Algunas veces los milagros requieren tiempo y esfuerzo

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Leyendo desde Segundo de Reyes capítulo 5 versículos del 9 al 14, “Y vino Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró delante de la casa de Eliseo, y entonces Eliseo le envió un mensajero diciendo: “Ve y lávate siete veces en el Jordán y tu carne se restaurará, y serás limpio” 2 Reyes 5:10

“Y Naamán se fue enojado diciendo: “He aquí yo decía para mí saldrá él luego y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano, y tocará el lugar, y sanará la lepra”” 2 Reyes 5:11

“Abana y Farfar ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos ¿no seré también limpio?” Y se volvió y se fue enojado” 2 Reyes 5:12

“Mas sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo: “Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa ¿no la harías? ¿cuánto más diciéndote: lávate y serás limpio?”” 2 Reyes 5:13

“Él entonces descendió y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la Palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio” 2 Reyes 5:14

¿Cuántos pueden decir gloria a Dios? Y antes de comenzar quiero que haga algo: quiero que se torne a una persona que esté al lado suyo y quiero que le diga la siguiente Palabra a esa persona al lado suyo: algunas veces los milagros requieren tiempo y esfuerzo. Ahora recuerde esas palabras porque son el título de mi sermón y también constituyen el tema central de mi sermón.

En 1997 el reconocido cantante de salsa Domingo Quiñonez lanzó un álbum muy interesante con un título interesante así como con una carátula muy intrigante, el título del disco era “Se necesita un mialgro”, como vemos aquí en la tapa del álbum se podía ver a Quiñonez con sus manos levantadas y su rostro mirando hacia arriba como si estuviera clamando por un milagro.

Los historiadores de la música latina consideran a este álbum y esa tapa como de las más cautivadoras en toda la historia de la música latina. No se puede negar que ese título y esa tapa jugaron un papel muy importante en la carrera de Domingo Quiñonez y también tuvieron mucho que ver con el éxito de su álbum. La compañía discográfica que produjo este disco estima que más de la tercera parte o por lo menos una tercera parte de las ventas de este álbum se podían atribuir al título del disco y esa impresionante imagen de Domingo Quiñonez mirando hacia el cielo esperando un milagro.

Ahora vale la pena recordar que Domingo Quiñonez es un hombre de Dios, un hombre cristiano devoto, creyente que no tiene vergüenza de proclamar su fe y sus más profundas convicciones acerca de la música cristiana y su creencia en Jesucristo, y eso es lo que yo creo que denota y expresa esta canción.

Cuando uno examina la letra de esa canción encontramos que Quiñonez se lamenta del auge de la violencia en nuestra sociedad, el aumento no solamente acá sino en toda la tierra y en todo el mundo y la pérdida prematura de tantas vidas jóvenes debido a ese auge de la violencia. En esta canción uno encuentra a Domingo Quiñonez lamentando esa continua distancia y disparidad entre aquéllos que tienen demasiado y aquéllos que tienen poco, y también se queja de la corrupción de los sistemas gubernamentales que antes de llegar al poder prometen todo tipo de cambios y mejoras pero después se convierten en parte del problema ellos mismos.

Quiñonez se lamenta también de que en vez de mejorar y aceptarnos unos a otros por encima de nuestras diferencias de raza, género, religión, etnicidad, cultura mas bien continuamos peleando unos con los otros precisamente debido a esas diferencias, y después de lamentar todas esas cosas que él señala en sus canciones Quiñonez levanta una plegaria hacia los cielos y le pide a Dios que efectúe el milagro del cambio.

Ahora otra cosa interesante es que ese temor que vemos en Quiñonez reflejado a un mundo que va poniéndose peor y peor, y esa misma esperanza de un cambio milagroso también se expresa repetidamente en nuestros propios tiempos a través de la música popular y de la cultura popular, películas muy conocidas como The Matrix, Hijos del Hombre, Guerra Mundial Z, Soy Leyenda también, Distrito 9, A tiempo, Juegos del Hambre, también Divergente, estas y otras películas revelan un profundo temor de que en vez de las cosas ir en mejora y a pesar de todo nuestro aprendizaje, de la ciencia, de la tecnología los seres humanos parece que estamos encaminados hacia un destino de empeoramiento y de destrucción final, pero también estas expresiones como que se aferran a esa idea y esa esperanza de que un cambio todavía pueda verse y constatarse en nuestros tiempos.

Esa misma expresión de ansiedad por la condición humana y ese deseo de que un milagro lo cambie todo se puede ver en algunas de las series más interesantes de la televisión, por ejemplo podemos pensar en series de televisión como The Walking Dead y también Los 100, Continuum, Gotham, y todavía hay uno más que hay que mencionar, Penny Dreadful, pero aún si nos tornamos al mundo de la literatura o a nuestros periódicos veremos lo mismo y eso es un nivel significativo de preocupación en nuestras vidas colectivas e individuales y en anticipo siempre buscando ese milagro que sane nuestras vidas individuales y colectivas.

Ahora, les he mencionado todos estos ejemplos seculares porque ilustran, nos dicen algo, creo que están expresando una ansiedad colectiva de todo el mundo y un anhelo común de un cambio colectivo en la humanidad.

Ahora en el resto de mi tiempo con ustedes esta tarde quiero enfocarme en ese deseo que vemos, que entendemos de un cambio transformador porque lo que vemos en este deseo es que estamos anhelando diferentes tipos de milagros en diferentes formas, nos gustaría ver milagros que transformaran y curaran nuestras enfermedades colectivas, milagros que mejoraran nuestras comunidades locales donde vivimos, milagros que traigan sanidad y transformación a nuestros matrimonios, milagros que sanen nuestras mentes y nuestros cuerpos, milagros que traigan avivamiento y madurez espiritual a nuestras congregaciones, ese deseo de estos y otros milagros los podemos constatar en todos alrededor de nosotros.

Pero desgraciadamente lo que no veo normalmente es esa capacidad para rebotar, esa capacidad para seguir adelante, persistir, la perseverancia, la dedicación, esa disponibilidad para seguir, esa voluntad para luchar y mantenerse en la lucha, y también de la paciencia que se requiere para esperar a que llegue el milagro, mantenerse comprometido con la tarea y trabajar para hacer posible con Dios ese milagro que queremos experimentar.

Muchas veces parece como que nosotros queremos obtener mágicamente el milagro que estamos anhelando, una mentalidad mágica, todo lo que se requiere es que me siente, me ehe para atrás y simplemente espere a que Dios mágicamente me provea el milagro, es como si esperáramos que el milagro se diera instantáneamente, mágicamente, claro y que no requiera mucho esfuerzo de mi parte, pero yo creo que tenemos que meternos en el hábito de aceptar el hecho de que hay milagros que requieren tiempo y esfuerzo, amén. Me estoy poniendo pentecostal ahora (rie).

Es una lección muy importante que tenemos que aprender, ¿saben ustedes? Es muy fácil sucumbir a la mentalidad de que los milagros son siempre cosas que suceden inmediatamente al vapor. Después de todo nos encontramos sumergidos en una cultura que siempre espera ¿qué? Gratificación inmediata, una cultura acostumbrada a lo conveniente, una cultura que no está muy familiarizada con la idea de la paciencia, de esperar, de tener que sacrificar, tener que luchar para poder obtener lo que queremos. Nuestra época es la época de lo instantáneo, la era de los restaurantes de comida rápida e instantánea, la era de pasar rápido, comprar lo que tú quieres y seguir manejando, la idea esta de hacer las compras por el internet, y también esa idea ¿no? de comprar de que la mercancía que compramos nos llega al otro día, así que nos hemos acostumbrado a la idea de lo cómodo, lo rápido, lo conveniente.

Tenemos nuestros microondas y fíjese cuántos lo usan más de la cuenta a veces, (Pastor Roberto: el Señor reprenda eso) tenemos los cafés instantáneos, nada como un buen café hecho genuinamente, tenemos allí los restaurantes que tienen allí comida ya lista para que nos la llevemos, estamos tan apurados que no tenemos ni siquiera tiempo de sentarnos y disfrutar la comida, y simplemente la cogemos, nos la llevamos para la casa o la comemos en el camino, si queremos comprar ropa o zapatos o un aparato electrónico para el hogar ni siquiera vamos a la tienda ya, y si no queremos esperar al correo normal simplemente las ordenamos para que lleguen al otro día, y a veces cuando queremos perder peso por razones de salud tenemos píldoras que nos prometen que vamos a perder peso muy rápido sin hacer ningún cambio, nada de cambiar las tortillas, los frijoles refritos, las pupusas, nada de eso lo dejamos allí, la sal.

Bueno ustedes ya están cogiendo mi ritmo, entendiendo el punto que quiero explicar ¿verdad? nos hemos acostumbrado a recibirlo todo tan rápidamente, tan fácilmente, tan convenientemente que se nos ha hecho tremendamente difícil esperar, se nos hace hecho muy difícil reconciliar tales conceptos como paciencia, perseverancia, propósitos firmes y la lucha, el sacrificio para conseguir las cosas, y generalmente pues tendemos a pensar que las cosas de la vida nos van a llegar instantáneamente.

Pero yo creo que tenemos que entrar en el hábito de aceptar que algunas veces los cambios van a tomar tiempo y esfuerzo para llegar a nuestras vidas, que muchas veces los cambios que deseamos no van a llegar con tanta facilidad y en esa misma manera tenemos que entrar en el hábito de aceptar que algunos de esos milagros grandiosos que estamos deseando y algunos de los milagros que Dios quiere efectuar en nuestras vidas van a tomarse tiempo y esfuerzo.

Yo creo que necesitamos, Congregación León de Judá, entrar en el hábito de pensar que algunas de las cosas que Dios quiere llevar a cabo en nuestras vidas no se pueden meter ahí en una microondas para que se cuesan instantáneamente al vapor, algunas de las cosas que Dios quiere efectuar en nuestras vidas no se pueden meter en una cafetera instantánea para gozarse y degustarse en unos minutos, algunos de las cosas que Dios quiere llevar a cabo en nuestras vidas no pueden ajorarse, no pueden apresurarse, tienen que cocerse cuidadosamente, lentamente en una hornilla normal, tomarse su tiempo, tienen que cocerse lentamente en un horno normal y probablemente van a requerir paciencia, perseverancia y trabajo de nuestra parte. Amén, ¿lo están recibiendo? Amén, métalo allí en su corazón.

En realidad yo pienso que la Biblia está llena de textos que comunican precisamente ese mensaje. Por ejemplo en el Antiguo Testamento vemos pasajes como los siguientes, el Salmo 37 versículo 7: “Guarda silencia ante Jehová y espera” digan espera, “espera en Él”, Salmo 40 versículo 1: “Pacientemente esperé a Jehová, se inclinó a mí y escuchó mi clamor”, Isaías 40 versículo 31 también: “Pero los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y no se fatigarán”. Si vamos al Nuevo Testamento también vamos a encontrar pasajes similares, Romanos 5 versículos 2 al 4: “Nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios y no solamente esto, sino que también nos gloriamos en nuestros padecimientos y tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia o perseverancia, la paciencia produce carácter fuerte, y ese carácter probado produce esperanza en nosotros” amén.

También tenemos Romanos 8:25: “Porque si esperamos” dice la Palabra “en lo que no vemos todavía, con paciencia lo esperamos y lo recibiremos” podríamos continuar en muchos pasajes similares, pasajes similares a este nos recuerdan la importancia de la paciencia y de la perseverancia en el objetivo que perseguimos.

Yo creo que el pasaje que mejor se expresa respecto al mensaje y al tema que estamos tratando es el que leímos al inicio de nuestra meditación. Y el pasaje que leímos anteriormente narra la historia de un comandante del ejército militar llamado Naamán, desgraciadamente él había contraído una enfermedad terrible llamada lepra.

Ahora como usted quizás sabe, en los tiempos de Naamán contraer la lepra era prácticamente una sentencia de muerte, se trataba de una enfermedad terriblemente degradante y humillante, las personas que desarrollaban esta enfermedad muchas veces mostraban unas llagas supurantes muy feas, en ocasiones esas personas perdían miembros, extremidades de sus cuerpos porque literalmente se pudrían y se desprendían de sus cuerpos, dedos, extremidades de las manos, la nariz, los dedos de los pies y aún parte de las orejas mismas.

Y encima de todo esto como algunas formas de esta enfermedad se creía que eran contagiosas también había un estigma social y la gente que sufría de lepra muchas veces tenían que vivir vidas aisladas fuera del vivir común.

Ahora, cuando Naamán se da cuenta de que padecía esta terrible enfermedad y conociendo su destino final decide viajar desde la parte norte de Damasco descendiendo hasta la tierra de Israel buscando ese milagro de sanidad. Era un hombre muy importante, un soldado muy apreciado por el rey. Va directamente al rey de Israel quien entonces lo transfiere directamente al Profeta Eliseo.

Dice que aquí se pone la cosa interesante. Dice la Escritura que Naamán se le aparece de momento al Profeta Eliseo con sus carros, su comitiva etc. hecha de guardaespaldas, de sirvientes y claro, Naamán esperaba que siendo un general el Profeta iba a salir corriendo de su casa a recibirlo personalmente y entonces claro, procedería a sanarlo inmediatamente, pero en vez de salir y saludarlo parece que el Profeta simplemente lo mira a través de la ventana, qué hace este tipo aquí que se cree la gran cosa con ese gran grupo de personas que lo acompaña tipo Trump o algo así, yo creo que Naamán era mejor tipo que Trump pero bueno, eso es puramente mi experiencia personal, esto es puramente, León de Judá no se hace responsable (ríe).

Y entonces vemos que el Profeta decide darle a probar a Naamán una dosis muy grande de humildad así que simplemente le envía a su mensajero, su siervo con instrucciones muy específicas: váyase al río Jordán y sumérjase en las aguas del río Jordán siete veces. Dice la historia que Naamán se puso furioso y que salió caminando y refunfuñando diciendo algo como: caramba yo pensé que ciertamente el Profeta saldría a recibirme, no solamente saldría a recibirme sino que movería su mano a través de mi cuerpo y me sanaría al instante, pero en vez de eso el Profeta le dice: hey camina 25 millas hasta las aguas turbias del río Jordán y sumérgete allí, métete allí siete veces, necesitaba un trato así humillante, y ahora aquí viene lo interesante.

Debo onfesar que ya para este momento de mi vida he escuchado y he leído docenas de sermones acerca de esta historia precisamente, casi siempre estas historias lo que hacen es que golpean e insultan y ridiculizan a Naamán por su supuesta arrogancia, por esto de ser así como una persona malcriada acostumbrada siempre al trato preferencial con un mal temperamento y con una actitud negativa, yo entiendo, yo sé que es así, puedo ver que Naamán sí manifiesta algunas de estas características y es evidente que él estaba esperando un milagro ahí rápido y a la carta, pero quiero darle un poquito de amor al personaje de Naamán y a su historia, quiero extenderle un poco de comprensión y compasión, no debemos ser demasiado ásperos, demasiado exigentes tampoco con este personaje ¿por qué?

Porque si somos honestos tenemos que admitir que la mayoría de nosotros hubiéramos reaccionado de la misma manera ¿sí o no? algunos de nosotros quizá le hubiéramos dicho al Profeta: ¿sabes con quién estás tratando? ¡Yo vengo de Brooklyn! Hubieran dicho algunos, que tengo ahí mi cuchilla ya lista para (risas), o le hubiéramos dicho: yo soy guitarrista de León de Judá, o soy un profesor de seminario, o soy un diácono en la Iglesia, o un Pastor asociado, ujier en la Congregación León de Judá, bueno tengo una licenciatura o una maestría, un doctorado, yo soy el jefe de una compañía importante, muchas veces hemos hecho uso de ese mismo tipo de argumento.

Oh yo soy un ciudadano americano con ciertos privilegios o derechos, o quizás podríamos decir: soy un hombre o una mujer adulta y exijo un mínimo de respeto etc., etc. así que hey, no seamos tan duros con el pobre Naamán, probablemente hubiéramos reaccionado de la misma manera en su situación.

Además quiero enfocarme ahora en los dificultades y obstáculos que Naamán tenía que superar para poder obtener su milagro, vamos a ver contemos las formas. Primeramente él tenía que reconocer: necesito sanidad y tuvo que humillarse para recibir algún tipo de sanidad, algunos de nosotros hubiéramos quedado allí fritos no queriendo admitir que necesitamos ayuda. En segundo lugar tuvo que viajar aproximadamente 260 millas desde Damasco hasta llegar al sur a la tierra de Israel para entrevistarse con el Profeta Eliseo.

Ahora tengan en cuenta hermanos que 260 millas es una distancia considerable en un tiempo donde no habían taxis uber, no había jet blue, no habían grey hounds, no habían carros. Mi punto es que su viaje no fue ni fácil ni breve.

Tercero, tenemos que tomar en cuenta que en ese tiempo los leprosos que se sospechaba que sufrían de lepra no podían atravesar ciertos lugares públicos, habían leyes, habían reglamentos que se habían establecido que a veces requerían que estas personas fueran por una ruta apartada y eso evidentemente significaba que su viaje habría sido tremendamente difícil.

Cuarto, cuando finalmente llega a la casa del Profeta el Profeta procede a humillarlo y a hacerlo sentirse como un ciudadano de segunda clase.

En quinto lugar, el Profeta le dice: si quieres ser sanado tienes que viajar ahora 25 millas más para llegar al río Jordán así que vemos ahora que se alarga el viaje.

Hay algo más también que necesitamos tener en cuenta. En sexto lugar tenemos que tomar en cuenta la condición del río donde él tenía que lavarse. El río Jordán tenía la reputación de ser uno de los ríos más turbios y sucios de todo Israel, se parece un poquito al río Charles aquí traidor que es para sumergirse, estaba exagerando un poquito pero está bien; sí, es como un río ahí como dijo el Charles es digamos como si tuvieras que ir al lugar más sucio y más fangoso, pero ven mi punto ¿verdad?

Y finalmente en séptimo lugar tenemos que recordar que a Naamán se le indicó que tenía que sumergirse en esa agua tan turbia no dos, ni tres, ni cuatro, ni cinco, ni seis tampoco sino siete veces, digan todos siete veces. Como puedes ver las cosas no se le hicieron fáciles.

Sin embargo para su beneficio después de quejarse amargamente Naamán decide seguir las instrucciones del Profeta y yo me imagino que cuando Naamán se sumergió la primera vez inmediatamente examinó su piel para ver si algo había mejorado, y no hay duda de que la segunda vez también hizo lo mismo, y la tercera vez, la cuarta vez, la quinta vez también, yo sospecho que ya a la sexta vez de hacer el movimiento comenzó a pensar: no creo que se vaya a dar este milagro.

Sin embargo vemos que obedientemente procede y se sumerge una séptima y última vez, y dice la Escritura que esta última vez después de emerge de las aguas Naamán notó que su piel había sido restaurada completamente, y no solamente había sido restaurada su piel sino que había sido restaurada hasta el punto de recuperar la tersura y suavidad y vitalidad de la piel de un bebé.

Y claro, la piel de Naamán fue restaurada hasta ese punto, claro porque eso es lo que uno esperaría que suceda, cuando Dios hace un milagro lo hace bien y eso es algo con lo que siempre podemos contar. Pero el punto de mi sermón es que el milagro de Naamán no llegó fácilmente, no llegó rápidamente sin resistencia y quizás también se trate a sí mismo en tu propia vida.

Los milagros, los cambios que quizás también nosotros estamos deseando, los cambios y transformaciones que estamos esperando en nuestra vida requieren tiempo, requieren esfuerzo pero ¿sabes qué? Dios está dispuesto si tú estás dispuesto, dilo conmigo: Dios está dispuesto si yo lo estoy.

Quizás vas a tener que viajar desde Damasco esa travesía hasta la tierra de Israel, quizás vasa tener que humillarte delante de Dios, quizás vas a tener que llegar hasta las aguas turbulentas del río Jordán, quizás vas a tener que sumergirte siete veces en esas aguas pero Dios está dispuesto si tú estás dispuesto. Yo creo firmemente que Dios todavía está en el negocio de ejecutar milagros si nosotros estamos dispuestos a invertir el esfuerzo y el tiempo en ellos.

Quiero terminar con lo siguiente: ¿qué milagro de transformación has estado tú personalmente anhelando? ¿qué milagro transformador has estado clamando al Señor para tu vida? ¿qué milagro transformador has estado pidiéndole al Señor que lleve a cabo en tu vida? ¿has estado clamando porque haya armonía y sanidad en tu hogar? ¿has estado anhelando un cambio de situación en tu matrimonio que anda triste? ¿has pedido al Señor que algún ser querido tuyo cambie su estilo de vida autodestructivo? ¿has estado tratando de alguna manera de liberarte de algún tipo de adicción pero no has podido? ¿has estado lidiando con algún problema depresivo o de ansiedad? ¿has estado lidiando con algún sentido de pérdida, de tristeza, de luto y no has podido zafarte de esa tristeza? ¿hay alguna enfermedad en tu vida, alguna condición de salud que has estado lamentando? ¿has estado pidiendo que avivamiento verdadero, genuino visite tu Iglesia, tu comunidad espiritual? ¿qué milagro de cambio has estado clamando al Señor y pidiéndole en tu propia vida? Dios está dispuesto si tú estás dispuesto.

Dios siempre está dispuesto, está dispuesto a efectuar algún cambio, algún milagro pero la pregunta que importa es: ¿cuán ardientemente tú estás anhelando un milagro de cambio, lo quieres suficiente como para presentárselo al Señor hoy? ¿lo quieres lo suficiente como para perseverar y esperarlo pacientemente? ¿lo quieres lo suficiente como para mantenerte firme en esa esperanza de recibirlo, como para mostrar perseverancia y persistencia? Una vez más te lo digo: Dios está dispuesto si tú lo estás, Dios les bendiga, amén, gloria a Dios, amén, amén gloria al Señor, dénle un aplauso al Señor, aleluya, gracias Señor Jesús, gracias Dios, recibimos Tu palabra Padre, recibimos Tu mensaje Señor, gloria a Dios, lo internalizamos.

Hermanos es un reto para todos nosotros, hemos aprendido durante todos los años sobre todo los pentecostales que creemos en el Poder del Espíritu Santo, en las intervenciones fulminantes de Dios que vemos a través de la Escritura, nos hemos acostumbrado a estar esperando cosas, milagros allí cocidos al vapor y es claro también a través de la Escritura que a Dios le interesa trabajar en nuestro carácter, crear hombres y mujeres como Cristo, desarrollar las virtudes del Evangelio en nuestros espíritus y la única manera en que eso se hace es a través de experiencias que nos enseñan, quebrantamientos, la espera, la oración a mitad de la noche, esa madrugada que quisiéramos que ya salga el sol que se ha hecho demasiada larga muchas veces, hemos clamado a Dios, nos hemos cocido en el fuego lento de nuestra ansiedad, nuestra agonía, nuestra espera y preguntamos ¿dónde está el Señor?

Somos como los discípulos movidos por las olas en el lago y diciendo pereceremos, y estamos allí desde que comienza la noche y estamos toda la noche remando porque el viento nos escoltará, y nos preguntamos ¿dónde está el Señor? El Señor está allí cultivando paciencia, ese es el reto de este mensaje para ti y para mí, el Señor está allí enseñándonos que Él es el Dios victorioso sobre las olas, sobre la tormenta, cuando Él está sobre esa barca esa barca no se va a hundir.

El cristiano tiene que aprender a esperar, a persistir y a veces el Señor nos alarga la espera para que maduremos, para que creemos complejidad psicológica, espiritual y la única manera en que se cultiva es a través de la espera, a través de la lucha, a través del esfuerzo, a través de la inversión, Dios no quiere crear pollitos allí que abren la boca y viene el aguilucho, y les mete de una vez la comida, Él quiere crear fieras que busquen su comida y la ingieran ellos mismos, la pasen a digerir, no quiere niños sino en el espíritu sino gente madura que puedan comer alimentos sólidos.

Recibe ese mensaje en el Nombre del Señor, un mensaje fundacional, formativo para nuestra Congregación. Tenemos décadas insistiendo como Iglesia, haciendo nuestro trabajo, trabajando duro, dando, perseverando, esperando, orando por una visitación poderosa del Señor y Dios nos ha permitido crecer como Iglesia de muchas maneras, internamente hemos visto a muchos de ustedes crecer y madurar, y como Iglesia también hemos crecido, somos un pueblo relativamente fuerte en una forma muy humilde, muy cotidiana un día a la vez poniendo un paso por delante.

Yo sé que Dios quiere hacer ese milagro de la proliferación, de florecer y que nuestro llamado se haga real en un instante también pero tenemos que sumergirnos siete veces también en el río. Creo que todo este tiempo de espera ha sido esa formación de Dios porque Dios nos da lo milagroso y lo estruendoso después de haber aprendido lo cotidiano, la oración día a día, el trabajo esforzado, pagar el precio, invertir, dar sin esperar nada sino simplemente ser fieles al llamado del Señor, y cuando hemos pagado el precio, cuando hemos hecho nuestra tarea el Señor va a decir: Tu lepra va a ser sanada instantáneamente.