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Quiero invitar a Alan Juárez que pase por aquí, y nos presente al predicador invitado. Solamente voy a decir yo a manera de preludio que lo conocí antes de salir para Colombia, bendijo mi vida, nuestro hermano Rigoberto Rojas es un hombre que se mueve en el aspecto profético y tiene una palabra, yo creo, para Boston.
Dios lo ha traído desde Costa Rica. Lo voy a dejar allí y por eso, yo sé que hace ya una semana que no predica por diferentes razones, de vacaciones, viajes, y todo eso, pero sentí del Señor que era buena que nosotros fuéramos expuestos también a una energía profética que eso bañe nuestra iglesia en esta mañana, así que prepárense para recibir del Señor, discierna en el Señor, esté atento y alerta a la palabra de Dios y quiero que Alan nos de un saludo y que también entonces presente al pastor Rigoberto. Dios les bendiga, hermanos.
Gracias, abuelo, y jóvenes los abuelos. Espero verme elegante así como él con ese outlook. Hermanos, es una bendición estar aquí en la casa del Señor adorando su nombre. No quiero robar el tiempo porque Dios quiere hablar a nuestras vidas. Amen. Pueden decirlo conmigo, Dios me quiere hablar hoy. Amen. Ténganlo por seguro que Dios le quiere hablar hoy. Ha sido una bendición para mi vida el pastor Rigoberto Rojas, vino de Costa Rica, la manera en que nos encontramos y nos conocimos, fue bien extraña y diferente pero él mismo le dirá que él es un siervo extraño también en el Señor. Pero les cuento que el Señor nos ha estado usando como dos zorras que tienen una candela amarrada a la cola y hemos andado corriendo por todo el estado de Massachussets encendiendo un fuego en el Señor y solamente ayer fuimos a un retiro de hombres que los hermanos que nos habían invitado, pues, pensaban que iba a ser un retiro de hombres y de repente el Señor se apareció y todo cambió. Así que yo vengo con esa expectativa y yo les motivo a ustedes también que mantengamos nuestros corazones, nuestras mentes abiertas para la palabra del Señor de este día. Amen. Amen. ¿Lo podemos hacer? Sí, le podemos dar la gloria al Señor y la honra que él se merece. Amen.
Hermano Rigoberto puede pasar. Te adoramos.
La gloria es únicamente para nuestro Dios. Que pocos amenes. La gloria es únicamente para nuestro Dios. A él sea la gloria. A él sea la honra. A él sea el honor. Bendito es nuestro Señor. Que privilegio tan grande, que maravilla tan preciosa, el que el Señor nos da en esta preciosa mañana.
Quiero decirles que por esas cosas que hace el Señor anoche fue una noche difícil, difícil digo porque el Señor no me dejó dormir. Estuve predicando toda la noche, tuve un tiempo para hablarle en la madrugada y yo le decía, Señor, necesito estar con energías para todas estas grandes cosas que tu quieres traer por tu gracia divina, y por tu infinita misericordia sobre esta congregación, sobre esta parte de esta gran nación, sobre Nueva Inglaterra, sobre Boston, de manera que yo mismo acá en la presencia del Señor, delante de ustedes con mucho temor, respeto, temblor también estoy a la expectativa de cuántas cosas grandes quiere hacer nuestro Dios.
Tantas veces creemos que vamos a cumplir su perfecta voluntad, ya sea predicando, ya sea cumpliendo con ciertas responsabilidad, de cierta actividad, y este Dios nos sorprende. Él siempre tiene cosas nuevas. Algo muy importante es que nuestro Dios en su gracia divina, en su infinita misericordia tiene siempre cosas nuevas para hacernos ver que como hijos suyos que somos, no más es cumplir con requisitos para con él y del ya tenemos derechos, sobre todo tenemos derechos los varones como hijos, las mujeres como hijas a través de la sangre de Jesucristo, su Hijo, a través de la sangre de Jesucristo, su Hijo, tenemos derechos, derechos de grandes bendiciones, derechos de muchas cosas bonitas y agradables y es allí cuando entonces le agradecemos a nuestro Padre celestial esta bondad tan grande, esta gracia tan maravillosa.
Estarán de acuerdo conmigo en que él es digno de toda honra, él es digno de toda gloria, de nuestra gratitud. Grandes cosas ha hecho el Señor con cada uno de nosotros y grandes cosas continuará haciendo nuestro Dios con cada uno de nosotros.
De todos los siervos que tiene el Señor sobre todo el mundo, siempre le digo a él, Padre, yo soy el siervo más extraño, el más extraño y lo digo con tanto respeto porque cuando él me dice que dirija mis pasos para tal país, o para tal lugar de mi país en Costa Rica, algunas veces él mismo dice, mejor haga un alto, alguien me ha estado clamando a esta hora y es necesaria una palabra para ese hermana, para ese hermano, para esa mujer, para ese varón.
Y han ocurrido las cosas más extraordinarias. Aquí podríamos pasar toda la mañana, podría estarles testificando de estas acciones tan raras y tan extrañas que hace nuestro Dios, pero sí en una gran obra, en algo glorioso y en algo extraordinario que repercute a través de los años y los años en mi vida ministerial, es aquella experiencia que él me permitió tener al norte de mi país, en la zona de San Carlos a una de aquellas montañas el Dios de los cielos me llamó en una oportunidad para que me retirase con él en ayuno y en oración y allí él me sorprendió de una manera gloriosa y extraordinaria.
En aquella oportunidad no sé el número de días, cuál, el espíritu del Señor vino de una manera gloriosa, impresionante. Creí que me iba a morir, más un mensajero suyo me trajo fortaleza, me dio ayuda, reconvalecí gloriosamente para su honra, para su gloria y pude entonces con toda seguridad y con toda tranquilidad poder observar todo lo que vería sobre la faz de la tierra.
Podría enumerar una y otra cosa en lo profético de todo lo que se ha cumplido según aquella preciosa revelación, pero déjame decirte algo sumamente importante porque esto es tocante a tu vida, esto es tocante a tu hogar, esto es tocante a un llamamiento que está en ti, esto es tocante a una vida de victoria a que el Dios de los cielos te está llamando en estos postreros días. Yo te puedo decir a ti en esta hermosa mañana que el espíritu de Dios está muy activo, está sumamente cuidadoso de esta palabra que él está declarando porque él ya te había mirado, 30 años atrás en esta revelación suya y bendito sea nuestro Dios que él ya sabía cuál era la actitud tuya en este momento cuando él te ha traído para que ocupes esa silla.
Sabes, tu vida será cambiada por el poder glorioso del Espíritu Santo. Lo declaro con toda seguridad, lo declaro con esa autoridad que él me ha dado, porque él me dijo, algunos se auto analizarán, y una vez más dirán a sus pensamientos de negatividad, no puedo, ya tengo esta edad, mis hijos, la demás parte de la familia. El Señor me decía, tendrán en sus mentes y en su corazón una lista muy grande de todo lo negativo que el enemigo quiere influenciar en sus mentes, pero soy yo quien he hado esa palabra y esa palabra yo la cumplo. Puedes decir realmente amen. Así es, le acabas de decir al Espíritu Santo y también le acabas de decir algo muy similar. Así es, así sea. Bendito es nuestro Dios. a él sea la gloria, a él sea la honra.
La razón para que podamos vernos en esta hermosa mañana y que a través de Internet estemos llegando a tantos lugares más, es porque el Dios de los cielos se ha puesto en pie, lo digo con respeto, lo digo con temblor en su santa presencia, le Dios de los cielos se ha puesto en pie porque él tiene un propósito glorioso con Massachussets, con Nueva Inglaterra, con Boston.
Después de una experiencia maravillosa que tuvimos ayer, hermano Alan, tiene su CD puesto allí en su carro, está el hermano Marcos Puig cantando aquél canto de adoración, es por su sangre, y lo puso a repetirse, y a repetirse y el Espíritu Santo comenzó a ministrarnos y el Espíritu Santo comenzó a tocar mi corazón desde que salimos de aquel lugar y me dijo, siervo bien amado mío, siervo bien amado mío, están sonando los clarines, están los sonidos de trompeta muy fuertes en su sonar en los aires porque ya se avecina el día, ya se avecina el momento, ya es el tiempo, ya es el tiempo en que estoy provocando en los mismos aires un movimiento de gloria, un movimiento de poder sobre toda esta región, según un día yo le declaré a tu corazón, vine a tu espíritu y te hice ver siervo amado lo que yo ciertamente traería a estos lugares.
Y de inmediato, sí tu que aplaudes, apláudele a él, tu no le aplaudes a ninguna figura humana, tu no le aplaudes a alguien que de pronto deja de ser, cuando tu sientes el deseo, el impulso de aplaudir, estás aplaudiendo al mismo Espíritu Santo, a él sea la gloria, a él sea la honra, que cuando eso sucedía allí en ese vehículo, cuando veníamos ministrando a la ciudades en las zonas verdes, a los pueblos y más luego a los mismo edificios, la gente en su ir y en su venir en sus vehículos, los que transitaban las calles a pie, sobre todos se estaba ministrando la gloria de Dios. Cuando eso se estaba realizando, por una motivación exacta, por un fluir mismo de él, algo sucedió en los cielos y le dije, Alan, mira que impresionante lo que está ocurriendo en este momento. Hay un torbellino, míralo, míralo, el espíritu de Dios me tomó, no supe más porque el espíritu de Dios era muy fuerte sobre mi vida, diciendo, he aquí testigo es mi siervo de esta gran gloria que yo ciertamente traigo, traigo, traigo sobre la ciudad de Boston.
Y allí en los cielos, el amado consiervo, Alan toma su teléfono y allí comienza a hacer tomas de esta imagen. Yo no sé si más luego la podrás presentar en alguna oportunidad acá, o si alguno te pidiera verla, pero eso fue algo glorioso y algo maravilloso, anoche, hasta anoche, él sacaba esto y me lo enseñaba y me decía, mira, algo precioso, algo maravilloso viene sobre esta región.
Hay muy poco tiempo, yo comprendo para ministrar en esta mañana pero el Espíritu Santo es perfecto, es precioso y ya está haciendo una obra maravillosa en tu corazón. Hay una palabra de parte del precioso Espíritu Santo y a él le vamos a dar honra, a él le vamos a dar gloria y es sobre el amado consiervo, pastor que está con nosotros y su esposa. He aquí siervo bien amado te dice el Señor, has estado clamando exactamente por lo mismo y has reclamado esa tierra, ese territorio para mí.
Ciertamente yo te he mirado arrodillado en mi presencia una y otra vez diciéndome, Espíritu Santo úsame como tu quieras usarme, soy instrumento en tus manos, no quiero, Señor, ser trasladado a tu presencia sin antes ver la gloria tuya sobre esta región. Recibe esa palabra que el espíritu del Señor está contigo. Recibe esa palabra porque dice el Espíritu Santo, tu verás mi gloria ciertamente sobre tu vida, tu ministerio es transformado, es lleno con mi poder, dice el espíritu de Dios y yo te levantaré como uno de aquellos, mis grandes hombres que tocaron mi gloria una y otra vez cada vez que mi nombre era invocado por sus labios, ciertamente lo haré a través de ti, dice el Dios tres veces santo, lo traigo sobre tu vida, lo traigo sobre tu hogar, lo traigo sobre el pueblo que te he entregado para que lo ministres y lo entrego y te lo doy sobre una región a donde yo te he llevado y te he plantado, así dice el espíritu del Señor. Le damos la gloria a él.
Y aquí me decía el Señor que era necesario que desatara una palabra de bendición a la hermana que estaba acá adorándole, que estaba con los demás compañeros de canto de oración para con él, creo que es Mary, bueno, gloria al Señor. Es tu esposa? Le damos la gloria al Señor? Ciertamente el Señor tiene sobre ustedes un ministerio por ahora es de jóvenes, pero dice el Señor que él te ha puesto por príncipe sobre decenas y centenas y aún sobre miles al lado de tu esposa. Le damos la gloria a nuestro Señor, a él sea la gloria, a él sea la honra, a él y solamente a él.
Cuando ustedes lo adoraban, cuando él vino sobre mí antes de estar en este lugar delante vuestro, él me dijo es necesario, siervo que se lea en el Libro de Números, Capítulo 23 y verso 19 y 20:
“... quién he sido yo, quien soy y de qué manera yo seguiré siendo en medio de mi pueblo, verso 19, en su santo nombre y en la comunión con su hijo Jesús y con el precioso Espíritu Santo, dice, Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, y no hará, habló y no lo ejecutará...”
Cuando el espíritu del Señor nos hace una pregunta de esta magnitud de inmediato usted y yo tenemos la respuesta para él, y la respuesta es, sí Señor, tu eres nuestro Dios, sí Señor, tu has estado con nosotros, sí Señor, tu presencia es real con nosotros, sí Señor, te creemos a ti que aún el día de mañana tu estarás con nosotros.
Esa es la respuesta automática ante una pregunta de esta índole por parte del espíritu de la palabra. El Señor algo hablaba a mi corazón, y esto es que no solamente contestemos de esta forma de acuerdo a una experiencia cierta muy personal con él sino que debiéramos de contestar de esta manera, pero no solamente pensando en el pasado, en el presente, sino que pensemos realmente en el futuro que es lo que él ha declarado que trae como bendición aún sobre toda la tierra. No es para que le contestemos en un momento determinado, sí Señor tu eres lo más grande, tu eres lo más maravilloso. No. Fue escrita esta palabra para que entendamos que nuestro Dios no miente, no solamente en esa experiencia personal que como bendición, que con su misericordia nos ha tocado, y nos ha alcanzado, no solamente en esa magnitud, en ese momento, en esa circunstancia, no, él quiere que podamos ser sensibles a esta palabra maravillosa. ¿Cuál? De él no es Dios que miente, pero no solamente de momento, en la armonía en la relación con él, que no miente respecto a las promesas que ya nos hizo.
Yo tengo dos maneras para poder ver a Dios actuar en mi vida. Una es según mi fe natural, y la otra es según mi fe sobrenatural. Porque según mi fe natural voy a ver las cosas, voy a escuchar las cosas según la situación, según la circunstancia, según lo que el enemigo de mi alma quiere hacerme ver, porque el enemigo sabe de qué manera puede influenciar mi mente y mi corazón y las bendiciones de este Dios todopoderoso entonces pueden ser arrebatadas por él, obstaculizadas por él, pero cuando mi fe natural realmente la pongo, mi vida, todo mi ser, en lo que es esa fe natural, la deposito a los pies de Jesucristo y le digo, Jesús, soy débil, soy necesitado, Señor, soy miope, tengo una experiencia contigo, hay una relación cercana a ti, Jesús, pero ya mañana pareciera como que si vuelvo a tomar el vestido de incredulidad, el vestido otra vez de la debilidad, y entonces ya dejo de mirarte a ti y comienzo a ver las circunstancias.
Pero cuando le hablo así, y le digo, por favor ayúdame, sin la palabra me haces ver que realmente tu eres el resucitado, si a través de tu bendita palabra me haces ver una y otra vez que tu realmente resucitaste de entre los muertos, que la tumba no te pudo sostener, que la muerte no te pudo dominar y tomar y tener allí en las entrañas de la tierra, si tu bendita palabra me dice que al tercer día tu resucitaste de entre los muertos, Señor Jesucristo, yo creo que esa es una realidad. Tu eres Jesús el hijo de Dios viviente, por favor, Señor Jesucristo, toma mi vida porque quiero comenzar a tener otra actitud delante de ti, delante del Padre celestial, y aún delante del preciosos y poderoso Espíritu Santo, yo quiero Señor Jesucristo que haya una nueva experiencia en mi vida.
Él no te va a preguntar, cuántos años tienes de andar conmigo. Él no te va a preguntar, cuántas veces tu vas a la iglesia. Él tampoco va a venir con palabras de reproche ni con palabras de condenación, porque tu y yo somos obra de sus manos y él perfectamente sabe cuáles son nuestras necesidades.
Tenemos el privilegio entonces de experimentar realmente de Cristo Jesús, la vida del Jesús resucitado. Y comenzamos a experimentar cosas nuevas a través entonces de lo que es la fe espiritual, por qué no hacer entonces mi caminar según mi concepto, según mi criterio, sino que mi caminar va a estar cimentado en la persona del Jesús resucitado.
Cuando el Señor me dijo, siervo bien amado, es necesario que entregues una palabra a una mujer allá en Brasil y yo dije, Señor, hay millones de mujeres. y él dice, no vas a evadir esta responsabilidad. Claro que conoció mi pensamiento de hombre natural, claro que lo entendió perfectamente y me sentí avergonzado porque él había observado aquello. Entonces le pedí perdón y yo le dije, Señor, soy tu siervo, listo estoy.
Vinieron los ticketes de avión, me movilicé y cuando me veía entre cielo y aguas en aquella lancha por el Amazonas, lloraba. Los que iban allí no sabían por qué estaba llorando, no podían entenderlo, era que le estaba dando gloria y honra a él, porque a pesar de que no entendía con exactitud lo que se iba a llegar a dar, aunque no podía ver con estos ojos físicos con toda realidad lo que iba a suceder, sí en lo profundo de mi corazón sabía que Jesucristo, el Hijo de Dios, tiene todo poder, tiene toda autoridad, él es soberano sobre todas las cosas criadas en los cielos, en la tierra y aún debajo de la tierra, él es el Señor creador de las cosas movibles e inamovibles, él es el maravilloso Jesús que triunfó sobre todo espíritu inmundo, sobre todo dominio, sobre toda hueste de Satanás, sobre todo principado. ¡Aleluya! ¡Aleluya! Ah, precioso nombre de Jesús, glorioso Jesús, glorioso Señor, a él sea la gloria, a él sea la honra. Él es el que tiene el control, él tiene el control, él tiene el control, hermana, hermano, él tiene el control. Vive Jehová, que si él te indica algo, si él te llama a algo, aunque tu lo creas extraño, aunque no lo puedas comprender, aunque no lo puedas ver, como quisieras hacerlo, confía, confía, confía, confía.
Llegamos a aquella isla y el Señor me guió a una casa sumamente humilde y la palabra era una palabra profética y no era una mujer joven, era una mujer anciana, que por años había estado clamando a este Dios para que trajese una palabra profética que iba a traer avivamiento a aquella isla.
Varón de Dios, levántame tu mano derecha, por favor. Démosle gloria al Señor, el Espíritu Santo está muy fuerte aquí. Toda la gloria es para él. Estamos viviendo un culto sobrenatural más luego el espíritu de Dios me dará la bendición de poderles declarar con qué propósito también él me ha traído aquí.
Muchos de ustedes llorarán, esta es tu mañana. Antes el espíritu de que el espíritu del Señor entregue la palabra al amado siervo para ustedes, amados hermanos, el hermano y la hermana que ya tienen madurez de edad, dice el Señor, siervo bien amado, yo soy tu paz. Haz llorado, haz llorado por tanto tiempo pidiendo una bendición para tus hijos, nietos, bien dices ¡Aleluya! Siervo, unidos los ha encontrado el Señor, y han llorado juntos. Para esta bendición dice el Señor, yo traigo una bendición a vuestras vidas y primeramente les traigo paz, paz, paz para todo lo demás que viene. Créanme a mí, porque vuestras peticiones son concedidas, dice el Señor Dios todopoderoso. A él sea la gloria, a él sea la honra, a él sea la gloria, a él sea la honra.
Siervo amado, te dice el Señor, ciertamente has dispuesto tu corazón para mí. He mirado que tu corazón arde a causa de mi presencia en ti, muy calladamente has venido a mi presencia una y otra vez, me has hablado cara a cara, has traído tu corazón delante de mí mismo corazón. He aquí tu corazón para mí es tipo del corazón de Caleb, ciertamente concedo tu petición, eres unos de mis caudillos en estos tiempos, yo vendré a ti con una palabra de poder. He aquí mi espíritu de gloria te respaldará con prodigios y milagros por cuanto esta ha sido tu petición delante de mí. En silencio y a solas me has hablado de estas cosas pero ciertamente yo te sacaré en público porque he aquí eres parte de un grupo de hombres y de mujeres, comprados a precio de sangre, testigos de mi gloria sobre Boston. Porque tu representas a esta hora en este día al grupo de cristianos hijos míos, anglosajones sobre los que mi espíritu había venido a sus corazones pero que a través de la historia dejaron de lado mi antorcha en este mañana delante de mí tu representas a ese pueblo, por eso te tomo a ti como a Caleb, porque todos estos que por ahora están en muerte, sus corazones serán vivificados cuando tu lleves una palabra de poder porque he aquí mi espíritu de gloria estará sobre ti con prodigios, con milagros y con grandes señales. Siervo bien amado, es mi palabra para ti, yo el Señor. ¡Aleluya!
Ese aplauso debe ser bien fuerte. Es el Señor Espíritu Santo, es el Señor Espíritu Santo.
Me dice el Señor, que te quiere bendecir. ¿Quieren ser bendecidos allá? ¿Quieren ser bendecidos allá? ¿Allá atrás? ¿Por estos lados? Puestos de pie.
Por favor si viene el grupo de la música de alabanza. Inclina tu cabeza, cierra tus ojos. Soy sensible a la presencia del Espíritu Santo y puedo verle ministrando sus vidas. Yo podría invitarles acá delante, pero no, no lo hagan, no vengan porque él es tan poderoso y precioso que por supuesto está ahí al lado tuyo.
Oh, él me quebranta en mi espíritu porque él me está permitiendo ver a esta gloria, él me permite ver a un grupo de hombres y de mujeres al que el enemigo había querido poner obstáculos, al que el enemigo quería limitarles, al que el enemigo de una y otra manera había querido poner ceguera, atarles. Vive Jehová que veo al Espíritu Santo con todo poder y gloria con un propósito maravilloso para tu vida, oh, si tan solo pudieras entenderlo, si tan solo pudieras recibirlo a esta hora, porque he aquí que mientras tu levantas tus manos a él, mientras le hablas a él, maravillosamente comienza a ocurrir algo desde tu entrañas, de lo profundo de tu ser.
Este es un momento de gloria, aquí estás tu y ahí lo tienes a él. Son momentos determinantes en tu vida, él te está ministrando ahí, si sientes deseo de llorar, llora. Quizás haces muchos días tu no le adorabas así, quizás han pasado algunas horas y tu no hablabas de esta manera con él, es tu momento, es tu momento.
Sigan hablando con él, se va a entonar un canto y yo te invito, yo te animo a que te unas con tu hermano y con tu hermana, y reconozcamos su gloria, reconozcamos su soberanía, algo maravilloso está a las puertas por suceder. Permanezcan quietos en adoración, sigan hablando con él, déjate preparar por el Espíritu Santo, momento culminante para tu vida, para tu hogar, para tu familia. Oh santo.
Hay una columna vertebral que está siendo sana completamente. Precioso mover, Jesús. Mujer, te dice el Señor, he aquí te sano, he aquí tu vértebra número 5, tu vértebra número 7, es nueva, he aquí es mi mano sobre ti, columna completamente nueva. Manténganse en adoración. Están ocurriendo cosas maravillosas.
Un tumor ha sido disipado, sistema digestivo completamente sano, Jesús te sana. Un niño con pies planos está experimentando ahora mismo unos pies nuevos, completamente nuevos, huesos nuevos, y hay una madre que está gozándose a esta hora porque entonces sabe qué le ha ocurrido a su hijo. Migraña, fuertes dolores de cabeza, dice el Señor, eres completamente sana, sano también en el caso de otro varón. No solamente el Señor Jesucristo está sanando sino que también están ocurriendo cosas maravillosas en lo profundo de tu ser ahora mismo está ocurriendo desde lo profundo de tu ser, desde tus entrañas.
Manténganse así y vamos a pedir ayuda al grupo de alabanza para entonar un canto de adoración, un canto de adoración al Señor.
Sigan hablando con el Señor porque están ocurriendo cosas maravillosas. Algo glorioso y extraordinario es que el espíritu del Señor quiere que se declare esto en tu hogar, que había una persona enferma, un miembro de tu hogar que estaba siendo azotado, azotada por algún tipo de enfermedad vas a experimentar algo maravilloso al llegar a tu casa. Ese miembro de tu hogar lo declaro específicamente para una mujer que le ha estado hablando al Señor para que sane a su ser querido, a su ser amado, eso sucede contigo mujer, dale la gloria a Jesús, dale la gloria a Jesús.
El espíritu de Dios te permite abrir tus ojos porque tu sabes que esa palabra es tuya, es tuya, es tuya, es tuya. No pudo venir a la iglesia a adorarle a él a la par tuya, porque estaba afectado de salud, llegarás y le verás en perfectas condiciones. Oh, Jesús bendito.
Queremos darte Gloria y alabanza
Dígaselo de corazón
Levantando nuestras manos, exaltándote Señor
Queremos darte gloria y alabanza
Sí Señor, sí Señor
Levantando nuestras manos exaltándote Señor,
Grande eres tu, grandes tus milagros son
No hay otro como tu, no hay otro grande eres tu
Grandes tus milagros son, no hay otro como tu
No hay otro como tu. ¡Aleluya!
Queremos darte gloria, dale gloria
Levántale tus manos al Señor
Y alabanza
Este es un momento glorioso
Levantando nuestras manos
Es un momento de encuentro
He aquí el Espíritu Santo está aquí
Oh, es el momento de honrarlo de glorificarlo
Levantando nuestras manos, exaltándote Señor
Grande eres tu, grandes tus milagros son
No hay otro como tu, no hay otro, grande eres tu
Grandes tus milagros son
No hay otro como tu, no hay otro, grande eres tu
Grandes tus milagros son, no hay otro como tu
No hay otro como tu.
No hay otro como tu
No hay otro como tu
¡Aleluya! te adoramos Señor, te bendecimos Dios
algo bien importante que tenemos que entender para aquellos que no tienen tanta experiencia en el mover profético, en la dimensión profética. La proclamación profética es diferente a la predicación de enseñanza por ejemplo, o de una predicación evangelística. Cuando Dios se mueve en una modalidad profética, una de las cosas más importantes es simplemente el compartir una energía del Espíritu Santo, muchas veces la palabra profética no se mueve en una forma de un sermón de tres puntos y un poema, sino que se mueve simplemente soltando una energía de Dios, soltando una palabra de Dios que ministra en diferentes maneras, y en formas en que nosotros a veces no podemos entender. Cuando la unción de Dios se está moviéndose en una congregación es necesario que nosotros como que cambiemos de estación, cambiemos de sintonía y abramos en nuestro espíritu para que la energía que Dios está dando, lo que Dios está usando para impregnar nuestras vidas, llegue a nuestros corazones.
Dios creo que lo que Dios ha estado haciendo en esta mañana es soltando esa energía en nosotros, renovando nuestra mente, nuestra conciencia a la dimensión del espíritu y recordándonos que la vida cristiana es más que simplemente lo que escuchamos con nuestro intelecto y que es sobre todo un abrirse al Espíritu Santo, al espíritu de Dios. en esta atmósfera que Dios ha creado en esta mañana de adoración, de fe, de recogimiento espiritual, yo creo que Dios está haciendo algo en esta congregación.
Como dice el sabio Salomón, hay tiempo para esto, hay tiempo para lo otro, hay tiempo para lo otro. A través del curso de la vida de una congregación Dios escoge tiempos para ministrarnos en enseñanza, Dios escoge tiempo para ministrarnos en una predicación evangelística, Dios escoge tiempo a veces en que lo cambia todo y cambia completamente el programa y simplemente nos movemos en un tiempo de adoración y alabanza al Señor, o de ministración, y Dios escoge tiempo a veces también para hablarle a una congregación en términos proféticos, y todo eso lo que hace es que mantiene entre nosotros una mentalidad sobrenatural.
Yo no quiero que jamás nosotros como iglesia perdamos nuestra mentalidad sobrenatural. Y esa mentalidad sobrenatural solo se puede mantener cuando una iglesia se abre como hoy, al mover libre del Señor y deja simplemente que Dios hable como él quiera y deja que su espíritu sea penetrado por una energía espiritual.
Es decir, yo digo esto para que entendamos en el contexto en que nos estamos moviendo y para que ustedes sean también instruidos en como recibir las diferentes energías que Dios trae a nuestra iglesia como familia espiritual. Y de esa manera entonces nos mantenemos como una iglesia balanceada, una iglesia que puede moverse en diferentes modalidades, en diferentes moveres del Señor y que somos una iglesia completa, una iglesia redondeada por el espíritu de Dios. Que muchas iglesias crecen a veces cerebralmente o teológicamente, o en la acción social solamente, o en el mover del espíritu solamente en forma espectaculares, milagrosas. El pueblo de Dios tiene que aprender a moverse 360 grados en la manera que Dios quiera que nos movamos. Y así crecemos como un pueblo completo, un pueblo balanceado.
Así, recibe en el nombre de Jesús en esta mañana lo que Dios, la semilla que Dios ha implantado en tu vida, cualquiera que sea en el nombre de Jesús yo declaro que lo que hoy ha sucedido aquí es mayor que la suma de las partes para podemos sumar, que el resultado de lo que Dios ha hecho es mayor de lo que podemos entender. En el nombre de Jesús yo declaro en esta mañana para cada uno de ustedes las bendiciones, los nutrientes, la visión, la renovación, la energía que Dios ha querido poner en tu corazón en el nombre de Jesús.
Yo abro en la dimensión del espíritu la gracia de Dios sobre esta congregación y conforme a las necesidades, conforme a los anhelos de tu corazón, recibe lo que Dios quiere depositar en ti en esta mañana porque yo sé que mucha gente Dios la ha traído aquí en esta mañana para que reciba algo especial de Dios. No es el hombre el que sirve para que Dios haga lo que él quiere hacer, nosotros somos simplemente instrumentos, instrumentos misteriosos de lo que Dios quiere hacer.
Así en esta mañana ahora mismo por fe di, yo recibo lo que Dios tiene para mí, en el nombre de Jesús. Abre tu espíritu ahora ahí, y yo puedo decirte con toda seguridad de que tu te vas en esta mañana con tu espíritu lleno. Esta iglesia recibe lo que necesita de Dios, recibe renovación de tu mente en esta mañana, recibe renovación de la fuerza espiritual del espíritu de Dios en esta mañana, recibe nuevas fuerzas para el camino, recibe nuevo entusiasmo, recibe las sanidades que Dios ha declarado, recibe la apertura de nuevos ministerios y nuevas dimensiones del mover de Dios en tu vida.
I declare the blessing of God on your life, I declare new things happening in your life, you have been brought here this morning to be renewed in your vision, in your perspective of the things of the spirit. You have been brought here to be exposed to a different dimension of the moving of God. God moves in very different ways. He’s a very diverse, very rich, a very multi faceted God so he chooses different ways to promote and project his energy. Our spirit must be open to receive the different movings of God, not just through the mind but also through the heart, through the emotions, through the body even, through the spirit directly in all these different ways God chooses to move and we as a people of God are open to whatever it is that he wants to do and so we let the mystery of God wash over us and we declare that God is sovereign and we receive what he brings to us. So I bless you in the name of Jesus Christ this morning, I declare that you leave this place with your hands full of the blessing of God. You may not understand it with your mind, but your spirit will understand it. And if you, by faith, claim the blessing of God today, you shall receive it and you will realize that you are not the same person as you leave that you were when you came in, because that’s the way the spirit does things. So I bless you in the name of Jesus Christ, I declare the peace of God.
Yo te bendigo en el nombre de Jesús, declaro la paz de Dios sobre tu vida. Gracias Señor, ¡Aleluya!