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Hermanos, ¿a cuántos les ha pasado que, tal vez ustedes han leído y re-leído, y re-releído un pasaje en particular pero llega un momento en que lo lee de nuevo y el Espíritu Santo te revela algo que nunca has visto antes?
Aunque sea una palabra o dos, pero de momento algo acerca de ese pasaje como que resalta y de momento, no lo ves igual. Y tal vez, mientras usted viva no leerá ese pasaje igual. Eso me pasó a mí con este pasaje. Sabemos que el Señor le ha puesto en el corazón del Pastor, el Espíritu Santo le ha puesto en su corazón que juntos estemos estudiando el Libro de los Hechos. O como él dijo el domingo pasado, debería decir, los Hechos del Espíritu Santo. En vez del Libro de los Hechos de los Apóstoles, los Hechos del Espíritu Santo. Y leyendo, Hechos capítulo 9. Yo no sé en su traducción, pero en la traducción que tengo aquí, los editores de la versión Reina Valera escribieron esta nota, con versión de Saulo. ¿Lo tienen allí?
Y bien debería tener este título. Y vamos a hablar un poco acerca de esto en esta noche. Pero, dos palabras que siempre lo había leído, de momento resaltaron que yo lo había leído antes, pero me conmovieron de momento. Y se encuentran en el versículo 17, de Hechos capítulo 9. Vamos a leer el contexto en un momento, pero estas dos palabras, fíjate, y son éstas – no les voy a hacer adivinar. Las palabras, “hermano Saulo.” “Hermano Saulo.” Lee igual en inglés, “Brother Saul”. De momento leí ese versículo como siempre, pero esta vez el Señor me detuvo en esas dos palabras.
Hermano Saulo – y me conmovió. Y de momento escribí en el margen de mi Biblia, “bello.” Y la palabra, “mercy” – misericordia. Hermano Saulo - ¿qué significa ser hermano, mi hermano? Sabe, aún antes de… lo que nos dice el libro de los Hechos, que aún antes de que se inventara la palabra Cristiano – porque la palabra Cristiano no se inventa hasta años después en la ciudad de Antioquia. Comenzaron a llamarnos Cristianos. Pero desde el primer día que el Señor empezó a tratar con su iglesia, nos llamábamos “hermanos.” ¡Qué poderoso, hermanos! ¿Cómo es que nosotros llegamos a ser eso -hermanos-, y por qué importa? ¿Qué significa?
Padre, venimos, estamos delante de tu presencia. Declaramos, Señor – hemos declarado tu belleza y hemos declarado tu bondad. Hemos traído nuestras necesidades delante de ti, hemos sentido tus cercanías. Gracias por ministrarnos. Yo declaro, Señor, que tu has oído cada oración que se ha levantado en esta noche. Yo declaro, Señor, que no ha habido una necesidad que se ha traído a ti, que tú has pasado por alto y declaro que tu mano aún se extiende para sanar, para liberar, para levantar al caído y para hacer milagros, Señor. En este momento, posa sobre esta palabra, Espíritu de Dios y vivifícala. Te lo rogamos en el nombre de Jesús.
¿Por qué me conmueven mucho estas palabras? Porque son dichas por el hermano Ananías, ven allí Ananías? Y a Ananías el Señor le dio un encargo, le dio una misión, le dio una obra y fue esta. Ananías – es más vamos al versículo 10. El Señor le dijo, “había entonces en Damasco, un discípulo llamado Ananías a quien el Señor dijo en visión, ‘Ananías.’ Y él respondió, ‘heme aquí, Señor,’ como un buen discípulo. El Señor le dijo, ‘levántate y ve a la calle que se llama derecha y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo de Talso porque he aquí el hora. Y ha visto en visión a un varón llamado Ananías
Había entonces un discípulo en Damasco llamado Ananías, al cual el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. Y el Señor le dijo: Levántate, y ve á la calle que se llama la Derecha, y busca en casa de Judas á uno llamado Saulo, de Tarso: porque he aquí, él ora; Y ha visto en visión un varón llamado Ananías, que entra y le pone la mano encima, para que recobre la vista. Entonces Ananías respondió: Señor, - este hombre tiene fama – yo he oído mucho - muchas, a muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho á tus santos en Jerusalem: Y aun aquí tiene autoridad de los príncipes de los sacerdotes de prender a todos los que invocan tu nombre.”
Y él podría decir, incluyéndome a mí y mi familia. “Y le dijo el Señor le dijo ve, porque instrumento escogido me es éste, para que lleve mi nombre en presencia de los Gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel: Porque yo le mostraré cuánto les es necesario padecer por mi nombre. Fue entonces Ananías, y entró en la casa, y poniéndole sobre él las manos, dijo…,” Esto es lo primero que oye Saulo después de tres días de soledad y quebranto, “Hermano Saulo – Hermano Saludo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.”
Pónte en ese lugar ahora, no meramente lo lea, transpórtate en ese momento. What do you see? ¿Qué ves? Ananías le impone las manos sobre Saulo, y al momento le cayeron los ojos de Saulo como escamas, y recibió al instante la vista, y levantándose fue bautizado.
Hermanos, pero leyéndolo esa mañana, tal vez yo vi otro drama. No ves tú, entra Ananías a este cuarto. Está este hombre sólo, orando, como hemos visto tantas veces aquí. El Señor usa a su siervo, le impone manos y lo llama, “hermano.” Saulo sabe – uno de aquéllos que Saulo venía a aniquilar, lo llama hermano, y le dice: yo he venido para interceder por ti. Yo he venido para poner manos sobre ti, bendecirte, para que veas. Y para que seas lleno del Espíritu Santo.
¿Tu no ves a Saulo – tú no ves las lágrimas en los ojos de este hombre? Yo me imagino un quebranto, yo me imagino a este hombre hasta… the way I see it, versión Samuel, pero yo me imagino este hombre, hombre a hombre, me imagino a este hombre agarrando esa mano, que él pone sobre él – conmovido de la Gracia y de la misericordia y el amor que fluye como… como una catarata sobre el corazón de este hombre. Y yo me imagino, eso fue lo que tumbó las escamas de los ojos de este hombre.
Ahora, ¿cómo llegamos a esto? Este milagro, porque para mí, yo dije, ¡guau! esa es la belleza de ser cristiano y siempre ha sido así. Esta aventura de ser cristiano es su esencia. Se reduce a momentos así. Tal vez la doctrina ha cambiado aquí y allá, tal vez esta denominación adora de esta manera, esta otra se llama otra cosa y adora de esta manera, pero este fluir de este amor y del Espíritu Santo cuando es la Iglesia de Jesucristo, es uno de los elementos esenciales.
Ahora, ¿qué es lo que prepara la escena? Francamente este hombre, Saulo, tuvo un encuentro con Jesucristo. Y eso lo cambió todo. Ahora, ¿qué es lo que queremos decir con esto? Yo no quiero, hermanos, al oír esa frase “encuentro con Jesucristo” – yo no quiero que caiga duda en esta congregación, en esta noche, en el corazón de nadie. ¿Qué es lo que quiere decir eso? No quiero que aquí nadie dude jamás.
“Pastor Samuel, qué es tener un encuentro con Jesucristo? ¿Cómo puedo tenerlo yo? ¿Cómo sé que he tenido genuinamente un encuentro con Jesucristo? Y, ¿cómo entro yo en esta hermandad?”
Hermanos, y toda la evidencia de esto está en esta historia. Hermanos, por eso yo creo que está perfecto este título. La conversión de Saulo, porque la receta no ha cambiado para nada. Por ejemplo, vamos al versículo 3 – es más, comenzando con el versículo 1: “Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino…” A propósito, este Camino, con c mayúscula porque no tenían otro nombre para esta gente. En ese momento, nosotros éramos parte de ese camino, pero estamos hablando de cristianos.
Dice, “Mas yendo por el camino,” en el versículo 3, “aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeo un resplandor de luz del cielo y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo,” interesantemente lo llamó por nombre, “¿por qué me persigues? Este ser conocía a Saulo bien, pero Saulo responde, ¿quién eres Señor? Y le dijo, yo soy Jesús, a quien tú persigues. Dura cosa es dar coses contra el aguijón.”
Punto número uno, ¿cómo sé yo que he tenido un encuentro con Jesús? ¿Qué es lo que es esto. Punto número uno, primeramente, si has tenido un encuentro con Jesús, usted se ha convertido a él y no al revés. Parece obvio, pero pensemos en esto. Saulo en este momento – si usted hubiera parado a Saulo, en ese momento, antes de que él tuviera cinco minutos antes de que él tuviera este encuentro con Jesús, esta revelación – si usted le hubiese preguntado, ‘Saulo, tú que tienes en tus manos una orden de muerte para esta gente que están proclamando el nombre de Jesús, ¿tú te consideras un hombre temeroso de Dios?
Saulo se hubiese caído insistiendo, ‘¡Claro que sí! Claro que temo a Dios, por eso es que hago lo que estoy haciendo’ Si le hubiese preguntado, ‘¿Tú amas a Dios? - ¿tú crees que eres un hombre bueno?’ ‘¡Claro que sí!’ Este hombre tenía sus ideas de Dios. Y no cualquier idea. Este hombre tenía ideas apasionadas de Dios. Este hombre era un hombre sinceramente apasionado en su idea de Dios. El único problema es que él estaba completamente, ciento por ciento, 360 grados equivocado. Sus ideas de Dios no caían con lo que era Dios, lo que es Él, lo que es Jesús, la imagen del Padre. El único Dios verdadero, las primicias de nuestra redención.
Y, hermanos, y por qué es esto tan importante? Estamos viviendo en un momento, en una era de la historia, que se está predicando de púlpitos, especialmente yo diría en Nueva Inglaterra y estoy hablando aún de algunas iglesias evangélicas. Estuvimos en una sesión de pastores hace poco en que no de los pastores, el orador en ese momento, dio un discurso explicando a los otros pastores, que si queremos ganar a Nueva Inglaterra tenemos que permitir que la gente pregunte más. No seamos tan cerrados, no transmitir el hecho de que el Evangelio es una lista de reglas que Dios es tan cerrado. Sino dejar a la gente correr por su jornada y en su jornada, Dios lo iba a encontrar y Dios se acoplaría a su verdad o a su existencia. El problema con eso es esto, como Saulo hay mucha gente que están determinadamente caminando en un camino que lo está llevando totalmente en el lugar opuesto a la verdad de Dios.
Hermanos, no es suficiente tener buenas ideas acerca de Dios. Es necesario llegar a un punto en que dejamos que el Señor nos confronte. Sabe, el Señor te ama, te conoce, te hizo, tiene propósitos para ti, ya mitad de la batalla se ha ganado. Él te conoce, Él te ama, Él tiene una eternidad preparada para ti, Él tiene para ti un arsenal de milagros que te va a volar la tapa de los sesos, Él tiene el nudo que usted le trae al Señor, y el Señor ya lo ha desenvuelto.
He’s ready! Te conoce por nombre, por nombre te llamó, por eso estás aquí! Amén. Él te llamó por nombre. Él ha conspirado, por así decirlo, para que antes de que usted naciera, llegara en esta noche y oyera ese mensaje. Amén. Te conoce por nombre, esa es mitad de la batalla. Ahora la otra mitad es, si la verdad está en él, si la solución está en él, si el poder mana de él. Él declara y yo sé que eso es lo escandaloso de la fe cristiana, pero no tengo otra alternativa sino predicarlo. Porque es la verdad.
Él declara, “Yo Soy.” Jesús declara, “Yo Soy la verdad, el camino, la vida. Nadie llega al Padre sino es por mí.” Amén.
Ahora, conéctate con él y algo empieza a suceder y en ese momento, ¿cómo reaccionó Saulo al oír esto? ¿Quién eres, Señor? Fíjate, se consideraba un hombre temeroso de Dios, y ahora él se da cuenta, yo ni lo conozco. Todo lo que yo pensé que yo conocía de Dios, todo lo que yo traía – todo lo que yo pensé que yo era, para qué yo vivía, era un error. Y el temblando y temeroso… hermanos, ¿saben qué? Nuestros cuerpos y nuestras mentes, y nuestras almas y nuestros espíritus reaccionan a un encuentro con Dios. No es emocionalismo. No es emocionalismo.
Lo que ustedes han visto esta noche no es emocionalismo, es un pueblo, es la reacción de un pueblo llegando delante de la presencia de un Dios vivo, bueno y que lo ama y es poderoso para actuar. Y eso le pasó a Saulo, y temblando y temeroso dijo, Señor, ¿qué quieres que haga? Levántate y entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer.
Punto número uno – nos convertimos a Él y no Él a nosotros. Punto número dos – él hace una acción de obedecerlo.
Ahora esto puede ser en su corazón, pero al menos una vez en voz alta, y nosotros oramos, nosotros oramos en alta voz por cada ser que viene y hace una decisión de recibir a Jesús. Yo diría que como parte de esa oración, se debe incluir esta frase, “Mi Señor, yo me comprometo a obedecerte. Yo me comprometo a obedecerte. Mi bendición vendrá de ti.”
Como dijo el Señor, si me amas, obedece mis mandamientos. Y no hay otro mandamiento mayor que esto, que se amen los unos a los otros. Pero que me obedezcan. Interesantemente, dice aquí, y “los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad, la voz, más sin ver a nadie.”
Y, hermanos, hay muchos que tal vez oyen la voz, esto es interesante – oyen la voz del Señor, pero no lo llegan a ver. Cuando usted hace en su corazón este compromiso, y aunque perfectamente… yo no digo que usted no se va a equivocar, no digo que será un proceso, no digo que el Señor – así son los procesos del Señor. El Señor te lleva a un lugar y dice, obedéceme hasta aquí y desde aquí te voy a instruir y eso… eso fue el proceso de Saulo mientras él vivía. El Señor nunca le entregó el manual completo. El Señor le dijo ve a Damasco, y allí él recibió sus instrucciones. De Damasco, él lo envía a Jerusalén, allí él recibe otras instrucciones – él espera en el Señor. Allí el Señor lo lleva a Tarso, por unos años. Esperando instrucciones del Señor. De allí el Señor lo mueve a Antioquia, o sea ese es el trato del Señor con sus hijos.
Ahora usted lo puede ver como algo que le impaciente, usted dice, ¿por qué el Señor no me dice de una vez, qué quiere conmigo en mi hogar? O usted lo puede ver así, el Señor está escribiendo su propio Libro de los Hechos sobre Su Vida y usted está viviendo una gran aventura con Él. Pues primeramente nos convertimos al Señor. Vemos al Señor como él es y no como nosotros queremos que él sea. Porque de la imagen de Dios que él es siempre será mayor que la que nosotros le inventemos a él.
Segundo, hacemos una decisión de obedecerlo. Y tercero, mis hermanos, entramos en gracia. Entramos en gracia. Dice el versículo 8, “entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía á nadie.” Fíjate, por tres días, la última imagen que él vio, sus ojos retrataron esta imagen. La imagen de la Gloria de Jesús – lo último que él vio, no se qué fue lo que el vio de Jesús. No sé si el Señor llegó a permitir que Saulo vea su rostro o su espalda como con Moisés. Algo de la Gloria de Jesús vio él y luego el Señor le apagó los ojos. Como quien dice, ahora medita sobre esto por un par de días. Medita sobre… mírame a mí y a mi gloria por un buen tiempo y le cerró los ojos.
Y, llevándolo por la mano lo metieron en Damasco donde estuvo tres días sin ver. Y no comió ni bebió. Usted no se ha puesto a pensar, ¿qué pensaría Saulo en esos tres días? ¿Cómo serían sus oraciones en esos tres días?
Otra versión Samuel del Evangelio, ustedes lo pueden recibir, lo pueden rechazar. ¿Sabe lo que yo me imagino? Yo me imagino, que por lo menos una que otra vez en esos tres días, él diría, ¡qué necio he sido yo! ¡Qué equivocado he sido yo! Tengo sangre inocente sobre mis manos. Hermanos, hay muchos – y por eso es que necesitamos gracia – hay muchos hermanos en nuestros medios que llegan así. Tenemos una revelación de parte del Señor, el Señor nos muestra algo de su gloria, podemos ver lo que es él comparado a lo que somos nosotros. Y de momento nos damos cuenta, ¡guau, yo no soy nada! Comparado a lo que es él, no soy nada.
¿A cuántos les ha pasado así? Hermanos, bienvenido al club. Comparado a Dios, a su belleza, a su santidad no somos nada. Pero no te apures, Dios tiene un propósito con esto y Dios no nos deja allí.
Y yo estoy… otra cosa, versión Samuel, Segunda de Corintios, capítulo 12, dice Pablo que una y otra vez, él le rogó al Señor, quítame este aguijón de encima. Él describe que Satanás – a propósito, la palabra Satanás es hebreo para eso, “acusador”. El acusador había enviado un mensajero, y él rogándole al Señor, Señor, quítame eso. En todas las cartas de Pablo, él nunca se olvidó del hecho de que él había derramado sangre inocente, y el Señor le dice, ¿sabe? Yo no voy a borrar eso, por más que tú has visto, por más que tú has experimentado, por más que tú has pasado, eso pasó, eso pasó. Eso pasó. Pero Pablo, tú no te vas a quedar así. ¿Sabes qué? Cuando venga el acusador, hijo, bástate mi gracia. Porque mi poder se perfecciona en tu debilidad. No te apures por eso porque tú tienes hermanos, todito está así, que yo he rescatado en el camino, que me encontrado con ellos, todos en el camino, les he revelado mi gloria, en el camino. Tú no estás solo, bástate mi gracia.
Pongámonos de pie. Amén.
Si usted no está seguro que en un momento u otro has tenido un encuentro con Jesús, yo quisiera en esta noche, darte la oportunidad. Esto es automático. I really don’t even want to do this Jesus, but I’m going to do this tonight. Te voy a dar la oportunidad de estar seguro esta noche. El Señor te llama por nombre y te ama, usted ha tenido un encuentro con su gloria y lo que te espera es una aventura y Él pide ahora francamente una oportunidad, de mostrarte lo grande y lo poderoso que es Él.
Pero requiere una decisión de rendirte y decir, Sí, Señor, tú eres Dios y no yo. De ahora en adelante tú eres el que maneja mi vida, sin condiciones, sin reservas, sin mirar hacia atrás, sin lamentar lo que ha pasado. Yo me comprometo a seguirte, me comprometo a obedecerte, te invito a llenarme. Si ese es usted, le invito a pasar o levante su mano. Si hay alguien aquí, que eso le describe. Dios le bendiga.
Dios te bendiga, amén. Mi hermano, si alguien puede acompañar a este joven, yo te invito a pasar. Está bien? Te invito… ¿Usted estaba levantando su mano? ¿No? Maybe not. Amen.
Si alguien está tomando esa decisión por primera vez, yo le invito, levante su mano, okay. Si no, amén, en el nombre de Jesús. Padre, gracias por Jesucristo y gracias por el milagro de la Cruz y por llamarnos por nombre y mostrarnos su gloria. Y, Señor, gracias por hacernos hermanos, gracias por el milagro que es seguirte. Y, Padre, pido que tú lleves a la perfección la obra que tú has comenzado en cada uno de mis hermanos.
Yo declaro, Señor, que lo que está delante de cada vida aquí, que te conoce y clama por nombre, es una aventura y que tiene buenas cosas por delante. Te bendecimos.
Ahora, Señor, recibe nuestras vidas, recibe nuestra ofrenda de adoración y declaramos, maestro, que sobre todas las cosas que necesitamos esta noche, te necesitamos a ti, tú eres necesario y tú eres suficiente. Y te amamos Así declaramos en el nombre de Jesús. Amén.