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El Señor puso en mi corazón compartir con ustedes esta palabra que se encuentra en Mateo, Capítulo 14, versículo 22 en adelante conocido pasaje, búsquelo en su Biblia allí.
Mateo, 14:22. Gracias a los hermanos del sistema de sonido. Y allí dice: “....Enseguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera. Entre tanto que él despedía a la multitud. Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte. Y cuando llegó la noche estaba allí solo y ya la barca estaba en medio del mar azotada por las olas porque el viento era contrario. Más a la cuarta vigilia de la noche Jesús vino a ellos andando sobre el mar y los discípulos viéndole andar sobre el mar se turbaron diciendo, ‘un fantasma’, y dieron voces de miedo. Pero enseguida Jesús les habló diciendo, ‘Tened ánimo, yo soy no temáis’. Entonces le respondió Pedro y dijo, ‘Señor, si eres tu manda que yo vaya a ti sobre las aguas,’ y él dijo, ‘Ven’. Y descendiendo Pedro de la barca andaba sobre las aguas para ir a Jesús, pero al ver el fuerte viento tuvo miedo y comenzando a hundirse dio voces diciendo, ‘Señor, sálvame’. Al momento Jesús extendiendo la mano asció de él y le dijo, ‘hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?’ Y cuando ellos subieron en la barca se calmó el viento. Entonces, los que estaban en la barca vinieron y le adoraron diciendo, ‘verdaderamente eres hijo de Dios.’
Bendiga el Señor su santa palabra. Amen y amen. Este es un pasaje maravilloso, bello, por muchas diferentes razones. Nos muestra una cara del ministerio de Jesús, un aspecto de su divinidad muy, muy sobrecogedor, muy elocuente, muy gráfico. Y también nos habla acerca de nosotros mismos y de cómo nosotros podemos interactuar y relacionarnos con esa deidad de Jesús y cómo podemos navegar situaciones en nuestra vida de dificultad y de crisis.
El pasaje comienza diciendo, ‘enseguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca.....’. ¿Por qué ‘enseguida’? Esa expresión enseguida ya nos sugiere que algo ha pasado previamente a lo cual se refiere este pasaje en cuestión. ¿Qué fue lo que pasó hoy, por qué el Señor después de eso les dijo, bueno, vayan y súbanse en la barca’? Si miramos en el pasaje anterior, vemos que el Señor acaba de ejecutar el gran milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Fue algo impresionante. Ahí también se vio el poder de Jesús sobre la naturaleza, sobre la materia en una forma muy poderosa.
El Señor terminó ese tiempo de enseñanza a la multitud, de alimentarlos. Me imagino que fueron muchas horas porque dicen en otras versiones de este mismo evento, que el Señor les enseñó, les ministró a la multitud que estaba hambrienta de escuchar su palabra y ya avanzada la hora, los discípulos dijeron, ‘Señor, vámonos ya porque ya es tarde, déjalos ya se vayan y busquen comida en otro lugar.’ Y el Señor les dijo, ‘no, denle ustedes de comer’. Estaba probando a los discípulos. Y ellos le dijeron, ‘Señor, cómo va a hacer eso si no tenemos, primero no hay por aquí, y aún si lo hubiera, no tendríamos dinero para comprarlo. Si tuviéramos el dinero tampoco habría el pan que ellos necesitan’. Pero el Señor siempre tiene una solución. ¿Cuántos saben eso?
Se tomó tiempo el Señor, les ministró, les dio de comer, los despidió y después de eso, enseguida, le dijo a sus discípulos que se montaran en la barca y que se fueran delante de él y lo esperaran en el otro lado del mar, es más bien el lago de Gennesaret, un lago bien grande, el lago de Galilea, muy inmenso.
Yo he estado allí y es impresionante, precioso ese lago. Y de hecho, la geografía del área es muy afin a lo que sugiere este pasaje. Y les voy a decir por qué más adelante. Pero, primero eso, el Señor les dice, algo interesante aquí: dice que él hizo a sus discípulos entrar en la barca. En la traducción en inglés dice, ‘he compelled them to go’, y yo busqueé el griego original ‘enancasen’ que quiere decir ‘obligar, impeler, ejercer influencia deliberada para que se haga algo’. Y eso es para mi es muy revelador. El Señor les ordenó que fueran, no fue simplemente una petición casual, ‘bueno, muchachos, váyanse que yo les encuentro allá’.
Él les dio instrucciones específicas que fueran a ese lugar. ¿Y por qué es tan importante eso? Porque yo creo que había un plan en la mente de Jesús para que ellos pasaran por esa experiencia. Esta tormenta que se desata en el medio del mar, yo no creo que fue una coincidencia, o que fue algo simplemente por inercia. No, yo creo, personalmente, no tengo ninguna prueba de ello, pero conociendo el método pedagógico del Señor que para el Señor toda oportunidad, todo encuentro con sus discípulos era una oportunidad de enseñanza. Él era un maestro de la pedagogía, tremendo, un entrenador. Él estaba entrenando a sus discípulos como Dios nos entrena a nosotros también.
¿Sabes tu que tu vida es una proceso de discipulado? ¿Sabes tu que todo lo que pasa en tu vida es porque Dios lo está dirigiendo? ¿Sabes tu que no hay coincidencias en la vida de un hijo de Dios? Cuando tu entras en la economía del Reino de Dios tu vida se torna absolutamente significante, todo lo que pasa en tu vida tiene un propósito. Eso es algo que a mi me persigue en la vida, ese sentido del manejo microcósmico, microscópico de Dios en mi vida. Yo he aprendido que todo lo que pasa en mi vida tiene significado, quizás yo no lo entienda todo pero tiene significado, tiene propósito, y Dios lo permite con un propósito.
El salmista dice, ‘¿a dónde me iré de tu espíritu y a dónde huiré de tu presencia? Si subiera a los cielos, allí estás tu. Y si en sol hiciere mi estrado, he aquí allí tu estás. Si dijere ciertamente, las tinieblas me cubrirán, aún la noche resplandecerá alrededor de mi, aún las tinieblas no encubren de ti y la noche resplandece como el día’.
La palabra dice que Dios, ‘porque tu formaste mis entrañas, tu me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré porque formidable, es maravillosas son tus obras. Estoy maravillado y mi alma lo sabe muy bien.’
El salmista se asombra del cuidado y la atención y la intencionalidad de Dios. Oh, si nosotros aprendiéramos esa gran verdad de que no tenemos a Cristo para que verbalmente nos diga, ‘Entra en esa barca, entra en esa experiencia, pasa por esa circunstancia, ten un encuentro particular con una persona, ve a tal universidad, vive en tal país, ten cierto accidente’.
Hermanos, yo creo que Dios maneja lo pequeño y lo grande del universo y de nuestras vida también y nos hace muchas veces entrar en ciertas situaciones. Él nos impele porque él quiere que aprendamos ciertas cosas y por eso yo creo que esa palabra de que él ‘hizo’ a sus discípulos entrar en la barca es importante. Lo que ellos pasaron no fue coincidencia, el Señor estaba, como muchas veces hace, él estaba forjando una experiencia significativa para ellos. Era como dicen en inglés, un object lesson, una lección viva, un drama, un psicodrama es otra palabra que podríamos usar, donde uno como que juega cierto rol y por medio de ese rol que uno juega psicológicamente, uno aprende verdades y desarrolla ciertas facultades emocionales o mentales y uno crece en cierta forma. Los psicólogos usan ese tipo de recursos para ayudar a las personas a desarrollarse emocionalmente.
Y yo creo que Dios es el maestro en los psicodramas. Dios forja experiencias en nuestras vidas para que nosotros aprendamos. Dios siempre está formando a sus hijos. Dios quiere que tu seas un hombre, una mujer útil, que tu vida tenga elocuencia, que tu vida exprese cosas. Dios quiere usarte a ti. Dios no quiere que tu seas simplemente como esos pajaritos que vemos en el National Geographic, las aguiluchas abriendo la boquita para que vengan la mamá águila y le meta la comida en la boca. Eso es bueno al principio pero después Dios quiere que tu crees tus propias alas y que también surques los aires, que seas útil al Reino de Dios y por eso él te pone a través de experiencias. Y muchas de esas experiencias van a ser difíciles, van a ser pruebas, pero Dios está formándose soldados, no golfistas. Dios está formándose hombres y mujeres guerreros que sepan usar las armas de la fe. Amen.
Veo a Marta allí que asiente, por lo menos ella me está poniendo atención, gracias hermana. Yo se que todos están aquí pero están conmigo, ¿no? Pero él hizo a sus discípulos enseguida entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, a la otra orilla. El mar de Gennesaret, el mar de Galilea no es un mar, es un lago inmenso y está rodeado de alturas, no son montañas en sí, pero son lomas. Y es como un gran anfiteatro en un sentido y es bastante grande pero si uno se para en cualquiera de esas colinas que están alrededor de ese gran lago, uno puede ver lo que está pasando en el lago mismo, y eso es importante porque aquí hay algo que también nosotros podemos aprender de ellos.
Entonces él les dijo, miren, déjenme quedarme a mi aquí un rato, voy a atender, a despedir a la multitud, etc, y entonces váyanse ustedes y yo les voy a encontrar al otro lado. Ese otro lado, para mi, es el lado de la resolución, es el lado del descanso, es el lado de la llegada después de pasar por tiempos de dificultad en nuestra vida. Es el lado donde resolvemos las cosas y aprendemos la lección o el monstruo queda domado, o la enfermedad se sana, o la crisis financiera es resuelta, o sino simplemente aprendemos algo y estamos más preparados para ser más como Dios nos quiere.
Porque muchas veces, déjenme decirles, no todos los finales de la vida cristiana son ciento por ciento buenos. ¿Cuántos saben eso? Muchas veces vamos.... las cosas no nos van a salir como queremos o como oramos por ellos. ¿Cuántos pueden decir amen a eso? ¿Verdad que si? Yo no me atrevo a decirle a la gente que está pasando por una crisis, ‘no te preocupes, hermano, que el dinero va a venir, la sanidad sí, ciento por ciento yo te aseguro que la vas a tener.’ Sería presunción de mi parte. Yo creo en un Dios sanador. Yo creo en un Dios que responde a las oraciones de su pueblo.
Yo he visto en mi vida tantos milagros a través de los años que nadie me puede negar a mi que yo tengo un Dios milagroso, y cuando yo estoy en problema a quien yo primero acudo es a mi Papá Celestial y si no me da la respuesta enseguida, yo lo estoy molestando hasta que recibo algo, aunque sea la paz en mi corazón para sobrellevar cualquier situación.
Pero sí, les puedo decir que muchas veces no todos los finales de la vida son buenos, en el sentido que son ....... y que nos frotamos las manos de gozo porque salió exactamente como queríamos. Muchas veces Dios no te va a dar lo que tu quieres sino lo que tu necesitas, pero siempre va a haber una resolución, y quizás a través de un fracaso o una enfermedad tu vas a aprender algo que te va a hacer un hombre o una mujer más fuerte en el Señor, vas a aprender humildad, vas a aprender amor, vas a aprender paciencias, vas a aprender dependencia de Dios.
En la vida, una cosa yo te puedo decir, que para el hijo de Dios no hay fracasos, hay experiencias de aprendizaje. Y la otra orilla, la otra ribera puede ser simplemente el lugar donde tu llegas después de un tiempo de dificultad fortalecido, has aprendido una lección, has crecido, te has hecho más fuerte. Porque hermanos, si en el mundo yo he aprendido algo, que si no hay oposición, si no hay resistencia, no hay desarrollo. Eso es un elemento de todo el universo. Si en un drama o una pieza de literatura no hay lo que llamaban los españoles en el siglo Xvi, entuerto, si no hay un plot, no hay un villano, o no hay una tragedia, o no hay malentendido, o no hay una enfermedad o una crisis, no hay novela, no hay drama.
Si una obra de arte no tiene oscuridad y luz no hay belleza. Si en una música no hay silencio, no puede haber música. Si un atleta no se esfuerza y tiene que forzar sus músculos y pelear con un pitcher, como bateador, o con un competidor si es un corredor, o con alguien que se oponga a él, no desarrolla destreza, ¿si o no? Todo en el universo requiere esfuerzo y requiere oposición. Un estudiante tiene que bregar con exámenes y con pruebas, una madre no crea vida si no es a través de dolor e incomodidades, un niño no aprende a desarrollarse psicológicamente si no a través de cierto estrés psicológico, la separación de la madre, la botella que no llega a tiempo.
El mundo requiere dolor y negatividad para que haya proceso. ¿Cuántos dicen amen a eso? Sonó raro pero es cierto. Y ciertamente muchas veces Dios nos va a hacer pasar por situaciones difíciles porque él quiere que desarrollemos músculos espirituales, que nos desarrollemos emocionalmente, moral, éticamente. La persona que, el cristiano que se acostumbra que papá cada vez que pega el grito de una vez viene y le mete la botella en la boca, ese nunca va a crecer espiritualmente. Se lo puedo decir enseguida.
Nosotros vamos a crecer muchas veces a través de la prueba, del esfuerzo, de la dificultad. Si tu algún día te encuentras en dificultad no tires la toalla, sino agárrate más del Señor y di, Padre, voy a pasar esto contigo hasta que yo llegue a la otra orilla. Amen.
El Señor les dijo a los discípulos, vayan a la otra ribera y espérenme allá, mientras yo voy al monte a orar. Me encanta esa imagen en el monte orando. ¿Qué Jesús orando? Dios mismo, el Hijo de Dios, él tenía una chequera allí que nada más tenía que firmar un cheque y le daban lo que el quisiera. Él era Dios mismo, milagroso, el mar le obedece, acaba de multiplicar panes y peces, los demonios huyen de él, venció a Satanás y va a vencer la muerte. El Señor oraba para tener comunión con su Padre celestial. El Señor oraba para renovar su humanidad desgastada por el ministerio, el Señor oraba porque era hombre también, es Dios y era hombre. Dios perfecto y hombre cabal, hombre absolutamente pleno en su humanidad. Sintió lo que nosotros sentimos, se cansaba, se sentía solo, se sentía desgastado por el dolor de la gente que no podía atenderlos a todos. Se sentías quizás abrumado por la experiencia que le esperaba al otro lado de la cruz.
Y todas esa cosas, el Señor necesitaba ir al Padre y renovarse. Nosotros también necesitamos la oración. Cuando estamos en pruebas o dificultades, hermanos, cuando estamos en la vida sirviendo a otros, será mejor que tengamos una vida de oración saludable, ¿sabe?
Madre, tu tienes mucho que dar, tienes que darle a tus hijos, tienes que a veces compartir con tu esposo y cocina y trabajar muchas veces y darle buen consejo a tus hijos y a veces servir en la iglesia. Tu necesitas renovar tus fuerzas en oración, ¿sabes? La persona que da y da y no se renueva está frita.
Como pastor yo he aprendido que si yo no busco tiempo para renovarme en oración y en comunión con Dios me quemo enseguida. Un carro, si no se le echa gasolina, se le queda a uno en la calle, ¿no? Nosotros tenemos que desarrollar disciplinas de oración, de estudio de la palabra, de comunión con Dios para fortalecernos cada día, para crecer en la fe, porque Dios nos suministra su alimento directamente a nuestro espíritu cuando oramos. Orar no es fácil, no viene espontáneamente, hay que pelear por cada minuto de oración en nuestra vida.
Y ¿saben qué? Hay que planificar también para poder orar. Yo creo que nuestra vida tiene que girar alrededor de la oración y la comunión con Dios. Yo le decía a un joven que estoy en una relación de mentoría, que para orar uno tiene que establecer como prioridad la oración.
Por ejemplo, si yo quiero orar y quiero hacer otras cosas antes de venir a la iglesia, a trabajar o ir a algún asunto de mi ministerio, yo tengo que levantarme bien temprano a la mañana, yo tengo que calcular 2 horas por lo menos de poder levantarme antes de yo poder salir de la casa para hacer todas las cosas que a mi me gusta hacer por la mañana. Eso quiere decir e incluye evidentemente la oración, la lectura de la palabra, de algún libro devocional, y eso quiere decir también que si quiero dormir un número de horas mínimo, tengo que acostarme un poquito más temprano cuando pueda. Y sino me tengo que levantar y poner una pierna y después la otra y levantar la espalda, y entonces tirarme lo más pronto posible a lavarme la cara y tomarme una taza de café para despertarme un poco.
Pero hay que pelear muchas veces para la oración, no es fácil. Pero yo he aprendido que para mi, yo soy como un diabético, yo necesito mi insulina de oración todos los días, sino me vuelvo un neurótico insoportable, mi esposa les puede decir acerca de eso. Pero claro, eso nunca me pasa, es simplemente lo estoy diciendo teóricamente.
Pero ciertamente si yo no oro, la perspectiva meramente temporal, mi humanidad va creciendo, creciendo, creciendo y se me olvida que tengo un Dios que ha dicho, hey, yo estoy contigo todos los días hasta el fin del mundo. La oración renueva nuestras perspectiva. Hay muchas cosas que podemos decir de la oración, pero a mi me gusta ese hecho de que Jesús era un hombre de oración, fíjese.
Él no iba a darle a Dios una lista de compras, pero si le gustaba estar con su Papá, tomarse un capuchino allí con Dios y hablar con él y decirle, mira, Papá hoy me fue más o menos ahí, esos discípulos me da ganas de ahorcarlos a toditos. Se están portando mal, así que dame paciencia, Papá, pero pronto nos vamos a ver, no te preocupes que ya voy para allá en una nave bien pronto.
Y él le gustaba tener comunión con su Padre y así él se renovaba en su perspectiva también, eterna. El caso es que él subió al monte a orar, y hay otra cosas que el Señor hace en.... En esa posición... fíjese, él subió al monte y es interesante, si usted lee en otro pasaje por ejemplo, en Marcos, Capítulo 6 versículo 48 dice que en una versión diferente de este pasaje, dice que
“.... y al venir la noche la barca estaba en medio del mar y él solo en tierra –hablando de Jesús- y viéndoles remar con gran fatiga....”
Fíjese, ‘viéndoles remar’, ¿saben qué? El Señor subió a ese monte a orar y podía ver a sus discípulos en el mar mientras los pobres estaban allí remando, dando vueltas en el bendito lago ese. No salían.
Usted a veces le ha dado eso, si se mete en una corriente usted tiene que darle y darle y total el barco hace lo que quiere y no podían salir para ningún lado. Estaban ahí, estuvieron ahí horas en el mar. Pero qué interesante que el Señor mientras oraba los podía ver a ellos. ¿Qué quiere decir eso? Yo creo, personalmente, que el Señor estaba intercediendo por sus discípulos, estaba intercediendo por ellos.
Y ¿saben qué? esa imagen de Jesús intercediendo, orando por sus discípulos, es la imagen que Dios nos presenta de Cristo hoy en día. De hecho cuando nosotros confesamos en el credo Niceno, creo que es, hablamos que el Señor está sentado a la diestra de Dios Padre intercediendo por nosotros. La Biblia nos dice que Cristo está sentado a la diestra del Padre y que allí él intercede por nosotros.
Y el Señor ora por nosotros. El Señor intercede ante el Padre por ti y por mi, cuando estamos pasando por las pruebas y las dificultades, el Señor le está diciendo al Espíritu Santo, ‘fortalécelo a mi hijo para que su fe no falte’. Y eso fue.... por ejemplo con Pedro, el Señor metió a Pedro en una experiencia de crisis. Le dijo, Pedro, no solamente no vas a dar tu vida por mi, sino que me vas a abandonar y me vas a negar 3 veces, pero ¿sabes qué, Pedro? dijo él, yo he rogado para que tu fe no falte.
En otras palabras, para que esa experiencia de crisis que tu vas a pasar de negarme a mi y de cuestionarte quién tu eres, no te hunda de tal manera que tu desmoralices y te apartes de mi, sino que aprendas una lección. El Señor oró para que esa experiencia que Pedro iba a psar lo fortaleciera a él en la fe.
Y ¿sabes qué? Cuando tu estás en pruebas, déjame decirte algo, tu no estás solo. Cristo está a tu lado. Y él esta orando por ti, él está diciendo, ‘Adelante mi hijo, mi hija, sigue la batalla. No te des por vencido, yo estoy contigo. Estoy contigo todos los días hasta el fin del mundo. El lunes por la mañana y el domingo por la mañana también.’ El Señor está contigo. Y él está allí en su trono diciendo, he orado para que tu fe no falte. He orado para que tu venzas.
La palabra dice que “....antes en todas estas cosas somos más que vencedores....”, dice que “... ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni los futuros, ni lo por venir, ni lo creado, ni nada, ninguna cosa de este mundo podrá separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús”.
Nada de este mundo puede separarnos del amor de Dios porque Cristo está intercediendo por nosotros. Tu pelea, tu no estás solo, recuerda eso siempre. Yo siempre he dicho, si a mi por alguna razón me exilian a la luna, allá yo se que yo consigo lo que necesito porque Dios está conmigo, porque dondequiera que yo voy el Señor... eso es lo que dice la palabra.
“... Si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tu estás”. El salmista dice, “... aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno porque tu estarás conmigo”.
El Señor está contigo. Tu quizás no lo puedes ver porque él se esconde, ¿no? Yo creo que uno de los dolores de Dios es que no se puede revelar a sus hijos en el tiempo y en el espacio. Hay una inmensa sima que nos separa de lo eterno, de lo sobrenatural en su plenitud. A veces yo quisiera que Dios me diera una palabra más clara en mis tiempos de crisis y de perplejidad y yo le pregunto, ‘Señor, aunque sea, caramba, tírame una cosita, una pajita de algo. Dime algo, óyeme, no seas tan tacaño, Papá.’
Pero el Señor se esconde porque si lo viéramos demasiado seguido.... Alguien ha dicho que ‘familiarity breeds contempt’, dice el la mucha familiaridad crea descuido y desprecio. Dios tiene que obrar tras bastidores, tiene que obrar en una forma encubierta, pero siempre está ahí. De vez en cuando él te guiña el ojo y te da algo extra para que tu sepas que él está contigo, pero muchas veces él quiere que desarrollemos fe y la fe se desarrolla simplemente creyendo que es quién él dice que es.
Si Dios nos diera todo simplemente cada vez que lo necesitamos, ¿dónde está la fe? ¿dónde está la esperanza? Dios quiere que desarrollemos fe confesando su promesa y esperándola. Me encanta el Hebreos, Capítulo 11, ahora que dije eso cuando el escritor de Hebreos habla acerca de la gente, de los héroes de la fe, en Hebreos 11. Vamos a buscar un momentito, y él dice aquí, en el 11:13.
“.... conforme a la fe –hablando este todos estos hombres y mujeres de Dios- dice, conforme a la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos y creyéndolo, y saludándolo y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra...”
Me gusta eso de ‘mirándolo de lejos’ y ‘creyéndolo y saludándolo’. Eso es lo que nosotros hacemos con las promesas de Dios, muchas veces las miramos de lejos, como el niño que mira esas golosinas a través del vidrio de la tienda y pone la mano así como que quisiera comérsela pero hay un vidrio que impide.
Y nosotros así, las promesas de Dios las miramos, pero tenemos verlas como si fueran una realidad. Usted no saluda nada que usted no crea que pude interactuar con usted, ¿si o no? Porque sino lo mete... hay un lugar para esa gente que está saludando cosas que no existen, ¿saben? Pero, nosotros las promesas de Dios las creemos tanto que las saludamos. Gloria al Señor. Y tenemos que, en medio de la prueba, cuando el diablo nos está diciendo, ‘mira, maldice a Dios y muérete. Te dijo que te iba a dar eso y no te lo dio’. Nosotros decimos, ‘no, yo se que mi redentor vive’. ¡Aleluya! Y confesamos y saludamos. Y decimos, ‘yo se que Dios me va a sacar de esto. Dios me va a sacar de mi prueba y de mi tormenta y él dijo que yo iba a llegar a la otra orilla, y yo voy a llegar a ella en el nombre de Jesús, porque tengo mi ayudador, que no lo veo, pero se que él está allí y lo siento con mi espíritu y lo confieso.
Muchas veces cuando estamos pasando por prueba, nada de este mundo, nos sugiere que Dios es fiel, y en esos momentos tenemos que armarnos de una fe espiritual y decir, ‘yo se que mi redentor vive’ y confesar con nuestra boca.
Una de las cosas que nos ayuda, cuando estamos pasando por tiempos de crisis es hablar lo que no creemos inclusive muchas veces, confesar lo que no sentimos y aunque todo nos está diciendo, nuestra biología nos está diciendo, duda de Dios, deja de alabarlo porque no te ha dado nada que tu esperabas, decimos ‘No, yo se que mi Dios es bueno, mi Dios es fiel, mi Dios cumple lo que él promete. Mi Dios me sacó del hoyo una vez y volverá a hacerlo otra vez. ¡Aleluya!’
Y uno se mantiene fiel allí. El Señor hace lo que él promete. ¡Aleluya! “......No serán avergonzados cuantos en él confían...” La palabra del Señor dice, “....joven fui y he envejecido y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan....”
El Señor nunca te va a decepcionar si tu te mantienes firme en sus caminos y confiesas que él es bueno. Mantén tu mirada puesta en el Señor, cree y mira de lejos y saluda lo que Dios te ha prometido y podrás llegar a la victoria.
Estos hombres estaban allí, el Señor estaba orando y dice que la barca estaba en medio del mar azotada por las olas, porque el viento era contrario. ¿Cuántas veces en la vida el viento nos es contrario, hermanos? ¿Cuántas veces el cheque no llega tiempo para pagar la renta? ¿Cuántas veces el income tax nos solió más caro de lo que pensábamos, eh? ¿cuántos veces el hijo nos salió un poquito más rebelde de lo que nos prometió la abuela? ¿Cuántas veces el matrimonio no fue tan dulce como pensábamos que iba a ser? ¿Cuántas veces la enfermedad no resultó tan obediente a la medicina como pensábamos, o tan corta como esperábamos? ¿Cuántas veces pedimos al Señor, salva mi matrimonio y convierte a mi esposa o a mi esposo y no se dio y la cosa no cuajó y hubo un fracaso y el viento nos fue contrario? ¿Cuántas veces estamos en una situación y estamos remando en el mar y lo que hacemos es dar vueltas alrededor del mismo espacio y remamos y nos esforzamos, oramos, ayunamos, leemos la Biblia, vamos a la iglesia, alabamos, confesamos, consultamos y siempre el mismo lado del mar, la barca dando vueltas?
Pero ¿saben qué? el Señor está allí en su trono mirando y está intercediendo por ti. En la vida hallaréis aflicción, dice el Señor. Muchas veces el viento nos es contrario. Este mundo es inherentemente fallido, este mundo es como uno de esos espejos de esos parques de diversión que cuando tu te mira no importa lo bonito que sea vas a estar torcido o demasiado gordo, o demasiado flaco o demasiado alto, o lo que sea. Porque este mundo está distorsionado en sí mismo lo es. El vivir en este mundo ya presupone dolor y dificultad. Es así, este es un mundo imperfecto. Un día Dios lo va a cambiar pero mientras tanto vamos a encontrar dificultades.
Pero tenemos un Dios que está con nosotros. El viento nos va a ser contrario muchas veces, hermano, y ¿sabe qué? Muchas veces la prueba va a durar más tiempo. Esta gente estuvieron aquí..... Mire qué interesante, ya voy arropando esto aquí. Pero dice que “....a la cuarta vigila de la noche Jesús vino a ellos andando sobre el mar....”
¿Qué es eso de la cuarta vigilia? El sistema romano de medir el tiempo dividía las horas de la noche en 4 segmentos, de las 6 de la tarde a las 9, de las 9 de la noche a las 12 de la noche, de las 12 a las 3 de la mañana y de las 3 de la mañana a las 6 de la mañana. ¿Sabe a qué hora vino el Señor a rescatar a estos pobres diablos que estaban metidos en el mar dando vueltas? Entre las 3 y las 6 de la mañana. Cójase eso, eh. Esta gente estuvo ahí remando, los pobres, y confesándose a todos los santos que podían encontrar y pidiendo perdón por todos sus pecados que habían cometido, porque pensaban que ya iban a ver a su Hacedor. Varias horas, y el Señor allí mirándolos, intercediendo por ellos y cebándolos para la lección que les iba a dar.
Porque ¿saben? Muchas veces, hermanos, es lo que digo, que Cristo es un ser, Dios es implacablemente pedagógico. Cuando él quiere darnos una lección, mira, nadie te salva de ella. Tu vas a estar allí diciéndole, ‘Señor, no aguanto más, me voy a caer.’ Y él dice ‘No, sigue que tu puedes todavía un poquito más’. ‘No me queda fuerza, ya me sacaste todo lo que...’ ‘No, no, todavía hay algo allí que quiero que tu trates y aprendas’.
Y el Señor ahí, porque Dios está entrenando guerreros. Dios no está entrenando pavos, está entrenando águilas. Amen. Dios quiere que tu seas fuerte y que aprendas fe, aprendas confianza, aprendas a guerrear, y que tu mismo te purifiques. ¿Sabes que muchas veces la crisis nos purifican a nosotros? Mi vida muchas de crisis, me han cortado, me han quebrantado, me han raspado por dentro, como esos pollos que usted les sacan todas las entrañas, perdonen la imagen gráfica, pero muchas veces así Dios mete su mano en tus entrañas y te saca toda esa porquería que hay allí a través de las pruebas y las dificultades, para que estés limpio, para que puedas servirlo como es debido. Y las pruebas son excelentes para eso, ¿sabe?
Y él te mantiene allí en el horno del fuego, a veces más de lo que tu quieres. Pero ¿saben qué? él llega, él llega en el momento preciso. Muchas veces, eso es uno de los temas grandes de la Escritura: el Dios que se toma su tiempo. Hay muchos sermones que se podrían predicar con ese tema.
Cuando Lázaro estaba muriéndose, ¿sabe qué hizo el Señor? El Señor se fue a un parque de diversiones para que se muriera, bien muerto, y después lo dejó allí hasta que oliera mal. El sabía que iba a hacer el milagro, pero él quería que fuera un milagro bien cocido, bien hecho y esperó a que nadie pudiera decir, ‘no es que le dio un dolor de cabeza y estaba allí en una coma y entonces el Señor simplemente le sopló y cogió aire y revivió’. No, él quería que Lázaro estuviera muerto, bien muerto y entonces va y lo revive para él desplegar su poder y su fidelidad.
Y así muchas veces, Dios espera que nosotros estemos con el agua al cuello, aquí, ya los indios están tirándonos flechas y nosotros, ‘¿dónde está la caballería que me dijeron que iba a venir?’ Y ya en el carro no nos cabe una flecha más y entonces llega, y oímos la trompeta y ahí viene el llanero solitario a rescatarte y sacarte del aprieto. Amen. Gloria a Dios. El Señor llega, llega en su momento. Muchas veces Dios no va a llegar cuando tu quieres que él llegue, pero él va a llegar en el nombre del Señor. Él no te va decepcionar, él va a llegar.
Yo creo que podríamos titular este sermón así mismo, ‘Él va a llegar’, en su momento él llega. Y vino a los discípulos andando sobre el mar, hermanos, no fue en una barquita de motor, no, no, él vino andando sobre el mar. ¿Por qué? Porque él quería que esa gente supiera que él es el dueño de la naturaleza. Él está sobre la tormenta, él está sobre la muerte, él está sobre el viento, él está sobre las olas. Él es el Rey de Reyes, el Señor de Señores. No hay problema que él no pueda resolver, no hay crisis que él no pueda atender. No hay dificultad que él no sea el maestro. No hay enfermedad que él no diga ‘se sano’, y no haya sanidad. El Señor quiso dejarle a la humanidad una imagen gráfica de su poder absoluto, de su señorío sobre el tiempo, el espacio, la naturaleza, la materia, los átomos, todo.
Mucha gente ha querido excusar. Hoy mismo leía yo el comentario de un gran comentarista, Barkley, que respeto muchísimo, y noté, discerní en él un deseo como de suavizar un poquito esa imagen escandalosa y anticientífica de Dios que anda sobre el mar. Mucha gente queriendo pedir disculpas por lo atrevido de la imagen, han querido decir que el Señor estaba cerca y que era solamente dos pies, y que él estaba caminando en realidad sobre la tierra, y que se yo qué, que se yo cuánto. El Señor reprenda esa mentira del diablo. El Señor estaba sobre el mar, caminando sobre el mar. Como venció al diablo, como venció la enfermedad, como venció la muerte, como hizo grandes milagros de multiplicación, ¿por qué va ahora a poner un milagro a medio cocer allí? No, él quería decir, ‘Mira, yo soy el Señor de todo, toda situación, toda dificultad, y yo te puedo ayudar a ti’.
¿Qué les dijo el Señor a sus discípulos antes de irse? Dijo, “... toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra por tanto id....”
En otras palabras, ¿sabes por qué tu puedes ir a la vida? Porque Cristo venció todo. Cristo tiene potestad sobre todas las cosas. Eso es lo que me da a mi confianza para yo levantarme por la mañana y meterme en mi carro y aventurarme en este mundo cruel en el cual vivo, es porque Cristo tiene poder sobre el cielo, sobre la tierra, sobre los demonios, sobre la enfermedad, sobre las carencias, sobre mi propia naturaleza caída. El Señor es soberano. ¡Aleluya!. Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra, por tanto ve y métete en la barca porque vas a llegar a la otra orilla porque yo he dicho que vas a llegar y nos vamos a encontrar allí.
Me encanta ese coro que dice: “... aquel que la buena obra empezó será fiel en terminarla...” ¡Aleluya! Gloria al Señor. El Señor está contigo. El Señor, él reina sobre la tempestad. Él es el rey, el Señor de toda tormenta.
Cuando las mujeres iba hacia la tumba preguntándose, ¿quién nos removerá la piedra? Porque querían bendecir el cuerpo de su maestro, y no sabían cómo iban a poder mover esa inmensa piedra que les impedía tener contacto con su maestro. ¿Y qué pasa? Dice la Biblia que cuando llegaron allí, un ángel había removido la piedra y se sentó sobre la piedra. Amen. Había quitado la piedra y se sentó sobre ella.
Yo siempre he dicho que a Dios le gustan esas imágenes de autoridad sobre los obstáculos. Se sentó sobre la piedra, no como una coincidencia, sino como diciendo, ‘mira, yo tengo control y dominio sobre todo obstáculo que se interponga entre tu y tu Señor, toda situación de la vida.’ El Señor tiene poder, no solamente para removerlo, sino para sentarse sobre ello. El Señor no solamente tiene pode para ayudarte en medio de la tempestad, sino para caminar sobre la tempestad. Y como Pedro que le dijo, ‘Señor, si eres tu, que yo también camine en la tempestad’ y el Señor le dijo, ‘bueno, amen, ven Pedro, si tienes los pantalones para hacerlo, yo te voy a bendecir y lo vas a hacer’. Y mientras Pedro miró hacia el Señor y caminó mirando al Señor, él pudo también caminar sobre la misma tormenta que Jesús estaba caminando.
Y ¿sabes qué? Si tu mantienes tu mirada fija en Jesús, tu también podrás caminar sobre el mar, tu también podrás hacer las mismas cosas que Jesús hizo. La palabra dice “....que las mismas obras que yo hice y aún mayores, las harán porque yo voy al Padre a interceder por ustedes...”.
Tu también puedes vivir una vida victoriosa. ¡Aleluya! Tu puedes vencer al mal. Tu puedes vencer la enfermedad, tu puedes vencer tu propia naturaleza. El Señor quiere que tu seas más que victorioso y que tu vivas la vida cada día reprendiendo demonios, derribando gigantes, haciendo caer muros, cerrados, bien cerrados, porque él es tu ayudador y tu fortalecedor.
“...Nunca te dejaré, nunca te desampararé...”, dice el Señor, “... nunca te restaré mi diestra de justicia para ayudarte en toda situación...”
Yo le pido, Padre, ayúdame a creer en ti cuando esté pasando por las tribulaciones, las pruebas. Ayúdame a mantener mi mirada puesta en ti, porque si quitamos la mirada de él entonces estamos perdidos. Gracias, varones, por favor. Vamos a comenzar a prepararnos para recibir esta palabra en nuestros corazones. Tenemos un Cristo fiel. ¡Aleluya! Dele gloria y honra al Señor. Un Cristo que nos dice, yo no te voy a eximir de pasar por las pruebas, pero si te voy a dar todo lo que tu necesitas para llegar a la otra orilla, porque yo tengo todo poder y yo quiero enseñarte a ser un hombre, una mujer poderosa, un guerrero, que te viste toda la armadura de Dios.
Cuando vienen las pruebas, cuando viene el día malo, tu no te hechas a huir, sino que dice, ok, tiempo de ceñirme mi túnica con el cinturón de la justicia, tiempo de tomar la espada de la palabra, tiempo de tomar la coraza de la fe con la cual apagar todos los dardos del enemigo, tiempo de ponerme el yelmo de la salvación que me dice que yo estoy salvo en Cristo Jesús y tiempo de servir al Señor también, con el calzado del Evangelio, porque mientras estamos pasando por pruebas, si servimos al Señor más fuerte nos ponemos. Gloria a Dios.
Soldado, que estás en esa batalla ponte la armadura. Dios está contigo. ¿Saben qué? Se me ocurre un pensamiento final, y es: todo esto que ha pasado, no tuvo oportunidad el domingo pasado porque era el día de los padres y no era apropiado en un sentido, pero, todo esto que ha pasado con el matrimonio y la aparente derrota que hemos recibido con la denegación de parte de los legisladores de la propuesta de enmienda para mantener el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer, para muchos eso podría ser desmoralizador, pero ¿saben qué? Yo estoy poseído de una gran esperanza que el Señor tiene otro plan mejor todavía, ¿sabe? Que el simplemente quiere que nosotros que estamos remando en el mar estemos un poquito más de tiempo en el mar, pero en su momento él va llegar y va a hacer algo mucho mejor que lo que nosotros esperamos.
Él quiere mostrar que él es el Señor de la tormenta, no nuestras estrategias, nuestros esfuerzos. Nosotros podemos hacer muchas cosas, nos hemos esforzado, hemos trabajado, pero yo he aprendido que el soldado porque pierde una batalla no se da por vencido.
Anoche mismo leía acerca de la guerra de la revolución, Jorge Washington, en el año 1781 creo que fue, fue el año peor de todos. La batalla de la revolución contra Inglaterra parecía totalmente perdida. Las colonias habían perdido una batalla tras otra. Estaban desmoralizados, Washington estaba ya casi al tirar la toalla y todo parecía absolutamente oscuro, y sin embargo en ese momento se dieron una serie de situaciones que cambiaron súbitamente todo el curso de ese proceso revolucionario. Y ya al final de ese año prácticamente, los ingleses habían reconocido la independencia de las colonias norteamericanas porque es así que pasa en las guerras. Una guerra no se gana con una sola batalla, son a veces años, pero nosotros sabemos que tenemos un Dios fiel, Señor de la historia, Señor de las circunstancias, Señor del tiempo y del espacio. Él no hace las cosas porque nosotros le pedimos como queremos hacerlas, él es soberano.
Nosotros proponemos y Dios dispone, dice alguien por ahí. Así que seguimos la batalla, no nos desmoralizamos. Tenemos un Dios que siempre tiene algo ahí en su manga, como dicen. Él siempre tiene una respuesta a toda situación, por eso podemos seguir adelante. Gloria al Señor.
Vamos a ponernos de pie y vamos a recibir en nuestro espíritu esa promesa de Dios de fidelidad. Yo quiero decirle a mi Dios, ‘Padre, gracias porque tu eres fiel, porque tu eres bueno. Yo no se cuántos años me quedan en esta vida pero yo quiero pasarlos todos contigo, cada día de mi vida, lo quiero pasar pegadito a ti, Señor. Y aunque vengan las pruebas y las dificultades, y venga la vejez con sus achaques y todos sus problemas y aunque no me vaya tan bien como yo esperaba, pero yo voy a confesar que tu eres bueno y que para siempre es tu misericordia y que tu vas a estar conmigo, que tu comenzaste la buena, y que tu serás fiel para terminarla. Que quizás voy a pasar por la tormenta pero tu vendrás caminando sobre las olas y tenderás tu mano y me sacarás y harás que cese la tormenta.
Créelo, guerrero de Dios, guerrera de Dios. Quizás estás pasando por un tiempo de prueba y de dificultad pero Dios está contigo.
God is with you. If you are a warrior and God wants to shape warriors. I’m telling you, hold on to the promises of God. You have a good God, you have a God who has a fatherly heart, you have a God who never violated a single one of his promises. It may take longer than you believe but God is with you. He is a faithful God and he will pull you through, he will make sure that you arrive at the other side and meanwhile you will have learned great lessons of faith and you will have become stronger and wiser and humbler and more able to minister to others and to share the goodness of God and the lessons of the faith. This is the God that we serve. He is a good God. Do not give up in the midst of struggles or trials because God is there even when you don’t see him or feel him. You have to confess him by faith.
Aunque no sientas o veas su presencia, créela, confiésala y salúdala y tu vas a poder llegar a la otra orilla. Te damos gracias Señor. Ahora lo recibo en el nombre de.... Recibe esa porción de ánimo que Dios quiere que tu tengas en el nombre de Jesús. Desterramos toda ansiedad, todo temor.
Right now, we just take away and we rebuke and deny every feeling of anxiety or of fear or of depression in the name of Christ, or failure right now in the name of Jesus, we let go of that and we receive the blessing of God, we receive the affirmation of his faithfulness. We receive intimations of his goodness. Alleluia! Blessed be the name of the Lord.
Bendito sea el nombre del Señor. Te adoramos, te bendecimos, Señor. Gracias. Y yo espero que tu tengas ese Jesús que es el Rey de Reyes, el Señor de Señores en tu corazón en esta mañana.