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Quiero invitarlos a buscar conmigo un pasaje conocidísimo en el Evangelio según San Juan, en el Capítulo 2, versículos del 1 al 11, el famoso pasaje de la bodas de Caná.
Dice allí, “ Al tercer día se hicieron una bodas en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos, y faltando el vino la madre de Jesús le dijo, ‘No tienen vino’, Jesús le dijo, ‘¿qué tienes conmigo, mujer, aún no ha venido mi hora?’. Su madre dijo a los que servían, ‘haced todo lo que os dijere’. Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros. Jesús les dijo, ‘llenad estas tinajas de agua’, y las llenaron hasta arriba. Entonces les dijo ‘sacad ahora y llevadlo al maestresala’. Y se lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo, ‘todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior, más tu has reservado el buen vino hasta ahora’. Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea y manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.”
Gloria al Señor. ¿Qué tiene esto que ver con el día de las madres? Vamos a ver. El Señor me habló en esta mañana mientras preparaba algunas notas para compartir con ustedes en honor a nuestras madres. Siempre nos gusta en todo lo posible traer una meditación que tenga que ver con el área de la familia, el área de la maternidad en todo lo posible. Y la verdad es que nunca había visto este pasaje desde esa perspectiva, pero es precioso y muy revelador con respecto a lo que es una, yo quiero hablar en esta mañana acerca de una relación saludable entre madre e hijo, o puede ser también entre padre e hijo, pero en este caso Jesús y su madre expresan una relación saludable.
María expresa una maternidad sabia y Jesús se comporta como un hijo también sabio, un hijo legítimo que llena bien su papel como hijo. ¿Qué es lo que compone esa relación saludable entre madre e hijo? Vamos a ver eso en esta meditación. Interesantemente Juan es el único de los cuatro Evangelistas que registra dos escenas que yo consideraría muy tiernas y muy íntimas entre Jesús y su madre. Una se da al principio mismo del ministerio de Jesús, aquí. Él está apenas iniciando su ministerio terrenal y se encuentran en una boda y se da este lindo diálogo, intercambio entre él y su madre.
La otra escena, el otro momento no es tan positivo como este, sino que se da al final del ministerio terrenal de Jesús cuando el Señor está, no en una boda celebrando y gozándose con amigos, sino en una cruz, crucificado mirando a su madre y al discípulo amado que era Juan, precisamente. Y por eso yo me pregunto si como Juan tenía una relación de intimidad mayor que los demás discípulos con la madre de Jesús, y con Jesús mismo, quizás por eso él registró estos dos eventos que ningún otro evangelista registra, solamente Juan registra esos dos momentos tan tiernos, tan reveladores, tan hermosos, entre Jesús, el hijo, y María, la madre. Y son eventos muy reveladores acerca de Jesucristo.
Tenemos que recordar, hermanos, que Jesús poseía una dimensión humana, plenamente humana. Él también tenía otra parte que era plenamente divina y en él convivían esas dos dimensiones, la humana y la divina. Y me imagino que había tensión en él en ocasiones con respecto a esa humanidad perfecta y esa divinidad perfecta. Cuando él entraba en contacto con su familia, con la gente de su comunidad, el ser Dios y hombre a la vez lo ponía en tensión.
Vemos por ejemplo, cuando él visita su aldea natal que la gente no quiere creer en él porque dicen, ‘pero si ese muchachito andaba por ahí con una ruedita dando vueltas y caminando y ahora mírenlo, un gran profeta, no es posible que sea tan especial como parece que es. Y tenían incredulidad en su corazón y por eso dice que él no pudo hacer todo los milagros que él quería hacer.
Vemos también por ejemplo en el famoso pasaje del templo cuando el Señor se les pierde a sus padres cuando niño, y los padres andan buscándolo locos y finalmente lo encuentran, ¿dónde? En el templo, dialogando con los hombres sabios y los teólogos y sorprendiéndolos con el conocimiento sobrenatural que evidentemente tenía. Y en ese momento los padre lo tratan conforme a su humanidad y le dice, ¡pero hijo, ¿por qué nos hiciste esto, por qué te comportas de esa manera?’ Pero la divinidad de Jesús responde y dice, ‘hey, ¿no saben ustedes que en los negocios de mi Padre me es preciso estar? Entonces vemos esas tensiones continuamente que hay, cuando dicen, tu madre y tus hermanos te buscan, pensando que está loco por las cosas que está diciendo. Y él dice ‘¿quiénes son mi madre y mis hermanos? Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la palabra de mi Padre y la hacen.
Entonces, vemos que hay una tensión allí entre esas dos dimensiones de Jesús, que sale a la luz cuando él entra en contacto con la gente allegada a él. Ahora, esas escenas en que la humanidad de Jesús se manifiesta de esa manera nos enseñan a nosotros cómo ser seres humanos plenamente realizados, porque si alguien fue humanamente realizado y perfecto fue Jesucristo. Y al yo observar esos momentos en que su humanidad florece o aflora, mejor dicho, se manifiesta, yo generalmente logro aprender algo acerca de Jesús y de cómo reconciliar a veces dimensiones de nuestro ser que a veces nos ponen en conflicto posible y en tensión con nuestros seres queridos.
Por ejemplo, es interesante, yo nunca había observado esto pero en ese pasaje donde el Señor se les pierde a sus padres, él les dice, ¿por qué me buscabais, no sabías que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? Más ellos no entendieron las palabras que les habló y mire aquí, Lucas, donde se registra este pasaje, añade una nota, dice:
“... y descendió con ellos y volvió a Nazaret y estaba sujeto a ellos...”
¿Por qué añadió Lucas ese detalle? Bueno, porque el Señor no dijo, ‘hey, yo soy Dios y yo por lo tanto no me tengo que sujetar a mis padres’. Él se sujetó a sus padres a pesar de ser quien él era. Y eso me dio a mi una lección de la importancias de sujetarme yo a las autoridad y los que tienen sus padres y sus madres vivos de que aún en nuestra adultez. Si el Hijo de Dios se sujetó a sus padres, cuánto más nosotros debemos sujetarnos a nuestros padres aunque seamos adultos y hay una dimensión que nunca se debe perder, esa dimensión.
Ahora bien, ¿qué cosas específicas aprendemos de este pasaje, qué nos revela este pasaje? Yo tengo varias lecciones morales y espirituales que he extraídos estudiando este pasaje. Primeramente vemos aquí que Jesús, ya un adulto, un ministro, y su madre avanzada en edad ya, me imagino, comparten una experiencia social. Es lo primero que yo veo aquí, en el versículo 1 y 2 dice que la madre de Jesús estaba en unas bodas y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos, y allí se dan cita madre e hijo y se encuentran los dos y comparten una experiencia, una situación social.
Y yo veo en esto algo importante, y es que es importante que los hijos mantengan una relación intencional con sus padres y que compartan experiencias sociales con sus padres. Muchas veces, qué pasa con los jóvenes, cuando nos ponemos adultos, bueno, queremos ir a la casa para que mamá nos cocine, ¿verdad que sí? Y vamos allá y la visitamos a veces en la casa, pero ¿qué de sacarla a comer un día? ¿Qué de llevarla a una fiesta o a una reunión familiar? ¿Qué de ir con ella a un parque o algún lugar, o a un cine y honrarle y compartir con ella socialmente? Y hablo a los jóvenes aquí, ya teen agers y jóvenes más, jóvenes adultos, 19, 20, 23, 24 años, porque cuando uno es joven, ¿qué pasa muchas veces? Uno lo que quiere es compartir con sus amigos y ¿saben qué? Los adultos, los padres nos bendicen y nos honra cuando nuestros hijos nos invitan a salir.
Ayer Sonia, nuestra hija, invitó a Meche aparte para ir a comer algo, y eso yo estoy seguro que honra a su madre. Y yo creo que así es importante que nosotros siempre seamos intencionales en honrar a nuestros padres y compartir con ellos, endulzarles la vida. Jóvenes, eso requiere intencionalidad porque hoy en día más y más la dirección de los jóvenes es muy diferente a la dirección de los adultos y cada día se van separando más y más las direcciones. Y a menos que ustedes, jóvenes, no han un esfuerzo por bendecir a sus padres y honrarlos y decir, hoy yo voy a invitar a papá o a mamá a ir al cine. Y quizás te vas a sentir un poquito incómodo al principio porque no estás acostumbrado a ver a tu papá o a tu mamá en esa condición, en esa luz, pero ¿saben qué? Con el tiempo uno se va acostumbrando y hay tanta bendición y nuestros padres son bendecidos.
Es decir, es importante que los jóvenes y los adultos reduzcamos esa distancia que el siglo XXI, la sociedad moderna ha establecido entre los adultos y los jóvenes y que honremos a nuestros padres y a nuestras madres de esa manera.
Hay un texto en Proverbios que siempre me ha cautivado. Es en el Capítulo 23 de Proverbios, versículo 22, dice:
“.. y cuando tu madre envejeciere no la menosprecies....”
¿Cuántos han oído ese versículo antes? ¿Cuántos lo han leído? No me mienta, si no lo ha leído no me... ¿verdad? Ok, mire que eso está ahí metido como una joya escondida en la Escritura. Cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies”.
El sabio sabía de lo que estaba hablando. ¿Saben qué? Cuando nuestros padres envejecen ya no son tan cool, ¿sabe? Ya como que no queremos andar con ellos, ya cojean un poco, son más lentos, quizás dicen cosas inapropiadas, quien sabe, no están tan a tono con las reglas sociales y pueden a veces no hacerlo todo como es correcto. ¿Y qué hacemos nosotros? Nos avergonzamos de ellos y queremos como limitarlos. ¿Y qué pasa? Muchas veces vamos aislando más y más a los ancianos y van perdiendo más y más destrezas sociales, personales, espirituales y a veces aceleramos su envejecimiento, a menos que no haya esa disposición previa de parte de nosotros de honrar a nuestros padres, y sobretodo si tenemos padrea ancianos y bendecirlos con un compartir socialmente con ellos. Me parece algo precioso.
Yo veo eso, me evocó esa asociación, esa conexión al leer este pasaje. Los jóvenes y los adultos deben compartir y muchas veces los jóvenes tendrán que iniciar el contacto en este tiempo.
Segundo lugar, hay algo muy bello que yo veo en este pasaje y es que hay balance en la relación entre Jesús y su madre. Yo creo que todo este pasaje gira alrededor del tema del balance. Mire esto, es interesante cuando uno lo estudia más a fondo el concepto de balance surge en maneras muy interesantes.
Yo veo en este pasaje en el diálogo tenso entre Jesús y su madre, balance entre, por ejemplo, independencia e intimidad. Después yo voy a desarrollar un poquito más esto. Hay un balance entre independencia de parte de Jesús y también intimidad con su madre. Hay también un balance entre sujeción de parte de Jesús a su madre que le pide que se le haga un favor a alguien, y por otra parte una cierta autoridad personal que Jesús ejerce también. Mujer, no sabes que todavía mi tiempo no ha llegado, ¿pero qué hace al final? Que la complace. Pero hay balance, hay una tensión ahí entre esas dos dimensiones.
Y hay también balance entre María ejerciendo sus privilegios de madre pero también respetando barreras y sus limitaciones. María se allega a Jesús, le pide que le haga un favor a ella y a esta familia pero también llega un momento en que dice a la gente de la boda, hagan todo lo que él les diga, y ella se echa para atrás para que él determine cómo va a llevar a cabo el milagro.
Es decir, ella ejerce sus privilegios de madre pero también en cierto momento respeta sus limitaciones también como madre, ya tratando a un adulto y un hombre de Dios muy especial.
Yo digo aquí que la relación familiar apropiada, como el matrimonio, por ejemplo, es una danza delicada. Nunca es rígida y fija, todo de un solo lado, por ejemplo, ya sea de parte de los padres o de los hijos, sino que es más bien un continuo buscar un balance. Y ese balance es algo dinámico, algo que cambia de día en día. Nunca es, por ejemplo, los padres tienen toda la autoridad y aquí se hace lo que yo digo porque yo soy el papá de la casa y los muchachos hablan cuando las gallinas ya usted sabe, los dominicanos y otros saben lo que....
No es así. Hay un balance siempre en la vida. Hay un buscar ese término medio de las cosas. Y yo veo eso, que hay una dinámica aquí, hay una flexibilidad en el diálogo y en la relación que manifiestan Jesús y María. La madre que ejerce su autoridad y me imagino que alguien, o ella misma dijo, no, yo soy la mamá de este hombre y él tiene la solución así que yo voy a ir a donde él. Quizás nadie más se hubiera atrevido a venir a donde él, pero ella sabía que tenía una entrada especial al corazón de él y a este hombre misterioso que ella misma no entendía que era plenamente Dios también. Pero ella se atreve a acercarse a él con autoridad, pero también sabe que a este hombre él sabe como hacer sus cosas, así que hagan las cosas como él lo dice y allá ustedes, pero entiéndanse ahora, ya yo hice mi parte, ahora déjenlo a él que él haga la suya, que obre. Ella no está ahí mirando por encima, ya le echaste suficiente vino, le echaste esto o lo otro al agua. No, no, ella simplemente lo deja, él sabrá como hace el milagro.
Hay balance en eso y eso es muy bello. Y yo creo que en la bella entre los padres y los hijos es así. A veces nosotros tenemos ciertas autoridades, ciertas cosas que podríamos hacer si nos diera la gana, porque somos los padres. Pero ¿saben qué? Como dice Pablo, todo me es lícito más no todo me conviene. A veces hay que saber cómo también dejar que el tiempo vaya haciendo las cosas y a veces cuando llega un momento en que ya tenemos a nuestros hijos cansados y lo que hacemos es provocarlos más a ira y entonces lo que hacemos es cerrar la relación de manera que ya no hay contacto, no hay diálogo. Entonces a veces los padres más sabios tenemos que saber cuándo echar un poco hacia atrás y dejar que el Señor haga la obra en su momento. Tiene que haber balance también, no tenemos una autoridad absoluta sobre nuestros hijos tampoco.
Entonces yo creo que todas las familias sanas y saludables tienen ese distintivo de que siempre están negociando aunque se sabe bien que hay una autoridad que tiene el padre y la madre que es importante y si a veces yo no soy un fly al pitcher, como dicen por ahí tampoco como papá, entiéndanme, yo creo que hay momentos en que hay que poner los pies sobre el piso y decir, por aquí usted no pasa porque tiene que hacerse así, y ya le di bastantes explicaciones y ahora usted tiene que hacerlo y punto. Pero también en todo momento hay que tener también sanidad de mente para saber cuándo también abrir espacio, porque si usted jala la soga demasiado rápido le parte el cuello al pobre muchacho y entonces no hay nada que arreglar. Así que balance, balance es una cosa muy importante.
En tercer lugar, yo veo aquí también que hay una tensión constructiva y amorosa entre Jesús y su madre, llamo a esto una tensión constructiva y amorosa entre Jesús y su madre. Ella presiona un poco, le dice, mira, se le acabó el vino. Y me imagino que solamente hay un resumen de algo que ella estuvo negociando con él. Ella presiona un poco y ejerce su privilegio materno.
Él obedece a una agenda celestial, él dice, mira, Dios tiene un propósito conmigo, y ella como que lo violenta un poco esa agenda celestial. Y él se lo aclara, pero al final, ¿qué hace? Se sujeta y es condescendiente con su madre. Hay como una tensión allí, hijo, se les acabó el vino. Mamá, pero este no es mi tiempo para hacer un milagro de esa manera, va a salir en los periódicos y entonces van a venir los reporteros y me van a estar buscando y tirándome fotos y todo esto y todavía no es el tiempo, mamá. Pero, hijo, mira caramba es que van a pasar una vergüenza tremenda, ayúdalos aunque sea un poquito. Haz algo. Y Jesús finalmente dice, bueno, mamá, está bien, vamos a hacerlo. Y él condesciende con su madre y al final nadie reciente el proceso.
Ella no le dice, pero recuérdate que yo te di tanta comida cuando tu eras un muchachito y que esto y que lo otro, y que.. No, no ella interviene y él le aclara algo y al final..... Y yo creo que eso es lindo porque toda relación saludable entre padre e hijo está nutrida por ese tipo de negociación, ese tipo de tanteo, un forcejeo amoroso a través de muchos contactos, muchos encuentros, muchas negociaciones, hasta que se encuentra el balance adecuado.
Los hijos van creciendo, se van haciendo más complejos, más maduros, más complicados muchas veces, hay influencias que ahora vienen de fuera y entonces el padre, la madre, según el hijo va creciendo tiene que ir ajustándose. Y ¿cómo se hacen esos ajustes? ¿Cómo un hijo aprende a afirmarse? Los psicólogos hablan de la palabra individuación que quiere decir, cómo una persona se va haciendo un individuo, se va separando de la tutela materna, paterna, y se va haciendo un hombre, una mujer individual, separada, definida.
Y nosotros, los padres, tenemos que ayudarlos y una de las maneras en que eso se hace es a través de ese diálogo, ese forcejeo, ese negociar, esas tensiones, a veces disgustos que se da entre padres e hijos, y en esos encuentros a veces tensos y a veces hasta fuertes, y a veces un poco simplemente de negociar se va definiendo la personalidad del hijo y el padre y la madre también van aprendiendo cómo definir su relación, dónde están las distancias, dónde están los derechos, todas estas cosas.
Yo lo veo aquí en Jesús y su madre. Él ya es un joven adulto, un ministro, y su madre todavía está apegada a él. Poco a poco él se está separando más y más y siendo más el Hijo de Dios, el Mesías que está entrando en su plena manifestación como un ser misterioso enviado por Dios y ya la relación entre madre e hijo se está haciendo un poquito más distante, pero todavía la madre está allí negociando con él y él está aclarando ciertas cosas y hay ese forcejeo, ese proceso de individuación que tenemos que ayudar a nuestros hijos a llegar a ser plenamente ellos, individuos. Y tenemos que saber cómo ayudarlos y cómo respetar ese proceso y cómo no aferrarnos y poseerlos y tratar de alguna manera manipularlo para que nunca corten el cordón umbilical. Y tenemos que dejarlos ir. Y ese proceso requiere que tanto nosotros como ellos aprendan a llevarlo a cabo. Tensión constructiva.
Otro elemento que yo veo aquí es que María reconoce la adultez, la independencia y la autoridad de su hijo. Ella encuentra paz en reconocer que ya su hijo es un ser diferente a ella y que habita en otra dimensión.
Cuando ella dice, ‘haced todo lo que os dijere’, ella está reconociendo allí ciertos talentos y ciertos dones que tiene su hijo que ella no tiene nada que ver con eso. Llega un momento en que tenemos que reconocer que nuestros hijos ya son adultos y tratarlos como tal, aún cuando retenemos ciertos privilegios de padres. Hay que mantener un balance allí con respecto a eso. Llega un momento en que tenemos que decir, mira, ya este es un adulto.
Usted sabe que hay padres que dicen, yo, a mi hijo aunque se case y tenga nietos, si le tengo que dar su bofetada se la doy. ¿Usted ha oído eso de los padres viejos, de antes? Bueno, es lindo hasta cierto punto. Y yo creo que, que lindo cuando un joven o un adulto se somete a ese respeto, eso se ha perdido desgraciadamente y yo creo que la humanidad es mucho más pobre por esa falta de respeto así, de reverencia al hecho de que te parieron y te trajeron a la vida y eso les da unos derechos que tienen que nadie más los tiene y eso es maravilloso y eso es irrompible, no cambia.
Pero qué lindo es cuando el padre también dice, ok, mira, ya yo se que tu eres un individuo, tu eres un adulto, eres independiente y ahora vamos a establecer una relación diferente entre tu y yo y vamos a ser amigos, vamos a ser interlocutores, vamos a ser compañeros y vamos a tratarnos en una manera diferente, ya yo voy a ser ahora más bien un mentor para ti, y ahora yo tengo que dejar que tu matrimonio....
Cuantos padres estamos siempre mirando por encima de los hijos a ver cómo está el matrimonio y metiendo la cuchareta, y haciendo comentarios y criticando y diciendo, tu debieras hacer esto, y que lo otro. Mire, cuando ya, por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán una sola carne. Hay que respetar ciertas cosas que la adultez trae consigo.
Y María parece que representa muy bien esa actitud de respetar la autoridad y la adultez de su hijo. Otra cosa, yo veo aquí es que Jesús por su parte refleja una madurez saludable con respecto a su madre. Él refleja una madurez y una seguridad en sí mismo que yo creo que viene como resultado de ser Dios pero humanamente hablando también como resultado de que su padre y su madre han sabido cómo navegar el misterio que es ese ser con el cual ellos han convivido todos estos años.
Se ve en Jesús, el hombre que se ha individuado, el hombre que se ha hecho un individuo y que refleja cierta independencia saludable de la tutela paternal o maternal. Mire, con qué seguridad el Señor dice, mujer, mi tiempo. Y esa palabra mujer aquí no es despreciativa, es más bien una expresión hebrea que yo creo que era más bien de respeto a ella hasta cierto punto, pero que también refleja cierta autoridad. Si él hubiera dicho mamá, en ese mamá hubiera habido un autoridad también.
Él se mueve muy confiadamente, muy seguro de su llamado, muy seguro de la cronología de su ministerio, y sabe que en ese momento lo que su madre le pide no está adecuado con los planes que Dios tiene para su vida. Hay una independencia saludable que yo creo que es la meta que nosotros debemos apuntar para nuestros hijos, que llegue el día en que nuestros hijos nos amen, nos busquen, nos respeten, les guste estar con nosotros, pero que también sean independientes y puedan estar solos y hacerse su vida ellos. Muchas veces los padres creamos hijos dependientes y no les damos suficiente espacio para que vayan desarrollando, y esa jornada de creciente madurez e independización debemos nosotros como padres iniciarla poquito a poquito desde el primer día en que nacen de hecho, poco a poco irlos ayudando a reconocer su independencia y ayudarlos a habitar cómodamente dentro de su propia piel. Jesús refleja eso, el individuo que está seguro de sí mismo porque sus padres lo han ayudado a expresar esa seguridad.
Ahora, es interesante, aquí yo veo también que el problema surge cuando tratamos de hacer esto antes de tiempo. Ahora hablo a los hijos y a los jóvenes, como el caso del hijo pródigo y de tantos jóvenes de esta generación que muchas veces hoy en día la independencia se tira prematuramente y se crea rebeldía más bien, y los muchachos no quieren oír consejos de sus padres.
Oh, yo lo sé hacer. Esa es la respuesta. I know how to do it. Y entonces ¿saben qué? Eso crea juicio y condenación para los jóvenes. Yo creo que uno de los grandes problemas hoy en día de mucha juventud y van a pagar el precio, si Dios no mete su mano, cuando sean más adultos porque eso te sigue con la vida. Es la rebeldía y la falta de honra a los padres y yo creo que cuando un hijo honra a su padre y a su madre, lo obedece y juega un papel de bendecir a sus padres y de sujetarse a su tutela, ese hijo es bendecido y protegido por Dios. Cuando trata de independizarse prematuramente y no respeta las leyes que Dios ha establecido, hay una sombra que lo sigue toda su vida.
Honra a tu padre y a tu madre para que te vaya bien, dice la palabra y para que seas de largos días. Eso es un mandamiento pero también es una advertencia. Si no lo haces, no te va a ir bien. Así es importante.
Pero el Señor muestra esa individuación en su tiempo. Ahora, añado de nuevo esto mismo, que otra cosa que yo veo aquí, en sexto lugar, es que Jesús complace y honra a su madre aunque no está plenamente en sincronía con ella. Ese no era el momento que él quería hacer un milagro tan notorio y tan resaltante como ese, pero se lo aclara y ¿qué hace? Finalmente reconoce, mira, es mamá cómo le puedo decir que no. Y condesciende con ella.
Y para mí eso es verdaderamente honrar a nuestros padres y autoridades, complacerlos y escucharlos aunque a veces no estemos de acuerdo con ellos. Esa es la verdadera sujeción y la verdadera armonía. Yo veo mucha gente que solo respetan a sus autoridades cuando ellas están de acuerdo con ellos, pero cuando no están de acuerdo entonces ahí como que pierden la relación de autoridad.
El Señor Jesucristo decía, ¿por qué me dicen Señor, Señor y no hacen lo que yo les digo? Yo tengo una pequeña heridita que siempre me está sangrando un poquito, porque yo veo eso que muchas veces en este tiempo la gente quiere mentores, la gente quiere pastores, pero muchas veces no quieren sujetarse a ellos, y nos sujetamos a nuestros pastores, autoridades, mentores, solamente cuando estamos de acuerdo con ellos. Yo creo que a través de toda la historia yo he visto siempre que el mentor, el pastor, la autoridad espiritual se le acata su enseñanza, ese es el privilegio de una relación de mentoría o de tutela espiritual donde uno se sujeta, uno complace, uno honra al tutor, uno muchas veces pone en paréntesis sus propias ideas y cosas porque es tu tutor, es tu mentor, es tu pastor, y Dios bendice eso, siempre y cuando haya una relación de opresión o de explotación o de manipulación de parte del tutor. Pero si tu mentor, tu pastor, tu autoridad, tu anciano, tu madre, tu padre reflejan una sana autoridad sujétate a ellos y Dios te bendecirá a la larga.
El gran problema de esta generación moderna es eso, hemos perdido el concepto de autoridad y de honrar a nuestras autoridades. El Señor aquí honra a su madre aunque no está plenamente de acuerdo con el ritmo que ella le establece.
Ya voy terminando. En séptimo lugar, María se sujeta por su parte a la autoridad de su hijo y reconoce sus aptitudes y talentos. Saben, no hay nada de mala con que usted de vez en cuando se sujete a su hijo o a su hija, eso es lo maravilloso de la familia. Así como no hay nada malo de que un esposo se sujete a su esposa en muchas ocasiones. La Biblia habla de sujetaos los unos a los otros, cuando tu esposa tiene razón, sujétese a su razón, no te sujetes a ella, pero sujétate a la razón que ella representa. Cuando tu hijo tiene razón, sujétate a la razón que él representa, no te sujetes a tu hijo si acaso, pero sujétate a la verdad que él encarna.
Hay que sujetarse a la verdad venga de donde venga, de un asno, si viene de un asno usted se sujeta a esa autoridad también. Entonces, ella se deja guiar por la sabiduría del hijo. “Haced todo lo que él os mande”. Hay un momento en que nuestros hijos comienzan a manifestar destrezas y conocimiento que nosotros no tenemos. Y debemos aprender a escucharlos y ser humildes en esas ocasiones.
Cuando los hijos van creciendo llega un momento en que casi hay ocasiones en que la relación se invierte y los hijos a fuerza de estudiar, de tener contacto con un mundo mucho más amplio, de enriquecerse intelectualmente, de tener una plenitud de vida mayor que la que nosotros, que nos movemos en un ámbito más limitado tenemos, se conviertes a veces en nuestros educadores, o a veces revelan cosas que nosotros no sabemos y nosotros tenemos que aprender a celebrar eso y bendecirlos y aprender de ellos de darle gracias a Dios de que hemos producido seres que ahora nos pueden enseñar a nosotros.
Y qué lindo es cuando puede haber ese sujetarse mutuamente y bendecirnos mutuamente y así bendecimos a nuestros hijos y los afirmamos en sus dones, en sus destrezas también, en su crecimiento y su proceso de maduración. Al hacer esto los bendecimos y afirmamos y les damos permiso para avanzar en el proceso de la maduración y la seguridad personal.
Nuestros hijos a veces son muy inseguros y se sienten bendecidos cuando sus padres los afirman y les dicen, guau, mira yo nunca lo había visto de esa manera. Gracias por dejármelo saber. Y de esa forma usted también los está bendiciendo a ellos.
Dos cositas más, número ocho, yo veo entre Jesús y María un balance de independencia e intimidad, como señalé antes. No hay lo que los psicólogos llaman enmarañamiento, ni hay como dependencia entre ellos. Hay una intimidad de madre e hijo, muy linda, pero también hay una independencia, como dicen por ahí, están juntos pero revueltos.
Miren como yo veo esto aquí, en el versículo 1 y 2 dice, “... al tercer día se hicieron una bodas en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús, pero dice, y fueron también invitados a las bodas, Jesús y sus discípulos....”
Ellos llegaron allí y se encontraron. La mamá estaba allí y Jesús llega a la boda con su grupo de seguidores, que son sus discípulos, ahora él es rabino ya, exitoso, influyente, que tiene sus discípulos y él llega a la boda y se encuentra allí con su madre, comparten un evento, comparten un espacio, comparten un proceso muy íntimo, pero también cada uno está allí en calidad independiente. Y eso es tan importante, hermanos, en las familias. Hay familias enmarañadas donde los hijos crecen pero no se dibujan claramente las fronteras, boundaries.
Yo, creo que he aludido antes a una familia que me señalaron una vez que el hijo, cuando se casó se mudó al otro lado del patio de donde vivía la mamá, y su ropa la lavaba la mamá, y allí era que él iba a cambiarse. Y allá comía también. Yo me imagino esa pobre mujer cómo se habrá sentido. What am I, chop liver? Como dicen en inglés y eso es enmarañamiento, hay padres y madres que a veces no soltamos a nuestros hijos y nos aseguramos de tirarles unos lazos mágicos, transparentes, que no se ven pero son muy fuertes porque no se ven precisamente, y les prevenimos, les impedimos a ellos entrar en su plena manifestación personal.
Jesús anda con sus discípulos, ya ejerce su ministerio, es un profesional exitoso, por así decirlo, pero aún así tienen comunicación, cooperan en una causa común, dialogan y se relacionan mutuamente y mantienen una linda relación de madre e hijo.
Yo doy gracias al Señor porque mi madre nunca nos puso lazos, fue totalmente independiente. Nosotros teníamos que obligarla a que se quedara con nosotros. Marina porque ella, decía, yo no quiero ser carga y celebramos ese hecho de una madre que siempre supo.... hay que respetar barreras, hay que respetar linderos y sabios es el padre o la madre que siempre está observando para mantener ese balance y darle al hijo, o a la hija la libertad que necesita para encontrar su destino y encontrar su personalidad, como hizo el padre sabio cuando el hijo pródigo le dijo, mira, dame esto. Él dijo, está bien hijo, aquí está, vamos a ver, adelante en tu proceso y hablaremos al final de él.
Finalmente, digan todos, gracias Señor. Finalmente, como resultado de la actitud sabia de Jesús, este es el desenlace de este drama, hacia su madre, él la honra, la escucha, la complace, y la actitud de María hacia Jesús, lo respeta, le da su lugar, respeta linderos y barreras, hay un bendición para todo el mundo. La comunidad entera es bendecida.
Eso es lo que pasa cuando hay familias sanas. Y por eso es que hay que aprender estas cosas, hay que estudiar, hay que aprovechar oportunidades así porque no solamente nuestras familias son bendecidas, no solamente nosotros somos bendecidos al tener una familia que nos trae gozo y orgullo y bendición y proceso de crecimiento porque ahí aprendieron mucho ambos, yo creo, en ese proceso y hubo bendición, sino que la comunidad entera, la comunidad latina necesita familias sanas, las iglesias necesitan familias.
María sale honrada de todo el proceso, respetó su lugar y en vez de salir empobrecida, sale honrada y brillando como el oro. Digo, sale tan honrada, hermanos, que los católicos han visto en este evento, yo creo que personalmente, más de lo que deben ver, y han hecho de todo esto la base para la obra intercesora de María, que vino ante su hijo a interceder para que hiciera un favor y de ahí se ha construido toda una teología, me parece a mí, injustificadamente, pero respeto diferencias en ese sentido. Pero es evidente que el Señor respetó a su madre, y que su madre tenía un lugar especial en el corazón de su hijo. Eso es innegable y ella sale de allí honrada.
Me imagino que ese ramo de flores se lo ganó, se lo mandó esa pareja a María después. Gracias por habernos librado de la situación embarazosa. Por otra parte Jesús también es bendecido porque miren dice aquí que al final del proceso él manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él. Hubo avance para el reino y hubo avance, por así decirlo para el ministerio de Jesús también.
Cuando un hijo honra a su madre, cuando un hijo le concede su lugar al padre o a la madre y se sujeta a la autoridad y aunque tenga fuerza y autoridad y dinero y riqueza y todo lo demás, influencia, cuando honra a su padre y a su madre hay bendición y prosperidad y avance para su vida.
Y finalmente una familia también es librada de la vergüenza, una gran vergüenza hubiera sido para esa familia si no hubiera habido allí una relación sana y un acceso de comunicación adecuado entre madre e hijo. Y finalmente millones de personas como nosotros hoy han sido bendecidos a través de la historia por este hermoso relato de las bodas de Caná.
Que el Señor bendiga su palabra. Felicitamos a nuestras madres. Las bendecimos en el nombre del Señor y les damos gracias a Dios por sus vidas, y pedimos que el Señor cada día nos ayude como familias a ejemplificar estos valores hermosos del Reino de Dios. vamos a ponernos de pie y considerémonos todos instruidos, el primero que es instruido soy yo. Yo quisiera tener a mi padre y a mi madre, hoy en día conmigo para poder poner en práctica algo de estas hermosas enseñanzas. Si usted los tiene aproveche.
Ahora, si hay una tía por allí o un abuelo o un hermano mayor que ha bendecido su vida o alguien que ha tenido una influencia especial en su vida, mire, hónrelo, respételo, bendígalo, muéstrele preferencia y usted también será bendecido. Y con nuestros hijos seamos también sabios, no los provoquemos a ira, no abusemos de nuestra autoridad, no los tratemos como objetos, son interlocutores, son amigos también y que el Señor nos ayude a todos nosotros.
Padre, gracias por las sabiduría que encierra tu palabra en esta mañana Señor pedimos que tu nos llenes con tu doble porción y que estas verdades, Señor, que hemos recibido se graben en nuestros corazones, permítenos tener familias saludables, Señor, ser padres sabios que entendamos el misterio que representan nuestros hijos, padre, que sepamos cuándo echarnos a un lado y dejar que tu les tomes la mano y nosotros simplemente ir detrás de ti entonces, observando y participando en el misterio de otro ser que se une a la vida individual, Señor, y gracias porque en tu palabra hay gran sabiduría y consejo para todos nosotros. Gracias por nuestras madres de nuevo te damos Señor y las bendecimos en este día en el nombre poderoso de Jesús, amen y amen. Que el Señor les bendiga, hermanos, que su gracia sea con todos ustedes. Amen.