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Vamos a la palabra del Señor, Romanos capítulo 1, y vamos a entrar en el versículo 16. Y creo que voy a estar meditando por un tiempo en este libro de Romanos, la carta de los Romanos, no sé cuánto tiempo. Romanos es una carta infinita, podríamos casi decir, como la palabra del Señor, tiene un número inmenso de temas y de posibles textos que podemos explorar, pero esta mañana sentí confirmación en mi espíritu de que debía discutir aunque sea unos cuantos capítulos de este libro. Lo hemos hecho salteadamente a través de los años, aquí y allí, y no recuerdo necesariamente, por las notas que tengo aquí en mi Biblia seguramente en algún momento yo he expuesto este pasaje. Pero no recuerdo cuándo, no tenía notas de ello. Pero creo que es importante porque en realidad lo que más me interesa es ir más adelante después, pero esto es la antesala, es el fundamento de las demás cosas que vienen más adelante.
Pero Dios me lo proveyó en una forma muy providencial para llegar a donde quiero llegar en algún momento. Y me doy cuenta que aquí comenzando en el principio, está el fundamento de lo que luego ustedes van a poder entender mejor cuando yo lo predique, quizás el domingo que viene, de hecho, voy a aprovechar que el ministerio en inglés va a estar con nosotros también. Estoy siendo un poquito misterioso, ¿verdad? pero estoy hablando en código, pero ya veremos si quizás le de un poquito de avance más adelante en la mediación sobre el texto.
Pero que bueno poder enfocarnos un momentito en estos versículos del capítulo 1, ver 16. Hermanos, si algún pasaje es importante en la Escritura y es fundamental para su fe cristiana, estos versículos lo son. Es la condensación del Evangelio en unas pocas palabras, como solo Pablo podía apretar la doctrina de la Escritura.
Dice el versículo 16:
“…Porque no me avergüenzo del Evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, al judío primeramente y también al griego, porque en el Evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito, más el justo por la fe vivirá…”
Amén. Muy posiblemente voy a entrar en lo otro más adelante, lo que sigue como antesala al sermón del domingo que viene. Pero permítame repasar un poquito cosas que ya muchos de nosotros sabemos, y voy a hacer esta meditación como los alpinistas, los que suben montañas, que muchas veces no tienen el beneficio de una soga y otra persona que lo aguante y diferentes tipos de arneses para que lo agarren en caso de que se resbalen y caigan. No tengo notas esta mañana. Me agarró el tiempo y solo tuve tiempo para meditar sobre el pasaje y estudiarlo bastante y orar sobre él. Pero no tuve tiempo de hacer muchas notas, y debiera tenerlas porque este es uno de esos pasajes sublimes que hay que sacar el jugo muy cuidadosamente, muy sistemáticamente, pero mis notas van a ser la palabra del Señor. Me voy a guiar por ellas, por las palabras que están aquí.
Va a ser, espero, un sermón más expositivo. Pero, como decía, esta es la esencia misma del Evangelio. Y cuando Pablo dice, porque no me avergüenzo del Evangelio, ese ‘porque’ ya nos indica que hay algo que viene antes. Yo digo porque yo esto, porque yo lo otro, eso quiere decir que en mi mente había algo más y ya yo lo he dicho antes o lo tengo ahí en la mente y no se lo he dicho a ustedes. Pero hay algo por lo cual Pablo dice, ‘porque no me avergüenzo del Evangelio’.
Si usted va al versículo 15, anterior al 16, usted va a encontrar allí lo que estaba en la mente de Pablo. Todos los primeros 15, 16 versículos de Romanos, del primer capítulo, son como una antesala. Son los saludos y las palabras preliminares de un predicador como cuando uno comienza y hace una introducción, Pablo al inicio de su carta, le está dando palabras personales de saludo, de aclaración a los hermanos de Roma. Él está escribiendo esta carta a la iglesia, los cristianos que están en Roma, romanos, gentiles, convertidos al Evangelio y él les está escribiendo una carta doctrinal para animarlos, para enseñarlos, instruirlos, todo este tipo de cosas.
Yo creo que Pablo se proponía, cuando escribió estas cartas, en su mente me parece que estaba claro que él iba a escribir algo muy sustancioso. Él se había propuesto escribir una carta, inspirado por el Espíritu Santo, que fuera fuerte y clara y bien desarrollado, sistemática. No creo que eso fue algo que surgió mientras él escribía. Algo que me sugiere eso es que la introducción es tan larga, y como que él está entrando en calor, está calentando los motores, está preparándose como un corredor que hace así antes de mandarse a correr. Está cogiendo impulso.
Y entonces él ya entra un poco más de lleno en el versículo 15, dice:
“…Así que en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el Evangelio también a vosotros que estáis en Roma…”
Pablo estaba hablando de que deseaba verlos a ellos, deseaba ir y visitarlos en algún día. En el versículo 11 dice:
“… Porque deseo veros para comunicaros algún don espiritual a fin de que seáis confirmados…”
Entonces, les está diciendo, hermanos, yo quiero ir a visitarlos definitivamente, quiero ir allá y quiero anunciarles, compartir con ustedes algunas enseñanzas, algunos principios del Evangelio, de la fe, de la doctrina cristiana. Entonces, dice:
“…Pronto estoy a anunciaros el Evangelio también a vosotros que estáis en Roma…”
Me estoy preparando, pero esa palabra ‘pronto’ me chocó un momentito, y busqué en el griego original, por eso le pedí a Omar, porque cuando estaba ahí sentado, espérate, la palabra pronto, es la palabra protimos, que quiere decir listo, dispuesto estoy para anunciarles el Evangelio también a vosotros que estáis en Roma.
Y se me ocurrió que no debía pasar por alto, como una mera introducción, porque como que ahí ya Pablo entra en materia. Pronto estoy… estoy listo, estoy preparado, estoy dispuesto a anunciarles el Evangelio. Y se me ocurrió que esa debe ser nuestra disposición, cada uno de nosotros como cristianos, como seguidores de Jesucristo tenemos que estar prontos para anunciar el Evangelio. Amén.
Tenemos que estar preparados. Pablo dice que a tiempo y a destiempo. Fuera de tiempo, nosotros tenemos que estar listos para anunciar el Evangelio. Cuántas veces nosotros le hemos compartido el Evangelio a alguien con temor y temblor, pensando que nos va a rechazar, y al contrario, nos abre el corazón y a veces hasta comienzan a llorar frente a nosotros. Nunca nos dejemos intimidar por alguien que parece demasiado grande y demasiado fuerte y demasiado seguro de sí mismo o demasiado financieramente próspera, que no necesita nada.
Hey, todo el mundo necesita escuchar de Jesucristo. El cristiano debe estar siempre con el gatillo jalado, listo para disparar la palabra del Evangelio. Eso es una buena actitud pentecostal, a tiempo y a destiempo hay que anunciar el Evangelio.
Ahora, hágalo siempre con prudencia, con buen gusto, discernimiento, pídele al Señor discernimiento, no sea tampoco… la Biblia también dice que no le echemos nuestras perlas a los cerdos. Hay que saber el momento oportuno también y que Dios quiere. El momento que Dios quiere, quizás sea un momento inoportuno físicamente, humanamente, pero si es el momento de Dios, va a ser el momento perfecto. Y tenemos que pedirle al Señor también, danos discernimiento para saber cuándo presentar, cuándo disparar exactamente en el momento propicio. Pero siempre tenemos que estar listos, Señor, yo estoy dispuesto, lo que tu quieras de mí. Y siempre tiene que haber una palabra fresca, sazonada con sal en nosotros, lista para compartir el Evangelio.
Yo amo esa gente que tienen tal efervescencia en sus corazones acerca del Evangelio que siempre están dispuestos a regar un tratadito, esas ancianitas que andan con su paquetito de tratados en la cartera, siempre en el tren o donde sea, siempre listas. Se ha perdido esa tradición en el Evangelio porque ya nos hemos convertido en gente sofisticada, bien elegante, pero que bueno es cuando estamos dispuestos a hacer el ridículo un poquito por el Evangelio. No se avergüence, esté dispuesto, esté listo, esté profimos para predicar el Evangelio siempre.
Pídale al Señor que cultive en nosotros esa actitud, porque ustedes son los mejores anunciadores del Evangelio, no soy yo, francamente, ni los pastores. Muchas veces nosotros estamos hasta maniatados por nuestra propia profesión y ministerio, ustedes tienen más contacto con el mundo allá afuera, sobretodo esa gente nueva que ha venido al Evangelio hace poco, muchos de ustedes han conocido al Señor. Ustedes están llenos de relaciones con gente que todavía no conoce a Jesucristo.
Desgraciadamente, mientras más tiempo pasamos en el Evangelio, como que más vamos perdiendo el contacto con los inconversos. No debiera ser así, pero es así. Entonces, cultive el contacto con los inconversos, sea diligente, esté siempre dispuesto, haga la obra de evangelista, dice el Apóstol Pablo a Timoteo. Haga obra de evangelista, pídale al Señor que ponga en su corazón oportunidades y deseo de compartir el Evangelio, que ponga en usted efervescencia y gozo.
Pablo era un hombre que estaba siempre pronto, preparado, listo, dispuesto para compartir el Evangelio. Me impactó esa idea. Pronto estaré anunciando el Evangelio.
Ahora, Pablo dice, porque no me avergüenzo del Evangelio. Aquí ya él entra en calor, aquí ya se quitó el jacket y ya va a entrar en materia. Ya bastante de introducciones y presentaciones, y comer galletitas, no, vamos a lo que vinimos ahora. Vamos a entrar en la doctrina y la enseñanza.
Dice, porque no me avergüenzo del Evangelio y ya su voz comienza a cobrar calor, intensidad y su tono comienza a subir. El predicador comienza a manifestarse aquí. No me avergüenzo del Evangelio. Por qué Pablo está listo, dispuesto, preparado para compartir el Evangelio? Porque no se avergüenza, y qué, a quién no le gusta, que nos lo diga. No me avergüenzo del Evangelio, en otras palabras, estoy orgulloso, es la forma negativa de decir, yo estoy orgulloso del Evangelio. No me avergüenzo del Evangelio.
Ahora, por qué Pablo usa esa expresión ‘no me avergüenzo’ en vez de decir, porque me gozo en el Evangelio, o estoy orgulloso de ser cristiano? Pablo había, irónicamente, padecido mucha vergüenza por el Evangelio, Pablo había sido perseguido por el Evangelio. En Atenas, en el areópago cuando él habló de la resurrección de Jesucristo, se le rieron en la cara todos esos filósofos griegos, sofisticados y lo dejaron solo en la plaza. Que vergüenza habrá sentido él un hombre tan digno. Comenzaron a reírse de él, a abuchearlo y se le fueron y lo dejaron solo, otro día te oiremos. Eso es una tontería que Cristo resucitó, un hombre que resucita.
A Pablo lo apedrearon una vez, lo dejaron como muerto, otra vez tuvieron que sacarlo por encima de un muro en un cesto, un hombre tan digno como él, meterlo en un cesto como si fuera un animalito y bajarlo por el muro para que se escapara porque lo querían matar, por el muro de la ciudad.
En Filipos lo encarcelaron, le dieron una golpiza. Hay un pasaje, creo que es en Segunda de Corintios donde él lista todas las diferentes cosas que le dieron, azotes varias veces, naufragio, sufrimientos, su misma gente lo dejó solo en ocasiones. Pablo tenía toda la razón del mundo para avergonzarse del Evangelio, pero aquí dice, ‘porque no me avergüenzo del Evangelio’.
Sabe que nosotros vivimos en un mundo que nos aísla muchas veces, estamos en una cultura y en un tiempo de la historia en que ser evangélico y creer en la palabra de Dios en toda su extensión y decir que no, yo creo que la Biblia es la palabra santa de Dios que no contiene error, que todo lo que dice aquí, que sí que la ballena se tragó a Jonás o el pez grande ese y lo tuvo 3 días y lo vomitó después en la playa o maloliente y maltrecho, pero… y nosotros decimos, no, yo creo eso. Yo creo que Jesucristo es el Hijo de Dios, yo creo que Jesucristo resucitó.
Para mucha gente esos son cuentos de hadas que ya no hay que creer en esas cosas, y cuando nos metemos en las creencias morales y éticas, más todavía. Esta cultura se ha ido alejando, no solamente de la idea de un Dios personal que envió a un ser que se llama Jesucristo a morir en la cruz y todas estas cosas, sino que esa incredulidad doctrinal se ha extendido también a la incredulidad moral, ética, el comportamiento, la vida y hoy en día nos ven a nosotros como que tenemos tres cabezas, cuando decimos que hay ciertas cosas morales que todavía nosotros creemos que vienen de la palabra de Dios. Y cuando nos paramos sobre esas cosas nos ven como ridículos y como locos y primitivos.
Y nosotros también tendríamos razón para avergonzarnos del Evangelio. Yo les quiero decir, mis hermanos, en esta mañana, no se avergüence del Evangelio. Proponga en su corazón mantener siempre esa conciencia de que usted es una persona especial. Yo soy especial porque creemos lo que dice la palabra del Señor. Hemos creído en Jesús como nuestro Señor y salvador, Hijo de Dios, todo lo que dice el credo de los Apóstoles y más, nosotros lo creemos. No deje que en este tiempo el sentirse aislado y el ver a periodistas y eruditos y literatos, y gente de los medios de comunicación, actores de cine, grandes políticos y presidentes inclusive, rechazando abiertamente las enseñanzas de la palabra de Dios. Tenga cuidado que su mente no vaya llenándose de temor y de vergüenza y decir, guau, si todas esa gente grande ha dejado de creer en el Evangelio, quien soy yo para seguir creyendo.
Eso es lo que está pasando hoy en día, si no nos cuidamos. Que hay una vergüenza leve, implícita, psicológica que se está metiendo en los poros y en el corazón de la iglesia y poco a poco estamos cediendo, cediendo, cediendo las verdades del Evangelio. Y si usted no se toma una píldora de orgullo del Evangelio, cada día, usted también va a ceder.
Así que propóngase en su corazón mantener su fidelidad a la palabra de Dios, mantener su gozo en el Evangelio y mantener su fe aunque quien sea, el hombre más grande de la tierra, rechace la palabra del Señor, usted manténgase firme. El Apóstol Pablo lo dice así, que nos paremos firmes en el día malo, hasta que haya pasado el día malo. Si la iglesia se mantiene firme en su fe y en su orgullo y su gozo en el Señor, el diablo tendrá que retirarse tarde o temprano. La Biblia dice, resistid al diablo y huirá de vosotros.
En este tiempo la mejor postura para la iglesia de Jesucristo es mantenerse en la fe que han recibido los santos, una sola vez y no tiene que ser dada más. Si la iglesia se mantiene firme, los ventarrones vendrán porque han venido a través de la historia, ha habido períodos de incredulidad y ha habido períodos en que la gente decía, no, ya la iglesia desapareció. Y la iglesia siempre firme.
Cristo dijo que las puertas del infierno no prevalecerán contra la iglesia. Pueden venir vientos de doctrina, pueden venir corrientes culturales, pueden venir sistemas anti cristianos totales, como en Rusia, con la revolución marxista, pero ¿Saben qué? Los cristianos se mantienen firmes, se mantienen parados en la palabra del Señor, se fortalecen en su fe cada día, dicen no voy a ceder lo que Cristo ha revelado y el diablo ruge y tiemblan las ventanas de la casa, pero un día la tormenta cesa, sale el sol, y la palabra del Evangelio se permanece para siempre. No nos dejemos atribular por las corrientes que hay por allí en este tiempo y cuídese usted de esa dinámica psicológica de que cuando vemos que todo el mundo como que está huyendo, y uno dice, bueno, y quién soy yo para no pensar como este que es más grande que yo? No, no, mantégase firme en la palabra. No se avergüence del Evangelio.
Usted tiene que hacer un esfuerzo, tiene que mantenerse firme. Yo brego con la dinámica esta. Yo digo, pero si fulanito se fue ya para allá, si este gran predicador, esta iglesia que parece que es un dechado de virtudes, tan buena, tan sólida, está ya comerciando y negociando el Evangelio. Quién soy yo, este pastorcito aquí en Boston para estar… no, Señor, yo me voy a parar firme en tu palabra. Yo voy a seguir orgulloso de la fe. Yo voy a aliarme con todos esos mártires a través de la historia que se mantuvieron firmes aunque las Romas del mundo parecían levantarse como irresistibles. Pero los mártires del Evangelio se mantienen firmes y proclaman su orgullo, su satisfacción en el Evangelio, la palabra de Dios, una vez dada a los santos.
Y el diablo tarde o temprano tiene que meterse la cola entre las piernas y huir avergonzado. Manténgase firme. Todo lo que tenemos que hacer es mantenernos firmes y el diablo tarde o temprano se cansa. Simplemente párese firme y habiendo acabado todo, asegúrese de que usted esté firme. Léase Efesios, capítulo 6 y usted verá a qué me refiero.
Pablo dice, porque no me avergüenzo del Evangelio. Aunque he padecido cantidad de cosas, aunque parece que… no, yo me mantengo firme y me gozo, me siento satisfecho, me enorgullezco, no de mi mismo, sino de esa palabra que yo he decidido creer.
Porque no me avergüenzo del Evangelio, y por eso quiero compartirlo con ustedes, por esto estoy listo para ir a Roma en cualquier momento, por eso tengo deseos de llenar el mundo entero de la palabra de Dios, por eso estoy dispuesto a padecer persecución y pelear con mi propia humanidad y seguir adelante hasta la muerte misma, porque no me avergüenzo del Evangelio, es algo glorioso ser parte del Evangelio.
Y otra cosa también, dice porque es poder de Dios, es poder, la palabra dunamis, dinamita, poder, fuerza. La razón esencial, Pablo era un hombre de acción, Pablo era un guerrero, Pablo era un empresario del reino, era un erudito, era un hombre de reflexión racional, un hombre altamente docto, pero ante todo él era un hombre de acción. Y yo creo que por eso Dios lo escogió, porque necesitaba un hombre como él, de valor físico, un hombre de energía, un hombre emprendedor que siempre estaba pensando cuál era la próxima cosa que tenía que hacer para avanzar el Evangelio.
Así que un hombre como Pablo, de acción, apreciaba el poder. Los hombres de acción aprecian la fuerza, aprecian las cosas que hacen efectos, que cambian, que transforman. Pueden apreciar otra cosas, el arte, otra cosa, pero aprecian el rugido del viento, la fuerza de la lluvia, una máquina que arrastra y rompe cosas, entonces el atributo que a Pablo lo mantenía como admirando el Evangelio y pegado al Evangelio es que era poder de Dios.
Recuerde eso. Pablo dice en varias ocasiones, el Evangelio no consiste en palabras, sino que es poder de Dios. Había como una dicotomía que Pablo siempre estaba manteniendo en su mente. El Evangelio es palabra, el Evangelio es doctrina, qué doctrina más bella y más bien concertada que es la carta a los Romanos. Pero lo que más amaba Pablo es que era poder y eso es algo que a nosotros nos debe…
Hermanos, una reunión congregacional puede ser muchas cosas buenas, música linda, predicación, danza, muchas cosas pero a mí lo que más me atrae al Evangelio es que en esta palabra hay poder para transformar la vida humana, hay poder para cambiar la situación de un hombre que está bajo los agarres de la droga, el alcoholismo, la sensualidad, hay poder. Si tu lo quieres usar y quieres dejarte trabajar por el poder de Dios, Dios puede trabajar en tu vida. Dios puede cambiar una sociedad, Dios puede vencer las huestes del infierno en Cristo y en el poder del Evangelio tu tienes poder para ser sanado, para ser liberado, para ser transformado, tu familia puede ser restaurada, tu situación puede ser cambiada, las cosas que parecen imposible, con Cristo, son posibles.
El Apóstol Pablo decía, todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Decía, antes en todas estas cosas somos más que vencedores. ¡Aleluya!
La palabra de Dios, el Evangelio ante todo es poder. Si no fuera poder yo no estaría sirviendo, francamente, les digo, porque para qué quiere uno religión simplemente, muerto así y haciendo una cantidad de musarañas y cosas, letras y cuestiones cuando no hay poder para cambiar la vida de un ser humano, para darle vida eterna, para presentarlo ante la presencia de Dios, para qué? Si Cristo no resucitó de los muertos entonces comamos y bebamos porque somos lo más dignos de misericordia, decía Pablo. Si el poder de Dios no hubiera transformado el cuerpo muerto de Jesús en un cuerpo vivo, para qué? Vámonos a la casa a ver televisión y a comer.
No, lo que justifica el Evangelio en última instancia es que es poder de Dios para intervenir en el tiempo y el espacio, la historia y cambiar el destino de la humanidad, para cambiar el curso de un hombre, una familia, una comunidad, una ciudad, un país, la naturaleza. El Evangelio es en última instancia es el poder de Dios y usted extiende la mano y coge el cable de la electricidad divina y se pega a él, la electricidad corre a través de usted, lo cambia a usted y cambia a otros alrededor de usted. El Evangelio es poder.
Y los cristianos tenemos siempre en nuestra vida que estar buscando el poder. No se conforme con una religión formulaica y ritualista. No se conforme con solo venir a la iglesia. Usted tiene que cultivar apetito por el poder de Dios, la energía divina. Por eso la importancia del Espíritu Santo, de buscar la unción, el bautismo del Espíritu Santo, la oración, cuando usted tenga que hacer algo en su vida, dirija la energía divina sobre ese proyecto, sobre esa situación, dirija radioterapia espiritual hasta que el tumor se destruya y desaparezca, cualquiera que sea en su vida. Hay que dirigir la energía divina sobre las montañas de la vida.
Cristo dijo, si ustedes tienen fe díganle a un monte que se pase de un lugar a otro, y se meta al corazón de la mar y así será hecho. Porque el Evangelio es poder, y usted tiene que cultivar poder. Eso es lo más importante en su vida, tiene que cultivar la realidad del poder de Dios. Busque el poder de Dios. Busque el bautismo del Espíritu Santo. Busque la oración. Busque el ayuno. Busque el poder que hay en la palabra del Señor. Busque el poder que hay en la santidad, en la adoración, en dar y servir, porque todo eso genera poder, autoridad en su vida. Y eso es lo que le da poder para cambiar la situación que hay en su vida.
La iglesia no debe ser configurada por una cantidad de gente simplemente pagando obediencia, una cantidad de doctrinas muertas y declaraciones teológicas y teóricas. Usted tiene que enseñarle a la gente que hay poder en su vida, que el poder de Dios está en usted. Usted tiene que cultivar ese poder.
Pablo dice, no me avergüenzo del Evangelio porque es poder de Dios. El pueblo pentecostal tiene que ser un pueblo que busca poder ante todo, no elegancia, no reuniones bonitas con mucha música y mucho aparato y muchos vestidos elegantes, de los sacerdotes. No, poder de Dios. Todo eso es bonito, pero si no hay poder debajo, váyase a la casa y cultive ahí en su propia vida espiritual, porque es poder para transformar una comunidad, transformar vidas. Es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree.
Hay una cantidad de cosas, salvación, soterian, es la palabra que usa el Apóstol Pablo. Salvación, hoy en día nosotros usamos esa palabra y ya se ha hecho tan común. Salvación de qué? Si usted es salvado es salvado de algo. De qué salva el Evangelio? Salva de la enfermedad, salva de la muerte, salva del diablo, salva de las circunstancias del mundo, lo salva a usted de usted mismo, lo salva de esos poderes que quieren destruir su vida. Es rescate. La salvación es rescate, la salvación es regeneración, redención, es sacarlo de un hoyo. Como dice la palabra que Dios nos sacó de la muerte a la vida.
Es salvación. De nuevo, es poder para rescatarnos de algo. Esa palabra salvación es bien importante. Ante todo nosotros tenemos que recordar que nosotros hemos sido salvados de la muerte para la vida eterna. Eso es lo principal, hemos perdido a veces esa idea. Dios te salva del infierno. Dios te salva de una vida que tu estabas condenado a muerte. Tu eras hijo de ira como dice el Apóstol Pablo en otro pasaje, tu tenías el sello de la condenación en tu vida y vino Jesucristo y por medio de su sangre y de tu aceptarlo a él como tu Señor y salvador, Dios cambió tu destino y te salvó, te rescató. Tu no te podías salvar a ti mismo, y por medio de lo que Dios hizo en la cruz del calvario con su Hijo Jesucristo, ahora tu eres salvo. Es salvación.
Entonces el Evangelio es ante todo eso, vida eterna, pero también te salva aquí en este mundo de una cantidad de cosas que si tu no lo conocieras a él, tu estarías perdido y Dios te salva de una vida destinada al fracaso porque está siempre dando vueltas alrededor de la misma cosa, haciendo las mismas cosas.
Entonces, salvación en muchas maneras. De qué te ha salvado Dios a ti? De qué te puede salvar Dios? Piensa en eso en esta semana. El poder de Dios para salvación a todo aquel, la universalidad de la salvación. La salvación es para todos los hombres, todas las mujeres, ancianos, niños, hispanos, anglosajones, gente rica, gente pobre, altamente educada, gente no muy educada, salvación para todo.
Dios no tiene una cuota de cuántos se van a salvar. Dios quiere que todos procedan a la salvación. Dios no hace el Evangelio difícil para que solamente un grupito escogido pueda entrar. Dios ha hecho las cosas tan fáciles, porque Dios quiere que todos pasen el examen y todos entren. Dios quiere que todos nos ganemos una A. y más fácil yo creo que no lo podía haber hecho.
El que se condena es por su mala cabeza. Cristo dijo que el Hijo del hombre no los condena a ustedes, los condenan sus propias acciones, sus propias palabras. La gente es condenada porque no entiende que Dios lo ha hecho tan fácil y no nos podemos quejar de Dios. La gente dice, oh, un Dios amoroso no podría permitir que la gente se fuera al infierno. Pero si Dios hizo todo lo posible, dio a su Hijo unigénito, se bajó él mismo del cielo y asumió forma de un hombre para que nosotros pudiéramos ser salvos. Qué es más fácil que eso, tan solo para salvación de todo aquel que cree.
Si tan solo creemos, lo único que se necesita es abrir nuestro corazón, abrir nuestra mente y decir, Señor, yo creo lo que tu hiciste. Yo creo lo que dice tu palabra. Yo creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Yo creo que él murió en la cruz por mis pecados, él se sustituyó por mí, yo creo eso y yo creo que él es el intermediario de Dios y los hombres y que por lo tanto es mí intermediario.
Yo creo eso, lo recibo, lo afirmo, abro mi vida a ello y digo sí y amén y ahora vivo mi vida conforme a esa verdad. es tan sencillo como eso. No hay nada que tu puedas hacer para ganarte tu propia salvación. Lo único que se requiere es que creas. Es salvación por fe.
La esencia de la carta a los romanos es eso, la salvación, la justificación es por fe, no por obras. El que le cree que Dios es salvo por definición. Es tan sencillo. Es un sentimiento del alma, de la mente y creer que Dios es quién él dice que él es.
Hay tantas cosas que nos van a asaltar la mente cuando pensamos en eso. Los otros días estaba manejando, Meche y yo, y vimos un afiche en un carro atrás, decía, Dios es demasiado grande para caber en una sola religión. La verdad es que es impresionante, muy clever, muy astuta esa palabra. Dios es demasiado grande para caber en una sola religión, queriendo decir, todos los caminos conducen a Roma, budismo, hinduismo, islamismo, cristianismo, confucianismo, confusionismo, todas las diferentes cosas. Hoy en día los hombres están crean una cantidad de religiones y están inventando otras. Somos como los griegos que Pablo encontró que tenían un Dios poco formado, el Dios desconocido, por si acaso se le escapaba un Dios ahí estaba equis, el Dios equis.
Y eso pasa, cuando las sociedades como la sociedad griega llegan a un punto de desarrollo, porque todo universo es limitado, incluyendo el de la razón. Y cuando usted ha recorrido el círculo de la razón se toma siglos, pero cuando lo ha recorrido todo, usted vuelve otra vez al mismo lugar y ya cerró el círculo. Ya no hay más nada que inventarse, ahora entonces usted tiene que ponerse a hacer cosas cada vez más sofisticadas, más sutiles.
Mire el arte moderno, a veces es una tontería porque el hombre no sabe qué inventar. La literatura moderna, la locura muchas veces de la literatura moderna, la música, ya como que se cerró el círculo, ya no tiene más nada que inventar, entonces lo que se ponen es a chapalear dentro del agua, porque ya no pueden salirse del agua. Entonces, la tirar para acá, vuelve, cae, la meten en un vasito, la echan en un plato y se creen que están creando. Pero no, es la misma agua que están chapaleando. Y eso le pasa al hombre moderno.
Los griegos habían llegado a ese punto ya, habían inventado todos los dioses que podían, habían hecho cantidad de elucubraciones racionales, ya lo único que podían hacer es poner ahí algo por si acaso se escapó algo, ahí vamos a poner para el dios desconocido.
Hoy en día, la gente está inventado sus propios dioses también, su propia religión, su propio ritual, lo están haciendo, señores. Ya no se conforma con decir el nombre del padre, nosotros tuvimos en la graduación de Abby y con respeto lo digo, Dios lo sabe, la persona que invitaron a orar, oh, ser desconocido de muchos nombres… yo me voy para mí casa. Cortarme las venas es lo que quiero hacer. Yo no podría subsistir en un ambiente así por más de dos o tres segundos, hermanos.
Oh, que no te conocemos, si eres hombre o mujer, no lo sabemos pero lo que quiera que seas, si eres animal o ave, te reconocemos. El Señor reprenda al diablo. Dios se ha hecho conocer. Ciertamente Dios es infinito y ciertamente es infinitamente elusivo, no lo podemos definir, pero de alguna manera extraña él ha querido ser conocido por la humanidad. Y él se ha revelado por medio de su Hijo Jesucristo. Cristo dijo, el que me ha visto a mí ha visto al Padre, en sus atributos, en sus calidades de carácter, su personalidad, su amor, su fortaleza, su sabiduría, muchas cosas.
Ahora, la verdad es que requiere fe para usted decir, ¿Saben qué? Los islamitas que crean lo que quieran, los confucianistas, lo que sea, pero yo voy a creer que Jesucristo es Dios mismo. Y yo voy a creer que mi fe, ni siquiera la voy a llamar religión, mi fe cristiana es la revelación de Dios. Si usted quiere creer que Dios es demasiado grande para que se pudiera ver realizado y manifestado en un hombre, pues, mire, lo bendigo, váyase por su camino, pero sepa que un día usted va a descubrir que estuvo equivocado. Cuando se le presente ese día, ¿Saben qué? Sí, mira, mi nombre es Jehová y mi Hijo, aquí te lo presento, es Jesucristo, pero no puedes entrar porque no lo aceptaste mientras estaba en la tierra.
Entonces, tu tiene que decidir, se va a dejar usted intimidar? Es lo que decía yo anteriormente al principio, se va a usted dejar intimidar por esas palabras supuestamente sofisticadas de los incrédulos y los racionalistas que dice, no, cree lo que tu quieras, invéntate tu propio Dios, créate tu propia religión, configúrate un Dios, hazte un ídolo como dice el profeta, búscate un muñeco por allí, como esos ídolos prefabricados que hay en las boticas, no está pintado ni nada, simplemente está hecha la estatua, y entonces ponle tu colorcito, ponle pintalabios, una cejas como tu quieras, y llámalo a ese tu Dios.
Eso es lo que está haciendo el hombre hoy en día. Pero nosotros creemos que Dios se ha revelado en Cristo Jesús para salvación de todo aquel que cree. Tu tienes que creer, algo que es contra racional y es que Dios sí decidió reducirse en la figura de un bebé y meterse en la forma de un feto en el vientre de su mamá y salir de allí, Dios mismo, metido en la camisa de fuerza de la humanidad suya, y que ahí estaba el cielo y la tierra metidos en la figura de Jesucristo. Y cuando él murió en la cruz soltó poder que cubrió el pasado, el presente y el futuro de todos los que quisieran creen en él, y que por ese sacrificio hay salvación y vida eterna.
Si tu crees eso tu tienes salvación, rescate, eres preservado del fuego venidero, para todo aquel que cree. Todo aquel… negro, blanco, indio, rojo, de cualquier color que sea, marrón, lo que sea, todo aquel que cree, que es capaz de hacer esa transacción mental, emocional, espiritual, intelectual, volitiva, es salvo. Y yo quiero ser uno de esos, aunque mi mente me va a estar diciendo, no, cree aquello, que lindo, que sofisticado. Eso halaga tu mente, halaga tu cerebro, halaga tu sentido cultural. No, no, yo he creído, yo creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
Hay cosas que no puedo entender pero no importa. Ahí mismo me voy a plantar, ahí mismo me voy a quedar. Todo aquel que cree, al judío, primeramente y también al griego. Por qué dice Pablo eso? Porque es un tema que se va a repetir muchas veces después en toda la epístola a los romanos.
Dios tiene un plan con el pueblo judío. Pablo es bien claro con respecto a eso. No podemos…, por eso es que esta celebración, esta tarde, es una de las cosas que yo también… en este tiempo la iglesia evangélica, y no digo el mundo racional moderno, Israel está siendo cada día más y más abandonado, echado a un lado, acusado de ser opresor de los palestinos, una cantidad de cosas. Hermanos, yo he leído eso hasta la saciedad porque quiero ser justo y porque yo sé que eso es contra cultura en este tiempo, creer que no, hay un plan que Dios tiene con el pueblo judío, a pesar de que son testarudos, son orgullosos, son soberbios, esa gente en Israel es un pueblo secular, humanista. Israel no es una nación bíblica, es una nación secular y por eso los mismos judíos ortodoxos, ultra ortodoxos creen que no debiera haber una nación de Israel, porque ese no es el pueblo que supuestamente Dios viene.
Pero ¿Saben qué? Los que se dejan llevar por el secularismo judío en este tiempo no entienden precisamente la dinámica de la Escritura. Es que Dios siempre está bregando con un pueblo rebelde, pero lo ama de todas maneras. Y el Israel que existe hoy en día en ese pedacito de Medio Oriente, no es el Israel que Dios quiere, pero es el Israel que Dios ama. Y hay que amarlo como Dios lo ama, a pesar de su rebeldía.
Yo sé lo que es ese pueblo, sé su corazón, creo, pero tengo que amarlo judicialmente porque es el pueblo que Dios ha escogido y tiene un plan y ahora hay un paréntesis que encierra el pueblo judío y alrededor de ese paréntesis ahora mismo están los gentiles, usted y yo, es la época de los gentiles. Nosotros conocemos la palabra, la manejamos, los misterios de Dios y ese pueblo tiene un velo que lo cubre, pero Dios es un momento dice, quitará el velo y podrán… mientras tanto Dios los ama. Han pagado un precio terrible por su ignorancia y su rebeldía a través de toda la historia porque el diablo está ensañado con ese pueblo, y entonces el diablo los odia porque son amados de Dios pero no tienen entonces todo el favor que Dios quisiera para cubrirlos y protegerlos entonces no son ni chicha ni limonada, no son nada.
El diablo los odia y Dios no los puede proteger como quiere, así que están abiertos a toda la persecución y todo el odio de la humanidad caída. Y por eso sufren tanto, pero Dios los ama y nosotros tenemos que amarlos.
Yo no me atrevería jamás a decir que ya Dios dejó de tratar con Israel. No, Dios todavía está tratando con Israel. Y nosotros tenemos que apoyar ese pueblo, porque las profecías no mienten ni la historia tampoco. Porque todo lo que uno ve de la historia de Israel avala y respalda todas esas declaraciones de los profetas de hace siglos atrás, incluyendo la formación de Israel en los últimos tiempos como se ha dado. Ese paisito mínimo ahí en un puntito de Medio Oriente, tiene que todo el mundo en jaque mate. Y todo el mundo obsesionado con lo que pasa en Israel. Qué cosa, qué raro. Por Dios tiene tratos con ellos.
Y ustedes, hermanos, yo creo que una sana espiritualidad cristiana evangélica, tiene que entender el misterio de Israel y su trato con Dios y el trato de Dios con él. Tenemos que respetar eso. Porque ¿Saben qué? Usted y yo somos allegados en un sentido, somos advenedizos, nosotros llegamos a última hora, nosotros no teníamos ni siquiera que ser invitados a la fiesta. La razón por la cual estamos en la fiesta es porque ellos, que eran los invitados de honor, no supieron apreciar la fiesta, y entonces Dios nos llamó a nosotros de afuera, y dijo, vengan, entonces coman ustedes de la comida. Pero cuando usted esté sentado en la mesa recuerde eso, que el original que había sido invitado es el otro, el judío, usted está comiendo de ñapa.
Y eso es lo que dice Pablo, la rama que han sido injertadas en el árbol no se enorgullezcan. Y eso es lo que está pasando en mucha gente en la iglesia evangélica cristiana y católica, se han enorgullecido y han dicho, ya Dios no tiene nada que ver, nosotros somos ahora los verdaderos, los invitados. No, usted y yo, somos de segunda invitación y ellos tienen el privilegio de ser los primeros. Y aunque son unos despreciadores de las bendiciones de Dios, Dios los ama. Y usted y yo tenemos que amarlos también. Y cuando usted hace usted entra en el misterio del corazón de Dios a través de los siglos.
La iglesia cristiana tiene que amar a Israel. A pesar de todos sus errores y todas sus cosas, los amamos, y Dios tiene un trato con ese pueblo. Por eso Pablo al inicio mismo de su exposición dice, al judío primeramente, por qué? Porque la palabra de Dios fue primeramente para el judío. Ellos lo despreciaron y entonces al griego. Griego quiere decir qué? Todo los demás, griegos, romanos, pentecostales, centroamericanos, caribeños, primeramente al judío. No se le pierda eso, es un momento donde yo me detengo en eso porque es importante fortalecer la espiritualidad de la iglesia. Y para mí eso es una cosa bien importante en este tiempo, porque estamos en el reloj de Dios.
Y en un tiempo en que todo el mundo está abandonando al pueblo judío, incluyendo un sector importante del mundo evangélico en Estados Unidos , guiarlos, hay que fortalecerlos, porque Dios bendice a los que bendicen a Abraham y a su descendencia. Así que es bien importante eso.
Y finalmente, hermanos, yo pensé que no tenía suficiente material pero hay demasiado material en la palabra. Seguiremos porque en el Evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe como está escrito, más el justo por la fe vivirá.
Tendríamos que estar ahí… estoy en un dilema porque eso sería un sermón, pero lo único que usted entiende aquí es algo. Aquí Pablo está señalando, de nuevo, la cosa más importante, cuando él dice, para todo aquel que cree, esa palabra que es la palabra pisteos o pisteum quiere decir fe, creencia, como usted la quiera poner. Eso triggers una asociación en su mente acerca de la fe.
El Evangelio es por fe, la fe es la moneda de cambio del Evangelio. Es el euro, es el dólar del mundo cristiano espiritual. Con eso es que usted compra, vende, canjea, hace transacciones, es la fe. La fe es la moneda del mundo espiritual cristiano.
Él dice, en el Evangelio la justicia se revela por fe y para fe. El griego original dice de fe a fe, queriendo decir que cuando uno ve el Evangelio, cuando uno lee la palabra de Dios incluyendo el Antiguo Testamento uno ve una cosa, y Pablo lo va a señalar una y otra vez más adelante, y es que Dios siempre ha trabajado con el hombre por medio de la fe. La fe es lo que ha hecho posible todo.
Él dice, inclusive Abraham cuando creyó en Dios se le fue contado por justicia. Abraham no entró… es decir, fue por fe que Abraham… porque le creyó a Dios que Abraham fue justificado. Antes de Moisés ya Abraham había creído pero no fue por la ley, antes de que Moisés fue porque él le creyó a Dios.
Y Pablo dice una y otra vez siempre que Dios ha tenido trato con un hombre, una mujer, desde Génesis mismo hasta Apocalipsis, es por fe. Yo quiero ser un hombre, una mujer de fe, quiere que el Señor, dame fe y fe quiere decir ir contra corriente, ir contra tu mente, ir contra tus emociones y mantenerte firme.
Muchas veces lo único que tu vas a tener es un hilito de creencia en Dios porque todo tu ser te va a estar gritando, maldice a Dios y muérete. Mira agárrate de ese poquito nada más. Simplemente di, voy a apretar los dientes, Señor, y voy a creer en ti. Eso es todo.
A veces el mundo, la vida, las circunstancias te van a invitar a rechazar todo lo que tu has creído, una muerte, una pérdida de alguien querido, un fracaso en tu vida, algo que ha pasado, el diablo y su demonios te van a estar diciendo, hey, para qué crees? Maldice a Dios, muerte, termina esto ya. Pégate un tiro o vete a la barra y bébete una botella. Dices, no, simplemente ese no, yo sé que mi redentor vive, como dijo Job.
Hay veces que lo único que te va a aguantar es un débil hilito, una confesión, decir, con los dientes apretados, no, yo voy a seguir creyendo en mi Dios, yo voy a seguir esperando que la mañana va a venir en el próximo segundo, aunque parece que la noche es demasiado larga, yo voy a seguir parado firme, porque así es que Dios ha bregado con los hombres y las mujeres a través de la historia. Es el que cree, es por fe, la justicia de Dios, el poder de Dios y vamos hablar después acerca de la justificación y la justicia, pero todo lo que Dios trata con el hombre es por fe.
Por eso es que dice la Biblia, el justo por su fe vivirá. Porque es la fe lo único… es el conducto que hace posible todas las demás cosas. Hermanos, es bien importante porque eso va a estar una y otra vez a través de toda la carta a los romanos. Porque en el Evangelio la justicia de Dios, el hombre, la mujer es justificado, recuerden lo que decíamos, por fe. Tu salvación es por fe, creerle a Dios, creer lo que él dice, como está escrito, más el justo por la fe vivirá. A través de toda la historia las bendiciones de Dios siempre las han alcanzado gente que diga, yo creo.
Como le dijo el Señor Jesucristo al papá del joven endemoniado, le pidió, salva a mi hijo, mi hijo está poseído por el demonio. Cristo le dice, tu crees que yo puedo hacerlo? Tu me estás pidiendo que yo haga algo, tu crees que yo puedo hacerlo? Qué le contestó el hombre? Creo. Y dijo, ayuda a mi incredulidad.
En otras palabras, miren hermanos, la fe no es algo sencillo, no es fácil vivir una vida de fe. Eso no es para cobardes. A la gente le han metido la idea de que creer en Dios es para los cobardes, los débiles, ha habido mucha filosofía escrita, que es una neurosis, es una compensación, es una forma de nosotros consolarnos a nosotros mismos, de darle significado a un universo que no tiene significado porque somos cobardes, débiles.
Mire, para vivir por fe, usted tiene que ser un gigante, un héroe. Para seguir creyendo en Dios en este mundo que le grita a usted continuamente, Dios no existe. Cada vez que usted abre las noticias le dicen, Dios no existe. Cuántas personas tienen los pantalones para decir, no, yo sí creo.
Cuando te dicen, Jesús es una configuración artificial del hombre, es un ser más como cualquier otro. Tu dices, no, es el Hijo de Dios, mi salvador. Eso requiere pantalones. Es para gente fuerte. Vivir la vida cristiana como Pablo la vivió es para gente que tiene contextura. Sigue viviendo esa fe, sigue viviendo, plántate, enorgullécete, gózate en lo que has recibido. A Dios le encanta un hombre, una mujer que cree y que cree contra su propia naturaleza.
A veces va a haber incredulidad en tu corazón, destiérrala, échala a un lado, dale un manotazo que pierda la conciencia por tres segundos, porque va a volver a morderte otra vez, pero cada vez que se quiera acercar, apártala de ti y sigue creyendo, mira hacia adelante. Confiésalo como tu Señor y salvador. No te avergüences del Evangelio porque es poder de Dios.
Vamos a bajar nuestras cabezas. Si quieres ponerte de pie, vamos a darle gracias al Señor por todo lo que hemos recibido en este día, vamos a ir a nuestras casas, a nuestros hogares, mañana al trabajo, vamos a vivir por fe, vamos a seguir plantados en lo que hemos recibido, vamos a ser gente definida y clara. No estemos devaneando entre dos o tres doctrinas diferentes, lo que Cristo te ha dicho que es es, créelo, plántate allí, vive tu vida conforme a una confesión, no esté mirando a ver si hay algo mejor por allí.
No, ya tu creíste, cierra la puerta a todo lo demás. Si te moriste equivocado es mucho mejor morirse equivocado, creyendo en algo que estar por allí de sitio en sitio. La persona que está equivocada, pero está definida, es más poderosa que el que está indeciso. Es mejor vivir una mentira, pero creyéndola ciento por ciento, que estar mirando a ver si algo será mejor y cambiando cada tres años de doctrina y de enseñanza.
Plántate en lo que creíste y yo te aseguro que nunca vas a ser avergonzado. Nunca vas a ser avergonzado. El que cree en Jesús no es avergonzado. No será avergonzado todo aquel que en él confía, dice la palabra del Señor.
Padre, gracias por tu palabra, la recibimos en nuestros corazones, la atesoramos y te pedimos que nos des la fortaleza, Señor, para contra nuestra propia naturaleza tan débil que somos, Padre, y aún para vivir por fe te necesitamos a te. Fortalece a mis hermanos, fortalece a tu iglesia en toda la tierra en este tiempo en que nuestro ánimo se cansa hasta desmayar. Fortalece las piernas y los pies de tus hijos y tus hijas, Señor, fortalece los fundamentos de la iglesia, renueva la iglesia, renueva tu pueblo, Señor, sopla sobre tu iglesia en este tiempo y levántala y afirma sus pies y permítenos creer.
Hermanos, si hay alguien en esta mañana que no ha recibido a Jesús como su Señor y salvador, no le ha dicho, Señor, yo creo, quisiera darte un momento, una oportunidad ahora para que oremos por ti antes de irnos. Hemos proclamado un mensaje que dice claramente la salvación es por fe, creerle a Dios, confesarlo. Si tu confiesas a Jesucristo él te confesará ante su Padre, si lo confiesas ante los hombres. Eso es lo que dice la palabra.
Si tu atreves a ir más allá de tu razón y conectarte con la energía de la fe y decir, Señor, yo creo que tu eres mi Dios, Jesús es mi Señor, mi salvador, y si tu lo crees, lo afirmas, lo confiesas, tu eres salvo, tu tienes salvación, vida eterna. Y si hay alguien que no lo ha hecho todavía y quiere dar ese paso de fe en esta mañana, yo te invito a levantar tu mano dondequiera que estés y nos gustaría orar por ti, antes que terminara este servicio.
Habrá alguien que quiera entregar su vida a Jesús y que diga, yo decido hoy creer y confesar a Jesús como mi Señor y salvador? Si hay alguien que no lo ha hecho antes, y que esté dispuesto a seguir esa vida de héroe, yo le invito a levantar su mano, a pasar aquí al frente y queremos orar por ti.
Dios conoce tu corazón, Dios sabe lo que hay allí en tu espíritu y queremos entrar en compañerismo contigo. Habrá alguien más que quiera afirmar su confianza en Jesús como su Señor y salvador en esta mañana? Quieres confesarlo, quieres arreglar algo que no está bien y que tu sabes que necesitas ese gesto de entrega de tu vida al Señor Jesús, queremos orar por ti en esta mañana. Alguien más?
Vamos a orar entonces, Padre, él está interactuando con una dimensión de tu palabra recibiendo ese llamado tuyo y diciendo públicamente, quiero confesar mi fe en Jesús, como mi Señor y salvador. Recibe a tu hijo, recibe su gesto, bendícelo y pon tu gracia sobre él, Señor, en esta mañana, tócalo.
Si abrimos las puertas, tu entras, cenas con nosotros, nosotros contigo, pasamos la vida en diálogo contigo, y eso es lo que pedimos para [inaudible] en esta mañana, Padre. Que el camino que él ha emprendido sea firme, seguro, no termine y pedimos por todos esas personas que ayer, la familia de nuestro hermano Mike, los que no te conocen, Señor, de esa familia, los bendecimos también. Permite que su contacto con tu iglesia ayer y el jueves, ahora haga una revolución en la vida de ellos y que ellos puedan también entrar en los caminos del Señor. Los ponemos en tus manos, Padre, esa semilla que ha sido sembrada que de fruto y fruto en abundancia. Gracias, decimos a [inaudible], lo declaramos hijo tuyo, hijo del reino, pertenencia de Dios.
Gracias Señor. Y bendice a tu pueblo al salir de este lugar, en el nombre poderoso de Jesús, el pueblo de Dios dice, amén. Dios les bendiga, mis hermanos. La gracia del Señor sea con todos ustedes. Amén y amén.