Algo más grande que la vida normal (Lucas 5)

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Abramos nuestras Biblias en el libro de Lucas, el Evangelio de Lucas, Capítulo 5. No sé, cuántos sienten que Dios está a punto de hacer algo grande en nuestras vidas y en Nueva Inglaterra. Amen. Y que esto incluye a usted, que el Señor no se va a olvidar de usted, que a la vez que él hace algo grande en Nueva Inglaterra también ha de hacer algo grande en ti. ¿Lo crees? Amen.

¿Y saben? Y no disculpo si alguno de esos amen fueron con un poco tibio porque yo no sé de usted, y he tenido esta conversación con muchos, y yo sé cómo se puede sentir alguien que a la vez de saber que la aventura más grande de su vida se aproxima, la cosa más grande que ha de hacer de Dios, los días más especiales de su vida se aproximan, a la vez uno se da cuenta que esa aventura y esos tiempos no vienen sin un costo, que tal vez la bendición más grande de toda tu vida, la experiencia más especial de toda tu vida también será acompañada con un costo que nos viene, que ese tipo de bendición no viene gratis, que nos va a costar.

Y en esta mañana, hermanos, yo le afirmo que sí a ambos, a ambas intuiciones, ambos sentimientos. Sí, viene gran bendición para su vida, sí Dios tiene grandes planes para su vida. Él quiere hacer cosas grandes a través de ti y de su vida, y hermanos, no le va a costar mucho, nos va a costar todo. Y hay un nombre para esa experiencia, se llama discipulado. Esta es la aventura de seguir a Cristo.

Y hermanos, les invito al Evangelio según san Lucas Capítulo 5, y hermanos, no sé de usted, pero tal vez usted tiene una Biblia Reina Valera como tenemos mucho y como tenemos aquí representado por el Internet, y los editores de la Biblia Reina Valera marcaron este texto con un título que aún ustedes lo pueden ver de ahí y ¿qué dice ahí que aconteció en Lucas, Capítulo 5 del versículo 1 al 11? La pesca milagrosa.

Ahora, vean algo interesante. Si fuéramos a ver este mismo texto en la Nueva Versión Internacional el título cambia, los editores de la Nueva Versión Internacional and if you’re following along in English and you apeen to have an NIV Bible and a bilingual Bible like me, it’s the only way I would catch it, side by side you have these two titles, y esos editores titulan esta porción bíblica ¿cómo? Llamamiento de los primeros discípulos.

Pastor, ¿qué pasa aquí? ¿Qué es lo que está aconteciendo aquí? ¿Esto es la pesca milagrosa o el llamamiento de los primeros discípulos? ¿Qué es lo que está pasando aquí? Y, hermanos, a propósito, lo que está pasando aquí es que el evangelista Lucas, no escribió ninguno de estos dos títulos, ningunos de estos dos títulos aparece en el griego. Y esto está bien, esto es para ayudarle. Alguien hizo una decisión que para poder ayudarle en buscar los textos bíblicos, un editor dijo, bueno, hizo una decisión de declarar, esta es la cosa más importante que está aconteciendo en este texto. Y un editor dijo, bueno, la cosa más importante que está aconteciendo en Lucas Capítulo 5 del 1 al 11 es la pesca milagrosa. Otro decidió, no, no, no, lo más importante que está aconteciendo en este texto es, el llamamiento de los primeros discípulos. ¿Qué dice usted?

Volvamos a la Reina Valera. Gracias, mis hermanos. ¿Sabe lo que yo pienso? Yo creo que el milagro más grande que hace el Señor, que siempre ha hecho, que sigue haciendo es que un individuo, una persona decida seguir a Jesús y ser su discípulo. Yo creo que eso aún hoy es la cosa más grande que puede hacer el Señor. ¿Saben por qué? El Señor puede obligar que un demonio huya por el poder de su palabra. El Señor por el poder de su palabra hace que los ciegos vean, que los paralíticos caminen, que los muertos salgan de sus tumbas. El Señor puede hacer grandes cosas aún el Señor a través del poder de su palabra puede cancelar las leyes de la naturaleza como hizo aquí y como veremos en este milagro de la pesca milagrosa. Pero el Señor no obliga a nadie a que lo siga. El Señor no obliga a nadie que lo siga, el Señor no puede o por lo menos él ha decidido que nadie lo siga por obligación.

El que sigue a Cristo, el que hace la decisión de dejar, imagínese, dejar todo lo que conoce, todas sus costumbres, la manera en que lo criaron, lo que da placer, la manera en que ve el mundo, para seguir al Señor, a lugar tal vez misteriosos y desconocidos, imagínese lo grande que es eso. y todo el mundo, si usted está aquí y ha hecho esa decisión de seguirlo a Cristo lo hizo porque usted quiso, porque el Señor los llamó y usted obedeció la voz del Señor. y gloria a Dios, hermanos, si usted está aquí y dijo sí, amen, Señor te sigo, porque ¿sabe? Para muchos, yo diría para la gran mayoría del mundo y nosotros lo tenemos por sentado porque estamos en un país donde la palabra de Dios brota como agua de la peña y está disponible donde quiera y hay una mayoría especialmente en un lugar así tan especial, como esta iglesia en un domingo, de discípulos de Cristo. Vea Tailandia donde está predicando Julie a donde 1% de la población ha hecho esa decisión. ¿Por qué es tan difícil allá? ¿Sabe por qué? Y yo diría aún en los EEUU, aún en este país para muchos este salto de seguir a Jesús es demasiado peligroso. It’s just too much to ask. Están pidiendo demasiado de que sigan a Jesús. Y prefieren ser religiosos a ser discípulos de Cristo.

El pastor estuvo predicando unos domingos atrás acerca de la diferencia de una vida religiosa y una vida en el espíritu. ¿Se acuerdan? Que no son iguales. La vida en el espíritu y la vida religiosa es muy distinta. Y, hermanos, por los propósitos de esta mañana yo puedo distinguir una vida religiosa o una vida de un discípulos de Cristo en esta manera, esta es la manera, yo creo que este es el marco que define al discípulo de Cristo de una persona religiosa, y es esto: quién sigue a quién.

Uno puede vivir una vida en que uno coloca a Jesús o la imagen que uno ha inventado de Jesús dentro de los marcos de su vida religiosa. Pero en la realidad el que está haciendo todas las decisiones en su vida, el que está programando su vida, el que determina qué haces, qué dices, cuándo lo haces, y por qué eres tu. tu estás viviendo tu vida, tu estás sentado en el trono de tu vida como vemos en los materiales de discipulado. You are calling the shot. Tu eres la persona que estás dirigiendo tu vida y Cristo, tu esperas que Cristo en tu jornada, en una jornada que usted mismo ha programado espera que Cristo te siga a ti si eres religioso. O sea, no es tan consistente que una persona religiosa diga, espero que Dios bendiga este esfuerzo, o espero que Dios nos acompañe o que Dios te bendiga o Dios te acompañe, porque en realidad eso es lo que hacemos. Cuando somos religiosos estamos diciendo que Jesús nos acompaña a nosotros, estamos esperando que él nos siga a nosotros, nos acompañe, nos bendiga en la jornada de la vida que nosotros mismos hemos programado.

En cambio, el discípulo sigue a Jesús. El discípulo ha hecho una decisión de dejar su vida en una entrega total para seguir a Cristo. Ahora, ¿cómo llega uno a ese extremo? Cómo es, y ustedes se dan cuenta, tal vez, especialmente en un país como este, los EEUU que atesoramos nuestros derechos, nuestro tiempo, nuestra independencia, venimos muchas veces de lugares a donde tal vez aquí por primera vez usted puede decidir cómo vivir y de momento vas a entregar ese derecho de decidir cómo usted vive, para seguir a Cristo. ¿Cómo llega uno a esa decisión?

Me encanta este texto, ¿sabe por qué? Porque es un retrato, es una grabación de este proceso. Nosotros podemos ver un hombre convertirse y sus socios, convertirse en discípulos de Cristo delante de nuestros ojos. Y comienza hermano todo discipulado comienza con un encuentro con Jesús, todo discipulado, cada discípulo comienza con un encuentro con Jesús y para Pedro, el evento que transformaría su vida aconteció a la orilla del lago Gennesaret, aquí en Lucas Capítulo 5:

“Aconteció que estando Jesús junto al lago de Gennesaret, el gentío de agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios y vio dos barcas que estaban cerca del a orilla del lago y los pescadores, y habiendo descendido de ella lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas la cual era de Simón, le rogó que le apartase de tierra un poco, y sentándose enseñaba desde la barca a la multitud....”

Hermanos, lo primero que queremos enfatizar es que uno puede conocer a Jesús, entre comillas, sin haber tenido un encuentro con Jesús. Uno puede hasta oír a Jesús predicar oír la palabra de Jesús sin haber tenido un encuentro con Jesús. Uno puede aún, ver al Señor hacer cosas milagrosas y poderosas aún en su propia casa sin haber tenido un encuentro personal con Jesús. Y por lo menos en este punto de la vida de Pedro, ese es el caso de Pedro precisamente.

Si vemos un poco más adelante en el versículo, anteriormente en el Capítulo 4 de Lucas, versículo 38 algo acontece en la misma casa de Pedro algo acontece allí.

Dice que “... entonces Jesús se levantó y salió de la sinagoga y entró en casa de Simón. La suegra de Simón tenía una gran fiebre y le rogaron por ella, e inclinándose hacia ella reprendió a la fiebre y la fiebre le dejó, y levantándose ella al instante le servía....”

Esto aconteció ¿dónde? En la misma casa de Pedro, y no solo eso,

“...al ponerse el sol todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él, a Jesús y él poniendo manos sobre cada uno de ellos los sanaba. También salían demonios de muchos dando voces y diciendo, tu eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar porque sabían que él era el Cristo...”

Hermanos, no sé de usted, pero mi impresión es que Pedro estuvo aquí, Simón Pedro estuvo aquí para todo esto. Él fue testigo de todos estos acontecimientos. Esto se está llevando a cabo en la casa de Pedro. Ahora, hermanos, también me dice esto de Pedro: el hombre no era un hombre rico pero tampoco era un vagabundo. Él estaba viviendo el sueño de la clase media. ¿Qué sabemos de él? Si el tenía suegra, ¿qué tenía él? Tenía esposa, tenía su hogar, y también sabemos que él tenía una casa, y no solamente cualquier casa, yo creo que por algo esto está aconteciendo en la casa de Pedro, esto es por lo menos una casa suficientemente grande para acomodar varias personas. Y encima de eso él tenía su negocio, él era un pescador que era el comercio principal de esa región, y parece que le iba bien porque encima de tener sus barcas y su negocio, ¿qué más tenía él? Socios. ¿Qué más quería él?

Y hermanos, ese es el punto. El Señor nos visita muchas veces en el momento, es tan difícil ver el poder de Dios y apreciarlo en el medio de nuestra vida normal, común, corriente. Y Pedro, yo me imagino que Pedro le tenía gran respeto a Jesús. Él le abrió la casa a Jesús. Y hermanos, eso está bien, eso es un gran comienzo, uno puede abrirle la casa a Jesús sin abrirle el corazón. Uno puede reconocer, este es un gran rabí, sin reconocer, este es el Hijo de Dios, el jefe de mi vida, mi Dios y mi Rey. Uno puede decir, ese es un gran hacedor de milagros, sin decir, él es mi Dios.

Y esta es la situación de Pedro en este punto. Jesús lo conocía, él conocía a Jesús, ellos se había cruzado, Jesús le tenía suficiente confianza para tomarle prestada su barca y pedirle ayuda, pero yo me imagino, hermanos, que si sacamos un retrato, si congelamos ese punto y le preguntamos en ese punto, en el momento en que Jesús se subió a la barca para usarla como un parlante para predicar a esta multitud, y si uno le preguntara a Pedro en ese momento, ¿este rabí que usted tiene sobre su barca, este hombre que tu estás ayudando, quién es él? ¿Le contestaría ese es mi Dios, ese es mi Rey, ese el que determina el curso de mi vida, ese es el que hace las decisiones por mí? Ves, yo creo que Pedro era un gran admirador de Jesús, creo que le tenía hasta cariño pero no era su discípulo, todavía no lo seguía.

¿Y saben lo que se necesitaba para romper este patrón y para hacer esa transición? Una crisis. Y esto lo vemos en los siguiente versículos. Para ti y para mí tal vez esto no aparezca como una crisis pero nosotros no somos Pedro. ¿Cuántos dicen cada vida es un mundo? Para ti y para mí un día sin peces no es gran cosa, para Pedro esto es una catástrofe y sigue esta Escritura:

“... después del Señor haber terminado de hablar, cuando terminó de hablar dijo a Simón, boga mar adentro y echad vuestras redes para pescar...”

Ok, ¿qué está diciendo Jesús aquí? Hermanos, imagínense que usted es un electricista y digamos su tío le acompaña que no sabe de nada de electricidad y te aconseja cómo tirar el cable en una casa. O imagínese que usted es un mecánico y está cambiándole una transmisión a un automóvil y yo te aparezco, que a veces me confundo dónde meter la gasolina, y yo te aconsejo tal vez este aflojo, este tornillo. Dices, gracias Samuel, gracias. Quédate en el carro, ahí me ayudas mucho mejor. Imagínese.

Pedro se supone era el experto en la pesca ¿verdad? Y aquí, hermanos, tenemos una lucha y la lucha se llama el maestro del lago. ¿quién es el maestro del lago aquí? Ahora, se supone que Pedro siendo un pescador comerciante conoce este lago como la palma de su mano. ¿Cuántos de ustedes saben eso? Tal vez tu y yo, algunos que han pescado para recrearse no nos importa dónde pescamos, si es un río, si es altamar, donde quiera que pensamos que hay peces, ahí lo echamos, como que si nos toca peces ese día o no, qué nos importa. Pero un pescador comerciante, fíjate es raro que se mueva del mismo cuerpo de agua. Toda su vida están pescando en el mismo lugar, puede ser que aún el padre de Pedro pescaba en este lago. Sabemos, por ejemplo, que el padre de Juan y Jacobo pescaba en este lago porque él estaba con ellos en este día. Puede ser que estas barcas eran una herencia que el abuelo de Pedro le pasó al padre, el padre a Pedro y el mismo lago, ellos pescaban en este lago todas sus vidas. Como los pescadores que nosotros conocemos aquí en Nueva Inglaterra que van a Gloucester y Gloucester para ellos es, nosotros vemos agua y un paisaje, ellos ven su vida. y la cosa es esta, es muy preciso el arte de pescar, y para ellos tienen que programar el viento, la marea, las corrientes, las estaciones de la luna, todo esto ellos lo tienen en cuenta para decidir dónde echar las redes. Y aún así fracasan, aún así tienen días como Pedro.

Dice aquí, “...Pedro le respondió y le dijo, Maestro toda la noche hemos estado trabajando y nada hemos pescado, más en tu palabra echaré la red...”

Y hermanos, ¿saben qué? Tal vez tu estás aquí en la línea entre amo al Señor pero yo sé que él me está llamando a algo más profundo. No sé pero yo sé que me espera algo más, yo siento el espíritu de Dios jalándome misteriosamente a conocer este Jesús más y abandonarme más en su voluntad. Pero algo me ata, y ¿sabes qué? El cruzar esa línea es más fácil de lo que usted piensa.

Es la cosa más fácil que usted puede hacer y a la vez la cosa más poderosa. En este caso fue así. Jesús le dice a Pedro, ¿sabes qué? Tu has estado pescando toda esta noche, has usado tus mejores intenciones, has usado toda tu experiencia, tu has hecho todo lo que tu puedes y qué has logrado? Nada. Ahora, hazme caso. Aunque no tenga sentido lo que te estoy diciendo, aunque no es consistente con todo lo que tu conoces, con toda tu experiencia, con todo lo que tu has vivido, no tiene sentido esto, obedéceme. Ponme a prueba.

Y ¿saben qué? Pedro se tuvo que dar cuenta de algo. En este momento por más experiencia que él tenía él no era el rey del lago, él no controlaba el lago. La vida de Pedro, su bienestar dependía de los caprichos de los peces y el ritmo de este lago. Si el lago decidía él comía y su familia comía, si el lago decidía, si su experiencia lo comprobaba, su socios recibían su salario para ese día.

Hermanos, cada uno de nosotros sin Cristo estamos expuestos a poderes que controlan tu vida. En otras palabras, hermanos, el hecho de que usted controla su vida, que yo controlo mi vida, es una ilusión. Nadie aquí tiene control, últimamente nosotros no tenemos control. Al final el Señor nos muestra que nuestras vidas son algo frágiles. Tenemos cuerpos que se enferman, seres queridos que se mueren, tenemos negocios que dentro de unos meses si se cambia ahora estamos hablando de los cambios en la economía, y diariamente si usted es un negociante a usted le importa la salud de la economía, usted está siguiendo la bolsa de valores, ¿por qué? Usted no tiene control sobre esas cosas, pero sí tienen control sobre usted.

Tienen control, hermanos, nuestros matrimonios son cosas frágiles. Nuestras relaciones son cosas frágiles y de vez en cuando el Señor permite una crisis. Y hermanos, no estoy celebrando la crisis en su vida, todo lo contrario, yo estoy diciendo esto: el que nosotros nos demos cuenta que no tenemos control, que nosotros nos demos cuenta que hay algo que ha acontecido en nuestra vida que tal vez no lo hemos pedido, o lo hemos tratado de evitar con todo lo que sabemos, con toda nuestra experiencia, con nuestras mejores intenciones, y aún así nuestra vida ha sido torcida por algo que de momento ha tomado control de tu realidad y por un momento tu estás dispuesto a hacerle caso a Jesús y tal vez obedecer las locuras que el Señor te pide. Ahora confía en mí.

Ahora entrégame tu vida. Ahora permíteme intervenir en tu vida. Y eso es lo que quiere Dios contigo. Y Pedro sin nada que perder le dice, Señor, sabe, esto es contrario a todo lo que yo sé, todo lo que yo conozco, toda mi experiencia, yo conozco este lago íntimamente, pero si tu lo dices. Tal vez lo hizo para complacer a Jesús. Tal vez lo hizo con sus dudas, pero lo hizo, lo hizo.

Y hermanos, al fin y al cabo esa es la fe. Toda la fe es así. el tomar al Señor, a su palabra y hacerle caso aún cuando no tiene sentido, hacerle caso aún cuando es una locura, cuando uno confronta la palabra de Dios lo mide contra su vida y dice, esto no concuerda con esto en el nombre de Jesús echaré la red, en el nombre de Jesús lo voy a probar. Y entonces,

“.... y habiendo hecho esto encerraron gran cantidad de peces y ¿qué paso, mis hermanos? Su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca que viniesen a ayudarlos y dicen que tuvieron muchos que ayudarle con la pesca y viendo esto, Simón Pedro cayó de rodillas ante Jesús diciendo, apártate de mí Señor, ya no Maestro fíjate, Señor, porque soy hombre pecador, porque por la pesca que había hecho el temor se había apoderado de él y de todos los que estaban con él...”

¿Qué es lo que está aconteciendo aquí? Pedro había visto a Jesús sanar enfermos, y esto no lo llevó a sus rodillas. Pedro había visto a Jesús tal vez hacer que paralíticos se pongan de pie, esto no lo trajo a sus rodillas. Pedro había oído a Jesús predicar, esto no lo hizo caer en sus rodillas. Pedro había sido testigo de que Jesús echara fuera demonios, en su propia casa, sanando a su propia suegra, todavía no había caído de rodillas. Después de esta pesca Pedro cae de rodillas y dice, tu eres mi Señor. ¿Saben por qué? el Señor sabe la crisis que provocará que finalmente los puede hacer caer de rodillas, y eso es bueno, eso es bueno.

Y hermanos, no es que el Señor sea sádico y nos quiera afligir, pero ¿sabe lo que quiere hacer el Señor? él nos quiere llevar al punto en que digamos, Señor, yo me abro a tu gracia. Tu eres el Señor y yo ni siquiera merezco estar delante de tu presencia. Señor, pido tu favor, pido tu intervención haz algo en mi vida. Una puerta abierta. Y el Señor, ¿sabes lo que quiere el Señor contigo? ¿Por qué el Señor nos lleva a este punto? ¿Por qué es que el Señor nos lleva a tener situaciones que no podemos resolver sin él? ¿Por qué es que el Señor permite caos que no podemos confrontar sin él? ¿Sabes por qué? Porque él tiene un plan para tu vida mucho más allá que tu crisis. La agenda de Dios es poderosa, el Señor se acerca a Pedro y le dice:

“.. no temas, desde ahora serás pescador de hombres y cuando trajeron a la tierra las barcas, dejándolo todo le siguieron...”

Hermanos, tu que estás decidiendo, bueno, yo he oído la palabra de Dios pero yo sé que en el momento que yo venga al Señor algo va a cambiar. Sabe, no es que usted duda del poder de Dios, usted conoce y reconoce muy bien que Dios tiene el poder de cambiar su vida y eso es lo que tal vez usted teme. Usted teme lo que Dios puede hacer en su vida. Usted teme que Dios sea el jefe de su vida. Usted teme que el Señor haga las decisiones por ti. Usted teme perder la independencia. Tal vez usted teme porque no sabe lo que Dios va a hacer con usted, dónde Dios te va a llevar, qué es lo que tal vez tengas que dejar, qué es lo que tal vez tengas que sacrificar.

Si ese eres tu esta mañana, yo te puede garantizar que algo grande, mucho más grande que meramente pescar a la orilla del mar tiene Dios para ti, algo más grande que la vida normal tiene Dios para ti, algo más grande que la vida de la cual tu estás acostumbrado tiene Dios para ti. Dios te quiere hacer no meramente un pescador cualquiera, pero un pescador de hombres. El mismo Pedro, el mismo carácter, el hombre tenía que tener un carácter para ser jefe de los hijos de Sebedeo, algo tenía que tener, algún liderazgo tenía él. Jesús vio todo eso en él y él dijo, sabe, si tu confías en mí yo puedo tomar tu vida, tu DNA, aún tus fracasos, aún las cosas de la cual tal vez ahora tu consideras una tragedia o un fracaso, yo puedo tomar esas cosas y a la luz de mi poder, magnificarla mil veces y hacer algo glorioso a través de tu vida. Eres electricista, el Señor te quiere hacer un electricista para Cristo, donde la cablería del Señor van a través de ti y el poder de ti trabaja a través de ti.

Eres carpintero, el Señor quiere edificar templos y ciudades a través de ti. Lava usted trastes, el Señor puedo usar esas mismas manos para limpiar y lavar y cambiar la vida de muchos. Dios quiere hacer eso en tu vida en esta mañana. Solo le hacemos caso.

Hermanos, pongámonos de pie. Tal vez tu has estado pensando esto por mucho tiempo ya y Dios ha estado trabajando en tu vida ya por mucho tiempo. Tal vez no estaría aquí, tal vez usted ni siquiera estuviera sintonizando por el Internet si algo grande, algún caos, alguna crisis se hubiese provocado en tu vida y yo te tengo noticias, Dios puede resolver eso en un momento porque él es el que tiene control de tu vida, no tu situación. Saben me encanta que el Señor una y otra vez le muestra esto a Pedro, no solamente a través de la pesca pero le dice, Pedro, no te olvides yo soy jefe de este mar. En medio de una tormenta él le dice, ‘mar, cállate’, y el mar se calla. ¿Quién es el jefe del lago?

En otra ocasión el Señor toma una atajadero, el vez tomar el barco decide caminar sobre el lago. Pedro, ¿quiere probar a ver? Sal aquí, camina conmigo. Pedro ¿quién es el jefe del mar? ¿Quién es el jefe del mar?

Sabe, esta situación que parece que te va a hundir, anegar, tumbar es meramente el Señor demostrándote, yo soy el jefe de esto. Yo soy el jefe de tu salud, yo soy el jefe de tu economía, yo soy el jefe de tu futuro, yo soy el jefe de tus sueños académicos, yo soy el jefe de tu matrimonio, yo soy el jefe de tu esposa, de tu esposo, yo soy el jefe de tus hijos. Yo soy el jefe. Yo soy el rey sobre estas cosas.

Ahora, puedes decidir, seguir temiendo los vientos y la marea o abandonarte totalmente a aquel que tiene todo control de tu vida y decir, Señor, yo no sé hasta donde esta jornada me va a llevar, yo no sé hasta dónde vamos a llegar nosotros, pero yo sé esto, después de tu mostrarme quién tu eres, ya yo no puedo seguir viviendo como estaba viviendo. Yo necesito seguirte dondequiera. Estoy dispuesto a dejar mis barcas, estoy dispuesto a dejar mi manera de pensar, estoy dispuesto a dejar mis experiencias y seguirte donde tu quieras.

Cerremos nuestros ojos un momento. Si ese eres tu, si usted está diciendo, yo me hago hoy, yo he amado a Jesús, yo he escuchado su voz y ahora yo no quiero que no haya duda que yo soy discípulo de él y estoy dispuesto a seguirlo donde él quiera. Y hoy hago eso. Hoy yo bogo mar adentro, hoy voy donde él decida. Si eres tu te invito a levantar tu mano.

Gloria a Dios. Gloria a Dios. Gloria a Dios. Gloria a Dios. Si estás haciendo eso por primera vez te invito a otra cosa, te invito a pasar al frente y decir hoy me considero discípulos de Cristo. No te apures, considera eso bogar a mar adentro. En tu asiento tu estás dejando la barca, en tu asiento tu estás dejando tus dudas, en tu asiento tu estás dejando tu vieja manera de pensar, en tu asiento tu estás dejando lo que te está atrasando y te está compenetrando con el hacedor de tus milagros. Si ese eres tu, si deseas te invito a pasar.

Gloria a Dios. Lo que te espera es la aventura, todo tu vida hasta ahora ha sido mera práctica, ahora la verdadera historia comienza, ahora la verdadera aventura comienza. Ahora comienza.