La actitud del triunfo - Definir tus sueños (Parte 3)

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Santiago, Capítulo 1 y voy a usar ese texto, porque así podríamos usar varios otros, pero ese en particular yo creo que se presta al espíritu de lo que queremos presentar en esta tarde, versículo 5, Santiago 1:5, dice: “y si alguno de vosotros.....”. Lo que está diciendo Santiago aquí puede ser cualquier petición, en este caso él habla de sabiduría pero puede ser cualquier otra cosas, cualquier otra petición.

Dice “si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría -¿qué dice?- pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche y le será dada.”

Y aquí ya entramos más en materia, en el próximo versículo dice “pero pida con fe, no dudando nada porque el que duda es semejante a la onda del mar que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga que recibirá cosa alguna del Señor”. Es una advertencia muy seria, ¿no? cuando estamos en ese vaivén, en esa indefinición, ¿no?. “No piense, pues, que tal cosa haga que recibirá cosa alguna del Señor, dice, el hombre, o en este caso también la mujer, de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.”

Otra advertencia, a no ser inconstante, a no ser de doble ánimo, a ser de ánimo decidido, a ser claros en la vida, a ser específicos en la vida. Y de eso precisamente yo quiero hablar en esta mañana como parte de nuestra serie de sermones sobre la vida de éxito, la actitud del éxito, los elementos que constituyen el éxito. En términos bíblicos podríamos decir, la vida abundante, la vida exitosa.

Y aquí tenemos un tercer punto que yo quiero discutir en esta tarde con ustedes. Hemos ya tenido dos sermones sobre este tema, y el primero hablamos, de hecho sabemos, algo que está bien claro en mi mente cada día más y más, es que el éxito es una actitud, es una postura de vida, es una mentalidad, una forma de relacionarse con la vida. No es tanto las acciones específicas que hacemos, aunque eso es importante, pero hay una actitud que tiene que estar como una plataforma para el lanzamiento a las acciones que llevan al éxito. Si la plataforma no está preparada, no se va a dar lo demás.

Entonces, hay una actitud que es necesaria y por eso me estoy tomando tiempo para definir las actitudes que forman parte del éxito. Y hemos dicho en la primera presentación que hay que ampliar, ensanchar la capacidad para creerle a Dios. Hay que botar las vasijas pequeñas que limitan la gracia de Dios y buscar vasijas más grandes. Hay que quitar la pantalla de 4 por 8 y buscarse un jumbo trunk, de esas que se ponen en los estadios para allí proyectar nuestros sueños, sueños grandes, sueños atrevidos, sueños que reten a Dios, sueños que el Señor pueda decir ‘ve, ese es un sueño a mi escala. Ese es un sueño que Yo me voy a agradar en bendecir y prosperar’.

Hay que ensanchar el sitio de la tienda. Hemos dicho que antes de poner una tienda de esas de campaña, hay que primero hacer un espacio más grande para que pueda caber el edificio más grande. Y así mismo nuestra mente, para que las bendiciones de Dios puedan entrar en una magnitud mayor, tenemos primero que crear, soñar, desear, visualizar cosas grandes que Dios puede hacer en nuestra vida. No te quedes en lo pequeño solamente, sueña en gran escala y lánzate entonces en el nombre del Señor a realizar esos sueños. Anchar la capacidad de creer.

En segundo lugar hablamos de la importancia de creer que Dios está conmigo y que está ¿cómo? A mi favor. ¿Cuántos recuerdan que yo dije eso? ¿Estaban dormidos todos ustedes? Ya habían adorado demasiado, estaban cansados y habían apagado la sintonización. Hay que creer que Dios está con nosotros y que El está a nuestro favor. Amen.

Y cuando usted cree que Dios está con usted, que lo que usted emprende el Señor lo respalda, que Dios va con usted a donde quiera, eso les va a dar ánimo para usted entonces, atrever a acometer cosas grandes.

Yo decía acerca de David la semana pasada con el grupo de las 9 creo que fue, yo no se si ya les dije algo a los de las 12 o a los de las 9. Pues, si lo escucharon antes, pues, escúchelo otra vez también, se refuerza más. David era un hombre poseído por esa idea de que Dios está conmigo, y por eso ese salmo 23 habla de que ‘Jehová es mi pastor, aunque ande en país de sombras de muerte, no te habré mal alguno’, y esa confianza de David, de que su Dios estaba con él, que lo había sacado de tantos aprietos, fue lo que le permitió, cuando el gigante Goliat estaba en la frontera con Israel, insultando al pueblo de Dios cada día y ninguno de los hombres guerreros de Israel se atrevían a meterle mano a ese gigante, David dijo ‘el Señor está conmigo, yo lo voy a hacer en el nombre del Señor’.

Y vemos esa historia clara, cuando David se va acercando al gigante, el gigante le dice ‘¿yo soy acaso un perro para que tu vengas a mi con una piedra y un palo?’. El esperaba un hombre aguerrido, lleno de fuerza con su coraza y todos sus instrumentos de guerra, y aquí viene este muchachito raquítico pero lleno de fe, que sabe que Dios está con él.

Y David le dice ‘tu vienes ante mi ante mi con una espada, pero yo vengo ante ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, porque Dios está conmigo y te voy a meter mano y te voy a cortar la cabeza, y hoy tu cabeza será exhibida como un trofeo, para que no lo vuelvas a hacer’, como dice un merengue dominicano ‘pa que no lo vuelva a hacer’. ¿Por qué? Porque David sabía que Dios estaba con él y eso es lo que nos permite emprender cosas grandes.

Vimos el caso de Josué y Caleb que no se dejaron intimidar por la grandeza y la altura de esas tribus enemigas y de esos gigantes que estaban en la Tierra Prometida, esperando destruirla cuando ellos llegaran, porque ellos dijeron ‘No, Dios está con nosotros y nos lo vamos a comer como pan’, es más les vamos a poner un poquito de mantequilla para que sepan mejor encima. Y había esos diez otros espías que solo miraron la grandeza, la altura, la fuerza, la ferocidad de esas tribus enemigas, y no miraron al Dios que les había dicho ‘esa tierra es de ustedes, Yo se las voy a dar y Yo voy a honrar mi palabra.’

Hay que estar consciente de que Dios está conmigo. No te fijes tanto en las limitaciones, hermanos ¿ok? Anoche en el servicio en inglés hablábamos acerca de la multiplicación de los panes y los peces, donde cuando el Señor les dijo a los discípulos ‘hey, denle ustedes de comer a esa multitud’, ellos dijeron ‘¿qué nosotros le demos de comer, pero dónde está el dinero para dar de comer a toda esa gente, y aún si tuviéramos el dinero dónde está el lugar para darle de comida?’. El Señor tenía la respuesta. El bendijo esos 5 panes y dos pececitos que no daban para uno de los apetitos que tenemos aquí entre nosotros, hay unos titanes aquí que comen bien, y el Señor dijo ‘tráigame eso’, lo levantó al cielo, lo bendijo y hubo comida para todo el mundo.

Porque el Señor toma nuestras limitaciones junto a nuestros esfuerzos y los convierte en comida para la vida, abundante que sobra, da para toda la jornada. Si tu crees que Dios está contigo y está a tu favor. Es importante para que podamos emprender cosas grandes y cosas atrevidas en el mundo.

Y aquí tengo una tercera lección que quiero compartir con ustedes. Es la especificidad. Yo lo practiqué mucho esta mañana antes de venir aquí. Digan todos conmigo ‘especificidad’, rápido. Ahora díganlo diez veces bien rápido. La especificidad es bien importante en la vida hacia el éxito. Si tu no puedes ser específico te vas a quedar simplemente en sueños vanos. Soñando con quimeras, pajaritos en el aire, pero no vas a llegar a ese punto de poder darle cuerpo a tu sueño. Definir tus sueños es tan importante que tu nombres las cosas que tu necesitas en la vida, las cosas que tu quieres lograr. Hay que escribir los sueños, hay que plasmarlos específicamente. Si tu no defines lo que tu quieres, nunca vas a poder presentarle la Señor con claridad cuál es tu necesidad.

Al Señor le gusta, hermanos, que nosotros le presentemos necesidades claras, proyectos claros, que le pongamos nombre, apellido y hasta el apellido de la mamá también al lado, para que El sepa exactamente qué es lo que tu necesitas. Al Señor le gusta que nos.... por eso es que el Apóstol Pablo dice que nos acerquemos confiadamente ante el trono de la gracia. Y la idea es que...... más que confiadamente, en el griego original la idea es atrevidamente ante el trono de Dios.

Hay pasajes en la Escrituras que nos muestran que cuando la gente se atrevió a pedirle al Señor específicas y claras, Dios bendijo. Y por eso es que en este pasaje aquí de Santiago que estamos explorando, Santiago dice algo bien importante, es un principio de fe. Cuando tu vayas a pedirle al Señor algo tu tienes que estar claro, seguro de lo que le estás pidiendo y que tu creas, entonces que el Señor te va a bendecir.

Al Señor no le gusta que nosotros vengamos con sueños vanos, con peticiones medio formadas. Dice aquí el hombre de doble ánimo es inconstante en todo su camino, no piense el que venga al Señor con una petición más bien, como que la está haciendo genéricamente porque ha visto que otros la hacen. Otros van a la universidad y a mi me gustaría ir a la universidad, pero tu ni siquiera has pensado a qué universidad quieres ir, qué materia quieres estudiar, qué profesión tu quieres perseguir. No has pasado tiempo discerniendo cuáles son tus talentos y cuáles son tus limitaciones, ¿te gusta trabajar con gente o te gusta trabajar con máquinas? ¿Te gusta trabajar solo o con gente a tu alrededor y en equipo? ¿Cuáles son tus limitaciones, cuáles son tus virtudes? Muchos de nosotros no hacemos un inventario de nuestros dones y de nuestras limitaciones. No sabemos lo que queremos hacer dentro de 5, dentro de 10 años, no estamos claro. Solo tenemos una vaga tierra allá por delante, sin definición, con mucha neblina y entonces venimos ante el Señor y ¿saben qué? Que Dios no va a poder bendecir tus sueños a menos que tu los definas claramente.

A mi me gusta en la vida, y cada día aprendo más y más la importancia de tu escribir lo que tu quieres lograr y de tu presentarle al Señor tus sueños bien trabajados. Esto es como un proyecto. Y esto de hecho funciona en el mundo académico digamos. Cuando usted va a hacer un trabajo escrito de 10 páginas, o una tesis doctoral o una tesis de cuarto año, lo primero que su consejero académico le va a decir es ‘vamos a sentarnos y vamos a definir específicamente cuál es el tema que tu quieres tratar’, ¿si o no?, los que han ido a la universidad y han hecho estudios graduados también, lo que sea. Lo primero que se va a pasar tiempo es definiendo con claridad qué tema tu quieres tratar y no así en general. Por ejemplo no es ni siquiera bueno la historia de EEUU del 1700 al 1900. No, en el año 1814, en el mes de mayo sucedió algo allí, ¿qué pasó allí? Y quizás ya otros han escrito de ese tema y tu tienes que buscar algo que no se ha tratado antes. Hay que ser bien específico.

Y se ha descubierto, y la experiencia lo prueba, que mientras tu más específico eres en tu tema, más posibilidades de éxito tienes de hacer un trabajo logrado y exitoso. Y así pasa en la vida. Mucha de la lucha de la vida se debe librar en el campo de la reflexión, la planificación, la definición. Cuando tu ya estás bien definido y bien claro lo que quieres hacer, ya has ganado la mitad de la batalla mi hermano.

Cuando hay un sueño que tu has cultivado dentro de ti y que ha crecido como un bebé de 9 meses y ya ves esa barrigota que ya no cabe dentro de ti. Tu tienes que salir de ese sueño, tu estás listo ya para recibir la bendición de Dios. Pero hay que tomarse tiempo primero para definir los sueños y para presentarle al Señor algo bien trabajado porque eso es una buena parte de el éxito.

¿Por qué es esto, hermanos, saben por qué? Porque Dios es un ser específico. Dice la Biblia que Dios todo es sí y amen y el Señor le gusta la gente que es como El, bien clara, bien definida. Yo veo muchos pasajes en la Escritura donde Dios honra a gente que tenía claridad con respecto a sus sueños. Y esta mañana yo usaba a Jacob como una de las figuras más eminentes, era una persona que tenía una visión, un sueño, algo que quería lograr y que desde el vientre de su madre, un misterio bien grande, para aquellos que dicen que los bebés en el vientre todavía son un feto, o los llaman así, lo despersonalizan, son carne simplemente con un poquito de movimiento. No, en la matriz hay vida, hay espíritu también.

Y dice la Biblia que Jacob que era gemelo con Esaú, luchaba en el vientre de su mamá por salir él primero. Ahora no me explique, este es un fenómeno este muchacho, evidentemente, pero el hecho es que su espíritu él sabía que había algo que se llamaba la primogenitura, que era que el primer nacido, el varón primogénito de la familia era el que recibía mayor honra y se convertía como en el patriarca espiritual de toda la familia. Y la bendición de Dios corría primeramente a través de él. Entonces Jacob instintivamente, intuitivamente entendía eso aún en el vientre de su mamá. Y dice que el luchaba con su hermano para salir primero de la matriz. Y por una tecnicalidad quien salió primero fue Esaú, y ¿saben qué? Que cuando Jacob su sueño todavía estaba agarrándolo allí, él quería, él quería tener la primogenitura y se valió de un ardid para robarle la primogenitura. Eso es un misterio también. Le robó la primogenitura a Esaú. Pero ¿saben qué? Esaú se lo merecía por manganzón porque no apreció la primogenitura. Esaú era un hombre del campo, era un atleta, era un hombre áspero y no estaba con esa fineza de primogenitura, y.... yo lo que quiero es un sancocho, ¿dónde está la comida?.

El no pensaba en esas cosas sutiles del espíritu. Pero Jacob dice que era un hombre delicado, artístico, espiritual y él sabía que en eso había una bendición. Si vamos a ver el que debió ..... por su constitución física y su grandeza y todo lo demás, él que debía haber sido la primogenitura, era Esaú. El la tenía ya de hecho, pero Jacob tenía un sueño, tenía una visión, tenía apetito por la grandeza. Y era delicado, pero a Dios no le importa lo débil, al contrario, mientras más débil, más se glorifica Dios en levantarlo y bendecirlo.

Nunca permitas que tus limitaciones te obstaculicen en definir un sueño y perseguirlo. Jacob supo apreciar el sueño y le tendió una trampa a su hermano. Oiga y qué cosa que Dios honra aún esas cosas. ¿Por qué? Porque Dios es un ser legal y Dios va por definiciones y por claridad. Y como vio que este hombre no apreció, y que este otro estaba desesperado por recibirlo y que lo había definido, lo había cultivado, lo necesitaba, se moría si no lo tenía. Dios le dijo ‘está bien, lo vas a recibir’, y fue bendecido Jacob.

Y después Esaú, porque lo que hizo fue que le vendió a su hermano la primogenitura por un plato de comida. Mire qué terrible. ¡Cuántos de nosotros muchas veces sacrificamos la unción de Dios por estar durmiendo demasiado, o comiendo demasiado o viendo demasiada televisión, o divirtiéndonos demasiado. Los apetitos personales, carnales, muchas veces nos hacen tropezar y sacrificamos la bendición de Dios o porque buscamos la comodidad, buscamos simplemente el estar cómodos y tranquilos y Dios quiere una persona que, si no recibe la bendición, se va morir.

Tienes que llegar a ese punto de desear algo en tu vida, sea ir a la universidad, sea aprender inglés, sea desarrollar un talento, sea servir al Señor en algún lugar del mundo, sea ser una madre ejemplar, sea ser un esposo modelo, lo que sea, pero tu tienes que desearlo y llegar al punto de que ese.... yo te voy a agarrar, tu le dices así, y te lanzas atrás de eso, llueva, truene, ventee, se pongan mil demonios en tu camino, tu sigues adelante hasta recibir la bendición que tu deseas en tu vida. Hay que ser atrevidos, sino nunca llegamos a nada, hermanos.

¿Cuántas hermanas yo oigo por ahí ‘oh, a mi me gustaría aprender a manejar. Ah, pero tengo miedo de meterme en la carretera. Usted tiene que hacer como el hermano Ernesto, no se preocupe, el Señor le saca adelante, va a dar 7 vueltas, se va a perder, pero va a llegar aunque sea con la lengua afuera, porque el Señor le va a bendecir. Y El se va a glorificar aún en las vueltas y los extravíos el Señor se va a gozar en eso, porque dice ‘mi hijo quiere la bendición y está dispuesto a arriesgarlo.’

Atrévete, lánzate en el nombre del Señor. Se específico, define tus sueños y atrévete, entonces a ir a buscarlos. Y el Señor dice ‘no te dejaré, ni te desampararé. Te voy a dar porque peleaste por esa bendición’.

Y aun después de recibir la bendición de la primogenitura Jacob tuvo que mandarse a huir porque cuando Esaú ya estaba lleno, y se dio cuenta de lo que había perdido, se le mandó atrás a su hermano y quería cortarle la cabeza por haberle tendido la trampa. Y Jacob tuvo que huir y en una noche que estaba huyendo de él y durmiendo en un campo, vio una escalera que subía del cielo a la tierra y bajaban y subían ángeles y se bajó un ángel del cielo y Jacob dijo ‘a este también lo voy a agarrar y también le voy a coger un poco de bendición’. Y se enchufó a él y le metió una llave inglesa y una mordida y le dijo ‘no te voy a soltar hasta que no me bendigas’. Y el ángel quería volver al cielo, y dice que estuvo toda la noche Jacob luchando con el ángel hasta que finalmente el ángel lo bendijo. Cierto que le desencajó la cadera y estuvo cojeando toda su vida, pero hermanos, a veces hay que pagar un precio aún por las bendiciones. ¿Saben eso?

Dice la palabra, que el reino de los cielos se hace fuerte y los valientes, los violentos lo arrebatan. Quizás va a haber en tu vida una cicatriz de alguna lucha, pero óigame, esa cicatriz es como la cicatriz de los guerreros, que es un adorno, no es una mancha, sino al contrario es un trofeo de guerra. Le sacaste a Dios la bendición y Dios dice ‘ahá, te saliste con la tuya. Amen. Me gozo que así sea’.

Al Señor le gustan unos cuantos guerreros en su reino. El Señor quiere desarrollar guerreros. Ciertamente no le gustan los parásitos al Señor. El solo sabe de gente atrevida. La palabra dice que ‘el reino de los cielos avanza –es lo que dice en el griego original- avanza forzadamente y la gente esforzada lo arrebata. El temperamento natural del Reino de Dios es un temperamento agresivo. Dios es un conquistador por excelencia. Y a El le gustan hombres y mujeres que lo emulen, que lo imiten, que proyecten su energía.

Por eso es que Dios quiere una iglesia decidida. Quiere gente decidida. No quiere gente tibia. Dice la palabra que Dios aborrece la tibieza. En Apocalipsis vemos que dice ‘ojalá fuera frío o caliente, pero como no eres ni frío ni caliente, te voy a vomitar de mi boca’.

¿Cuántos han tratado de tomar agua tibia alguna vez? Levante la mano, ¿verdad que sí? Cuando no tenía más nada que hacer, usted un día cogió y usted sabe los resultados. El agua tibia el cuerpo la rechaza. A Dios le gusta la gente definida y le gusta tener tratos con la gente definida, con la gente que se toma tiempo para definir su sueño, para afinarlos, para filtrarlos y purificarlos hasta lo que quede es una esencia densa y pesada. Y eso es lo que tu vienes y le presentas al Señor después de tiempos de definir tus sueños en oración.

Muchas veces el sueño que tu tienes en tu vida, lo que tu quieres lograr, no se va a comenzar a lograr hasta que tengas a un cúmulo largo de oración, que hayas ido aumentando, depositando en una copa preciosa cada día tus oraciones. Y cada vez que tu oras por ese sueño de algo que tu tienes en tu vida, quizás sea un rasgo de carácter que tu quieres mejorar en tu vida, quizás sea una atadura mental o emocional que tienes, quizás una herida del pasado, un defecto de tu trato con los demás. Y tu dices ‘Señor, yo ya aborrezco esto y quiero abandonarlo y quiero dejarlo y quiero ser el hombre que Tu quieres que yo sea, o la mujer que Tu quieres que yo sea’, y cada vez que tu oras y tu fraseas ese sueño con otras palabra diferentes, y tu vas depositando ahí ese cúmulo de oraciones, y el Señor lo va mirando y llega un día en que tu copa se rebosa y dice ‘hoy, bendigo tu petición y tu necesidad’, y comienza el tiempo de la restauración en tu vida.

Y las circunstancias comienzan a cambiar y a alinearse conforme a tus necesidad y comienzan a surgir oportunidades, recursos, gente se acerca a tu vida, energías salen de ti. Las circunstancias se alinean con tus sueños. Esas oraciones que tu comenzaste a dar, comenzaron a definir tu necesidad, tu sueño hasta el punto de que es como una piedrecita inmensamente densa que tu puedes entonces lanzarla contra tu necesidad y recibir la bendición de Dios en tu vida.

Muchas veces el Señor esperará largo tiempo, inclusive te llevará a través de un proceso hasta que tu puedas enunciarle al Señor tu sueño en las palabras específicas que tu necesitas enunciárselo.

Ahora, yo voy a hablar un poquito más sobre eso, pero ¿por qué esto, por qué, por qué Dios simplemente no escucha cualquier cosa, o simplemente abre el pecho del ser humano y lee lo que está allí y se lo da, si El puede hacer eso también? Porque Dios nos toma en serio a nosotros, hermanos, nos toma tan en serio que El no va a hacer una parte del trabajo que solo nosotros lo podemos hacer, porque si Dios lo hiciera todo por nosotros, nos quitaría nuestra dignidad.

Dios ha creado al hombre y a la mujer, con una inmensa dignidad y cuando Dios puso al hombre en el huerto, a Adán y a Eva, les dijo ‘Yo les delego a ustedes señorío sobre la tierra. Dios, sobre esta tierra, sobre esta realidad del tiempo y del espacio, le dio al hombre su autoridad y les dijo ‘ahora, ustedes tienen autoridad sobre esta tierra. Señoreen sobre ella. Fructifíquense. Multiplíquense, creen ciudades, construyan naves que surquen los aires y los mares. Exploren las profundidades del mar y del espacio. Esa creación es para que ustedes rijan sobre ella’.

Y el Señor, como un ejecutivo, le dio la autoridad al hombre y le dio dignidad al hombre, y le dio libre albedrío y voluntad al hombre. Le dio capacidad de raciocinio y de reflexión y de decisión y le dio dones artísticos de creación y de visualización. Y entonces ya el Señor dice ‘ahora, lo que ustedes hagan en esta tierra, hay una parte que ustedes tienen que hacer, y si ustedes quieren que Yo haga una parte, ustedes tienen que trabajar en sociedad conmigo. Yo no se los voy a hacer el trabajo porque Yo les estimo demasiado, les respeto demasiado, y he delegado demasiada autoridad sobre ustedes para hacer la parte que a ustedes les toca. ¿Usted entiende?

El hombre tiene gran poder con su boca, el hijo de Dios tiene gran poder en su boca. Lo que pronuncia, lo que pide, lo que formula en su mente, lo que visualiza, lo que desea, nosotros hemos sido hechos con autoridad. Somos aves de presa, hermanos. Somos águilas con una gran dignidad. Muchos de nosotros desperdiciamos esa belleza, pero Dios no quiere robarnos la oportunidad de escucharnos decir lo que nosotros necesitamos.

Y por eso El quiere llevarnos al punto de la definición. Hay cosas, hermanos, que Dios quiere hacer en esta tierra que no las a hacer hasta que no consiga a alguien que sea un canal a través del cual esa bendición pueda llegar a la tierra. Tanto nos aprecia el Señor. Y hay pasajes que yo les puedo dar acerca de eso en la Escritura.

Es más yo creo que si Cristo no ha venido ya, no es porque Dios no quiera que El no venga, sino porque la iglesia todavía necesita llegar a un punto de madurez y de definición y en que entonces Cristo pueda decir ‘ahora puedo buscar a mi iglesia’. Porque Dios no viene a buscar una iglesia de renacuajos, Dios viene a buscar una iglesia de águilas, de aves de presa, animales de caza, gente de poder, gente clara. Viene a buscar una iglesia sin mancha y sin arruga, bien definida, bien determinada, bien clara.

Entonces, usted ve siempre esa interacción de Dios con el hombre. Siempre yo veo que Dios le dice a la gente que quiere bendecir ‘¿qué tienes que puedas darme como un depósito para la bendición que yo te voy a dar?’ ¡Que interesante! Hay algo en usted, que si usted quiere la bendición, usted tiene que traerle a Dios la materia prima para que Dios pueda obrar sobre eso.

Escúcheme. Eso se lo doy gratis. Ni les voy a cobrar por esa palabra. Dios quiere siempre una materia prima que usted le traiga, para entonces El caer sobre eso y bendecirlo. Es como la leña que Elías puso sobre el altar. Hay una parte que Elías tenía que hacer. Dios no mandó fuego así como para que cayera simplemente, no. Elías construyó un altar, puso leña sobre el altar, hizo toda una serie de cosas alrededor del altar y entonces le dijo ‘Padre, ahora envía tu fuego y caiga’, y se prendió el altar.

Y así es nuestra vida también. Hay una leña que tu le tienes que traer al Señor, esa leña es la definición. Esa leña es saber exactamente lo que tu quieres recibir de Dios. Esa leña es tiempos de reflexión, de planificación, de pensar bien lo que tu quieres, de definir tu personalidad, de dar pasos de fe, de hacer la diligencia necesaria en tu vida. Entonces, cuando tu has hecho tu parte Dios te encuentra a mitad del camino y te dice ‘ok, hijo, ya se ha satisfecho mi requisito. Ahora Yo te voy a bendecir’.

Y precisamente ahí es donde está la gran lucha de muchos de nosotros. Cuando tenemos un sueño, un proyecto en nuestra mente, un deseo, algo que queremos, muchas veces no estamos dispuestos a dar esa parte, porque esa parte es eminentemente amenazante, porque implica que tu te vas a lanzar a algo y tu no sabes si vas a tener éxito o no.

Aunque tu me escuches hablar, yo mismo que predico estas cosas, a veces yo mismo ni me las creo, hermanos. Yo tengo que hacer las cosas por obediencia. La mitad del tiempo yo estoy dudando y temiendo a ver si voy a hacer el ridículo o si Dios me va a honrar lo que estoy haciendo. Y en el medio del camino hay trabas, y luchas, y errores que se cometen y tiempos de espera y callejones sin salida, y tu estás allí chapaleando esta materia y esforzándote y erigiendo altares que se caen abajo y tu vienes otra vez y lo pones confiando que un día el Señor te va a bendecir y va a mandar su fuego sobre tu presentación que tu le ofreces y que va a bendecir tu vida y te va a dar lo que tu necesitas.

Pero hay que atreverse. Hay que ofrecerle al Señor una parte primero. Por eso cuando el Señor quería bendecir a la multitud, y los discípulos decían ‘no tenemos nada para darles de comer’, El dijo ‘vayan por ahí entre la multitud y miren a ver qué tienen’. Y los mandó a dar vueltas y a hacer diligencias, porque eso es parte del proceso. Y en ese proceso de exploración ellos aprendieron ciertas cosas. Lo que no había, lo que había, lo que podía servir, todas estas cosas, y en este proceso, ellos mismos estaban aprendiendo porque Dios te manda a veces a través de la vida en procesos de tanteos, de exploraciones para que tu te definas mejor.

Muchos de nosotros pasamos tiempo en el desierto dando vueltas como Israel hasta que llegue el momento en que ya se han depurado todas las energías negativas, innecesarias, como el pueblo hebreo que tuvo que murieron todos. Solamente la generación nueva entró con el corazón de Josué y de Caleb.

Y así Dios te mete a veces a explorar cosas, a pasar tiempo en espera, haciendo experimentos, tratando cosas que no resultan, pero en todo ese proceso tu estás aprendiendo cosas y estás formando tu personalidad.

Entonces Dios envió a los discípulos ‘miren a ver qué hay’, y regresaron con 5 panes y dos pececitos raquíticos que hasta por ahí olían mal porque habían estado todo el día, el calor del Medio Oriente, imagínese eso, a las 6 de la tarde, a las 7 de la tarde esos peces ahí. ¿Cómo habrán aparecido? Y le dijeron ‘Señor, mira esto es lo único que encontramos’. Y El dijo ‘eso es suficiente, denme eso y ustedes van a ver lo que va a pasar aquí’. Hizo un guiso que dio para comer 5000 hombres y todas las mujeres y niños que había también, hermanos, porque cuando el Señor toca el depósito inicial que nosotros le traemos, hay comida para todo el mundo y sobra.

Pero hay que poner una parte. Esa es la parte humana que Dios no va a hacer sin tu participación. Tienes que sudar un poco primero para que Dios entonces bendiga tus sueños. Hay que invertir, hermanos. Hay que trabajar para cosechar, dice la palabra del Señor. Hay que sembrar primero con lágrimas muchas veces y hay que pasar tiempo definiendo lo que tu quieres recibir en tu vida y no te preocupes si no lo tienes la primera, la segunda, la tercera, la cuarta vez, pero si te mantienes sobre el caballo, aunque te caigas, vuelve a subir y un día el Señor te dará lo que tu necesitas.

Y eso les pasó. Los discípulos trajeron eso. Dios lo bendijo y así hay tantos pasajes a través de la Escrituras donde Dios le pide a Moisés, cuando Moisés, Dios le dijo ‘mira, quiero que vayas y le digas a faraón que deje a mi pueblo salir, y quiero que vayas y te definas como el profeta que yo voy a usar ante los judíos’. Y Moisés dijo ‘bueno, Señor,... ¿qué? Siempre obstáculos. Soy tartamudo, nunca tomé un curso de cómo hablar en público, no tengo la educación necesaria. Y Dios le dijo ‘no te preocupes. No soy yo quien te mando’. Y le dijo ‘bueno, y que credenciales les voy a enseñar a la gente para que crean que tu me has enviado”. ¿Cuál fue la pregunta del Señor? Le dijo ‘¿Qué tienes a la mano?, ¿recuerdan?, búsquenlo, ahí está, no me lo estoy inventando. ¿Qué tienes a la mano?

Porque hermanos, el comienzo, el depósito para el milagro está cerca de ti, tu lo tienes. Hay algo que tu puedes hacer, pedir, concebir en tu mente, definir que es lo que Dios necesita para hacer el milagro. Es la materia prima.

Moisés le enseñó la mano y dijo, ‘toma la mano, métela en tu costado’, y cuando él la entró sacó la mano estaba completamente leprosa. ‘Vuélvela a meter’, cuando la sacó estaba completamente sana. Y le dijo... también tenía en la mano una lanza, una vara ‘tira la vara al suelo,’ la tiró y la vara se convirtió en una serpiente. ‘ahora tómala de nuevo’, y la vara se convirtió otra vez en una vara normal. ‘Con esas dos señales que tienes ahí a tu mano, ve, Yo te envío, y comienza tu ministerio.’

 

 

Y aún allí Moisés tuvo fallos y tuvo que aprender otras cosas en el proceso. Ustedes saben la historia. Fue una historia larga y dinámica, porque el éxito no se da de la noche a la mañana. Aún al inicio tu solamente vas a comenzar a aprender y en el proceso Dios va ir definiendo más y más. Y eso es acerca de lo que vamos a hablar, acerca de la importancia de experimentación y del fracaso en el proceso del éxito, también. Es muy importante todo eso.

Pero hay algo que Dios quiere que tu hagas y solamente tu.... si tu no lo haces, Dios no lo va a hacer. Déjate de estar soñando sueños vanos y ponte a trabajar tu visión para que cuando llegue el momento tu le puedas presentar a Dios un sueño claramente definido. Ok, quiero perder de peso. Bueno, ¿pero cuantas libras quieres perder? ¿Y cómo lo quieres hacer? ¿Quieres hacerlo a base de dieta, a base de ejercicio, peleando en la lucha libre en televisión, cómo es, pero en qué forma? ¿En cuánto tiempo? ¿Has conseguido algún libro para aprender cómo se hace eso? Hay muchas maneras, es decir, lo importante es que hay una definición clara, medible, nombrable.

Abacuk dice escribe la visión en tablas para que corra por ella el que la leyere. Nosotros necesitamos definir en nuestra vida las cosas que queremos hacer, los logros que queremos tener, las áreas que queremos vencer, los gigantes que tenemos que descabezar. Y tenemos entonces que presentarle al Señor exactamente lo que nosotros necesitamos y por esa palabra que le presentemos al Señor bien definida, Dios va a hacer la obra.

Uno de mis grandes héroes en toda la Escrituras es Neemías, el gran constructor. Y yo he predicado en el pasado acerca de Neemías y un día de estos voy a volver a predicar porque es un hombre ejemplar.

Busquen en Neemías, Capítulo 2 y ¿saben qué?, por ejemplo quizás usted no trajo su Biblia hoy, le animo a conseguir su Biblia y traerla a la iglesia, en ese ánimo de ser específico, y traer lápiz y papel y tomar notas, porque de esa manera nosotros podemos, algo es específico, simplemente conseguir una Biblia.

Nehemías, Capítulo 2. así comienza tu crecimiento espiritual, cosas sencillas, cosas claras, tomando una clase de discipulado que se está ofreciendo. No le digas ‘Señor, bendíceme simplemente, hazme un hombre, una mujer iluminada, ilustrada, sabia. No. tienes que pelarte las pestañas, tienes que tomar clases. Y no me digas que ‘oh, yo no se leer bien, no se hablar’. No te preocupes, ve, toma la clase. Deja que el Señor te ilumine. Dios te dará lo que tu necesitas en el camino.

Neemías, con esto ya termino, es una ilustración aquí que tenemos. Nehemías era un hombre de visión, y Nehemías supo de que las paredes, los muros de Jerusalén, su ciudad nativa, estaban destruidos. Nehemías era un judío que había sido deportado y llevaba muchos años en la corte de el rey de Susa y Nehemías no había estado en su niñez ni siquiera en Jerusalén, pero sabía que la destrucción de los muros había causado estragos en Jerusalén y que su ciudad estaba en vergüenza, se veía la ciudad toda destruida. No había protección para lo exiliados que estaban llegando de regreso a Israel. Y Nehemías concibió un sueño en su corazón, el quería restaurar esos muros. Y por eso es que yo veo, Nehemías era un hombre bien claro, bien específico en las cosas.

Uno de mis pasajes favorito es que cuando él llega, antes de meternos aquí un momento. Cuando Nehemías llega a Jerusalén dice que él se pasó una noche, cogió su caballo, dice él, no le contó a nadie lo que iba a hacer. Eso fue recién llegado él a Jerusalén, después de un largo viaje. Llegó a Jerusalén, cogió su caballo en la noche, y yo siempre me he imaginado a Nehemías montado en su caballo, mientras ese animal pasaba por encima de esos muros caídos y esas piedras inmensas, reconociendo el área, mientras la luna de Jerusalén brillaba sobre su caballo y lo iluminaba. Nehemías fue haciendo un reconocimiento de toda la ciudad, mirando los muros caídos, pensando cuánta madera necesitamos, cuántos albañiles para hacer la obra, cuánta mezcla de cemento, cuántos ladrillos vamos a necesitar y rocas grandes, cómo las vamos a traer, de dónde las vamos a traer, mirando, observando, cultivando la visión, definiendo lo que se necesitaba. Planificando, metiendo en su espíritu todo ese escenario y determinando la magnitud de la tarea, porque es eso lo que hay que hacer, hermanos, en nuestra vida. Tu tienes que coger tu caballo y meterte dentro de ti mismo, en ese vasto territorio que es tu mente, tu espíritu, tus emociones, tu pasado.

Tu tienes un universo ahí adentro. Es más, necesitas una nave espacial para viajar dentro de ti. Métete, y haz un reconocimiento de tu vida, de tus sueños, de tu potencial. Las cosas que tu quieres lograr, las trabas y los defectos que hay en tu vida y plantéate un viaje de todo el resto de tu vida para ir cultivando y conquistando cada área de tu tierra y poniendo la bandera del Reino de Dios en cada área negra de tu vida y necesitada de tu vida. Poniendo el orden de Dios, la excelencia de Dios, el dominio propio de Dios, el amor de Dios, la esperanza, de Dios, el gozo de Dios, la unción de Dios, el orden de Dios en todas esas áreas que el enemigo, la carne o el mundo están dominando.

Di, ‘yo, a estos muros los voy a reconstruir y van a brillar por su excelencia y su belleza en el nombre del Señor’. Y lánzate a una batalla entonces para hacerlo. Pero primero necesitas definir lo que tu quieres hacer en tu vida. yo quiero pasarme el resto de mi vida, conquistando diferentes áreas de mi vida, a fin de cada día ser un poquitito mejor de lo que fui el día anterior o el año anterior. Y eso se convierte en un apetito.

Por eso es que yo digo que el triunfo, el éxito es una postura de vida, es un programa para toda la vida que tu te digas ‘yo voy a ser una persona de excelencia, un hombre poderoso, una mujer lograda. Cuando yo llegue a vieja, aunque esté arrastrándome, pero mi espíritu va a estar brillando para el Señor y la gente querrá acercarse a mi, pegarse un poquito para recibir la bendición de Dios en mi vida.’

Entonces tu te lanzas a eso y te planteas una agenda para toda la vida, cada día un poquito mejor, cada día conquistando una pulgada de tierra más y así tu llegas a tu victoria y tu llegas a ser una mujer, un hombre poderoso de excelencia. No te preocupes por la magnitud del trabajo, simplemente asegúrate de que tu le presentes al Señor lo que tu necesitas. Y se honesto contigo mismo, reconoce las áreas de necesidades que hay en tu vida. No te escondas, no le pongas otro título, otra etiqueta al diablo. llámalo por su nombre, ‘tu eres mi enemigo’. Rencor , crítica, palabras obscenas, mente sucia, dependencia de drogas o de alcohol, mal temperamento, heridas del pasado, depresión, baja autoestima, lo que sea, malos tratos de la gente, nómbralo. Haz una lista y ve descabezando esos gigantes uno a uno mientras tu se los presentas al Señor.

Y plantéate una agenda para toda la vida y vive como una persona que está en una misión. Todo lo que tu hagas alínealo a tu sueño. Lo que no contribuya a tu sueño, quítalo de un lado. La gente que sea peso muerto en tu vida, apártate, huye de ellas. Rodéate de gente que te animen en tu sueño y que sean peregrinos como tu que están en búsqueda de la bendición en su vida. Hay que definirse claramente. Hay que definir lo que queremos y vivir para eso solamente. Hay que alinear nuestra vida, conforme a nuestros sueños. Hay que vivir con un apetito, con una mirada desaforada, mirando la bendición que está allá. Como un peregrino, como un extranjero, camino a la bendición, a esa ciudad no construida por manos de hombres de la palabra del Señor.

Y nosotros tenemos que ser así, Nehemías reconoció la tierra, visitó los lugares y vio los escombros y dijo ‘a ustedes yo los voy a vencer, no se preocupen’. No se fue con nadie, se fue solo, porque eso, hermanos, la persona, una de las cosas más importantes para el éxito, la capacidad para estar solo, para habitar en el silencio. La persona que está todo el tiempo con gente alrededor y con el radio prendido, y con ruido alrededor no va a llegar a nada bueno, hermanos. Mucha gente se levanta por la mañana, prende el radio, baja a la cocina, prende el otro radio, se pone un transistor si es posible mientras va al carro, prende el radio del carro, está en la fábrica escuchando el radio, llega a la casa, prende la televisión. Siempre ruido, ruido, ruido. ¿Dónde está el tiempo para pensar, reflexionar, sacar tiempo para Dios, sacar tiempo para cultivar el sueño, para definir la visión, para presentarle al Señor la orden de lo que tu necesitas? Se necesita primero construir la presión suficiente para disparar el arco, para que llegue a su meta y eso solo se cultiva en la soledad y en el silencio, en la oración, en la reflexión.

Los hombres, las mujeres de Dios tienen que sacar tiempo, solos, donde no haya ninguna otra voz que la voz de Dios dentro de ti para llegar a la meta. Hay que cultivar la visión, hay que definirla como un rayo láser.

Miren lo que dice aquí en Nehemías, Capítulo 2, no se me ha olvidado, Nehemías concibió un sueño y lo primero que hizo, no tenemos tiempo, en el Capítulo 1, oró, lloró, clamó, se agonizó por los escombros de su pueblo. Confesó los pecados de su pueblo y entonces se apareció ante el rey esperando su oportunidad. Pasó tiempo haciendo lo que tenía que hacer. Entonces, llega en un momento en el versículo 4 del Capítulo 2 en que él se aparece ante el rey, porque él trabajaba ante la Corte Real. El tenía un puesto bien importante ante el rey y era el copero del rey y siempre estaba en contacto. El usó los recursos que tenía muy importante, ¿qué tienes a la mano? A la mano él tenía acceso al rey. El no sabía de construcción, no sabía de ingeniería, no sabía de arquitectura, pero a la mano tenía algo, tenía conexiones. Crea conexiones en tu vida, eso es algo bien importante para el éxito. Conoce gente. Métete y se afrentado, métete en los sitios donde hay gente y conócete y preséntate, dale tu tarjeta, habla con la gente, haz contacto, porque quien tu menos pienses algún día va a ser un recurso para tu vida.

Yo he descubierto eso continuamente. Hecha tu pan a las aguas porque después de muchos días volverá a ti. Hay que crear relaciones, hay que crear contactos. Hay que ir a reuniones. Hay que estar donde está la gente. Hay que leer los periódicos. Hay que leer el Internet. Hay que ver las noticias. Hay que recibir 4 ó 5 revistas en la casa, porque todo eso crea información que tu puedes usar u día, y eso va a ser la materia prima que tu vas a usar para avanzar en tus sueños.

El tenía algo que eran contacto con el rey y usó eso. Entonces, dice ahí en el versículo 4 “me dijo el rey ¿qué cosa pides? -¿por qué? Porque el rey se dio cuenta que Nehemías estaba demacrado, estaba triste porque tu tienes que querer algo para recibirlo, y Nehemías estaba que no podía vivir más ya, entonces el rey se dio cuenta de su agonía. Que este es un hombre que estaba desesperado, y entonces el rey le dijo ‘Mira, estás triste’, y le dice en el versículo 3 Nehemías, “¿cómo no estará triste mi rostro cuando la ciudad, la casa de los sepulcros de mi padre está desierta y sus puertas están consumidas por el fuego?”

Se necesita gente así que esté deseosa de lo que necesita y no puede vivir. Entonces dice “... me dijo el rey ¿qué cosa pides?”. Eso es lo que Dios siempre nos lo está diciendo a nosotros, ¿qué tu me pides?. Y será mejor que tu estés preparado para decirle exactamente al Señor lo que tu necesitas, porque si tu no has tomado tiempo para definirte, tu no le vas a poder decir al Señor lo que tu necesitas. ¿Ve?

El Señor siempre le está diciendo a la gente ¿qué tu necesitas?. A Bartimeo, el ciego, se acerca a él, atentando a él ahí en la oscuridad y le dice ¿qué tu necesitas?. Al Señor le gusta oír de tu boca lo que tu necesitas. Ve, así es que Dios obra, ¿qué cosa pides? Entonces, oré al Dios de los cielos, internamente en ese momento, Nehemías se encomendó a todos los santos y dijo ‘Padre, esta es mi oportunidad, no me dejes desperdiciarla’. Y oró para sí. Y entonces le dijo, versículo 5 “....y dije al rey, si le place al rey y tu siervo ha hallado gracia delante envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré”.

Hermano, nota usted ahí una indecisión en la forma de expresarse de Nehemías. Neemías sabía lo que tenía que hacer. Tengo que hacer un viaje, darme unas vacaciones, darme un tiempo de trabajo con salario y yo voy a ir a Jerusalén y voy a edificar la ciudad. El sabía, ya estaba bien claro su sueño, lo había cultivado en oración, había agonizado por él. Sabía lo que se necesitaba.

Ahora, miren lo siguiente, mira cómo este hombre de estado, el rey, que está acostumbrado a hacer decisiones de mucho dinero y grandes proyectos de construcción o de guerra o de política, el rey no le dice simplemente ‘ok, Nehemías, bueno, está bien, pues yo te voy a firmar unas vacaciones de 6 meses’. Miren lo que le dice el rey: “Entonces el rey me dijo y la reina estaba sentada junto a él –ese detallito es bien revelador acerca de la mente de Nehemías. Nehemías es un hombre específico. Ese libro lo escribió él ..... y es un libro tremendamente detallado, pormenorizado, con imágenes visuales, porque esa es la mente de este hombre, es una mente visual. El veía las cosas concretamente. “Entonces el rey me dijo y la reina estaba sentada junto a él: ‘¿cuánto durará tu viaje y cuándo volverás?’”.

Usted ve, este hombre, este ejecutivo, está buscando más definición. ¿Cuánto tiempo te va a tomar y dime una fecha para cuando te vas a reintegrar para mandársela a los burócratas de Susa para que lo apunten allí en la computadora para saber que tu vas a llegar tal día, para planificar conforme a tu venida. Específico, así es que es la gente en este mundo, hermanos, las corporaciones, los grandes ejecutivos, las universidades funcionan conforme a lo específico.

¿Saben cuál es el problema del mundo subdesarrollado, nosotros los latinoamericanos, los afro americanos, los africanos? Todo este mundo subdesarrollado, el problema está en que no saben pensar específicamente, con ese tipo de sobriedad. Y la iglesia es peor todavía. Usted ve los pentecostales, los carismáticos que hablamos de unción, y de esto y de lo otro. Mire, esos evangélicos fríos se están quedando con el mundo, mientras nosotros supuestamente comiéndonos los niños crudos con los dones, estamos en nuestras iglesias destartaladas, nuestras casas, nuestras vidas desordenadas. Porque esa gente piensa específicamente y nosotros simplemente con la unción, unción, unción, no le ponemos nombre a nuestros sueños. No tomamos la unción y la tomamos para cosas específicas. Eso pasa en nuestras naciones, en el continente latinoamericano. Todo es simplemente boca, palabras, buscamos nuestros líderes porque hablan mucho y declaman bien, pero no los buscamos porque ejecutan y hacen decisiones y son ejecutivos y por eso siempre nos dejan como las langostas, completamente destruido mundo para volver a construirlo otra administración.

Este rey le preguntó ¿Qué necesitas? ¿Cuánto tiempo vas a estar por allá? ¿Cuando regresas? Y miren, cómo le contesta Nehemías “Además dije al rey, si le place al rey 1) que se me den cartas para los gobernadores al otro lado del río para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá; 2) y carta para Assaf, guarda del bosque del rey, para que me de madera para enmaderar las puertas del palacio de la casa y para el muro de la ciudad y la casa en que yo estaré.”

Nehemías ya tenía un plan. El necesitaba cartas de autoridad, necesitaba cartas de crédito. Hoy en día sería eso, que me den carta de crédito, que me den pasaje para toda mi gente, que me den una visa para yo pasar por el territorio, envíenme algunas personas que me ayuden en esto, necesito madera, necesito ladrillos, necesito esto y lo otro. El había hecho un plan. Se había formado una idea clara.

¿Y qué pasó? El rey le dijo ‘me place tu día, ejecútala. Le delegó la autoridad y el resto es historia. Léase el libro para ver lo que pasó allí. Cómo Dios bendijo la vida de este hombre para que se reedificaran esos muros porque fue específico.

Iglesia León de Judá, Dios quiere bendecirte. Dios quiere que tu tengas una vida de éxito. Dios quiere que tu tengas grandes logros, que tu conquistes las alturas, que tu venzas los gigantes de tu vida, que tu llegues a ser un hombre, una mujer, llena del espíritu santo, usada poderosamente por Dios, que los problemas de tu familia sean ordenados, que tus hijos entren en el orden de Dios, que tus talentos sean usados para gloria del Señor, pero El necesita que tu definas lo que tu quieres y que le presentes a El peticiones concretas y que tu hagas esfuerzos específicos en fe de que El enviará su bendición sobre tu vida y tu vas a ver la realización de lo que tu anhelas. Pero tienes que ser una persona clara, decidida, específica, esforzada, reflexiva, meditar bien lo que tu necesitas y lo que tu le vas a pedir al Señor.

Escribe esa carta con lujo de detalles al Señor. Preséntasela una y otra vez bien definida. Ten la paciencia de dejar que Dios te ponga a través de un proceso de definición, hasta que tu le puedas presentar una asignatura bien clara a El. Entonces va a decir, ok, y sobre esa plataforma Yo voy a aterrizar y voy a enviar mi bendición.

Yo veo muchos jóvenes aquí y a esos jóvenes yo les digo: aprendan a ser específicos. Plantéense una meta 20 años, 30 años. No tengan miedo de poner sueños claros y específicos y láncense entonces a conquistar su tierra. Vivan una vida de excelencia. No dejen de creer que Dios puede hacer cosas grandes en su vida, pero también póngase a estudiar, pónganse a planificar, Denle nombre a su sueños, vivan hacia el éxito. Prométanse ser gente de excelencia, paguen el precio. Lean todo lo que tienen que leer. Esfuércense en todas las áreas que tienen que esforzarse. Cumplan con su palabra. Cuando se comprometen a algo, oblíguense a hacerlo. Sean específicos en las cosas. Determinen dónde tienen que estar, a qué hora y estén allí en el nombre del Señor. Unifiquen su vida para lograr sus sueños y yo les prometo en el nombre del Señor que el fracaso no es una posibilidad jamás para un hijo de Dios, pero tienes que atreverte a pagar el precio.

¿Qué tu deseas? ¿Qué tu sueñas? Ponte de pie. ¿Qué tu le quieres pedir al Señor ahora mismo? Tírale un sueño al Señor, y si no lo tienes claro, dile “Padre, yo me voy a ir a mi casa y me voy a pasar un par de días trabajando ese sueño, esa necesidad y voy a hacer todo lo posible, todo lo que esté de mi parte para lograrlo. Y ponte a trabajar en el nombre del Señor. Constrúyele un espacio al Señor, un espacio para tus sueños.

Si tuviéramos tiempo, hermanos, hay tantos pasajes bellos en la Escritura. La Sunamita vio a Eliseo que pasaba y le construyó un aposento, dice la Biblia, un aposento y sobre ese aposento específicamente le puso una cama, le puso un escritorio, le puso una lámpara y un par de otros muebles más, a ese espacio. Ella no sabía si Eliseo jamás iba a quedarse en ese dormitorio porque él pasaba por su casa, pero nunca se quedaba. Y ella en su corazón, concibió un sueño de que un día ese profeta pudiera tener un lugar donde dormir cuando iba en sus viajes proféticos. Y ella le dijo a su marido ‘vamos a construir un aposento’ y comenzaron y trabajaron e invirtieron dinero. Ella lo construyó, me imagino que lo pintó, lo trabajó bien, que estuviera bien terminadito y puso los muebles que ese profeta necesitaba. Ella fue específica.

Y yo me pregunto cuántas semanas, cuántos meses quizás pasó ese dormitorio vacío sin que el profeta se quedara en él. Pero un día, dice la palabra, que Eliseo pasando por allí, llegó y se quedó en ese lugar que esa mujer le había construido para que él descansara allí. Y Eliseo agradecido de la visión de esa mujer, la hizo llamar y le dijo ‘¿qué tu necesitas?. Esta mujer tenía una gran necesidad, era estéril, porque cuando tu tienes sueños y tu eres excelente para con Dios y eres específico, Dios te da los anhelos de tu corazón. Y Eliseo le dijo... ella no podía tener hijos, y Eliseo le dijo ‘¿sabes qué? Antes de que termine este año tu vas a tener un hijo en tus brazos, y efectivamente así fue. La mujer dio a luz un hijo. Es una historia preciosa de una persona de excelencia y definida.

Pero lo que yo les quiero decir con esto, hermanos, es que ese aposento es como los espacios de los cuáles hemos estado hablando. Nosotros tenemos que construirle a Dios primero un espacio bien definido, tenemos que soñar sueños específicos y poner ahí una cama, un escritorio, una lámpara para que el espíritu de Dios tenga algo sobre lo cual morar y sobre lo cual encarnar.

Eliseo ejemplificaba el espíritu de Dios, la opción de Dios, profética. Y puede que pasen años hasta que un día el espíritu del Señor visite tu sueño que tu le has presentado, día tras día y diga ‘hoy es el día que Yo voy a quedarme en ese sueño’ y entra el espíritu de Dios y ¿qué viene? La vida. Como ese bebé que nació. Tu esterilidad es convertida en fruto para la matriz. Vida, producto, excelencia, resultado, pero hay que construirle al Señor un espacio primero, bien definido, con una cama, un escritorio, una lámpara. Hay que poner cosas específicas. Entonces el Señor es atraído por eso y hermanos, es la palabra del Señor, Dios quiere bendecirles. Dios quiere fecundar sus vidas. Dios quiere traer cosas hermosas a su vida, pero hay que ser específico y presentarle al Señor, hay trabajar el sueño. Hay que dar pasos de fe. Hay que atreverse en el nombre del Señor.

¿Qué les parece si nos unimos en esta jornada? Amen. Yo quiero rodearme de gente de excelencia y gente que quieran llegar a la vejez o a la muerte, cuando llegue, con una espada en la mano, derribando gigantes a diestra y a siniestra, conquistando su tierra. La vida vale la pena ser vivida de esa manera. Así no se muere jamás prematuramente porque siempre dejaremos cosas poderosas sobre la tierra. Dejaremos una marca, eso es todo lo que necesitamos, dejar una marca sobre este mundo. Eso es suficiente ya. Así que entrégale al Señor tus sueños ahora, y comprométete a vivir una vida de definición, de especificidad, de excelencia, de esfuerzos concretos.

Padre, abrazamos la postura de lo específico, de lo concreto. Tu eres demasiado grande y demasiado poderoso para presentarte sueños vanos, Señor. Yo pido que nuestro pueblo sea capacitado para concebir sueños específicos, para atreverse a lanzarse en el camino del éxito, dando pasos a veces tímidos y temblorosos pero Tu afirma nuestros pasos en el camino, Señor.

Esta vida es un camino que tu nos has delegado y queremos aprovecharlo bien. Queremos aprender en el camino, Padre. Levanta a este pueblo, Padre. Que tu palabra no se desperdicie, Señor, que el pan y el vino que Tu has hecho caer sobre este pueblo, caiga sobre gente que lo puedan aprovechar bien. Abre nuestro entendimiento, Señor.

Haznos una comunidad que te agrade a ti, Padre, por su excelencia, por su esfuerzo. Te adoramos. Te bendecimos. Recibe el seño de Señor en ti. Recibe la impregnación de la gracia del Señor en ti. Lánzate a conquistar tu tierra. Lánzate a conquistar grandes sueños. No te canses de lanzar tu espada en la oscuridad. No te canses de tener la armadura sobre tu cabeza, sobre tu pecho, sobre tus pies, en tus manos, el arma de Dios.

Usa lo que Dios te ha dado, pueblo, esfuérzate y se valiente, dice el Señor. esfuérzate y se valiente. Mira, que te mando que te esfuerces y seas valiente. No temas ni desmayes porque yo estaré contigo dondequiera que tu vayas dice el Señor. Pero solamente una cosa te digo: esfuérzate y se valiente. Esfuérzate y se valiente y preséntale al Señor sueños definidos y claros y El se gozará en entrar en sociedad contigo. Que el Señor te bendiga. Amen. Amen.