Cuando Dios no hace lo que queremos

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Vamos al libro de Juan, Capítulo 13 y yo quisiera comenzar haciendo una pregunta, ¿si usted en algún momento de su vida ha experimentado las cosas en una forma que no hubieras esperado o que tal vez no hubieras querido, que no hubieras preferido y Dios tenía algunas sorpresas para ti?

Hoy vamos a hablar de eso, porque la vida cristiana es una vida llena de sorpresas y algunas son sorpresas lindas, y algunas son sorpresas que no hubiéramos pedido, pero son sorpresas buenas al final. Así que vamos a leer el libro de Juan 13, pero antes quiero compartir un testimonio muy breve.

Cuando yo me gradué de la universidad, hace muchos años atrás, yo andaba buscando un trabajo, ¿cuántos han tenido que buscar trabajo? Y yo oraba y ayunaba yt le pedía a Dios que me proveyera el trabajo que él había escogido para mi. Y después de todo eso se me abrió una puerta para un trabajo enseñando en una escuela, donde yo iba a vivir ahí, y yo sabía que era de Dios. Yo sentí la confirmación del Espíritu Santo. Así que yo tomé ese trabajo. Ahora adivina qué tal me fue en ese trabajo. Fue pésimo, fue el peor trabajo de mi vida, fue terrible, fue una tortura total. Hoy en la mañana hablé que fue como ir al dentista sin que le den la medicina que le quite el dolor, pero todos los días por un año, porque yo estaba comprometido a estar ahí.

Y yo hacía la pregunta, Señor, no entiendo yo oré, pedí tu consejo, pedí tu sabiduría, ayuné, por muchos días seguidos. Yo sentí que esto era de ti, ¿qué pasa que es un trabajo tan difícil? Y yo tenía preguntas para Dios y no entendía qué pasaba, hasta que un día yo fui a un estudio bíblico y leí este texto del libro de Juan13, cuando Jesús lava los pies a los discípulos. Y yo había leído este texto muchas veces antes, pero en ese día el Señor me habló en una manera especial y yo quiero hablar un poquito de eso.

Vamos a comenzar en el versículo 2: “.... así que cuando cenaban Jesús con sus discípulos como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Escariote, hijo de Simón, que le entregase, sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos y que había salido de Dios y a Dios iba, se levantó de la cena y se quitó su manto y tomando una toalla se la ciñó. Luego, puso agua en un lebrillo y comenzó a lavar los pies a los discípulos y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.”

Así que Jesús está ya vestido de esclavo, viendo persona por persona, lavando sus pies sucios, y viene a llegar a Pedro y mira como Pedro responde, versículo 6:

“... Entonces vino a Simón Pedro y Pedro le dijo, ‘Señor, ¿tu me lavas los pies? Esto no puede, ¿tu me lavas los pies? Respondió Jesús y le dijo, ‘lo que yo hago, tu no lo comprendes ahora, más lo entenderás después’.”

Cuando yo leí ese texto yo sentí el Señor hablarme directo, ‘Gregory, tu no entiendes ahora mismo qué estoy haciendo yo en tu vida, no entiendes el por qué ni el cómo, ni qué es mi lógica en eso, pero después entenderás.’ Me costó 10 años, pero después llegué a entender todos los propósitos de Dios en eso. Yo sentí que el Señor quería que supiéramos que muchas veces somos como Pedro. Jesús viene a hacer algo que para nosotros es escandaloso, algo que no se hace, algo que no hubiéramos esperado, y decimos, que, no, no puede ser, y Jesús dice, ‘ahora no entiendes qué estoy haciendo, pero después entenderás, que yo se lo que estoy haciendo y tengo un propósito en este momento de tu vida’.

Y después Pedro como sabemos dice, “... no, y Jesús dice, ‘si no te lavare, no tendrás parte conmigo”.

Si no me dejas hacer esta cosa escandalosa en tu vida, no puedes tener nada que ver conmigo. Yo se que no tiene sentido, yo se que es algo incómodo para ti dejar que yo te lo haga, pero si no me dejas hacerlo, no tienes nada que ver conmigo. Y Pedro responde, como siempre, fogoso, él tiene sus altos y sus bajos y él dice:

“...No solo mis pies, sino también las manos y la cabeza también...”

Se mete de lleno. Así que vamos a hablar hoy de los momentos en la vida cuando no entendemos qué está pasando, cuando parece que Dios se volvió loco y está haciendo las cosas al revés. Y Dios tiene su plan con nosotros.

Padre, te pido por una unción especial de tu Espíritu Santo, tu sabes que la vida no es nada fácil. Señor, todos están pasando por una enseñanza en su vida en este momento, yo no se, pero tu sabes, tu conoces cada detalle, y te pido que sea tu Espíritu Santo hablándonos, Señor, que sea un pan rico, un pan saludable para tu pueblo. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amen.

Vamos a hablar de un caso especial que yo quiero dar como un ejemplo que se encuentra en el libro de Génesis, al principio de la Biblia. Génesis 48. Así que vamos a hablar de una experiencia en la vida de un siervo de Dios que se llamaba José. José era un personaje en el Antiguo Testamento. No estamos hablando de José el esposo de María, ese es otro José, de mucho antes, que él era el hijo de Jacob, era un hombre que él tenía un sueño para su vida, visiones de Dios para su futuro.

¿Cuántos aquí han tenido sueños de lo que Dios quiere para sus vidas? Tienen una visión de cosas grandes que Dios quiere que tu hagas. ¿Cuántos han tenido eso? José tenía sueños de su propio destino para hacer grandes cosas, pero él nunca hubiera imaginado, cómo iba a llegar a su destino, a su éxito. Tuvo que pasar por esclavitud, tuvo que pasar por un pozo con lodo y todo eso, tuvo que pasar por una cárcel en Egipto, tuvo que pasar por muchas cosas, pero al final Dios sacó bien de todas esas cosas. Y él llegó a ser el principal líder de Egipto, al lado del faraón mismo, y él era un hombre de Dios que había aprendido del fuego lo que es confiar en un Dios poderoso. Pero le quedaba un sueño más para su vida.

Ve que él tenía dos muchachos, dos hijos, un mayor, que se llamaba Manasés y un menor, más chiquito, que se llamaba Efraín. Ahora, en esa época, ellos siempre querían que los hijos tuvieran la bendición de Dios en su vida y que se recibiera de los abuelos. ¿Cuántos puertorriqueños tenemos aquí en la casa? ¿Algunos puertorriqueños? ¿No? Los puertorriqueños, están, muy bien, gracias a Dios.

Cuando yo estaba en Puerto Rico visitando familias, ahí en la casa, y tal vez se da en otros países también, no se, pero entraban los jóvenes y le decían a los padres o los abuelos, bendición o algo así. Y ¿qué dicen los padres o abuelos? Amen. Yo dije en la mañana, quisiera que los gringos hicieran eso, porque es una tradición hermosa. Los hebreos hacían algo parecido. Ellos pidieron, siempre pedían al abuelo imponer las manos sobre los niños, sobre los jóvenes para impartir una bendición y siempre la bendición principal pasaba al hijo mayor, el primogénito. Así que siempre pusieron el joven, el hijo mayor al lado de la mano, ¿cuál tu crees para la bendición principal, cuál mano? La derecha, sobre el hijo mayor para que sea la bendición principal. Y los hijos menores los ponían al lado de la mano izquierda para dar su bendición también pero no la misma bendición que hay para el primogénito. Así que vamos a ver que Dios tenía algunas sorpresas para José porque él soñaba con esa bendición. Así que para ilustrar eso, quiero saber si tal vez acaso, estaría visitando el patriarca Jacob hoy, que nos puede ayudar a enseñar qué pasó ese día.

Ah, Jacob se encuentra, gracias a Dios. Que bueno, tenemos el patriarca en la casa. No se volvió loco, hablamos de eso antes. Así que para eso voy a necesitar dos voluntarios para ayudarme con eso, así que no se si se encuentra y ahora eso no se planificó, así que de verdad estoy buscando voluntarios. Manasés y Efraín, así que tenemos el hijo Manaseis, alguien que quiere ser voluntario aquí, cualquier.... Manaseis. Amen, gracias a Dios. Necesitamos a Efraín, ah yo veo a Efraín, gracias a Dios. Así que vamos a imaginar que yo soy José y yo quiero que Efraín y Manaseis sean bendecidos.

Ahora, Manasés es el primogénito, es el mayor, él es el chiquito, el hermanito pequeño, Efraín, así que también quiero que él sea bendecido, pero quiero que Manaseis reciba la bendición principal. Así que quiero colocar con mucho cuidado a Manaseis delante de ¿cuál mano de mi papá, del abuelo? De la mano derecha, que sería en ese lado. Efraín, bueno venga aquí, yo te coloco aquí... Ahora quédense ahí.

Ahora, vamos a leer el texto y nos van enseñar qué pasó, en Génesis 48, miramos qué pasa, versículo 12, dice que:

“José lo sacó de entre sus rodillas, - así que no se si le dañaba las rodillas ponerlos ahí, yo creo que era mucho más pequeños en este texto, pero lo sacó de sus rodillas - .... y se inclinó a tierra y los tomó José a ambos, Efraín a su derecha, a la izquierda de Israel que también es Jacob, y Manaseis a su izquierda a la derecha de Israel, y los acercó a él. Entonces Israel extendió su mano derecha y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su mano izquierda sobre la cabeza Manaseis, colocando así sus manos adrede... – que me imagino que eso significa cruzados, invertidos - ...... aunque Manaseis era el primogénito.”

Vamos a saltar ahora, cómo va a responder José a esto, tu crees, ¿cómo va a responder cuando él mira eso? Versículo 17

“... Pero viendo José que su padre ponía la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le causó esto disgusto y asió la mano de su padre para cambiarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manaseis y dijo José a su padre, ‘No así, padre mío, porque ese es el primogénito, pon tu mano derecha sobre su cabeza’ y más su padre no quiso y dijo, ‘Lo se, hijo mío, lo se también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido pero su hermano menor será más grande que él y su descendencia formará multitud de naciones...”

Así que José hace esto, él viene y dice, ‘Padre, no. Quita tu mano aquí, póngalo aquí’. Pero él no dejó. No dejó. Y quería moverlos, porque él quería que la bendición principal fuera a Manaseis, pero a pesar de las protestas de José su papá siguió así, con los brazos así, invertidos, a lo que él hubiera querido.

Yo digo esto, y lo pongo a sufrir aquí a mis hermanos, porque quiero enseñarles esta imagen para mi ha sido algo muy especial en mi vida. La imagen de Dios con las manos invertidas, cambiadas de lo que yo hubiera esperado, porque muchas veces yo quiero que las cosas sean de una manera y Dios dice, no, yo tengo otro plan que tu no entiendes y cruza las manos y yo aunque yo creo en Dios y quiero lo mejor no parece bien, y quiero cambiar lo que él está haciendo. Y digo, no, no, no, que sea así, y él resiste, y resiste porque él dice, ‘hijo mío, yo se, yo entiendo tu confusión pero tengo un plan que tu no entiendes, pero después entenderás.’ Así que quedemos con esta imagen y ellos ya pueden sentarse tranquilos. Gracias. Muy bien.

Sabemos que nuestro Dios es un Dios poderoso. Muchas veces nosotros tenemos el nombre León de Judá, León de Judá, nuestro Dios no es un gatito domado, es un león salvaje. ¿cuántos han leído de eso en las crónica de Narnia cuando, esos son unos libros y una película de un león que representa a Jesús, y se hace la pregunta ¿y ese león es peligroso? Y le contestan, ‘si, definitivamente es peligroso. No es un león domado, no es león entrenado como una mascota en la casa.’ Es un animal que él hace lo que él quisiera hacer, porque él está en control y no nosotros.

¿Cuántos sabemos que nuestro Dios es un experto en sorpresas, en cambiar las cosas a la forma que hubiéramos pensado? Y a veces no queremos esto. El mismo Apóstol Pablo sufría un aguijón en la carne, no sabemos qué era, pero era algo malo, un aguijón en la carne. Y la Biblia dice que él pedía hasta rogaba con el Señor, 3 veces, que se le quitara el aguijón de la carne, 3 veces. ¿Cómo le contesta Dios? ¿Alguien recuerda? Bástate mi gracia porque mi poder se perfecciona en tu debilidad.

Yo creo que era bueno que él pidiera que cambiara, pero después uno reconoce, Dios tiene un plan que yo no entiendo. Vamos a hablar de eso. Dios es un Dios de escándalo, hermanos, de escándalo. Muchas veces tenemos malas connotaciones con esta palabra, imaginamos cosas malas, cuando pensamos en escándalo. Dios no hace nada malo, pero él si hace las cosas al revés de lo que hubiéramos pensado que es correcto, y nos escandaliza. Y, hermano, si usted es un discípulo de Jesucristo serás escandalizado por el Señor en algún momento. Te va a sorprender. Te va a escandalizar, hasta te va a molestar de vez en cuando y como nosotros respondamos, va a determinar nuestro futuro espiritual. Porque esto es el camino del discipulado.

Vamos a hablar de las formas en que Dios nos escandaliza. Primero a veces Dios te pide hacer cosas que tu no hubieras querido hacer. Yo, cuando yo conocí a Cristo, yo entregué mi corazón, tenía 16 años, estaba fuera de mi casa por el verano, volví a mi casa, y el amigo que me había evangelizado me dice, ‘Gracias a Dios, ahora eres cristiano’, y yo dije, ‘sí, soy cristiano pero yo no se si quiero ser tan famoso como tu en la escuela secundaria como cristiano. Así que yo soy cristiano si alguien me pregunta, yo digo que sí, conozco a Jesús, pero yo no voy a predicar como tu predicas.’ Aquí estoy 22 años después predicando, pero él oró, ‘Señor, no permitas que él se esconda, no lo permitas’. Y yo dije, ‘Yo haré cualquier cosa pero no predico’. Él oró, ‘Señor, no permitas’. Primer día de escuela me están preguntando, ‘¿Y Gregory, qué te ha pasado este verano? Tu como eres diferente, hablas diferente, ¿qué pasa? Y yo digo, ‘bueno, no se como fui a una iglesia’. ¿Y qué pasó en la iglesia, que tu crees ahora? Como no me dejaban esconder, yo tenía que predicar. Todo el mundo preguntándome. Aunque yo había dicho, ‘nunca haré eso’, pero Dios te obliga, Dios te pone en situaciones, cuando tu tienes que hacer aún lo que menos quieres hacer.

Algunos que vienen que dicen ‘yo voy a la iglesia tuya con toda esa gente loca, ¡Aleluya! Yo creo en el Señor, pero no voy a levantar la mano, porque yo creo que eso es fanatismo y no lo hago.’ ‘Fíjate’. Hay estilos diferentes de adorar al Señor, no hay ningún problema con un estilo más tranquilito, no me malentiendas.’ Pero alguno dice que no, nunca, y es más una rebeldía, que dice, no, cualquier cosa pero no hago eso. ¿Cuántos aquí eran así al principio? Y después ese primer momento que dices, ok, me siento como un loco, voy a levantar esa... y tu lo haces... ah, y guau, pero qué bendición. Hay una libertad, y no es que uno está haciendo algo mágico, no es que hay hacer lo que los demás hacen, solo que cuando nosotros nos dejamos ir, cuando sometemos a lo que Dios quiere para nosotros, hay un gozo, hay una libertad cuando lo hacemos. ¿Cuántos sabemos la historia de Naamán en la Biblia? Naamán, algunos expertos bíblicos aquí que sepan de Naamán. Él era un general de su país, un hombre orgulloso, poderoso, pero tenía lepra debajo de la camisa, tenía lepra. Y una sierva que él tenía hebrea decía, ‘mira, por qué no vas a Israel para que oren por ti para que tal vez seas sanado. Así que él fue a Israel, se presentó ante el rey y lo recibió con mucha celebración y el rey dice, ‘Mira, yo no soy Dios, yo no lo puedo hacer. Vaya con el profeta. Va al profeta, él esperando, el profeta salir y hacer algo religioso para él. El profeta ni sale de su casa. Él envía su ayudante a hablar con Naamán. ¿Cuántos sabemos que a veces los generales de países tienen su orgullo tal vez? Y envía el ayudante para hablar con él, y le dice, ‘mira, eso es lo que dice el profeta. Tu te tienes que meter en el río Jordán y serás sanado.’ Él dice, ‘¿para qué en el río Jordán? Yo tengo mejores ríos en mi país para meterme.

Esto me recuerda, hablaba en la mañana de la gente que tu le dices, ‘mira, por qué no vas a bañarte en las playas de Cape Code? Y responden, dicen ‘bueno, las playas en mi país son mucho mejor que esto, ¿para qué meterme en eso?

Naamán él no quiso, se negó a hacerlo. Y le dice, ‘mira, si te hubieran pedido hacer algo grande lo hubieras hecho, para qué no hacer. Por fin, el decía, ok, me someto, lo voy a hacer. Se mete en ese río sucio y sale de las aguas con su piel limpia y todo sanado. Mira cuando nos sometemos, cuando decimos, ‘Señor, aunque yo no entiendo por qué tengo que hacer esto, lo hago en tu nombre de todos modos’ somos bendecidos. Y lo digo hermanos, porque Dios nos va a llamar a servirle y a veces te va a poner a hacer cosas que no hubieras esperado ni hubieras querido hacer. Pero si tu obedeces habrá una bendición grande en tu vida.

A veces Dios nos escandaliza porque sus juicios a veces nos parecen muy fuertes, sus reglas, su santidad a veces nos escandaliza porque parece que es muy fuerte decir que ciertas cosas son pecado y otras cosas no. Para algunos de nosotros y especialmente en nuestra época, cuando hay mucho relativismo, cuando la gente cree que todo está bien, depende de lo que funciona para ti. Estar en una iglesia que dice que no a ciertas cosas son pecados y otras cosas no, parece ser algo como malo, algo ofensivo ser así.

Muchas veces la santidad de Dios nos escandaliza un poco. En el Antiguo Testamento David traía el arca a Jerusalén un día, el arca de Jehová y él lo ponía sobre un carrito con bueyes y estaban ahí entrando en Jerusalén con celebración y con gozo, y después el carro se da con un hoyo en la calle, hay problema y está tambaleando el arca, y un hombre que está ahí cuidando el arca, que se llamaba Husa, extiende la mano para soportar el arca, ¿qué pasa? Muere en el lugar, por tocar el arca de Jehová. La Biblia dice que David esa noche estaba enojado, estaba con ira y frustración ¿contra quién? Contra Dios, Dios lo había escandalizado, pero Dios quería enseñarle, ‘David, aunque tu eres el rey de Israel, yo soy el rey de reyes y el rey del universo y las cosas se hacen a mi manera.’ Fue difícil, fue un momento difícil.

A veces hay castigos que para nosotros parecen extremos, cosas que dicen, ‘Dios, ¿cómo puedes ser tan fuerte y tan duro?. Pero Dios dice, ‘mira, tienes que confiar en mi santidad, en mi sabiduría que yo se lo que es mejor para ustedes.’

David se escandalizó, se demostró Dios del universo y no una mascota domada. Dios está en control de las cosas, pero a veces, y yo diría en las mayoría de las veces Dios nos escandaliza, no por ser demasiado duro sino por ser demasiado misericordioso con la gente.

¿Cuántos hemos tenido la experiencia de conocer a alguien, tal vez aún en la iglesia, una persona sirviendo en la iglesia, y tu te haces la pregunta, pero éste, éste aquí sirviendo como mi líder de célula, como mi hujier, mi qué se yo? Y pensamos que no, como puede ser, tal vez alguien por su pasado, o por su forma de ser, o por lo que sea, lo juzgamos.

A mi me gusta la parábola del hijo pródigo. El hijo que sale de la casa de su padre y vive una vida desordenada y él después de volver a la casa, después de vivir una vida terrible, pecaminosa, el padre ¿cómo lo recibe al hijo pródigo cuando vuelve a la casa, qué hace el padre? ¿Qué hace el padre para él, lo castiga? ¿Lo grita? Lo abraza, lo recibe con una fiesta grande, pero ¿saben qué? en la historia hay otro hijo. Hay un hijo mayor, un hijo que nunca dejó la casa, un hijo bueno y bien portado y él, cuando viene su hermanito y recibe una gran fiesta ¿cómo responde ese hijo? ¿Alguien se acuerda, cómo responde cuando él mira la fiesta? Estaba celoso, enojado. ‘Pero yo aquí, trabajando como un esclavo todos estos años, siempre he cumplido tu palabra y viene éste y tu le das una gran fiesta.’ Y él se enoja con el padre, porque ¿cómo puede ser el padre ser tan generoso, tan perdonador, tan misericordioso? Él debería de ser más duro y castigar a ese joven, pensaba el hijo mayor.

Muchas veces somos así en la iglesia también. Sabe que yo he visto muchas veces con personas nuevas en la iglesia, el punto decisivo para ellos, si van a seguir en la iglesia o si van a apartarse de la iglesia y tal vez del Señor es la primera vez que tienen un encuentro con un hermano que tal vez no está completamente santificado. Alguien que le cae mal, alguien que le molesta, alguien que no sé, que no llena las expectativas de uno. Ese es un momento..... bueno, eso nunca ha pasado, ¿No? Esto ha pasado a todos.

Si tu no has tenido que perdonarle a nadie en la iglesia, no estás en la iglesia. De verdad. La iglesia es una familia y en familias nos molestamos, nos jalamos los moños un poco. Eso es normal para familias, así que si alguien está en la iglesia habrán momentos que tendremos que perdonar un poco, uy no solamente un poco, pero perdonar mucho, pero es un momento decisivo, si vamos dejarnos escandalizar o si vamos a decir, ‘Señor, aunque me moleste, aunque no me caigan bien, aquí estoy, yo soy tu siervo y ¿cómo puedo dejar la iglesia? Esta es la casa de Dios, es mi familia. Tu puedes escoger amigos, pero no puedes escoger tu familia espiritual, aquí te tocan, estás con ellos.

Yo recuerdo una vez una conversación entre dos cristianos y alguien está hablando de otro hermano y le dijo, ‘mire ese hermano es un cristiano, pero es medio cabezón, como es como un... en inglés era ‘he was a little bit of a jerk’, no se cómo se traduce eso. No se’. El otro cristiano dijo, ‘bueno, qué pena que tendrás que pasar la eternidad con ese patán, ¿no? Qué pena’.

Nos escandaliza, ¿no? Así que Dios también a veces nos escandaliza, solo por hacer las cosas raras. De hacer las cosas en una forma inesperada. Hoy en la mañana hablábamos de un milagro que Jesús hizo de sanidad de un ciego. Una persona vino a Jesús y estaba ciega. Ahora yo esperaría que Jesús tocaría los ojos de esta persona y diría, ‘mi hijito, abre estos ojos porque verás la luz del día’. ¿No? Esto es lo que yo quisiera que él haga, y él lo hizo así unas veces, pero una vez Jesús decidió hacer las cosas diferentes. Él mira al ciego y él ¿qué hizo, alguien se acuerda? Escupió, escupió en la tierra como un pelotero, hace lodo y toma el lodo y lo pone en los ojos del ciego y le manda ir a bañarse. Pero ¿por qué hizo esto?

Si tu fueras uno que da consejos a Jesús, como los discípulos siempre trataban de hacer, dirías ‘Señor, pero ¿no puedes buscar una manera más elegante de sanar un ciego que esto? Esto tiene que ser con escupir y lodo y... pero no entiendo. Pero Jesús, él no nos consulta, él no pide mi consejo de cómo yo creo que él debería de hacer las cosas. Él solo lo hace y después me toca a mi decidir si yo voy a someterme o si yo voy a escandalizarme por lo que él hace.

¿Cuántos sabemos que muchas veces el escándalo más grande que nosotros tenemos en la vida son las pruebas que nos vienen, pruebas a veces que no explicamos, que parece que no tienen sentido? Y no me malentiendas, hay un enemigo en este mundo, estamos en una guerra espiritual contra Satanás, no todo lo que pasa es la voluntad de Dios, no me malentiendas. Pero a veces tenemos pruebas que no entendemos y oramos, el aguijón en la carne, y pedimos que se saque, y Dios dice ‘bástate mi gracia porque mi poder se perfecciona en tu debilidad’.

La historia de nuestro amigo que tiene todo un libro de sufrimiento en la Biblia, ¿cómo se llama ese tipo? Nuestro amigo Job. ¿Cuántos se identifican con Job? Hay algunos que yo creo que podrían escribir otro libro de Job otra vez y agregar unos Capítulos. Job sufrió, ¿cuántos sabemos lo que pasó? Perdió su familia, perdió sus hijos, su casa, su todo, su salud, todo le iba mal. ¿Qué le dijeron sus amigos a Job? ¿Alguien se acuerda? Tiene que ser que estás en pecado, estás en pecado. Imagínate, ya ha sufrido y alguien viene y te dice, ‘ah, bueno, porque Dios te está castigando porque estás en pecado’. Qué amigo, ¿no? Sabemos de la palabra de Dios que no era así. Él no estaba en pecado, era un ser humano normal, pero él amaba a Dios, estaba bien, no fue un castigo. Y Job dice, pero Job que se defiende dice, ‘No, no estoy en pecado’, pero Job también se equivoca en su manera de interpretar la cosa. Él dice ‘Dios, tu no eres justo por lo que me estás dejando sufrir’. Él acusó a Dios, no lo maldijo, pero sí lo acusa un poco, lo acusó un poco. Él pasaba quejándose y diciendo, ‘Señor, tu no eres justo’. Al final del libro, yo quisiera que Dios quitara la cortina y dijera ‘oh, bueno Job, te voy a explicar todo el por qué de lo que has sufrido’. Yo quisiera respuestas.

¿Saben qué? la Biblia no da todas las respuestas al sufrimiento que él sufrió. Lo que Dios sí dice es, ‘Job, ¿quién hizo todas estas estrellas, quién hizo el mar que tu miras, quién hizo todos estos árboles, quién hizo todo lo que tu puedes imaginar en este universo? Tienes que confiar que yo se lo que estoy haciendo, que yo estoy en control de tu vida, y aunque sea duro, te prometo que estoy contigo en la cosa’. Y así que Job, al final dice, ‘Yo hablaba cosas que no entendía, antes de oídas te había oído, pero ahora mis ojos te ven’.

Eso es un escándalo para muchos, las luchas que tenemos. Luchas que no explicamos, luchas que no tienen razón, pero al final tenemos que decir, ‘Dios, yo se que tu estás conmigo. Yo se que todo lo puedes y que nadie puede resistir tu voluntad, y se que soy tu hijo, soy tu hija, y que tu sabes qué estás haciendo conmigo, aunque no tenga sentido ahora, yo se que después entenderé. Tal vez no después en esta vida, pero después, algún día yo veré la gloria tuya en todo lo que estoy viviendo porque yo se en quién he creído, y yo que mi redentor vive, y que yo veré la gloria de Jehová al final de la cosa’.

Dios nos manda a estar dispuestos, cuando vemos las cosas cruzadas, las cosas invertidas, a dejar que Dios cambie nuestra forma de pensar. Y ¿cómo eres tu con eso? Cuando nosotros no tenemos lo que queremos, cuando lo queremos, en la manera que lo queremos ¿cómo respondemos?

Hay un hombre de la Biblia que respondió muy bien, cuando tuvo que cambiar, se llamaba Nataniel. Ese hombre le vinieron a Nataniel, en la época de Jesús, y le dijeron, hemos encontrado el Mesías y él viene de Nazaret y Nataniel contesta y dice, ¿pero algo bueno puede salir de Nazaret? No hay nada bueno ahí, no puede ser así’. Ellos le dijeron, ‘ven y ve’. Así que él llegó a Jesús, Jesús le dice, aquí está un israelita en cuyo espíritu no hay engaño, y Nataniel dice, ‘¿de verdad tu eres el Mesías, el Rey de Israel? Y Jesús dice, ‘¿Tu crees por eso? Eso fue fácil, eso fue fácil que tu cambiaste. Vas a ver cosas mejores que eso.

Pero ¿cuántos sabemos que no todos son tan fáciles? Algunos de nosotros nos cuesta más tiempo convencernos que Dios está en control. ¿Cuántos aquí saben que el niño que resiste la disciplina, que le pasa? ¿Qué tienes que hacer si eres mamá y tiene un niño y después de un buen tratamiento sigue en la cosa? Tiene que dar más tratamiento, siempre con amor, cariño, nunca abuso, nunca violencia. Amen. Gracias a Dios. Pero, busca problemas el niño que sigue en su camino ¿no? Somos así con Dios.

Si nos dejamos enseñar, si nos dejamos moldear, si dejamos de pelear contra los brazos invertidos, hay bendición para nosotros. ¿Saben qué? Los cristianos más exitosos en este mundo son los cristianos que han pasado por la disciplina del Señor y que han sido suavizados, humillado, cambiado por eso. Los que tienen su orgullo intacto, no llegan a ningún lado.

Y quiero cerrar con una historia, invito a los músicos, pero con la historia de Abraham. Todos sabemos la historia de Abraham, ¿no? en el libro de Génesis. Dios lo llamó para ser el padre de una nueva nación, y Abraham era un hombre anciano, con una esposa anciana, y ella además estéril, no pudo tener hijos. Y Dios le dice a Abraham ‘tu tendrás hijos y tu serás padre de una gran nación’, y Abraham, ¿qué hizo Abraham para cumplir esta promesa? ¿Qué hizo, alguien recuerda? Él confió en Dios, sí, pero también puso su fe en acción en una manera inapropiada, y se buscó la sierva de la casa, la misma esposa se la entregó y tuvo un hijo con ella.

Hermanos, esto no es la manera de cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas. Amen. Así que tuvo un hijo, que se llamaba Ismael, y después Ismael crece y Dios viene y dice, ‘Abraham, tendrás un hijo bendecido’, y Abraham dice ‘Sí, aquí está Ismael, aquí está para ti’. Vamos a esperar un momentito. ‘Aquí te tengo a Ismael, que él tenga tu bendición’, y Dios dice, ‘mira, Ismael es muy lindo y lo voy a bendecir y gracias por tu ayuda, pero yo tengo otro plan Abraham, tu tendrás un hijo’. Y Abraham y su esposa de 100 años casi tuvieron un hijo milagrosamente. Ese hijo se llamaba Isaac, que significa risa, quién lo hubiera pensado. Dios hace todo en una manera que no hubiéramos esperado, pero después Dios viene, cuando Isaac ya está grandecito y dice, ‘Abraham, ahora quiero que me entregues ese muchacho, quiero que me lo sacrifiques’. El hijo de la promesa, y ahora Abraham está en un punto decisivo de su vida.

¿Cómo va a responder al llamado de Dios? Dios viene y le dice, ‘¿Vas a confiar en mi, en mi locura o vas a seguir tu propio entendimiento otra vez? Todos sabemos la historia. Abraham había aprendido algo, Abraham había aprendido que él sirve un Dios que llama las cosas que no son como si fueran, un Dios que puede levantar los muertos y darles vida, un Dios que puede hacer que un bebé nazca de una pareja de cien años y estéril además. Abraham creía y ya había llegado a creer que Dios pudo levantar un muerto, y él dijo ‘Yo voy a confiar en él, voy a confiar en él aunque sea locura, aunque yo no entiendo, yo voy a confiar en él’.

Y Abraham fue a sacrificar y todos sabemos la historia, no tuvo que hacerlo, y Dios hizo la obra en su vida. Y Abraham llegó a ser el padre de la fe, nuestro padre, si tenemos la fe de Abraham.

Hermanos, los que creen que Dios hace las cosas a su manera son los que vuelan en el espíritu, los que no siguen su propio entendimiento. Saben que yo he llegado mucho a respetar ministros y uno en particular que todos conocemos, que hasta hizo una propaganda ahí de video aquí, que han pasado por el trato del Señor, y que han llegado a saber que Dios sabe lo que está haciendo, y si obedecemos a él, él puede ayudarnos, en mi vida y en mi ministerio.

Hermanos, yo no se, qué es la locura que estás pasando en tu vida y ahora podemos... yo no se cómo son los brazos del Señor cruzados en tu vida, cuál es la situación que tu tienes o has tenido, pero yo si se que mi Dios sabe lo que está haciendo y que nos toca a nosotros responder como Pedro, que cuando todos los demás discípulos estaban dejando a Jesús por su palabra dura, y Jesús le pregunta a los discípulos, ‘¿y ustedes se van también?’ Ellos dijeron, a quién iremos, solamente tu tienes las palabras de la vida eterna.

Yo no explico por qué estas cosas están pasando, no tiene sentido para mi, pero a quien iré, tu eres mi Dios y tu siempre has sabido sacar cosas buenas aún del sufrimiento en mi vida, y en esto también voy a confiar en ti. Y yo se que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. Yo se que tu eres el Dios que todo lo puede, que tu entendimiento quién puede entender, porque tus caminos no son mis caminos y tus pensamientos no son mis pensamientos.

Hermanos, los invito a ponerse de pie y vamos a terminar este tiempo con una oración, y vamos a estar delante del Señor. te invito a cerrar los ojos y yo te doy gracias, Dios, porque tu de verdad sabes lo que estás haciendo, Señor. Gracias que en mi vida, y en las vidas de tantos hermanos que conozco aún cuando parece que tu estás haciendo las cosas al revés de lo que hubiéramos esperado, patas arriba, tu, Señor, tenías tu propósito y tu sacabas bien del mal, y así es tu trato en nuestra vida. Señor, yo te pido, Señor, en el nombre de Jesús que podamos todos, Señor, someter el corazón delante de ti y decir ‘Señor, yo se que tu estás en control’.

Quiero que piensen en la situación que tu tienes delante y que sepas esto, el Señor dice, ‘mis pensamientos, mi hijo, mi hija, no son tus pensamientos, ni tus caminos, mis caminos, dijo Jehová, como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos’.

Señor, yo te pido, Señor, que nazca un gozo en el corazón de tus siervos, un gozo de saber, Señor, que tu tienes todo bajo control, que tu sabes lo que estás haciendo, y si me mandas a salir de la barca, yo voy a caminar sobre las aguas, aunque no tenga sentido, Señor, yo se que tu mandas en mi vida. Gracias, Señor, yo te pido Señor, que se desate esa paz que solamente tu puedes dar en las vidas de los que han dejado de pelear contra ti, de los que han dejado de resistir esa paz que dice, Señor, gracias, Señor, que tu mandas en mi vida. Yo me someto a ti, yo te pido que desates esa paz, Señor. Ese gozo de un hijo que confía en un papá que está en control de todas las cosas, Señor.

Te pido que desates un poder nuevo en tu pueblo, Señor, el poder de personas que creen que lo imposible es posible porque tu eres un Dios de imposibilidades. Tu eres el Dios de lo inesperado y hemos llegado a creerlo. Gracias Señor, que tu eres Dios y no nosotros, porque tu Señor, todo lo puedes, en el nombre de Jesús. Amen.