22 de Febrero del 2010 Por Carmen Samano
Mañana, tarde y noche clamo angustiada, y él me escucha. Salmo 55:17 (NIV)
Hablando con mi hermana me decía que su nieto, que ya tiene dos años y medio, empezó a ir a la Escuela Dominical. El domingo pasado le enseñaron como orar al Señor, la maestra tomó la misma melodía de una canción que él ya sabía, “The Muffin Man” para que él en una forma muy simple pudiera aprender a orar. Y así oraron:
“Yo puedo orar con Dios, orar con Dios, orar con Dios, yo puedo orar con Dios en
cada momento, antes de dormir, antes de comer o cuando voy a la iglesia”.
Y me puse a pensar que esto también nos puede servir a nosotras para preguntarnos ¿con qué frecuencia pensamos o hablamos con Dios en el transcurso del día? El escritor de éste Salmo nos recuerda que nosotras podemos clamar al Señor en la angustia y él escuchará nuestra voz. Yo se que Dios nos escucha siempre.
Yo se que a veces solo podemos hacer una simple oración donde solamente inclinamos nuestro rostro, el Señor quiere oír nuestro clamor. Él siempre está allí las 24 horas del día, siete días a la semana, los 365 días del año. Cuando estemos en tiempos de necesidad, antes de ir con la vecina, la amiga, o tu cuñada, acuérdate de clamar a Dios. Siempre puedes confiar en su consejo, él siempre nos guiará a la verdad y nos dará la dirección que necesitamos.
Con amor y oración.