Transcripción
'Una mujer de gran influencia' es el tema que tenemos para este día. Nosotros como seres humanos somos altamente relacionales, especialmente las mujeres, ¿verdad? Siempre dondequiera que estamos, estamos haciendo contacto con otras personas, y nosotros tenemos un círculo de influencia y ese gran círculo de influencia se compone de muchos círculos menores de influencia.
Piensen ahora mismo ¿dónde ustedes se mueven? Piensen, ¿cuáles son pequeños círculos de influencia? Levanten la mano y yo les pido que digan, vamos a ver. ¿Cuál es le más lógico? La familia, ¿verdad? y dentro de la familia podríamos decir, la relación con el esposo, la relación con los hijos y familia extendida, ¿verdad? Así que aún dentro de la familia hay muchos pequeños círculos.
¿En qué otro círculo nos movemos? Exacto, tu barrio, tu vecindario, donde tu vives. Y ahí hay diferentes personas, ¿verdad? con quien tu te relacionas en diferentes maneras. El trabajo, y aún en el trabajo están los compañeros de trabajo, están los clientes, ¿verdad? los padres de los clientes. Hay todo tipo de conexiones.
Si usted asiste a la escuela, pues su escuela, y sino la escuela de sus hijos, usted puede pertenecer a la sociedad de padres, relacionarse ahí. Va los busca, los trae, ahí se relaciona con otras mamás.
¿Qué otros lugares? El centro de compras, el mall. Nos encontramos ahí a veces gente que hace tiempo que no vemos o tenemos la oportunidad de interaccionar con un empleado, una empleada, así que.... Y si vamos a un sitio regularmente pues ya tenemos una relación a veces hasta de nombre: Oh, ¿cómo estás fulanita? Muy bien, ¿y usted?
Nosotros podemos influir también en el país que vivamos. Eso es tener visión, más allá de donde estamos, porque desde donde nosotros estamos, localmente, podemos pensar globalmente e impactar globalmente, ¿verdad? y a veces esfuerzos pequeños tienen repercusiones en la nación, así que también eso hay que pensar en grande ¿verdad? Al usted orar por el presidente de su nación, por sus gobernantes está influyendo en alguna manera, aunque nunca tenga contacto con esa persona.
¿Qué más se le ocurre? Con la iglesia, ¿verdad? y dentro de la iglesia hay muchos círculos pequeños: las células, el ministerio de mujeres, el discipulado, la gente con la que ustedes conversan los domingos, así que hay otro círculo más, el ministerio de niños, hay muchísimos círculos que no daría tiempo de mencionar.
¿Algo más que se le ocurre? Trabajo, hogar, la peluquería, ¿verdad? Ya yo voy a la misma peluquería por como 6, 7 años. Tengo la misma peluquera como por diez años, pero ya tiene su peluquería como unos 4 así que ya nos conocemos. Preguntamos por la familia, hablamos del Señor, ahí ella es católica carismático y pone folitos ahí y tenemos unas conversaciones muy profundas.
El banco, también, o sea que todos los negocios que nosotros frecuentamos, ¿verdad? el supermercado, los restoranes, el vecindario, o sea, todos son pequeños círculos de influencia que componen nuestro círculo de influencia grande. Así que nadie puede decir que no tiene interacciones donde puede influir en alguna manera y esperamos positivamente.
Y el mundo le ha sacado provecho a esa capacidad que nosotros tenemos de ser influenciables, ¿verdad? Todos los seres humanos tenemos una capacidad, otras somos influenciables. Nosotros hemos sido influenciadas por el Evangelio, es una influencia positiva, lo que tenemos que aprender es cuáles tenemos que rechazar y cuáles tenemos que abrazar.
¿Por qué ustedes creen que las compañías pagan billones de dólares al año por poner anuncios de sus productos, diciéndoles que la pasta dental de ellos es la mejor, la que más nos conviene; el carro es el que más nos conviene; esta ropa de este estilo es la que más conviene? Por eso, porque saben que los seres humanos somos muy influenciables por eso.
y de hecho, a veces en una película que las compañías saben que va a ser de gran éxito, a veces pagan millones de dólares para que su producto, pongamos una soda, salga por 30 segundos en ese..... o el superbowl 30 segundos a veces un producto, pero saben que si la gente se expone a eso, lo vio así, va a pensar ‘ah, este producto vale la pena que yo lo pruebe. Lo voy a probar’. Y finalmente la expectativa de ellos es que no solamente lo pruebe, sino que lo patrocine.
Así que en otras palabras, hay influencias aún de ese tipo, y hay otras influencias... Esas son, digamos, quizás un poco más neutrales, aunque en el mundo del cristiano no hay nada neutral. Eso yo lo aprendí, así que en el mundo no hay nada neutral. Y yo lo miraba un poco raro, porque en esa época él era más espiritual que yo. Él me llevaba mucho camino por delante, así que yo no entendía eso. Y él me decía, ‘No, no hay nada, nada que sea neutral en mundo, nada tiene un valor neutral.’ Y yo he aprendido que asimismo es. Todo lo que hacemos tiene una marca positiva o una negativa, pero no hay nada que se quede en el medio en realidad, en términos espirituales.
Y asimismo, en el mundo somos expuestos a muchas influencias negativas, conceptos mundanos que nos hacen daños, por mencionar algunos, que podríamos mencionar miles de ellos, es por ejemplo: la parte económica. Yo tengo que mantener mi estilo de vida, por lo tanto, si me llegan 5 diferentes solicitudes de tarjeta de crédito por correo las voy a llenar todas. Después que yo lo pague mensualmente, no hay problema. Pero ahí uno está entablando una relación de materialismo que no conviene ¿verdad? Y muchos caemos en eso, la manera más sutil como cuando venimos a ver, abrimos la cartera y ya tenemos 5 ó 6 tarjetas. No solamente la una que necesitábamos al principio, sino 5 ó 6. Que nos quita la paz, a veces nos afecta el matrimonio, y todo eso porque estamos embrollados ¿verdad? una buena palabra caribeña.
Otra mentira, u otro concepto mundano es: el matrimonio es 50. Mi esposo hace 50, yo hago 50 y en todos los aspectos del matrimonio. Eso no es así, ¿verdad? Sabemos que cada uno tiene que dar ciento por ciento, ¿verdad? porque sino se convierte en algo legalista.
Otra cosa podría ser, yo puedo vivir con un pie en la iglesia y un pie en el mundo, total el Señor entiende. Él sabe de mis luchas, él entiende. Así que un día aquí y uno allá. Algún día quizás cuando yo ya sea viejita entonces me meto de lleno. Eso es otra mentira u otra mentalidad mundana.
Y lo otro es darle una mayor prioridad al aspecto natural de mi ser, versus al aspecto sobrenatural, ¿verdad? Cuando en realidad nosotros somos seres sobrenaturales que vivimos en un empaque natural. O sea, es lo contrario, nuestra verdad es que nosotros somos seres naturales eternos. Dios nos creó eternos y nos puso en este empaque porque es lo que nos permite hablar, movernos de un lugar a otro, meternos en el carro, bendecir, caminar, trabajar, o sea, todas esas cosas nos lo permite este cuerpo que tenemos, ¿verdad? Pero en realidad nosotros tenemos que dar muchos más atención a lo sobrenatural de nosotros.
Eso es lo que verdaderamente determina la belleza de una mujer: lo que tiene adentro ¿verdad? no lo externo, que lo externo hay que cuidarlo, con ejercicios, con dieta, su maquillaje, su tintecito para cubrir las canas, si quiere cubrirlas. Todas esas cosas son santas y buenas, pero primero hay que darle más atención a lo de adentro, ¿verdad?
Así que si nosotros deseamos ser verdaderamente sanas y tener una influencia santa sobre otros, nosotros tenemos que examinar primero cuáles son las influencias que nosotros hemos permitido dominarnos a nosotros. Y es bien fácil, es muy fácil caer en una influencia mundana, muy, muy fácil. Lo hacemos todos los días y a veces tenemos que frenar y darnos cuenta, ‘No, eso no es lo que Dios quiere’, y volver atrás y recaminar y pedir perdón y seguir adelante.
O sea, que nosotras tenemos que estar vigilantes de eso, de qué ideas, qué pensamientos son los que dominan nuestro ser. Y tenemos que ser responsables en ese proceso, no solamente por el bienestar de nosotras mismas sino por el bienestar de otras. Porque mientras más ustedes son influenciadas por el Evangelio y menos por el mundo, de mejor influencia va a ser para con otras, ¿verdad? Va a ser una influencia más pura, más sana para otros.
Y las interacciones que nosotros tenemos día a día, son excelentes oportunidades para nosotros ejercer una influencia positiva sobre los demás. Muchas veces nosotros subestimamos la importancia de eso, y a veces hay cositas que usted puede hacer, una pequeña interacción con alguien que puede cambiar el curso de esa vida para toda la vida, a veces cosas insignificantes.
Les voy a dar un ejemplo de la vida de mi mamá, hace muchos años cuando yo era una niña. Yo recuerdo que yo estaba ahí, había una señora en la iglesia un domingo que estaba en depresión y ella estaba postrada en depresión. Mi mamá se le acercó y sencillamente lo único que mi mamá hizo fue abrazarla, preguntarle ¿cómo estás? Ella se desahogó un poco. La abrazó y lloró con ella y le declaró palabra de vida. Una cosa sencillita, fueron 4 minutos máximo.
Esa mujer, después unos años después se convirtió.... todavía predica, ya tiene 75 ó 76 años, predica y muchas ocasiones ella ha dado testimonio que ese fue el momento en que Dios la levantó. Sabe, ella había perdido esperanza en su vida, en su propósito para Dios y ese pequeño gesto de amor, de una persona que ni siquiera la conocía, la ayudó a levantarse y a tener esperanza. Una cosas tan insignificante. ¿Verdad que si? ¿Qué le cuesta a cada uno de nosotros tomar un poquito de tiempo así con otra persona? Así que nosotros no debemos subestimar la influencia que nosotros tenemos sobre otras.
Y de hecho, nosotras somos embajadoras del Rey, nosotras no somos cualquier cosa. Adondequiera que nosotras estamos, llegó una embajadora del Rey, no con orgulloso de nada, sino porque Dios nos ha permitido el privilegio de servirle a él. Y hay un versículo en Mateo 5, 13 al 16. Si quieren escuchen o lo pueden marcar también si quieren. Es un pasaje muy conocido que sustenta lo que yo acabo de decir de que cada una de nosotros somos parte del ejército de Dios.
Dice así: “... vosotros sois la sal de la tierra pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada afuera y hoyada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad sentada sobre un monte no se puede esconder, ni se enciende una luz, ni se pone debajo de un alud, sino sobre un candelero y alumbra a todos los que están en la casa. Así –este es el reto para ustedes y para mi- así alumbre vuestra luz delante de los hombres para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos...”
Así que, fíjense ustedes que uno ha aprendido muchas veces a, ‘no hay que ser humilde. Lo que haga lo tengo que hacer en lo oculto, que nadie sepa....’ Pero, nosotros tenemos que ser.... claro, no es que uno esté vanagloriándose de que ‘mira, di tal y ayudé a fulanito...’ No, esas cosas hay que mantenerlas, pero en todo momento nuestro buen comportamiento debe reflejar que somos la luz del mundo y la sal de la tierra como dice este pasaje.
Y en este día vamos a meditar, como dije antes, acerca de cómo nosotros podemos ser mujeres de influencia o tener aún más éxito en esa tarea de ser mujeres de influencia. Y nosotros vamos a tomar como punto de partida la vida de una mujer que aunque vivió hace muchos años, en la época del Antiguo Testamento, sigue siendo un modelo de una mujer excelente de influencia. Esta mujer pudo impactar su círculo de influencia de una manera muy poderosa y nos vamos a conectar con la fascinante historia de Abigail que se encuentra en el primer libro de Samuel, Capítulo 25. Es un pasaje bastante largo, no lo vamos a leer sino que yo les voy a dar un trasfondo, unos rasgos de la vida de ella.
¿Cuántas de ustedes conocen, por curiosidad, conocen la vida de Abigail? Así que, yo diría que como la tercera partes quizás si, otras la han oído mencionar y.... Es una historia muy bella, les recomiendo.....
No era peor que tacaño, ojalá hubiera sido tacaño.... era perverso y necio.
Así que en su tiempo las animo a leer la historia completa, se encuentra en el primer libro de Samuel, Capítulo 25 del 1 al 39. Es muy, muy interesante. De hecho, los que nos conocen a nosotros un poquito más, saben que nuestra hija menor se llama Abigail. Le pusimos ese nombre porque nos pareció muy bella la historia y decidimos.... No se lo pusimos por la novela que precisamente estaba en el tiempo que ella nació. Y a veces me decían, ‘oh, tu le pusiste a tu hija Abigail por la novela’. Yo, ‘No, no, por la novela’. En una oportunidad se lo puse por el primer libro de Samuel, te voy a contar la historia para que veas de dónde viene ese nombre tan bonito.
Así que, a rasgos amplios la historia de Abigail y después ustedes la leen. Hace como unos tres mil años en Israel, días después de que muriera el gran profeta Samuel, que ustedes tienen que haber leído acerca de ese profeta, David y sus guerreros se encontraban de un lugar a otro, pero estaban al aire libre. No tenían un lugar donde vivir y tenía mucha escasez, pasaban hambre y necesidad. Dormían en el desierto, en las cuevas, en el campo porque en ese tiempo todavía David no era.... aunque había sido ungido rey, todavía no había ocupado la posición de rey y todavía estaba Saúl, el rey Saúl que era rey en ese momento, huyendo.... él era el que estaba huyendo, persiguiéndolo continuamente para matarlo, ¿verdad? Ese era el contexto histórico de lo que estaba pasando en ese momento.
Y David y 600 de sus guerreros se movían de un lado a otro, y en un tiempo estaban cerca de una ciudad que se llamaba Carmel y supieron que ahí estaba Nabal, que era un hombre muy, muy rico, tenía muchas ovejas y muchas cabras, dice la palabra, y era riquísimo, era un hacendado. Él estaba ahí con sus esquiladores. Saben un esquilador es alguien que corta la lana de las ovejas después que ya las ovejas ya tienen cierto tamaño, les ha crecido la lana, pues cada cierto tiempo la lana vuelve a crecer, entonces vuelven y la cortan y con eso hacían tejidos, ¿verdad? Así que era un medio de vida, un medio de trabajo.
Y estaban esquilando las ovejas en Carmel en la hacienda de Nabal y después de que esto sucediera siempre había un banquete. Al final de esquilar las ovejas había un gran banquete, así que David, como hombre inteligente que sabía muy lo que estaba pasando a su alrededor, tenía inteligencia, mandaba y averiguaba a ver qué era lo que estaba pasando.... -Y recuerden que estaba huyendo así que tenía que tener las antenitas bien dispuestas para poder saber qué era lo que estaba pasando a su alrededor.- .... decide pedirle, mandar a diez de sus guerreros, eran 600 los que tenía, a donde Nabal a pedirle que le diera provisión alimenticia. O sea mandó a estos mensajeros que le dieran un saludo personal de David y también le pidió comida, básicamente ‘tenemos hambre, sabemos que tu tienes comida así que por favor, con humildad, con cortesía por favor ayúdanos con la comida.’ Y además le recordó que él y sus guerreros habían protegido muy bien a los pastores de Nabal, que habían estado en el campo con ellos.
Recuerden que en ese tiempo había muchos peligros, había animales salvajes, había ladrones, así que estos guerreros le servían de un cerco de protección a los pastores de Nabal, le habían servido de esa manera. Así que manda a sus diez mensajeros a donde Nabal, pero Nabal tomó muy a mal la petición y no solamente se la negó, sino que también le mandó un insulto para David.
Imagínense, mandarle un insulto a un guerrero con 600 hombres armados es un poquito peligroso. Pero él lo hizo, era un hombre necio como ustedes... vamos a ver más adelante. Así que denegó la petición de David. Cuando David se enteró, como era un hombre guerrero precisamente se llenó de ira, y su primera reacción impulsiva, sin pensar en nada fue ‘400 de mis hombres, vengan cíñanse la espada que vamos a ir a vengarnos de este desaire. Vamos a matar a Nabal y a todos los hombres de su casa.’ Esa fue la reacción de David.
Así que cada uno se montó en su caballo, envainó su espada y salieron en la dirección hacia Carmel a donde estaba Nabal y sus hombres. Pero mientras tanto, recuerden que había una distancia entre un lugar y otro, un hombre, un siervo de Nabal que había escuchado, que había estado presente en que llegaron estos diez guerreros para pedirle la comida, se dio cuenta del peligro inminente que caía sobre su casa. Así que corrió, no fue a reclamarle a Nabal, sino que corrió a la casa, a la hacienda a hablarle a Abigail y a urgirle que hiciera algo porque venía la muerte para su casa.
O sea, ese hombre entendió lo que Nabal no pudo entender. Acabamos de insultar a una persona, a un guerrero, a un ungido del Señor así que algo va a haber una consecuencias de esta acción de mi amo. Y entonces fue corriendo a donde Abigail para alertarle de lo que estaba pasando. Ella movilizó inmediatamente a su casa, y no si ustedes leen la historia y vieran todo lo que ella recogió; preparó o apartó una ofrenda muy generosa para David y sus hombres, que incluía ovejas guisadas, uvas pasas, pan de higos y otras cosas más, grano tostado. Así que ella enseguida preparó todo eso y dijo ‘Monten eso en asnos y salgan corriendo para donde está David con sus hombres’
... sabían el camino que ellos iban a coger de camino acá.
Y no solamente con eso, no solamente mandó la provisión, sino ella inmediatamente también se montó en su asno y fue por un atrecho que ella conocía en el monte para llegar primero, o llegar por lo menos a la misma vez que la provisión económica. Y cuando ya vio David, humildemente se postró en tierra y lo primero que hizo fue pedirle excusas, decirle, ‘mira, perdona, es que yo no estaba presente, por eso pasó eso. Si yo hubiera estado presente, si yo hubiera sido una mujer más responsable, hubiera estado presente cuando sus hombres llegaron, esto no hubiera pasado. Yo les hubiera dado la comida.’
Y en cierta manera excusó la necedad de su esposo ¿verdad? Así que todo gracias a Dios sucede bien, ella se expresa muy bien, le habla proféticamente en la vida de David, profiriendo prosperidad sobre el llamado que David tiene, le hace ver lo terrible que confronta, lo terrible del plan de masacre que él tenía.
David se da cuenta de que eso no era de Dios y le da gracias a ella, le expresa su respeto a ella, su gratitud porque ella, a tiempo, intervino en el camino antes de que él cometiera tal atrocidad, de matar personas inocentes. Y después ella, Abigail, concluye, él acepta la ofrenda, los soldados se van otra vez por donde vinieron, viene el alivio, ya no iba a haber mortandad en la casa. Regresa ella a la casa como si nada sucediera, atiende a sus invitados –recuerden que tenía un gran banquete en la casa todavía- atiende allá.
En ese momento decide no hablarle a Nabal porque Nabal estaba borracho, había borracho, y además de otras más malas cualidades, pues tenía la mala cualidad de ser borracho también, el pobre hombre. Así que no había por donde agarrarlo a él. Así que no le dice nada en ese momento porque reconoce inteligentemente ‘a este hombre yo no le voy a hablar ahora porque no va a entender lo que yo le digo’. Espera al otro día cuando ya a Nabal se le ha bajado los efectos del vino, y entonces le dice lo que iba a pasar.
¿Qué fue lo que pasó? La impresión fue tan grande para él, del susto de lo que se evitó que pasara que él no dice la palabra exactamente qué le pasó, pero parece que fue o síncope cardíaco o un infarto, un accidente cerebro vascular, cualquiera de esas cosas grandes. La cuestión es que murió a los diez días.
Así que esa es la historia de Abigail. Es muy interesante, ¿verdad? Se puede hacer una buena novela de esa.... una buena película de esa historia tan interesante.
Entonces lo que vamos a hacer ahora es ver qué fue lo que le permitió a Abigail ser una mujer de influencia, de tanta influencia en esa situación de su vida, o en su vida en general. Fueron 4 cosas: primero, era una mujer con una buena reputación o un buen testimonio; era una mujer que tenía balance emocional; tenía el liderazgo; y tenía sabiduría. Esas son las 4 cosas que vamos a ver, que eran cualidades que tenía Abigail que nosotras queremos emular.
El primero es que eran una mujer de excelente testimonio. En el versículo 3 del pasaje que acabamos de comentar dice que “... aquel varón, o sea el esposo, se llamaba Nabal y su mujer Abigail. Era aquella mujer de buen entendimiento y de hermosa apariencia, pero el hombre era duro y de malas obras y era del linaje de Caleb...”
Así que ahí ese verso establece un contraste, ¿verdad? entre dos reputaciones: la reputación de Nabal contrapuesta a la reputación de Abigail. Son totalmente diferentes una de la otra. Uno se pregunta cómo pueden mezclar eso, como no mezcla por ejemplo usted, el vinagre y el aceite. Por más que aparentemente se mezclan se separan en seguida, en realidad no hay una cohesión entre las dos substancias. Pues así eran Abigail y Nabal, totalmente diferentes.
Cada una de nosotras tiene una reputación. ¿Usted sabía eso, verdad? Cada una tiene una reputación. Influimos en los demás con los que somos y más que nada con nuestro testimonio. El testimonio es muy importante. Nadie puede decir ‘a mi no me importa lo que piensen de mi’. Eso es como que hay un dicho que dice ‘que piensen lo que quieran, ellos no me pagan el alquiler’. Pero eso no es verdad, sí es importante lo que la gente piense de nosotros, ¿verdad? A mi me hiere cuando alguien piensa algo incorrecto de mi, y si es correcto lo arreglo enseguida para que yo pueda ser una mejor persona.
Así que el testimonio o la reputación es algo tan importante que aún llega a un lugar antes que nosotros mismos, a veces nos precede nuestra reputación. ¿Verdad? antes de que nosotros lleguemos a un lugar ya la gente puede estar hablando, ‘ah, qué bueno, viene para acá la tía fulanita, tan buena que es ella. Ella cocina unos tostones deliciosos y es tan amable y nos hace historias...’
O sea, puede ser algo positivo y también aún se queda en un lugar después que nosotros nos hemos ido, porque todavía hay comentarios. ‘Mira, cuando pasó fulanito o fulanita por aquí, esto....’ diciendo cosas positivas o negativas. Así que todos tenemos una reputación y tenemos que protegerla y guardarla, ¿verdad? lo más que podamos. Porque una mala reputación aleja a los demás de Dios y una buena reputación se convierte en la plataforma desde la cual nosotros ministramos la presencia de Dios. Eso es tan importante, dondequiera, como decíamos al principio ‘somos embajadoras’.
El nosotros actual de cierta manera, alguien nos puede decir, ‘¿Y cómo tu resolviste esta situación tan difícil en tu vida? ¿Cuándo tu estabas pasando eso cómo fue que yo no te por diciendo cosas feas de fulanito, sino que yo te vi controlada, te vi que orabas, cómo tu hiciste eso? Es una oportunidad para uno decir, ‘Mira, eso yo no lo hice por mis propias fuerzas, lo hice en el poder del Señor, por obediencia.’ Pero, bueno, lo hizo y mira qué buenos los resultados fueron estos. O sea nos da una oportunidad, una plataforma para hablar acerca de Dios y sus propósitos y de su poder. Así que es sumamente importante eso.
Si usted fuera pensar así con transparencia, con humildad delante de Dios, se hace esta pregunta: ¿qué opinan los demás de ti? En inglés hay un concepto que dice, ‘fly on the wall’, ‘una mosquita en la pared’. Si usted pudiera ser una mosquita en la pared cuando los demás están hablando de usted, ¿qué dirían? ¿qué usted escucharía que dirían de usted? ¿Dirían cosas positivas, dirían cosas negativas, una mezcla de positiva y negativa? ¿Qué dirían? ¿Pensarían que usted añade algo a su vida o les quita algo a su vida? ¿Reciben algo cuando usted está o más bien usted extrae algo cuando está ahí y se lleva todo? Es una pregunta bien válida que todos tenemos que hacernos porque otra vez está... no es solamente nuestro testimonio, nuestro nombre involucrado sino el nombre del Señor también. Así es algo que siempre tenemos que estar pendientes y preguntarnos siempre si la manera en que nosotros procedemos en todos los diferentes contextos de nuestra vida, si traen honra a Dios. A veces, quizás en unos contextos sí lo hacemos y en otros nos tomamos unas libertades que no nos competen, ¿verdad? O sea que estemos muy alertas de eso, de cómo nosotros nos administramos nuestra presencia, por decirlo así en los diferentes contextos en que nosotros nos movemos.
Si nosotros vamos pudiéramos determinar una lista de cualidades en la vida de Abigail, aún con ese número limitado de versículos, es solamente una página, pero aún ahí nosotros podríamos hacer una lista de las cualidades que vemos en la vida de esa mujer. Así que imagínense cuánto más en ustedes, que la gente las está viendo en tercera dimensión, ¿verdad? Abigail la vemos desde la perspectiva de 3000 años más adelante, es solamente escrito, no la estamos viendo a ella. Sin embargo a nosotros nos ven en carne y hueso, en espíritu, o sea de todas las maneras, así que la gente va a hacerse una opinión acerca de nosotros.
Por la lectura yo puedo discernir que Abigail tiene varias cualidades entre ellas, era como dice la misma palabra, era una mujer entendida, sabia, es diligente, es conocedora de su tiempo, sabía acerca de la vida de David. Estamos pensando en una mujer que estaba metida por allá en una hacienda y sabía todo lo que estaba pasando políticamente en su tiempo. O sea que ella estaba atenta a los tiempos. Era organizada, era valiente, era segura de si misma. ¿Perfecta? Seguro que no era, ¿verdad? como ninguna de nosotros es perfecta, pero era una mujer que daba buen testimonio en todo momento.
Cuando nosotras nacemos, yo tengo una idea que yo tengo, de que Dios es como si Dios nos diera a cada una un pergamino, ¿verdad? un pergamino de nuestra vida. En un lado está escrito todo el propósito de Dios para nuestra vida, porque sabemos desde antes de nosotros nacer, ya Dios tiene un propósito para nuestras vidas. Ya ha determinado qué dones va a depositar a lo largo de nuestra vida. Ya ha determinado muchas cosas, cómo nos va a usar. Pero entonces está esa parte de nuestro pergamino, la otra parte es aquella donde nosotros escribimos, porque nosotros no somos títeres de Dios, ¿verdad? Dios nos hizo seres libres, o sea que nosotros tenemos opción de escoger. Así que en una parte del pergamino está lo que Dios dice, lo que Dios ha escrito, el propósito, el deseo de Dios, la voluntad de Dios; y en otra parte está lo que nosotras decidimos escribir en el pergamino de nuestra vida.
Y yo creo que en ocasiones, lo que Dios ha escrito compagina con lo que nosotras escribimos en nuestra parte. Pero en muchas ocasiones no es así. Dios ha escrito una cosa y nosotros hemos decidido vivir de una manera totalmente diferente. Y en la vida de Abigail, pues, yo asumo que muchas partes ella sí vivió una vida de acuerdo al propósito de Dios. Así que esa es otra cosa que tenemos que estar pendientes, de cómo nosotros vivimos nuestra vida, porque es un libro que otros leen.
Hay un versículo en la Biblia que dice esto, que nosotros somos libros abiertos. Así que por más que usted quiera cerrarlo, estén cubiertos, no hay manera. Los demás lo van a leer porque usted es un libro abierto, la palabra lo dice.
Así que ya vimos nosotros que Abigail pudo influenciar primeramente por su reputación, o por su testimonio. Esa es la primera cosa.
Segundamente, también pudo ser una persona de influencia porque aprendió a combatir el peso de las heridas emocionales y desarrollar balance emocional.
Si nosotros vemos con quién Abigail vivía, ¿verdad? Un hombre que era perverso, malas obras, nadie se le podía acercar, necio, ¿ustedes creen que ella no vivió una vida dura? ¿Verdad que sí? Sería imposible pensar que ella estuviera casada con ese hombre y viviera una vida color de rosa. Es imposible. Ella tiene que haber recibido mucho rechazo, haber tenido muchas heridas en su matrimonio y todas las demás que se le añadirían. Y a pesar de estar casada con Nabal, como ya dije antes, su nombre quiere decir, Nabal quiere decir necio; a pesar de estar casada con él, quien era duro y de malas obras, ella no se llenó de depresión, no se llenó de ira, no se desquitó por otros por el mal tratamiento que recibía de su esposo. O sea, no vemos nada de eso. Recuerden cómo era la reputación de ella: era conocida como una mujer de buen entendimiento, así que tenía una buena reputación en la hacienda, en el pueblo donde ella vivía contrario a su esposo.
Y sin embargo ella no permitió que eso la desequilibrara y lo vemos en la historia que una mujer desequilibrada no funciona en la manera que Abigail funcionó en ese pasaje. O sea que ella no se dejó contaminar por el mal de Nabal y contrario a su esposo, el carácter balanceado de Abigail le permitía ser un recurso a los demás. Con Nabal se iban lo más lejos de él, con Abigail, Abigail era un imán, ella atraía a los demás porque siempre tenía algo.... era un recurso para los demás.
Esa es una de mis metas en la vida, ser un recurso para los demás. Puede ser un recurso en tres minutos, en uno, en cinco, en años, pero uno tener algo en uno que permita en algún momento dar una palabra de ayuda, un consejo, compartir un testimonio, lo que sea, pero todos nosotros debemos ser recurso para los demás en los círculo donde nosotros nos movemos.
Yo creo que la mayor parte de las decisiones equivocadas, o de las actitudes que dañan o destruyen las relaciones se basan en que nosotros nos resistimos a abrazar la verdad de Dios. La palabra de Dios dice que perdonemos, que amemos aún a nuestros enemigos, sin embargo nosotros muchas veces decidimos quedarnos en nuestra zona de confort, lo que es cómodo para nosotras. Entonces ahí no perdonamos, hacemos lo que queremos.
¿Y qué pasa con eso? Añadimos más heridas a las heridas que ya existen, ¿verdad? porque no estamos rompiendo ese ciclo de problema en el que nos hemos metido. Y muchas veces en vez de desear la sanidad de nuestras heridas, nosotros persistimos en sacarle millaje a las heridas y que triste es eso porque pasan años y años, tenemos 20, tenemos 25, 30, 35, 80 y todavía estamos cargando el mismo saco de heridas que teníamos 20 ó 25 años, pero todavía más pesado porque han pasado más años, es más pesado el rollo, la bolsa esa que cargamos, y además se pone peor la cosa.
Por eso usted ve a veces ancianas que en vez de reflejar belleza y liviandad, libertad de espíritu, lo que tienen es un peso, la cara muestra amargura, resentimiento, no se ve una cara despejada. Ninguna de nosotras quiere eso, nosotras queremos ser libres de todo eso.
Mire, y querer sanarse de las heridas es la cosa más difícil. Esa es la lucha mayor del ser humano. Es llegar un momento en su vida en que reconozcan que necesitan ayuda en esa área particular. Y yo se que si pudiéramos hablar de las cosas que le han sucedido a cada una de ustedes, tienen mucho que contar acerca de esos tiempos en su vida donde hubo una herida tan grande que la tentación fue para quedarse ahí, sumida en la herida. Pero eso no es lo que Dios quiere.
Y, de hecho el Señor, se acuerdan cuando estaba en la puerta de Betesda y le llama al paralítico que había estado ahí muchos años, así directamente, no le preguntó ‘oh, pobrecito, ¿cuánto tiempo tu llevas ahí sentado sin moverte? ¿tu comiste hoy? ¿alguien te ha traído un sandwichito? No, no le preguntó nada de eso, ¿qué le pregunta? Le dice ¿Quieres ser sano? Esa es la pregunta principio para todos nosotros: ¿queremos ser sanos o queremos quedarnos ahí en esa situación? Y llega un momento en que nosotros en vez de dominar las emociones le permitimos a las emociones dominarnos a nosotros.
En la vida de Abigail evidentemente ella tiene que haber pasado mucho dolor en su vida, pero ella no permitió que el dolor la hundiera, sino más bien lo usó para crecer en muchas áreas y dominarlo ella a él. Esa es la lucha, le pasa a los hombres también, pero yo se que a las mujeres más que nada. Es una lucha continua, es que nosotros somos pensadoras a la máxima potencia. Nos pasa la cosita más mínima y estamos dale que dale.... Las ruedas de la mente, dale, dale, .... los monólogos interiores, los recuerdos del pasado.
De hecho, me acuerdo me acuerdo un pequeño chistecito que yo oí una vez: había un hombre que le contaba a otro acerca de sus problemas matrimoniales y le dice, ‘cuando yo hago algo incorrecto mi esposa se pone histórica’, y el hombre le dice, ‘¿histórica? Tu quieres decir histérica’, dice, ‘No, histórica, me hace recordar todo lo que yo he hecho en los últimos 20 años’.
Y verdaderamente ¿verdad que somos así? Yo no se si a ustedes les pasa pero yo recuerdo a veces hasta la ropa que yo tenía, la ropa que tenía el que me ofendió, la que me ofendió, dónde estamos, qué día era, una mente privilegiada en ese sentido. Quisiera tenerla así en otras áreas también. Pero así somos, ¿verdad?
Entonces, ¿qué es lo que pasa? Primero es la mente, la lucha en la mente, pero luego eso se queda como una herida que nunca se resuelve. Y muchas veces no podemos resolver las heridas con la gente. Hay muchas ocasiones en que no vamos a poder hablar, no vamos a poder ir a donde la persona a decirle y tener una resolución. Eso muchas veces no es posible, especialmente en situaciones en que uno ha sido abusada de alguna manera, no es posible. Pero, sí es posible ir delante del Señor y con él hacer trato, porque nosotros somos responsables de qué heridas nosotros permitimos que se aniden en nuestro corazón, en nuestra mente y nos dominan. Y es una lucha, es una lucha campal muchas veces.
Y nos pasa a todas en maneras grandes y en maneras pequeñas. Yo se que ¿verdad que todas asienten que todas manejamos ese tipo de asunto a veces con más frecuencia de la que debiéramos? Pero sin embargo tenemos un Dios que es sumamente poderoso, que en él están los recursos. Lo que tenemos que primero reconocer nuestra necesidad e ir delante del Señor, pedir perdón por nuestra parte, porque nosotros muchas veces hemos participado en el asunto, ¿verdad? Pedir perdón por nuestra parte e invocar la sabiduría, el perdón de Dios sobre eso, y que él sea el que sea. Y entonces tener una mentalidad a largo plazo de saber, ‘mira, esto no se va a resolver de aquí a mañana, pero pronto, ya mañana va a ser mejor’.
Y yo he tenido situaciones así donde yo digo, guau, esta tristeza que yo tengo ¿cuándo se va a ir? Pero le declaro al Señor, le digo, ‘Señor, mañana cuando yo me levante, esto va a estar mejor, ya el peso no va a ser tan grande.’ Y así mismo es, al otro día me levanto y el peso es menor. Y le digo, ‘Señor, y mañana va a ser menor todavía que hoy’.
Y así seguimos caminando con confianza, sin permitir que lo que nos ha pasado a nosotros dañe a los demás, ¿verdad? Porque muchas veces los hogares se contaminan. ¿Se han fijado? ¿Por qué? Porque una persona contamina el ambiente, otra reacciona a lo que está pasando y cuando viene a ver es un desequilibrio en el hogar, y ya la paz se ha ido, ya la gente se queda tan atados ya, porque es más importante mostrar dureza que sencillamente querer mejorar la situación. Así como mujeres valientes que nosotras somos, tenemos que enfrentar esas cosas y hacer nuestra parte, no esperemos que otro lo haga.
¿Cómo vamos a estar en la misma situación años de nuestra vida? Lo mismo, lo mismo, lo mismo. No, mañana. Hoy en la noche tienen que ser mejor que hoy en la mañana. Mañana tienen que ser mejor que hoy, porque en Dios hay poder para todo eso. Aunque es un proceso difícil, produce grandes dividendos. Y cuando uno mira atrás, y uno se regocija y casi le da gracias a Dios por lo que ha pasado, casi, porque a veces uno dice, yo no quiero volver allá, yo no quiero pasar eso otra vez. Pero cuando uno mira cómo era uno antes de, y después de, se da cuenta de que uno ha crecido, de que ya es uno una mejor persona. Puede ser una mejor influencia por la experiencia que ha sabido manejar bien.
Porque hay experiencias a veces que son pequeñas, pero al manejarlas mal se convierten en grandes... dañan mucho, nos dañan a nosotras y dañan a los demás. Así que no les permitan que nadie les diga, mira, eso no tiene solución. No, a veces la situación no se va a resolver, pero nuestro corazón aún cuando no se resuelva la situación puede estar por encima de eso y puede tener gozo. Eso es lo que tenemos que reconocer: si Dios exige que nosotros seamos seres limpios, puros o que tengamos buenas relaciones con los demás, él no nos lo pediría si no fuera posible, ¿verdad que no? Dios no exige nada que no sea posible. Y todo lo que él nos pide es porque sabe que en él hay poder y porque sabe que nosotros con él podemos.
Así que cuando usted se sienta ahí en las barracas, donde usted esté, cuando usted esté en el campo de batalla, recuerde que mañana va a ser mejor si usted sabe dominar aquello que tiene firme tentación de dominarlo. Así que cuando el Señor le pregunta, ¿quieres ser sano? Cuando usted tenga esa voz del espíritu que le dice, ¿tu quieres ser sana de eso o te quieres quedar ahí? Usted le dice, ‘Yo quiero ser sana’, y haga batalla en oración, compártale a alguien, no sufra solo. A veces nosotros tenemos esta cosa de que queremos sufrir solos y a veces eso es parte del mismo cuadro de la depresión, por ejemplo, de que nos sentimos aislados. No suframos solos. Tiene que haber alguien, tiene que haber una mujer con quien nosotros podamos compartir nuestro corazón y sacar eso de dentro de nosotros. Así que si el Señor nos pregunta ¿quieres ser sana? ¿cuál es la respuesta? Sí, claro que sí, que quiero ser sana.
Así que vimos dos cosas ya, que Abigail fue influyente por su reputación y porque tenía equilibrio o balance emocional, dos cualidades de Abigail. La tercera cualidad que tenía Abigail es que era una mujer sabia. Tenía sabiduría, tenía entendimiento. Y de hecho, entendimiento es lo mismo que sabiduría práctico, es cómo uno resuelve las situaciones en la vida. Eso es sabiduría.
¿De qué le vale a uno tener grandes conocimiento aquí arriba si no se traducen en efectividad de vida? ¿Verdad? No sirve para nada en realidad. Así que desde el principio del pasaje nosotros vimos que ella era conocida, su reputación era que ella era una mujer de gran entendimiento, de buen entendimiento. Y porque sabiduría no es solamente conocer sino poner en práctica lo que sabemos en el momento preciso en que tenemos que hacerlo. Porque si lo ponemos en el momento equivocado, ya no es sabiduría, es meter la pata, cometer un error.
Y la sabiduría se gana de día a día, ¿verdad? ¿Usted ha conocido algún niño que haya nacido sabio? ¿Verdad que no? Yo no he conocido ninguno. Todo lo contrario. Uno los mira y dice, que crezcan para que tengan un poquito más de sabiduría. No nacemos con sabiduría, es algo que nosotros adquirimos con el paso del tiempo, pero no por el tiempo. Porque todos vivimos el mismo tiempo ¿verdad? Si usted compara dos mujeres de 40 años, a lo mejor una es sabia y la otra no. Es cómo ha usado el tiempo y qué le ha permitido que sea influencia sobre ella, ¿verdad? Hay diferencia, es algo que nosotros ganamos directamente por el trato con Dios.
Yo recuerdo cosas que yo pensaba cuando Cristo no era mi salvador personal, y después cómo yo empecé a pensar luego, era totalmente diferente. Era sana antes del Señor, sana en el sentido de que no era que estaba pensando cosas inmorales ni nada de ese estilo, pero no había sabiduría en mi, por el contrario cuando yo conocí al Señor y empecé a entender más su palabra, a observar como mujeres maduras cristianas se movían, fui aprendiendo y mi vida se convirtió en algo totalmente diferente y comencé a ser una mujer de influencia que antes no era porque no tenía esa gracia del Señor. Eso es para todo. El Señor está ahí para todas, para guiarnos y darnos la sabiduría.
Ella era un mujer que conocía a Dios y de hecho su nombre, Abigail quiere decir ‘el gozo de mi padre’, o sea, el gozo de mi Padre Celestial, eso es lo que quiere decir Abigail por eso le pusimos ese nombre a nuestra nena: el gozo de mi padre. Porque cada mujer sabia es el gozo de su Padre Celestial, y es el gozo de los que están alrededor de ella también porque se benefician de su sabiduría, ¿verdad?
Y la palabra dice que el temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Altísimo, la inteligencia. Así que no es cuántos libros hayamos leído y cuántas universidades, qué títulos tengamos, sino el temor de Jehová es el principio de la sabiduría. Y la palabra nos pregunta directamente en Santiago 3:13, hay un versículo que tiene que ver exactamente con esto, que dice:
“...¿quién es sabio y entendido entre vosotros?....” Y se pregunta en ese mismo versículo, está la contestación de la pregunta, dice “.... muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre”.
O sea que otra vez tiene que ver con la conducta, porque la sabiduría es algo que se ve. Usted puede ver quién es sabio, quién no es sabio, quién toma decisiones sabias, quién no las toma sabiamente. Y también la palabra nos dice que el que tenga falta de sabiduría ¿qué? pídala y le será dada. Y no le será dada en cantidad pequeña, sino abundantemente y sin reproche.
Así en otras palabras, la sabiduría está ahí para que todos lleguemos a ella, nos alimentemos de ella, crezcamos en ellas. Así que eso es para todos, no es para los escogidos sino para cada uno de nosotros. Y la sabiduría no nos sirve que para nosotros adornarnos intelectualmente, sino para tomar decisiones que sean de provecho y sirvan para fundamento de las decisiones aún mejores del mañana.
Como les dije, o sea, que no es de un día para otro, sino que uno toma buenas decisiones hoy, y eso sirve como fundamento para las mejores decisiones de mañana. Y así vamos creciendo en sabiduría. Como la palabra dice que Jesús cuando crecía iba creciendo, no solamente en estatura, sino en sabiduría también, ¿verdad? Así debemos ser nosotras, siempre creciendo en sabiduría.
Porque a nosotros se nos olvida que la vida consiste de multitud de decisiones que nosotros tomamos todos los días. Se fija, usted todos los días usted tiene que tomar cientos de decisiones, desde: a qué hora me voy a levantar mañana. Desde la noche anterior, yo me siento al frente del reloj y digo, ¿a qué hora me tengo que levantar mañana? Voy a sacarle todo el juguito que yo pueda, déjame ver. En vez de 6 podría ser a las 6 y cuarto, y voy así, tengo un trato así personal con el reloj despertador, hasta que finalmente arreglamos cuentas y entonces hago todo lo posible por levantarme a la hora que el reloj me avisa que yo tengo que levantarme.
Así que son muchas decisiones, ¿verdad? Me levanto más temprano para orar, acelero el carro cuando veo la luz que se va tornando ya anaranjadita, que ya está casi roja, o voy desacelero para parar cuando la luz esté roja, ya yo esté ahí y mi carro bien parado frente al Pare o la luz roja, ¿verdad? Cosas como, ¿me compro el vestido que me queda muy sexy o me compro el otro que me queda bien y que no es tan tentador y que es recatado y que representa más quién yo soy como hija de Dios? O sea, hay montones, de hecho, una vez yo fui a..... Yo se que he contado esta historia, fui con una amiga a unas tiendas y había un traje que me quedaba demasiado bien, demasiado pegado y yo me miré y yo dije, ‘guau, me queda bien el traje’; y la llamo a ella y le digo ‘ven, ¿cómo me queda?’ Y me dice: ‘Oh te queda muy bien! Está bien bonito. Cómpratelo y yo dije ‘Rechazo eso, no lo compro nada.’ No, y no lo compré porque me di cuenta de que podría ser, ese traje podría ser que yo fuera piedra de tropiezo para alguien, ¿verdad? Y yo dije, No, yo no puedo hacer eso.
Así que son decisiones así, cosas a veces tan sencillas como recuerdo que hace muchos años cuando mi nena mayor era chiquita todavía, yo me había sentado.... yo soy de la que los pantalones para cogerle el ruedo me toma... ya han pasado de moda para el tiempo que yo les cojo el ruego en otras palabras, porque los compro y no tengo tiempo para sacarle el ruedo. Entonces, yo ese día ya estaba muy sentada en mi silla con el costurero al lado, ya las había marcado, ya iba a coger el ruedo, ya muy sentada, y de momento oigo un.... como pelea entre niños al lado de la casa, abajo en la calle al lado de la casa. Y yo digo, ‘yo tengo que hacer esto’, y seguí haciendo y seguía como la discusión entre los nenes y fue algo, el espíritu me habló dijo, ‘Deja eso, ¿qué es lo que está pasando allá con esos nenes? Tu tienes que ir a ver, tu eres autoridad aquí.’ Y cuando bajé había unos niñitos en el vecindario, que eran nuevos en el vecindario y eran de otro color, de todos los demás nenes, y entonces lo que yo estaba viendo era un rechazo de los otros que ya se conocían con estos dos niñitos que eran nuevos recién de ahí.
Así que pues, yo fui, los traté con cariño, les invité a entrar, les di.... tenía helados en el congelador, les di un heladito a cada uno, y la atmósfera cambió enseguida. Ya en vez de estar, la discusión, la pelea que tenían, se hicieron amiguitos y ya fin para... se hicieron amigos siempre. Si yo no hubiera intervenido, ¿qué hubiera pasado? Esos niñitos a lo mejor se van heridos, piensan este vecindario es hostil, aquí nadie nos quiere, y no les doy una lección. Y los niños, sabe cuando nuestros hijos pelean, ¿verdad? más vale que nosotros intervengamos porque a veces se pueden herir unos al otro. No es todo el tiempo ¿verdad? cuando son cositas sin importancia, pues uno deja que ellos aprendan a negociar por su cuenta, pero uno está ahí pendiente. Así que cosas como esa, decidir, ‘mira, ya llevo tiempo que esto no lo estoy haciendo pero ahora saqué el momento, pero aquello es más importante ahora.’ Uno decidir qué cosas son importantes en cada momento.
Eso es lo que es sabiduría. El hecho de mis pantalones tuvieran ruedo o no, eso no tiene ningún tipo de consecuencias, solamente que yo no me lo podía poner, eso es todo. Pero lo otro, la intervención que yo hice con los niños, potencialmente es de impacto para el futuro de la vida de esos niños. Así que uno tiene que vivir, siempre estar consciente de qué es lo que Dios quiere que yo haga en cada momento, y eso es lo que es sabiduría, cuando podemos observar las cosas y determinar, discernir, qué acción yo tengo que hacer aquí: ¿lo dejo o intervengo? ¿Hago o no hago? ¿Me hago presente o mejor me voy ausente? Uno tiene que tomar todas esas decisiones.
Y nosotros vimos que como toda mujer, Abigail en su tiempo, también se enfrentó a grandes dificultad, ¿verdad? como por ejemplo, manejar a su esposo, protegerse ella de cualquier influencia negativa de su parte. Todo lo que ella aprendió la ayudó para poder enfrentarse a su mayor crisis, ¿verdad? que fue la crisis esta que sucedió en la historia. Porque la sabiduría es reconocida por los demás. Ese sirviente de Nabal no hubiera ido donde ella.
Imagínense que ese sirviente, en vez de ir, reconocer que ella era un recurso, ir a donde ella, hubiera escapado, él se hubiera podido quedar callado y haber salvado su pellejo ¿verdad? El se pudo haber ido a otro lugar, o huir a otro campo, a otro lugar y desentenderse. Sin embargo, él sabía, ¿por qué lo hizo? ¿por qué fue donde Abigail? Porque sabía que ella era un recurso. Sabía que ella como mujer sabia iba a saber y tenía la posición y la autoridad para hacer lo que había que hacer. Así que por eso él corre enseguida a preguntarle a ella.
Y le advirtió acerca de la mortandad que venía para la casa, que Nabal no discernió, sin embargo él, a pesar de que era un sirviente discernió que venía algo muy, muy serio. El sirviente conoce, él se da cuenta de la necedad de su amo y va donde ella, una mujer de gran entendimiento.
Y fíjense la palabra que él le dice, en el verso 17 de ese Capítulo dice: “... ahora pues, reflexiona, y ve lo que vas a hacer, Abigail, porque el mal está ya resuelto contra nuestro amo y contra toda su casa, pues él, Nabal, es un hombre tan perverso que no hay quien pueda hablarle...”
Así que va a donde ella, y Abigail que hasta ese momento había estado tan ocupada en los preparativos del banquete, imagínese estábamos hablando de que esto no era una pequeña fiestecita de cumpleaños ni nada de eso, esto era una cosa de proporciones muy grandes y sin las comodidades que nosotros tenemos; no hornos modernos, no microondas, nada de eso. Y sin embargo.... ella estaba muy ocupada, pero en ese momento, al venir el sirviente a donde ella, ¿qué tuvo que hacer ella? Enseguida tuvo que establecer una estrategia: ¿qué voy a hacer?
Estamos hablando de que era una situación de vida o muerte. Y ella tuvo que dejar todo, discernir que el peligro era real, lo dejó todo de mano, y fue a hacer lo que tenía que hacer enseguida. Pues, vamos a ver ¿qué es lo que este hombre quiere? Comida. Vengan, monten la comida. ¿Y qué es lo que necesita? Que yo le hable para cambiar su mente y por eso es que ella entonces hace eso. O sea que toma decisiones sabias, usa su destreza, sus recursos sabiamente.
Ella pudo haber pensado, ‘Ay, esto es demasiado grande para mi. Yo no se qué hacer’. Pudo haber ido donde su esposo, y haber cometido un grave error. Fíjense una de las cosas que ella decide es no ir a donde Nabal a decirle de esto, sino que ella misma lo resuelve. Decide ella misma resolverlo, porque sabe que él, lo que va a hacer es tomar una decisión equivocada porque era un hombre necio. Así que en ese momento ella toma decisiones sabias al punto, imagino que ella observa, que ¿cuáles son mis opciones? Pues, esto es lo que tengo que hacer, y se enfrenta a una cosa, a una situación bien difícil, pero lo hace con el poder de Dios y con una determinación, porque sabe que es una mujer sabia. Todo lo que ella ha acumulado en este momento es que se pone a prueba.
Muchas veces nosotros tenemos situaciones en nuestra vida, ¿verdad? que son tan difíciles que es ahí donde se pone a prueba si somos o no somos, ¿verdad? Esas situaciones muchas veces vienen a nuestra vida, pero si hemos acumulado esa sabiduría, pues vamos a poder salir adelante.
El cuarto elemento de Abigail, ya vimos que era una persona de excelente reputación; de balance emocional; una mujer sabia; y lo cuarto es que ella se levantó como líder y enfrentó la crisis. Así que tenía todos elementos, entonces también se levanta como líder. Y no solamente ejerció liderazgo sobre su propia casa, mandando a los sirvientes, haz esto, haz aquello, sino que también ejerció liderazgo sobre la vida de David, ¿verdad? porque sus palabras cambiaron totalmente el propósito que David tenía. Así que esa es una de las cosas que ella hizo como líder: asumir responsabilidad que es lo qhace un lider, ¿verdad? y hablar sabiamente palabras para cambiar la situación.
Como líder ella se enfrentó ante David, con la actitud correcta. O sea, ella no fue altanera a hablarle a un guerrero. Ella fue con humildad porque sabía que este hombre, en ese momento tenía el poder, de declarar vida o muerte sobre su casa. Eran 400 guerreros con los cuales él venía. Pero ella sabe, tengo que hablarle con humildad a este hombre porque de esa manera me va a escuchar.
Eso a veces tenemos que discernir nosotros también, ¿cómo nos van a escuchar mejor? ¿De esta manera o de otra? Ella demostró como líder, conocimiento de quién era David. No había, como ahora, Internet, periódicos, televisión, radio, no había nada de eso, sin embargo ella estaba muy al tanto de lo que estaba pasando políticamente en su tiempo, y sabía quién era David.
Y como líder ella declaró con gran profundidad la verdad acerca del plan de venganza de David. Ella lo confrontó y le dijo palabras muy elocuentes. En el verso 30 y 31 dice: “.... y acontecerá, hablándole a David, le dice: “...y acontecerá que cuando Jehová haga con mi Señor conforme a todo el bien que ha hablado de ti y te establezca por príncipe sobre Israel, entonces Señor mío, no tendrás motivo de pena ni remordimiento por haber derramado sangre sin causa, o por haberte vengado por ti mismo. guárdese pues, mi Señor, y cuando Jehová haga bien a mi Señor, acuérdate de tu sierva....”
En otras palabras, le dice ‘esto es una decisión impulsiva que tu estás haciendo, no derrames sangre inocente.’ O sea, ya ella anticipaba ver a David como rey ya establecido en Israel, y él pensando en sus obras en el pasado y meditando que eso nunca debió haber sucedido, nunca debió haber sucedido esa matanza porque era gente inocente, basada en la decisión de un hombre necio solamente.
Así que nosotros vemos ahí en esas pocas maneras que Abigail asumió una posición de liderazgo que era necesario en ese momento. Y de hecho, David le dice a ella, agradeciéndole, le dice: “.... bendito sea Jehová, Dios de Israel, que te envió para que hoy me encontrases y bendito sea tu razonamiento y bendita tu que me has estorbado hoy de ir a derramar sangre y a vengarme por mi propia mano....”
O sea, que él mismo reconoce con sus palabras que respeta a Abigail, que está agradecido y le dice básicamente, tu fuiste un instrumento en las manos de Dios. Viniste prontamente, diligentemente, tomaste acción y viniste a estorbar lo que yo con mi carne había decidido hacer, no como plan de Dios sino con mi carne.
Así que, qué más líder que eso podía ser ella. Era una mujer que asumió el liderazgo. Así que nosotros podemos aprender muchas cosas acerca de ella, por ejemplo, reconocer los momentos, ¿verdad? ¿cuándo son esos momentos clave que nosotros tenemos que levantarnos como líderes y tomar acción? Tenemos que entender que el liderazgo no se obtiene de un día para otro, ¿verdad? Es como la sabiduría, no es de un día para otro, es uno dar pasos pequeños, obediente a lo que Dios quiere y entonces se va levantando un líder y cuando uno viene a ver, ya una persona que no tenía liderazgo, o sea que no tenía una autoridad entre los demás, se convierte en una persona de gran autoridad y gran liderazgo, respetada por los demás.
Y es porque ha ido construyendo el liderazgo, no como posición sino como un estilo de vida. Eso fue lo que Abigail usó, y usó el don de la comunicación verbal. Tenemos que aprender a comunicarnos, ¿verdad? Ella supo qué actitudes, qué lenguaje no verbal usar, y a la misma vez qué palabras usar.
En Eclesiastés 10:11 dice, “manantial de vida es la boca del justo....”
Ella habló como una mujer justa. O sea su boca era manantial de vida. O sea, un manantial es un lugar donde uno va a refrescarse. Uno piensa en un manantial y siente el manantial que corre sobre las piedras, es agua fresca, limpia. Pues, eso es lo que debe ser nuestra boca, un manantial de vida. Y para David, las palabras de Abigail fueron precisamente eso, manantial de vida.
En Isaías 50: 4 hay uno de mis versículo favoritos: “... Jehová, el Señor, me dio lengua de sabios para saber hablar palabras al cansado. Despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios...”
Así que una mujer que influye por medio del liderazgo, primero oye de Dios, escucha a Dios y entonces habla. Porque cuando nosotros primero escuchamos de Dios, discernimos la necesidad que hay y entonces podemos obrar de acuerdo a esa necesidad.
Ustedes saben, las personas impulsivas, los que hacen las así como sin pensar, casi siempre cometen errores, y a veces graves errores. Así que ese no es un estilo de vida para el cristiano, para la mujer maduro. Primero pensar, que cada día Dios va a despertar mi oído para que yo oiga como los sabios y por lo tanto, entonces voy a dar palabras de sabiduría.
Y Abigail hizo algo, que fue que ella estudió... ella yo creo que se conocía muy bien a si misma, conocía lo que estaba pasando a su alrededor, conocía los tiempos, era conocedor del mover profético donde Dios, porque pudo hablarle proféticamente a David. Así esa es otra lección que ella nos enseña. Tenemos que estar pendientes, estar todo el tiempo con el radar prendido, no solamente ocuparnos de nuestra propia vida, nuestros propios problemas. No, nosotros tenemos que ir más allá, tenemos que estar pendiente de otras cosas porque sino no vamos a ser de influencia. Si solamente nos vamos a quedar en nuestro cubículo pequeñito, sin mirar qué está pasando a mi alrededor, entonces no vamos a ser de influencia.
Así que, para recapitular, Abigail fue una mujer de excelente reputación, ¿verdad? Fue una mujer con balance emocional, fue una mujer sabia, o sea, tomaba decisiones sabias. Y fue una persona que se levantó como líder. Su vida de hecho, es como lo que dice en el salmo 90:12 que dice, “enséñanos de tal modo a contar nuestros día, que traigamos al corazón sabiduría...”
Ella vivió una vida sabia. Abraham Lincoln una vez dijo, al final no cuentan los años de tu vida, sino la vida en tus años. Al final, otra vez lo voy a repetir, al final no cuentan los años de tu vida, si vives 60, ó 70, 80, sino la vida en tus años.
O sea, ella vivió una vida que le permitió impactar a los demás. Y yo creo que tu vas a saber si tu estás impactando en la vida de los demás si otros anhelan tener lo que tu tienes. Te miran otras, se acercan a ti, y desean tener lo que tu tienes, entonces ya estás influenciado a los demás positivamente.
¿Están otros imitando los valores del reino porque ven como tu los modelas en tu vida y entonces los repiten? Yo he visto entre ustedes, como muchas de ustedes se han levantado como madre espíritu y veo a las hijas espirituales que a veces hasta empiezan a vestir igual que su mamá espiritual. Eso es lo interesante, que a veces hasta visten igual y tienen ciertas maneras de decir las cosas y de orar porque eso fue lo que vieron modelado en su mamá espiritual por lo tanto, ellos dicen, esto es algo bueno, esto es algo de valor. Yo lo quiero imitar. Entonces hacen eso.
También, empiezan a tomar decisiones que glorifiquen a Dios, o sea empiezan a usar sabiduría en todas sus decisiones a pesar, las decisiones, en vez de actuar impulsivamente. Y también se convierten en transformadoras. Ya no solamente son transformadas ellas por la influencia de otra, sino que ellas también se convierten en transformadoras.
Así, que si usted tiene todo eso en usted, ya usted es una influenciadora de vidas así que siga haciéndolo más y más y más, para que puedan influenciar todavía a muchas más, en esas 4 cosas.
Otra vez: reputación, balance emocional, sabiduría y liderazgo. Esas 4 cosas, si crecemos en esas 4 cosas, yo les aseguro, ciento por ciento asegurado, el Señor está con ustedes y van a lograr grandes, grandes cosas. Entonces no se queden donde están, no se queden en el lugar cómodo donde ustedes están sino que sigan creciendo más y más.