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Vamos a leer un pasaje donde se habla acerca de los valientes de David. Yo estuve pensando en eso en esta mañana, Señor. Quería pues hacer espacio entre la serie que estoy predicando acerca de la vida de éxito, etc., pero se me ocurrió eso ¿no?, que ustedes están aquí esta mañana y muchas veces situaciones extraordinarias requieren gente extraordinaria, requiere gestos extraordinarios de fe y el Reino de Dios siempre ha avanzado fundamentándose en gente extraordinaria, gente que hizo actos extraordinarios y diferentes e inesperados.
La iglesia siempre necesitará de la gente, digamos común y corriente, que aman a Dios y que lo sirven en una manera normal, pero también la Biblia señala generalmente gente que hizo cosas extraordinarias, y esa gente extraordinaria, heroica es la gente que bendice el Reino de Dios. En tiempos de necesidad, en tiempos de emergencia, de urgencia, se necesita gente con un corazón extraordinario, con una pasión extraordinaria para con Dios.
Yo siempre le he dicho al Señor ‘ Padre, yo quiero ser un hombre extraordinario’, no por orgullo ni por deseo de grandeza, pero porque yo tengo un Dios extraordinario y que yo quiero ser una de esa gente que traiga al Señor agrado al Señor, y yo se que muchos de ustedes aquí quieren hacer lo mismo. Amen. Y yo le pido al Señor una iglesia hecha de gente extraordinaria, gente que tengan un corazón guerrero, un corazón excepcionalmente consagrado al Señor.
Vamos a leer aquí en Segundo de Samuel, Capítulo 23, comenzando con el versículo 8. Si alguien puede conseguir un poquito de agua, se lo agradezco hermano, gracias. Ese te estaba riquísimo pero un poquito de agua está muy bien también. Capítulo 23, versículo 8. Si alguien no tiene una Biblia acérquese a alguien que la tenga y ayúdale por acá. Gracias, Magali, eso es, acérquense para que todos podamos leer y podamos beneficiarnos, podemos hacer este tipo de cosas en ese momento.
Capítulo 23, segundo de Samuel, comenzando con el versículo 8 dice “Estos son los nombres de los valientes –digan valientes- que tuvo David. Joseb-basebet, el tacmonita. Hermanos si usted no sabe de un nombre original que ponerle a un hijo que va a nacer pronto, ahí tiene uno: Joseb basebet, ¿ok? Le aseguro que no va a haber muchos que tengan ese nombre y su hijo va a ser conocido en la escuela siempre por su nombre.
“.... Joseb-basebet, principal de los capitanes; este era Adino, el eznita –otro nombre también original- que mató a 800 hombres en una ocasión. Después de este Eleazar, hijo de Dodo, ahohíta, uno de los tres valientes que estaban con David cuando desafiaron a los filisteos que se habían reunido allí para la batalla y se habían alejado los hombres de Israel. Este , es decir Eleazar, se levantó e hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó y quedó pegada su mano a la espada. –Imagínense lo que hizo este hombre- Aquel día Jehová dio una gran victoria y se volvió el pueblo en pos de él, tan solo para recoger el botín.
Después de este fue Sama, hijo de Age, ararita, -este es otro gran valiente de los hombres de David, son héroes los que están mencionando aquí- Los filisteos se habían reunido en Lehi donde había un pequeño terreno lleno de lentejas, y el pueblo había huido delante de los filisteos. El, este hombre Sama, entonces se paró en medio de aquél terreno y lo defendió y mató a los filisteos y ¿qué pasó?. Jehová dio una gran victoria. -Estoy anotando algo aquí interesante en el texto mientras leo.- .Y 3 de los 30 jefes descendieron y vinieron en tiempo de la siega a David, en la cueva de Adulam.
Aquí es donde me interesa ir, en este versículo 13 en adelante- 3 de los 30 jefes descendieron y vinieron en el tiempo de la siega a David en la cueva de Adulam, y el campamento de los filisteos estaba en la valle de Refaim. David entonces estaba en el lugar fuerte y había en Belén una guarnición de los filisteos. Y David dijo con vehemencia, es decir con mucha pasión y muchos deseos en su corazón, ‘¡ah, quién me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!’. El expresó un deseo. Entonces los 3 valientes irrumpieron por el campamento de los filisteos y sacaron agua del pozo de Belén, que estaba junto a la puerta, y tomaron y la trajeron a David, más él no la quiso beber, sino que la derramó para Jehová diciendo ‘lejos sea de mi, oh Jehová, que yo haga esto. ¿He de beber yo la sangre de los varones que fueron con peligro de su vida? Y no quiso beberla. Los tres valientes hicieron esto.” Bendiga el Señor su palabra.
¡Qué lindo pasaje! ¿no? Este es una porción de la Escritura donde se señala un grupo de hombres extraordinariamente valientes, que formaban parte del ejército de David, cuando David estaba huyendo de Saúl. Esto fue antes de que David se convirtiera en el gran rey David. El estaba en un período de transición. Ya él había sido ungido por el profeta Samuel.
Dios lo había escogido a David, un muchachito sencillo, humilde para ser rey sobre su pueblo, pero todavía David no había entrado en su función, su posición de rey. Y dice la palabra que a él se unieron muchos hombres que tenían deudas, estaban en problemas, que estaban deprimidos y tristes, no tenían familia. Y poco a poco se fue haciendo en un grupo de hombres que se convirtió en un ejército que apoyaban a David y lo ayudaban en sus batallas y en sus luchas, etc, y se convirtió en una banda, como un ejército armado.
Y había muchos hombres, había cientos de hombres que se habían unido a David con sus familias, pero aquí se señala un grupo de hombres extraordinarios que se distinguieron por su gran valor y por grandes hazañas que hicieron mientras estaban con David. Como yo les decía, así pasa con la iglesia de Jesucristo. Nosotros estamos ahora aquí, y el Señor todavía no ha entrado en toda su gloria. Como David, estamos en un período intermedio. Ya Dios le ha dado al Señor, le ha dicho que la tierra es de él, que todas las naciones lo servirán, pero estamos en espera de que eso se haga una realidad y que un día el Señor sea puesto en su trono sobre la tierra y que toda la tierra reconozca que Jesucristo es el Señor, como dice la palabra; que toda rodilla se doblen, que toda lengua confiese que Jesús es el Señor.
En un sentido estamos como en esa etapa intermedia en que estaba David y sus hombres. Dios ya había ungido a David, le había dicho ‘Tu vas a ser el rey’, pero todavía David no había entrado en su plena posición de rey, y requería un grupo de hombres que estuvieran con él y que lo acompañaran en ese tiempo de lucha y de forcejeo, en lo que Dios lo ponía en su posición de rey.
En un sentido así pasa ahora mismo. Dios le ha dado el reino a su Hijo, pero estamos aquí en un tiempo en la historia en que Dios nos ha puesto, la iglesia un día va a reinar con Jesús también. Pero estamos ahora en una etapa en que tenemos que conquistar, tenemos que forcejear con el diablo, tenemos un enemigo como David tenía a Saúl, nosotros tenemos un enemigo que se llama Satanás y todos sus demonios que están haciendo guerra y tratando de impedir que Cristo entre en su plena función como rey.
Y Dios necesita de un ejército, que es la iglesia que forcejee con el diablo y que avance el Reino de Dios en lo que Dios le entrega a la iglesia de Jesucristo: el señorío sobre toda la tierra. Y en ese forcejeo habrá gente que se unirá al ejército de Jesucristo, como se unieron con David, y todos tendrán un papel que jugar.
Pero ¿saben qué, hermanos?, que se van a necesitar un grupo de valientes, también. La iglesia necesita un grupo de hombres y mujeres que hagan cosas extraordinarias por Dios, gente que haga hazañas para el Señor, gente que tenga un corazón especial para Dios, gente que diga ‘yo voy a estar, como decía Yanzu, yo voy a servir al Señor esta mañana, yo voy a llegar a la casa de Dios’, y que sean personas que amen a Dios con una pasión extraordinaria.
¿Saben qué? Esa gente, Dios la usa en momentos de crisis y de necesidad en formas extraordinarias. Yo pensaba ahora mismo, por ejemplo, me acabo de dar cuenta de algo. Si ustedes vuelven a leer ese pasaje, miren que se menciona a dos hombres: Eleazar, por ejemplo, que cuando hubo una batalla contra los filisteos que eran unos enemigos terribles, ahí en el versículo 9; se había reunido para la batalla y se habían alejado los hombres de Israel. Los filisteos predominan en ese momento, y entonces se levanta un hombre llamado Eleazar, dice que ese hombre solo se levantó e hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó. Es decir, dio tantos golpes con su espada hasta que ya su mano estaba cansada, y se le quedó pegada la mano a la espada.
¿Cómo se le habrá quedado la mano pegada? ¿Quizás por la sangre que se fue secando poco a poco, que se pone pegajosa? Quizás se le pegó la espada de esa manera. ¿Se le habrá quedado la espada pegada porque se le peló tanto la piel que quizás, y el calor y lo que fuera, produjo una reacción de su piel que se le quedó pegada la espada a la mano? No sabemos, pero el caso es que lo que está diciendo es que este hombre estuvo batallando, batallando, batallando, dando golpes de espada hasta que su mano ya no daba más. Y Dios usó eso para ¿qué dice? Dice que ‘aquél día Jehová dio una gran victoria y se volvió el pueblo en pos de él tan solo para recoger el botín’.
Este hombre, y cuando todos huyeron, él se puso en la brecha. Y era lo que Dios necesitaba, un hombre que se atreviera a hacer algo extraordinario. Dios usó eso para darle una gran victoria y en la Biblia hay muchos casos de gente en un momento en que el pueblo estaba huyendo, alguien vino, se puso en el frente, comenzó a dar golpes de espada y los demás que estaban huyendo, de momento es como que cogieron valor y dijeron ‘vamos adelante, si lo está haciendo él, lo podemos hacer nosotros.’
Y se tornó una derrota en una gran victoria porque alguien se atrevió a arriesgar su vida. ¿Por qué? Porque había en ellos pasión y amor extraordinario para el Señor. Y ese amor por el Señor los motivó a hacer algo extraordinario en un momento extraordinario, porque su corazón estaba apegado al Señor.
Pensemos, por ejemplo, en David mismo. David amó tanto al Señor, por eso es que hombres como estos lo siguieron a David, porque David dio ejemplo y los hombres fuertes se unieron a David, porque reconocían en David un corazón igual al de ellos. Entonces, ustedes recuerdan que cuando David era un jovencito y estaba Goliat insultando al pueblo de Dios. Goliat era un gigante increíble, un guerrero, con una espada que medía más que algunos judíos, de lo grande que era este hombre. Y Goliat que era de los filisteos, una tribu enemiga, se paraba todos los días para insultar al pueblo de Dios, insultar a Dios y retar a los judíos que alguien se atreviera a retarlo a él. Nadie se atrevía.
Vino este jovencito inexperto, como amaba tanto a Dios le dio vergüenza que el pueblo de Dios estuviera insultado y que no hubiera nadie que acudiera, y David fue uno de esos valientes que tomó el lugar. ¿Y qué pasó? Que cuando Goliat fue muerto por David, los filisteos se metieron en miedo y los israelita entonces cobraron valor y le metieron mano a los filisteos y ese día hubo una gran derrota para los filisteos y una gran victoria para el pueblo de Dios, porque un hombre, un jovencito, se atrevió a ponerse en la brecha y a hacer algo extraordinario para el Señor.
El pueblo de Dios, el 80% yo diría del pueblo de Dios es gente más bien que, pueden servir al Señor, y pueden hacer ciertas cosas buenas, pero llegan hasta cierto punto y se desaniman o dejan de hacer esto o lo otro, si las circunstancias no están bien. La mayoría de los seres humanos es así. Y no se puede esperar más, porque eso ha sido así y así será, yo creo.
Pero hay un 20%, yo diría, en todo ejército, que esos son los que reciben las medallas, ellos son los que reciben las decoraciones, esos son los que entran a cierto nivel de liderazgo en la vida, porque tienen un corazón diferente. Yo lo que le digo al Señor es ‘Padre, yo quisiera ser uno de esos 20%. Yo no quiero ser del 80%.’ Y yo le digo al Señor ‘Padre, ayuda a mi corazón a que yo te pueda amar como ese 20, o ese 10 ó ese 5 ó ese 3%.
Y yo creo que nosotros debemos esforzarnos en todo lo posible por ser gente así, que Dios pueda contar conmigo en un momento de prueba y de necesidad. Y que Dios pueda decir ‘Mira, Yo no estoy seguro quienes van a decir presente en esta crisis, pero yo creo que fulanito, Yo se que puedo contar con él. Yo se que puedo contar con ella. Si hay una necesidad en mi reino Yo se que esa persona va a decir presente.’
A través de los veintipico de años que yo llevo pastoreando a mi me ha bendecido siempre, hermanos, un puñado de gente que yo se que yo puedo contar con ellos. Y cuando hay una necesidad, si vamos a construir un nuevo templo, si hay una necesidad en la iglesia misionera, si hay una necesidad de limpiar algo, ustedes no saben como a mi me bendice cuando yo veo a alguien que yo llego y veo a un hermano Naranjo limpiando la acera, los domingos por la mañana.
Fabio me llamó esta mañana, ‘pastor, van a abrir la iglesia, ¿va a haber culto allí? Ellos viven por allá, lejísimos, pero vienen y están aquí y las personas que sirven, los hujieres y personas que usted los ve y que si hay una necesidad, usted los ve barriendo sin que nadie les pida. Si hace falta algo en el baño, ellos van y lo buscan y lo ponen allí. Si hay que hacer algo extraordinario usted ve que esa gente dice: ‘si, Pastor, yo lo voy a hacer, yo voy a ir’. Y que cuando yo tengo un aprieto en alguna reunión o algo, hay una dama ni por allí, y yo le digo ‘mira, mi hermana tu puedes atender esta mesa aquí, porque ahora mismo no tengo a más nadie y con gusto esa persona lo hace. Eso, usted no sabe, cómo eso bendice la vida de un líder pastoral. Pero tampoco usted sabe cómo eso bendice las vidas de esas personas que sirven al Señor en esa manera extraordinaria.
Usted sabe la gente que es bendecida por Dios? La gente que usted los ve creciendo siempre, que Dios les hace cosas en su vida, que les provee, que les bendice, que les abre puertas, que los saca de sus aprietos, que los saca cuando meten la pata, los saca de sus líos y los bendice. Esa son la gente que aman al Señor en esa manera extraordinaria. Esa es la gente que Dios dice ‘No te preocupes, mi hijo, Tu y yo vamos a pelear lo que sea pero Yo te voy a bendecir y Yo te voy a proveer, y Yo te voy a abrir puertas y te voy a iluminar.’
Es, hermanos, la gente esforzada y valiente, si usted mira a través de la Escritura usted verá mucha gente que Dios cuando los encuentra están trabajando, están moviéndose. Hay muy poca gente que yo he visto en la Biblia que Dios los llamara al servicio mientras estaban durmiendo. La mayoría de esos grandes hombres usted los ve, y mujeres, siempre usted los ve en acción, siempre haciendo algo. Tenían un corazón diligente.
¿Cómo le dijo Dios a Josué? Le dijo ‘Mira, Yo te voy a bendecir, te voy a entregar toda la tierra que pisa la planta de tus pies, pero una sola cosa te digo, mira que te mando ¿qué?, que te esfuerces y seas valiente’.
Hay algo especial en el corazón de una persona que ama a Dios apasionadamente, que mueve el corazón de Dios y que bendice a sus hijos, bendice a sus finanzas, bendice a su economía, bendice su casa, bendice su salud, le abre puertas en la vida.
Oh Dios mío si nosotros entendiéramos que el camino al éxito en la vida, el camino a la bendición en la vida es darle al Señor lo mejor, amar al Señor por sobre todas las cosas, preferir al Señor siempre, hacer cosas que a Dios le agradan y que bendicen su corazón.
Usted ve aquí, dos hombres se atrevieron en un momento dado y sirvieron de bendición. Aquel día, en ambos casos, dice ‘dio Jehová una gran victoria’ por esa gente. Pero lo que yo les decía, la parte que a mi más me gusta de todo este pasaje es ese pasaje donde dice que David, un día se encontró, imagínenselo después de estar correteando de un sitio para el otro, escapando del ejército de Saúl que lo estaba persiguiendo, David se sienta un día, y quizás está ahí con sus hombres en algún lugar, descansando un rato y David se pone a pensar. David venía de Belén, de hecho, su tierra natal era Belén. Y David se puso a pensar y como que estaban sus hombres alrededor de ellos y dijo, ‘caramba, como.....’. Es como si usted dijera ‘¡cómo me encantaría tomarme ahora mismo un jugo de limón, de esa mata de limón que había en el patio de mi casa, por allá’. Así dijo David. David dijo así como al aire ‘¡cómo me gustaría tomarme un poquito de agua de ese pozo que está en mi aldea natal! No lo dijo para que nadie lo atendiera. El no se imaginó jamás que nadie iba a tomar en serie lo que él estaba diciendo, él estaba simplemente pensando en voz alta. Y dice aquí que ‘entonces –en el versículo 16- los 3 valientes irrumpieron –es decir, se metieron- ¿por qué? Porque Belén estaba en ese momento ocupada por una guarnición, un grupo de soldados filisteos enemigos.
Dice que entonces estos 3 valientes, eran 3 hombres especiales, estos eran la elite del ejército de David. ¿Tu podrías entender eso quizás hermano, verdad?. Entonces los tres valientes se metieron por el campo, es decir, rompieron las filas, se metieron por el campamento de los filisteos y sacaron agua del pozo de Belén que estaba junto a la puerta y tomaron de esa agua y la trajeron a David.
El corazón de estos hombres amaba a su líder y dijeron ‘vamos a hacer algo extraordinario, vamos a darle el gusto de que él tome de esa agua, de ese pozo’. Y se atrevieron, cuánta gente tuvieron que matar. No sabemos. Definitivamente arriesgaron su vida, pero ellos quisieron hacer un gesto extraordinario para su rey, para su líder.
Hermanos, yo digo que así pasa con Dios. Yo lo que estoy estableciendo un paralelo entre Dios y nosotros, que muchas veces hay cosas en el corazón de Dios que El quisiera que alguien se..... Dios tiene sueños también y Dios tiene cosas que El quisiera ver a sus hijos hacer. Hay cosas en el corazón de Dios que, quizás Dios no te va a obligar a hacerlo, ni Dios va a esperar que tu lo hagas, ni siquiera, pero si tu te atreves a hacerlo. Y yo creo que eso es importante, hermanos, que en el pueblo de Dios haya gente que le guste hacer gestos extravagantes, porque esto fue una locura, esto fue una extravagancia, esto fue algo estrafalario lo que estos hombres hicieron. Por buscarle un poquito de agua a su líder, arriesgar su vida y quizás matar gente enemiga. Porque fue una hazaña simbólica. Ellos querían mostrarle su amor a su líder. Y eso bendijo la vida de David.
Yo creo que hay cosas que bendicen el corazón de Dios, cuando nosotros nos atrevemos a hacer cosas extravagantes para El, cuando nosotros decidimos vivir vidas extravagantes para Dios.
Dios le pido al Señor asimismo ‘Padre, ayúdame, ayúdanos a vivir una vida extravagante para ti que traiga honra especial a tu corazón. Cada uno de nosotros debiera querer ser uno de esos tres valientes que cuando discernamos que hay algo que traería gloria al Señor, que traería provecho especial a su reino, que nosotros digamos ‘mira, yo lo voy a hacer’. ¿Por qué? Porque la mayoría de los cristianos no se salen de la zona de lo razonable, lo legítimo, lo cómodo. La mayoría de los seres humanos dicen ‘bueno, está bien, qué bueno que tiene ese deseo, pero claro, yo no me voy a meter ahí a que me vayan a cortar la cabeza por ir a buscar un poquito de agua, que se tome una Pour Springs, ahí de la bodega’.
Pero estos hombres querían hacer algo que agradara el corazón de su rey. Y eso tocó el corazón de David de una manera especial. Dios los bendijo y los honró, y mire como cuatro mil años casi después de que ellos hicieron eso, hoy en una mañana de nieve en Boston, Massachussets se está hablando de la hazaña de estos hombres. Ellos no lo hicieron para eso, y así muchas veces, hermanos, cuando nosotros hacemos gestos extraordinarios para con Dios, nosotros no nos damos cuenta qué resonancia, qué reverberaciones puede tener, cómo puede eso inspirar a alguien en otra parte.
La gente es inspirada por hombres y mujeres consagrados al Señor. David fue tan tocado por eso, que dice que cuando él vio lo que estos hombres hicieron, miren, ni siquiera quiso beber del agua. El dijo ‘esta agua es la sangre de estos hombres, es la vida que ellos pusieron’. ¿Y qué hizo? La derramó como una ofrenda a Jehová.
¿Usted ve? ¿Usted ve lo que pasa? Que cuando hacemos esas cosas, Dios es bendecido, Dios es honrado. Esa agua se convirtió en algo que parecía simplemente, meramente en el plano humano en algo que fue usado para honrar a Dios.
Muchas veces nosotros decimos ‘¡bah!, eso de dar dinero para tal cosa, para ese templo... ¿qué yo voy a estar dando mi dinero para mi iglesia? Hermanos, no es para la iglesia, es para el Señor. el Señor es glorificado con eso que tu haces. Cuando tu le das al Señor, cuando tu te esfuerzas para el Señor, tu haces algo aquí en el plano humano puede parecer que es solamente para la institución, pero tu no entiendes que el que está recibiendo la gloria finalmente es Dios. El que está siendo halagado y honrado es el Señor, y que Dios va a traer bendición a tu vida si tu te atreves a darle al Señor en esa forma heroica.
¿Tu crees que Dios se va a quedar indiferente y no te va a bendecir? Imposible. Oh, hermanos, que Dios nos ayude a vivir vidas heroica para El. Yo le pido al Señor que nuestra iglesia esté compuesta Dios hombres y mujeres como esos tres valientes, que solo les baste discernir y distinguir cualquier movimiento mínimo del corazón de Dios y que digan ‘yo se lo voy a cumplir ese antojo que tenga mi Papá y que le demos al Señor con alegría’. Amen.
Vamos a levantarnos y vamos a pedirle al Señor que toque nuestros corazones y nos haga valientes, que toque nuestra vida y nos convierta en héroes para el Señor. Yo le pido al Señor que nuestra iglesia pueda, oh Dios mío, que pueda aumentar el número de los valientes, que no solamente sean 3, ó 4 ó 5 ó 10, que sean cientos, hombres y mujeres que tomen en serio el Reino de Dios y que amen al Señor por sobre todas las cosas.
Hermanos, no le pongas límites al Señor. Todo lo que tu tienes es del Señor, que sea del Señor, tu tiempo, tu dinero, tus energías, tu vida. No le pongas trabas al Señor. No digas ‘esto es mío, y esto de Dios’. Miren que todo sea del Señor, tu ropa, tu dinero, tu cuenta de banco, tu tiempo, tus energías, tus hijos, tu trabajo, todo es del Señor y lo que el Señor quiera en su corazón tu debes estar dispuesto a dárselo y ¿saben qué? lo único que va a pasar es que Dios te va a dar más y más. Vas a tener más, vas a ser más, vas a ser más feliz, vas a tener más gozo en tu vida, vas a vivir la vida con más ilusión. Nada te faltará porque el Señor estará contigo.
Dice la palabra que los ojos de Dios recorren toda la tierra para hallar a aquellos de corazón perfecto para con El, para mostrarse a su favor. Si tu corazón ama al Señor en una manera extraordinaria Dios se mostrará a tu favor extraordinariamente. Quizás pasarás por tiempos de prueba, porque vendrán tiempos de prueba, pero Dios te sacará de ellos y te pondrá en lugares altos, fuertes y seguros y tu irás de bendición en bendición, de crecimiento en crecimiento y el Señor te dará los anhelos de tu corazón.
Padre, yo bendigo a mis hermanos en esta mañana. Te damos gracias porque la lámpara de este lugar no se ha apagado en este día y porque tu has traído un grupo de valientes para que mantengan el culto a tu nombre en alto, en esta mañana. Los bendecimos a cada uno de ellos, Padre, y que este día marque un momento especial en sus vidas y que sus corazones sean cambiados, Señor, y sean fortalecidos ellos, Padre. Y que tu provisión sea con sus vidas, Señor. Y por ellos que está aquí, Padre, como dice tu palabra que ese día Jehová dio una gran victoria a su pueblo.
Padre yo pido que por la presencia nuestra en este día aquí, haya un holocausto levantado ante tu presencia que bendiga a toda nuestra congregación, Señor. Padre, yo torno este servicio, en esta mañana, en un holocausto a Ti, que va a bendecir la congregación León de Judá y el corazón y el gesto de cada uno de mis hermanos, Padre, de alguna forma va a impactar esta iglesia y va a haber cambios, Señor, que se van a dar en esta iglesia como resultado de lo que se ha dado aquí en esta mañana, para gloria de tu nombre, Padre. Nosotros levantamos holocausto, esa agua que hemos procurado del pozo de Belén y la derramamos delante de ti, Señor y declaramos eso un holocausto para tu gloria y tu honra y para bendición de este pueblo, Señor.
¡Aleluya! gracias, recibimos ese espíritu de esos tres valientes para la congregación León de Judá, Señor en esta mañana, para nuestros músicos, nuestros adoradores, Padre, para los hujieres, para los maestros, para los ancianos de esta iglesia, Señor, para los niños, los jóvenes, los adultos, Señor, de esta iglesia, para las finanzas de esta iglesia, Señor, en el nombre de Jesús, para cada líder, Señor de esta congregación pedimos un espíritu como el de los valientes de David. Gracias, Padre. Te adoramos. ¡Aleluya! Gloria a ti Señor.