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¿Cuántos de ustedes conocen esa parte en la Biblia, en Isaías 40, que habla acerca de montarnos en alas de águilas? ¿Cuántos ustedes han leído todo es capítulo 40 de Isaías y me pueden decir lo que está allí, antes de esa parte que habla de águilas?
¿Alguien sabe todo lo que dice antes? Porque saben qué, es una cosa pensar en poder volar, y es otra cosa pensar en cómo volar. Han escuchado esa canción que dice, “yo puedo volar, yo creo que puedo tocar el cielo…” ¿Saben qué? ¿Qué es lo que pasa con una persona que cree que puede volar?
¿Verdaderamente puede volar esa persona? ¿Puede tocar el cielo? No, claro que no. Es una canción muy bonita, pero no es real. Es en Cristo Jesús, hay ciertas promesas, y la imagen que se usa es esa imagen de poder volar. Y no es algo así como pensar en el aire, hay algo que está intencionado. No es cuento de hadas.
Por favor, no queremos que alguien salga a brincar del techo. Pero sí que hay mucha preparación que se toma antes para saber cómo volar en una forma imaginativa, como esas aves, de águilas. Es tal vez pensando como un paracaídas, pero eso no es lo mismo. Tal vez son esa imagen de alas que Dios nos presenta a nosotros. Pero esto es las cosas que vamos a reflexionar hoy.
Isaías, 40, verso 1, y ustedes pueden seguir leyendo en español. Versos del 1 al 3 vamos a estar leyendo. Isaías 40, verso del 1 al 3.
Padre, en el nombre de Jesús, pedimos tu presencia en este momento. Gracias porque así como la nieve cae en una forma tan suave, tu espíritu también ha estado reposando entre nosotros en una forma dulce y bella. No queremos irnos de este refugio, así como está soplando el viento afuera y aquí nos sentimos tan seguros.
Tú has sido un refugio para tu pueblo, y tú prometes que en este nuevo año, para ser ese viento debajo de nuestras alas. Oro por nueva esperanza y fuerza en el día de hoy. Que tú nos hables, y que tú palabra caiga en buen terreno. En el nombre de Jesús. Amen. Isaías 40, comienza diciendo, "consolaos, consolaos, pueblo mío”.
Cuando pienso en algo cómodo, yo pienso estar dentro de una casa, estar dentro frente a una chimenea bien cómodo sentado. Algunos de ustedes todavía por allí, tienen su jacket y sus sombreros puestos. Pero están aquí en la casa del Señor. Están aquí cerca del fuego del Espíritu Santo.
Consolaos para el pueblo de Dios. Este capítulo se escribió a un grupo de personas en exilio. El pueblo de Israel por muchas generaciones estuvieron cometiendo un pecado de idolatría. Edificaban ídolos y sacrificaban cosas delante de esos ídolos. Ofrecían sus propios hijos en el fuego delante de esos ídolos. El pueblo de Israel llegó a convertirse en una nación pagana.
Y profetas como Isaías, y otros, vinieron y les hablaron diciéndoles que si no se arrepentían iban a recibir el juicio de Dios. Página tras página de advertencias al pueblo. Dios diciéndoles, “no jueguen conmigo. Están jugando con fuego.” Y el tiempo llegó. Donde Dios permitió que naciones grandes y poderosas que conquistaran a Israel. Quemaron el templo, destruyeron las paredes, las murallas, y los sobrevivientes fueron llevados encadenados como esclavos al exilio. El pueblo de Israel llegó bajo el juicio de Dios. Por 70 años ellos vivieron en naciones donde ellos no escogieron vivir.
Y después de eso, Dios prometió traerlos una vez más. Ahora, el asunto con los profetas es que ellos están viendo visiones de parte de Dios. Están viendo lo que está por venir. Pero, no necesariamente está en una orden secuencia o cronológico. ¿Alguna vez usted ha visto como una cordillera de montañas en el horizonte? Usted puede estar viendo montañas que son más pequeñas que otras, desde su punto de vista. Y tal vez no tiene idea de qué montaña está cerca y cuál está a cientos de millas lejos de usted. Solamente pierde la perspectiva porque lo está viendo en el horizonte.
Y eso es lo que los profetas podían ver. En un capítulo ellos estaban profetizando de algo que tal vez pasaría mañana, y en la próxima oración, en ese mismo capítulo tal vez estaban hablando de la venida de Jesús.
Después de eso hablaban del exilio cuando iban a ser tomados como esclavos. Y luego tal vez hablaban de cuando ellos iban a regresar una vez más. Así que esto es una sección donde Isaías les está hablando de lo que va a suceder después de su castigo. Que ellos iban a regresar a sus hogares. Como en el Éxodo, ellos volvieron una vez más a Israel, y que iba a haber otro Éxodo cuando iban llegar una vez más a su gente.
Y luego, Juan el Bautista, una vez más tomó esas palabras diciendo, “voz del que clama en el desierto, preparad camino para Jehová, porque ahora vamos a estar libres de la esclavitud bajo el yugo de satanás y entraremos a la gloria del tiempo de Jesús.” Así que este capítulo tiene que ver con consuelo. Es esperanza. Significa que ese exilio del cual están viviendo, no va a durar por siempre.
¿Cuántos de ustedes saben que cuando estaban en un desierto parece que nunca termina? Usted siente que nunca va a tener otro vaso de agua, que nunca va a tener otra playa a la cual ir y nadar. O si les cambio la imagen, parece que va a seguir nevando y nevando y que el sol no va a volver a salir.
Pero Dios está diciendo algo, Él está diciendo, ese sol va a volver a salir, va a haber nuevas flores, va a ver una nueva vida para ti. Este exilio tan largo, va a llegar a una culminación. Nosotros sufrimos de distintos exilios o castigos o desiertos en nuestra vida.
Algunas veces sufrimos como el pueblo de Israel porque lo buscamos. Nos lo buscamos nosotros. ¿Alguna vez ustedes han tenido – se han metido en un gran problema y que usted tuvo que decir, sabes qué, yo ya no tengo a más nadie que culpar en esto, yo me metí en eso? Y hay temporadas de decisiones constantes y de las consecuencias con las cuales hay que lidiar.
Siempre, todos nosotros, algunos de nosotros, hemos estado en eso. El pueblo de Israel estuvo allí por 70 años. Y por eso es que Dios dice, tu pecado ha sido perdonado, tu tiempo de exilio ha sido completado.
¿Sabes qué? Dios no va a castigarte por siempre. Hay tiempos donde Dios toma esas malas decisiones que tú hiciste y las torna para el bien tuyo. Dios muchas veces hasta usó el exilio para bien en el pueblo de Israel.
¿Algunos de ustedes han escuchado de la reina Ester? ¿Se recuerdan de esa bella reina que salvó el…? Una tremenda lección de escuela dominical. Esa historia nunca hubiese pasado si no fuese sido por el Exilio. ¿Han escuchado de Daniel que llegó a ser un gran líder en esa gran nación pagana de Babilonia? ¿Saben cómo llegó a Babilonia en primer lugar? Él no quería llegar allí, él nació en exilio. Si no hubiese exilio no iba a haber un Daniel.
Dios toma nuestro pecado y esas consecuencias negativas de esas decisiones y saca bellezas de ello. Claro está, Ester y Daniel estaban viviendo en exilio pero ellos no hicieron nada para merecer eso. ¿Qué hicieron ellos? Nada, ellos nacieron allí. Pero sus abuelos eran chicos y chicas traviesos. Y por eso fue que ellos nacieron en Babilonia en vez de nacer en un hogar perfecto en Israel.
Puede ser que para muchos de nosotros, nuestro tiempo en exilio no haya sido por decisiones que hemos tomado, sino por las decisiones que otros tomaron que nos afectaron a nosotros. Nuestros abuelos o tatarabuelos hicieron unas decisiones fatales y nosotros estamos todavía limpiando los platos rotos. Estamos limpiando todavía las consecuencias de ello.
Ahora que Dios los bendiga, no es que estamos echando nuestras culpas sobre otros. Pero es que estamos reconociendo que muchos de nosotros somos pioneros. Estamos rompiendo generaciones de castigo por las decisiones que otros tomaron. Y como Daniel y Ester, estamos abriendo una nueva cadena de bendición para esas nuevas generaciones. Consuelo - “consolaos mi pueblo, mío”. Tu tiempo de desierto vendrá a su final.
¿Sabes qué? Hay veces que tú puedes estar cruzando por el desierto y no hay ninguna razón obvia de por qué. Como Jesús dijo, sus discípulos le preguntaron, “¿Por qué este hombre está ciego? ¿Pecaron sus padres o pecó él?" Y Jesús dijo, "ninguno de ellos." Jesús dijo, “por alguna razón misteriosa él es así pero esto es para que la gloria de Dios se manifieste.”
En el tiempo de Génesis, José tuvo que pasar tiempo como esclavo en un pozo y… la cárcel, okay. No hizo nada malo pero Dios tenía un propósito con eso. Job fue otro, que fue por sufrimiento tras sufrimiento. No hizo nada malo, Dios tenía un plan misterioso para él. Pero la buena noticia es que esto no dura por siempre. Dios tiene un propósito. Él tiene un propósito y llegará su tiempo en que se cumplirá.
Ahora, nosotros tenemos un papel que jugar en ese proceso de Dios liberarnos a través de todo eso. Dice que tenemos que preparar un camino para Jehová. Enderezar los caminos, tenemos que tomar montañas y hacerlas planas. Tenemos que levantar valles y hacer suave ese terreno que es árido.
¿Sabe? Esto es una imagen bien literal, porque para muchos israelitas, el salir de exilio y de Babilonia y llegar a su tierra prometida, tenía que pasar por muchos terrenos bien duros y difíciles.
¿Alguna vez ha estado en una de esas guaguas bien apretadas en una calle del campo de Guatemala? Usted está tan apretado con otras personas que le impiden que se mueva. Curvas y usted está tomando su vida en cada momento. Dios tenía que hacer un camino directo.
Ahora, yo nunca he hecho esto, pero me imagino que para tumbar una montaña hay que usar varios pedazos de dinamita y para levantar un valle, hay que usar muchas palancas y palas para llenarlo. Hermanos, ¿cuánto tiempo se tarda cumplir el discipulado? ¿Alguien lo ha hecho todo? ¿Cuánto les tomo? Dos años y medio. ¿Qué estamos haciendo nosotros aquí?
Mis hermanos, para lidiar con los valles y las montañas en su vida, requiere tiempo y requiere esfuerzo. Preparar el camino para el Señor. Verso 5 dice, “y se manifestará la gloria de Jehová.” León de Judá, ¿quieren ustedes ver la gloria de Dios revelada?
Ni tan siquiera nosotros hemos logrado entrar en lo que Dios le ha prometido al Pastor Miranda - todavía ni hemos empezado. Dios ha hecho grandes promesas y todavía no hemos experimentado ni pizca de ello. Pero, si queremos ver esa gloria de Dios revelada, hay muchas montañas que se tienen que explotar. Hay valles que se tienen que rellenar, porque no va a suceder así porque así. Dios está buscando una avenida totalmente derecha. Esa avenida de santidad que viene con el terreno.
Y pueden llegar a la parte del águila ya mismo. Pero parte de esto requiere tener una visión de nosotros mismos, en el verso 6. Dice -una voz que decía-, "da voces." Y yo respondí, "qué tengo que decir a voces." "Que toda carne es hierba y su gloria como la flor del campo. La hierba se seca y la flor se marchita porque el viento de Jehová sopló en ella." Ciertamente, como yerba es el pueblo. Secase la yerba y marchitase la flor, mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
Ahora, yo les pregunto, ¿qué tipo de consuelo trae a nosotros el mero hecho de saber que nosotros somos como yerba que se seca y flor que se marchita? Díganme, ¿cómo eso nos ayuda a nosotros. Ya vamos a llegar.
Vamos al verso 15, ahora. No tan solamente Dios está hablando de ti, sino también de naciones. Imagínense, millones de ustedes. El verso 15, dice, “he aquí que las naciones son como la gota de agua que cae en el cubo.” Y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas. ¿Cuán grande es una gota en un cubo de agua? ¿Cuánto pesa un grano de polvo? Así de importante es una nación delante de Dios. Está hablando que somos como yerba, como una flor, como polvo. Eso es lo que nos está comparando.
¿Y puedes creer que tú viniste a través de esta nieve para escuchar este mensaje? Dios está diciendo que nosotros somos nada. ¿Cómo eso nos ayuda a nosotros? Sabes lo que dice más adelante el pasaje, que sus reyes en sus tronos, si Dios accidentalmente estornuda, estos reyes salen de sus tronos. Y, cómo nos ayuda el saber cuán indignos somos nosotros. Porque no tengo que tomarme en una forma tan seria.
Verso 9. “Súbete sobre un monte alto, anuncia. Levanta fuertemente tu voz anunciadora a Jerusalén. No temas, di a las ciudades de Judá, ven aquí está vuestro Dios. He aquí Jehová, el Señor vendrá con poder. Y su brazo señoreará. He aquí que su recompensa viene con él. Y su paga delante de su rostro. Como pastor apacentará su rebaño y en su brazo llevará a los corderos, y en su seno los llevará. Pastoreará suavemente a las recién paridas. Hasta que no sepamos cuán pequeños somos, no podemos dejar que Dios nos cargue. Preferimos caminar por nuestra cuenta
Es bello y es precioso, pero el comienzo para esto es reconocer cuán pequeño yo soy. Antes de ser un águila, tengo que saber que soy un pichón. Pero no termina así.
Verso 12, dice, “el comienzo de la sabiduría.” Bueno, Gregg solía tener un profesor en la universidad que tenía esta conversación, “Wow! Si Dios es tan grande, porqué prestar atención a Él. Tú eres un Dios, yo soy un Dios, también.” Y mi pastor, nunca lo olvido. Fue Dave Hill. Mi pastor, pues le dijo precisamente eso... Dave Hill lo miró a los ojos, "mira tú no eres Dios." Número 1, Dios es mucho más sabio de lo que tú eres.
Verso 12. “¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo? ¿Que con tres dedos juntó el polvo de la tierra y pesó los montes en la balanza y con pesa los collados? ¿Quién enseñó el espíritu de Jehová o le aconsejó enseñándoles? ¿A quién Dios pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó la ciencia o le mostró la senda de la prudencia? Fue llena de blanco, ¿usted fue? ¿Usted fue quien le enseñó?
Le voy a decir una historia. Yo estoy en la luz de… Saben que las luces están allí, hay una flecha para virar a mano izquierda. Voy allí con mi hijo de 2 años y medio en la parte de atrás. Y la luz de la flecha roja y la luz cambia verde a lado mío y los carros comienzan a pasar. ¿Saben lo que Noah dijo? Papi guía, guía - guía. Yo miro... yo le digo, "Noah, mira, esas luces están verdes. Pero yo tengo la flecha roja." Y yo me miro, y digo, yo no tengo que explicarme. “No te preocupes, papá sabe cómo guiar. Y obviamente mientras estoy haciendo esto, la luz cambia a verde y me empiezan a tocar bocinas. Él podría jurar que sabía mejor que yo. Y, ¿saben qué? Nosotros hacemos esto con Dios en cada momento. Y le decimos, “guía papi, guía.”
¿Qué fue lo que hizo Pedro cuando Jesús les dijo, mira tira tus redes al otro lado del bote? Y yo puedo empezar a escuchar esta condescencia en Pedro. Yo puedo escuchar a Pedro diciendo, “¿sabes Jesús… sabes qué? Tú no has estado pescando tanto como yo. Nosotros hemos estado toda la noche…” Y me imagino a Jesús mirando… “yo hice este lago, yo hice esos peces así que deja de estarme diciendo bobadas. Yo lo hice así que tira la red.”
Por eso es que Pedro, después que hace todo esto, tira las redes, recoge los peces, viene donde Jesús y dice, “Jesús, aléjate de mí porque soy pecador.” “Yo pensé que sabía más que tú, pero me equivoqué.”
Piensa en el escenario más precioso de un océano que tú has imaginado. Algo espectacular y tú puedes ver a lo lejos… imagínense en el lago Atitlán con el sol alumbrando… imagínense los paisajes en sus países que son bellos y siguen y siguen. Dios dice, “yo hice cada una de esas cosas. Yo sé lo que estoy haciendo.” Dio es más sabio de lo que yo puedo ser.
Tal vez no entenderé lo que estará sucediendo, pero mi papá sabe cómo guiar.
Número 2. Aquí hay otra joya de sabiduría de mis años de universidad. ¿Alguno de ustedes han ido al Gran Cañón de Colorado? Dios es más grande que el Gran Cañón. Dios es más sabio que tú y es más grande que tú. Esto no es una ciencia, hermanos.
El verso 21, en el capítulo 40 dice, “¿No sabes, no habéis oído, nunca se los han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñando de la tierra que la tierra la fundó él? ¿Sabe? Cuando estuve en Argentina hay una frase que dicen los argentinos… “¿viste? ¿Viste?” Que usualmente me hacían sentir un poco… menso. Nuevamente diciéndome eso, “¿Viste? ¿Viste? ¿No lo entiendes? Capisci.” Hay veces que pensamos que somos más sabios y grandes que Dios y queremos tomar el control, pero Dios sabe más.
En el verso 22 dice, “Él está sentado sobre el círculo de la tierra cuyos moradores son como langostas. Él extiende los cielos como una cortina. Los despliega como una tienda para morar.” ¿Alguna vez usted ha estado en una de esas noches, llenas de estrellas que usted puede ver a lo lejos? Como Abraham que dijo, “mira ese cielo lleno de estrellas.” “Ese es mi palacio, Yo soy más grande que todo eso.” Él sigue adelante y lee, “¿a quién me van a comparar?” Cantamos hace unos minutos atrás, “¿quién como Jehová?” No hay nadie como el Señor.
¿Por qué dices, Oh, Jacob, y dices Israel, mi camino escondido de Jehová y mi Dios pasó mi juicio? Durante esos largos desiertos comenzamos a preguntar si Dios nos está prestando atención.”
Hay un hermano aquí en la iglesia, que conocemos, él está viviendo aquí y ha estado esperando para traer a su familia de su país de origen por un año y medio ya. Cada día es como una eternidad para él, parece que va a seguir por siempre, es una espera bien larga y una jornada bien larga y si yo fuera él sería bien fácil quejarme y decir, “¿Dios estás prestando atención?”
Verso 28, dice, “¿no has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová? El cual creó los confines de la tierra, no desfallece ni se fatiga con cansancio y su entendimiento no hay quien lo alcance. Él nunca se cansa y nunca se confunde sobre qué tiene que hacer. Por eso es que cuando adoramos ponemos nuestros ojos en Él, por eso es que glorificamos a Dios.
Porque mira lo que sucede después, Él da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas del que no tiene. Los muchachos se fatigan y se cansan. Los jóvenes flaquean y caen, pero los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas. Esperar en Dios ahora en el 2010, ¿qué es lo que estás esperando que Él haga en tu futuro? ¿Cuáles son las bases para nosotros saber y creer que buenas cosas van a suceder en el futuro? Y el mero hecho que yo sirvo un Dios grande y poderoso que sabe lo que Él está haciendo y que puede transmitir su fuerza a mi vida. La palabra para renovar, para renovar sus fuerzas se usa típicamente en el Antiguo Testamento para el cambio de ropas viejas y poner una nueva.
José estuvo en la cárcel por muchos años y cuando fue tiempo de conocer al Rey, él puso a un lado sus vestiduras de cárcel, y se puso una vestidura adecuada para conocer al Rey. Cuando usted llega ante la presencia de Dios. Cuando miramos a quien Dios es, Él nos viste con nuevas fuerzas, nos vistes con majestad, dignidad y poder. Y podemos caminar con nuevas fuerzas, así que ponemos un lado mis vestiduras de cárcel, pongo a un lado mi debilidad y hay nueva fuerza respirando dentro de mí.
Y ahora llegamos a la parte que dice, ellos levantarán alas como águilas. Correrán y no se cansarán. Caminará y no se fatigarán. Podremos volar porque sabemos quién es Dios. Y sabemos que estamos confiando en Él. Amén.
¿Alguna vez usted ha visto un águila cansada? ¿Habrá visto a un águila sudando? Las águilas viven allá en esos lugares altos. ¿Alguna vez usted ha visto un águila aleteando sus alas bien duro? Yo no soy un experto en águilas así que no voy a hacer nada loco. Pero yo sé que ellas extienden sus alas. He escuchado que ellas buscan corrientes termales en el aire y solamente viajan en esos aires... iba a decir costas.
El águila es el único ave que yo sé que puedan descansar mientras están volando. Que pueden relajarse mientras están volando. Porque no es acerca de él, es acerca del aire que está viajando, son sus alas que lo aguantan.
¿Sabes? Cualquier hebreo cuando tú le preguntas - que oyen esa frase de en alas de águila, van a pensar en algún momento en la historia de Israel, como por ejemplo, en el éxodo cuando Dios les dice yo los saqué como en alas de águilas. Eso es lo que ellos pensarían. Pero sabes lo que es esta imagen y lo explica en el libro de Deuteronomio. Yo, dice Dios, yo soy como esa águila que vino y se acercó a ustedes y los agarré con mis garras. Y los saqué de Egipto y en alas de águila yo los saqué de allí.
Y, saben, yo creo que a esto es a lo que se refiere. Pero no lo es. En esta historia no significa que Dios sea el águila, tiene que ver con usted siendo el águila. No es Dios viniendo volando, es de nosotros salir volando. Es acerca de saber que Dios es tan sabio y grande y que puedo extender mi fe y salir de esa situación.
Pedro supo cómo volar en esta forma. Vimos esa parte cuando pensábamos que él era más sabio que Dios. Pero, si ves en el libro de Hechos, usted ve este hombre predicando y miles llegando al Señor. Usted ve un hombre con tal autoridad que cuando personas mentían delante de la presencia de Dios. Estas personas morían. Y esto es literal, hay historias donde la sombra de Pedro tocaba a alguien y esas personas eran sanadas. La gente tocaba un pañuelo y lo tocaban en la ropa de Pedro y tocaban al enfermo y sanaba. El apóstol Pedro aprendió a cómo volar.
León de Judá, esa palabra de cuando Dios vino como un águila y tomó a sus hijos y los sacó de Egipto eso fue hablando de una imagen de un niño - de cómo Dios trata un niño. Pero ahora Israel, aquí en el libro de Isaías, es tiempo para ellos volar. Es tiempo para que ellos crezcan y que estrechen sus alas.
León de Judá, por muchos años Dios ha estado cargando a esta iglesia. Pero nosotros todavía no hemos aprendido, empezado a volar en alas de águila. Estamos allí al punto de lanzarnos de ese precipicio y poder volar entonces como águilas. Es tiempo de crecer, preparen ese camino de arrepentimiento. Hay que humillarnos y saber que somos nada. Hay que tener fe en el hecho de que Dios es más grande y más sabio que yo. Hay que extender nuestras alas, cerrar mis ojos y brincar. Eso es lo que estamos en 2010.
¿Estás listo para verdaderamente vivir ese capítulo? Yo, para culminar, yo les invito a ponerse de pie. Y yo no sé cuál es el exilio o el desierto el cual tú estás viviendo hoy. Pero yo sé quién es el que te puede traer a casa. Yo no sé qué es lo que te causa cansancio pero yo sé quien puede renovar tus fuerzas.
Padre, en el nombre de Jesús, reconocemos que somos nada. Pero a la misma vez somos llamados a ser como águilas. Y, Padre, yo pido que en el año 2010, Padre, que a cada uno de aquellos que van por los largos procesos de la vida. Algunos sienten que han estado en el desierto por un largo tiempo. Padre, yo te pido que nos enseñes qué significa esperar en ti. Qué significa saber que Tú eres el más sabio en todo el universo y el más poderoso.
Padre, enséñanos a estirar nuestras alas y poder volar como Tú intencionas. Padre, yo pido nuevas fuerzas para tu pueblo. Yo pido por un año de nuevas fuerzas y, Padre, que tú cumplas Tú propósitos en nosotros. Y, Padre, te doy las gracias que eres fiel y que todo esto tiene que ver contigo y no con nosotros. En el nombre de Jesús.