Dios.

Hay una revelación bien grande que tu estás trayendo a tu pueblo alrededor del mundo entero, Dios, y yo te pido que por favor a nosotros aquí, concerniente a nosotros, que no seamos ignorantes de lo que tu nos quieres decir, sino que podamos traer a consciencia, a nuestra mente, a nuestro corazón, lo que tu quieres que nosotros hagamos como un pueblo, sea ya con la comunidad judía, Señor, o cualquier otra comunidad a la cual tu nos quieras acercar para reflejar tu amor a otros.

Padre, así como tu nos restauras nuestras vidas, así como tu restauras nuestras familias, úsanos a nosotros como instrumento de restauración y reconciliación con otras personas a nuestro alrededor, y que podamos ser como luces en medio de las tinieblas para dar a conocer tus secretos, tus misterios a aquellos que todavía no los conocen.

Bendecimos tu nombre en esta tarde, y a ti te damos toda la gloria y todo el honor, Señor. Por siempre y siempre. Gracias te damos, oh Dios. amén, Señor, amén. Gracias Jesús.

La iglesia y el pueblo de Israel

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Nuestro predicador de esta mañana es nacido en el Japón, originalmente vino a los Estados Unidos a los 13 años. Su nombre es Fumio Taku y ha sido pastor. Es también administrador de empresas, graduado de Yale University. Tiene una maestría en administración de empresas. Ha vivido en Israel por varios años donde dirigió una Compañía israelí y también asistió y ayudó en una congregación mesiánica allí en Jerusalén y en Israel. Es un hombre que ama a Israel muchísimo. Es presidente también de una organización que se llama Cristianos y Judíos unidos a favor de Jerusalén. Es un gozo tener al pastor Fumio con nosotros. Digan todos, bienvenido Fumio.

Buenos días todos. Mis amigos y mis hermanos. Es bueno estar aquí hoy. Como ha mencionado el pastor Miranda, nací en Japón y fui criado en una típica familia japonesa. Nunca escuché la palabra Dios mencionada jamás en mi familia. Somos una familia muy secular, y no tenía absolutamente nada que ver con el cristianismo. No tenía nada que ver con los judíos. No tenía nada que ver con los latinos tampoco. Pero aquí estoy, todo por los milagros de Dios. Verdaderamente Dios reina en nuestras vidas, no es así? Y él dirige nuestros pasos.

Lamento decirles que mi esposa no está aquí hoy conmigo. No pudo reunirse con nosotros, pero hace muchos años fue a través de sus oraciones y sus testimonios que yo llegué a recibir a Cristo en mi vida. Si hay alguna persona aquí cuya esposa o esposo no ha recibido a Cristo todavía, no se de por vencido.

He tenido esta oportunidad de dirigir esta organización que se llama Cristianos y Judíos unidos a favor de Israel. Es una organización compuesta de judíos y cristianos que aman a Israel. Y estamos parados brazo con brazo a favor de Israel. Israel como la tierra bíblica y nacional para el pueblo judío, y sostenemos a Jerusalén como la ciudad indivisible que Dios tiene para el pueblo de Israel, su capital indivisible.

Estuvimos tan bendecidos de tener al pastor Roberto, Delmi Martínez, y muchos de ustedes en esa marcha en Boston a favor de Israel que tuvimos hace unas semanas. Todos los amigos judíos, y los rabinos judíso que son amigos nuestros, los que estuvieron allí fueron tan impactados en su corazón sabiendo que ustedes y otros cristianos estaban allí sosteniendo y apoyándoles.

Como cristianos somos estudiantes de las Escrituras. Como sabemos la Biblia fue escrita hace miles de años, y sin embargo hoy en nuestros días, si uno prende el televisor, o abren un periódico frecuentemente uno todavía lee noticias acerca de los judíos, Israel. Parecería que todos los conflictos del mundo dan vueltas siempre alrededor del mismo tema: Israel.

Hace tres semanas se reportó que el Consejo Rabínico de Judea y Samaria, un grupo oficial de judíos y rabinos ortodoxos en Israel hizo una declaración, que el reciente incidente de la Flotilla de Gaza, algo que sucedió hace poco, una protesta bien fuerte que hubo contra Israel, fue un esfuerzo por hacer una especie de protesta invasiva que venía de Turquía para entrar en Gaza, donde están los palestinos en esa parte de Israel. Esos rabinos hicieron una declaración oficial que esa situación se parecía muy cercanamente a la guerra que predice el libro de Apocalipsis de Gog y Magog, y otros libros proféticos, y esa es una de esas guerras que se dará en el fin de los tiempos, como dice en el libro de Ezequiel, capítulo 8:38 y 39, y Zacarías, capítulo 12 también habla de esta guerra de Gog y Magog, y en esa declaración los rabinos decían que todas las naciones del mundo se agolparán contra Israel. Pero, dicen ellos, al final de ese conflicto se dará la redención final del pueblo de Israel.

Ahora, como cristiano no podría estar más en acuerdo con ellos, estoy totalmente de acuerdo. De hecho, el tiempo del fin está cerca. En nuestros días el tiempo de la venida de nuestro Mesías Jesucristo está bien cercano y el tiempo de la redención final del pueblo de Israel también está muy cercano.

Quiero compartir con ustedes en esta mañana de la palabra de Dios, esa parte del pueblo de Dios que es el pueblo de Israel, el corazón de Dios para ellos y relación entre la iglesia, nosotros como iglesias, y el pueblo de Israel. Me alegro de estar entre gente que sabe que como pueblo cristiano se supone que amemos a Israel.

Voy a comenzar mi enseñanza esta mañana yendo a tres versículos primeramente. Vamos primeramente a Éxodo 24, versículo 12. Y después voy a ir a Juan 14:15 y 17 y Segunda de Corintios capítulo 3.

Éxodo 24:12: “…Entonces Jehová dijo a Moisés, sube a mí al monte y espera allá y te daré tablas de piedra y la ley y mandamientos que he escrito para enseñarles. Y se levantó Moisés con Josué, su servidor, y Moisés subió al monte de Dios…”

Ahora vayamos a Juan, capítulo 14, versículo 15 hasta el 17: “…. Si me amáis guardad mis mandamientos, y yo rogaré al Padre y él os dará otro consolador para que esté con vosotros para siempre. El espíritu de verdad, el cual el mundo no puede recibir porque no le ve ni le conoce, pero ustedes conocen ese espíritu porque ese espíritu mora con ustedes y estará en ustedes…”

Vamos a Segunda de Corintios, capítulo 3, versículo 2: “… Nuestras cartas sois vosotros escritas en nuestros corazones conocidas y leídas por todos los hombres , siendo manifiesto que sois carta de Cristo, expedida, escrita por nosotros, escrita no con tinta, sino con el espíritu de Dios vivo, no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón…”

Ahora, hablemos entre nosotros como cristianos un momento. En Segunda de Corintios, capítulo 3, versículo 2, Dios nos describe lo que es caminar como un creyente en Jesucristo, qué es lo que constituye, cómo se camina como un creyente. Como una persona que ha recibido salvación a través de Cristo Jesús, no por nuestras propias obras, sino por las obras de Dios a través de Cristo Jesús, esa salvación que ustedes han recibido por fe. Como cristianos Dios nos instruye que hemos recibido las palabras mismas de Dios, de Jesucristo, directamente a nuestros corazones, que Dios había escrito en sus corazones de carne las palabras de Cristo: quién es Dios, por ejemplo, lo que él ha hecho por ti, todas las promesas que Dios tiene para ti, su poder, su fuerza, so gozo, su amor, su misericordia, su bondad, todas esas cosas han sido impresas en sus corazones. Y estas palabras de Jesús, nos dice Dios, tienen que ser manifestadas, expresadas, a través del Espíritu Santo, por medio del Espíritu Santo.

Como cristianos, nos dice la palabra, se espera que no solamente que sepas quién es Dios, o quién tu eres en Cristo Jesús, sino también se espera que tu camines en el amor, en le poder, en la misericordia de Dios, en tu conducta expreses estos valores, no por tu fortaleza personal, sino por la unción, por el poder del Espíritu Santo. Ya sea que estemos hablándoles o encontrándonos con nuestros amigos judíos, o hablando con algún conocido amigo de África, de Sudamérica, de Asia, donde sea, no importa quién sea esa persona, dice la palabra que Jesús murió por nosotros, aún cuando estábamos pecando en contra de él. Fue un amor incondicional el que nosotros recibimos de parte de Dios.

Y se supone que nosotros amemos a los demás con ese mismo amor incondicional que muestra Jesús. Debemos orar por otros y orar para que sus cuerpos sean sanados por medio del poder del Espíritu Santo. Tenemos que venir en contra de cualquier espíritu demoníaco que esté atando a una persona y en el nombre de Jesús orar por ellos. Como cristianos hemos venido a ser el pueblo de Dios, como cristianos hemos venido a ser embajadores de Cristo Jesús. Y como dice la palabra, ya no vivimos nosotros sino que Cristo vive en y a través de nosotros.

Así que aquí en Segunda de Corintios, en este texto, Dios nos instruye, nos revela quién se supone que seamos como cristianos, pero no podemos terminar allí solamente. Regresemos un poco al tiempo de los corintios, cuando fue escrita esta carta. Esta carta fue escrita por Pablo, más o menos en el año 50 ó 55 dc, estamos hablando de unos 20 años después de la muerte y resurrección de Jesucristo, muy cercana a la vida y muerte de Jesús. Piense en eso un momentito, qué estaba usted haciendo hace 20, 25 años, en su propia vida, no hace tanto tiempo, ¿verdad?

Pongamos que esta sea la congregación de los corintios, el tiempo es el año 53 dc, hace solamente 20 años que Jesús murió y se levantó de los muertos. Quizás algunos de ustedes conozcan a gente que estuvo allí en ese momento, quien sabe si algunos de ustedes estuvieron allí en el mismo día de Pentecostés cuando vieron a 120 recibir poder de lo alto en el bautismo del Espíritu Santo.

Ahora, Pablo era un judío creyente, Jesús era un mesías judío, ahora esta congregación corintia comenzó cuando Pablo, ese plantador de iglesias judío, llegó a esta ciudad se encontró y conoció a una pareja llamada Aquila y Priscila. Estas dos personas se convirtieron en los primeros dos conversos en Jesús en la ciudad de Corinto y Pablo fue entonces a la sinagoga, la iglesia judía local, ahí en esa sinagoga donde se nos dice que los judíos locales y también algunos gentiles creyentes estaban allí orando en esa sinagoga, y Pablo llegó a ella. Y Pablo comenzó a enseñarles acerca de Jesucristo y de la salvación en él.

Y Pablo usó las Escrituras originales, es decir lo que llamamos hoy en día el Antiguo Testamento de las Escrituras judías que tenían disponibles en ese tiempo, y el libro de Hechos, capítulo 18 registra lo que pasó en esa ocasión en la ciudad de Corinto, cuando Pablo llegó allí; ahí se nos dice que a pesar de que la mayoría de los judíos que estaban en la sinagoga cuando Pablo predicó, rechazaron a Jesús, Crispas que era el líder de la sinagoga, como el pastor de la sinagoga en ese momento, sí aceptó a Jesús como su mesías, junto con toda su casa, su familia y varios otros judíos también de esa sinagoga y algunos gentiles también conversos judíos que también estaban allí en ese momento.

Así que aquí estamos en la ciudad de Corinto hace dos mil años atrás piensen muchos de ustedes son judíos de hecho, y muchos de ustedes son gentiles que han estado asistiendo a la sinagoga, y muchos de ustedes son paganos como era yo antes de conocer a Jesucristo. Y entonces aquí estamos. Y cuando Pablo escribe estas palabras a esa congregación mixta de judíos, de inconversos, de paganos, es una congregación mixta, como se pueden imaginar, ustedes si hubieran estado en ese momento cuando se lee esta carta, tendrían una comprensión mucho más cabal, más profunda de las palabras de Pablo que la que hoy tenemos a dos mil años de distancia, porque usted habrá crecido como judío, habría sido educado en una sinagoga. Usted se imagina en esa congregación las enseñanzas judías y los ritos y costumbres judías le habrían sido muy familiares a esa gente de ese tiempo.

El problema es que para nosotros hoy en el Siglo XXI, a dos mil años de distancia de esas palabras, nosotros nos hemos, como cristianos, nos hemos separado de nuestras raíces judías originales y verdaderamente no entendemos las conexiones entre nosotros como cristianos e Israel, como nación. No entendemos cabalmente cuánto verdaderamente Dios ama a su pueblo en Israel, cómo Dios ha establecido un pacto inviolable con su pueblo Israel y cómo a través del pueblo de Israel Dios hizo llegar la palabra suya a nosotros. Y fue a través del Mesías de Israel, Jesús, que nosotros recibimos salvación. Y es a través del pueblo de Israel que Jesús vendrá a la tierra otra vez, y acerca de lo que dijeron esos rabinos de los cuales me refería al principio, de que se daría entonces la redención final del pueblo de Israel.

Ahora, miren de nuevo en Segunda de Corintios 3, versículo 2, dice allí en la segunda sección: “…no en tablas de piedra, versículo 3, sino en tablas de carne del corazón…”

Pablo dice aquí claramente que la ley de Dios entonces había sido escrita no en tablas de piedra, como originalmente en el Antiguo Testamento, sino en tablas de carne, en el corazón humano. Cuando él escribió estas palabras él no estaba hablando solamente de que las Palabras de Dios no se deben entender solamente con los sentidos físicos, con la mente, sino que la palabra de Dios tiene que ser interpretada por medio del espíritu. Porque es nuestro espíritu el que el Espíritu Santo de Dios le da testimonio a nuestro espíritu.

Pero, no solamente eso, Pablo se estaba refiriendo a promesas específicas dadas al pueblo de Israel por profetas de la antigüedad. Ahora, nosotros hablamos acerca de esto de recibir la salvación de Jesús, de caminar por el espíritu de Dios, y de recibir lo que Cristo dijo de que este es el nuevo pacto en mi sangre, a veces nosotros pensamos que esa palabra de Jesús del pacto de sangre, de que este es mi carne molida por ustedes, como que estas cosas eran habladas solamente a nosotros los gentiles, no a los judíos. Pero no es así.

Esta promesa de la cual estamos hablando fue y ha sido dada a un pueblo judíos, hebreo, al pueblo de Israel. Vaya conmigo a Jeremías, capítulo 31:31

“… He aquí que vienen días, dice el Señor, en los cuales haré nuevo pacto…”

Esa palabra nuevo pacto, en el hebreo original brit hadasha, esa es la misma palabra, la misma expresión que Cristo usó es mí brit hadasha, en otras palabras este es el nuevo pacto en mi sangre, la misma palabra que Cristo usa cientos de años después.

De nuevo leamos, “… en los cuales días haré un nuevo pacto con quién? Con la casa de Israel y con la casa de Judá, un nuevo pacto con Israel y con Judá, no como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto…”

Así que Dios habló a través de Jeremías al pueblo de Israel, diciéndoles, “yo haré con ustedes un nuevo pacto”, no como el pacto que ustedes originalmente, les decía, recibieron cuando salieron de Egipto, ese pacto en el Monte Sinaí, tablas de piedra, cuando Moisés recibió esas tablas de piedra y recibió allí la palabra de Dios, sino que este nuevo pacto, declara el Señor, yo haré con la casa de Israel después de estos días, y oigan esto, yo pondré dentro de ellos en su corazón yo escribiré mi ley, dice.

Oyeron eso? En su corazón yo voy a escribir mi ley. Y luego declara, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Y entonces dice, y entonces ellos me conocerán. Quizá usted no se recuerde, pero cuando leímos Juan 14:17, hace unos minutos atrás, leímos que cuando venga el Espíritu Santo, dice el Señor Jesucristo, ustedes me conocerán porque el Espíritu Santo estará con ustedes y en ustedes. Y más adelante el Señor habló a través de Jeremías, dice, perdonaré sus iniquidades y sus pecados y no me acordaré más de ellos.

Así que aquí vemos en Juan y en Corintios que lo que Dios le había prometido a los judíos dos mil quinientos años antes, o 500 años antes de que Cristo muriera y resucitara de entre los muertos, Dios ya había dado a través del profeta Jeremías, esa promesa al pueblo de Israel que recibirían un nuevo pacto, ese brit hadasha, a través del cual él decía, ustedes, los judíos, me conocerán como su Dios, para que entonces la palabra de Dios sean escritas no en tablas externas de piedra, sino adentro en sus corazones, para que sus pecados sean perdonados y ya no sean tomados en cuenta jamás.

Esa es la restauración final del pueblo de Israel. Ahora, no solamente Jeremías sino también otro profeta, el profeta Ezequiel. Era un contemporáneo, vivía en el mismo tiempo que Jeremías, Dios le había dado a Ezequiel ese mismo mensaje. Si uno busca en Ezequiel, capítulo 36, versículo 24 al 28. Esto es lo que Dios le dijo al pueblo de Israel:

“… Yo os tomaré de las naciones, de todas las tierras y os traeré a vuestro país. Luego esparciré sobre vosotros agua limpia y seréis limpios de vuestras iniquidades, de todos vuestros ídolos os limpiaré, os daré un corazón nuevo, pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne…”

Recuerden, ese corazón de carne al cual nos hemos estado refiriendo. Y entonces Dios dice a través de Ezequiel, le dice a los judíos:

“… y pondré dentro de vosotros mi espíritu y haré que andéis en mis estatutos… Y dice en el versículo 28, … ustedes me serán por pueblo y yo les seré por Dios…”

Así que una vez más a través de Ezequiel, Dios le prometió al pueblo de Israel que un día ellos recibirían su espíritu, el espíritu de Dios, que estuviera dentro de ellos. Eso de lo cual nosotros hablamos como cristianos, que el espíritu de Dios habita dentro de nosotros. Pablo dice en Primera de Corintios, capítulo 6 versículo 19:

“… que tu cuerpo, mi cuerpo, nuestros cuerpos han llegado a ser templos del Espíritu Santo, el mismo Espíritu Santo de Dios está sobre nosotros y dentro de nosotros, y que esa promesa que el mismo espíritu de Dios vendría a morar dentro de nosotros fue dada al pueblo de Israel hace miles de años atrás, 2500 hace Dios les dio esa misma promesa a ellos.

Ahora, si le ponemos mucha atención a lo que estudiamos en Ezequiel, Dios añadió otra pieza de información, que ese nuevo pacto que él iba a hacer con el pueblo de Israel, iba a tener lugar cuando Dios los trajera otra vez a su país de todas las naciones, que sabemos muy bien sucedió en el año 1948, después de 2000 años de estar esparcidos.

Ahora, tenemos que tener en cuenta que estoy hablando de las promesas de Dios al pueblo de Israel, ha tenido usted alguna vez una experiencia en la cual Dios le da una palabra, una visión, un sueño? Y uno se pregunta, caramba, me pregunto qué querrá decir esto, Señor? Y un tiempo después Dios le da otra visión la cual le da un poco más de entendimiento de la visión anterior.

Ahora, acabamos de leer aquí en Ezequiel, capítulo 36 acerca de esta promesa de Dios a Israel, y en Ezequiel 37, en el próximo capítulo vemos que Ezequiel describe otra visión adicional que él tiene, la cual da un poco más de iluminación y entendimiento sobre el primer evento al cual se refiere en el capítulo 36. Es una famosa visión, muchas veces se describe como la visión del valle de los huesos secos. Es un capítulo larguísimo, así que no lo voy a leer todo, pero quiero que lo lean en sus casas. Pero déjenme relatarles acerca del capítulo: Dios le dio una visión a Ezequiel acerca de un valle. Todo lo que podía verse eran huesos secos por dondequiera, y Dios le habló a Ezequiel y le pregunta a Ezequiel, profeta, tu crees que estos huesos pueden revivir? Y Ezequiel contesta, bueno, solamente tu lo sabes. Era diplomático el hombre.

Y Dios le dice a Ezequiel, profetiza sobre esos huesos secos y diles, revivan, vivan y Ezequiel vio que esos huesos se juntaban y formaban hombres, y pudo ver ese gran número de hombres levantarse y ponerse de pie. Pero estaban rígidos, no tenían vida, no tenían movimiento, no se movían porque no había aliento de Dios en ellos todavía.

Ahora, la palabra aliento en hebreo es ruac que también quiere decir, no solamente aliento, sino también espíritu. Ruac es el espíritu, el aliento de Dios. Así que Ezequiel le dice, pero Señor, no hay espíritu, no hay aliento, no hay vida en ellos, y le dijo, profetiza al ruac, al viento, al aliento, ven, espíritu, entra en ellos para que vivan. Y el aliento de Dios entró en esos seres inertes y tomaron vida y se convirtieron en un ejército poderoso.

Esto describe en más detalle exactamente aquello de lo cual venimos hablando, que cuando el pueblo de Israel regrese a su tierra y comiencen a formarse juntos en una nación, como los huesos secos, pero todavía la restauración final como esos huesos que están sin vida, todavía está por venir. El espíritu de Dios todavía, el aliento de Dios todavía no ha entrado en esa nación, en ese valle, y se espera que nosotros oremos para que el espíritu de Dios caiga y entre en ellos para que tomen vida y vengan a ser, para que la promesa de Dios para el pueblo de Israel sea realizada plenamente.

Ahora, como vemos esta es la promesa para el pueblo de Israel, entonces dónde encajamos nosotros, los gentiles? Cuál es nuestro lugar? Pensábamos que el nuevo pacto era solamente para nosotros, los gentiles, la iglesia gentil. Pensábamos como que era algo nuevo que Dios había hecho, completamente nuevo. Siempre estuvo en el plan de Dios, desde los tiempos de antaño. Así que cómo encajamos nosotros en todo ese plan de Dios?

Quiero ahora que vayan conmigo a otro profeta, Isaías esta vez. Isaías capítulo 49 en el versículo 6. Isaías era otro profeta de Dios enviado a la nación de Israel y esto es lo que Dios habló a Isaías para el pueblo de Israel,

Dice Dios, “…poco es para mí que tu seas mi siervo…”

Ahora, este siervo al cual se refiere aquí es el Mesías para el pueblo de Israel, ese Mesías que nosotros adoramos como nuestro Señor Jesucristo, que viene de nuevo, aquel Mesías a quien el pueblo judío actualmente todavía está esperando que llegue. Dice:

“… por que tu eres mi siervo para levantar las tribus de Jacob y para que restaures el remanente de Israel. También te di por luz de las naciones para que seas mi salvación hasta los postrero, lo último de la tierra…”

Casi 3000 años atrás Dios habló estas palabras, estas promesas tanto al pueblo de Israel como también a nosotros, los gentiles, que cuando venga el mesías de Israel él iba a hacer dos cosas: iba a trabajar, a esforzarse para restaurar la tribu de Jacob, levantarla de nuevo, esa es la promesa de la cual hemos estado hablando, y que un día pronto esa promesa va a realizarse. Que cuando el Mesías, Jesús, regrese de nuevo y que el espíritu de Dios caiga sobre su pueblo, que ellos recibirán este brit adasha y que ellos entonces serán restaurados, la tribu de Jacob, Israel. Y a la misma vez Dios también le asignó al Mesías Jesucristo una segunda misión, dice aquí, que él será luz a las naciones, para que la salvación de Dios alcance hasta los fines mismos, los extremos de la tierra.

Ahora, recuerden lo que dijo Jesús: dijo a través de sus 120 discípulos, quédense allí en el aposento alto y esperen porque pronto el Espíritu Santo caerá, vendrá sobre ustedes para que reciban poder de lo alto, para que me sean testigos en Judea, Samaria y aún los extremos, los fines de la tierra, como dice la tierra, como dice aquí; luz a las naciones hasta los extremos de la tierra. Jesús también dijo, en Mateo 24, que cuando ese mensaje de las buenas nuevas llegue hasta los fines de la tierra, entonces vendría el fin.

Y cuántos de ustedes aquí creen que el mensaje del Evangelio ya casi ha llegado hasta el final de la tierra? Estamos bien cerca. Así que lo que Jesús le dijo a las naciones gentiles, creyentes gentiles, que nosotros se supone que vayamos hasta los fines de la tierra con el mensaje de salvación de Jesucristo, ya casi eso se ha cumplido plenamente.

A la misma vez, esa promesa que Dios le dio al pueblo de Israel que ellos regresarían de nuevo a su tierra, que serían de nuevo levantados como una nación establecida, y como esos rabinos de los cuales hablamos al principio, ellos declararon que pronto la restauración del pueblo de Israel está ya a las puertas, está cercana.

Ven ustedes, este es el plan de Dios? Desde los tiempos antiguos Dios había declarado a través del pueblo de Israel las palabras de Dios, el plan de Dios y el Mesías del Señor. Salvación de Dios, brit hadasha, el nuevo pacto, y que nosotros, los gentiles, hemos recibido esa bendición de Dios a través del Mesías Jesucristo que vino de Israel. Y estamos casi llegando al final y ahora ha llegado el tiempo para no solamente nosotros ir hasta los fines de la tierra, sino para regresar al pueblo de Israel, orar por ellos, amarlos, pararnos junto a ellos en apoyo, gozarnos con ellos mientras esperamos ya la inminente venida del Mesías Jesucristo para verlos a ellos recibir restauración.

Ahora, vayan conmigo a Zacarías, capítulo 12, este es el versículo final al cual voy a estar yendo hoy, versículo 3.

Dice aquí, “… en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos y todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella…”

Versículo 9 “… y en aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vinieren contra Jerusalén…”

Estos son esos mismos versículos que esos rabinos de los cuales yo me refería al principio estaban usando para concluir, sí, definitivamente este es el tiempo en que las naciones van a estar juntándose para venir contra Israel. De hecho, no tengo tiempo para ir en todo el detalle, pero si ustedes estudian otros versículos en el libro de Ezequiel, aquí se nos dice que esas naciones que van a venir en contra de Israel, serán capitaneadas, dirigidas por el pueblo del norte que vendrá por las partes de Rusia, en alianza con los ejércitos de Persia, que están alrededor de Siria, junto con todas las demás naciones islámicas árabes, musulmanas, y que esas naciones se juntarán para venir en contra de Israel.

Y por eso es que nosotros lo podemos ver, según las profecías, y también esos rabinos ortodoxos pueden ver el mismo tipo de mensaje, que este tiempo de Gog y Magog y esa guerra final están cercanas. Pero escuche lo que dice en el versículo 10, y dice:

“…Y derramaré sobre la casa de David, es decir, judíos, y sobre los moradores de Jerusalén espíritu de gracia y de oración y mirarán a mí a quien traspasaron…”

A quién traspasaron los judíos? A Cristo Jesús. Esto fue escrito cientos de años antes y casi 2500 años antes de este momento.

Y aquí estamos ahora actualmente, el tiempo está cerca. La palabra de Dios está siendo cumplida aquí ante nuestros propios ojos. Atravesando miles de años Dios habló estas promesas al pueblo de Israel y Dios declaró estas promesas a ti y a mí, y esas promesas se están cumpliendo hoy.

Escúchenme bien, Dios nunca miente, las promesas y las palabras de Dios nunca fallan. El amor de Dios nunca te fallará. Dios nunca te dejará no importa lo que seas, quién seas, dónde estés, el Señor Jesucristo nunca te ha de abandonar. Él estará contigo hasta el final mismo de los tiempos.

Si uno prende las noticias y ve las noticias financieras del tiempo, sobre guerras y rumores de guerras en este tiempo y todas las demás cosas y temas con todas las demás cosas que quizás le estén pasando a sus vecinos y a sus familiares, uno se dice a uno mismo, qué les va a pasar a mis seres queridos y a mí en el día de mañana?

Recuerde, Dios quien expresó palabras de promesa y que las ha cumplido en nuestras vidas a través de muchos años, es una cosa muy sencilla que él puede venir y él estará contigo, te va a ayudar en los eventos de tu vida, donde tu te encuentras. Como yo les dije a ustedes, yo no soy nadie, yo nací en Japón, no tenía absolutamente ninguna idea de quién era Dios, y a través de mis seres queridos yo llegué a recibir a Jesucristo. El Dios todopoderoso que creó los cielos y la tierra y en el camino, el peregrinaje espiritual mío he hecho tantos errores, le he fallado a él, a mi familia y a mí mismo tantas veces, fui por acá cuando él me decía ve por allá. En un momento me llegué a desesperar y decir, Dios dónde estás? Pero saben algo, aún cuando nos apartamos de él, él nunca se apartó de nosotros. ¡Aleluya! ¡Aleluya!

Dios no te abandonará. Y Dios no abandonará al pueblo de Israel. Y Dios no abandonará al pueblo judío. La palabra de Dios llegará a cumplirse. ¡Aleluya! Gracias al Señor. Un aplauso al Señor. Amén, amén, amén.

Hermanos simplemente ya poniendo una pequeña nota a lo que dice Fumio. Si ustedes preguntan, bueno, cuál es la posición de la congregación León de Judá concerniente a el estado y el pueblo de Israel actualmente? Yo espero que todos entiendan que nuestra posición como iglesia es como decía Fumio, nosotros amamos al pueblo de Israel. Yo sé que Israel es un pueblo desobediente, un pueblo rebelde, sabemos que la nación de Israel actualmente es una nación secular, sin embargo, como decía Fumio, las promesas de Dios son incondicionales, se cumplen. Nosotros pecamos y abandonamos pero Dios nunca deja de cumplir sus promesas.

Hermanos, yo diría que una congregación, un cristiano que conoce las Escritura, un cristiano que conoce las profecías como Fumio las ha tejido en esta mañana, frente a nosotros, no puede abandonar a Israel en este tiempo. Nosotros tenemos que expresar apoyo por Israel en un tiempo en que todo el mundo está criticando y atacando a Israel, y cuando yo creo que un espíritu antisemítico está ahora levantándose de nuevo en las naciones, y donde yo veo aún evangélicos en esta nación comenzando a tirar críticas contra el pueblo de Israel.

Es decir, que la posición de un creyente que representa a nuestra iglesia y su posición, debe ser, nosotros respaldamos al pueblo de Israel. Hermanos, yo entiendo que la situación con respecto a los palestinos es bien complejo y yo sé también que Israel ha cometido sus errores. Que nación confrontando una situación tan compleja no cometería errores peores. Lo que yo sé es que Dios le ha dado esa tierra al pueblo judío, ni aún los judíos mismos tienen derecho a entregar una sola pulgada de esa tierra a nadie. Esa tierra Dios se la dio a su pueblo, Israel. Y Cristo viene por segunda vez a ocupar esa tierra.

Estudien las Escrituras y usted entenderá por qué nosotros estamos tan apegados a defender esa nación y a ese pueblo de Israel. Que Dios los bendiga. Y estudiemos las Escrituras en este tiempo más y `más cada día.

Señor, te damos gracias por este tiempo tan especial. Se han enseñado muchas cosas aquí y nuestra mente ha sido puesta en prueba, pero nosotros pedimos que tu selles tus enseñanzas y que nos des entendimiento, y nos des iluminación acerca de tu palabra para que podamos caminar por ella y estar preparados para los tiempos que vienen.

Pedimos por tu pueblo Israel, que venga el día de su redención, que vengan el día en que tu Espíritu Santo caiga sobre ellos y sus ojos espirituales sean abiertos y puedan mirar hacia su mesías y bendecir a aquel que traspasaron y entregar sus vidas y su nación a Cristo Jesús.

Pedimos en el nombre de Jesús. Amén, amén. Gloria al Señor.