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Los detalles de la Navidad nos recuerdan mucho acerca de cómo nosotros debemos vivir también. Dios se las ingenió para presentarnos una lección objetiva a través de todos los diferentes detalles del relato navideño.
Y en los versículos 6 y 7 del capítulo 2 de Lucas, hablando de la ida de José y de María a Belén para ser empadronados, esa palabra bien antigua que quiere decir: el imperio romano había decretado que todos los judíos debían ir a sus tierras natales de donde venían sus antepasados para ser parte de un censo que permitiría entonces que el imperio romano tuviera que pagar los impuestos, querían saber cuánta gente había, cuáles eran sus nombres, sus direcciones para luego poder ir y cobrarles sus impuestos.
José y María eran parte de ese proceso y van de Nazareth donde era su aldea donde vivía, a Belén a ser empadronados y allí los sorprende el alumbramiento y el nacimiento de Jesucristo. Entonces en el versículo 6 comienza la historia.
Dice que: "Aconteció que estando ellos allí en Belén se cumplieron los días de su alumbramiento." Ahora es interesante esto porque parece que los tomó de sorpresa ¿eh? el nacimiento allí de Jesús en Belén, no estaban esperando que Él iba a nacer allí exactamente, pero había un detalle acerca de eso y es que ya Miqueas, creo que es el profeta Miqueas había predicho cientos de años antes de que el Mesías iba a nacer precisamente en Belén, la ciudad de David.
Rey Jesús descendiente del Rey David cumpliendo una promesa que Dios le había hecho a David de que su reino no tendría fin y estaba Dios pensando en ese momento en ese descendiente de David que iba a ser Jesús cuyo reino ciertamente no tendría ningún fin, pues entonces cuando ellos van allí no saben que son parte de toda una trama profética y que Dios tiene en mente que sea allí en Belén que nazca su hijo. Porque vemos de nuevo que todo estaba como dice el Chapulín Colorado fríamente calculado ¿no? Dios lo tenía todo, Dios es un Dios de mucho detalle.
Entonces dice que: "Aconteciendo que estando ellos allí se cumplieron los días del alumbramiento de María" llegó el momento de dar a luz, "y dió a luz a su hijo primogénito" quiere decir su primer hijo, lo cual quiere decir probablemente, no probablemente, ciertamente si dice primogénito habría un segundo, un tercero, habrían varios de hecho que menciona la Biblia, otros hermanos que tuvo Jesús hijos de María y de José.
"Dió a luz a su hijo primogénito y lo envolvió en pañales." Cuando decimos pañal la gente tiene pampers en mente ¿no?, fueron allí a la tienda al CBS a comprar una caja de pañales. No era así, los pañales eran una envoltura muy humilde, la envoltura de la gente pobre. Era un cuadrado de tela bastante grande, se ponía al bebé diagonalmente en ese cuadro de tela y las puntas se envolvían alrededor del bebé, y entonces tenía una cintita que se amarraba al bebé y estaba ahí bien metidito en su enrollamiento de una sabanita pequeña. Esos fueron los pañales que recibió, era la envoltura de los pobres y eso nos dice algo acerca de las circunstancias ¿no? del Señor Jesucristo.
Dice: "Dió a luz a su hijo primogénito y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre." Pesebre lugar de los animales, que uno como que se sorprende de esa circunstancia del nacimiento del Hijo de Dios. "Lo acostó en un pesebre porque no había lugar para ellos en el mesón" en el hotel de la ciudad.
Muchos peregrinos llegaron a Belén para hacer lo mismo que estaba haciendo esta pareja de ser censados o empadronados y todos los lugares públicos donde la gente podía llegar estaban tomados, las casas con sus invitados y todos los lugares donde la gente, los peregrinos podían llegar con sus animales y sus burritos o lo que fuera que usaron para llegar a la ciudad allí de Belén pero cuando llegaron María y José no había lugar para ellos ni tampoco un hospital donde ella pudiera dar a luz, todo fríamente calculado por Dios, todo tenía una razón de ser, un mensaje que Dios quería darle a la humanidad que es la esencia misma de este relato.
Entonces recuerde eso, las circunstancias de la Navidad. Y vamos a otro pasaje que se encuentra en Juan como yo decía capítulo 3 versículos 16 y 17, trate de mantener en su mente unidos estos dos temas, dice: "Porque de tal manera" este fue el tamaño del amor de Dios, "De tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquél que en Él cree" todo aquél, todo hombre, toda mujer que crea en Él, ¿qué quiere decir creer en Jesús?, quiere decir que Él es lo que Él dice que Él es.
"Todo aquél que cree en Él no se pierda" subraye ahí diga: no se vaya al infierno, no se vaya a la perdición eterna, no sea excluído de la Presencia de Dios eternamente como hablábamos los otros días ¿no?, "No se pierda sino que tenga vida eterna." Y este otro versículo 17 también muy intencional dice: "Porque no envió Dios a Su Hijo al mundo para condenar al mundo sino para que el mundo sea salvo por Él."
Como hemos visto hermanos las circunstancias físicas del nacimiento de Jesús es uno de los detalles más asombrosos de la Navidad, todo lo que rodea Su nacimiento como hemos señalado. El Hijo de Dios, el Salvador del mundo nació bajo una de las condiciones más penosas y menos prometedoras que nosotros podamos imaginarnos. Una familia pobre sin que se hallara un lugar cómodo, apropiado para Su nacimiento del niño Jesús en un lugar para animales, maloliente seguramente, incómodo, indigno sin una cama comfortable debajo de Él, nada apropiado para el que iba a ser el Salvador de la humanidad, el Rey, el ser más excelso que haya existido jamás ni jamás existirá en todo el universo.
Como he dicho antes sabemos que Dios es un Dios de detalles. Dios tenía un mensaje, una lección espiritual, ética que darnos a nosotros por medio de los detalles que acabamos de leer, el nacimiento de Su Hijo. Yo quisiera señalar tres cosas que nos invitan a nosotros a meditar y a ser nosotros parte de ese relato navideño. En primer lugar hermanos la Navidad nos habla del sacrificio, el sacrificio tan grande que Dios llevó a cabo para salvarnos de la muerte eterna, de la perdición, de la exclusión eterna de la Presencia de Dios.
Juan lo ha dicho bien claro: "Porque de tal manera amó Dios al mundo" es una manera inconcebiblemente grande, el amor de Dios por la humanidad hermanos es tan inmenso que lo llevó a despojarse de Su gloria, de Sus privilegios infinitos para asumir la forma de un humilde y frágil bebé a fin de que a través de esa encarnación, a través de esa entrada al mundo, a través de esa forma humana Dios pudiera dentro de Su Plan y Su Señorío, Su entidad Él como ser moral que no perdona el pecado pero Él tenía que ingeniárselas diseñó este nacimiento para preparar las condiciones para la muerte expiatoria de Cristo en la cruz.
El que muriera en esa cruz tenía que ser un hombre, un ser humano primeramente representando a la humanidad, Dios había dicho: el alma que pecare esa alma tiene que morir y entonces Dios tenía que respetar eso, pues entonces Él diseñó este plan increíble de Él mismo porque el precio era tan grande que sólo un ser infinito y puro podía pagar el precio de la humanidad. Entonces Cristo asumió el precio de nuestra humanidad caída y entró al mundo en la forma de un niño, un miembro de la raza humana, nace allí en estas circunstancias, se despoja de Su Gloria, de Su eternidad, de inconcebiblemente gloriosa, Su poder ilimitado y nace como un humilde niño preparándose para la muerte expiatoria por nosotros en la cruz.
Todo eso es parte del misterio de la Navidad. De tal manera ama Dios al mundo que hizo un sacrificio increíblemente grande por nosotros. La vida de Jesús fue una vida de privaciones y dificultades, soledad, traiciones, incomodidad en el mundo. Nadie lo reconoció, sus seguidores lo dejaron a última hora a pesar de todo lo que Él hizo delante de ellos y todas las enseñanzas. Su pueblo por el cual vino a la humanidad no lo reconocieron, no lo aceptaron. Todas las cosas, pasó por la tentación, todas las incomodidades de un hombre, dice que fue tentado en todo como nosotros sin pecado.
Pero todas estas incomodidades el Hijo de Dios las pasó porque el amor de Dios es tan grande, tan grande y la Navidad nos invita a recordar eso hermanos, de tal manera Dios nos amó que ha dado a Su Hijo unigénito. El nacimiento de Cristo, de Jesús en estas circunstancias penosas nos anuncia el tipo de vida que Jesús llevaría. Incomodidades, privaciones, despojos, sacrificio ¿por qué? porque Dios quería que fuéramos salvos.
¿Y sabe que hermanos? que Dios nos llama a nosotros también a encarnar ese mismo espíritu que hubo en Jesucristo. Dios ama al mundo, Dios ama a la humanidad. Esto podría ser sorprendente, hay muchos evangélicos que querrían que Dios le tirara un rayo al mundo y lo destruyera completamente, y muchas veces la Biblia dice que no amemos al mundo pero cuando la Biblia dice que no amemos al mundo está refiriéndose a la vanidad del mundo, el pecado del mundo, las traiciones del mundo, los engaños del mundo pero hay algo del mundo que Dios ama y es su creación, sus criaturas. Dios ama a cada hombre, cada mujer y ¿sabe qué? nosotros se supone que amemos a la gente de la misma manera.
Esta ciudad Boston donde Dios nos ha puesto nosotros tenemos que amarla. Nosotros tenemos que orar por la ciudad de Boston ¿puede usted decir amén a eso?. Nosotros tenemos que sacrificarnos como Cristo se sacrificó por esta ciudad. Hay una gran misión que Dios le ha encomendado a esta Iglesia hermanos así como se la ha encomendado a muchas otras Iglesias pero yo puedo hablar hoy de mi Congregación, esta Congregación donde Dios nos ha dado el privilegio de permanecer y militar en la vida cristiana.
Dios ha puesto a León de Judá y de nuevo añado que no somos únicos, hay muchas y buenas Iglesias, pero Dios te ha puesto a ti, nos ha puesto aquí en la ciudad de Boston para que seamos luz y sabor para esta ciudad ¿amén?. Y nosotros tenemos que amar a esta ciudad como Dios la amó. Si Dios amó al mundo de tal manera que dió a Su Hijo ¿qué puedo yo dar para que mi ciudad conozca a Jesucristo?.
Yo le compartía a los hermanos esta mañana que para mí Dios me ha hablado claramente estos últimos meses acerca de cuál debe ser la consigna para León de Judá este próximo año, y debe ser de evangelizar a esta ciudad para Cristo ¿sabe?, debe ser de proclamar el Evangelio en todas las maneras posibles, debe ser de que nosotros tengamos como meta llenar ese santuario dos veces como lo llenamos este santuario dos veces. Qué bueno sería hermanos si nosotros tuviéramos pronto ese santuario lleno como está éste aquí, aquél le caben dos veces y pico más que éste y lo vamos a llenar dos veces, es decir que cuatro veces León de Judá puede caber allí en un día, un domingo con dos servicios.
Hermanos ¿qué le parece si concebimos una gran visión? de decir nosotros vamos a redimir la ciudad de Boston, la vamos a llenar del Evangelio por todas partes ¿eh? nos vamos a incomodar. Diga: gloria a Dios aunque sea para asustarse un poquito, ¿amén? créalo Dios lo puede hacer hermanos. Dios lo puede hacer.
Una preguntita simplemente aquí un momentito, ¿cuántas personas nos visitan hoy, cuántas personas nuevas tenemos aquí?. Levante su mano no tenga temor, no sea tímido levántela bien en alto, tenemos un grupo lindo y de paso les bendecimos, qué contentos estamos de tenerles pueden bajar sus manos. Pero quiero decirles que hermanos miren: allá afuera hay miles y miles de personas. Podemos hablar de los hispanos solamente; Jamaica Plain, Roxbury, Marapan, Roslindale, High Park, South End, East Boston, Chelsea, hey ¿cuántos hispanos hay?.
Hay tantos que muy fácilmente nosotros podríamos llenar ese edificio varias veces cada domingo y todavía nos quedaríamos cortos de tanta gente que necesita. Dios quiere que paguemos el precio, Dios que nos incomodemos, que amemos a la ciudad, que amemos a la gente de esta ciudad, que amemos al mundo como Dios ama a este mundo. Yo creo que la historia de la Navidad es eso ¿no? de que tenemos que incomodarnos, esa es la palabra. Nuestro amor debe ser tan grande por la gente que concibamos una gran visión de evangelizar a Boston para Cristo.
Yo me pienso incomodar, yo espero que ustedes me acompañen. Ya nos estamos incomodando con ese edificio allí porque yo sé que nos cuesta y el liderazgo de la Iglesia ha tenido que pagar un precio grande. El motor de esta Iglesia está al rojo vivo, todas las turbinas están trabajando financieramente, material, el programa de la Iglesia todo eso ahora mismo se está agotando para terminarle para el Señor ese santuario porque queremos verlo lleno continuamente.
Y yo quiero animarles hermanos a seguir incomodándose este año ¿ok?, traiga a la gente, invítela a la Iglesia. Conciba un plan de ser usted un evangelista. Yo quiero que oremos para que Dios nos dé sabiduría de cómo desarrollar una metodología sagrada para traer gente al conocimiento de Jesús y yo necesito que ustedes sean un pueblo que esté dispuesto a despojarse de sus privilegios. La gente dice: bueno yo trabajo mucho así que yo necesito quedarme en mi casa.
¿Sabe? Dios necesita guerreros, Dios necesita una Iglesia militante, Dios necesita gente con compromiso que den de su dinero, que den de su tiempo, que den sus esfuerzos, que nada sea demasiado pequeño para traer al mundo a Jesucristo. Vamos a incomodarnos este año como Cristo se incomodó ¿amén?. Vamos a vivir solamente una sola cosa y es para traer a mucha gente porque Dios ama al mundo, de tal manera amó Dios al mundo que vemos cómo Él se incomodó para que Su creación fuera salva.
En segundo lugar la Navidad nos recuerda que el deseo primordial de Dios ya lo he dicho en una manera pero déjeme enfatizar esto hermanos, ¿usted sabe en dónde reside el corazón de Dios?. El corazón de Dios reside en el hecho de que no quiere que ninguna persona se pierda. Yo creo que eso fue lo que lo motivó a Él. La gente piensa a veces como que Dios tiene una cuota, un límite de cuántas personas pueden ser salvas, de que no es posible que todo mundo se salve, quizás es cierto porque esa es la naturaleza humana ¿pero sabes qué?. Dios tiene un gran propósito y es que todos entren, procedan a la salvación. Los que no se salven se descalificaron ellos mismos.
Nosotros tenemos que concebir una gran visión de que hay mucha gente allá afuera que Dios quiere que sean salvos y nosotros tenemos que ser como Dios que deseamos que todos entren a la salvación. El Señor padeció y murió en una cruz para que nosotros fuésemos salvos. Jesús nació en una cuna que no era suya, fue sepultado en una tumba que tampoco era suya porque Él quería que todos procedieran a la salvación. Y eso es bien importante porque mucha gente piensa que, la gente dice: un Dios bueno no permitiría que la gente se fuera al infierno, un Dios bueno no condenaría a nadie al sufrimiento eterno.
Y yo digo que: sí amén, eso es cierto. ¿Sabe? Dios no condena a nadie, Dios no vino al mundo para condenar al mundo dice Juan 3:17, Dios vino para que todo mundo fuera salvo. ¿Sabe quién es que se pierde? el que no cree en Jesucristo, el que rechaza al Señor. La condenación viene de la gente misma, Dios no quiere condenar a nadie al contrario, Dios está trabajando arduamente para que todo el mundo sea salvo. Lo único que se requiere es aceptar a Jesús como Señor y Salvador.
Juan 3:17 dice: "Porque no envió Dios a Su Hijo al mundo para condenar al mundo sino para que el mundo sea salvo por Él." Qué grande es el amor de Dios. Dios quiere que todos procedan a la salvación, yo digo así mismo: Señor vamos a llenar nuestra Iglesia de gente y vamos a complacer Tu corazón generoso, y vamos a asegurarnos de que el mayor número posible de gente entre al conocimiento de Jesucristo.
En tercer lugar hemos visto entonces, primeramente el Señor nos amó de tal manera que se incomodó, se despojó de Su Gloria para que nosotros fuéramos salvos, en segundo lugar eso es porque Dios quiere que todos procedan a la salvación y que nadie se pierda, y nosotros tenemos que tener ese mismo corazón, ese mismo amor. En tercer y último lugar la pequeñez y la pobreza del niño Jesús nos recuerdan que los regalos de Dios a veces vienen en envolturas muy humildes, muy sencillas. Los regalos de Dios, la grandeza de Dios a veces vienen en formas muy pequeñas. El relato de la Navidad, esto que acabamos de leer nos recuerdan de ese hecho.
Nosotros no debemos despreciar jamás los humildes comienzos de Dios. Nunca debemos dejarnos deslumbrar por las cosas grandes, los paquetes grandes sino que como Dios debemos aprender a apreciar las cosas pequeñas. Ese bebé envuelto en el pesebre en pañales es una imagen de lo más pequeño, lo más delgado, lo más frágil que se puede concebir. Sin embargo en ese niño pequeño estaba toda la grandeza, toda la deidad de Dios. Ese bebito ínfimamente pequeño tenía la grandeza de Dios dentro de Él. Había un gran futuro que el Señor Jesús encerraba ahí en su pequeñez.
Y esto es un llamado hermanos para todos nosotros como Iglesia, los cristianos no nos dejamos deslumbrar por las cosas llamativas o lujosas del mundo. Nosotros tenemos un ojo que puede ver más allá de lo superficial. Los cristianos debemos aprender a valorar y apreciar a la gente humilde, a los pobres, a los débiles. A veces esos son los que Dios usa para llevar a cabo Sus grandiosos propósitos. Y yo le pido al Señor que nos haga una Iglesia hermanos que sea capaz de apreciar a la gente humilde.
Yo vi a nuestros niños esta mañana por ejemplo y en mi mente yo veía el potencial que tienen estos niños hermosos. Allá afuera en el mundo nuestros jóvenes no se están graduando de la escuela superior, no se están graduando mucho menos de la universidad. La tasa de nacimientos de madres solteras es altísima, todos los indicadores de nuestra comunidad son muy pobres, muy pésimos.
Y yo le decía: Señor permite que estos niños puedan ser bendecidos y prosperados por Ti y llegar a ser grandes hombres y mujeres de Dios. Que esta comunidad humilde y pequeña que es mucha de la gente de nuestra Congregación, que Tú tomes Tu Poder, lo infundas en estos niños y que de esta comunidad puedan nacer hombres y mujeres poderosos, prósperos, profesionales, gente que pueda darle muchas cosas lindas al mundo.
Y Dios ama a nuestra comunidad y tenemos que trabajar para que estos niños, estos pequeñitos lleguen a ser algo grandioso y poderoso. Dios quiere levantar a los niños, a los pobres de nuestra Iglesia y Dios está deseoso de prosperarnos y bendecirnos, y hacer de nosotros una gran comunidad. Y nosotros tenemos que apreciar las cosas pequeñas.
Tú tienes que apreciarte a ti mismo por ejemplo. No mires lo que tú eres ahora mismo, mira lo que Dios quiere hacer a través de ti. Comiencen a creer que Dios está comprometido como comunidad pequeña, humilde y que Dios nos quiere llevar a grandes alturas. Padres: comiencen a invertir en sus niños más y más. Cómprenles buenos libros, cómprenles juguetes que les estimulen la inteligencia, crean que Dios los va a levantar, los va a llevar bien alto porque Dios aprecia esta comunidad.
Dios quiere mostrarle al mundo que cuando una comunidad como la nuestra lo recibe a Él, Él entonces comienza a trabajar y la transforma en algo maravilloso grande. Yo creo que Dios va a hacer algo extraordinario a través de nosotros y una de las cosas que yo siento precisamente hablando acerca de estos próximos meses, mire: allá afuera el diablo está haciendo grandes estragos, se está sirviendo con la cuchara grande y nosotros tenemos que decirle a la comunidad allá afuera, yo creo que la temática de nuestro esfuerzo evangelístico debe ser pedirle a la gente que se refugie en Jesucristo.
Estos tiempos son tiempos difíciles. Nuestra gente no está progresando, esta comunidad pequeña no está llegando a todo lo que Dios quiere de ella y nosotros debemos decirle entonces a la gente: ¿sabes qué? Dios quiere prosperar nuestra comunidad. Dios quiere bendecirnos, Dios quiere levantarnos, Dios quiere llevarnos de la pequeñez a la grandeza. Vengan a Cristo, métanse los valores del Reino de Dios en sus cabezas y en sus corazones, comiencen a vivir conforme a los valores del Reino y Dios nos va a prosperar y nos va a levantar grandemente porque Dios ama al humilde de condición. Lo único que Dios necesita es que lo recibamos a Él.
¿Por qué Dios envió a los pastores para que fueran a visitar a ese niño pobrecito que encarnaba todos los planes que Él tenía para la humanidad?. Esos pastores eran despreciados y desdeñados por la gente, trabajar como pastor para los judíos era algo muy muy denigrante. Pero ¿ a quién se revela el Señor esa noche allí en el desierto y en los montes de Belén y de Galilea? se revela a los pastores, gente pequeñita, gente pobre, gente despreciable y les dice: Yo quiero que ustedes vayan y sean testigos del nacimiento de Mi Hijo porque Dios ama las cosas pequeñas, Dios ama a la gente humilde.
Dios quiere hacer un ejemplo de nuestra Congregación y de esta comunidad. El potencial es increíblemente grande y nosotros tenemos que trabajar y cooperar con Él valorando las cosas pequeñas. Dios no escogió ubicar a Su Hijo en el seno de una familia rica o distinguida sino en una familia pobre y humilde. Buscó mas bien los valores morales de José y de María, no le importaron los detalles sociales o económicos.
Es otra cosa que yo pensaba. Nosotros como Iglesia hermanos tenemos que llegar un pueblo de valores sólidos; valores de familia, valores de trabajo, valores de disciplina, valores de estudio, valores de integridad, honestidad unos con los otros, de gente confiable. Nosotros no tenemos que estar con grandes alarde de unción. Mire: lo que Dios quiere es que nosotros comamos del Evangelio, comamos de los valores del Evangelio y que vivamos vidas honestas, vidas llenas del Espíritu, vidas ejemplares, vidas que inspiren a la gente a venir a la Iglesia porque digan: ahí hay una comunidad de gente que vive el Evangelio, y eso es lo que va a revolucionar nuestra comunidad.
¿Qué fue lo que motivó a Dios a mirar a María y a José para que ellos adoptaran a Su Hijo por así decirlo?. El carácter de ellos, no fue la riqueza de ellos no tenían ninguna, no fueron sus estudios, María era una virgencita humilde de por allí de Nazareth pero Dios vió el corazón de ellos y eso es lo que Dios visita, cuando Dios ve un corazón humilde y sencillo Dios se enamora y hace cosas grandes a través de ellos.
Entonces cuando José piensa que María lo ha traicionado y que ha sido infiel a él José dice: ¿sabes qué? no la voy a humillar, no la voy a condenar y decide irse discretamente, pero el ángel le dice: no, no te preocupes ella no te ha sido infiel, es el Hijo de Dios el que está dentro de ella, el Espíritu Santo es quien la ha hecho concebir. Qué gran valor tenía ese hombre, qué entereza moral tenía él.
María cuando el ángel le dice: hey Dios te ha escogido a ti para, muchas hermanas dicen: oh gloria a Dios ojalá yo fuera, pero ¿sabes qué? era un precio bien alto. Yo creo que por el resto de su vida la gente estuvo criticando a María porque pensaron: esta mujer le fue infiel a su esposo. Pero María dijo: Señor hágase Tu Voluntad, yo soy la sierva tuya haz de mí lo que Tú quieras, y de gente así fue que Dios se enamoró. Él no miró su grandeza, miró la grandeza moral, espiritual de ellos y eso es lo que Él quiere que nosotros seamos también.
Porque Dios lo que busca es el corazón y nosotros tenemos que hacer lo mismo no solamente con nosotros mismos sino también con los demás. Yo deseo arduamente que León de Judá venga a ser una Iglesia que se distinga por el amor que nosotros nos tenemos unos a otros y por el cuidado que nosotros le damos a la gente pequeña de la ciudad. Yo me gozo cuando veo a mis hermanos los sábados por la mañana preparando sandwiches y jugo y café para salir corriendo en medio del frío y darle comida a cientos de personas allí en la calle, ahí en la Massachussets Avenue y predicarles el Evangelio.
Hay gente aquí en nuestra Iglesia que lo ha estado haciendo por años ya y ahora se ha unido mucha gente más, Dios está usando eso para bendecir a muchos. Ayer mismo tuvimos aquí una fiestecita lindísima para los niños que están en el Shriners Institute, niños que han sufrido quemaduras muy muy terribles y muchos han sido desfigurados por esas quemaduras, y Dios ha tocado a Marta Garzón y muchos hermanos que se han unido para atender a esos niños, y ayer hubo aquí una fiestecita preciosa donde se les prepararon regalitos donde no faltaba nada, una fiesta bien hecha para esos niñitos y sus madres que están acá de diferentes países de Latinoamérica, porque nosotros amamos a los pequeñitos del mundo.
Y podríamos decir muchas otras cosas que hace el corazón de Dios a través de nosotros, no voy a decir nuestra Iglesia. Yo les animo hermanos a concebir esa imagen del Dios que ama a los pequeños y a los humildes y que se multipliquen las acciones de buenas obras entre nosotros, que nosotros apreciemos a la gente pobre, a la gente sencilla. En esta Iglesia no debe haber preferencias para nadie, los ricos y los profesionales tienen tanto valor como el trabajador más humilde de esta Iglesia y así siempre tiene que ser hermanos (aplausos). No debe haber ningún tipo de preferencias entre nosotros.
Nosotros también tenemos que cuidarnos unos a otros ¿sabe?. Siempre vele por allí por la persona que llega a la Iglesia y se ve un poco perdida, y se ve solita, y a veces yo digo: hermanos saludémonos unos a otros y siempre desde aquí arriba yo puedo ver a tres o cuatro que están por allí como pollitos mojados, y nadie los va a saludar porque como que se perdieron en la multitud. Y yo necesito que ustedes tengan un ojo pastoral, y que siempre estén velando por el visitante, la persona que quizás se ve un poquito perdida, la persona a veces menos agradable.
Dios trae todo tipo de gente a nuestra Iglesia. Y nosotros tenemos que ser una Iglesia así de buenas obras. Hay gente sola de nuestra Iglesia que está aquí trabajando, tiene su familia en otros países de Latinoamérica, invítelos para una cena a sus casas. Seamos gente de ternura, seamos gente, preocupémonos ¿no? por el frágil, el sencillo, la gente que está pasando por dificultades. Porque Dios hizo eso, Dios tomó lo sencillo; tomó a Su Hijo, lo hizo encarnar en una familia no distinguida, nacer en circunstancias no distinguidas para dejarnos un mensaje, ese es el mensaje de la Navidad, el mensaje de la generosidad. Generosidad de Dios para con la humanidad y un Dios que nos dice ahora: pass it on, sean ustedes también gente del mismo amor, la misma buena voluntad, los mismos buenos propósitos.
El pueblo de Dios termino con esto, se debe distinguir por su amor a los demás. Por su protección de la vida, por su compasión, por su actitud de proteger y proveer para los más pequeños y los débiles del mundo. Por eso los niños deben ser tan importantes para nosotros. Por eso los discapacitados, los que tienen limitaciones cognocitivas, físicas, esa gente debe ser muy preciosa para nosotros. No solamente debemos atender a los que están capacitados para todo, los que nos pueden dar algo de regreso. Nuestro corazón debe saltar hacia aquéllos que no pueden darnos nada en retorno y debemos incomodarnos en todo lo posible para que así se haga. Debemos ser una familia de buenas obras, una familia de amor y ternura.
Termino con las palabras de Colosenses capítulo 3 versículos 12 y 13, con esto invito al grupo de hermanos de alabanza a que pasen por acá, este es el llamado de Dios para ustedes mis hermanos en esta Navidad, dice: "Vestíos pues como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia" dice como Dios, "de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia, soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó así también hacedlo vosotros."
Hermano que el Señor le bendiga en esta Navidad, que el amor de Dios se manifieste a través de nosotros, que el aprecio de las cosas sencillas y humildes, de la gente pobre y necesitada de una comunidad allá afuera, de un mundo que necesita de Dios, no saben distinguir entre su mano derecha y su mano izquierda, tenemos que amarlos como Dios le pidió a Jonás que amara a Nínibe, tenemos que amar a nuestra ciudad, incomodarnos por ella y amar a los pobres y a los débiles de nuestra comunidad. Que ese espíritu navideño encarne su corazón y en el mío y en nuestra Congregación. Que el Señor les bendiga.