4 de julio del 2011 - Por Nancy Miranda
Una forma de evitar sucumbir ante las presiones de la vida es estudiando la Palabra de Dios. Cuando pequeña, me gustaba leer la historia de una niña que mantenía su Biblia en alto mientras era llevada por una inundación. Parece que a esa edad yo veía el “vaso medio lleno en vez de medio vacío.” Aunque no era bueno que la niña estuviera pasando por una dificultad—mantenía su Biblia en alto. De igual manera, yo me he aferrado al Señor Jesucristo a través de todas las inundaciones de mi vida, y Su Palabra ha alumbrado mi camino.
Proverbios 3:5-6
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus veredas.” Estos dos versículos quedaron grabados en mi mente a los 13 años de edad cuando en una ocasión abrí mi Biblia. A través de los años he podido comprobar que esto ha sido una realidad en mi vida y Dios enderezó mis veredas.
Sabemos que las malas decisiones acarrean consecuencias negativas, y generalmente las buenas resultan en beneficios. Los errores son parte de la vida y del crecimiento y madurez emocional. Lo importante es no quedarnos viviendo en el pasado; podemos hacer como el apóstol Pablo: “olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” (Fil. 4:7)
A través del estudio de la Palabra Dios cambia nuestro carácter y actitudes. Si nos mantenemos estudiando la Biblia y en comunión diaria con Dios, él se encargará de guiarnos a toda verdad.
Querido Padre Celestial, gracias por guiarnos en nuestro caminar Cristiano.
Gracias por embellecer nuestra personalidad a través de tu palabra, disciplina y amor, y por darnos músculos espirituales que nos ayudan a mantenernos firmes cuando las tormentas de la vida nos acosan.