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Quiero ahora invitarles a ir a la Palabra del Señor en dos diferentes pasajes de la Escritura, uno se encuentra en el Libro del Profeta Isaías en el capítulo 9, vamos a leer los versículos del 1 al 7 y luego vamos a leer en el Evangelio según San Lucas en el capítulo 2.
Dice Isaías en el capítulo 9: “Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zadulón y a la tierra de Neptalí, pues al fin llenará de gloria el camino del mar de aquél lado del Jordán en Galilea de los gentiles.”
“El pueblo que andaba en tinieblas vió gran luz, los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos; multiplicaste la gente y aumentaste la alegría, se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos; porque Tú quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor como en el día de Madián, porque todo calzado que lleva el guerrero con el tumulto de la batalla y todo manto revolcado en sangre serán quemados, pastos del fuego.”
Entonces vemos aquí una, antes de continuar, una serie de promesas maravillosas, cosas que van a suceder para beneficio de la humanidad y de los que leen este pasaje, y la pregunta es ¿cuál es la razón de que todas estas cosas maravillosas sucedan?
Dice el Profreta Isaías: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro, y se llamará su nombre admirable, consejero, Dios fuerte, Padre eterno, príncipe de paz.”
“Lo dilatado” es decir lo extenso “de su imperio y la paz no tendrá limite, sobre el trono de David y sobre su Reino disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre, el celo de Jehová de los Ejércitos hará esto”.
Y entonces vamos a pasar ahora al Evangelio según San Lucas, y lo que quiero que ustedes noten son los paralelos que existen del pasaje de Isaías escrito cientos de años atrás y este relato de la Navidad y del nacimiento de Jesucristo, y de algunos de los acontecimientos que acompañaron ese nacimiento.
En Lucas capítulo 2 versículo 8 se nos dice: “Habían pastores en la misma región que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño, y he aquí se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor y tuvieron gran temor, pero el ángel les dijo: no temáis porque he aquí os doy nuevas de gran gozo que será para todo el pueblo, que os ha nacido hoy en la ciudad de David un Salvador que es Cristo Jesús.”
“Y esto os servirá de señal: hallaréis al niño envuelto en pañales acostado en un pesebre, y repentinamente apareció con el ángel una multitud de huestes celestiales que alababan al Señor, y decían: gloria al Señor en las alturas y en la tierra paz, y buena voluntad para con los hombres.”
Les leeré un último versículo, el versículo 15 y dice: “Y sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo los pastores se dijeron unos a otros: pasémonos pues a Belén y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado.”
Y es interesante que estos dos pasajes escritos como decimos cientos de años separados uno de otro contienen esencialmente un mismo mensaje y señalan aspectos bien importantes acerca de la naturaleza de Jesús y también de Su Ministerio mesiánico. Y son cosas como estas las que me convencen a mí de lo auténtico del mensaje navideño, de lo verdadero y real que es ese mensaje que acompaña a los eventos de la venida de Cristo al mundo porque es obvio que Lucas e Isaías no habían hablado entre ellos, los dos pasajes son muy diferentes y se ve claramente que no hay como una intención de Lucas de arreglarse y como empatarse con el pasaje de Isaías, hay cosas que son verdaderas y por lo tanto hay una coincidencia en el mismo evento.
Ambos pasajes nos hablan acerca de la naturaleza divina de Cristo Jesús entre otras cosas. Ambos pasajes nos hablan acerca del nacimiento de un niño que no solamente es un niño común sino es un niño que tendrá un impacto que cambiará la historia de la humanidad y ambos pasajes nos hablan acerca de que, acompañando el nacimiento de ese bebé maravilloso y lleno de poder habrá unos efectos sobre la humanidad, los mismos efectos vemos sobre este pasaje. Vemos asombro, vemos un llamado a la paz, vemos ambos pasajes hablando de luz que invadirá las tinieblas, vemos que ambos pasajes hablan de gozo también que vendrá al corazón de una humanidad que está oprimida por el temor.
Vemos también que el ministerio de este maravilloso niño es un ministerio universal que no solamente está relacionado con el pueblo de Israel sino que está destinado a impactar a todas las naciones, a todos los grupos étnicos, y a todos los géneros de la humanidad.
Y vemos finalmente en ambos pasajes como en código, metido en el seno de la narrativa esta idea de que este niño muy humano, muy frágil es Dios mismo. Y si usted piensa en lo increíble de ese reclamo de que es Dios y es hombre también a la luz de la teología hebrea por ejemplo de que Dios es uno solo y de que sólo Él es digno de adoración, y de momento también este llamado a señalar este niño como Dios mismo digno de adoración en ambos pasajes, esto nos asegura de lo no convencional, lo extraño pero también lo verídico de este pasaje.
Déjeme tomar la diversidad de estas cosas que he señalado y ponerlas en cinco elementos que hay en común para que veamos la similitud en una manera más desarrollada, vamos a ver las cualidades de Dios revelado en ese niño: primero, un Dios de gloria, después vemos un Dios de paz, tres, vemos un Dios de gozo, cuarto, vemos un Dios personal, y al final vemos un Dios universal.
Dios de gloria, Dios de paz, Dios de gozo, un Dios que quiere contacto personal con Su pueblo, y un Dios que es accesible de todo el mundo. Comenzamos por el Dios de gloria, un Dios que inspira un asombro maravilloso. Nosotros vemos en el Evangelio de Lucas estos pastores ahí en el campo, una escena cotidiana, natural en la noche, en la oscuridad, y ahí penetrando en la oscuridad vemos la gloria, el shekinah de Jehová ahí explotando en el cielo y los ángeles, y la gloria alumbrando todo el ambiente donde están ellos.
Y vemos la gloria de Jehová por qué los pastores y los reyes que vienen son llamados a adorarle al bebé, se sabe que solamente se adora a Dios, y se sabe que adorando al bebé Jesús se está adorando a Dios mismo allí en el pesebre.
Isaías habla aún más directamente de eso y dice que este bebé va a ser maravilloso y admirable, y vemos en la narrativa de Gedeón y la de Sansón, en este pasaje Manoa le pregunta al ángel: ¿y cómo te llamas? y el ángel le dice: ¿por qué preguntas mi nombre que es admirable, que es maravilloso? porque es el ángel de Jehová, el ángel de Dios que está allí presente, Dios en una teofanía presentándose a Manoa, esa misma palabra se le aplica a este bebé, admirable, maravilloso, que inspira temor, que inspira admiración como Dios inspira admiración.
Veamos este acompañamiento de la gloria de Dios, la luz que vemos en Isaías también, dice que: “No habrá siempre oscuridad porque el pueblo que andaba en tinieblas vió gran luz, los que moraban en sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos” esa luz brillante y poderosa de Dios Todopoderoso.
A mí me encanta meditar en la gloria de Jesús porque esa gloria, ese poder divino es lo que me garantiza a mí que las cosas que Él ha declarado sobre mi vida, sobre Su pueblo se van a cumplir porque es ese Dios glorioso el que está declarando esas cosas sobre mi vida y si Él las declara y Él quiere que sucedan van a suceder porque es Dios quien lo garantiza.
Por eso es que meditar sobre la gloria de Dios no es solamente una idea teológica, tiene aplicaciones prácticas para nuestra vida. Tenemos que meditar sobre la gloria y el poder divino de Jesús, y Él quiere que así sea porque vemos también que en la última gran comisión el Señor antes de llamar a Su pueblo a salir y predicar el Evangelio, y conquistar a las naciones para el Reino de Dios dice: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” y como Él dice todo ese poder me es dado, Yo lo tengo, por lo tanto id y predicad el Evangelio a todas las naciones, es por esa gloria, por esa deidad de Cristo que nosotros tenemos esa autoridad para intervenir en el mundo y en la realidad, así que en esta Navidad recordemos a ese Cristo glorioso que está habitando en nosotros y que quiere que nosotros nos movamos en esa autoridad para cualquier situación, cualquier reto que podamos enfrentar en nuestras vidas.
Y vemos una segunda cualidad de este Dios maravilloso encarnado y es que es un Dios de paz, un Dios que trae paz a nuestros corazones. En el relato de Lucas vemos que cuando esa gloria de Dios invade a los pastores y se sienten sobrecogidos ¿qué pasa, qué pasa cuando la gente tiene contacto con lo divino? experimentan terror y temblor como en el caso de Ezequiel, de Isaías y de otros profetas que se confrontaron con la gloria de Dios y dijeron: estamos muertos porque nadie puede ver a Dios y sobrevivir. Y sin embargo ¿qué les dicen los ángeles? “no temáis”, es también otra cosa que acompaña ese terror que experimentan, el Señor dice: No, no temáis, que venga paz a tu corazón.
Cuando Pedro después de la pesca milagrosa se da cuenta que ese ser ha permitido que la naturaleza vaya hacia ellos para bendecirlos con una gran pesca dice que Pedro y sus amigos experimentaron gran temor y dijeron: tiene que ser Dios para hacer esto, y de nuevo: el Señor le dice no temas Pedro, desde hoy serás pescador de hombres.
Es esa cosa maravillosa, ese contraste de la deidad poderosa que inspira terror en los seres humanos pero acompañado de ese Dios misericordioso y apacible que nos llama a ser confiados en Su misericordia y en Su bondad.
Y el Profeta Isaías alude y se refiere a ese mismo efecto de paz que hay en el Mesías prometido, y él dice al principio del capítulo 9: “No habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que en otro tiempo experimentó el pueblo judío”.
Tenemos un Dios que dice el Profeta también que es un Dios consejero, que nos aconseja en nuestros tiempos de dificultad y de terror, y también es un Dios que elimina y que viene a un día poner fin a la guerra y al conflicto entre los seres humanos, y viene a poner paz entre los hombres.
En el versículo 5 de Isaías 9 dice que: “Todo calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla y todo manto revolcado en sangre serán quemados”, serán eliminados de la historia humana, es una forma gráfica, simbólica de decir: hey los instrumentos de la guerra, por el efecto cumulativo del Mesías prometido un día serán eliminados completamente, y sabemos que todavía ese mensaje no se ha cumplido plenamente, ese mensaje se cumplirá cuando Cristo reine en Su manera total sobre la humanidad pero precisamente eso es lo que la Venida de Jesús ha venido a traer al mundo, es romper la inevitabilidad de la guerra y del conflicto humanos, y establecer las bases para que un día la paz de Dios reine en todo ámbito humano.
Ahora, Isaías dice en el versículo 7: “Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite” y a mí me gusta pensar que esa promesa incluye no solamente el aspecto de la paz así sobrepuesta sobre la guerra y el conflicto físico humano, sino que también es la extensión de la paz que Cristo hace posible y que se extiende al corazón de la humanidad; aquéllos que estaban en tinieblas, en angustia, en tristeza, en desesperación ahora pueden experimentar paz por medio de Cristo Jesús.
Y qué decir de la paz entre Dios y el hombre, Dios y la mujer, nosotros y Dios. Cuando Cristo viene al mundo entre Dios y el hombre había una enemistad insalvable. Cuando Cristo viene al mundo ahora hay paz entre Dios y el hombre por medio de Cristo Jesús.
Ya tenemos paz para con Dios creo que dice el escritor de Romanos, la dádiva de Dios es paz para con nosotros, vida eterna en reconciliación con Dios. Romanos 5 dice: “Justificados pues por la fe tenemos paz para con Dios por medio de Cristo Jesús” y a mí me gusta pensar en la Navidad como un tiempo así de recordar este Cristo que nos llama a la paz aún en medio de las tormentas y las dificultades de la vida.
En nuestra propia vida como cristianos tenemos a Cristo en nuestro corazón pero vienen momentos de aflicción, vienen momentos de prueba y de enfermedad, pero misteriosamente en el hecho de que Cristo reina en nuestros corazones nosotros podemos tener paz también, podemos esperar que Él tomará control de toda la tormenta.
Servimos un Jesús que durmió durante la tormenta ¿amén? una tormenta grande alrededor, las olas y los vientos, y nuestro Jesús durmiendo en paz porque Él sabe quién tiene control sobre la situación.
Dios no nos obliga a negar que hay tormentas, Él no nos pide decir que no tenemos problemas cuando sí los tenemos pero lo que sí Él nos invita a saber es que si Jesús está en la barca conmigo llegaré al otro lado, Él me va a cuidar, voy a llegar bien. Hermanos: no importa lo que estemos pasando en estos tiempos navideños, mantengamos nuestra mirada fijada en ese Dios poderoso y glorioso que es Cristo Jesús y Él nos dará paz. No quites esa mirada de Jesús, ojos en Jesús, ojos en Jesús y ahí llegaré al otro lado, la tormenta no me puede abrumar.
Tenemos un Dios de gloria, un Dios de paz, y tenemos un Dios de paz y de gozo mucho más allá de lo que podemos imaginar. Dios no te invita solamente a tomar el jugo sino también una coca cola, no sé qué, que reboza de espuma y de gas, de un sabor delicioso, y de otras bebidas y sabores santos, gracias a Dios. ¿Qué dijo Jesucristo? dijo: Los que creen en mí ríos de agua viva correrán de su interior, amén.
El gozo es algo que salta de adentro, ríos de agua viva saltan dentro de nosotros. Cuando Elizabeth conoció a María el bebé Juan el Bautista, aún en el vientre saltó de gozo dentro de ella, así es el gozo que Dios te da, te hace saltar con gozo en tu corazón. ¿Qué dicen los ángeles? “Os traigo nuevas de gran gozo, que os ha nacido hoy un salvador en Israel” no solamente gozo sino un gozo sobreabundante.
Yo me imagino que para esos pastores, darse cuenta de que a Dios le interesaba que ellos supieran que este niño había nacido se sintieron privilegiados, se sintieron incluidos, ya no eran esos desgastados, pobres, insignificantes, sino a Dios les importaban ellos también y esto anunciaba una nueva época para toda esa humanidad humilde, pobre, desgastada, ignorada, ahora ellos podían ser parte del drama de la salvación también y eso era motivo de gran gozo para ellos.
Isaías en el capítulo 9 en el versículo 3 dice: “Multiplicaste la gente y aumentaste la alegría, se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos”. Vemos eso ¿no? a cualquier nación le gusta la idea de crecer, de expandirse, de que está aumentando la población porque eso asegura su destino futuro, y el escritor Isaías dice así: se gozarán como se gozan cuando las naciones aumentan su número, se multiplica la gente y se alegran como cuando se cosecha que ¡ah! finalmente la cosecha está segura, tenemos comida para los futuros meses y la gente celebra fiestas de otoño y de cosecha, y de manera también aunque un poquito sombría los guerreros y la gente cuando han vencido una nación enemiga y se pegan la lotería repartiéndose toda la comida y los despojos del enemigo, en un sentido hay un enemigo que ha sido despojado, el enemigo de la humanidad ha sido despojado y nosotros nos gozamos también y celebramos esa victoria. El escritor Juan dice que: “Él vino a deshacer las obras del diablo” y por eso nosotros podemos gozarnos en esta Navidad también.
Lo único que yo puedo decir hermanos es que el gozo es una decisión, yo quisiera tener tiempo para desarrollar eso y quizás un día podría dedicar un sermón sobre ese llamado al gozo de la Escritura pero quizás una de las cosas que te puedo dejar ahí como un consejo es eso: decide gozarte aún en medio de las tribulaciones y las luchas, haz una decisión; “con todo yo me gozaré” dice el escritor de Habacuc, y me gozaré en el Dios de mi salvación aunque no haya ninguna razón visible para hacerlo pero yo me voy a gozar de todas maneras ¿amén? gócese en el Espíritu.
Dios glorioso, Dios de paz, Dios de gozo y también un Dios personal, vamos a ver el Dios universal primero y después al final creo que vamos a hablar del Dios personal, un Dios universal.
En una ocasión el mismo Señor Jesucristo citó un pasaje de Isaías y Él dijo: “Recuerda lo que dijo Isaías, que mi casa será llamada casa de oración a todos los pueblos”. Una de las cosas maravillosas acerca del mensaje del Evangelio es que es para toda la humanidad, no importa el género que tú seas, no importa si eres rico o pobre, Cristo ha nacido para tu vida y para tu bendición hermano.
Cristo ha nacido para los jóvenes y para los viejos, Cristo ha nacido para los intelectuales y para los que no tienen mucha educación. Vemos que cuando la gente se acercó a Jesús para ser sanados dice que los sanó a todos. En los relatos del Evangelio vemos a Jesús sanando hombres y sanando a mujeres, resucitando a una niña, resucitando a un joven, Marta y María eran mujeres y el Señor les ministró en un tiempo en que la mujer no tenía gran valor.
Jesús sanó a paganos que no eran parte de Israel, a la mujer cirofenicia, le ministró a la mujer samaritana que vino a ser la primera evangelista en un sentido para que regresara y predicara en su comunidad en Samaria, y así mismo los pastores escuchan esta idea de que las buenas nuevas serán para todo el pueblo. Los ángeles declaran también que: “habrá paz en la tierra y buena voluntad para con todos los hombres”.
Isaías mismo en el capítulo 9 en este relato que estamos estudiando dice que habrá gozo en Galilea de los gentiles, en el versículo 1 al final, es una referencia un poco oscura y los expertos se debaten sobre qué quiso decir Isaías pero es claro que su intención es ilustrar que Jesús viene a ministrarle a toda las gentes, a todos los pueblos.
Yo pienso en esos magos que vinieron del oriente, el Señor quería que hubieran testigos que hablaran y que fueran de otras naciones, y estos magos no eran hebreos, estos magos no conocían las escrituras hebreas, pero Dios quiso traerlos para recordar que Él quería que hubieran también testigos de todas las naciones y de lugares lejanos.
Hermanos: recordemos en esta Navidad que Dios vino para salvar a toda la humanidad, a toda nuestra ciudad, a toda nuestra comunidad, y yo los invito a los otros miembros de la Congregación León de Judá hermanos en este año 2017 que comienza que nos hagamos un propósito de ser una Iglesia para toda la ciudad y para toda la comunidad ¿amén?
Dios no nos ha llamado solamente a ser una Iglesia latina o una Iglesia afroamericana o asiática, Dios nos ha llamado a ser una Iglesia que represente toda la riqueza y la diversidad de esta ciudad ¿amén? como nunca hermanos estamos comprometidos sus líderes y los Pastores de esta Congregación a que León de Judá sea una Iglesia para todas las razas y todos los sectores socio-económicos de esta ciudad.
Esta mañana nos hemos gozado con la adoración especial en la que hemos visto precisamente representantes de todas las razas de esta humanidad, coreanos, latinos, todos adorando y celebrando el hermoso mensaje del nacimiento de Cristo Jesús y eso es lo que nosotros tenemos que trabajar para que se haga posible en nuestra Iglesia cada día más y más.
Esa es una de las cosas más bellas y yo quiero tener un segundito y decir que ser una Iglesia tan diversa como la nuestra no es fácil, involucra un poco de incomodidad en todos nosotros. Nosotros todavía cada día estamos aprendiendo a cómo ser esa Iglesia diversa donde haya una igualdad de participación, de influencia, de mensaje, eso no es fácil porque no hay muchos modelos en realidad yo creo, desgraciadamente de Iglesias que sean así balanceadamente diversas y estamos en un sentido como inventando muchas cosas, y se va a tomar mucho tiempo para que lleguemos a ese balance pero yo le doy gracias a Dios de que estamos dispuestos, todos los que estamos aquí, a estar un poco incómodos hasta que se descubra por medio del Espíritu Santo cómo ser esa Iglesia diversa y balanceada.
Uno de mis pasajes favoritos en toda la Escritura es este de Isaías 9, dice: “Porque un niño nos es nacido” ese posesivo que ese niño nos ha nacido a nosotros, lo personaliza para mí. Ese niño no ha nacido simplemente como en una forma abstracta teológica e histórica, es como cuando un niño nos ha nacido a nosotros, a una familia, tiene un significado particular y especial, ese gozo de una familia a quien le ha nacido un niño como Dios nos ha nacido a nosotros a través de Cristo Jesús.
Es lo mismo que dice también Lucas, es la misma idea en el versículo 11, por eso es que yo digo que son tan grandes y tan perfectos los paralelos, en Lucas 2 versículo 11 dice: “Que os ha nacido hoy en la ciudad de David un salvador”. Yo no creo que Lucas estaba pensando necesariamente en Isaías que dijo que un niño nos es nacido, hijo nos es dado pero aquí tenemos esa misma idea, un niño nos es nacido hoy, un salvador. Cristo ha nacido en nuestro seno, en nuestras vidas, en nuestra Iglesia, en nuestra comunidad.
Yo no creo que hay en ningún otro relato de ninguna religión del mundo esta idea que mezcla un Dios asombroso, admirable, maravilloso, de gran e infinito poder pero que también habita en el corazón humano, habita en un pequeño lugar de nuestro ser, pero es también infinitamente grande y esas dos verdades están unidas en el relato navideño.
Y vamos al final de todo esto, les invito en este día a salir de aquí con esa idea de ese Dios personal que se acuerda de que somos polvo, que se compadece de nuestra condición, que experimentó todas las tentaciones y padecimientos que nosotros experimentamos y que no solamente lo conoce todo teóricamente porque es Dios y lo conoce todo sino porque Él experimentó en carne propia nuestro sufrimiento y padecimiento.
El hecho de que Cristo se hizo hombre y que es nuestro sumo sacerdote, y que nos conoce tal y como somos, ese Dios personal debe ser una fuente de confianza para nosotros, para acercarnos a Él no importa cuál sea nuestra situación, no importa si estamos todavía en el proceso de ser santificados, si estamos luchando con una cantidad de conflictos internos y de tentaciones, y tantas otras cosas, ese Dios personal conoce todas las minucias del alma humana y Él nos recibe, y se compadece de nosotros, y escucha nuestras oraciones.
Y por eso el escritor de Hebreos, y con esto termino, junta esa idea del Dios personal con venir ante Él con toda confianza, con toda paz en nuestros corazones. En el versículo 19 de Hebreos capítulo 10 el escritor de Hebreos dice: “Así que hermanos, teniendo libertad para entrar en el lugar santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que Él nos abrió a través del velo de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la Casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala consciencia y lavados los cuerpos con agua pura.”
Hebreos 4:15: “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado, acerquémonos pues confiadamente al Trono de la Gracia para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.”
Entonces yo quiero invitarnos a todos los que estamos aquí, bajemos nuestras cabezas un momentito si es tan amable de acompañarme, medite por un momento en este Dios glorioso, este Dios de paz, este Dios de gozo, este Dios personal, este Dios universal, y si usted no lo ha hecho antes o si lo ha hecho pero quiere reafirmar su invitación a ese Dios que es Cristo Jesús a habitar en su corazón, a nacerle a usted yo le invito en esta tarde a traer al Señor y dejar que entre en su corazón y que establezca Su Trono dentro de su vida, el Dios personal quiere entrar a tu corazón en esta tarde, el Dios que es lo suficientemente pequeño para habitar dentro de ti, Él se ofrece de nuevo por medio del mensaje de la Navidad y te dice: Abre la puerta, déjame entrar y si ya me tienes adentro invítame de nuevo a quedarme en tu corazón.