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Hemos estado hablando en esta serie acerca del Dios que nos sana, el Dios que quiere que vivamos vidas saludables, el Dios que quiere restaurarnos y levantarnos de nuestras posiciones caídas, las distorsiones de la vida.
Y en estas últimas tres semanas, creo que es hemos hecho un paréntesis dentro del tema mayor para hablar acerca de la oración. Hemos estado hablando acerca de ese papel que juega la oración. Y quiero hacer un resúmen, y esa va a ser mi oración. Lo que quiero decir es que hemos hablado acerca de tantos diferentes principios generales de salud.
Entonces hemos hablado acerca de principios ¿no? que podemos usar, principios bíblicos muy buenos para mantener nuestra salud, pero no todo en la vida cristiana es acerca de principios, acerca de conocimiento teórico. No todo en la vida cristiana es acerca solamente de conocimiento que podemos extraer de la Biblia. A veces se necesita más que sólo principios, se necesita el poder de Dios desnudo, las armas de la fe, las armas de la milicia como dice la Biblia, se necesitan armas, se necesitan intervenciones del Espíritu directas en nuestra vida.
La oración es el canalizador, es el canal que permite que el Poder de Dios baje de los cielos y entre a la Tierra. Si no oramos no podemos recibir el Poder de Dios. La Palabra dice que lo que nosotros declaremos en la Tierra Dios lo declarará en el cielo y lo respaldará en el cielo. Nosotros somos como imanes que atraemos el Poder de Dios del cielo a la Tierra, tenemos tanto poder y no nos damos cuenta. A veces no entendemos todo el poder que nosotros tenemos, nuestras palabras.
El apóstol Pablo dice en Efesios que él ora para que los cristianos de Éfeso entiendan cuán grande es el poder que Dios ha hecho morar en ellos, dice que es el mismo poder que levantó a Cristo de entre los muertos.
Hay mucho poder en el mundo. Hay poder para sanar enfermedades, hay poder para liberar muchas cosas, los físicos y los científicos han descubierto capacidades tremendas para canalizar la fuerza de la naturaleza, pero todo se queda dentro de la naturaleza. La oración nos permite salir de la naturaleza y entrar en una dimensión que afecta la naturaleza en maneras inconcebibles. Nadie puede sanar a un muerto, resucitar un muerto, pero el poder que habita en nosotros que resucitó a Cristo de los muertos, habita en nosotros y podemos usar ese poder, así que el poder de la oración es tan grande, algunas veces necesitamos simplemente un poder que rompa las tinieblas y las ataduras en nosotros.
Hay situaciones en nuestra vida, hay ataduras que son como los muros de Jericó: cerrados bien cerrados y ninguna fuerza que nosotros podamos asumir tiene el poder para romper los muros de Jericó excepto el Poder de Dios, y muchas veces eso es lo que se necesita. A veces las ataduras que tú tienes en tu vida, a veces las heridas del pasado, los pensamientos que te agobian, la depresión que has tenido durante veinte años, la ansiedad que tú no sabes cómo controlar, el matrimonio que es totalmente cerrado y que ya tú no sabes cómo tratar requieren que tú te pongas de rodillas y creas que el Poder de Dios puede destruir esas ataduras y llevarte a otro nivel.
Muchas veces no hay un mejor lugar donde estar que con un muro inmenso delante de nosotros y lleno de situaciones gigantes alrededor de nosotros porque en ese momento entonces Dios puede manifestar Su poder Él solo y toda la gloria, y toda la honra serán solamente para Él. No te desesperes; cuando estés en situaciones absolutamente cerradas y difíciles, ese puede ser el mejor momento de tu vida.
La oración moviliza esos recursos del cielo a nuestro favor, interviene directamente en una situación amenazante y la cambia. La oración muchas veces trae discernimiento y sabiduría sobre cómo obrar en una situación de dolor o crisis. Habrán veces en tu vida en que tú no tendrás la palabra o la estrategia, o la manera de salir de una situación, y cuando tú oras el Señor baña tu cerebro, baña tu entendimiento con entendimiento y sabiduría. Por eso la Palabra del Señor dice que: "Si alguno tiene falta de sabiduría pídala a Dios, el cual da abundantemente y sin reproche, y le será dada."
¿Cómo hace uno un edificio como este que cuesta unos trece millones de dólares en el mejor de los casos por cinco millones y pico? porque Dios da sabiduría, Dios da inteligencia. ¿Cómo puede una Iglesia pobre en un sentido humanamente hablando, con pocos recursos, tener tres edificios maravillosos como estos en el medio de la ciudad?
El Señor que le dió sabiduría a Daniel, le dió sabiduría a Moisés, le dió sabiduría a José en momentos de necesidad, órale al Señor que te dé entendimiento, conocimiento, sabiduría. Yo creo que la sabiduría es como una sustancia casi, es como una esencia que si tú le pides al Señor que te la dé como un recurso para toda tu vida y tú dedicas tu vida a perseguir y a buscar la sabiduría, dice que si tú valoras la sabiduría como oro y como plata Dios te la va a dar. Léase los primeros capítulos del Libro de Proverbios cuando usted llegue a su casa.
Cuando tú te mantienes en oración en tu vida y tú le pides al Señor que te dé sabiduría y conocimiento la sabiduría y el conocimiento se convierten en una atmósfera que tú estás continuamente aspirando, esa atmósfera rica en oxígeno del Reino de Dios llena tu cerebro, lo energiza y te da la capacidad para tomar decisiones sabias en tu vida.
A veces Dios necesita cambiar nuestra perspectiva, porque si tú te declaras derrotado y tú crees que estás derrotado, vas a ser derrotado, si tú te crees que estás rodeado por un ejército de gigantes que no te van a dejar salir al otro lado vas a ser impedido de moverte. Si tú te ves como pequeñito e impotente vas a ser pequeñito e impotente. Y a veces tenemos que pedirle al Señor: Señor cambia mi perspectiva, cambia mi manera de ver las cosas, y entonces Dios puede hacer algo en tu vida.
Voy a terminar con esta ilustración: ustedes recuerdan y no sé si, no creo que la he compartido con ustedes porque como les digo, el Señor ha estado hablándome tanto a través de este drama, yo sé que a Meche y a toda la familia, a través del drama de nuestra querida Daniela, nuestra nietecita, y yo he aprendido tanto, le he sacado tanto provecho porque eso es lo que pasa. Cuando vienen problemas a nuestra vida yo creo que siempre Dios me puede enseñar mucho a través de ello. Todo lo que viene a nuestra vida hay que convertirlo en oro.
Daniela podía casi caber en esta página cuando nació, medía 11 pulgadas, este papel mide 11 y pico pulgadas, podía casi caber aquí, pesaba una libra y tres onzas. Y yo recuerdo que cuando Meche salió primero de aquí de Boston para estar allá en el parto de nuestra hija Abigail y yo me fui unas pocas horas después, y usted se puede imaginar cómo está uno en una situación así. Abigail estaba en tremenda crisis física y esa bebita iba a nacer en 25 semanas, 15 semanas, casi cuatro meses prematura. Pero claro nosotros nos metimos de una vez en oración y mucha gente, gracias a todos ustedes que oraron también el domingo.
Cuando yo iba a Nashville lleno de temores y preguntas, incertidumbre acerca de lo que iba a pasar con nuestra hija y nuestra nietecita, cuando estaba caminando por la terminal en oración, pidiéndole al Señor que interviniera, todo el viaje fue oración en el Espíritu.
Cuando salí, tenía que voltear un espacio para ir a donde estaban las maletas, y cuando di la vuelta, ahí confrontándome, no podía hacer otra cosa que mirar ese póster, ese afiche grande de un hospital cristiano que había iniciado una campaña publicitaria sobre sus facilidades y sus recursos y todo eso, y ese póster, ese afiche tenía una mano de una persona, era un hombre, y tenía un bebé que de hecho era 25 semanas porque yo hice la investigación en e, internet, 25 semanas como nuestra Daniela, en esa mano hay una mano cubriéndolo y decía: "nada será imposible."
Dios puede hacer mil intervenciones. Esa campaña quizás ha servido muchos propósitos pero en ese momento esa campaña fue hecha para que yo la viera y recibiera paz, y que cambiara mi perspectiva.
Dios me estaba diciendo: Mira, tu perspectiva ahora mismo en lo humano sí es difícil, llena de posibilidades negativas, turbia, pero Yo la veo de otra manera. Ella está en Mis Manos y nada será imposible. No hay obstáculo, no hay dificultad que Yo no pueda cambiar. Y yo me tuve que quedar un rato ahí mirando y dándole gracias al Señor porque cambió mi perspectiva en respuesta a mi clamor y mi oración.
Yo quiero que tú entiendas que tú tienes que renovar a través de la oración tu perspectiva porque si tú peleas tus batallas solamente con tus recursos y estás mirando y analizando tu situación, tu futuro, tu esperanza a través de los recursos humanos y las condiciones humanas, estás perdido. Tú tienes que llenar tu espíritu y tus ojos para que puedan ver a través de los ojos del Señor, la vida como Dios la ve que Él está sentado en Su Trono y un mar de vidrio que no se mueve debajo de Sus pies, y Él controla todo.
Nunca permitas que tu visión se llene de negatividad, nunca creas que eres impotente, nunca cras que los muros no se pueden caer porque los muros sí se pueden caer con una Palabra en el Espíritu.
La oración cambia tu perspectiva, la oración cambia tu panorama. La oración coge a los cautivos y rompe sus cadenas. Aquí mismo tú puedes afectar el universo, tú puedes afectar una situación familiar a mil millas, dos mil millas de distancia.
Le damos gracias al Señor por ese poder que Él nos ha dado para cambiar las circunstancias donde quiera que sea, no importa cuán difícil, el mejor lugar. El Señor no conoce de distancias, de espacio, de tiempo, Él lo ve todo en una simultaneidad total y esa dimensión es la dimensión de la oración y del clamor, y si tú haces de tu vida una vida de oración y de clamor yo te prometo que nada será imposible.
Padre: Nada será imposible para nosotros Señor porque Tu Poder cambia situaciones, Tu Poder cambia perspectivas, Padre, Tu Poder nos convierte en gigantes del Espíritu y surcamos los aires Señor en el Poder del Espíritu Santo. Gracias por todo lo que nos has permitido hacer este día. Te damos gracias por esta mañana Señor que ha sido buena, ha sido especial, ha sido gloriosa y creemos que hemos trabajado bien para Tu gloria y Tu honra, y te damos gracias. Declaramos que nada será imposible en el Poder de Dios y el pueblo de Dios dice: amén, aleluya. Póngase de pie hermano y adoremos al Señor una vez más, y somos despedidos entonces, gloria al Nombre del Señor.