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Vamos a la palabra del Señor en la Epístola a los Romanos, Capítulo 1, yo les dije para los que nos visitan o los que no estuvieron aquí el domingo, hace como 2 domingos atrás, de... hablamos acerca de que íbamos a estar haciendo una serie de sermones sobre la epístola, o basada en la Epístola a los Romanos.
Yo comencé, ustedes recordarán, con el Capítulo 8 como simplemente una pequeña meditación. El Señor me llevó a cuatro sermones basados en el Capítulo 8 y decidí, mira por qué continuar en la Epístola a los Romanos que tiene tanta profunda enseñanza. Algunos han dicho que es la corona de las epístolas y de los libros teológicos de la iglesia. Es un documento, un tratado tremendamente profundo y rico en enseñanza doctrinal y hay mucho aquí que nosotros podemos aprovechar, así que estamos yendo en esa dirección.
Vamos al versículo 18 del Capítulo 1, yo simplemente voy a tomar algunos conceptos de aquí hasta donde el Señor me de tiempo en esta mañana. Romanos 1:18. Quiero retar a los hermanos del audiovisual en el futuro, que ojalá que podamos poner, cuando se pueda las, yo se que eso va a tomar un tiempecito hacer eso, pero quizás que podamos poner los textos aquí para que algunos hermanos que todavía están llegando ahí a ese punto de traer sus Biblias todos los domingos puedan leer la palabra aquí arriba, ¿no?
Pero, Romanos 1:18, dice “.... porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad, porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto.”
En otras palabras, les es claro, les es aparente y obvio.
“....pues Dios mismo se lo manifestó, porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas. De modo que no tienen excusas, pues habiendo conocido a Dios no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos. Y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios se hicieron necios y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia en las concupiscencias de sus corazones de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira honrando y dando culto a las criaturas antes que el creador, el cual es bendito por los siglos, amen. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas, pues aún sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza y de igual modo también los hombres dejando el uso natural de la mujer se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos, hombres con hombres y recibiendo en sí mismos la retribución de vida a su extravío.”
Y es necesario que yo lea esta parte para balancear lo que acabamos de leer, permítame. Yo se que es una lectura un poquito pesada y desagradable hasta cierto punto, pero ahí es donde estamos y vamos a ir a otras áreas más adelante, pero ahí es donde estamos ahora.
Dice, “... y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada para hacer cosas que no convienen, estando atestados de toda injusticia –mire aquí una lista grande de pecados que no incluye solamente el pecado de la homosexualidad que hemos señalado sino una serie total, muy abarcadora de diferentes tipos de pecados-
“.... injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad, llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades, murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, -eso como que está raro ahí en medio de todos esos crímenes, ¿no?- desobedientes a los padres, jóvenes pongan atención, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia...” –son todas las obras de la carne que Pablo relata también en Gálatas Capítulo 5, en una manera diferente.
“...quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen sino que también se complacen con los que las practican.”
Palabra de Dios. Como digo, hermanos, es una lectura pesada para un domingo cuando uno quiere simplemente que le diga que Cristo le ama y que te espera un buen almuerzo al final del servicio, pero no venimos a la iglesia simplemente para que nos arrullen y nos hagan sentir bien. Amen.
Venimos para que nos apliquen la sana palabra de Dios, la sana doctrina, la lejía, el jabón ese fuerte que nos limpia y que al escucharlo se produce una catarsis, una limpieza al meditar en estas cosas, podemos exorcizar y sacar fuera de nosotros en una manera esas tendencias que todos tenemos, y que todos compartimos en una manera u otra.
Pero es la palabra del Señor y yo creo que uno debe detenerse donde la palabra de Dios se detiene y pasar a través de la palabra del Señor, no huir de ella ni dar... hacer atajaderos ni dar la vuelta por otros lugares como haces a veces tantos cristianos y tantos pastores en el deseo de no escandalizar, no confrontar, evitamos lugares que son desagradables y lo que hacemos entonces es que les robamos a nuestras congregaciones la posibilidad de ser sanadas por la palabra de Dios y ser instruidas por la palabra del Señor.
Yo creo que la verdad de Dios tiene que ser anunciada en un espíritu de gracia, de amor, pero también de justicia y de verdad, con temor y temblor, mirándose uno mismo, no sea que uno también caiga en lo que uno no está proclamando.
Pero la humildad y la mansedumbre y el reconocimiento de nuestro propio pecado, no excluye el anunciar la verdad de Dios. Creemos que son dos cosas, como que... ay, si tu no tienes las cosas perfectas entonces por qué.... No, nosotros predicamos lo palabra del Señor y ella primero pasa por nosotros, nos lava a nosotros y después lava al pueblo de Dios que la escucha, y después lava a los que están allá afuera también, que no conocen la palabra del Señor.
Ese es mi etos, ese es mi ética como pastor y como predicador de la palabra del Señor, para que usted sepa por qué predicamos acerca de estas cosas. No tenemos una agenda acerca de estas cosas pero cuando la palabra del Señor nos llama a predicarla, como en este caso, la predicamos y después seguimos a otras cosas también, ¿no?
El Apóstol Pablo en el versículo 16 y 17, como vimos la última vez que prediqué, acaba de hacer una declaración muy bella. Dice “... no me avergüenzo del Evangelio porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”. Y entonces habla de que en el Evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe.
Esa es como la tesis de toda la carta, esos dos versículos. Eso es el resumen de lo que él quiere dejar claro. Ahora, en el versículo 18 en adelante él entra en una elaboración de esa declaración y todo lo que sigue va a ser, en una manera u otra un desarrollo de ese pensamiento inicial que él acaba de declarar: el poder del Evangelio que revela la voluntad de Dios y la gracia de Dios. La importancia del Evangelio porque revela lo que es Dios .
A diferencia de lo que el hombre trata de hacer, que es lo que él comienza a desarrollar aquí. La meta de Pablo en estos próximos versículos y Capítulos va a ser mostrar que todo hombre, toda mujer, todo ser humano, sea judío, sea griego, sea intelectual, sea ignorante, sea pagano o sea religioso, está bajo la condenación de Dios. Todos, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios. Esa es su meta, como un abogado él va a hablar ante el jurado y el juez y él quiere probar que todo hombre, todos nosotros incluyendo el que les predica, está en un sentido u otro bajo la ira de Dios. Somos rebeldes, hemos abandonado a nuestro Dios y todo lo que él predica le cae primeramente al judío que se cree la gran cosa porque tiene los mandamientos, y tiene el monoteísmo, y tiene la ley y todo el aparta de la adoración al Dios verdadero y por eso se sienten muy orgullosos, muy grandes, pero que vive una vida completamente vana y superficial, y religiosa y auto justificándose.
Y él dice, primeramente al judío y también al griego. El griego, en un sentido símbolo de los que están alejados de Dios, en una cultura totalmente secular, racional, pagana, alejados allá como lo veía el judío a todos los gentiles, completamente sin posible redención.
Y Pablo quiere probar eso, entonces él comienza hablando de la perversión en que ha caído la humanidad. Y es interesante como él traza esto y lo que tenemos aquí, hermanos, en un sentido es como una radiografía del pecado. Es como, en un sentido, una trayectoria, es un estudio por un hombre que está iluminado por la visión de Dios cómo es que el pecado se desarrolla en la humanidad.
Es una visión macro cósmica, una visión global y a vuelo de pájaro desde lo alto, de cómo el pecado termina manifestándose en el corazón de cada hombre y en su totalidad en la humanidad. ¿De dónde vienen...? Es como una revelación de cuáles son los orígenes radicales del pecado, cuáles son las fuentes fundamentales de donde sale el pecado en el hombre y que explican la corrupción de la humanidad.
Y es interesante cómo Pablo lo plantea aquí, porque dice, “...porque la ira de Dios se revela desde el cielo”. Interesante esto, hermanos, porque uno hoy en día mira, por ejemplo, toda la corrupción que hay en el siglo XXI, toda la maldad, toda la perversión tan terrible que parece que está tomando cada vez más y más la humanidad, y uno piensa que es solamente el hombre actuando en un sentido él solo, soberanamente el hombre, metiéndose en toda esa impureza y practicando todos esos pecados él solo por su propia voluntad.
Pero aquí lo que Pablo está diciendo que es algo radical, es que mucha de esa perversión y mucha de esa corrupción en que está enmarañada la humanidad del siglo en que Pablo habla, pero qué interesante que esto podría aplicarse absolutamente al siglo XXI también, dos mil años después. Pero Pablo cuando habla aquí está pensando en todo lo que él como un judío que ha viajado mucho, observa en el mundo pagano. Y lo que él dice es, que esa perversión que se puede observar en el mundo que no conoce a Dios en parte, en una buena parte es porque Dios mismo ha entregado al hombre a eso, ha permitido que el hombre caiga en eso, la ira de Dios.
Fíjese que en este caso la ira de Dios es interesante como se manifiesta. No se manifiesta con fuego y azufre como un día se manifestará. No se manifiesta con la destrucción de los impíos y la condenación eterna de la humanidad, sino que se manifiesta como en una forma fría y sistémica. Se manifiesta en una acción que Dios toma de decir, pues me desentiendo de ustedes. Allá ustedes, vamos a ver qué ustedes hacen si yo quito las manos de ustedes y de sus sistemas sociales y culturales. Vamos a ver si yo los abandono a ustedes, a sus propios razonamientos a dónde ustedes van a llegar. Ustedes no me quieren a mi, ustedes están diciendo que ustedes son capaces de ustedes gobernarse a si mismos y determinar su propio destino y su propia sistema, está bien. Hagan lo que ustedes quieran, yo los entrego entonces a las fuerzas que ustedes mismos van a desatar, y vamos a ver a dónde ustedes pueden llegar con sus propios razonamientos y sus propias mentes. La ira de Dios se manifiesta. ¿Usted ve? Se revela desde el cielo.
El Señor ha hecho una decisión jurídica desde su trono y da un decreto y dice amen, que así sea. Ustedes tienen esta actitud, pues vamos a ver, yo los suelto, los abandono a sus propios designios. “...Se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”.
¿Qué es lo que hace que Dios sienta esa ira, esa indignación más bien? Yo creo que una palabra mejor sería la indignación de Dios. Es la indignación de un soberano que siente que su realeza y su dignidad están siendo ofendidas y subestimadas. Es la indignación de un padre que ve a sus hijos rebelándose contra él y como el hijo pródigo diciendo, dame la herencia que me pertenece porque me quiero ir a un lugar....
Y es interesante, ahora que digo eso que esa es la dinámica precisamente que Cristo traza en la parábola del hijo pródigo. El hijo viene ante el padre y se rebela contra la autoridad del padre. Estoy leyendo un libro precioso de hecho, que es de Henry Nowen sobre una meditación sobre la pintura de Rembrandt sobre el hijo pródigo. Preciosa meditación, muy interesante. Les recomiendo el libro. No tengo el nombre ahora mismo pero es Henry Nowen y es una meditación sobre el hijo pródigo y el retrato este de Rembrandt, tiene una foto del retrato allí. Quizás me recuerdo la próxima vez que hable se los voy a recordar.
El caso es que el hijo pródigo viene ante su papá y le dice, entrégame lo que me pertenece. Un acto de rebeldía, es un insulto contra el padre y es un rechazo de la protección del hogar paterno. Y él prefiere mejor irse, según su propio destino. No espera a que llegue el momento en que el padre muera y entonces él quede suelto de la autoridad del padre, sino que renuncia y rechaza la autoridad del padre, ofende y se rebela contra su gobierno y dice prematuramente, dame mi adultez y dame mi gobierno propio. Y el padre lo abandona, lo entrega y le dice, está bien, hijo, ¿tu quieres eso? No hay problema, toma tu dinero, y se lo reparte. El hijo se va, dice, a un lugar lejano, como se ha ido la humanidad. La humanidad se ha alejado de Dios.
Usted ve, hermanos, la lucha principal del padre en todos los siglos y siglos que tiene la humanidad sobre el planeta tierra, es la desobediencia y la rebeldía. Por eso es que Dios odia la rebeldía. Por eso es que la Biblia dice que la rebeldía para Dios es como la brujería, es como el ocultismo. Dios revela el corazón rebelde. Dios odia, detesta la desobediencia, el corazón altanero, dice la Biblia, Dios lo mira desde arriba. Dios lo desprecia, dice, y al corazón humilde él lo ama, pero al altivo mira de lejos. Porque hay algo.... la esencia del drama de la caída del hombre en la tierra y de todo el pecado que existe en el cosmos es por la rebeldía.
La primera rebeldía grande fue la rebeldía de Luzbel, ese ángel que Dios creó que se rebeló contra su creador y se arrogó una independencia que no le pertenecía y Dios también.... ¿qué hizo con los ángeles que se rebelaron contra él? Dice que los entregó a prisiones de oscuridad. Les quitó su gracia y desde el momento que Dios quitó su mirada y sus ojos de esos ángeles hermosos, se convirtieron en lo que se convierte todo hombre si la gracia de Dios no está abundando en él: un perverso, una corrupción, una caricatura de la humanidad.
El hombre que se mete en el pecado, que se aleja de la cobertura, de la protección de Dios va secándose como una mata que han arrancado de la tierra, porque lo que nos mantiene como seres humanos privilegiados es la imagen de Dios, imago dei, la imagen de Dios en usted y en mi, la estampa divina en nosotros.
Si Dios no nos retuviera eso, hermanos, seríamos demonios. Pero porque Dios en su misericordia no nos retira su gracia, aún cuando nos rebelamos contra él, todavía somos reconocibles como seres humanos. Pero, por eso es tan importante estar pegaditos de la gracia de Dios.
Como dice el salmista David, como el niño destetado de su madre. Hermanos, estamos en unos tiempos que tenemos que caminar como los muchachitos en los malls, que tienen miedo de que su mamá se les vaya a perder, que se agarran de la falda de la mamá, y la mamá tiene que estar empujándolo porque no la dejan caminar. Tenemos que estar pegados así, porque es solamente esa gracia de Dios transmitida a nosotros en este tiempo que nos puede guardar del mal que hay en la humanidad. Porque cuando nos alejamos estamos perdidos.
Ese joven en la parábola se fue en ese lugar lejano y qué pasó. Se le fue el dinero rápidamente, se le fue toda su dignidad, todos sus recursos, vivió perdidamente y ¿qué pasó? Al final estaba comiendo de las algarrobas que comían los cerdos. ¿Qué era eso? La depravación total, queda reducido a un estado animal.
Esa es la trayectoria espiritual de todo ser que se separa de la autoridad del Padre. Todo acto de rebeldía termina en la perversión total, la pérdida de la imagen de Dios, el creciente enlodasamiento del ser humano. Solamente cuando Dios a través de su tubería mágica está administrándonos su gracia continuamente y las bendiciones de su palabra podemos permanecer limpios y ser hechos a la imagen de Cristo Jesús.
Pero ese joven al alejarse de la tutela de su padre, cae en lo peor, ser como un animal. ¿Y cual es la ilustración más grande del animal? El cerdo. El cerdo que se goza en el lodo. El cerdo es la imagen de todo lo sucio, todo lo vil, ¿no? Y ahí termina hasta que vuelve en sí y regresa a la autoridad del padre. Y entonces, ¿qué pasa? Que su belleza le es restituida, su dignidad le es restituida, el anillo de autoridad de la casa, la ropa, y su posición de hijo, vuelve otra vez y esa es la trayectoria. Todo hombre, toda mujer que persiste en vivir según su propia voluntad termina en todo lo contrario: queriendo ser alto se hace pequeño; queriendo ser noble se hace bajo; queriendo ser digno se hace totalmente perverso. Pero cuando se humilla entonces es levantado otra vez.
Nunca trates de vivir tu vida conforme a tus propios designios. Mientras tu más te rebajes ante el Padre Celestial, más Dios te levantará. Mientras tu más te humilles delante del Señor, más bendecido serás. Mientras más obediente seas, más digno vas a ser. Mientras más tu busques lo aprobación y la voluntad del Padre, más gloria vendrá a tu vida.
Pero aquí, Pablo nos dice otra cosa, muy diferente, dice que Dios como los hombres se rebelan contra él, fíjense dice, “....la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia....”. La palabra en el griego original es ‘asebia’ y ‘adiquiai’. Son dos palabra que indican falta de algo. Ese prefijo ‘a’ que se usa también en el español, quiere decir carente de. Por ejemplo, asebia, la palabra griega para piedad es ‘eusebia’. Simón, por ejemplo, en la Biblia en el comienzo del Evangelio era un hombre eusebio. De hecho si alguien se llama Eusebio aquí, quiere decir piadoso, eso es gratis ahí, no les voy a cobrar nada por eso.
Asebia, la ira de Dios se revela contra dos cosas, ¿ve? ¿Por qué Dios se aira? ¿Cuál es el origen de esa perversión del hombre? Antes de que la ira de Dios se revele contra el hombre viene la rebeldía del hombre, viene el rechazo de Dios. Esa palabra asebia, que en inglés se traduce ‘godlessness’ quiere decir, es una actitud más bien. Asebia se refiere a una actitud de rechazo de Dios, altanería contra Dios, rebeldía, resistencia contra Dios. Es una actitud de ensimismamiento y de ponerse en contra de Dios, es algo interno de la mente y del corazón.
Y es así, hermanos, que pasa, lo primero que hace el hombre es que en su corazón se rebela contra Dios, en su corazón dice yo no quiero a Dios, no me interesa, prefiero mis propios caminos, prefiero mis propias definiciones, prefiero las cosas que a mi me dan placer y que me parecen mucho más nobles y mucho más altas, más sofisticadas, más complejas que lo que me ofrece ese Evangelio sencillo, esa palabra sana. El hombre siempre se va detrás de los ajos y las cebollas y los picantes de Egipto. No quiere el maná de Dios.
Yo creo que cuando Dios le dio maná al hombre en el desierto estaba diciendo algo. Es, miren, cuando yo doy comida, yo no le pongo tabasco, no le pongo sal, no le pongo ajo. Mi comida es sencilla, sana, pero da vida, es pan del cielo. Por eso es que los placeres de la santidad no son tan atractivos como los placeres de la corrupción. Y por eso es que los hombres nos enamoramos y nos hacemos adictos a los placeres de la corrupción, porque hay que admitir que son más sabrosos y más picantes que los placeres de la santidad.
La sexualidad sana de Dios no es una sexualidad tan atractiva y tan placentera como la sexualidad digna y sana de una vida matrimonial. ¿Usted entiende? Tiene su belleza la vida matrimonial, pero no tiene ese sazón que lo que hace es que te da dolor de estómago después que lo disfrutas. Esa resaca que te queda después de la noche de la borrachera y que te quema tu cerebro y te quema tus fuerzas, no es el placer....
Cuando Dios te da un placer es un placer suave, digno hermoso que te deja un buen sabor en la boca, te edifica, te levanta, te fortalece, pero lo que el diablo da es algo que te quema, te destruye, y te carcome por dentro y te sorbe la bendición que él aparentemente te dio, recuerda eso siempre. Te metes una dosis de droga y te sientes allá en las nubes, y ves ángeles y ves extraterrestres y ves de todo, pero cuando baja lo que queda es una adicción que te va trayendo más y más a la imagen del diablo, y te va sorbiendo la vida y destruye tu matrimonio, destruye tu mente, destruye tus emociones, destruye tu espíritu, destruye tus relaciones humanas, te quita la vitalidad de hombre o de mujer, te quita la imagen de Dios. El diablo te dice, mira, te voy a dar una experiencia que vas a volar por la estratosfera, pero cuando te caigas te estrellas contra el suelo, ¿Sabe? Y lo que queda es un huevo frito sobre la superficie caliente sobre la cual te caíste.
Y tenemos que ser inteligente, hermanos. Tenemos que decidir, ¿quiero yo los placeres de Egipto o los placeres suaves pero benéficos y bendecidos del pueblo de Dios, el maná de Dios? ¿Qué quiero yo? Las ollas de Egipto o el maná de Dios. Tenemos que decidir eso en algún momento cada uno de nosotros tiene que decidir, el maná de Dios o las ollas de Egipto. Eso es lo que Dios le está diciendo a su pueblo en este tiempo.
La ira de Dios se manifiesta porque los hombres prefieren rebelarse contra Dios, prefieren los placeres y las experiencias que le depara su propia mente. Me he quedado, no me puedo salir de este punto.
Hermanos, ¿qué fue lo que le pasó a Eva y a Adán en el huerto del Edén? ¿Cuál es el drama que se desarrolla allí? Dios les dice, mira, les voy a dar de todo lo que ustedes quieran en este jardín, y eso es una imagen de que Dios nos dice, mira, hijo, hija, yo tengo para ti todo lo que tu quieras del mundo. Disfruta de todas las cosas, pero respeta mis límites que yo te pongo. Y Dios les dijo, hay un árbol allí, hay una esencia, hay una sustancia, hay una experiencia que yo no quiero que tu tengas todavía, porque no estás preparado para tenerla, es la lucidez que te va deparar esa sustancia, que si tu la pruebas, te va a abrir, te va a dar una percepción diferente de quién tu eres y de la realidad.
Fíjense que Dios no les estaba diciendo que fuera mentira eso, estaba diciendo simplemente, eso no es para ti ahora mismo. Y hay algo, hermanos, que el hombre intelectual, el hombre racional adora en el siglo XX, en el siglo XXI, yo creo que desde el Renacimiento para acá eso se ha hecho un tema de todos los documentos que uno lee en la literatura, en el arte, la filosofía, en la ciencia. Hay algo cuando el hombre se aleja de Dios, usted ve, hay una percepción del mundo y de la realidad que solamente se da cuando uno pierde la inocencia y se aleja de la gracia de Dios. Entonces, cuando tu te sueltas a tus propios razonamientos y le dices no a Dios, hay una capacidad intelectual muy grande que viene a tu vida. Hay una capacidad analítica, crítica, muy poderosa que tiene el hombre moderno, rebelde contra Dios, no se le puede desquitar eso, es verdadero. Cuando usted estudia en esas grandes universidades, cuando usted lee los tratados de la gente generalmente que se han alejado completamente de Dios, hay un tipo de razonamiento que yo no veo mucho en el pueblo de Dios, aún en los intelectuales, aún una persona tan grande como un Francis Shafer, por ejemplo, que adoramos los evangélicos. Cuando usted lee sus escritos no tienen la complejidad, ni la sofisticación de muchos escritores seculares, rebeldes contra Dios. Es un hombre muy altamente desarrollado, pero no tiene la sofisticación que uno ve en las grandes universidades, los grandes centros de conocimiento de la humanidad. Porque es que la rebeldía contra Dios le da al hombre una cierta percepción. Cuando tu dejas de usar a Dios como la norma de referencia acerca de todas tus conclusiones y tus análisis, eso te permite ver la realidad en una manera muy diferente y le da al apetito de orgullo del hombre, una gratificación muy grande.
El hombre, entonces, se enamora de lo complejo de sus razonamientos y va cada día enmarañándose más y más en eso. Cuando el hombre en el huerto del Edén comió de ese árbol del bien y del mal, del conocimiento del bien y del mal, de la ciencia del bien y del mal, se le deparó ilegítimamente una lucidez y un entendimiento, una capacidad crítica que él no podía manejar. Y entonces, ya no podía ver a Dios de la misma manera como el niño ve a su papá, que todo lo que le dice su papá el niño dice, sí y amen. Y si su papá le dice que él puede levantar un tanque de guerra con una mano, el niño dice, guau! Papi, qué fuerte tu eres. El niño no cuestiona al padre, el niño ve a través de los ojos del padre. Y eso le da al niño una protección muy grande, pero también le da una sencillez muy grande. El niño no es muy complejo en su forma de ver las cosas.
Y Dios quería esa inocencia en el hombre. Dios quiere, hermanos, la sabiduría de Dios es una sabiduría sencilla, es una sabiduría que no destruye. No es una sabiduría muy sofisticada, ni muy.... y eso habría que trabajarlo más aún todavía, porque hay una sabiduría que Dios da después que es muy sofisticada, pero viene solamente después que uno se ha humillado y uno ha entregado su voluntad al Señor, entonces Dios te la da en una forma legítima.
Yo creo que un día Dios le hubiera dicho a Adán y Eva, pueden comer de ese árbol ahora, ya cuando me obedecieron, ahora cómanlo. Pero vino Satanás que ya había probado de esa lucidez y se había rebelado contra Dios y le dijo a Adán y Eva, ahora coman, coman. Lo que pasa es que Dios es un viejo envidioso que no quiere que ustedes coman de eso porque si lo comen van a ser igual que él.
Usted ve, era una lucha por el conocimiento, la capacidad crítica, la capacidad inclusive para criticar a Dios y para criticarse a sí mismos y verse a sí mismos con una lucidez que antes no podían verse. Por eso cuando comen del árbol se dan cuenta de que están desnudos y comienzan a verse críticamente, comienzan a ver su cuerpo y a decir, uh, pero tu estás un poquito demasiado gordito, demasiado flaco, Adán.... yo no te recuerdo así. Y Eva, espérate, qué.... ¿usted entiende? Comienzan a verse a sí mismos en una forma crítica y por eso se encubren. Antes eran como niños inocentes, se veían pero no se veían. No tenían esa capacidad penetrante, cortante de discernir, de dividir, de criticar. Eso es lo que tiene el hombre sofisticado hoy en día en el siglo XXI porque se ha alejado de Dios.
Ahora, cuando Dios visita tu vida, él sana esa sabiduría maliciosa que tenemos los hombres y comienza a purificar tu mirada, tu mente, tus razonamientos, tus pensamientos.
Mire lo que dice el Apóstol Santiago en el versículo 13 del Capítulo 3, dice “... ¿quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre...”
En el versículo 17 dice, “...pero la sabiduría que es de lo alto...”
No, no, vamos atrás, versículo 14, dice “... pero si tenéis celos amargos y contención en vuestros corazón no os jactéis ni mintáis contra la verdad porque esta sabiduría, ve, este conocimiento no es la que desciende de lo alto sino es terrenal, animal, diabólica....”
Ve usted sobre tonos de la misma corrupción que Pablo está estableciendo en los versículo 16 y 17 de Romanos. Hay una sabiduría, y si usted continúa leyendo, como lo vamos a hacer, en Romanos, en ese mismo pasaje, que como ven me he quedado atorado en el principio mismo, usted va a descubrir que muchos de lo que Pablo menciona originalmente la caída del hombre, donde primero se manifiesta es en el corazón y en la mente.
Dios los entregó a la vanidad de su razonamiento, dice “... Dios los entregó a una mente reprobada”. Y por eso es que en Romanos 12, Pablo habla de que transformaos por medio de ¿qué? de la renovación de vuestro entendimiento y de vuestra mente.
Si tu quieres verdaderamente que Dios haga una transformación en tu vida tu tienes que comenzar a pedir al Espíritu Santo que comience a trabajar en los patrones de tu pensamiento, tu forma de verte a ti mismo, de analizarte a ti mismo, de analizar la realidad humana, de analizar las relaciones humanas, analizar tu matrimonio, tu sexualidad, tu concepto de la justicia, lo que es bello, lo que es digno, lo que es amable. Tu tienes que cambiar todas tus definiciones.
La renovación del hombre, la transformación del hombre comienza en la renovación de la mente. ¿Por qué? Porque la mente sin Dios es corrupta. Cuando tu entras al Reino de Dios tiene que operarse una transformación gradual. Y tu tienes que comenzar a cambiar todos los esquemas de pensamiento, todas las formas de pensar, de razonar y comenzar a pensar en una forma contra cultura.
“No os conforméis a este siglo....” En otras palabras tu tienes que comenzar a cuestionar todo lo que tu antes considerabas sabio y digno y bueno y hermoso y justo. Por eso es que muchos intelectuales entran a la iglesia, mucha gente educada entra a la iglesia y creen que lo que van a hacer, es que van a crear a la iglesia a su propia imagen y semejanza, y se requiere una iglesia, y líderes que digan no, usted entró a la iglesia, la iglesia lo va a cambiar a usted, no usted a la iglesia.
Lo que está pasando en el siglo XX, siglo XXI es que muchas iglesias se están dejando conformar a la imagen del mundo y la gente entra a la iglesia, y le dice, yo me voy a quedar si tu dejas de predicar esto, dejas de predicar lo otro, si tu cambias tus definiciones, si tu no me molestas con esto o lo otro. Y Dios dice, no es así. El que entra al Reino de Dios entra con la cabeza bien bajita.
Y hay que pedirle a la humanidad, a la sociedad, a cada individuo que entra que se prepara para recibir la obra transformadora de Dios en su mente y en su sensibilidad. La iglesia tiene que pararse clara y decir, todo el que entra al ámbito de Dios tiene que estar preparado para experimentar una metamorfosis, un cambio de forma, un cambio de ser, un cambio de naturaleza. Es un proceso a largo plazo que se va a dar.
Pero todos nosotros tenemos que pasar por el proceso de nuestra mente ser renovada, cambiada, porque lo que el hombre experimenta fuera de Dios es la perversión de la mente, la perversión de sus pensamientos, su forma de criticar, de analizar. Y Dios tiene que sanar eso. ¿Ve?
Entonces la sabiduría demoníaca, diabólica, terrenal, animal, todos esos términos están en el análisis de Pablo, es una sabiduría que lo que lleva es a los celos amargos, a la contención en el corazón, toda esa.... a la perversión, la mala conducta, la rebeldía contra los valores del Reino de Dios.
Ahora mire lo que dice aquí, dice “...porque donde hay celos y contención allí hay perturbación y toda obra perversa.”
Ahora mire lo que dice “...pero la sabiduría que es de lo alto...”, es la sabiduría de Dios, el entendimiento de Dios, la forma de ver al mundo y de ver al hombre que viene de parte de Dios.
“... la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, -contraria a la perversión que Pablo diagnostica en el Capítulo 1- ... después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía, y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz”.
Usted ve, hermanos, lo único que puede producir la sabiduría del hombre es contención, división, guerra, conflicto, separación, porque esa es la capacidad crítica del hombre: separa, divide, hace juicios minuciosos y separa todo. Y el hombre sin Dios, la sabiduría humana, carnal, terrenal, diabólica, lo que hace es que crea contención. Por eso es que él después entra, de dónde vienen las guerras. No es de las cosas que están dentro de ustedes, etc.
Pero cuando la sabiduría de Dios comienza a tomar poder en ti y a tomar control de tu vida, tu comienzas a razonar y a analizar y a relacionarte con los demás en una forma que conduce a la paz en tu hogar. Antes había contención en tu matrimonio, ahora hay paz, cuando tu dejas que Dios renueve tu mente. Antes había guerra con tus hijos, ahora hay bendición y armonía. Antes tu no te soportabas ni a ti mismo, te apestabas tu mismo, como dicen por ahí en buen caribeño, pero ahora tu estás contento porque sabes que Dios mora dentro de ti. Y tus emociones, tus traumas, tu odio de ti mismo, tu mala conciencia, tu ansiedad, Dios lo va calmando poco a poco y te va dando una actitud apacible.
La sabiduría de Dios es mansa, es sencilla, es bendecida, es suave, conduce a la paz, conduce al gozo. No es tan picante, no es tan sabrosa, no es tan espectacular como la sabiduría del diablo, pero da vida, da justicia, es lo que dice, fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.
¿Entiende usted, mi hermano? Todas esas cosas están ahí en la mente del Apóstol Pablo cuando está hablando... hay unas profundidades de pensamiento que es difícil uno avanzar demasiado. Pero yo creo que es bueno que entendamos ese nivel de análisis. Entonces la ira de Dios se manifiesta porque los hombres han escogido rebelarse contra Dios e irse detrás de sus propios razonamientos, sus propios placeres, sus propios deseos y construirse ellos su propio destino.
Entonces Dios dice, pues ok, está bien, háganlo así y allá ustedes. Ustedes quieren rechazarme a mi con su asebia, su impiedad. Amen. Ustedes quieren rechazarme a mi con su conducta y su comportamiento, su adiquia, su injusticia. Está bien, adelante.
Y hay otra cosa bien importante, ya con esto voy a terminar. Dice aquí, “....contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”.
Este es otro indictment, otra acusación terrible contra la humanidad. Dice que detienen con injusticia la verdad. La palabra detienen más bien se podría traducir suprimen, resisten, contradicen activamente. Detener es muy pasivo para lo que Pablo quiere decir en el griego original. La idea es los hombres están empeñados en resistir la justicia de Dios y contradecirla.
Usted ve, hermanos, no es que Dios se ha airado contra una humanidad que sinceramente ha dicho, bueno, eso no me parece, yo no veo el razonamiento allí, y que honestamente están buscando la verdad y que simplemente no la han encontrado. No, Dios ha intuido que en sus corazones lo que hay más bien es willful rebeliousness, es una rebeldía voluntariosa. Es una rebeldía que atrinchera los pies y como el mulo se mete, mete las pesuñas en la tierra y dice, de aquí tu no me vas a mover.
Y fíjense qué interesante, suprimen con injusticia la verdad. En otras palabras, a la verdad de Dios oponen un comportamiento totalmente contrario y quieren neutralizar la verdad de Dios con un comportamiento rebelde completamente. Y eso es lo que Dios intuye en la humanidad.
Que no me diga el siglo XXI y que no me digan que aquí en Massachussets no saben cuál es la verdad de Dios porque en sus corazones ellos saben. Los legisladores que están metidos allá en el Estate House cuando votan contrario a la verdad de Dios, ellos lo saben, hermanos, escúchenme. Lo que pasa es que han decidido que aman más su puesto que la verdad de Dios.
Y hay muchos hombres y mujeres cristianos, por eso es que a veces yo quisiera ser políticamente correcto, pero no puedo, hay mucho cristiano hoy en día, que sabe lo que dice la palabra pero aman... hay muchos pastores, Dios me perdone si estoy siendo.... que saben que deben predicar la verdad de Dios, pero aman mejor ver los asientos llenos de gente que predicar la verdad de Dios. Y hay muchas iglesias, ese aplauso es para el Señor definitivamente, no es para mi.
Hermanos, hay mucha iglesia que está haciendo tratos con el diablo y sutiles tratos con la humanidad caída allá afuera. La humanidad le está diciendo, nosotros entramos en sus iglesias si ustedes no predican este tipo de Evangelio y se están dando unas transacciones muy sutiles en los aires. Entonces la iglesia en este tiempo está poco a poco abandonando terreno, los cristianos estamos abandonando terreno y el diablo está ganando más y más terreno. La iglesia no está anunciando la verdad, no está proclamando para que los hombres sean sanados y confrontados, entonces lo que está pasando es que los hombres allá afuera están abandonados, más y más a su propio razonamiento.
Pero hay mucha gente allá afuera que saben.... cuando yo oigo de todas estas decisiones legales, es algo que yo he observado tanto, hermanos, que ya me duele, me rompe el corazón porque hoy en día yo veo a la humanidad que ya ha decidido desbocarse por el pecado. En estos países del occidente la gente ha dicho, no nos molesten ya más con esas doctrinas vanas de la Biblia, nosotros queremos ensuciarnos, queremos hacer lo que queremos hacer y lo vamos a hacer. No nos molesten más. Todo lo demás es simplemente un adorno, es una excusa es una pantalla, pero lo que hay dentro es la rebeldía del hombre, el corazón del hombre se ha rebelado y ha decidido, yo no te quiero más, dame mi herencia, yo me voy para mi país.
Y por eso el Apóstol Pablo escribió.... esto es, hermanos, un documento que durante dos mil años ha estado denunciando a la humanidad, diciendo no crean que ustedes engañan el corazón del Dios soberano. El sabe que el problema de ustedes es que ustedes lo han rechazado y ustedes no quieren lo que él ofrece. Y por eso, él está indignado contra ustedes y los ha abandonado a sus razonamientos, y los ha abandonado a las consecuencias. ¿Y cuáles son esas consecuencias? La perversión, la adicción, la destrucción, la pérdida de la paz, del gozo y de la dignidad humana.
Dos minutos denme para terminar en una nota positiva. Después que todo eso se ha dado, podemos volver al versículo 16 del Capítulo 1, vuelva allí conmigo. Romanos 1:16 y 17, dice:
“Porque no me avergüenzo del Evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, al judío primeramente y también al griego porque en el Evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe”.
Mire qué interesante, en el versículo 18 “la ira de Dios se revela”, y en el versículo 17 “la justicia de Dios se revela por medio del Evangelio”.
¿Por qué Pablo no se avergüenza del Evangelio? Porque él sabe, hermanos, el Evangelio es lo único que puede proteger al hombre de esa inmundicia y de esa corrupción. El Evangelio es ese redil que protege a las ovejas para que el lobo no entre. El Evangelio es esa sana doctrina que al tu sujetarte a ella, te mantiene en el camino de la verdad, de la santidad, del amor, de la paz, del gozo, de la salvación, de la esperanza, de la armonía.
Por eso Pablo dice, ¿cómo voy yo a avergonzarme de algo que es lo que protege a la humanidad de todo lo que le viene cuando se aleja de Dios? Es a través del Evangelio que nosotros entendemos la voluntad del padre, el carácter de Dios, su dignidad, su amor, su paz, su gracia, su mansedumbre, su paciencia, su justicia. Ahí, es a través del Evangelio como nosotros podemos entender qué es puro, qué es bueno, qué es justo a diferencia del hombre que lo único que tiene es su propio razonamiento para que le den una definición de lo que es bueno y lo que es justo, y lo lleva a la perversión que estamos viendo hoy en día.
Por eso es que yo amo al Evangelio, hermanos. Y por eso es que yo le pido al Señor, Padre, agárrame y no me dejes ir porque yo me voy a agarrar de ti con uñas y dientes. Y éntrame en puerto seguro porque hoy en día más que nunca hermanos tenemos que entender que solamente es en el territorio sagrado del Evangelio donde el hombre puede encontrar refugio para sus necesidades y donde puede encontrar protección verdaderamente del turbión y de los ataques de un demonio que quiere solo matar, robar y destruir.
Así que hermanos, dile al Evangelio, entra en mi cada día más y más. Padre, queremos hacer tu voluntad, queremos agradarte, queremos mantenernos, Señor, dentro de tu legitimidad, queremos permanecer, Dios, dentro del redil seguro. No nos interesan los ajos, las ollas de Egipto, Señor, queremos lo que tu nos quieras dar. Envía tu gracia sobre este pueblo, Señor. Ayúdanos a caminar humildemente, Padre, no andar con soberbias, no andar con pretensiones, no andar con orgullos espirituales.
Señor, ayúdanos a razonar en una forma sabia, apacible, espiritual, legítima, Señor. La sana doctrina es lo que queremos. Queremos ser gente sencilla de corazón, Padre, abandonamos la sofisticación falsa del diablo, Señor, rechazamos la arrogancia del hombre y abrazamos la humildad del hijo que se humilla ante el padre.
Bendice esta iglesia, Padre, ayúdala a caminar, ayúdanos a caminar en sencillez. Padre, gracias porque tu nos has rescatado, nos has rescatado del hoyo, del lodo cenagoso. Ninguno de nosotros merece ni siquiera mirar a tus ojos ni decir Padre siquiera, Padre, porque te hemos ofendido. No somos mejores que nadie pero tu nos has elevado a los lugares celestiales con Cristo Jesús por tu misericordia y tu bondad. Así que sigue con nosotros, Señor, sigue con esta iglesia, sigue sanándola y sigue creándote un pueblo que sea agradable delante de ti.