14 de noviembre del 2011 - Por Fanny Rodríguez
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” Hebreos 4:16
Es increíble como avanza la tecnología. Quien imaginaba hace veinte años que podíamos llevar un teléfono sin necesidad de tenerlo conectado a una fuente de corriente. Aún más una mini computadora que podemos también llevar, leer y estudiar en cualquier sitio porque tenemos acceso a libros e información en estas pequeñas computadores que reciben señales por el aire. Esto nos parece común hoy y cada día vemos el progreso de esta tecnología. Sin embargo el reino de Dios ha gozado de estos avances desde muchas centurias. Cuando Cristo vino al mundo, murió y resucitó nos dio comunicación directa con el Padre.
No necesitamos ningún intermediario dice la Palabra de Dios que podemos entrar y hablar directamente con el Padre Celestial no solo para que nos de socorro, o para una petición pero para contarle nuestros logros y darle gracias. Hace muchos aprendí que el número directo de Dios es Jeremías 33:3 “Clama a mí, y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.”
Te haz preguntado ¿cuando podemos clamar al Señor? En todo tiempo, y lo mejor es que no vas a escuchar una voz que graba el mensaje El te da sabiduría porque su palabra lo promete, “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche y le será dada.” El contesta todas nuestras llamadas. Cuando estamos enfermos, cuando nos encontramos en un aprieto económico, cuando no sabemos que hacer ante un hijo rebelde, cuando no sabemos tomar una decisión, cuando nuestro matrimonio está en problemas, cuando me siento sola o confundida pero también cuando estoy contenta, cuando todo marcha bien, cuando no hay problemas, que bueno es compartir alegrías con nuestro amado Salvador. Parece que muchas veces buscamos de El solo ante la adversidad.
Hoy quiero animarte a compartir tus victorias, tu paz, tu gratitud y toda bendición con aquel que te ha dado nueva vida. Celebra el cumpleaños de tu nuevo nacimiento con tus seres queridos, también el de tus hijos y esposo. Jesús debe ser el centro de nuestra vida y de nuestros hogares.
Padre Celestial te doy gracias porque tú estás atento a mis necesidades, mis problemas pero también te alegras con mis éxitos y con mi compañía. Ayúdame a tener una agradable comunión contigo para que en los días malos te consulte a Ti antes de recurrir a otros. Gracias por tu amor y cuidado para mí y mi familia. Amén