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Quiero compartir con ustedes de un par de textos de la Escritura que nos enseñan de la importancia, yo diría de la inevitabilidad de dar fruto si uno es miembro del Reino de Dios. Y no voy a decirlo como obligación porque esa palabra es muy estéril y muy, no sé, pero es una parte inherente de la identidad de un hijo de Dios, dar fruto. No se puede ser un árbol de fruto y no dar fruto, es una contradicción, y no se puede ser un creyente ungido y lleno del Espíritu Santo si no estamos dando fruto para gloria de Dios y para avance de Su Reino.
Vamos a Mateo 21, versículos 18 y 19, un evento muy significativo, fácil de perderlo en todo el curso de las cosas que le sucedieron al Señor Jesucristo en todo Su Ministerio terrenal, pero muy elocuente cuando lo examinamos a la luz de todo lo que dice la Palabra acerca de dar fruto y de producir obras que redunden en beneficio para el Reino de Dios.
Dice en el versículo 18 capítulo 21, Mateo: "Por la mañana, volviendo a la ciudad" Jesús, "tuvo hambre, y viendo una higuera cerca del camino vino a ella, y no halló nada en ella" ahí está la clave. Es un árbol de higuera, se supone que de higos pero cuando el Señor viene al árbol no halló nada. Me imagino que el Señor tenía hambre, escarba la higuera muy frondosa, llena de hojas, muy prometedora, esas hojas como que supuestamente expresaban vida, abundancia. Sin embargo cuando el Señor mete la mano, me imagino entre las hojas y comienza a tentar así en diferentes partes de las ramas no había ni un solo higo, no había fruto; era una ilusión su frondosidad.
Y yo creo que el Señor captó en ese momento el carácter simbólico de lo que Él estaba haciendo. El Señor era un Maestro consumado y no desperdiciaba ninguna oportunidad para ilustrar algo, además de que Él sabía de que Sus acciones, usadas por el Espíritu Santo serían registradas y usadas por nosotros a través de los siglos, Su Iglesia, para extraer verdades y enseñanzas para la Iglesia. Por lo tanto, el Señor estaba muy consciente de lo que estaba haciendo en ese momento.
Yo creo que Él sabía que en algún momento en el siglo XXI, un Pastor latino en alguna parte de Roxbury iba a estar predicando acerca de ese momento. Y entonces cuando Él va, y encuentra que no había fruto en la higuera sino hojas solamente dijo: "Nunca jamás nazca de ti fruto." En otro pasaje dice que maldijo la higuera, una palabra muy severa, pero la consignó a la esterilidad perpetua. "Y luego se secó la higuera."
En otro pasaje hay una ilustración mayor de este momento donde cuando Él la maldice no se seca inmediatamente pero se secó de raíz y la maldición del Señor, y la carencia de vida comenzó a manifestarse cuando ellos regresaron al resto del día, aquí yo creo que se nos da un reporte resumido de lo que pasó. Cuando ellos regresaron al final del día de su viaje, encontraron que la higuera se había secado. Pero aquí dice simplemente, comprimiendo la narración que se secó la higuera.
"Y viendo esto los discípulos decían maravillados: ¿cómo es que se secó enseguida la higuera? Respondiendo Jesús les dijo: De cierto os digo que si tuviéreis fe y no dudáreis, no sólo haréis esto de la higuera sino que si a este monte dijéreis: quítate y échate en el mar será hecho, y todo lo que pidiéreis en oración creyendo, lo recibiréis."
A mí no me interesa tanto esa segunda parte del evento, me interesa la primera parte donde vemos un árbol hecho para dar fruto que viola su identidad no dando fruto y el Señor Jesucristo considera eso una ofensa seria, y símbolo de todos los hijos de Dios incluyendo Israel, que dice la Biblia que es como una higuera estéril que no da fruto. El Señor tomó toda esa simbología y por eso reaccionó de esa manera, porque le recordó también a este pueblo tan prometedor que es Su pueblo Israel, y que no da fruto para Su Reino, y maldijo la higuera, reaccionó severamente con respecto a eso, y la higuera fue consignada a ser estéril para siempre. Porque lo que no da fruto, simple: se seca la bendición potencial que hay en él o en ella.
Ahora vamos rápidamente a Lucas capítulo 13 porque este no es un tema aislado sino que es un tema de toda la Escritura, y yo espero apuntalar muchas de las cosas que estoy diciendo con otras referencias bíblicas que nos enseñan esto, y es que: dar fruto no es una opción. Si tú entras al Reino de Dios, eh, no puedes asumir como que: ah yo puedo simplemente darme el lujo de venir a la Iglesia, sentarme en la banca, cantar unas alabanzas, escuchar una predicación y me voy a mi casa, y mi vida no tiene ninguna resonancia ni ningún tipo, representa ningún tipo de ventaja o ganancia para el Reino de Dios. No es así.
Todo hombre, toda mujer que entra en el Reino de Dios desde el inicio debe estar inquieto o inquieta y preguntarse: Señor ¿qué estoy haciendo yo para avanzar los intereses de Tu Reino? ¿cómo está siendo usada para adelantar Tus propósitos? ¿en qué manera, aunque sea mínima, mi vida está sirviendo para agradarte a Ti y para avanzar los intereses de Tu Reino?
Toda la Escritura nos enseña una y otra vez que nosotros entramos al Reino de Dios para convertirnos en discípulos seguidores de Cristo y en instrumentos de Él. La identidad de un hijo de Dios está resumida en ser un siervo del Señor, ¿amén? ¿cuántos pueden decir amén a eso? y en ser útil, ser un instrumento para que la gracia de Dios corra a través de ti y tú convertirte en las manos, los pies, la boca, el cerebro de Cristo Jesús. Todas tus intervenciones, toda tu vivencia tiene que estar penetrada por tu identidad como un siervo, un instrumento del Reino de Dios.
Aquí en Lucas capítulo 13 versículos 6 al 9 el Señor profiere una parábola, dice que: "También dijo esta parábola: Tenía un hombre una higuera" interesantemente el Señor usa de nuevo una higuera, "Tenía un hombre una higuera plantada en su viña y vino a buscar fruto en ella" ¿por qué? porque una higuera existe para dar fruto, lo que justifica la vida de una higuera y que ocupe un terreno es que da fruto, higos; una higuera no tiene muchas virtudes decorativas.
Fíjese que este hombre planta una higuera y él asume que la higuera va a dar frutos, él no viene diciendo: caramba, ojalá que esta higuera me resulte bien y que dé fruto, no. Él viene esperando que la higuera ha dado fruto, vino a buscar fruto en ella. Me pregunto ¿cuántas veces viene el Señor a mi vida, indaga y dice: Hijo, ¿dónde están los frutos de justicia? ¿cómo tú estás usando el don de Dios que está dentro de ti? ¿cómo tú estás redimiendo los talentos que Yo he puesto en tu vida? ¿cómo tú estás usando la energía de Mi Espíritu para hacer algo a favor de Mi Reino? ¿cómo estoy Yo sacando provecho a la inversión de Mi Espíritu, Mis dones, Mi Poder en tu vida, Mi bendición en tu vida? El Señor viene a nuestra vida, el Espíritu Santo está continuamente indagando en tu vida, en la mía, ¿qué fruto estás dando para Mi gloria, para Mi honra, para Mi avance?
Entonces este hombre viene a buscar fruto en la higuera y no lo halló. ¿Cuántos hijos de Dios consignan su carrera cristiana a una mera religiosidad? Desgraciadamente el primer culpable de una mayoría de hombres y mujeres infructíferos en el Reino de Dios son los Pastores, somos los Pastores y las iglesias ¿sabe por qué? porque no instruímos al pueblo de Dios. Los adormecemos creyendo que la vida cristiana es una cuestión meramente formuláica donde la gente viene, se persigna o hace unas genuflexiones allí o pasa a través de unos ritos pentecostales y no vemos que lo primordial es que haya frutos actuales, observables en la vida de los hijos de Dios, que haya intervenciones de parte nuestra en expresión de lo que Dios ha puesto en nosotros. El Señor siempre va a venir y te va a preguntar, y va a buscar fruto dentro de ti, y si no lo halla, las consecuencias como ustedes van a ver.
Fíjese que en las dos ilustraciones que tenemos acá la reacción es la misma. Cuando este dueño de la viña o del terreno le dijo al viñador, el encargado de cuidar la tierra diariamente, capataz, como se llame: "Dijo al viñador: He aquí hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera y no lo hallo." ¿Cuántos de nosotros llevamos mucho tiempo en los caminos de Dios, años recibiendo, recibiendo, comiendo, pidiéndole al Señor: líbrame de esto, hazme aquéllo, bendíceme en esto, provéeme aquéllo, damos gracias al Señor, vemos los beneficios de la vida cristiana y de paso digo que no vemos suficientes, porque parte de los beneficios de la vida cristiana vienen en reacción y como producto de nuestro servicio al Señor ¿entiende lo que estoy diciendo, amén? pero no damos fruto, no hacemos nuestra parte.
Y de paso entre paréntesis, a riesgo de perder el hilo acá. Ustedes recuerdan que esta serie de sermones que yo he estado predicando últimamente es en parte en reacción a lo que yo creo que es un pecado de la Iglesia moderna, sobre todo en occidente y mucho en Latinoamérica, en África, aquí en Estados Unidos, este Evangelio que llamamos de prosperidad que no es una Palabra, porque yo creo que Dios prospera a Sus hijos ciertamente, y sana, y bendice.
Pero cuando consignamos el Evangelio solamente a prosperidad, bendición, recibir de Dios, a un Evangelio fácil, un Evangelio traicionero en última instancia y adormecemos a la gente con la idea de que tú solamente vienes al Reino para que Dios te bendiga; ven al Reino y serás bendecido, ven al Reino y Dios te va a dar dinero, ven al Reino y Dios te va a dar una casa, ven al Reino y Dios te va a dar un mejor trabajo, pero no presentamos la otra cara del Reino que es: ven al Reino para servir al Señor y dar fruto al Señor, y dar frutos de justicia, y mostrar que el Espíritu que Dios ha puesto en ti es un Espíritu que comparte, que da vida, que sufre también por el Reino de Dios y que está dispuesto a pagar el precio del discipulado. Y esas dos caras del Evangelio tienen que ir unidas para en realidad tener significado.
Si tú consignas el Evangelio solamente a trabajar, trabajar, trabajar eres como Marta: afanado y religioso, y un Evangelio legalista que no nos muestra que estar en el Señor es también descansar y en la gracia. De paso una ilustración a riesgo de perderme más todavía. Esta mañana estaba orando en la sala de mi casa como hago temprano, y de momento abrí los ojos un momento, y a través de la ventana había un color rosado, era el amanecer que yo nunca había visto antes a través de esa ventana. Todo el cielo que yo podía ver desde la ventana estaba teñido con un color rosado leve, era como un color pastel, un rosadito; las hermanas saben, ya yo ví por ahí un par de hermanas diciendo: color pastel, los hombres somos toscos en eso y no sabemos lo que es, ¡pastel! hmm qué bueno ¿dónde esta? vamos a comérnoslo. No.
El caso es que un color así leve, dedicado y toda, no sé si soy místico o qué pero, al ver ese color tan delicado era como que el Señor estaba ministrando paz a mi espíritu. A veces uno tiene cargas y cosas, y con este lío del, se me complica la mente un poco. Pero al yo contemplar ese color yo sentí como que Dios me estaba diciendo: mira ese color. Y la verdad que el color eso, yo creo que es por eso que el arcoiris también Dios lo puso como una señal, y no hay arcoiris que usted vea que no le provoque una sonrisa porque es como, es la sonrisa de Dios un arcoiris.
Y cuando yo ví ese arcoiris era como que Dios me estaba diciendo: Descansa en Mí. Aprende a vivir tu ministerio en paz, no te afanes. Muévete en Mi Gracia, no gastes tanta energía a veces afanándote y poniéndote ansioso acerca de las cosas. Y yo sé que Dios me ha llamado a eso porque cuando Dios exige tanto de uno será mejor que uno aprenda a correr con un combustible muy eficiente, y que el motor no gaste mucha energía porque si no te quedas en medio de la calle rápido.
Entonces yo contemplé ese color por un rato y decidí recibirlo como una Palabra profética de Dios para yo moverme en la Gracia del Señor, y aprender a ministrar y administrar mis situaciones difíciles y exigentes en mi vida, y descansar en el Señor, y no gastar tanta energía porque yo creo que la mayor parte de energía que nosotros gastamos no es porque el evento lo exige sino porque hay una energía nerviosa y preocupación, y alerta, y todo esto que te gasta. Bueno mi hermana sabe porque yo estaba hablando acerca de neurología y todo eso, el cerebro gasta energía como ningún otro órgano del cuerpo, y muchas veces la ansiedad y el afán y todo esto consumen más energía de lo que demanda la situación misma.
Si nosotros aprendemos a estar en la gracia de Dios. Todo esto para decirles, y Dios me ministró de paso. Mientras estuve ahí contemplando esa luz decidí que hasta que no se fuera no iba a dejar de orar y de recibir de ella. Estuve como siete minutos recibiendo de esa luz hasta que yo creo que ya vino la mañana más entrada y entonces se desvaneció, pero yo creo que la tengo dentro de mi espíritu y la recibo así, la voy a recordar de aquí en adelante.
Lo que quiero decir es que, no: Dios nos llama a disfrutar de Su Gracia, de Su bondad, entramos al Reino de Dios para ser libres, para ser bendecidos pero, pero, tenemos que dar fruto. Tenemos que usar la Gracia de Dios, el Poder de Dios, la bendición de Dios, la prosperidad de Dios para ser útiles al Reino de Dios. Y la cosa es que mientras tú más le das al Señor más recibes, esa es la clave. Mientras tú usas los dones de Dios en tu vida que tú has recibido, la bendición, la salvación, Dios canaliza entonces más obras para ti, más bendición, más crecimiento. Mientras tú más sirves más sirves, mientras más das más recibes, mientras más inviertes más ganas, mientras más gastas para el Señor Dios te renueva y más creces, esa es la clave de la prosperidad y la bendición.
Mientras tú más le das al Señor en el Nombre de Jesús y en fe para avance de Su Reino, Dios te conecta un tubo inagotable de bendición que corre a través de tu vida para que sea más de bendición. Esa es la clave, por eso Dios nos bendice y nos provee, porque nosotros compartimos estos edificios, compartimos lugares, damos a la comunidad, damos al Reino. Mientras tú más das más recibes, porque ¿qué pasa? si te llenas y no das Dios dice: No, ya tú tienes bastante ¿para qué te voy a dar más? Entonces esa es la clave, porque entonces lo que tú tienes siempre es fresco, siempre nuevo, no algo ahí añejo y viejo, y seco ya porque no lo estás usando.
Entonces este hombre, no se me ha olvidado, viene a la viña, viene a buscar fruto y dice: "Tres años vengo a buscar fruto y no lo hallo. Córtala." En otros casos el Señor maldice la higuera, en este caso dice: Córtale. Es la misma higuera, muerte.
Cuando tú no sirves al Señor, cuando no das fruto viene la inevitable interrupción de la Gracia de Dios y del favor de Dios corriendo en tu vida. Misterioso porque la salvación dice no es por obras y esa es la gran tensión del Evangelio teológica, no es por obras, pero es para obras y si no hay obras no hay fe en última instancia, es lo que dice Santiago. Ahí está la tensión de la vida cristiana, vamos a ver eso un poquito y tenemos un par de minutos más.
"No lo hallo. Córtala. ¿Para qué inutiliza también la tierra?" Si tú no sirves al Señor, si no das fruto eres un impedimento hermanos, es lo que dice la Biblia, no lo digo yo. Suena muy severo eso, pero hay muchos cristianos que son mas bien un impedimento para la Obra de Dios.
Cristianos infructíferos dan mal ejemplo. Cristianos infructíferos no reciben la iluminación del Espíritu Santo y por lo tanto muchas veces van a ser piedra de tropiezo. Cristianos que no dan fruto van a ser generalmente estéril que no expresan la dinámica, la abundancia, ríos de agua viva, que son los que nos hacen a nosotros intrigantes al mundo y dicen: ¿por qué hay esta vida en esta persona? ¿por qué hay este gozo? ¿por qué hay esta persistencia en medio de la tragedia y la prueba, y la pérdida? ¿por qué esta persona, vienen las olas y se mantiene firme o simplemente se monta en su tabla y surfea la ola, y sale adelante más fuerte que nunca? porque está bebiendo de las corrientes subterráneas de la Gracia de Dios y la está usando. Es un canal.
La gracia viene, entra, la canaliza y entra más gracia, y esa persona resulta tremendamente atractiva al mundo. Mientras que la persona estéril, consumidora lo que refleja es la falta de vitalidad del Reino de Dios. Yo espero que esto sea un reto para tu vida y que el Señor te inquiete. Yo no quiero ser un martillo que te golpee y que tú salgas de aquí apaleado en esta mañana, yo quiero ser un ánimo para ti, un estímulo de que no pierdas el verdadero sentido de tu identidad, el llamado de Dios en tu vida. Dios te ha llamado para ser un canalizador de Su Gracia y de Su Poder.
"Córtala. ¿Para qué inutiliza también la tierra?" Él entonces, el viñador que es figura de Jesucristo, yo diría del Espíritu Santo también, "Él entonces respondiendo le dijo: Señor, déjala todavía este año hasta que yo cave alrededor de ella y la abone." ¿Sabe que la Gracia del Señor es inagotable? el Señor siempre te va a dar una segunda, tercera y cuarta oportunidad pero Él te pide que no la desperdicies, no abuses de Su Gracia y Su misericordia.
El Señor quiere, en algún momento tú vas a tener que hacer una decisión ¿vas a vivir como un consumidor o vas a vivir como un productor? ¿vas a vivir como alguien simplemente ocupando terreno o vas a vivir como alguien que da fruto y trae deleite a los ojos de su dueño?
Y entonces el Espíritu Santo está trabajando en tu vida, Él quiere trabajar para que tú des fruto y aquí hay un principio muy importante que ya hemos aludido a ello. Dice: "Hasta que yo cave." Esa palabra es una palabra muy fuerte, porque ¿sabes? mi hermano, mi hermana, que si tú vas a dar fruto en la viña del Señor Dios va a tener que cavar en tu vida. Por eso de nuevo, no podemos asumir que sólo venimos a la Iglesia a tener experiencias agradables y placenteras. Una parte de la vida y de la experiencia cristiana es cuando Dios cava en nuestra vida.
Yo siempre he dicho que si la tierra pudiera hablar cada vez que el agricultor le mete una hoz o la trilla, o le mete una máquina que la tritura y la rasga profundamente la tierra gritaría porque está recibiendo violencia. Cada vez que un árbol es podado y se le cortan sus ramas frondosas, y lo deja uno reducido a lo mínimo para que la vida y la savia dentro de ella, de ese árbol, se distribuya en una forma más efectiva y entonces ese árbol pueda dar más fruto el árbol gritaría si tuviera que hacerlo, está perdiendo su belleza y le estás haciendo violencia pero es para su bien.
Y la única manera en que Dios puede llevarte al nivel que Él necesita de ti, y aún para tu propio provecho tambien, porque hay cosas que tú para experimentar el gozo del Señor en tu vida, Dios va a tener que cortar cosas en tu vida ¿sabes? es para tu propio beneficio. Dios no hace las cosas como una forma utilitaria, Dios hace las cosas también para bendecirnos a nosotros, y la verdad es que hay muchas cosas que Dios tiene que cortar de nuestra vida. Y nos va a empobrecer, y vamos a parecer así como chiquititos ahí, todos cortados, como un pajarito sin plumas muchas veces, o un gato sin pelo ¿usted ha visto un gato sin pelo alguna vez? Así tiene Dios que tratarnos a veces.
Pero Dios dice: No, eso es para que crezcas, para que te hagas más grande, para que te hagas más profundo, para que seas más útil y para que experimentes Mi Gloria y Mi gozo, aleluya. Dice el apóstol Pablo que: "Yo quiero conocer a Cristo en Su Poder y en Sus padecimientos" muchos lo queremos conocer solamente en Su Poder pero ¿qué hay de Sus padecimientos?
Cuando tú pasas por el trillo del viñador y Dios cava alrededor de ti recuerda siempre, dos cosas: es para bendecirte y para que des frutos. Esas son las experiencias negativas de nuestra vida. Las confrontaciones que tenemos, las derrotas y los fracasos de la vida, los sinsabores y los obstáculos es para cavar alrededor de ti para que des fruto, para que seas de bendición. Y muchos de nosotros cuando el viñador viene a cortar y nos enseña la tijera decimos: no, no, no, no, no te acerques. Disimulamos, nos hacemos los chivos locos, nos vamos por ahí y nos hacemos de cuenta que no lo vimos, pensando que si hacemos de cuenta Él va a pensar que no lo vimos. Él sabe, eso se llama contristar el Espíritu Santo. Y entonces el fruto se va a quedar dentro de nosotros.
Voy a cavar, el Señor quiere cavar. Hasta que yo cave alrededor de ella, la abone, el Espíritu Santo siempre está cavando y abonando alrededor de nuestra vida, lo que pasa es que no lo percibimos así. Venimos con una mentalidad superficial de lo que es el Evangelio, por eso es que los Pastores pecamos, es un pecado hoy en día uno decirle a la gente: ven al Evangelio para have a good time; le estás robando a la gente, eso es lo que estás haciendo. Ven para que experimentes la gloria de Dios y para que sufras como tu Señor, y para que seas un héroe lleno de músculos porque Dios te ha sometido a Su entrenamiento, para las dos cosas.
Y en el Evangelio se experimenta gloria y sublimes momentos, y también momentos de tristeza y de padecimiento porque un árbol tiene que experimentar, un héroe tiene que vivir como un héroe. "Hasta que yo cave alrededor de ella y la abone, y si diere fruto bien, sino la cortarás después." Sino, la cortarás después.
Ya el tiempo se ha acabado y quiero simplemente dejarlos con una última de tantas cosas que podríamos estar aquí hablando pero recuerda eso: Dios te llama para que seas útil, Dios te llama para que des fruto, Dios te llama para que experimentes Su Gloria, Dios te llama para que experimentes tu verdadera identidad, tu verdadero llamado de hijo de Dios. Si tú no vives como un dador alegre, como un productor de vida y un canal de la gloria de Dios estás violando tu identidad, no estás siendo auténtico, no estás siendo legítimo. Somos farsantes. No tenemos la identidad de un siervo de Dios, de un hijo de Dios, somos cualquier otra cosa. Un asistente a la Iglesia, un buscador, alguien que tiene simpatía como Nicodemo pero no somos un discípulo de Cristo, no somos discípulos. Debemos mostrar que Dios ha obrado en nosotros.
Hay un pasaje que quiero dejar con ustedes, es Marcos capítulo 3 que para mí refleja el balance de la vida cristiana y que tenemos que predicar ambas cosas. Yo espero que esta serie de sermones te confronten tu vida en tu identidad y te anime también a buscar más de ese balance que Dios quiere para tu diva.
Capítulo 10 Marcos, versículo 18: "Entonces Pedro comenzó a decirle: He aquí Señor nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido" buscando como provecho ¿no? larga la historia pero dice: Señor mira, este rico joven no quiso entrar en Tu Reino y no quiso pagar el precio pero nosotros sí, nosotros hemos dejado todo y hemos pagado el precio, y te hemos seguido.
"Y respondió Jesús y dijo: De cierto, de cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras por causa de Mí y del Evangelio" es decir, fíjese: no hay nadie que sacrifique para Cristo y que asuma la identidad de un discípulo y un peregrino, y que asuma su verdadera identidad de hijo de Dios que tiene que dejar muchas cosas, y abandonar muchas cosas, y pagar el precio, y ser imitador de su Señor, no hay ninguno que haya hecho esto, versículo 30: "Que no reciba cien veces más ahora en este tiempo."
Ahí está el Evangelio de prosperidad y de bendición que yo creo que en ello, cuando uno da para el Señor espere bendición porque va a venir hermano, no venga al Evangelio sólo a sufrir, venga a celebrar, venga a danzar, venga a gozarse. "Que no reciba cien veces más ahora en este tiempo, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras" y aquí está "con persecuciones."
Pongan ese versículo 30 por favor en las transparencias, "que no reciba cien veces más ahora en este tiempo, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras" gloria a Dios, gloria a Dios, todo el mundo dice: gloria a Dios a eso ¿verdad que sí? "con persecuciones." Yo discierno aquí la ironía del Señor, la ironía porque Él como que insertó eso y es fácil pasarlo de largo. "Con persecuciones y en el siglo venidero, la vida eterna."
Es decir, estamos cubiertos totalmente. En este mundo recibimos bendición, provisión de Dios y también persecuciones, hay luchas. La cruz está con nosotros y si vivimos el Evangelio va a venir cruz, y el Señor no quiso dejarlo simplemente sino que insertó allí esa parte, y Dios quiere que ese balance sea parte de la proclamación del Evangelio de Su Iglesia y de nuestra identidad como hijos de Dios.
Vengamos a una vida heróica, una vida de gran heroísmo y drama donde están todos los elementos de una gran novela, una gran narrativa. Hay gloria, hay bendición, hay gozo, hay grandes triunfos y también el héroe, la heroína sufre y padece, y lucha, y eso hace más dulce y más sublime su victoria. ¿Por qué no asumes y abrazas tú esa identidad esta mañana?
Pongámonos de pie un segundo. Por favor marca eso en tu corazón. Tú vienes a servir, vienes a darle al Señor, vienes a experimentar grandes cosas y tú no puedes predecir qué va a ser pero yo sé que va a ser glorioso lo que Dios tiene para ti si tú vives la vida como Cristo te llama a vivirla.
Abraza ahora mismo tu identidad, no se vaya, unos hermanos se. Espérese un momentito, antes de irse celebre un momentito allí esa identidad, reciba del Señor, absorba, ingiera lo que yo estoy diciendo y séllelo en su espíritu. Padre ayúdame a ser un dador de frutos, ayúdame a ser un siervo, ayúdame a ser una sierva tuya. Yo reconozco que quizás no he sido todo lo que debiera ser Señor y abrazo mi identidad en esta mañana, y te suplico que me llenes con Tu Espíritu y me dejes dar fruto para gloria de Tu Nombre. Renuncio a cualquier interpretación fácil del Evangelio al cual Tú me has llamado a vivir y abrazo la vida de un discípulo, una discípula de Cristo Jesús.
Señor que esta Iglesia te sea útil, sea una Iglesia fructífera para gloria de Tu santo Nombre. Gracias Jesús, en Tu Nombre oramos, amén, amén, amén. Gloria al Nombre del Señor, gloria al Nombre de Jesús, amén, amén. Que esa sea la Palabra que usted se lleve esta mañana en su corazón. Les animamos hermanos a ir allá, nuestra hermana Virginia tiene unos materiales, pasen por allá, búsquenlos y respalden este ministerio. Los padres sobre todo, si usted conoce algún niño y vengan a esta clase que ella va a dar el domingo que viene. Les bendigo en el Nombre del Señor, la Gracia de Dios sea con ustedes. Dios les bendiga mis hermanos.