Necesitas ayuda? Alza tu mirada a los montes!

TRANSCRIPT

El Dr. Samuel Pagán, su esposa, la Dra. Noemí Pagán, son un equipo, gente de Dios que Dios está usando de manera extraordinaria. El Dr. Pagán vino a lo que antes era la iglesia bautista central, hace muchos años atrás, hace como 15 años, yo creo, vino a Cambridge en aquel tiempo y estuvo allí con nosotros un fin de semana glorioso, siempre lo he recordado. Y el Señor ha permitido que él venga otra vez con su esposa esta vez, a León de Judá aquí en Boston. Que bueno es el Señor.

Y el Dr. Pagán particularmente es un hombre que ha sido de bendición al pueblo de Dios a través de los años, ha sido presidente del seminario teológico de Puerto Rico, ha escrito 25 libros, imagínense, de calidad, porque hay mucha gente que produce libros a diestra y a siniestra, pero este varón de Dios es un hombre erudito, ha sido traductor principal para las sociedades bíblicas internacionales. Es un erudito del Antiguo Testamento pero sobre todo es un hombre de Dios, un excelente predicador y una persona que se mueve en muchos círculos influyentes, incluyendo el Medio Oriente y otras partes del mundo, y hoy tenemos la bendición de tenerlo a él junto a su esposa, la Dra. Noemí Pagán, que también es una mujer de muchos logros, es editora de libros y también tiene sus propios logros académicos, sobretodo también una mujer de Dios y esta mañana tuvimos ocasión de escucharla compartir también acerca de la palabra del Señor. Así que denle un gran aplauso de bienvenida, cálido, como conviene a nuestra congregación y Samuel te bendecimos, bienvenido a tu familia y nos alegramos tanto de tenerles aquí a ambos.

Dios les bendiga. Que gusto es para mí estar acá nuevamente con ustedes para anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. Me alegro de estar acá porque como les indicó el pastor Miranda, hace algunos días habíamos estado acá y estuvimos un fin de semana de mucha bendición y de mucho gozo. Esta mañana expliqué que estábamos en le proceso de terminar la traducción de Reina Valera de 1995, en una edición de estudio, entonces yo fui por diversas iglesias en todas las Américas desde Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, todo, hasta los Estados Unidos, diversas iglesias de Estados Unidos, yo tenía que ir entonces no podía afectar la dinámica de la clase, porque tiene que ser, tu no lo puedes hacer solamente con amigos, decirles, mira, dame una oportunidad para ir a la escuela bíblica y cuando llegue el momento de leer la Biblia en vez de leer el texto bíblico van a leer lo que yo les voy a dar, y en efecto, tuvimos una experiencia muy grata, muy buena acá y los comentarios de ustedes y las reflexiones de ustedes se incorporaron en la edición de estudio que se conoce como Reina Valera del 95, edición de estudios. De ahí en adelante ha salido de ese texto, se han publico millones y millones y millones de textos bíblicos, o sea, que ustedes tienen un pedacito que pusieron ahí para la mismísima gloria de Dios. Así que dense un aplauso ustedes mismos que ustedes hasta donde han llegado.

El pastor se fue a Uganda y ustedes se han ido por todas las Américas, en América Latina y España y todos esos lugares y han sido una bendición del Señor. Me gusta tener las manos liberadas así porque yo hablo con las manos también así que…

Y realmente para mí fue un motivo de gozo estar aquí y el día de hoy llegar aquí todavía con motivo de contentamiento y felicidad. Y déjenme comenzar saludándoles en el nombre del Señor, saludándoles en nombre de como el pastor ha venido de esta experiencia misionera, quisiera saludarle y decirles lo que está pasando en el resto del mundo. A veces nosotros pensamos que solamente el Señor tiene sus tiendas aquí, ¿verdad? En Boston. La buena noticia de Dios es que mientras nosotros estamos acá, el Señor está obrando por todas partes del mundo.

Y permítame saludarles primeramente a nombre de los hermanos y de las hermanas que ustedes conocen muy bien, los hermanos y las hermanas Mapudungun. ¿Los conocen? Los Mapudungun. Sí, sí, aquí yo oí esta mañana uno, los Mapudungum son los hermanos antiguos que se llamaban los Mapuche o los Arauca, muy bien. Aquí tenemos alguien de Chile y quizás hay algún chileno que nos está viendo por acá en el nombre del Señor. Los Mapudungun fue una comunidad de gente guerrera, firmes, sabia, inteligente que decidieron seguir su vida y su estilo de vida indígena en Chile, no firmaron acuerdos de paz con España nunca, y siguieron en el 1919, hicieron unos compromisos y unos arreglos y mientras ellos seguían su cultura al Señor eterno, se le ocurrió llegar a los Mapudungun con la palabra del Señor y ayer comenzamos a traducir la Biblia en Mapungungu y en el día de hoy que ustedes y yo estamos hablando, vamos a leer y adorar con el salmo 121 los Mapungungun están predicando y cantando el salmo 121 en su propio idioma, para la mismísima gloria de Dios.

Y allí están los Mapudungun en este momento hay un grande avivamiento y un grande despertar espiritual porque cuando la gente tiene el texto bíblico en su idioma, en el idioma del corazón, comienza a leer el texto y comienza a disfrutarlo de forma extraordinaria.

Yo les traigo a ustedes saludos de los hermanos y de las hermanas Mapudungum para la mismísima gloria de Dios. Y les traigo saludos, que bueno, que bueno es el Señor. Y les traigo saludos más a nombre de una comunidad en Centroamérica, una comunidad particular que ha recibido el Evangelio y Dios los ha llamado de forma extraordinaria, así que yo les saludo una comunidad que también ustedes conocen muy bien, muy, muy bien, muy bien, conocen de pies a cabeza, a los garífuna. Sí, sí conocen a los garífuna. Ahora vamos a saber las edades aquí. Yo sé que no puede hacer esto porque lo voy a saber.

¿Quiénes de los que están aquí recuerda una canción que se hizo muy popular en diversas partes del mundo, nosotros estábamos en Israel y empezamos a escuchar Sopa de caracol? Aah, se sabe aquí. Se han arreglado bien, pero miren las edades andan por ahí. Pues yo quiero que ustedes sepan que el músico que compuso Sopa de caracol, se convirtió al Evangelio y hoy en día es el músico de la primero iglesia bautista garífuna en Honduras para la mismísima gloria de Dios. Los garífuna también alaban al Señor y les envían sus saludos en el nombre del Señor Jesucristo.

Yo quiero que ustedes sepan que no solamente en las Américas, que en el oriente antiguo y lejano, en la China, Dios tiene su gente y nosotros hemos podido llegar a lugares en la China metidos allá donde quizás no hay un templo tan bonito como el que ustedes tienen aquí, quizás no hay unas instalaciones físicas tan nobles y gratas y bonitas como las que ustedes tienen, pero allí en un apartamento, o en alguna casita pequeña, en lo último de la China donde a veces la televisión no llega, ni los medios de comunicación no llegan, sin embargo el Dios eterno llega allí. 17 millones de cristianos chinos están inscriptos como cristianos porque en la China hay que inscribirse, pero mientras hay 17 millones inscriptos, se estima que hay más de 70 millones de cristianos que están adorando al Señor por toda la China, en lugares lejanos y en lugares cercanos, en apartamentos, y en casas en las grandes ciudades, y en Beijín donde nosotros pudimos estar, allá está el Señor salvando las personas, y está bendiciendo familias, y está renovando matrimonios, y está bendiciendo niños recién nacidos, y están glorificando al Señor porque el Señor se le ocurrió decirnos, como en los cánticos, que ustedes han tenido acá en el día de hoy, que en el mar de cristal cuando estemos frente al trono del Señor va a estar la gente de muchas lenguas y de muchas culturas, y de muchos pueblos. Y primero eran 144 mil pero de pronto era una multitud que nadie podía contener y allí estábamos los puertorriqueños, y los dominicanos y los chilenos, y los argentinos. Mire, allí estábamos todos bendiciendo al Señor incluyendo los buenos hermanos y las buenas hermanas de León de Judá que vamos a estar ahí en el nombre del Señor Jesucristo.

Tengo saludos, saludos, de los hermanos y de las hermanas de Belén, de Belén de Judea, que mientras a veces nosotros nos reunimos y el único ruido que se escucha es algún micrófono que se le mete alguna cosas rara, o alguna cuestión que oímos en el culto, a veces los cultos de Belén se escucha algún tirito por ahí, y se escucha alguna bomba, y se escucha alguna situación difícil y entremedio de esos dolores el pueblo de Dios se ha reunido a decirnos, nosotros vamos a ser gente feliz, nosotros vamos a ser gente renovada y nosotros vamos a ser gente transformada y allí en Belén de Judea Dios tiene su iglesia.

Y saludarle en nombre de don Quijote de la Mancha. Es interesante, una obra extraordinaria. Don Quijote, un hombre que para los criterios nuestros, los psicólogos que están aquí, las psicólogas que están aquí lo ubicarían en el examen que se hace no en el lugar de los muy cuerdos, sin embargo don Quijote era un hombre soñador y le decía a Sancho, Sancho, ven conmigo porque vamos a emprender un proyecto liberador para enderezar entuertos, para liberar doncellas, para darle comida a los que están hambrientos dice el texto de Cervantes, para darle comida al que esté… entonces la gente decía, pero cómo es posible esto. Y trataba de convencer a Sancho, y cuando le decía a Sancho, Sancho, ven conmigo a este proyecto de liberación y de gracia. Sancho le decía, liberando entuertos no se come, ¿Qué usted me ofrece a mí? Entonces don Quijote le decía, pero ven conmigo porque vamos a tener un proyecto extraordinario de ayudar a los necesitados. Y Sancho se sonreía y le decía, ayudando a los necesitados no se come. De pronto don Quijote dice, ven conmigo que te voy a hacer gobernador de una ….. y Sancho dijo, eso me interesa, los gobernadores sí que son… eso sí que es vivir. A este le gusta gobernar y mandar. Don Quijote convenció a Sancho y se fue con él.

Y en efecto, comenzaron un proyecto extraordinario pero don Quijote poco a poco fue…. uno de los fenómenos que uno ve en la obra de Cervantes es que don Quijote era el que vivía en la ilusión, el que vivía en los sueños, y Sancho era el que vivía pragmático, el concreto. Y uno de los fenómenos que uno ve en la literatura es que poco a poco, poco a poco don Quijote se va haciendo pragmático y Sancho se va haciendo ilusorio y comienza a soñar y a pensar. En el Capítulo final don Quijote se enferma y cuando se enferma nos dice Cervantes que fue una enfermedad intensa, ya de muerte y se quedó dormido por 7 horas corridas, y la gente comenzó a pensar que se iba a morir, que ya estaba en la etapa final, que cómo era posible que se fuera a morir don Quijote, y de pronto, don Quijote despierta, se puso de pie, volvió e n sí, dice el texto de Cervantes, volvió en sí y comenzó a recitar los salmos, comenzó a decir salmos de David bendito, en quien yo siempre confío, y comienza recitar los salmos, los salmos que han sido tanta bendición para nosotros.

Les decía a los hermanos y a las hermanas esta mañana que hay salmos que son como si fueran nuestros. Parece …….. y los hijos de …….., pues, lo escribí yo la semana pasada. ¿Por qué? Porque es un salmo que tiene tanta inspiración. Escuchen este, el Señor es mi luz y mi salvación de quien temeré. El Señor es la fortaleza de mi vida, de quién he de atemorizarme. Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, ellos tropezaron y cayeron, aunque un ejército acampe contra mí no temerá mi corazón aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiando. Un salmo extraordinario, salmos que nos bendicen, que nos ayuden.

Y don Quijote comienza a recordar todos esos salmos. Escuchen este, escuchen este, Dios es nuestro amparo, nuestra fortaleza, nuestro pronto auxilio en la tribulación por tanto no temeremos aunque la tierra sea removida y se traspasen los montes al corazón de la mar. Es decir, aunque vengan los tsunamis, con todo y eso yo confío en las promesas del Señor.

¿Cuántos pueden dar gloria a Dios por eso? Salmo, salmos, salmos, bendecido el nombre del Señor. Salmos. Escuchen este, miren, cuando veo los cielos la obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tu formaste, digo, qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que le visites. Porque nos hizo de forma extraordinaria, usted no está hecho en una máquina de reproducción automática, usted no está hecho como una fotocopia de nadie, usted está creado a la imagen y semejanza de Dios. En usted está la virtud divina, hay un hálito de Dios en su DNA está la huella del Señor que nadie puede detener, que nadie puede angustiar.

Por eso es que cuando Goliat quería angustiar a David y lo humillaba y le decía, ven, que voy a dar tus carnes a las aves del campo, es que no había un hombre en Israel que pusiera a pelear conmigo. Si David llega a ser puertorriqueño, ahí es que dice y bendito, ahí es que dice bendito. Si llega a ser dominicano dice, oh, ahí es que dice oh. David miró a Goliat y le dice, mira Goliat, tu vienes a mí con espada, lanza y jabalina, pero yo voy a ti en el nombre del Señor de los ejércitos, y añade, Dios de los escuadrones de Israel que es el Dios que tu has provocado.

El problema del enemigo no es que usted sea buena gente, gloria a Dios si usted es buena gente, el problema del enemigo no es que usted ofrende y diezme, gloria a Dios si usted diezma y eso es importantísimo para la congregación, el problema del enemigo no es que usted esté apuntado en los libros de la iglesia, gloria a Dios si usted está apuntado, el problema es que usted tiene la imagen de Dios. Y cuando la gente tiene la imagen de Dios eso no se lo puede quitar uno. La imagen de Dios está allí y los salmos lo reflejan.

La ley del Señor es perfecta que convierte el alma. El testimonio del Señor es fiel que hace sabio al sencillo. Los mandamientos del Señor son puros todos fieles, alegran al corazón, el testimonio del Señor es fiel, deseable son más que el oro y más que mucho oro afilado. Pero de ninguno de esos salmos le voy a predicar.

Hay salmos extraordinarios que están cerca de nuestro corazón, y uno de los salmos nos lleva a los montes. Uno de esos salmos nos lleva a la cúspide de los montes, uno de esos salmos nos lleva a los montes extraordinarios.

Vamos a ver cuántos aquí recuerdan alzaré mis ojos a los montes de donde vendrá mis ……….

Muy bien, muy bien. Así que ya no tenemos que leer esa parte del salmo que era parte de nuestra participación y así me dan la oportunidad de recordar en este instante de la misma manera que recibieron saludos de todas esas partes del mundo: África, Chile, de todos estos lugares, yo quiero traerle saludos particulares de una mujer que cautivó mi vida, de una jovencita que inspiró y me hizo repasar mi devocionales y mis textos bíblicos, a Miguelina.

Miguelina es una joven de Belén. Con Miguelina tuve la oportunidad de participar por más de 5 meses, una de las tareas que hicimos, mi esposo y yo, cuando el Señor nos dio la oportunidad, en el 2001 visitar a Israel y Palestina para estar allá durante un año. Fue participar con los jóvenes de la universidad de Belén, cuando ocurre esta situación difícil en Nueva York, donde la torres gemelas fueron impactadas con el avión, allí nosotros en ese mismo momento que estaba sucediendo todo esta situación difícil acá en esta parte del mundo, nosotros estábamos en ese preciso momento en el desierto de Berseba, en un retiro de soledad, en un retiro de intimidad con el Señor y allí en aquel desierto de Berseba, mi esposo trató de identificar un oasis y los otros miembros del grupo, que éramos alrededor de 8 personas, cada uno nos ubicamos en un oasis, y en aquel oasis tuvimos la oportunidad de intimidad con el Señor y de repasar no solamente parte de nuestro peregrinar cristiano, sino de repasar qué había sido nuestra vida y hacia dónde nosotros nos queríamos dirigir.

Y en ese período de tiempo conocí a Miguelina. Miguelina fue una joven que tuvo la oportunidad en un período de la historia de Palestina, específicamente de Belén, tuvo la oportunidad de acercarse a diferentes montes especialmente de visitar constantemente en la semana, el monte Sión y allí Miguelina tenía muchos amigos, en lo que se llama la ciudad Antigua. Y Miguelina de pronto toda esa experiencia de visitar el monte Sión y algunos montes alrededor de la ciudades de alrededor de Belén, de pronto se ve que esa experiencia de tener amigos en la otra parte israelí, de pronto se sorprende, ya no podía participar ni encontrarse con sus amigos y sus amigas del otro lado del lugar donde ella vivía. Y cuando le estoy diciendo, del otro lado es como el puente que divide la iglesia que ustedes tenían, Cambridge, de acá de esta otra parte. Así más o menos es la división que hay, quizás más cerca aún entre Belén un Jerusalén.

Y Miguelina ese año 2001 que yo tuve la oportunidad de llegar allá, Miguelina no pudo ya más visitar a sus amistades y en ese momento llegtamos nosotros. Y luego de la experiencia de nosotros haber salido del desierto de Berseva, encontrarnos con la noticia de lo que había ocurrido en los Estados Unidos, en esa semana yo tuve la oportunidad de dialogar con Miguelina. Y en una conversación que sostuve con ella y otra jovencita de la universidad de Belén, le pregunto yo a Miguelina, Miguelina, crees tu que en algún momento de la historia en este lugar habrá paz? Y Miguelina me mira, mira hacia atrás, y mira hacia ambos lados, y me mira a mí y me dice, tu hablas conmigo Noemí?, y yo le digo sí, quisiera saber si tu crees que en algún momento de la historia habrá paz en este lugar? Y me mira con los ojos bien abiertos, una mujer palestina, una jovencita palestina muy despierta y hermosa, me dice, pero cómo es posible que me hagas esa pregunta? Te has olvidado quién fue el que nació aquí en Belén? En nuestra tierra y nuestro pueblo nació el príncipe de la paz. ¡Aleluya!

Y después de hablar con Miguelina y contarme todas las experiencias que habían sufrido los jóvenes allá en la universidad de Belén, y volverme a enfrentarme a ella, rostro a rostro y decirme, jamás perderemos la esperanza porque el que nació en medio nuestro nos enseñó la importancia de la paz que algún alcanzaremos.

Y decía Miguelina, porque el Señor está con nosotros en nuestro pueblo. Ya Miguelina estaba familiarizada con el salmo 121 y no solamente lo conocía, sino que junto a unos amigos y amigas de Israel ella tuvo la oportunidad en muchas ocasiones, mientras subía al monte de Sión, a la ciudad Antigua, repetir con sus amistades, alzaré mis ojos a los montes de donde vendrá mi socorro. Y cuando la confronté con la pregunta ella se refiere al mismo salmo para recordarme de manera particular que la mirada de su pueblo, la mirada de los hermanos y hermanas de Belén estaba totalmente en las alturas de los cielos. Ellos se mantenían con sus brazos levantados todavía el día de hoy, porque para ese pueblo creyente, para esos hermanos y hermanas cristianos, para esa juventud la única confianza está en el Señor creador de los montes, de los llanos, creador tuyo y creador mío. Miguelina confía y entiende que aunque la subida sea peligrosa y escabrosa, aunque hayan piedras en el camino, aunque las dificultades cada vez sean mayores, Miguelina, aquella joven hermosa entiende que el príncipe de la paz que nació en su pueblo les acompaña en medio del dolor, de la dificultad, en medio del lamento, allí está el Señor con ese pueblo.

Y allí nos quiere el Señor nuevamente. Dejamos un trabajo con puntos suspensivos que tenemos que terminar. Y está en convivir con aquellos jóvenes para nosotros ha sido el mayor de los privilegios. Y por eso yo siempre he dicho que yo creo en la juventud, y yo creo en la juventud y ahora cada vez que miro a algún lado, o alguna esquino lo único que mis ojos tropiezan con jóvenes. Yo creo en la juventud porque nosotros somos producto de una iglesia como ustedes que cuando éramos niños y niñas, y comenzamos a desarrollarnos como jóvenes, aquellas iglesias que nos ayudaron a formar creyeron en nosotros y lo que nosotros somos hoy se lo debemos a esa iglesia que creyó en nosotros.

Yo creo en la juventud como Miguelina, allá en Belén que entiende que hace la exégesis más perfecta de lo que significa el salmo 121 que yo les invito en esta hora a que vuelvan a leer con nosotros.

El salmo 121 lo vamos a leer como si fuera una oración de la misma forma que lo hicieron cuando comenzaron el devocional. Un devocional bendecido por Dios, un devocional que nos volvió a desafiar y que nos recordaba en el día de hoy que cuando nuestra oración es clara y sale del alma, y sale de los más profundo de nuestro corazón, el Señor la escucha, el Señor ve su necesidad, escucha su clamor y está presto para respondernos.

Alzaré mis ojos a los montes y todos dicen conmigo, de dónde vendrá mi socorro. Mi socorro viene de Jehová que hizo los cielos y la tierra.

Que bueno es el Señor. Que bueno es el Señor. Alzar la mirada a los montes es una forma de oración, es una forma de plegaria, es una forma de sacar la mirada del problema que nos está agobiando, del problema que nos está angustiando, del problema que trata de quitarnos la paz, y poner la mirada entonces en las posibles soluciones que nosotros podemos tener.

Uno de los efectos que tienen los problemas en nosotros es que nos desorientan. El problema que llega a nuestra vida viene con la intensión de impedir que usted pueda tomar decisiones sobrias y sabias, el problema viene con la intensión de angustiarlo y tratar de decirle que usted no puede, que usted no sirve, que no está capacitado, que usted no tiene la energía ni la inteligencia para resolver esos problemas. El problema lo que viene con usted es para desmerecerlo, intentar desorientarlo. Es decir, que cuando uno está en medio del problema esa desorientación a veces no nos permite ver con claridad que la solución del problema está más cerca de lo que nosotros pensamos.

El salmo 121 es la oración que nos dice, alzaré mis ojos a los montes, que se pregunta el salmista, de dónde es que viene mi socorro. Lo dice con seguridad, mi socorro proviene del Señor y le añade un apellido, del Dios creador, del Dios que crea los cielos y la tierra, del Dios que crea el infinito y el espacio sideral, de un Dios poderoso es lo que quiere decir el texto bíblico. Alzar la mirada a los montes es reconocer que sobre nosotros hay un poder extraordinario, que sobre nosotros hay una capacidad extraordinaria, que sobre nosotros hay una virtud extraordinaria que nos ayuda a ponernos de pie frente a frente al problema para declarar que somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

Miren esto bien, el problema quiere humillarle, económico, el problema de personalidad, el problema en la familia, el problema en el trabajo, el problema global, el problema económico, el problema político, el problema que sea trata de humillarle para que usted no pueda proseguir la carrera cristiana en la vida. Y no se da cuenta que cuando el problema viene a humillarnos, usted enfrenta el problema con autoridad en el nombre del Señor.

Miren esto bien, ante un problema nosotros nunca nos arrodillamos. Nos arrodillamos en el altar de Cristo. Nos arrodillamos frente a la cruz de Cristo, nos arrodillamos frente a la presencia del Señor, ante el problema nos ponemos de pie con autoridad y hacemos lo que ustedes cantaban en esta mañana y en esta tarde, levántate y resplandece porque ha llegado tu luz y la gloria del Señor ha nacido sobre ti.

Los problemas se evalúan, los problemas se estudian, los problemas se analizan para ver cómo fue que comenzaron. Alguien los empezó, los problemas no comienzan solos. Y cuando uno analiza cuál es el origen del problema en muchas ocasiones se da cuenta, que el problema no comienza allá, el problema comienza acá. La forma en que usted trata a su esposa, la forma en que usted trata a su esposo, la forma en que usted trata a sus hijos, la forma en que usted responde cuando hay un chiste desagradable en el trabajo, la forma en que usted responde a los problemas de la vida, cómo usted se levanta por la mañana. Cuando uno descubre el origen de los problemas, ya tiene la mitad del problema solucionado, porque lo primero que hay que hacer para resolver un problema es identificar cómo empezó. Y cuando uno identifica cómo empezó entonces puede responder al problema en el nombre del Señor Jesucristo.

Nuestra relación con los problemas es particular porque les explicaba esta mañana a las hermanas y a los hermanos que nosotros queremos magnificar los problemas que nosotros tenemos. Muchas veces nosotros venimos al pastor o a los líderes de la iglesia para decirle, mire pastor, este es el problema más grande que usted ha visto. En la vida usted se ha encontrado un problema como el que yo tengo. Yo nunca en mi vida, entonces comienza usted a desmerecerse y a poner al problema grande, y grande, y grande, grande, nunca le diga a Dios cuán grande es su problema, dígale al problema cuán grande es su Dios.

Bendecido el nombre del Señor. Déselo fuerte a Cristo en este día. Nunca le diga al problema lo grande que es, nunca le diga al problema lo complicado que es, los problemas, algunos problemas son complicados pero déjenme explicarle esto. Alguien me dice, pastor, lo que yo tengo no tiene solución, puede ser. Pues si no tiene solución es que Dios quiere que usted aprenda a vivir con eso. Porque la definición de un problema es que tenga solución.

Sabe Dios si lo que Dios quiere es enseñarle humildad, sabe Dios si el Señor lo que quiere enseñarle es sencillez, sabe Dios si lo que Dios quiere enseñarle que usted comience a moldear su carácter y a moldear su personalidad y a moldear su forma de ser para que pueda poco a poco ir creciendo la nueva criatura en Cristo Jesús y vaya desmereciendo la vieja criatura, con esos vicios, con esas actitudes, con esa prepotencia, con esa hostilidad, con esos resentimientos. Dígale que no a la mala palabra, dígale que no a la hostilidad, dígale que no a los chistes malos, dígale que no a la irresponsabilidad, y cuando llega esa tentación póngase de pie y diga, alzaré mis ojos a los montes porque yo sé que mi socorro proviene del Señor que hizo los cielos y la tierra.

El Dios del salmista, es el Dios que responde a nuestro clamor, es el Dios que responde a nuestra necesidad, alzar la mirada a los montes es un reconocimiento de la gracia divina porque los montes en la Biblia son símbolos de las intervenciones de Dios. En el Sinaí Dios intervino y rebela su palabra, el monte Nevo Dios intervino y le dice a Moisés, Moisés, esto es una carrera de relevo y no todos vamos a llegar a la misma hora, al mismo lugar, pero todos tenemos que cumplir nuestra responsabilidad. Mira la tierra prometida desde el monte Nevo.

Hermanos y hermanas de la iglesia de congregación León de Judá una vez que uno ve la tierra prometida, uno nunca queda igual. Cuando uno ve lo que Dios tiene para con nosotros sigue adelante, cuando uno ve que lo que Dios tiene para usted es un cielo nuevo y una tierra nueva, cuando usted se percata de que lo que Dios tiene para con usted es bendición y liberación y transformación, usted no se deja llevar por cualquier mal rato momentáneo sino que usted marcha delante confiando en las promesas del Señor.

Los montes en la Biblia, del monte Nevo podemos pasar al monte Carmelo que recibe la revelación y la transformación divina. Del monte Carmelo podemos llegar al monte de las transformaciones y de las redenciones y de la bienaventuranza. Del monte de la bienaventuranza podemos llegar al monte Gólgota, y del monte Gólgota llegamos al monte Sión que es el monte que se relaciona con el salmo 121.

Alzaré mis ojos a los montes de donde vendrá mi socorro. Mi socorro no viene de los amigos, aunque son importantes, mi socorro no viene de los políticos, aunque que tienen que comprender y hacer sus responsabilidades y sus labores. Mi socorro no viene de los bancos, mi socorro no viene de los seguros, mi socorro no viene de cualquier lugar, mi socorro proviene de un Dios que aunque los cielos de los cielos no pueden contener su gloria, que aunque el infinito y el espacio sideral no puede contener su virtud, se le ocurrió en este día sentarse al lado nuestro y ese Dios eterno se ha sentado aquí en la congregación León de Judá al lado suyo, para escuchar los latidos de su corazón, para escuchar el clamor de usted, para atender el clamor de las personas que lo ven por Internet para darnos vida y vida en abundancia.

Díganle al que está al lado suyo; Dios te trajo a ti para hablarte. Dios te trajo aquí para hablarte. Ahora dígale para el otro lado, dígalo y para mí también, hablarme a mí. Y para hablarme a mí también. Alzaré mis ojos a los montes de donde vendrá mi socorro. Mi socorro no viene de cualquier esquina, mi socorro proviene del Señor que hizo los cielos y la tierra, es decir, que mi socorro proviene del Dios de Abraham, que llamó a Abraham y a Sara de Ur de los Caldeos y cuando salieron de allá no le habían dado un mapa, y cuando salieron, salieron confiando en las promesas del Señor.

Solamente Dios sabe cuántos están aquí en esta mañana, en este día, o esta mañana, o nos ven a través del Internet, que salieron de sus tierras sin mapa. No sabían a dónde iban a estar, si se iban a quedar en Tejas o si iban a ir a Chicago, si iban a ir a Nueva York o si iban a ir a Filadelfia, no sabían dónde iban a estar, la buena noticia es que Dios sí sabía dónde usted iba a estar. Dios tiene nuestra vida en su agenda y aunque Abraham y Sara no tenían un mapa, de noche comenzaban a mirar las estrellas y escuchaban la promesa divina que decía a Abraham y a Sara, mira, cuantas estrellas. Si tu pudieras contar las estrellas de los cielos o pudieras contar la arena de la mar, mira, todavía es más grande la bendición que yo tengo para con ustedes.

Hermanos y hermanas de la iglesia de León de Judá, ustedes no han sido llamados por Dios para sufrir, ustedes no han sido, en la vida hay sufrimiento, pero eso no es el propósito de Dios con su vida, ustedes no han sido llamados en la vida para estar antagonizando, para que usted viva de pelea en pelea en su matrimonio, Dios no lo ha llamado a usted para que usted viva de mal humor en mal humor con su jefe y con sus compañeras y con sus compañeros de trabajo, Dios no lo ha llamado a usted para que viva amargado u destruido, Dios no nos creó para que fuéramos infelices, Dios nos creó para que reveláramos su gloria, para que manifestáramos su esplendor, para que pudiéramos dar por gracia lo que por gracia hemos recibido y cuando el salmista decía, mi socorro proviene del Señor, es el reconocimiento que en la vida hay adversidades, en la vida hay conflictos, en la vida hay desesperanza, pero que nuestro socorro, nuestro apoyo y nuestra ayuda, viene del ser que tiene la capacidad y el poder de darnos vida y vida en abundancia.

Que bueno es el Señor. Que bueno es el Señor. Déjenme explicarle ahora una palabrita que aparece en el texto que en español es tan sencilla y tan fácil, pero en el texto bíblico es complicadísima y es el verbo, miren que verbo este tan simpático, guardar, guardar. ¿Se acuerdan? Nos guardará, dice el salmista, nos guardará, nos protegerá de todo mal. En castellano, el verbo guardar es significativo, pero un poco limitante porque en español yo guardo el papel, yo guardo los micrófonos, yo guardo las cámaras, pero yo no guardo lo animado. Yo puedo guardar lo inanimado nada más. Yo no puedo guardar a Noemí, primero ella no se va a dejar guardar, para empezar. Pero lo animado, yo no me puedo guardar a mí mismo, yo puedo guardar el equipo, pero los seres humanos no se guardan.

Ahora, en el texto bíblico no. Este es un verbo que se relaciona únicamente con Dios en la Biblia, interesante esto. Solamente Dios tiene la capacidad de guardar, porque el verbo guardar no tiene nada que ver con poner en una gaveta, es la imagen de un ave que extiende las alas y va protegiendo a su criatura, y es en esta intención de proteger la criatura, le cuida, le protege, le ayuda que Dios nos guarda, lo que significa nos protege, lo que signifique que nos cuida, lo que significa es que va delante de nosotros. Dios nos guarda de todo mal, Dios nos guarda con su mano derecha, Dios nos guarda con su poder sin igual, Dios nos guarda para que nosotros podamos estar de pie en medio de la adversidad, en medio del conflicto, en medio de las lágrimas, y decir como el salmista en el salmo 118, en medio del dolor decir, no moriré sino que viviré para cantar la glorias del Señor.

Alzaré mis ojos a los montes, de donde vendrá mi socorro. La gran pregunta de la vida. Te respondo en esta día diciéndole así, nuestro socorro proviene de un Dios que crea, un Dios que salva, un Dios que transforma, un Dios que redime, un Dios que nos ayuda a ponernos de pie, un Dios que nos sana, un Dios que nos rompe las cadenas y un Dios que nos ayuda a enfrentar la vida en el nombre del Señor Jesucristo y ser gente más que vencedora por medio de aquel que nos amó.

Culmino de la siguiente manera. Como don Quijote, como acabo de escribir el libro siempre estoy diciendo a la gente que vean la vida de esa manera, empezaron a decirle que era loco porque la gente que tiene sueños de bien comienzan a decirle, hijo, pon tus pies en la tierra. Porque la gente que tiene proyectos que bendicen a la comunidad le dicen, no, no, la vida no es así. Porque la gente que tiene proyectos de bendición a los pueblos los miran de esa manera y comenzaron a decirle que don Quijote era loco y se empezaron a reír de él.

Y le preguntaban en una ocasión a don Quijote, háblenos de Dulcinea, su amor, y comienza él a hablar de Dulcinea como la emperatriz del Toboso y comienza a hablar de Dulcinea como la reina de sus pensamientos y de sus acciones de caballero andante, y cuando comienzan a decirle así, comienza el Quijote a hablar de esa manera, alguien se levante y le dice, usted está loco y usted no sabe quién es. Y don Quijote se quedó sorprendido, se quedó callado y dijo, no, yo sé quién soy y no solamente yo sé quién soy, yo sé lo que yo puedo llegar a ser.

Miren, hermanos y hermanas de la iglesia, usted es una mujer de Dios y usted es un hombre de fe, usted tiene una familia en la gracia de Cristo, usted tiene unos hijos que están creciendo en el desarrollo del Señor, usted es un hombre que no es un guiñapo de las circunstancias, usted es una mujer que no vive de fracaso en fracaso, usted está creado a la imagen y semejanza de Dios y usted puede llegar a ser ese instrumento divino que necesita León de Judá, que necesita la ciudad de Boston, y que necesitan los Estados Unidos, que necesita el mundo el día de hoy.

Dígalo conmigo, yo sé quién soy porque ya no vivo yo más Cristo, más Cristo vive en mí. Estemos en pie y adoremos al Señor.

Levanto mis manos aunque no tenga fuerza. Levanto mis manos aunque tenga mil problemas, solamente Dios sabe, sabe Dios si el pastor lo sabe porque conoce a algunos de ustedes, la mayoría, yo no lo sé, yo no sé cuántos han venido aquí amargados, cuántos han venido tristes, cuántos pasaron un mal rato el viernes por la tarde antes de salir del trabajo, yo sé a quién le espera una situación difícil el lunes por la mañana. Yo lo que sí sé que si nosotros levantamos las manos aunque no tengamos fuerza, nosotros somos gente más que vencedora por medio de aquel que nos amó. Levanto mis manos aunque no tenga fuerza, aquí llegaron mis asistentes especiales, levanto mis manos aunque tenga mil problemas, y vamos a adorar al Señor con ese cántico para que se escuche allá en la iglesia de Cambridge y en todo Boston, pero yo quisiera orar, miren por lo que yo estoy orando todos estos días.

Esta crisis económica que está magnificada por los medios ha hecho que las personas tomen decisiones inadecuadas y desafortunadas. Quien haya llegado aquí hoy tomando una decisión importante en su vida, este es el momento para que venga al altar para orar por usted en el nombre del Señor. El que haya llegado aquí en este día tomando una decisión vocacional, yo voy a cambiar a trabajo, yo voy a cambiar de ciudad, yo voy a cambiar de nación, yo voy a cambiar… esa es una decisión que afecta a su familia completa, yo le voy a pedir que dondequiera que esté baje para orar por usted en el nombre del Señor. Quienes están tomando una decisión fundamental que afecta, recuerden que las decisiones sea que se va a cambiar la corbata, porque es una corbatita que le combina más o menos, eso no es una decisión que digamos, esa es muy… ¿verdad? Si su decisión va a afectar al resto de su familia, su esposa, su esposo, hay que traerla en el altar del Señor.

Mientras cantamos levanto mis manos aunque no tenga fuerzas, los hermanos y las hermanas que quieren la oración particular, yo les voy a pedir que se vayan acercando al altar de Dios para orar por ustedes en el nombre del Señor Jesucristo.