Coronado de gloria y de honra

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Hermanos, les invito a abrir sus Biblias en el Salmo 8, por favor. Salmo 8. la palabra dice:

“.. Oh Jeovah, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra. Has puesto tu gloria sobre los cielos de la boca de los niños y de los que maman fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos para hacer callar al enemigo y al vengativo. Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tu formaste, digo, ¿qué es el hombre para que tengas de él memoria y el Hijo del hombre para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos, todo lo pusiste debajo de sus pies; ovejas y bueyes, todo ellos, y asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar, todo cuanto paso por los senderos del mar, oh, Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra....”

Padre, gracias por tu palabra. Gracias que tu eres majestuoso, Señor, y tu quieres revelar tu majestad en maneras que no hubiéramos esperado. Yo te pido que nos hables en el día de hoy, Señor, que uses la palabra de mi boca que eches un poquito más de gasolina en este tanque y que bendigas esta iglesia, Señor, que sea tu palabra hablándonos a todos en esta tarde, te pedimos en el nombre de Jesús. Amen y amen.

¿Saben qué? Yo recuerdo un día yo estaba visitando en Guatemala, en el Petén, no sé si alguien, tenemos algunos chapines aquí, algunos chapinitos. Yo estaba en el Petén viendo esas ruinas que hay y yo andaba en la selva con todo los sonidos raros que hay en una selva, miré para arriba y vi monos en los árboles, monos de verdad, monos. Y yo estaba ahí y nunca había estado en un bosque de verdad selva, selva, selva y yo todo sudado, pero feliz. Y yo saliendo de ahí le dije a un joven que yo conocí ahí, guau, cómo puede uno ver todo eso y no creer en Dios. Y el joven me dijo, fácil, él era atea, así que nos pusimos a hablar un poco. Y yo dije, ¿pero tu cómo puedes ver todo esto? Discutimos un poco, espero que dejé una semilla.

Pero yo no sé de él, pero guau, piensa en un lugar bello que tu conoces, un mar, aguamarina, así hermosa de tu país, puede ser; un campo verde, montañas, un lago con volcanes alrededor, en Sudamérica, lugares hermosos y tu piensas, guau, Señor, cuán majestuoso es tu nombre en toda la tierra. ¿Cómo es que tu hiciste todo eso? Mirando las estrellas y pensando, guau, pero no los puedo contar. Son tantos y después uno piensa, ¿y cómo es que tu vas a escuchar mi oración? Yo soy una hormiguita, un poquito de polvo en el universo, y además soy malo, soy pecador, pequeño y malo, ¿cómo tu vas a escucharme a mí?

Este salmo dice que Dios revela su gloria, no solamente a través del universo sino a través del testimonio de sus siervos. Si este mensajito y voy hacerlo muy al grano, pero si este mensaje tuviera título yo diría, Coronado de gloria y de honra.

¿Tu sabes que tienes una corona que Dios ha hecho para ti? Desde tu concepción Dios te coronó de gloria y de honra solo por ser un ser humano y llevar dentro de ti la imagen y semejanza del Dios vivo. Tu estás coronado, coronada de gloria y de honra. Esto parece malo. No, Dios tu eres el único con la corona. Él dice, no, a mí me gusta dar coronitas a mis hijos y revestirles de dignidad y de honra.

¿Saben qué no hablamos mucho de la palabra honra hoy en día? Pero yo creo que es importante que lo hablemos. Honra, ser una persona honrada, una persona que puede caminar con la cabeza en alto y tener auto respeto y dignidad. Cuando yo pienso en eso, pienso en los militares que se les enseña a andar como una persona seria, a tener su gorra. Yo compartí en la mañana que los Santiago, Mary y Chago, me invitaron a la casa y me dio el permiso sagrado de ponerme la gorra militar que usaba Chago cuando era joven. Y yo me lo puse y miré en el espejo y sentí una electricidad, una corriente eléctrica correr por mi cuerpo. Pretty good, I feel good. Me siento bien. Y fue como un susto, fue un susto y Mary was, ajá, apúntate, mira vas a ser un capellán, no sé qué. La gorra de autoridad, la dignidad.

Dios tiene una corona así para ti, para cada uno de nosotros que cuando tu lo pones siente corriendo en las venas una corriente eléctrica que te hacer saber que estás vivo, que eres una persona de un valor inestimable, creado en la imagen de Dios mismo.

Yo pienso en las personas, los abuelos entre nosotros que han servido al Señor, y dice la palabra de Dios que la luz de los justos es como la luz de la aurora que va en aumento hasta que sea el pleno día. Y yo creo que los abuelos que sirven al Señor ya la luz está en pleno día. Y uno puede mirar, aunque los cuerpos se van desgastando, uno puede ver la gloria de Jehová reposar sobre ellos.

Yo recuerdo visitar a doña Toñita cuando, la mamá del pastor, cuando estaba en sus últimas y la única palabra que yo podía pensar era la palabra majestad, majestad, como una reina ahí, una dignidad ahí rodeándola. Pienso en doña Anastasia, 99 y no salía de la casa sin su vestido limpio y bueno y tal vez barato, pero bueno y bonito y su perfume de Calvin Klein, hasta hacía esperar la ambulancia a veces cuando se cayó, espera, espera, saca el vestido más limpio, me van a ver los doctores. ¿Por qué? ¿Vanidad? Bueno, más que vanidad, está hablando de dignidad, de auto respeto, de saber que yo soy hijo, hija de un rey y yo puedo caminar bien, porque Dios me ha coronado de gloria y de honra. Yo no soy basura, yo no soy un cero a la izquierda, yo soy una mujer de Dios, un hombre de Dios y yo me respeto y los demás deberían respetar también porque Dios está conmigo, quién contra mí.

Yo pienso, aún los bebés están coronados de gloria honra. ¿Cuántos pueden saber? Tu miras una criatura y tu piensas, pero Señor, cómo. Tal vez esta criatura no puede hacer nada sino llorar y comer y hacer sus necesidades. El perro puede hacer más que el bebé en la casa. Está entrenado el perro, el bebé todavía no está entrenado, pero qué diferencia. El bebé tu lo miras y estás mirando los ojos de Dios, tu piensas, Señor, guau, cómo es que tu hiciste este ser, cómo lo hiciste. Es una maravilla.

Así que por eso dice, de las bocas, versículo 2, de la boca de los niños y de los que maman fundaste la fortaleza....

Que lindo, por eso cuando se hace esta danza de niños, y habrá más de escuela dominical, cuando ellos adoran a Dios, ay, eso es del Señor.

¿Saben qué? Cuando leí eso me confundí un poco. Mira lo que dice otra vez, de la boca de los niños y de los que maman fundaste la fortaleza.

Quiero que vayan conmigo a Mateo 21 y vamos a hacer un poquito de estudio aquí. Despiertos. Mateo 21, 14. Está hablando de Jesús sanando los ciegos y cojos en el templo, dice:

“... vinieron a él en el templo ciegos y cojos y los sanó. Pero los principales sacerdotes y los escribas viendo las maravillas que hacía Jesús y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo, Oh sana al Hijo de David, se indignaron y le dijeron, oyes lo que estos dicen. Y Jesús les dijo, sí, nunca leíste de la boca de los niños y de los que maman, Jesús había memorizado el versículo, él lo escribió de hecho en el espíritu, de los boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza....”

Espera. El salmo 8 ¿qué dice? Pon el dedo aquí y vamos otra vez al salmo 8, y dice, fundaste la fortaleza. Así que qué pasa, ¿Jesús no memorizó bien el versículo? Se olvidó, puede ser. No, no, no Jesús, es fundaste la fortaleza. Y Jesús, dice, no, no, yo sé lo que estoy haciendo. Él es el Creador del universo, él inspiró la Biblia. Jesús sabía que la palabra alabanza y la palabra fortaleza tendrá algo en común. ¿Qué tiene en común la alabanza y la fortaleza? Piénsalo.

Piensa en un tiempo cuando tu te sentías débil, te sentías que ya no quedaba más nada para seguir adelante, la vida te había dado luchas y retos duros, ni querías venir a la iglesia, pero te obligaste y viniste y aquí cantando todo el mundo feliz, y tu sientes, pero estoy muriendo por dentro, ¿cómo puedo cantar, cómo puedo levantar las manos? No quiero ser hipócrita. Pero tu sabes, Dios me manda a hacerlo. Y tu levantas esas manos por fe y comienzas a cantar y ¿qué pasa? Comienza a fluir el espíritu en ti, comienza a llegar algo de lo que la Biblia dice, los que esperan en Jehová nuevas fuerzas tendrán, levantarán alas de águilas, correrán y no se cansarán, porque han decidido en lugar de vivir en la auto lástima y la queja, han decidido alabar a Jehová el Creador del universo y cantar y danzar y decir, yo sé que mi redentor vive y funciona, funciona. Comienza a hacerlo y guau y comienzas a sentirte más vivo, hay fuerza que entra.

¿Qué pasó con Silas y Pedro en la carcel? Ahí, ¿qué harías tu en la cárcel? Yo me quejaría como un no sé qué. Ellos en lugar de eso, ahí cantando alabanzas, cantando al Señor porque ellos sabían, hay cadenas pero estamos libres de corazón. Ustedes no pueden encadenar el corazón, somos libres en Cristo, donde está el espíritu de Jehová, ahí hay libertad. Cantaban himnos y ahí se deshizo, se rompió la cadena y pudieron salir milagrosamente.

Hermanos, cuando cantamos, cuando alabamos, el Señor hace prodigios y maravillas. Hay que hacerlo. Esto es parte de lo que quisiera hablar hoy de tener puesta la corona que Dios te ha dado. ¿Saben qué? Dios te ha dado la corona pero no lo sabemos, no la usamos, tal vez pensamos que se ha perdido. Cuando entramos en la casa de Dios y comenzamos a cantar, estamos declarando, yo soy un hijo del Rey y le voy a adorar con todo el corazón y Dios pone esta corona y tu comienzas a sentirte bien, como yo me sentía cuando tenía la gorra puesta. Amen. Así que estamos llamados.

Y los niños pueden adorar a Dios. ¿Por qué dice? En versículo 2 de Salmo 8, de boca de niños y de los que maman fundaste la fortaleza. A causa de tus enemigos para hacer callar al enemigo y al vengativo.

Saben que cuando yo veo los niños danzando y cantando yo estoy pensando en cosas alegres, no estoy pensando en Satanás. Pero la Biblia dice que cuando niños adoran a Dios o la persona más pequeña entre nosotros, el enemigo se tiene que callar porque él no tiene nada que decir a eso.

¿Cómo es que esta persona pasando por tantas luchas puede dar gloria a Dios? Él no tiene respuesta para eso. Por eso la Biblia dice, el Salmo 23, aderezas mesas delante de mí, no en el campo fácil, es en la lucha en presencia de los angustiadores, Dios prepara la mesa delante de ti, y tu comes, y tu cantas y tu adoras a Dios, y tu dices, yo tengo la corona puesta, soy hijo del Rey.

Así que, hermanos, Dios nos ha llamado a esa dignidad, esta autoestima y también tener la corona significa que hay majestad. ¿También qué significa una corona? ¿Qué significa? Si alguien tiene una corona, hoy en día no se usa, pero en las épocas cuando se usaban las coronas, ¿qué significaba eso? Poder, que tu eres una persona que está llamada a gobernar en el mundo. Adán y Eva fueron llamados a reinar en la tierra. Esto significaba para ellos, cultivar la tierra.

Hermanos, tu eres llamado a usar los dones que Dios te ha dado para la gloria de él, porque cuando tu haces lo que Dios te ha dado, Dios se glorifica, tu estás reinando. Saben que hoy en la mañana compartí un testimonio de una película que nadie había visto, pero voy a tratar una vez más, tiempo de olimpíadas. ¿Cuántos han visto la película Carros de fuego? Uno, dos, tres, cuatro, seis. Ya ganamos a los de la mañana. Así que uno de cien lo ha visto.

Es una película cristiana, muy buena película, película libia, no es muy común hoy en día películas libias. Trata de un atleta en las olimpíadas en las épocas pasadas y este hombre era un cristiano, un misionero pero él corría en las carreras y él quiso participar en las olimpíadas pero tenía que correr en lugar de servir en la iglesia, a veces en lugar de desempeñar su obra misionera. Y su mamá y papá diciendo, pero mi hijo, eres llamado a ser misionero, ¿qué tu haces corriendo en el campo, perdiendo tiempo con eso? Y él dice, pero mamá, cuando Dios me hizo me hizo, when God made me, he made me fast and when I run I feel his pleasure. Cuando Dios me hizo, me hijo rápido, pero no sé si esto se traduce con capacidad de correr rápido, y cuando yo corro siento su sonrisa sobre mí.

Y en la película cuando él corriendo, corriendo, levantaba la cabeza porque estaba corriendo para Dios. Yo no sé si tu eres un atleta, yo no sé qué es que Dios te ha dado, pero Dios te ha llamado a hacer algo y a hacerlo bien, y a hacerlo con excelencia y hacerlo para él porque Dios lo ha hecho para eso.

Cuando el cantante canta le da gloria a Dios. Cuando el atleta corre da gloria a Dios, cuando el artista pinta, cuando el agricultor siembra, cuando el niño juega, cuando el doctor sana, damos a gloria a Dios que nos ha hecho. Cuando la mamá cuida al niño, cuando el papá está ahí presente, cuando hacemos lo que Dios nos ha dado, estamos reinando en el mundo y diciendo, Dios me ha hecho y yo estoy aquí para darle gloria a él.

¿Saben qué? Hermanos, esto no es orgullo. Hablamos antes de orgullo. Orgullo es un pecado serio, era el pecado de Satanás mismo, orgullo. Así que no estamos hablando de orgullo, estamos hablando de reconocer lo que Dios me ha sembrado, lo que Dios me ha hecho y yo puedo gozarme en eso, me ha coronado de gloria y honra, ha puesto todo debajo de mis pies y yo soy llamado a grandes cosas. Eso no es orgullo porque la gloria no es mía, es de él, la bendición, la capacidad no es mía, no tengo nada que no se me ha dado, es su gloria y yo me gozo que Dios recibe la gloria cuando tengo la corona bien puesta. Amen.

Así que estamos hablando de algo muy diferente, una gloria reflejada del Señor. Cuantos saben después de pasar tiempo con Dios te sientes diferente. Moisés, le pasó esto a Moisés. Moisés subió a la montaña y bajó eléctrico, con el poder nuclear saliendo de él, con el rostro brillando, la gente dice, mira, tápate, tápate, no te podemos ver. Él tenía la gloria de Jehová que se le pegó y hermanos, cuando estamos en la presencia de Dios, cuando adoramos a Dios, cuando reconocemos que él está con nosotros, reflejamos la gloria de él al mundo. Es un testimonio, es una manera de decir, Dios está conmigo y es una manera de mostrar al mundo lo que Dios es capaz de hacer. La gloria, la corona que Dios te ha dado.

Pero ¿sabes qué? Sabemos que el enemigo no está contento con un ejército de reyesitos y reinitas, él no está contento con nosotros, con las coronas puestas. No está contento. Él quiero ensuciar, yo hablo mucho de eso en mensajes, lo he dicho antes, pero es un tema en mi vida en mi ministerio, nosotros somos portadores de la imagen de Dios, como si tuviéramos una pintura hermosa de Dios dentro de mí y brilla a través de tu personalidad, tu carácter, tu cultura, tu sentido de humor, todo lo que eres tu, Dios brilla a través de eso y Satanás odia a Dios así cuando él mira una persona que le recuerda de su enemigo mortal, y que tiene una corona puesta reinando en el mundo, él quiere tomar esta corona y él quiere ensuciar esta cosa un poco. Quiere opacar la gloria que está ahí, quiere hacer que pierda el brillo y él logra hacerlo muchas veces, lo hace tentándonos a pecar muchas veces.

Por eso que el enemigo quiere, no solamente tentarnos, quiere humillarnos porque es por pura malicia. Por eso que los ministerios que hacen evangelismo, trabajo social, es guerra porque estamos dignificando al ser humano, evangelizando pero también levantándolos, diciendo, Dios tiene grandes cosas para esta persona.

Así que, y lo hace tentándonos a pecar muchas veces. Cada ser humano aquí hemos pecado en algún momento y cuando lo hacemos estamos ensuciando la corona que Dios nos ha dado, estamos opacando la gloria que está ahí.

Como dice la carta a Timoteo, que en una casa grande hay muchos vasos, algunos platos son los platos finos, la porcelana. Tu no sacas la porcelana para mi hijo de un año y medio o él va a hacer daño con las cosas. Te prometo, rápido. Le damos cosas plásticas que no valen tanto, pero hay porcelana que tu sacas para la suegra cuando llega una visita, porque vale, vale mucho. Ahí está.

Dios dice, mira, tu eres llamado a ser la porcelana fina, tu no eres el plástico para que el niño te tire al piso. Cuando nosotros estamos en pecado es como tomar la porcelana y usarla para algo que no vale.

Sabes que la autoestima cristiana es muy diferente al orgullo. Tener autoestima es saber, Dios está conmigo, soy mejor que esto. Yo no tengo que seguir en lo mismo, Dios me puede cambiar, yo soy mejor que esto.

Hablamos mucho con las hermanas de la iglesia especialmente las solteras, en insistir que los pretendientes te respetan, ¿por qué? ¿Porque eres de estilo antiguo? Porque eres una hija de Dios y saben, yo valgo. Mira, tiene que respetarme, si este quiere tratarme diferente, bueno, que busque otra, yo soy mejor, soy una hija de Dios, espero alguien que me respete, un hombre que los amigos lo tienten a hacer barbaridades en la calle, lo que sea, y dice, mira, yo soy un militar, yo soy un oficial en el ejército de Dios y un oficial se porta en una manera digna de su oficio.

Saben que hay un crimen en los militares que se llama conduct unbecoming an officer, que es conducta que no luce a un oficial. Mira, tu eres un oficial en el Reino de Dios, así que yo voy a vivir con honra, con dignidad y voy a insistir que me respeten porque voy a portarme en una manera respetable. Así que esto es el llamado, el pecado lo ensucia.

Quiero leer algo de Proverbios 31. todos sabemos qué está en Proverbios 31, de qué se trata. ¿Saben qué? Se trata de otra persona también, alguien que tal vez tu no conoces, un tipo que se llama Lemuel. ¿Alguien sabe quién es Lemuel? Alguien sabe. Un rey, era un rey joven y su mamá le dio una profecía que dice, mi hijo, versículo 2:

“... qué mi hijo y qué hijo de mi vientre y qué hijo de mis deseos, no des a las mujeres tu fuerza y tus caminos a lo que destruye a los reyes. No es de los reyes oh Lemuel, no es de los reyes beber vino, ni de los príncipes, la sidra. No sea que bebiendo olviden la ley y perviertan el derecho de todos los afligidos. Da la sidra al desfallecido y el vino a los que de amargado ánimo beban y olvídense de su necesidad y de su miseria no se acuerden más. abre tu boca por el mudo, en el juicio de todos los desvalidos abre tu boca, juzga con justicia y defiende la causa del pobre y del menesteroso....”

 

Mi hijo, tu tienes un llamado grande a ser un rey que va a defender a la gente necesitada, así que no pierdas tu tiempo en la bebida o en las cosas, en la calle porque tu eres mejor que esto. Mira, la bebida, ponerse borracho o vivir en pecado, eso es para personas que no tienen esperanza, pero tu eres un hijo de Dios.

Sabe que tenemos un grupo aquí los sábados que yo amo muchos, hombres saliendo de luchas y vicios y ahí son hombres que yo veo delante de mis ojos aprender, yo soy hijo de un rey, yo soy llamado a ministrar, soy llamado a ser un hombre de mi familia, un hombre respetable y efectivo en la vida y se levantan y a mí me encanta estudiar la palabra con ellos. Pero todo tiene que ver con la autoestima.

Satanás te dice, mira, hazlo, esto tu no eres mejor que esto. Hazlo, métete, esto es la mentira de Satanás. Satanás es un acusador. Él viene para acusar pero Jesús es nuestro abogado y él ha venido para decir, no, no, no, tu eres mi hijo, yo te he limpiado. Antes era así, pero ahora eres diferente. La vergüenza nos causa quitar esa corona de la cabeza, nos hace hacer como Adán y Eva. ¿Qué hicieron después de su pecado? Se escondieron en los árboles, trataron de tapar su vergüenza.

Dios dice, esto no sirve, deja que yo te vista como el hijo pródigo. Este traje que tu tienes no sirve, déjame ponerte un traje de gala, déjame poner el anillo sobre el dedo y una corona sobre tu cabeza. Pero muchas veces el pecado, la vergüenza y el orgullo opacan la gloria que tenemos. El orgullo es un substituto falso para la autoestima cristiana, es una manera de pensar que yo soy mejor que los demás. Mentira del infierno. Es inseguridad. Me siente mal de mí mismo así que tengo que probarme a todos los demás. Esto no es de Dios.

El cristiano sabe, no tengo que ser orgullosos, no tengo que ser como Narciso, enamorado de mi propio reflejo. Yo puedo reflejar la gloria de Dios y sentirme bien sin probar nada a nadie. Que lindo, que libertad.

Hermanos, Dios viene para reemplazar la corona perdida y para limpiar la corona opaca. Porque todo ser humano lo tiene, por ser un ser humano ya lo tienes, y Dios quiere tomarlo y restaurarlo sobre tu cabeza. Dice en Isaías 61, que él ha venido a darnos gloria en lugar de ceniza, manto de alegría en lugar de un espíritu angustiado.

A mi me encanta ver esta transformación delante de los ojos, la pesadez se va, la sombra se va y la persona ya tiene gloria sobre su cabeza. Sabe que Dios está con uno, quién contra mí.

Hay otro versículo que dice, los redimidos de Jehová volverán y vendran a Zión con alegría y gozo perpetuo será sobre sus cabezas y tendrán gozo y alegría y huirán la tristeza y el gemido.

Hermanos, Dios está en el negocio de la coronación, de levantar a sus hijos y hacer eso. Y esto es lo que hace él por fe cuando alguien recibe a Jesús como Señor y salvador. Pero ¿saben qué? Hay otra corona. Eso es un poquito misterioso, yo no pretendo entenderlo perfectamente pero algunas coronas que se ganan. Me siento mal al decirlo porque sabemos que la salvación no se gana, la salvación es un don gratuito de Dios, no puedo ganarme nada de Dios pero hay algunas coronas que son condicionales, que vienen basados en como nosotros hemos luchado y echado para delante. No es la salvación pero es alguna no sé qué, una gloria dotada del Señor, que nos espera.

El Apóstol Pablo dijo que yo he peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor juez justo. Y dice esto de muchos otros, algunas personas dicen bienaventurado el varón que soporta la tentación porque cuando haya resistido, en Santiago dice, la prueba, recibirá la corona de vida que Dios ha prometido. Así que dice que hay lucha.

Hay un texto que no voy a leer pero quiero resumir de las olimpíadas también. Sabemos que la semana pasada, Omar que es adicto a las olimpíadas habló de eso. Hay un texto cuando Pablo dice, que yo quiero que ustedes corran de tal manera que puedan ganar la corona, pero la persona que corre de todo se abstiene para ganar la corona. Y no una corona corruptible sino una corona incorruptible.

¿Sabes lo que le daba a los ganadores en esa época? ¿Alguien sabe que clase de corona? Si estabas aquí a las 9 no puedes decir. Laureles a los romanos, pero antes de eso. Saben lo que era, era celery. Hoy a la mañana trataron de enseñarme, apio. Una corona de vegetales, de apio. Ya comenzando a pudrirse y le ponían, y yo pienso, y esto es un premio o un castigo, no entiendo, pero se hacía combinando el apio con tal vez laureles y lo ponían ahí, y ya deshaciéndose sobre la cabeza.

Mira, hay una corona mejor que esta que yo quiero ganar. Yo vivo para el día que Jesús me diga, bien hecho, siervo fiel, ven y comparte el gozo de tu amo. Yo vivo para ese día, pero el Señor dice, lo has hecho bien, siervo fiel. Y esto es recibir la medalla de oro ahí, escuchar la canción y ver la bandera y sentir, sí, se hizo, se logró la batalla. Yo gané.

Pero estas personas, atletas de las olimpíadas tienen que abstenerse de todo, no por legalismo, no lo hacen bajo compulsión, ellos se abstienen de ciertas comidas, de cierto comportamiento ¿para qué? Para ganar. Saben que muchos de nosotros hemos salido de trasfondos muy legalistas donde nos han dicho, tu tienes que ser a, b, c, d o no sirves y son tan estrictos que a veces nos rebelamos contra eso.

Pero sabe que Dios no nos llama a ser flojos ni ser libertinos tampoco. Dios nos llama a abstenernos de muchas cosas, pero no es por legalismo, no es por obligación es porque yo tengo una carrera que correr y yo quiero ganar. No quiero ningún peso ni nada para distraerme, yo quiero la medalla. ¿Cómo es que un atleta puede abstenerse de la pizza cuando todos los amigos están haciéndolo? Porque él está pensando en el oro, en el premio, y así para nosotros.

Dios me ha llamado a tener esta corona bien puesta y estoy dispuesto a sacrificar todo para ganar este premio del llamado que Dios me ha dado en la vida y esto es lo que Dios nos llama, saber que ya tengo la corona, pero tengo que luchar si quiero que sea puesta tal como Dios quiere que sea. Así que es esto es el llamado que Dios tiene para nosotros, a creer que somos personas de la realeza espiritual.

¿Saben qué? Que mucha gente cuando se miran en el espejo no miran eso. Ellos miran a alguien que no le cae muy bien, muchos somos así. No estamos hablando de la belleza física, hermano, hermana, aunque esto pasa. Dice que el Señor hermosea a la persona humilde que lo busca, pero no trata de eso. Saben que yo tengo un profesor de mis estudios teológicos que es un famoso predicador, se llama, es muy famoso entre los gringos por lo menos, se llama H. Robinson, ha escrito muchos libros de la homelética, sale en la radio a cada rato, muy famoso, y yo llegué a la universidad estudiando y yo recuerdo, nuevo alumno, todo nervioso estudiando debajo de un árbol, y yo miro y ahí está, al lado mío. Y yo... él dice, mira, saludos, estás estudiando y comenzó a hablar conmigo. Y me fijé que yo no lo sabía antes, que él tiene una deformidad de cara, de rostro. Estaba con una deformidad, tenía un defecto de nacimiento muy grande en la cara y su sonrisa y todo, y yo no me había fijado, porque solo lo había escuchado o leído sus libros, le había visto desde muy lejos. Pero lo vi de cerca pero vi otra cosa, vi la gloria de Jehová brillando de él, y yo pensé, ese hombre, cualquiera se escondería pero él es llamado a predicar y poner el rostro, la cara de él delante de millones. Te digo, él ha predicado en estadios de personas, miles y miles, cientos de miles, tal vez millones de personas han visto su cara y él ahí, no tiene vergüenza porque él sabe, yo soy coronado de gloria y de honra y sale de él la gloria del Señor y la belleza del Espíritu Santo, porque él sabe quién es y que su testimonio da gloria a Dios, tanto como las estrellas.

También una muchacha que yo conocí estudiando, que lo mismo, tenía un defecto en la nariz, solo tenía la mitad de la nariz y otra cosa. Ella lo mismo, tenía la luz más brillante saliendo de sus ojos que había en toda mi vida, una muchacha hermosa y lo digo de verdad, no lo digo con ojos, oh, tu lo miras,... no, no, no, era bella, bella en el Señor porque sería a Cristo, era una líder en su escuela y entre los otros, porque ella sabía, soy coronada de gloria y de honra, y esto no es algo de afuera, eso es algo de corazón. Eso no es gloria mía, es gloria de Jehová y eso es un testimonio.

Yo quiero animarte a verte así, porque si yo sé que yo tengo esta gorra puesta, voy a vivir una vida digna del llamado que tengo, pero también te animo a hacerte la pregunta, si de verdad tu miras a cada persona que tu conoces así de esta manera, ¿puedes ver la corona en tu cónyuge? ¿Puedes ver la corona en tus hijos, en tus amigos, en tu jefe? Porque por ser un ser humano tiene corona, tal vez no está brillando pero está. Tu de verdad miras a la gente así.

Vino aquí un hombre hace unos dos o tres años atrás, no ha regresado más a la iglesia así que nadie lo conocería, pero él llegó bien, bien borracho, pero feo. Se le estaba saliendo la baba, estaba todo decaído y estaba ahí en la oficina con Carolina y me llamó a entrar, y yo sentí del Señor a tratarle, no solamente tratarle de usted, sino de llamarle por un título que yo he aprendido de alguno de ustedes. Su nombre era, yo voy a inventar un nombre, era Paco y yo dije, saludos, y yo usé el título que Dios me dio, saludos don Paco. Y yo pude verle mirarme con sorpresa y enderezarse un poco. Y yo siempre lo llamaba don, don Paco, porque era un hombre mayor, don.

¿Alguien sabe el significado de eso, de ese título, alguien sabe? Es respeto, me han enseñado, no sé si es verdad, yo soy visitante a esta cultura, yo no sé nada, pero me dicen que significa, de origen noble, don, de origen noble. Don, tu de verdad crees que tu eres don alguien. No eres un don nadie. De origen noble, de origen noble en el Señor, creado en la imagen y semejanza de Dios, llamado a ser para la gloria de él en el mundo y señorear sobre todo esta tierra.

Dios me ha llamado, te ha dado dones especiales, eres la niña de sus ojos, el hijo de su mano derecha. Dios te ha llamado a ser así, y ver a los demás de esta manera. Así que yo te animo a ubicarte dentro de esta coronación del Señor en este día.

Vamos a orar, yo le invito a ponerse de pie. Los músicos pueden pasar. Van a comenzar ya una canción.

Padre, en el nombre de Jesús yo reprendo el acusador que nos convence que podemos vivir una vida mediocre y no hace ninguna diferencia, que nos convence que somos un cero, que no importa, otros lo harán. Señor, yo te pido que levantes aquí de esta iglesia hombres y mujeres que conocen su dignidad, que saben que es el llamado que tienen en ti, que tu eres un Dios majestuoso en el mundo, que tu eres el rey sobre toda la creación y somos nosotros a ser la joya de esta creación para la gloria tuya en el mundo. Yo te pido, Padre, que más y más personas se acerquen a miembros de esta congregación y están conociendo a Cristo, que están creciendo en él y que le hacen la pregunta, tu eres diferente que antes, ¿qué está pasando? ¿Qué es que tu tienes? Y que ellos puedan decir, yo soy un hijo de Dios y por esto, por esto que tu me ves como soy.

Padre, yo te pido que seamos de testimonio para el mundo, que levantes al decaído y que nos des, Señor, una nueva ropa en el día de hoy. La palabra dice, levántate, resplandece porque ha venido tu luz y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.

Vamos a cantar. Adelante. Yo te invito si alguien quiere, mientras cantamos, si alguien quiere oración en esta última canción vamos a tomar tiempo de orar, puede acercarse si quiere. Adelante.