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En el libro de Números, en el Capítulo 27, este tema lo quiero predicar y desarrollar en honor a nuestras madres, es un tema que tiene que ver con un grupo de mujeres, las hijas de Zelofehad, un miembro de la tribu de Manasés en Israel.
El lbro de Números es un libro que relata la historia del pueblo judío durante su peregrinaje en el desierto, cuando Israel se estaba estableciendo, institucionalizándose, estableciendo las leyes, las instituciones que iban a gobernar a esa nación al entrar a la tierra prometida. Y este pasaje nos da una ilustración de cómo fue ese proceso de institucionalizarse esa nación, y es un relato muy curioso. Yo me tropecé con él hace dos o tres días de hecho porque he estado leyendo el libro de Números en mi tiempo devocional, inmediatamente me vino a la mente, ¡guau! Que pasaje más adecuado y más apropiado para predicar durante el día de las madres, porque nos muestra el poder que puede tener la mujer muchas veces para endulzar la vida y traer justicia al mundo y cambiar el curso de la historia inclusive. Dice el Capítulo 27 de Números:
“Vinieron las hijas de Zelofehad, hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo Maquir, hijo de Manasés, de la familia de Manasés, hijo de José, los nombres de las cuales eran Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa. Y se presentaron delante de Moisés y delante del sacerdote Eleazar y delante de los príncipes y de toda la congregación a la puerta de tabernáculo de reunión y dijeron, ‘Nuestro padre murió en el desierto y él no estuvo en la compañía de los que se juntaron contra Jehová en el grupo de Coré sino que en su propio pecado murió y no tuvo hijos. ¿Por qué será quitado el nombre de nuestro padre de entre su familia por no haber tenido hijo? Danos heredad entre los hermanos de nuestro padre....”
Ahí está la clave de este pasaje: “... danos heredad entre los hermanos de nuestro padre y Moisés llevó su causa delante de Jehová y Jehová respondió a Moisés diciendo, ‘Bien dicen las hijas de Zelofehad, les darás la posesión de una heredad entre los hermanos de su padre y traspasarás la heredad de su padre a ellas y a los hijos de Israel hablarás diciendo, cuando alguno muriere sin hijos traspasaréis su herencia a su hija. Si no tuviere hija daréis su herencia a sus hermanos y si no tuviere hermanos daréis su herencia a los hermanos de su padre. Y si su padre no tuviere hermanos daréis su herencia a su pariente más cercano de su linaje y de este será. Y para los hijos de Israel esto será por estatuto de derecho como Jehová mandó a Moisés....”
Bendiga el Señor su palabra. Amen. Y como les digo yo he estado haciendo un recorrido a través del libro de Números en mis devocionales personales cada día y me tropecé con este curioso pasaje. Nunca antes me había, en realidad, me había impactado. Estoy seguro que lo he leído porque he leído todos estos libros varias veces a través de mi vida, pero como que esta vez me chocó un poco y lo leí con más detenimiento. No se si es que estoy más sensitivo a esos temas en estos tiempos, o lo que sea, pero me causó mucha intriga leerlo. Porque nunca antes había oído predicar acerca de este pasaje, pero después haciendo investigaciones acerca de ello, me doy cuenta de que ya hay toda una literatura que se ha escrito acerca de estas 5 mujeres y es un tema de predicación, sobretodo en gente que está muy metida en los derechos de la mujer y en alas izquierdistas a veces de la iglesia y en el feminismo, este pasaje ha tenido mucho impacto, porque muestra algo muy interesante.
Muestra 5 mujeres que se atrevieron a cuestionar el estatus quo. Se atrevieron....., alguien dijo amen, ahí, parece que le gustó eso que dije. Guau! Se atrevieron a cuestionar las cosas como son. Se atrevieron a cuestionar los que muchos han llamado el establecimiento en los años 60, se habla del establecimiento, las cosas como son. Y se atrevieron a ser creativas y a pensar en una alternativa a la realidad que habitaban. Y para entender lo radical que fue la acción de estas mujeres, hay que entender el contexto histórico de la nación de Israel, el contexto en que ellas se movieron y que desarrollaron su acción tan heroica.
Es el principio mismo de la nación de Israel. Estamos hablando de unos tres mil años y pico hace de que este evento se dio. Las mujeres no tienen absolutamente ningún estatus legal, aún siglos después en la historia de Israel y en el Medio Oriente y en muchos países del mundo, la mujer, y aún hoy en día en muchos países del mundo, el mundo medio oriental árabe, en muchos países del África, en todas las culturas musulmanas, en Asia, la mujer tiene escasos derechos y son abusadas y oprimidas y violentadas y no hay ningún recurso que ellas puedan usar.
En el tiempo en que se da esta historia las mujeres no tenían, como digo, estatus legal. Eran menos que.... eran animales, podríamos decir, propiedad de los hombres y una de las maneras en que esto se manifestaba era que no podían heredar. Los únicos que heredaban eran los hombres. Había un sistema de herencia en Israel con respecto a las tierras, que toda familia podía recibir una porción de tierra, era una sociedad agrícola, por lo tanto la tierra era extremadamente importante y era una señal de pertenencia y de supervivencia en la nación de Israel.
Y Dios le dio a cada tribu una porción grande de tierra, y cada familia podía recibir una parte de tierra para tener su casa y su cultivo, etc. pero las mujeres no podían heredar tierra, y no podían heredar, punto. ¿qué pasaba si un hombre moría, un padre? La herencia iba a sus hijos y eran tan escasa la existencia legal de la mujer que si no había un hijo que heredara, porque el padre solamente había tenido hijas, simplemente la herencia pasaba por encima de las hijas a otro familiar lejano, pero las mujeres aún cuando hubiera sido lo natural pensar, bueno, ya bastante malo es que simplemente lo varones hereden, pero que aún si no hay varón para heredar entonces se desperdicie esa herencia y se de a un sobrino, o a un hermano o lo que sea, absolutamente escandaloso, absolutamente injusto.
Y estas mujeres hicieron algo muy atrevido, heroico. Su padre no tenía hijos y ya me imagino que estaba por darse la herencia a uno de los hermanos de su papá y estas mujeres, me imagino que eso les colmó la copa. Y yo me las imagino sentadas a la luz de una lámpara quizás, una noche, y comenzaron a hablar y a molestarse por la situación y una de ellas dijo, ‘hermanas, esto no lo podemos dejar así. Tenemos que hablar con alguien. Hay que cuestionar esto, esto es una injusticia.’ Quizás una de ellas más tímida le dijo, ‘si, pero así es que se ha hecho y ya eso está decidido y ya hace tiempo que eso se decidió y tu sabes bien que nosotros, las mujeres, no tenemos ningún derecho. Si vamos allá nos van a botar y nos van a insultar, y no podemos. Así es que son las cosas y así será. Ustedes saben las injusticias del mundo.’
Pero esta muchacha siguió insistiendo, insistiendo quizás, y otra tomó un poquito más de ánimo y finalmente a través de quizás un diálogo sostenido, o quizás fue varios días, estas mujeres finalmente llegaron a la conclusión, ‘¿saben qué? Vamos a presentarnos ante el gobierno de Israel. Vamos a llevar nuestra causa ante Moisés y el concilio de Israel. Y lo peor que puede pasar es que simplemente nos digan, váyanse y nos digan que no y nos tiren la puerta en las narices, pero por lo menos podemos decir, hemos tratado, y hemos hecho un esfuerzo y a lo menos quizás ellos van a escuchar y se darán cuenta de que eso es una injusticia lo que están haciendo.’
Qué importante es, hermanos, y aquí está la esencia de lo que yo quiero compartir con ustedes, lo importante que es que uno cuestione las cosas, si su conciencia, si su entendimiento de la ley de Dios de lo moral, lo correcto, lo apropiado le acosa a usted y usted cree que hay una injusticia en el mundo, que algo no está haciéndose bien, que alguien está siendo oprimido, hermano, hermana, no aquiete esa voz, no la eche a un lado, simplemente diciendo, bueno, así es el mundo, así es la gente, así son las leyes, así es el hombre. Escuche esa voz y encomiende su causa al Señor y trate de hacer algo al respecto.
Y muchas veces puede ser algo en su familia, puede ser algo en la escuela donde usted trabaja, puede ser algo en el trabajo donde usted está alguien está siendo oprimido, alguien está siendo tratado mal, un jefe se está portando en una forma indebida y opresiva. Alguien está abusando de otro en alguna forma indebida, y nadie se atreve a cuestionar, porque ah, así es la gente y esto y lo otro. Cuántas veces nosotros participamos en cosas que podrían cambiarse si alguien se atreviera a decir, eso no está bien.
Y yo creo que esta palabra, hermanos, es un llamado a todos nosotros, entre otras cosas que nos enseña, ¿no?, a escuchar la voz de nuestra conciencia y a no hacer las cosas simplemente porque así se ha hecho desde tiempos inmemoriales, o a dejar de hacer las cosas porque simplemente nunca se ha hecho algo. Y si ustedes como yo, hay muchas cosas así que nosotros podemos examinar en nuestra vida, puede ser en nuestro matrimonio inclusive, hermanos.
Cuantas familias yo he oído a través de los tiempos, una joven, una niña por ejemplo siendo abusada físicamente, sexualmente, o un niño siendo oprimido y una mamá que nunca se atrevió a cuestionar eso. O una familia que siempre silencio, las cosas nunca se hablaron, nunca se hizo justicia, nunca se buscó una solución al problema. Nunca se cuestionó algo injusto.
Hermanos, yo queiro decirles, tu eres una hija, tu eres un hijo de Dios, nadie jamás debe violentar tu conciencia. Nadie debe violentarte a ti. No te sometas a ninguna situación opresiva destructiva a tu vida. Busca una sol en el nombre del Señor. Amen.
Estas mujeres nos recuerdan eso, en una manera muy especial. Y yo me vino a la mente algunos pasajes de la Escritura donde hay un llamado a apelar primeramente a Dios. Cuando estamos en situaciones de dificultad y de opresión, cuando vemos algo injusto, cuando vemos algo que queremos cuestionar y cuando sabemos que nuestra conciencia es de Dios y nadie más parece compartir nuestra idea, hermano, en vez de tu silenciar tu voz, en vez de tu dejarte llevar por el impulso de la gente, escucha esa voz, porque tu puedes ser, quizás a través de tu acción se puede cambiar el curso de la historia.
Hay personas pequeñitas que han cambiado el curso de la historia. En estos años una de las imágenes más gráficas de toda la historia moderna se dio cuando un hombre se paró delante de un tanque de guerra en Tianaman Square hace unos años atrás y detuvo una columna de tanques que ante las cámaras internacionales, no se atrevieron a pasarle por encima como lo hubieran hecho, y esa foto sirvió como un ejemplo por la lucha de los derechos civiles en China y se ha mantenido allí como la lucha del hombre contra la injusticia y la opresión, de David contra Goliat.
Y una persona puede cambiar, Martín Lutero, en el siglo 16 cambió el curso de la historia, un solo hombre, un monje católico que cuestionó las injusticias y la corrupción de la iglesia y clavó sus declaraciones en la puerta de una catedral en su ciudad nativa y hoy en día nosotros estamos sentados en esas bancas porque ese hombre se atrevió a cuestionar toda una institución y a arriesgar su vida por ello. Y la historia está hecha de hombres y mujeres normales, pequeños, como tu y como yo, que se atrevieron a creer en el poder de un ideal, de una idea, de una intuición que nació en su corazón y tuvieron el valor de decir, hey, quizás mi pequeña idea, mi pequeña intuición es más poderosa y más justa y más adecuada que la de toda la gente que está cuestionando. Eso requiere un valor increíble.
Y así nosotros en porciones menores, cada día vivimos en medio ambientes donde hay cosas que nosotros podemos cambiar si nos atrevemos a cuestionar, si nos atrevemos a creer en el poder de nuestras percepciones, que Dios nos ha dado sabiduría para ver cosas y mejorar el mundo. A veces un pensamiento, una chispa de pensamiento que pasa por tu conciencia, si tu te detienes un momentito a considerarlo y no lo dejas simplemente huir de tu mente, porque nunca se ha hecho así, puede cambiar el curso de una vida, una familia, una comunidad, una cuadra, una nación. Tan importante de escuchar las ideas.
Esta mañana misma, cuando la idea de invitar a las madres a pasar aquí al frente, fue un pensamiento fugaz que me pasó aquí por la mente, que yo creo que fue del Espíritu Santo, pero yo hubiera podido decir, bueno, es demasiado incómodo. Miré arriba, miré a las hermanas que estaban en el balcón, y miré por acá y casi, que pérdida tan grande hubiera sido, porque nunca antes lo había hecho, pero Dios bendijo ese momento, porque uno se atreve a meditar en las cosas y entonces uno se lanza en el nombre de Jesús.
E hice un detour, hice un viraje pero lo que iba a decir es que, cuando nosotros tenemos esas intuiciones, cuando hay algo que miramos que decimos, no está bien esto, podrá hacerse mejor, podrá haber algún cambio en esta situación, debo yo atreverme yo a decir, esto no está bien, y a cuestionar el estatus quo a cuestionar la autoridad.
Mire que yo hablo siempre de sujetarnos a las autoridades, eso es bíblico, pero ¿saben qué? hay tiempos también que hay que cuestionar a las autoridades, con respeto, con humildad, pero con firmeza y con integridad también, hermano. Ninguna iglesia, ningún pastor, ningún presidente, ningún líder está tan exento de error que pueda decir, yo no puedo beneficiarme del consejo de alguien, o el cuestionamiento de alguien, o una opinión de alguien. Por lo menos una opinión se puede escuchar y puede cambiar levemente el curso de un líder o una institución. Y eso es una de las cosas que vemos aquí.
Pero lo que quiero decir, deteniéndome tanto, es que cuando nosotros sentimos algo en nuestro corazón y sabemos que tenemos una gran institución, o una gran maquinaria en frente de nosotros que nos está impidiendo realizar lo que sentimos en nuestro corazón, una de las primeras cosas que nosotros tenemos que hacer es encomendar nuestra causa al Señor, que es justo.
Cuando tu tienes al Señor de tu lado, las cosas se ecualizan. Ustedes recuerdan una serie hace años y años, que se llamaba 'The Equalizer'. ¿Cuántos vieron esa serie? Confiesen, levanten la mano ahora mismo. Confiesen. Era la historia de un hombre tipo detective, muy diestro en ciertas artes militares, etc. que en casos de injusticia, donde estaban siendo oprimidos por criminales o por algún oficial corrupto, esta gente apelaba a él y él ecualizaba las cosas, la que antes era una víctima ahora tenía un defensor bien grande. He was the equalizer. Él ponía las cosas a un nivel donde el terreno de pelea era más igualitario. Y Dios es el gran equalizer, es el gran ecualizador de las causas del hombre.
Por eso es que nosotros podemos atrevernos a ser creativos. Y yo quiero ampliar un poquito más el alcance de lo que estoy diciendo, dentro de un momento, pero quiero decir que es importante que si vamos a cuestionar el mundo, si vamos a cuestionar las cosas alrededor de nosotros, si vamos a vivir vidas originales, y ahí tengo ya el título de mi sermón, Vidas Originales, si vamos vivir vidas originales tenemos que encomendar nuestra causa al Señor, tenemos que buscar sabiduría de parte del Señor, tenemos que buscar discernimiento de parte del Señor sobre cómo enmarcar nuestras peticiones, nuestros cuestionamiento, saber en qué momento hablar, cómo frasear las cosas, si persistir o no, si ir más allá de un primer atentado o abordamiento y continuar molestando hasta que veamos lo que queremos. Para todo eso se necesita la intervención del Espíritu Santo en la vida de uno, se necesita la autoridad, se necesita el discernimiento, se necesita la sabiduría, la prudencia del Espíritu Santo, pero tenemos primero que ir y encomendar nuestra causa al Señor.
El salmo 37 dice, “deléitate a ti mismo en Jehová y él te concederá las peticiones de tu corazón, versículo 4, dice, encomienda a Jehová tu camino y confía en él y él hará, exhibirá tu justicia como la luz, y tu derecha como el mediodía....” Gloria al Señor.
Ve, no hay nada como usted encomendar su causa al Señor primeramente, ir y cuestionar e indagar, pero hacerlo con una humildad que usted sabe que el poder no es suyo, el poder es de Dios y usted se está moviendo en el poder y en la sabiduría y conforme a la ley de Dios.
Hay mucha gente que emprende causas pero el espíritu no es correcto, hay un espíritu de rebeldía, hay un espíritu de autosuficiencia, hay un espíritu de glorificar el cuestionar la autoridad por cuestionarla, hay un espíritu de crítica, hay un espíritu de glorificar aql hombre y glorificar el sentido de justicia del hombre.
Este pasaje se ha usado en maneras que yo creo que son indebidas para justificar cosas que no son de Dios. Yo creo que la persona, el hombre, la mujer de Dios cuestiona la autoridad con temor y temblor, cuestiona la autoridad después de haber meditado bien, cuestiona la autoridad después de haber pensado y haberse encomendado al Señor, encomendar su causa al Señor, y entonces se para con gran humildad y gran dependencia de Dios y dispara su causa como un proyectil, directamente a donde lo va a llevar. Y ese proyectil tiene poder para romper barreras, tiene poder para hacer cosas que normalmente un hombre usando solamente su propia fuerza, o una mujer, no puede hacer.
Y nosotros tenemos que saber, hermanos, que cuando vamos a tomar riesgos en la vida, cuando vamos a hacer cosas raras y diferentes tenemos que primero encomendar nuestra causa al Señor y entonces nos atrevemos.
Yo recuerdo, me viene a la mente ahora, hace años antes de yo casarme, imagínense cuántos años hace de eso, casi cumplimos 25 años el año que viene, pero yo trabajaba para el departamento de servicios sociales en la ciudad de Lawrence, me tomé un año fuera de la escuela graduada cuando estaba Harvard, pero por una maravillosa intervención divina, terminé en ese año trabajando para el departamento de servicios sociales, de paso ya Dios sabía que yo iba a ser pastor y me dio entrenamiento entregándome 20 familias hispanas y americanas en Lawrence para trabajar con ellas y pastorearlas casi por un año, como eran mi grupo como trabajador social.
El caso es que una familia puertorriqueña, católica carismática muy entregada al Señor, yo la conocí un día a esa familia, como trabajador social yendo a una reunión de padres. Y me impresionó ese hombre porque, primero que era hombre en una reunión de padres, a veces brillamos por nuestra ausencia, hermanos, pero este hombre estaba allí, un señor como de cuarenta y pico de años, y estaba con su esposa. Me impresionó la forma en que él se expresó a favor de sus hijas ante las autoridades escolares. Me gustó su carácter, lo que por en él y por una razón u otra, lo vi una vez más en otra intervención y después de eso cuando continué yendo a la reunión esta de padres, nunca más volví a verlo y me inquietó eso, me intrigó, qué pasó, por qué no lo vimos más.
Un día yo andaba con mi mamá de hecho, de compras en el supermercado Demulas allá en Lawrence. ¿Cuántos conocen Demulas allá en Lawrence? ¿Alguien ha estado por allá? Muchos yo creo que se van a viajar allá Demulas a comprar. El caso es que estábamos Toña y yo en Demulas y yo andaba en un carrito, con el carrito de compras y pasando por uno de los anaqueles, uno de los pasillos del supermercado, vi solamente la espalda de este hombre. Iba pasando y vi su espalda y lo reconocí, y lo que me impresionó fue que sentí en su espalda había carga. No sabía por qué, porque yo no lo conocía tan bien, y seguí pero algo me dijo, ve y búscalo. Y fui y lo busqué y lo saludé.
Y entonces ese hombre que sabía que yo era trabajador social comenzó a decirme su situación. En el tiempo que yo había dejado de verlo, ellos habían venido de Puerto Rico porque su hija a los 15,16 años, cuando muchas veces pasa eso, había desarrollado esquizofrenia, una muchachita que había sido perfectamente normal, lindísima, a los 14, 15 años perdió la mente, se puso esquizofrénica. Y en Puerto Rico no tenían el cuidado que ella necesitaba específicamente y ellos supieron que aquí en EEUU la podían atender mucho mejor y esa familia, mire la entrega de esta familia, se desplazó con todas sus demás, tenían como 4 hijas, y vinieron a la ciudad de Lawrence para que su hija recibiera la atención específica que necesitaba para su caso específico.
Y allí se conectaron con el departamento de salud mental, y es una historia un poquita larguita, pero ilustra perfectamente lo que estamos hablando aquí. Y con el departamento de servicios sociales le dieron atención, iban a cada rato a la casa, servicios sociales y salud mental para atender a la niña y estos padres participando en todo con mucha integridad, y mucho involucramiento y un día, porque los trabajadores sociales y salud mental le habían dicho, ‘díganos todo lo que pasa en su vida, cómo se está desarrollando, cualquier cosa anormal que ustedes vean’, y ellos le contaron un evento del hogar donde la niña había cogido una navaja y había hecho algo que parecía que podía ser dañino a su salud física, con la navaja. Y ellos se lo contaron a salud mental y al trabajador social, el caso fue que ellos dijeron, ‘está bien, no hay problema’.
Un día mientras estaban ellos en la casa, sentados comiendo, llegó la policía, llegó una ambulancia, le arrancaron a su hija de la casa y se la metieron en una institución mental. Y estos padres se quisieron volver locos. Se la pusieron aquí y ellos vivían en Lawrence, no tenían transportación, y se la pusieron en un hospital mental en las afueras, cerca de Boston, en Hall Town, creo que fue. Y el caso es que esta jovencita, las autoridades le dijeron rotundamente, ‘esta niña la tenemos que guardar, protegerla’ y los acusaron a ellos, de hecho, de tratar de abuso sexual y otras cosas. Y les dijeron en una ocasión donde ellos dijeron, bueno, nosotros vinimos de Puerto Rico para tratarla aquí y qué si nosotros nos queremos ir ahora, de nuevo a Puerto Rico, y las palabras de los médicos allí fueron rotundas, les dijeron, ‘ustedes se pueden ir, pero esta niña no sale de aquí y olvídense de ella, porque ahora el estado tiene custodia de ella’. Y él les dijo, ahí delante de ellos les dijo, ‘pues yo les voy a probar a ustedes que el Dios que yo sirvo es más poderoso que ustedes y yo voy a tener a mi hija de nuevo.’
El caso fue que cuando yo oí esto de este hombre, todo esto me lo estaba contando en el pasillo del supermercado, sobre mi vida cayó una carga acerca de esta niña, que todavía me conmuevo cuando lo hablo. El Señor puso una carga por esa niña en mi vida y durante semanas y semanas yo oraba por ella, no hacía otra cosa que pensar en ella y finalmente yo, después de llamar a psiquiatras y tratar de ver qué se podía hacer por ella, todo esto, yo la fui a visitar. La niña ya estaba haciendo sus necesidades sobre su cuerpo, había deteriorado increíblemente. No quería hablar con los padres porque los culpaba en su mente confusa, lo que estaba pasando, pensaba que ellos la habían abandonado, etc. y se había deteriorado física, emocional, mentalmente completamente.
Y después de tratar yo dije, ‘Señor, yo voy a tomar esta causa en el nombre de Jesús sobre y vamos a hacer lo que podamos’. El caso fue que yo me puse en contacto con un abogado, nunca me llamó, pero un día por una de esas cosas me llama el hombre y me dice, ‘ Roberto, he estudiado el caso.....’ Y de paso, la corte le había dado ya absoluta custodia de la niña al departamento de salud mental. No había nada que hacer aparentemente. El juez le había dado toda la custodia al departamento de salud mental.
El caso es que este abogado, después que yo hablé con él me dijo, ‘yo creo que tenemos un caso aquí. Vamos a ver qué se puede hacer.’ Yo llamé al departamento de salud mental e hice una cita, ellos no sabían que yo estaba a favor de la familia. Como creían que yo era trabajador social, pensaban que yo estaban a favor de ellos, porque estas agencias se cubren unas a otras desgraciadamente muchas veces, y yo hice una cita con la corte y busqué ayuda de una iglesia allá en Lawrence y preparé mi caso. El abogado ese día no se apareció, pero se apareció el juez, por una cosa milagrosa, ellos no esperaban nada de esto, porque pensaban que todavía era la misma familia y que era simplemente para revivir el caso, no sabían lo que estaba pasando.
Dios los confundió a las autoridades. No se apareció el médico, el representante. No se apareció nadie del hospital, excepto una persona muy subalterna. El juez se apareció, estuve yo allí y los padres de ella. Y yo le presenté el caso al juez, y le describí la situación, y le dije ‘juez, yo como trabajador social me comprometo a ayudar a la familia y la iglesia tal y tal están dispuestos a darle su respaldo, esta son gente de honor, son gente trabajadora’. Y el juez cuando preguntó quién del hospital está aquí, y le dijeron que no había nadie excepto un subalterno bien bajo, se puso furioso con el hospital. Dijo, esto es una gran injusticia, lo que se ha hecho. Y ahí mismo ordenó que nos lleváramos a la niña. Yo a lo máximo lo que esperaba era que dijeran, vamos a revisar el caso, y esto y lo otro. Ese día nosotros salimos con esa niña del hospital, de su cárcel y nos la llevamos para su casa. La familia no podía creerlo. Nadie podía creerlo.
Cuando el departamento de servicio social, mi departamento y el departamento de salud mental, supieron lo que había pasado se pusieron furiosos conmigo. Y finalmente yo me puse en contacto con un psiquiatra de Lawrence que me dijo, ‘si ustedes quieren meterle una demanda al departamento de salud mental y de servicios sociales, lo pueden hacer, porque esto ha sido una gran injusticia. Ellos le han hecho un daño terrible a esa niña psicológicamente.
Larga la historia pero déjenme decirle solamente el final de esto, porque esto es muy ilustrador. Porque la mano de Dios, la bendición estaba sobre este caso. Yo perdí contacto con esa familia porque desde que ellos pudieron, desde que resolvieron su situación legal, estaban tan aterrorizados que se fueron de regreso a Puerto Rico. Perdí contacto con ellos, nunca volví a saber de ellos. Y se había quedado en mi corazón, ‘Señor, yo me atreví a hacer algo que no parecía, yo cuestioné a salud mental, cuestioné a los psiquiatras, cuestioné a servicios sociales, ¿habré hecho yo bien? Me preguntaba yo acerca de eso y no podía contestar porque no sabía dónde estaba la familia.
Habían pasado ya muchos meses, muchos meses de eso. En ese tiempo yo me había casado con Meche, su familia es de Puerto Rico. Fuimos a Puerto Rico a visitar la familia de Meche y había pasado ya, como digo, un año, año y medio, no recuerdo cuánto había pasado, pero eran muchos meses ya. Y yo siempre en mi corazón pensando en esa familia, el caso fue que por una razón la familia de Meche se fue Mayahues a Guainabo, es un largo trecho de camino, una hora y media, dos horas, es largo el camino.
Yo viajé solo desde Mayahues a Guainabo, muchos detalles pero es interesante lo que pasó. Yo iba en una carretera solitaria, rodeada de caminos campestres alrededor y voy manejando en mi carro y en una carretera como de 3 carriles, y paso yo por allí y veo una espalda, de nuevo, 3 jóvenes cruzando la carretera y entrando por un caminito de campo. Y cuando las veo de espalda, digo, ‘esas parecen a las hijas de esta familia’, y yo digo cómo en medio de este campo aquí abierto en Puerto Rico, en una carretera, cómo es posible. Manejé como una milla, pero se me quedó en mi corazón, ‘Señor, yo te pedí que me resolvieras esta pregunta que yo tenía’. Di la vuelta, me metí por el camino, las alcancé y eran ellas.
Pude llegar a su casa, me senté con la familia. Por a la niña, estaba mucho mejor. La familia agradecida, una familia reunida con su hija bendecida de nuevo, porque Dios me puso algo en mi corazón. Había una causa que había que resolver, había algo que había que cuestionar. Nadie quería tomar la causa de una familia humilde.
Pero, hermanos, quizás el sermón.... eso es todo simplemente, en esa ilustración. Nosotros tenemos que atrevernos a cuestionar las cosas. Yo le doy gracias al Señor, quizás Dios me puso a trabajar ese año en el departamento de servicios sociales solamente para que yo trajera justicia a esa familia. Y como mi corazón se conmueve por eso, a veces no relato es historia en público porque las cosas que yo viví las emociones,..... pero hay que atreverse, hermanos.
Hay que atreverse a vivir vidas originales y hay que atreverse a pelear por la justicia de los demás. Y hay que encomendar nuestra causa al Señor. Si tu estás pasando por una situación difícil,.... una de las cosas que este pasaje es tan rico en tantas maneras, pero una de las cosas que yo veo aquí es como Dios cambió de opinión, es un horror decir eso, pero un hombre puede cambiar la opinión de Dios y cabe la terrible, escandalosa idea. Una mujer, un hombre puede, en una situación, si tu estás en una situación de opresión, de necesidad, mujer, muchas veces las madres tienen situaciones difíciles, hay casos difíciles con un hijo una situación, mira, tu no estás sola. Dios está contigo. Tu puedes venir ante tu Padre Celestial, tu puedes encomendar tu causa al Señor y él exhibirá tu justicia como el medio día, no importa quién esté en contra de ti, no importa cuán difícil sea tu situación, presenta tu causa al Señor y no dudes en cuestionar una situación, no te moldees a las situaciones y a las injusticias de la vida, a las dificultades de la vida, a las opresiones de los hombres, simplemente porque nadie ha cuestionado, nadie jamás no se ha hecho eso antes, quizás tu eres la persona que Dios ha puesto para que se cambien las cosas, para que haya un cambio en la vida, para que venga justicia. Dios te puede usar en tu hogar, en tu vecindario, pero todo está en que tu sientas, ‘Señor, yo quiero hacer algo.’
Permítanme una última ilustración. Anoche mismo, gracias Samuel, hay una familia a dos, tres casas de mi casa, terrible, norteamericanos atados por el diablo. Una familia de clase muy, no me gusta decir la palabra baja, pero no trabajan, están en una situación.... y esa familia muchas veces tienen peleas, pelean, uno los oye a dos, tres casas. Anoche mismo la policía llegó, un lío que tuvieron allá y yo los he oído sus voces a veces de mi casa. Ahora en el verano, pues abrimos las ventanas y se oye más claro algunas de esas cosas. Y Señor, he sentido en mi corazón, llevo 3, 4, 5, 6 meses oyéndolos. Oigo gente atada por el diablo. El diablo los tiene amargados y los pone a pelear como gallos en una gallera, simplemente para que se den espuelazos. El diablo se deleita en destruir vidas y los hombres muchas veces solo ven lo feo, lo dañino, ven lo terrible de un alma y no ven el tesoro que está escondido debajo y no ven hijos de Dios en potencial, no ven que esa persona que está haciendo daño puede ser simplemente una persona que está endemoniada, careada por el diablo para destruirlo hasta que se muera para el coger su alma. Y nadie se atreve a intervenir y lo que hacemos es que despreciamos muchas veces, resentimos y en vez de decir, Señor, quizás yo puedo hacer algo, quizás yo puedo cambiar, quizás yo puedo intervenir, quizás tu me puedes usar a mi para cambiar una situación.
Y yo hace unos días, hacía como 2, 3, 4 semanas le he dicho, Señor, si tu me das alguna manera de yo conocer esa familia. Fíjese, uno a veces tiene miedo de tocar una puerta y decir, mire, yo soy pastor, les puedo ayudar en algo. Dios me ha usado a veces haciendo eso. Pero en este caso, no me atreví porque parecía tan difícil, y le dije, Padre, ábreme un camino, si tu me abres el camino, yo voy a intervenir porque sentí misericordia. La escuché un día así lejanamente hablando con su hijito pequeño, y escuché ternura en ella, y escuché un ser endiablado tratando de hacer lo mejor que podía.
Anoche estoy yo sentado en mi oficina y Meche me dice, ‘cállate, que hay alguien aquí en la casa’, y oigo una voz extraña hablando por teléfono. Habían tenido ese lío tremendo. Había llegado la policía, los bomberos, una ambulancia, todo el mundo había llegado allí y después que se fueron esta gente vino ella y su hermana, subieron y pidieron que si podían usar el teléfono de mi casa. No tienen teléfono, no tienen nada. Esa gente son terrible. Y cuando Meche me dijo quiénes eran, ella no sabía que yo había estado orando, yo salí de mi oficina porque yo sabía que Dios me estaba diciendo, bueno, tu me pediste, ahí te la voy a poner. ¿Qué vas a hacer ahora?
Y las escuchamos, hablamos con ellas, están abiertas al Evangelio. Yo quiero traerlas a la iglesia. Una de ella, de hecho, por una razón extraña, habla español, blanca como la leche pero habla español y creo que su mamá es mitad portuguesa y está casada o juntada con un joven salvadoreño que lo hemos visto de vez en cuando ahí, y tienen un hijito. Y ahí sensibilidad en su alma, hay algo especial en esa muchachita.
El caso es que son vidas, hermanos, y yo he sentido un compromiso de Dios. Yo tengo que hacer algo ahora, porque Dios me tomó en serio y ahí estaba esa familia. Yo le dije, Padre, si yo puedo hacer algo, oramos por ellas y una le decía a la otra, tu ves, por eso es que me gustan los evangélicos, mira cómo oran, están hablando con Dios. Yo le dije, tu puedes hablar con Dios tu misma en tu casa. Dios puede cambiar tu vida. Dios te puede dar sabiduría para educar a tu niño. Dios te puede cambiar tu situación económica. Te puede dar un giro, y por eso es que has venido aquí. Dios te trajo aquí.
Ellas me miraban con los ojos azorados, escuchando. Hermanos, Dios quiere hacer de cada uno de nosotros agentes de cambio en el mundo. Y no importa que tu seas mujer, que tu seas niño, que tu seas joven, Dios te puede usar a ti, si tu te atreves a creer, ‘con Dios yo puedo cambiar el mundo, yo puedo hacer una diferencia en mi vecindario, donde sea y encomienda tu causa al Señor. Dios puede hacerlo, lo que falta es gente que se atreva en el nombre de Jesús a creer. Yo puede ser ese agente de diferencia en el mundo. Con Dios a mi lado, yo puedo enfrentar a Goliat, yo puedo cambiar el mundo. Yo puedo hacer una diferencia.
Así que hermanos, Dios nos llama en esta mañana. Madres, ustedes han hecho una diferencia en la historia del mundo. Mujeres, ustedes se han atrevido a hacer cosas. Yo veo mujeres, a veces, quizás algunas ni sepan leer ni escribir, pero Dios te ha usado mujer y tu has cambiado la historia del mundo. Y Dios puede seguirte usando, solo está que tu te atrevas a creer en las intuiciones que Dios pone en tu corazón.
A veces Dios pone semillas de grandeza en nuestro espíritu y decimos, imposible, ¿quién, a mi?, no y matamos esa semilla. No la dejamos florecer porque pensamos, Dios no puede usar a mi. Dios te puede usar a ti, Dios te quiere usar a ti. Mientras más pequeño más se glorifica Dios en usarte y hacer cosas grandes en tu vida. Créelo en el nombre de Jesús, encomienda tu causa al Señor, lo que sea.
Si tu encomiendas tu causa al Señor y te atreves a presentarte ante el trono de Dios, Dios mismo va a hacer algo en tu vida. Y tu dices, voy a ir y si perezco, que perezca, como dijo Ester, pero yo voy a presentar mi causa y quizás el rey extienda su cetro y te diga, ¿qué quieres? Hasta la mitad del reino de voy a dar, porque te atreves a hacerlo.
Vive una vida original. Atrévete a hacer algo diferente. No te conformes con cualquier situación que tu estás viviendo. Si es opresiva, si es destructiva para tu bienestar, si destruye a alguien, tu tienes que hacer algo en el nombre de Jesús. Encomienda tu causa al Señor y él hará, él escuchará y exhibirá tu justicia como el mediodía.
Vamos a ponernos de pie en el nombre de Jesús. Gracias, Señor. Te adoramos. Te bendecimos, Señor. Gracias, Jesús. Padre, gracias porque tu eres Dios de misericordia, Dios justo que increíblemente te doblas, Padre, para escuchar la causa de meros hombres. Tu palabra dice, pacientemente esperé a Jehová y se inclinó a mi y escuchó mi clamor y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso. Puso mis pies sobre peña, enderezó mis pasos, puso luego en mi boca cántico nuevo. Verán esto muchos y temerán y confiarán en Jehová.
Nosotros creemos eso en esta mañana, Padre, en el nombre de Jesús. Isabel, en el nombre de Jesús, oramos por tu hija ahora en el nombre de Jesucristo encomendamos tu causa al Señor. Padre, pedimos que tu rodees a esa joven allá en el Salvador con tu gracia, con tu protección. Escucha el clamor de esta madre y pedimos que ángeles guerreros, Señor, ángeles guerreros rodeen con sus alas esa hija, Padre, en el nombre de Jesús y a esa familia y ningún mal le acontezca, para gloria de tu nombre, Padre, porque tu eres el Dios protector de los débiles, de las víctimas, de los que padecen violencia. Tu palabra dice, él tiene misericordia de los que padecen violencia. Nosotros creemos eso, Señor, en esta mañana en el nombre de Jesús.
Ayúdanos a ser agentes de cambio, Padre, en el mundo. Ayúdanos a ser luces, ayúdanos a ser sal de la tierra, Padre. Danos ojos para ver, oídos para oír, corazón para sentir. Danos una mente original, Padre. Danos una osadía grande sabiendo que si estamos en alineamiento contigo, nadie puede detenernos porque tu eres poderoso para romper cualquier muro, Señor, de injusticia o de opresión.
Gracias porque tu nos has hecho libres, Padre. No tenemos que adecuarnos a situaciones destructivas o difíciles en nuestra existencia porque tu eres el Dios que remueve la piedra, como hiciste ante la tumba y te sientas sobre ella, Señor, y das victoria a tus hijos. Tu palabra dice, antes en todas estas cosas somos más que vencedores, por eso te alabamos, Padre, te glorificamos. Somos más que vencedores y por eso nos atrevemos a emprender la batalla en el nombre de Jesús.
Y el pueblo de Dios dice: amen. Gloria al nombre del Señor. Gloria a Dios. Amen.