Me buscaréis y me hallaréis

TRANSCRIPT

Jeremías 29:10 Porque así dijo Jehová, cuando en Babilonia se cumplan los 70 años, yo os visitaré y despertaré sobre vosotros mi buena palabra para haceros volver a este lugar. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal para darles el fin que esperáis. Entonces, me invocaréis y vendréis y oraréis a mí y yo os oiré. Digan conmigo, y me buscaréis, y me hallaréis. Amén.

Porque me buscaréis de todo vuestro corazón y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares a donde os arrojé, dice Jehová, y os haré volver al lugar de donde os hice llevar.

Mis hermanos, nuestro Dios para aquellos que llegaron aquí, sabe que está a nueve afuera en Boston, 9, ni siquiera 10. Como diríamos nosotros en casa, está barato afuera y en ese frío estos locos evangélicos aquí estamos en la casa de Jehová. Amén. Algo busca tu. Praise the Lord.

Y le tengo buenas noticias, nuestro Dios es experto en tornar lo negativo en lo positivo. Nuestro Dios es experto en tomar las cosas que Satanás si lo dejan aprovecharía para destruirnos y tornarlo en bendición. Él solo pide una cosa de nosotros, búscame. Él quiere ser hallado pero requiere que lo busquemos.

Ahora, mis hermanos, a mí me encanta por años, fíjate especialmente como joven en el Señor, yo pasaba mucho tiempo meditando sobre el versículo 11 de Jeremías 29, citándolo, lo escribía dondequiera. Era una declaración sobre mi vida. Es una de las razones, yo creo, que el Señor a lo largo me bendijo, y bendice muchos de los jóvenes con quien nosotros trabajamos.

Fíjate si uno trabaja en un ministerio social, es uno de nuestros versículos lemas, porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de ti. I know the plans I have for you. Amén. Armado con eso pensé, mira, aunque mi madre y mi padre no llegaron a estudiar porque yo sé los planes que Dios tiene para mí, el Señor me va a llevar a hacer algo impensable. El Señor va a hacer algo con mi vida que él no ha hecho con nadie más, solamente porque él lo ha decidido hacer.

Pero la semana pasada en una reunión del centro de recursos académicos de oración, el Señor no estaba hablando de una forma muy distinta y me di cuenta que tal vez el enfoque de este pasaje no se halla tanto en esa bandera de victoria del versículo 11, sino en esta encomienda del Señor, esta receta y esta es la receta que les dejo a ustedes.

Yo creo que este mensaje, si algo quiere Dios animarles que hagan es esto, el Señor en esta noche te anima a hacer lo que precisamente tu has estado haciendo en esta noche, búscalo incesantemente. Búscalo por más obstáculos que se te presenten, búscalo, siente lo que tu sientas, búscalo si sientes escalofríos o deja de sentirlos, búscalo si te dan ganas o no.

Sabe, la realidad es que muchos de nosotros no nos molestamos en buscar al Señor hasta que nos encontramos en un cautiverio. Y eso está bien, eso es precisamente la situación en que se halla este pueblo en Jeremías, capítulo 29. Ese versículo yo sé los pensamientos que tengo para ti, te amo, son pensamientos de bien y no de mal, para bendecirte, para darte un fin que no puedes imaginar. El Señor le está compartiendo esta promesa a un pueblo que él ha permitido entrar en cautiverio muy lejos de su hogar, y muy lejos de su situación, viviendo un normal nuevo muy negativo.

Cuántos de nosotros no hemos vivido algo así o tal vez lo estamos viviendo? Una Babilonia. De un momento todo lo que ellos conocían en su mundo desaparece, el templo, su vecindario, su casa, su finca, su viña, sus vecinos, sus padres, todo eso es robado y ellos se encuentran en un lugar que ellos jamás pensaban en sus vidas que iban a encontrarse allí.

Y lo más que ellos deseaban que el Señor les dijera era, cuándo, Señor, tu nos vas a llevar de nuevo a nuestra comunidad, a lo que nosotros conocimos? Y las noticias que ellos reciben de parte del Señor no son muy alentadoras, el Señor les dijo, siéntate a esperar, no será mañana, no será después, no será el año que viene, estarás en esa situación por buen tiempo. Pero yo sé que estás ahí. Es mi voluntad que estés allí por un tiempo, por un rato. Y ese lugar va a ser de bendición para ti por un tiempo, por un rato.

Pero no te apures porque aún allí, sepa algo, mis pensamientos para ti son buenos. A lo largo, lo que quiero para ti es bueno. A lo largo, cuando yo veo en ti son pensamientos de bendición. Mi objetivo es bendecirte.

Sabe, muchas veces lo que nos provoca buscar a Dios francamente es una Babilonia personal a donde perdemos todo lindero, todo sentido de seguridad, si no lo hemos perdido estamos arriesgarnos a perder todo lo que amamos, todo lo que valoramos. Y no sé usted, pero hay muchos que no llegan a la casa del Señor hasta que todo marco de referencia en su vida es reconstruido o borrado y nos encontramos en un bosque con una brújula que no funciona y las luces apagadas, y por fin uno ve, a la distancia, esta lucecita en la noche, una noche sin luna y sin estrellas y sin marco de referencia, pero uno ve esa lucecita a la distancia y nuestra alma instantáneamente sigue esa luz y abrimos la puerta y a nuestra sorpresa, nos encontramos en una iglesia.

Casi por accidente nos encontramos en la casa de Dios. Los primeros que se sorprenden de que ahí estamos, que terminamos allí, somos nosotros. Mi hermano, si ese eres tu, te abrazo, te bendigo, te digo que es el mejor favor que el Señor te ha hecho.

Sabe por qué? Porque ya no es religión, ya esa iglesia representa otra cosa para ti. El pastor lo ha dicho una y otra vez y hermanos no sabemos cuán verdad es eso. La religión verdaderamente, mis hermanos, no salva a nadie, al contrario, es más, la religión puede servir como un velo inapropiadamente, la religión puede servir como un velo, tapando la realidad de la bancarrota de nuestra relación con Dios.

La religión nos adormece, nos hace sentir bien para que no nos demos cuenta del extremo de nuestra necesidad, y la profundidad de nuestra alma y el hambre de nuestro ser. Ese es el peligro de la religión cuando suplantamos la religión en lugar de una relación cálida con Cristo, con el Dios detrás de esa religión. Cuando nosotros podemos tapar con la religión, hacernos sentir mejor porque oímos algo o tal vez ofrendamos o estamos en comunidad, pero no confrontamos el ardor en nuestras almas que solo Cristo puede llenar.

Y Dios a veces nos ayuda con esto porque cualquier cosa que te separa, que separa tu corazón del corazón de Dios es un obstáculo, aunque sea la religión. Y el Señor en su gracia, en su favor, muchas veces hace que aún eso el Señor lo quita de su lugar y usted se encuentra en este cautiverio y tal vez en esa desesperación usted se encuentra clamando, pero entonces este Dios… yo voy a la iglesia, he sido religioso, mi Dios me ha abandonado entonces. Y Dios te dice, no, no, no, al contrario, mis pensamientos para ti son para bien. Si tu supieras lo que yo veo cuando te veo, si supieras lo que tuve en mente cuando fuiste creado, cuando te vi entretejido en el vientre de tu madre, para qué tu fuiste creado.

Sabe, urge, el Señor no desperdicia su creación. Si hay algo que levanta la ira de Dios es ver una vida perfectamente vivida, un ser humano que no llega al nivel, no llega a elevar los propósitos por los cuales Dios te creó.

Y hay una lucha espiritual en que Dios está al mando, hace todo lo posible, meramente para que tu llegues a ser la criatura que Dios te ha creado, que él sabe, y en tu corazón tu sabes, tu eres capaz de ser. Porque si tu no lo supieras, tranquilo estarías. Pero estás aquí porque sabes que Dios, los propósitos de Dios son mucho más profundos tal vez de lo que tu has visto con tus ojos todavía.

Tu no tienes razón por qué creer que eres capaz de más, pero es el espíritu de Dios hablando con tu espíritu diciendo que tu fuiste hecho para un propósito eterno, pero ese propósito no puede ser…, dice el Señor, que… y despertaré sobre vosotros mi buena palabra.

Hay una palabra que el Señor declaró sobre ti aún cuando éramos germinados meramente, en el vientre de nuestras madres, el Señor declaró una palabra sobre ti y ahí está esperando esa palabra, entretejido con tus cromosomas y tu DNA. Que la voz de tu creador sea declarada sobre esa palabra y que despierte lo que eres, que despierte por lo cual el Señor te ha creado. La religión no despierta esa palabra.

La presencia del Señor, la cercanía a Dios, tu corazón siendo acariciado por la mano de Dios, eso despertará los propósitos de Dios sobre ti. El Señor mueve cielo y tierra para que eso se cumpla, pero él necesita una cosa, él necesita tu corazón. Él solo espera tu corazón, no disimulos, no apariencias, no religiosidad, él necesita para que este milagro, él está esperando, maquinando, haciendo todo lo posible para que tu llegues al punto meramente de hacer una sencilla transacción, porque el Señor te ha hecho propietario, el Señor te ha hecho mayordomo de tu propio corazón. El Señor no te va a arrancar el corazón, el Señor no te va a robar el corazón, el Señor no puede forcejear que tu le entregues tu corazón. De tu cuenta por amor tienes que acercarte a tu Creador y decirle, ¿Sabes qué? Ganas, aquí está mi corazón.

Me hallaréis y me buscaréis porque me busca de todo vuestro corazón. Guau! Como Dios anhela ese momento, mis hermanos. Búscame, te dice él. Búscame. Sabe, la verdadera cautividad es la cautividad del corazón. Puede ser que Dios no tenga prisa en sacarte de tu Babilonia, no te sorprendas por eso. Es más, muchos de nosotros que hemos caminado esta senda y que hemos experimentado este milagro, nos hemos encontrado en este mismo altar a donde tanto nosotros vemos… mira, es un proceso. La gente viene diciendo, no se sorprenda, este va a ser usted, créeme este eres tu, esto te espera, que llegan… Señor, sácame de mi Babilonia. Y entre poco, cuando este proceso comienza y tu has entregado este corazón al Señor, tu te encontrarás dándole gracias al Señor por tu Babilonia.

Tu mismo no vas a querer salir de tu Babilonia. Por qué? Porque te das cuenta que la verdadera cautividad es un cautiverio de temores. Llegamos cautivos de nuestros temores, llegamos cautivos a defectos de carácter que contaminan todo lo que tocamos, llegamos cautivos de una realidad de Dios tan pequeña, tan limitada, tan angosta que no te permite ver la grandeza de Dios o ver lo que Dios es capaz de hacer contigo o a través de ti.

Sabe, lo interesante de este cautiverio… la gente camina por las calles en este cautiverio, se montan en el ti en este cautiverio, se suben a sus carros en este cautiverio, van a sus trabajos en este cautiverio, crían sus hijos y sus niños con este cautiverio, se casan cautivos, viven sus días, caminan cautivos. Es un cautiverio donde su celda es su propio corazón que no nos deja ver lo grande que es Dios y lo grande que tu vida puede ser a través de sus manos.

Y nosotros, tal vez, he visto, mis hermanos acercándose a mí y diciéndome, pastor, qué haré? Y no es a mí que me lo están preguntando, es verdaderamente al Señor. Señor, cuándo volverá mi esposa? Y llegan a la casa del Señor en desesperación porque tienen tal vez, presiones matrimoniales. Y en vez del Señor contestarle, en tal fecha, el Señor le dice esto, búscame. Búscame.

Cuándo saldré de este lío económico? Y la respuesta del Señor es, búscame. Cuándo se calmará este dolor de esta pérdida? Y la respuesta del Señor es, búscame. Cuándo estaré libre de esta depresión? Y el Señor te responde, búscame. Sabes por qué? En el momento que comiences a buscar al Señor y lo hallas, en el momento que te das,… bueno, ya yo estoy en Babilonia, hago casa aquí, busco trabajo aquí, crío niños aquí, esta es mi realidad, y qué me toca sino buscar a Dios?

El Señor le tuvo que quitar a esa gente el templo, los sacerdotes, el sacrificio, Jerusalén, solamente para que lo único que ellos pudieran ver, lo que único que quedaba, lo único que le faltaba era Dios. Y en ese momento usted descubre algo, mi hermano, usted no necesita nada más. Usted no necesita nada más. Cuando hallaste a Dios, ganaste la lotería, cuando lo hallaste a Dios, hallaste todo lo que perdiste y más. Cuando hallaste a Dios, hallaste el propósito por el cual tu naciste. Cuando hallaste a Dios, hallaste una paz que nadie te puede arrancar, cuando hallaste a Dios, hallaste la voz del Salvador hablándote contigo en la noche, dirigiéndote a dónde está el tesoro de su vida.

Cuando hallaste a Dios, hallaste la provisión. Cuando hallaste a Dios, hallaste salud. Cuando hallaste a Dios, hallaste sanidad. Cuando hallaste a Dios, hallaste vida eterna. Cuando hallaste a Dios, tu hallaste por qué ese espejo fue creado para que tu veas la gloria de Dios marcada en tu rostro y el Señor transformándote en su imagen. Cuando hallaste a Dios, lo hallaste todo.

Ni cuenta te das. Mira, te olvidas que los 70 años tan rápido? Y dónde se fueron? Señor, déjame aquí contigo, tranquilo, aquí contigo.

Mis hermanos, es más, aquí una encuesta, cuántos les han dado gracias a Dios por su cautiverio? Y por haber hallado a Dios? Yo soy el presidente de ese club, amén. Gloria a Dios. Búscalo.

Pongámonos de pie. El Señor declara a través de otro profeta, el profeta Amos, buscadme y viviréis. El Señor le interesa tanto que lo busquen que se viste de carne, sale de su seguridad del cielo, camina sobre esta tierra para que nosotros podamos caminar, palpar con él y para que nosotros podamos derramar nuestras necesidades delante de él, para que él derrote la misma muerte y nos demuestre que la cruz no es nuestro final. Señor, te buscamos en esta noche.