Puedes cantar aún en la carcel?

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Vamos a Filipenses Capítulo 4, comenzando con el versículo 2:Unleash the joy of the Lord, desate el gozo del Señor en su vida. Amen. Comienza el Apóstol Pablo con, tal vez, la exultación más alta del gozo del Señor interviniendo en una pugna que se estaba llevando a cabo en la ciudad de Filipos, entre dos hermanas aparentemente poderosas.

Hermanos del nivel 2, ¿ustedes se acuerdan de Amalgalina? ¿Hermanos del nivel 4, Amalgalina, la cristiana brava, se acuerdan de ella? Aquí no una Amalgalina, tenemos dos, dos. Dice el Apóstol Pablo:

“Ruego a Evodia y a Sintique que sean de un mismo sentir en el Señor..”

Ahora, hermanos, yo no se ni hay detalles acerca de qué fue lo que aconteció entre estas dos hermanas, pero tenía que ser tremenda pugna, un riña de clásico para que Pablo, desde la cárcel, tenga que intervenir enviando una carta, llamándolos por nombre y diciéndole: hermanas, les escribo de la cárcel, por favor pórtense bien. Tenía que ser algo potencialmente destructivo al bienestar del pueblo de Dios y él les dice, por favor mis hermanas, estén del mismo sentir en el Señor y lo único que conocemos en toda la Escritura acerca de estas dos hermanas, el perfil completo acerca de estas dos Amalgalinas lo sabemos en el versículo 3, a donde Pablo se dirige a su pastor y le dice:

“....Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a estas que combatieron juntamente conmigo en el Evangelio, complemente también y los demás colaboradores míos cuyos nombres están en el libro de la vida...”

Eso es lo único que sabemos de ellos, pero ¿saben qué? Yo creo que con eso es bastante porque, saben lo que sabemos de ellos: 1) son salvas. ¿cómo sabemos que son salvas? ¿a dónde están escritos sus nombres? En el libro de la vida, estas hermanas se van derechito al cielo, coming to a mansión near you. Acompañándole en el cielo están estas dos hermanas. 2) También sabemos que estas hermanas son muy efectivas en su ministerio. No solamente efectivas pero son pocas veces en sus cartas, que Pablo usa palabras como estas personas, estas hermanas combatieron conmigo, eran para mi compañeras de guerra. Tenían que ser algo serio estas dos hermanas.

O sea, eran salvas, eran efectivas en ministerio pero a la vez les faltaba gozo, les faltaba algo. Saben, así como el Apóstol Santiago que dice, bueno de dónde nacen estos conflictos, de dónde salen las guerras entre nosotros, no nacen desde dentro de sus miembros, no nace de conflictos muy dentro de ti. Y es así hermanos, tal vez, así como nosotros estudiábamos en nuestros materiales los conflictos que nosotros vemos a nuestro alrededor, tal vez, muchos de ellos nacen porque hay conflictos que no se han resuelto muy dentro de nuestro interior, aún teniendo dones poderosos y aún sabiendo que el Señor le va a usar. No se trata de eso.

Se trata, hermanos, que hay algo más, hay un premio Nóbel, hay algo poderoso que el Señor no quiere que usted pierda en su experiencia en el Señor, algo que convertirá completamente la manera en que usted será usado por el Señor, y que garantizará hermanos que usted durará por muchos años sirviendo al Señor poderosamente y nunca faltarán tus fuerzas. Y ese algo es el gozo del Señor, el gozo del Señor.

Y el Apóstol Pablo le tiene una solución, un diagnóstico para estas hermanas. Hermanas, regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo, regocijaos!! Regocíjense. Hermanos, yo desde pequeño he visto este versículo y toda mi vida pensé, o por un gran tiempo de mi vida, yo lo leí como un buen hijo de un padre pastor pentecostal. Esto es un mandamiento y Dios lo ha mandado a regocijarnos en el Señor, pues claro, yo voy a obedecer al Señor. Ahora, gózate, Samuel. Ahora, ¿usted ha tratado eso? Ahora te mando a gozarte, y cuando más tu tratas de imponer o inventar artificialmente este gozo, yo no se de usted, tal vez estoy testificando de mi propia experiencia pero más enojado me siento, y más apartado de gozo y de paz me siento. ¿Por qué? Porque esto no es algo que uno se inventa, eso no sale, eso no es algo que nace de su fuerza de voluntad. ¿Sabe lo que es esto? Esto es un diagnóstico.

Esto es como el Apóstol Pablo sirviendo como un doctor espiritual diciéndole a estas hermanas, ‘hermanos, hermano Samuel, tu problema es este, tienes que rebajar, tienes que bajar el colesterol’. ¿Cómo respondo a eso? Yo gracias a Dios, esta primavera llegué a rebajar unas libritas y a cualquiera que ha tenido la lucha con perder libras le puede decir, no es nada fácil. Cuántos quisiéramos pararnos en el peso y decir, BAJA, te conjuro, BAJA, y cuántos quisiéramos nosotros hacer eso, pero sabemos que no es así,¿verdad? No es así de fácil.

Bueno, por lo menos mi fe no llega a eso, no es así de fácil. Sabe lo que está diciendo el Apóstol Pablo es lo mismo que está diciendo el doctor. Si nosotros llegáramos a adoptar de vida, un cierto patrón de vida, si nuestra meta digamos, es perder peso, te van a decir, bueno, vaya a un gimnasio, móntese en un treadmill, coma menos chicharrón, menos frijoles, menos empanadas fritas, y como resultado de ese nuevo estilo de vida, el resultado natural, usted no tiene que ordenar su cuerpo a perder peso, por haber adoptado este nuevo estilo de vida se derrite.

Dios hace esa obra, porque él fue el que diseñó su cuerpo. Usted, en obediencia, está viviendo un estilo de vida que resulta en esa victoria, esa meta que usted está buscando. De igual manera, hermanos, hay una manera en que nosotros podemos vivir intencionalmente y el resultado de ese estilo de vida, sin usted tratarlo, sin usted tratar de inventar de la nada, el resultado natural será el gozo del Señor, y queremos vivir esa vida.

¿Y eso qué es? ¿Qué es el gozo del Señor? Si nuestra mente es el gozo del Señor, cómo sabemos que lo logramos, cómo sabemos que hemos logrado esta meta del gozo del Señor. Bueno en el próximo versículo el Apóstol Pablo le sigue instando y le dice.

“... hermanas, vuestra gentileza sea conocida a todos los hombres....”

Hay una traducción, la nueva versión internacional que traduce ese versículo “....que su amabilidad sea evidente a todos...”

O sea, hermanos, yo lo traduzco de esta manera, que aquellos que conocen sus vidas mejor que nadie, se maravillen de la constancia de su amor, de su perseverancia inmovible, de su deseo de servir aunque que tenga la razón por la cual tirar la toalla. ¿Sabe cuándo hemos llegado a esa meta? Nosotros nos convertimos en esas personas en que dicen, Guau, ¿habrá algo que detenga a esa persona? ¿Habrá una cosa que lo puede descarrilar?

Hermanos, ¿quieres saber lo grande que el Señor es? Pregúntale a su compañero en su clase de discipulado su testimonio. Nosotros hicimos eso, 5 hombres, nos apartamos en nuestra clase de discipulado, estuvimos hasta la una de la mañana y una de nuestras preguntas fue esta: ¿y qué fue lo que te provocó seguir a Jesús? ¿Qué te tiene en estos caminos? ¿Cómo llegaste a ser un discípulo de Cristo? Y nos hermanos, nos conmovió ver lo que Dios ha hecho en la vida de cada uno de estos hombres, de distintas profesiones, de distintas naciones y raíces étnicas, pero todos ellos con un testimonio poderoso que declara, Guau! Si eso no lo pudo destruir, entonces tal vez hay esperanza para mi. Si Dios pudo obrar de esta manera en la vida de mi hermano, entonces tal vez Dios es tan poderoso para darme a mi esa sanidad, esa bendición financiera, esa victoria sobre mi familia que estoy buscando. Hay un Dios poderoso y eso es como sabemos que hemos logrado el gozo del Señor. Ganamos la admiración de los que están a nuestro alrededor, no para nosotros, pero para que vean que el Dios que usted sirve es grande.

Y Pablo, en esta misma carta, en Efesios Capítulo 2, después de la porción que nos llama a ser imitadores de Cristo, esa es la meta de la clase de discipulado, queremos ser imitadores de Cristo, vaciarnos, él comparte cómo Jesús se vació de su gloria, asumió postura de hombre, subió hasta la cruz, y de allí, desde el sepulcro el Señor fue fiel para levantarlo y exaltarlo y nos promete el Señor hará lo mismo con ustedes. Mientras tanto, hermanos, en el versículo 14 declara:

“Haced todo sin murmuraciones y contiendas para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual –me encanta esta frase- de la cual resplandecéis como luminares en el mundo...”

En otras palabras, como estrellas, y saben, hermanos, ¿por qué brilla una estrella? El fulgor, la energía y el calor y la luz de una estrella proviene de reacciones que ocurren muy dentro de este globo de gas. Y por la presión de su maza y la presión de gravedad eso estalla, una explosión muy dentro de esta estrella y lo que hay es luz y calor, y lo que hace la vida posible sobre esta tierra.

Más interesante todavía, por más presión que haya sobre una estrella, más brilla. Y eso es lo que el Señor quiere de nosotros. El Señor desea que nosotros seamos estrellas caminando, luminares. Tu eres una estrella, tu eres lo que ilumina la tiniebla a nuestro alrededor.

Y el Apóstol Pablo declara de dónde viene esta energía. En nosotros, en estas estrellas, no es porque están átomos chocando muy dentro de ti, pero es otro poder, es otra fuerza, es otra energía que jamás se extinguirá, que siempre ha existido y que existirá aún cuando nuestro universo termine y todas las estrellas se apaguen, la presencia del Señor. La presencia del Señor es ese poder. Declara el Apóstol Pablo, ‘sabe vuestra gentileza sea conocida a todos los hombres porque el Señor está cerca’.

Bueno, Samuel, por supuesto que él está cerca. El Señor es omnipresente, él está dondequiera. Hermanos, pero el secreto del gozo del Señor no es saber teóricamente que el pastor Gregory te llame y te pregunte en el trabajo, y ¿qué es lo que queremos decir con que el Dios es omnipresente?’ Bueno, está dondequiera, y que guau, apuntamos, ganó esa pregunta.

El punto aquí, hermanos, es percibir la presencia de Dios, darte cuenta, cuando menos espera que el Señor está cerca de ti. Darte cuenta que él está a tu par, ¿Sabes por qué? De ahí, de ese horno de la presencia del Señor ese es tu gozo. En la presencia del Señor, en tu presencia, declaraba el salmista, hay plenitud de gozo, hay suficiente gozo para todo lo que usted va a experimentar.

Y, hermanos, cada uno de nosotros hemos tenido roce con lo divino, ¿verdad? Cada uno de nosotros en un momento u otro hemos experimentado la presencia del Señor de alguna manera.

Hermanos, yo eso es porque usted está aquí, ha tenido sus luchas, ha tenido sus pruebas, las tiene aún. Estas no han desaparecido, pero usted ya llega a esta casa, está aquí un par de horas, confiesa tus pecados al Señor, adora el nombre del Señor, te pierdes en la alabanza, oyes palabras del Señor que te instruye y te fortalece por una razón nada más, porque nos encanta, algo deslumbra, algo nos llena, nos reedifica de la presencia del Señor.

Hermanos de nivel 1, yo le garantizo si usted sigue así, automáticamente, no te apures, te harás un adicto a la presencia del Señor. Cuando más lejos piense usted que está de la presencia del Señor, se va a despertar dentro de ti un hambre por estar en la presencia del Señor. El secreto, la meta es poder experimentar la presencia del Señor de una forma natural y constante que nunca está lejos de ti, o sea, por siglos, cristianos que se graduaron de nivel 4, mucho antes que nosotros, y los que nos seguirán han practicado disciplinas que cultivan intencionalmente la presencia del Señor y desatan el gozo del Señor.

Y los voy a decir algo, hermanos, por más que usted se agite sirviendo al Señor, más difícil, ¿se acuerdan del cuadrante 1 y el cuadrante 2? Más difícil se te va a hacer practicar las disciplinas, de ahí desatarán tus fuerzas. Hermanos, más tentado usted se va asentir de dejar al lado precisamente la fuente del gozo y de unción que te da la vida.

¿Cuál es una de esas disciplinas? Hermanos, la primera y tal vez la más importante es la oración. La oración. Dice el Apóstol Pablo,

“... por nada estéis afanosos...”

Paremos ahí un momento, por qué el afán. ¿Saben por qué el afán, por qué nos dice? Mira, red flag, te ves afanoso, bandera roja, busca un lugar. Apártate en este momento ..... bandera roja, tienes que correr a orar en algún lugar. ¿Por qué? Porque el afán es el enemigo del gozo, hermanos. Es más yo diría, es lo opuesto al gozo del Señor y ¿saben qué? Si no se cuida, el afán se puede convertir hasta en un estilo de vida. Es más usted se puede sentir, yo conozco gente que se sienten, orgullosos de su afán. Sí, porque hasta que ellos reconozcan que es muy difícil habitar en la presencia del Señor y a la vez, habitar en el afán. Si habitas en la presencia del Señor es imposible que habites en el afán, y dice el Apóstol Pablo:

“.... no estés afanoso, sino, cuando ves esa bandera roja sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego y con acción de gracias...”

Primeramente, Samuel todos oramos. No es eso lo más básico, el abecedario, aún antes de nivel 1 yo oraba. Bien. Gloria a Dios. Y aún en el vientre nosotros tragábamos, era muy natural pero meramente porque nosotros lo hacemos no quiere decir que lo hacemos bien o que lo hacemos efectivamente o que hay una manera de hacerlo que es más efectiva que nos ayuda a desatar el gozo del Señor más efectivamente. Digo que desde el vientre tragamos, porque la hermana Kenis, la esposa del pastor Gregory, una de sus funciones es que ella entrena a sus pacientes a tragar, ella es una terapista física que se enfoca en eso. Sabes lo que es enseñarle a una persona mayor que ha vivido toda su vida tragando, cómo tragar. No es fácil. Pero ¿por qué? Porque tal vez hay maneras de hacerlo que son menos efectivas que otras. Para mi yo se, que si salgo de mi sala de oración todavía afanado, algo dejo dejó de acontecer allí.

Y hay cosas, hermanos, gracias a Dios que podemos hacer. Nuestros materiales hablan de una cita con Dios, algo constante, regularmente con el Señor, sea a las 6 de la mañana en su sala, sea donde sea, pero usted tiene ese momento inviolable con el Señor. No tienes ganas de levantarte, no tienes ganas de estar delante de la presencia del Señor, con más razón. Pero, hermanos, ¿qué acontece allí? Ok, estoy aquí, tengo mi cafecito, tengo mi musiquita, prendí mi velita, yo soy medio monje. Y estoy delante de la presencia del Señor, ¿ahora qué?

Hermanos, tomen esto como ustedes lo quieran, pero por lo menos esto me ha resultado bien, esto lo aprendí, yo no lo inventé. Richard Foster, su libro ‘Celebration of discipline’, ‘Celebración de disciplina’, nos sugiere esta práctica. Tome un momento para expulsar lo negativo antes de entrar en la presencia del Señor. En ese momento expulsa, dale, Señor, yo te doy mi rencor, Señor, yo te entrego mi orgullo, te entrego mis distracciones de la carne. Padre, mi amargura, mis celos, mi contiendas, mi culpabilidad, mi depresión, mi afán... Y Padre, ..... Señor, ingiere su gracia, su poder, su amor, su paz, su revelación. Recibo tu sabiduría, recibo tu misericordia, recibo tu presencia. Recibo tu revelación.

Hermanos, eso tal vez te tardará 5 minutos, pero ya estamos listos para explorar la palabra de Dios y algo más, dice el Apóstol Pablo, añade acción de gracia. Y yo diría, esa es la disciplina número 2. Acción de gracia. Y ¿por qué? Saben cuál es la definición que le tengo a la acción de gracia? La acción de gracia es repasar, entender y celebrar lo que Dios ha hecho en ti, tomar un momento para repasar, para entender lo que aconteció y para celebrar lo bueno que ha sido Dios. Yo diría trazar las huellas de Dios en tu vida a través de su obra en ti.

Y, hermano, yo te recomiendo, tal vez no comience con las cosas grandes. Nosotros desde niños nos enseñaron, a un católico, aún cuando no sabíamos lo que hacíamos, dar ¿qué? gracias porque vamos a comer. Padre, gracias por esto que estoy compartiendo hoy.

Hermanos, si no se le ocurre que eso es natural, ayer, tuve que dejar una compra con alguien que tenía una nevera vacía. Hay gente así en nuestros medios, que viven así. Si usted tiene comer para desperdiciar, dale gracias a Dios, dale gracias a Dios por el espacio de estacionamiento que usted consiguió hoy. ¿Sabe de quién yo aprendí eso? Del pastor Roberto. El pastor Roberto se estaciona en lugares imposibles, imposibles. Él tiene un don para estacionarse, pero vi que hay un patrón: él desde antes le pide al Señor, ‘Señor, necesito un estacionamiento y cerca, no quiero caminar mucho’, y el Señor mira al frente de High Convention Center, ¿quién ha visto eso? El Señor le abre unos espacios, guau.... de veras es así.

Ayer le hice lo mismo, tuve que visitar a alguien en el Hospital y yo digo, bueno, en el nombre de Jesús que predica Roberto, no, en el nombre de Jesús, Padre, ábreme un espacio. Frente al hospital, can you believe it? This is good, this gets good. Uno, frente al hospital, dos, una maquinita en un sábado; tres, estaba fuera de orden, gloria a Dios. Praise God. Hice mi bailito pentecostal, dale gracias a Dios, porque dice el Señor, sabe, yo no se cuántos de ustedes han tratado esto de noche, pero en vez de agarrar el Valium, agarre el agradecimiento, y de al Señor gracias. Yo se que tuve un día duro, pero gracias por ese trabajo, gracias, Padre, que salí a la autopista y llegué bien. Padre, gracias por la familia aunque mitad de ellos merecen el manicomio, pero es mi familia. No estoy solo. No estoy solo. Gracias, Padre, gracias por las cosas pequeñas que se me escapan.

Y ¿saben lo que pasa en ese momento? La paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús, de momento, hermanos, sin explicarlo, esto es mejor que una droga, los drogadictos, la gente que ha luchaddo con esto, digan amen. Esto es mejor, ¿saben por qué? Usted no está escapando de la realidad, usted está muy consciente de la realidad, usted esta muy consciente con lo que usted está bregando. Sus luchas son muy conscientes, pero de momento se te vislumbra el hecho de que Dios está cerca, él está conmigo, él no me ha abandonado, y eso desata paz. Eso desata gozo. Tu no estás solo.

Pero, hermanos, el Señor no es suficiente que usted se sienta mejor, la meta de la vida en Cristo es que nuestras vidas mejoren, que subamos de poder en poder, de mejor en mejor y por eso la tercera disciplina es estudiar la vida abundante, estudiar la vida bella del Señor.

Saben, en el año 1999 la canción número 1 en el mundo fue una canción grabado por Ricky Martin, llamada ‘La vida loca’. Fue el éxito más grande de Columbia Records, y nosotros tal vez solíamos vivir la vida loca en un tiempo, pero ahora en el Señor, el Señor nos ha llamado a ser cristianos a tiempo completo, o mis hermanos de nivel 3, ahora somos cristianos full time. Y tal tenemos que aprender toda una nueva manera de vivir, ajeno a la manera que vivíamos y pensábamos, una nueva manera de hablar, una nueva manera de actuar, una nueva manera de pensar.

Y, hermanos, les digo que esto les tardará toda su vida. We’re in this forever. Por toda una vida hasta que veamos el rostro del Señor seremos estudiantes de la vida eternal, estudiantes de la vida éxito, estudiantes de la vida de gozo. Y comienza tal vez con esta pregunta ¿qué haría Jesús?

Dice aquí el Apóstol Pablo, “... por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza en esto ¿qué? pensad....”

Hermanos, este ejercicio comienza preguntándonos, ¿qué dice Jesús de cómo debo administrar mi dinero y mi tiempo? Porque el Señor tiene una opinión acerca de eso. ¿Qué dice Jesús cómo debo tratar a mis amigos, mi esposa, mis hijos, mis compañeros? ¿Qué dice Jesús de cómo debo confrontar mis triunfos, cómo debo confrontar mis derrotas? En esto pensad.

Hermanos, todo lo que nosotros leamos, cada pieza de música que nosotros oímos, todo a nuestro alrededor, nosotros intencionalmente nos hacemos, nos convertimos en estudiantes de cómo ser un mejor adorador, un mejor amigo, un mejor padre o madre, una mejor peluquera, un mejor negociante, un mejor maestro, un mejor esposo. La vida bella, la vida abundante. Estúdiela.

Hermanos, yo no de usted, pero tal vez si usted no lo ha descubierto ya, usted tiene una nueva mente en Cristo. ¿Saben qué? Corran con esa mente, conquisten con esa mente, tal vez, a usted ha temido hablar en inglés tanto o más que yo temo hablar en español, y sabe, este el año tal vez de tomar esa clase de inglés como segundo idioma. O tal vez este es el año en que usted aprende, hermano, cómo destapar ese lavamanos. O tal vez este es el año que usted ingrese la universidad.

Uno de los éxitos más, y él no estaba aquí, era un mentor, yo veo este hermano, y yo digo: eso es la vida abundante en carne, que 3, 4 años atrás estaba él usando drogas en Central square, desamparado. Hoy está trabajando y hoy él está en la universidad. Hermanos, ¿por qué no? Sí, se puede. Dios te ha equipado para esa victoria. Tu no eres una excepción. Tu no eres una excepción.

Pero, finalmente hermanos, desafortunadamente, hermanos, no es suficiente meramente estudiar la vida abundante. Nos toca practicarla, nos toca vivirla y finalmente declara el Apóstol Pablo:

“.... lo que aprendisteis y recibisteis, y oísteis y vistes en mi, esto haced y el Dios de paz estará con vosotros...”

Hermanos, pregunta, 5 centavos para la respuesta correcta. Eso fue lo que el pastor Gregory nos regaló anoche para lo que le contestaron una pregunta, y yo les gané los 5 centavos y yo puedo regalárselo a ustedes ahora. ¿Qué fue lo que vieron los filipenses, qué fue lo que ellos vieron hacer a Pablo? Algo que sucedió en Filipos. No se apuren, ya les voy a decir.

¿Saben lo que aconteció en Filipos? Ellos vieron a Pablo cantar en la cárcel. Ellos vieron a Pablo cantar en la cárcel. Fue en Filipos que Pablo y Silas fueron echados a la cárcel injustamente después de ser azotados, los metieron en un hueco oscuro, sin luz y con poco aire y ahí metieron a Pablo y a Silas. Y en media noche ellos se entretuvieron, ¿y qué hacían ellos en media noche despiertos? ¿Saben lo que se me ocurre? Tal vez por el dolor de las heridas de los azotes que ellos recibieron, ni siquiera podían dormir. No se podían acostar, pues en vez de ellos quejarse, ellos comenzaron a cantar himnos y a alabar al Señor y de medianoche se desató un terremoto que tembló toda esa cárcel, la estremeció de tal manera que no solamente sus cadenas cayeron, sino que las puertas de todos los presos que oían su canto y todas las cadenas cayeron en ese lugar. ¿Cuál es la lección? Hermanos, si quieres experimentar la vida plena en el Señor, si quieres desatar el gozo del Señor, tal vez una vez u otra le tocará cantar en la cárcel, cantar en su cárcel, cantar en su prisión. ¿Saben qué, pastor? Tal vez, eso es lo menos que yo deseo. Pastor, ahorita usted no entiende lo que yo estoy pasando. Lo que usted me acaba de decir es tan insensible, no me dan las ganas de cantar en esta cárcel, no tengo ni el menor deseo de cantar en esta cárcel.

Sabe, hermano, yo te entiendo. Yo te comprendo, pero sepa que, hermanos, este es todo el punto del gozo del Señor. Este es su examen final, éste es tu examen final, éste es la puerta, el umbral al gozo del Señor.

Hermanos, en nuestra cárcel, es en nuestra cárcel, en nuestra prisión en que nosotros practicamos la vida abundante. Es allí. Hermanos, es en el tiempo de nuestro engaño y traición, cuando nos lastimen o decepcionan, que nos toca practicar el perdón. ¿Para qué no sirve el perdón si todo está bien? El perdón se inventó para esos momentos en que menos queremos usar el perdón.

En el tiempo de nuestro estrés, temor y quebranto, ese es el momento que nos toca practicar la perseverancia. Son en esos momentos que tenemos que practicar la perseverancia. Y es en el tiempo de nuestra bancarrota o nuestro divorcio, o cuando estamos convencidos que de ésta nadie nos salva. Ese es el tiempo en que nos toca practicar la fe, en su cárcel.

Hermanos, yo les insto, hemos aprendido mucho en ese semestre, hay recibida mucha información, han recibido materiales preciosos, nada de eso nos vale para nada, al menos que aprendamos a cantar en nuestra cárcel, a menos que aprendamos a cantar en nuestra prisión.

Y yo invito a los músicos que se suban y los invito hermanos a que nos pongamos de pie. ¿Saben, hermanos? Están salvos, nosotros nos vamos al cielo si usted recibe al Señor como su salvador, pero el Señor quiere más para ti. Eres efectivo, Dios te puede usar, te va a usar, te está usando aún, pero aún más quiere Dios para ti. Hermanos, tal vez tu has visto con envidia la vida de otro y dirá ¡Guau! Qué es lo que tendrá ese hermano. Sabe, lo mismo que está en ti. Tu eres el templo del Espíritu Santo. Él mora en ti. Él mora en ti. La fuente eterna de gozo está dentro de ti. Ahora, en el nombre de Jesús desata, desata, prende el horno dentro de ti de la presencia del Señor.

Lo declaro, Padre, un rayo de unción caiga sobre nuestros hermanos y ese fulgor de paz, ese fulgor de gozo, ese fulgor que nos hace la vida bella, préndela ahora, Jesús. Préndela, préndela dentro de mis hermanos. Padre, y la paz de Dios, la paz de Dios estará con vosotros.

Canta en la cárcel, hermano. Canta en la cárcel, canta en la cárcel. Hermanos, que salga de tus labios cuando menos quieres himnos, cantos espirituales, adoración a Jehová. Recobra todas las obras que ha hecho Dios por mi, todo lo que él ha hecho por mi, bastantes maneras que el Señor me ha librado. El Señor me libró del oso y me libró del león, y de este gigante también el Señor me librará. Canta, canta, canta en la cárcel y se desatará sobre usted una explosión, hermano, cuando usted menos lo espere, manejando en la 93, preparando la comida para su familia, tal vez el último arroz que tenían en la casa, llegando a tu trabajo, recogiendo todas las fuerzas posibles para llegar allí, en esos momentos explotará en tu mente y tu corazón un gozo indescriptible, usted no sabe de dónde salió, pero usted sí sabe que es el Señor habitando en ti, que su gentileza sea evidente. ¿Sabes por qué? Porque la presencia de Dios está a tu lado, la presencia de él está a tu lado.

Padre, recibimos tu plenitud, recibimos tu gozo. Abrimos nuestros corazones y nuestra mente, recibimos tu paz, recibimos tu fulgor. Padre, en las mentes más entenebrecidas en esta tarde, Padre, que reciban tu luz. Señor, las espaldas más heridas, Señor, en esta congregación que reciban ahora tu bálsamo, que reciban tu ungüento, que reciban tu sanidad. Padre, los casos más perdidos aquí, no importa, sea financiero, sea físico, sea académico, Padre, de ahí que se levante un gigante. Maestro, recibimos la victoria que solamente viene de ti. Gracias por tu gozo. Gracias porque no nos abandona. Gracias por todo los que has hecho en nuestras vidas y gracias, Padre, gracias por la plenitud de gozo que hay en tu presencia. Te lo agradecemos hasta que te veamos, te abracemos y te besemos el rostro. Gracias Jesús. Amen.

Dale gloria a Dios por el gozo que él te ha dado y por la victoria. Amen.