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En este año el tema de la consolidación es nuestro norte y nuestro punto de referencia, y lo que estamos haciendo es como fortaleciendo, afincando, insistiendo en esos valores fundamentales de nuestra Iglesia, valores de los cuales el Señor nos ha hablado a través de los años y que son como el distintivo que queremos siempre mantener en todo lo que hacemos y predicamos.
Y uno de esos valores es de una vida radicalmente comprometida con el Reino de Dios, nuestro deseo es de ser una Iglesia que sirva al Señor porque sí, que sirva el Reino de Dios porque no hay nada mejor que servir el Reino de Dios; es más importante que los intereses de León de Judá o los del Pastor, o lo que sea, simplemente estar completamente entregados, dedicados al Señor.
Y hemos estado hablando en estos últimos dos domingos acerca de el hecho de que cuando nosotros venimos a los caminos de Dios, al Reino de Dios, al Evangelio, Dios nos llama a entregarlo todo por Él, a sacrificarlo todo, a ponerlo todo a Sus Pies. Nos llama a morir, nos llama a olvidarnos de nosotros mismos y poner la mirada solamente en Jesús, imitarlo a Él en Su muerte, en Su crucifixión y en Su Poder también, en Su Santidad y en Su carácter perfecto.
Y no es que venimos al Evangelio para que Dios nos dé cosas. Ni siquiera venimos al Evangelio para que Dios nos haga felices aunque eso es un producto de la vida cristiana. Pero como decía me temo que en este último tiempo de la vida de la Iglesia de Jesucristo como que se predica tanto: ven a Cristo para que Él te dé una vida feliz, ven a Cristo para que Él te dé la mejor vida que tú puedes vivir, ven a Cristo para que Él te ayude a realizar tu potencial. Ven a Cristo para que Él bendiga tu matrimonio, tus finanzas, tu salud, tu mente.
Y en realidad si miramos el tono de la Palabra de Dios ninguna de esas cosas debe ser la primordial razón por la cual debemos venir a Cristo. Nosotros venimos a Cristo porque sólo Él puede, es decir nosotros existimos para Dios, existimos para Su Gloria y solamente a través de Cristo nosotros podemos encontrar la identidad del hombre; tener una relación con Dios, de servirlo a Él, de asemejarnos a Él, de ser tratados por Él, de ser útiles para Él.
Y entonces como consecuencia de buscarlo a Él por Él mismo y porque nosotros hemos sido creados para gloria de Él, entonces nosotros encontramos la felicidad pero no es que venimos para buscar la felicidad, la felicidad simplemente es un resultado secundario de la vida que le entregamos al Señor y hemos visto esos pasajes ¿no? donde el Señor dice: Si alguno no aborrece a padres, madres, hermanos, hijos, hijas no merece ser Mi discípulo.
Venimos al Evangelio para ser discípulos de Jesucristo. Venimos al Evangelio para morir, venimos al Evangelio para dar y servir no para que nos den a nosotros, ya Él lo dió todo a través de Cristo Jesús en la cruz del calvario. Y nosotros entonces tenemos que entender claramente por qué servimos a Jesús.
¿Ustedes recuerdan ese pasaje donde el Señor se voltea hacia la multitud, donde dice que mucha gente le seguía y entonces les dice: Hey si ustedes no están dispuestos a pagarlo todo y a venderlo todo, a venderlo todo por Mí ustedes no merecen ser Mis discípulos? Y lo que he querido a través de estas meditaciones es como poner en orden correcto las razones por las cuales nosotros servimos al Señor e invitarte a ti y a mí a hacer una entrega total de nuestra vida al Señor, de tener una Iglesia radicalmente comprometida con el Reino de Dios.
Yo puedo entender que una persona nueva en el Evangelio viene porque tiene necesidades, problemas, porque está buscando algo y necesita algo y así fue que vino la mayor parte de la gente que uno ve en las Escrituras a Cristo, venían porque tenían una necesidad. Saqueo tenía un hoyo en el alma que se lo estaba comiendo vivo, Bartimeo necesitaba ser sanado de la vista, la mujer con el flujo se sangre tenía un problema serio físico, el joven rico estaba deprimido y su religión no le daba suficiente gozo, y estaba buscando la respuesta a su necesidad existencial.
Todos tenían una necesidad pero el Señor muchas veces antes de darles lo que ellos estaban buscando primero los llamó a otra cosa, los llamó a verlo a Él, conocerlo a Él, amarlo a Él, tener un encuentro con Él y entonces recibieron lo que estaban buscando. O el Señor en Su Misericordia les ministró en su necesidad inmediata y entonces les dijo: Ahora síganme y lo dejaron todo y lo siguieron a Él.
Pero ya cuando uno está metido en el Evangelio y uno tiene cierto tiempo entonces uno tiene que entender por qué verdaderamente es que uno sirve al Señor, y una Iglesia que está compuesta de gente que no entiende por qué sirven al Señor y por qué lo siguen va a ser una Iglesia coja, una Iglesia deficiente. Mi deseo es que todos nosotros estemos al mismo nivel, corramos al mismo paso. Yo quiero una Iglesia de gente entendida en por qué todos seguimos al Señor y hay ciertas cosas que Dios quiere hacer en nuestra vida.
Dios nos disciplina. Yo quiero hablar acerca de la disciplina, el trato de Dios, que en vez de nosotros venir a la Iglesia y al Evangelio para que Dios nos dé algo o nos solucione un problema, nosotros tenemos que venir para que Él primero haga algo en nuestra vida y nos trate, y ese trato va a ser a veces doloroso y va a ser desagradable. Por eso es que si usted viene a buscar a Cristo por algo, un deseo, algún placer, algún relief, algún descanso, alguna liberación, alguna provisión, puede que usted se lleve un gran chasco y se decepcione porque en realidad la prioridad del Señor no es darle lo que usted quiere, es sino darle lo que usted necesita y entonces ministrar a su necesidad.
Entonces si usted viene porque usted cree que aquí va a encontrar la solución a todos sus problemas, cuando vengan las pruebas y las dificultades, y cuando venga el trato de Dios en su vida usted va a echar un pie porque no estaba preparado para lo arduo de la vida cristiana. Es como una persona que se enlista en el ejército y cree que: bueno el ejército es bueno porque me da un salario, puedo coger mi ciudadanía, voy a tener un bonito uniforme que me va a quedar bien y voy a impresionar a mi novia y a las muchachas, y cuando lo mandan al campo de guerra y comienzan los tiros a volarle por encima de la cabeza dice: oh espérate, yo no me enlisté para esto.
Cuando llega al campo de entrenamiento y tiene un sargento de pelotón que comienza a gritarle encima de la cara y a levantarlo a las 4 de la mañana cuando todo está oscuro se queja y dice: espera, eso no fue lo que yo pedí. El Evangelio es así, el Evangelio es una milicia. Tiene sus momentos de gloria cuando usted se pone su uniforme bien flamante y hay un desfile, y todo el mundo; hay momentos de gloria en el Evangelio pero hay momentos de prueba también en donde Dios nos trata y nos va formando porque eso es lo que Él quiere.
Entonces este pasaje nos habla acerca de eso, la vida cristiana como una vida de esfuerzo, trato de Dios. Mire lo que dice comenzando el versículo 1: "Por tanto nosotros también" ¿quiénes somos nosotros? León de Judá, usted y yo "teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos" ¿cuál es esa tan grande nube de testigos? En el capítulo 11 el escritor acaba de hablar de esa nube de hombres y mujeres que a través de la historia han pagado el precio; fueron martirizados, caminaron en el mundo sufriendo, algunos de ellos murieron sin ver lo que Dios les había prometido. Padecieron de muchas maneras pero dieron la talla y murieron con gloria, y han sido de testimonio para nosotros y nos han animado a nosotros en nuestra propia carrera, y esa gente ha ganado distinción en los anales de la vida cristiana.
Y él dice: Teniendo nosotros una gente tan distinguida que nos ha precedido en el caminar cristiano "Nosotros también despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia" es decir que nos ataca, nos rodea, nos presiona "y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. ¿Cuántos de nosotros vemos la vida cristiana como una carrera, como un maratón?
No es un paseíto a la vuelta de la esquina en un parque bonito, es una carrera; tiene demandas, uno se cansa. Hay momentos en que uno quiere cuitearse y echar un pie, y sentarse, echarse fresco en algún lugar y tomarse una coca cola y olvidarse de a lo que Dios nos ha llamado. La vida cristiana es así, es una carrera, no es un paseo por el parque.
Corramos con paciencia, se requiere paciencia. Si usted es un corredor de corta distancia probablemente no le va a ir bien en el Evangelio, se requiere mucha paciencia cuando vienen las dificultades, las pruebas, cuando Dios te aprieta, cuando algo sucede que tú no esperabas, cuando un hermano te ofende, cuando hay una enfermedad en la casa o en tu propia vida se requiere paciencia; cuando le fallas a Dios y te da ganas de simplemente huir se requiere paciencia. Hay que pedirle al Señor que nos dé paciencia y Dios nos va formando en paciencia, esa es una de las cosas que Dios hace a través de las pruebas.
Alguien ha dicho: no le pidas al Señor paciencia porque sino te va a dar pruebas. La gente cree a veces que: "Señor dame paciencia" y creen que va a venir el Señor con un bisturí y le va a abrir la tapa de los sesos, y le va a meter una cosita que se llama paciencia. Él dice: ok ¿tú quieres paciencia? te voy a entrenar en paciencia, aquí vienen las pruebas.
"Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante" mire esto aquí "puestos los ojos en Jesús." Cuando tú te sientas cansado, cargado, atribulado piensa en Jesús, Él lo pasó mucho peor que tú pero llegó hasta el final; fue coronado y fue premiado con el máximo premio. Esta es una de las cosas que nosotros tenemos que entender en la vida cristiana.
Nuestra mirada tiene que estar en Cristo. Él es nuestro modelo, Él es nuestra fuente de inspiración y fortaleza. Mi modelo no es algún gran predicador o Pastor muy logrado allá afuera, mi modelo es Jesucristo, yo tengo que imitarlo a Él en Su carácter pastoral y en Su Corazón, y en Su caminar. Él es tu modelo también, no es el diácono tal.
¿Cómo reacciona Cristo, cómo lo vemos retratado en las páginas de la Escritura y cómo fue Él? Él fue un siervo que sirvió a Su Padre hasta la muerte y nosotros tenemos que servir así mismo a nuestro Dios. "Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe."
Aquí hay algo bien importante, dice que: "El cual por el gozo puesto delante de Él" marque eso en su entendimiento "por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio y se sentó a la diestra del trono de Dios." Aquí quiero detenerme un momentito antes de continuar porque en realidad este no es el centro de mi sermón pero es importante todo esto que estamos diciendo acá.
Porque yo les he dicho antes que en la vida cristiana hay una especie de paradoja y es que muriendo nosotros llegamos a vivir. Perdiendo ganamos, dando recibimos, siendo humillados somos engrandecidos, siendo humildes llegamos a ser poderosos y fuertes, debilitándonos somos fuertes; Dios nos debilita y nos desangra para hacernos más y más fuertes en Él y más efectivos y siendo entristecidos por la disciplina y el trato de Dios llegamos a ser felices y llegamos a ser realizados.
Entonces yo les digo que nosotros no debemos decir: Señor hazme feliz como si la felicidad fuera algo que Dios te da como una sustancia, tú tienes que decir: Señor haz como con Tu Hijo, trata conmigo, quita todo lo que me sirve de obstáculo en mi vida para que entonces yo pueda ser feliz. La felicidad viene después que tú eres tratado por Dios y por eso es que dice aquí que: "Cristo por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz."
Lo que mantuvo al Señor motivado en medio de todas Sus aflicciones, Sus pruebas, el trato de Dios en Su vida, la soledad, las traiciones, el sufrimiento del calvario fue lo que iba a pasar después de todo ese tratamiento. El gozo que Él iba a sentir cuando Él viera a una humanidad redimida por Su sacrificio en la cruz.
El Señor cuando entra en Su propio viacrucis y en Su propio desierto aquí en la Tierra está pensando en todo momento: un día la humanidad va a recibir este gran provecho de Mi muerte y a través de Mi muerte, Mi crucifixión, Mis Palabras que Yo voy a dejar en la Tierra establecidas toda la humanidad va a ser redimida y yo voy a ver esa familia que será hecha posible por Mi sacrificio, y Yo estaré gozoso, y me regocijaré con Mis hermanos redimidos cuando entren en la Gloria. Y esa gran multitud de naciones que a través de los siglos van a ser redimidos por Mi sangre y Mi sacrificio, y yo me gozaré viendo el resultado.
Y por eso dice aquí que el Señor viendo el gozo puesto delante de Él sufrío la cruz, y así tenemos que hacer nosotros en nuestra vida. Cuando Dios trata con nosotros, cuando padecemos aflicciones aquí en la Tierra, cuando el Señor está usando Su bisturí para cortar áreas de nuestra vida que no le son convenientes; cuando Dios nos está desangrando para sacar de nosotros ese apego al mundo y a la carne nosotros tenemos que decir: gracias Señor porque de aquí va a salir un hombre, una mujer más bendecida, más útil, más cercana a Ti, más capaz de conocerte y de saber quién Tú eres y de identificarse Contigo. Tú estas desangrando al toro este para que pueda ser útil para Ti.
Entonces nosotros tenemos que mirar el resultado. No mires ahora mismo las aflicciones que tú estás pasando, las pruebas, las dificultades, las luchas porque si tú estás en Cristo todo eso está siendo usado por Dios, es materia prima para tu perfeccionamiento y tu trato, y tu acercamiento al Señor. Todo lo que tú padeces en la vida si lo pasas a través de los ojos de la fe va a resultar en fortalecimiento y bendición para ti. Vas a crecer, vas a ser más feliz.
Esas cosas que te daban un placer temporero, traicionero y dañino Dios está quitando y está desconectando esos alambritos por medio de las situaciones por las cuales Él te está pasando para que tú puedas hacer más felices a tus seres queridos, tú mismo ser más feliz y ser útil para el Reino de Dios. Entonces mira ese gozo que está puesto delante de ti, mira el resultado de las cosas que tú estás pasando en tu vida y cree que cuando tú pases por la prueba el Señor te va a sacar al otro lado como Cristo gozándote y celebrando tu crucifixión que va a dar bendición a otros y va a ser bendición para ti, y para tu vida.
Entonces lo que yo digo es eso, que si nosotros nos sometemos al trato de Dios entonces vamos a ser más felices, no primero ir y decir: Señor hazme feliz y entonces te voy a servir, no. Señor: sométeme a Tu trato para que yo sea feliz y entonces pueda celebrar una felicidad auténtica y legítima. Todo lo que pase en tu vida Dios lo está usando para ese proceso.
Entonces: "El Señor por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreció el oprobio, la vergüenza y se sentó a la diestra del Trono de Dios." Mira la victoria que está al final de tu tratamiento porque a eso es a lo que Dios te trae a la vida cristiana y eso es lo que yo quiero enfatizarte en esta mañana. Porque yo tenía mi sermón bien trabajadito esta mañana y el Señor me metió una de esas zancadillas y me dijo: no, para hoy no, esto es lo que Yo quiero que tú prediques y tuve que entonces sustituirlo todo.
Porque esa idea ¿no? esa idea central de que el Señor para hacernos felices nos crucifica y trata con nosotros, y por eso que nosotros debemos venir al Evangelio, no para que nos haga felices. Porque si ese es el propósito principal y crees que eso es lo que vas a recibir, muchas veces te vas a decepcionar. Tú tienes que venir por la razón correcta que es para pasar por el mismo proceso que Cristo pasó para entonces poder recibir lo que tú deseas para tu vida.
Continuemos. Aquí es donde él comienza a entrar en materia, el escritor, dice: "Considerad a aquél que sufrió tal contradicción de pecadores contra Sí Mismo" considerar quiere decir: piensa en, enfoca; ponle atención a, medita en esta persona, Cristo Jesús que sufrío tanto en Su propia vida de parte de gente que no lo amó, que lo quiso destruir, que lo traicionaron, que lo criticaron. "Piensa en Él, medita en Él, observa Su vida y Su carrera para que tu ánimo no se canse hasta desmayar."
Cuando Dios te meta en esta carrera que es la vida cristiana, esta jornada gloriosa y paradójica, aventurera de eventos inesperados siempre torna tu mirada hacia Cristo y manténlo a Él como el paradigma, como el modelo de tu vida. ¿Sabes que si eso le pasó a Él también te va a pasar a ti? porque tú eres Su seguidor.
Y algunos escritores y conocedores del griego original dice que la palabra "considerad" que es: afrontes, puestos los ojos en Jesús, esa idea de puestos los ojos en Jesús es mirar fijamente a Él; quitar toda consideración y mirarlo a Él escuetamente, fijamente enfocándote en Él. Considéralo a Él para que tu ánimo no se canse hasta que tú desmayes. Desmayar quiere decir: tirar la toalla, salirse del Evangelio, echar un pie, abdicar del Evangelio y decir: ya no quiero más, no quiero seguir más porque no, esto, I didn't sign up for this.
"Porque aún no habéis resistido hasta la sangre combatiendo contra el pecado." En otras palabras muchos de nosotros creemos que ya hemos padecido bastante por el Señor pero mire: la mayoría de nosotros no hemos pagado el mismo precio que pagó Jesucristo y muchos mártires que han dado la vida.
Cuando yo me siento inclinado a sentir pena de mí mismo y a decir: oh Señor ¡qué difícil! estoy solo, cuánto he sufrido, cuánto esto pasando, y yo digo: hey pero si yo tengo todo, Dios me ha bendecido, yo no he sufrido; ¿qué hay de esos Pastores que están por allí comiéndose un cable? trabajan duro y hacen todo y no ven la bendición, no les pagan un salario, tienen problemas de salud en África, Asia, Latinoamérica. Hay Pastores en esta nación que dan todo y no ven el fruto de su trabajo.
Y yo digo: Dios me ha bendecido en tantas maneras que yo no me puedo quejar. Sí es difícil, es duro pero hey: yo podría contar miles o decenas por no decir decenas de miles de siervos de Dios que están pagando un precio mucho más alto que yo. Así que cuando yo me siento inclinado a creerme la gran cosa yo miro a otros alrededor de mí que esos sí que han pagado el precio. Yo no he padecido hasta la sangre. Yo digo: Señor si algún día sucede algo en mi vida que verdaderamente como que negara Tu amor por mí aparentemente y Tu trabajo en mi vida, que yo tenga la gracia y el valor de amarte y besarte la Mano a pesar de cualquier sufrimiento que venga a mi vida. Y tú tienes que hacer lo mismo.
¿Por qué tú sigues a Cristo, por qué estás aquí hoy? ¿por qué tú estás en el Evangelio? ¿es por los panes y los peces que Cristo te da o por Él, porque Él es el sumo bien, Él es la perla de gran precio? "No habéis padecido hasta la sangre y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige diciendo: aquí quiero entrar." Pablo dice: se les ha olvidado muy rápido lo que es la esencia del Evangelio, se les ha olvidado lo que dice la Palabra cuando están en pruebas y dificultades, y bajo persecución.
Se les ha olvidado lo que dice la Biblia que dice: "Hijo mío: no menosprecies la disciplina del Señor ni desmayes cuando eres reprendido por Él, porque el Señor al que ama disciplina y azota a todo al que recibe por hijo." En otras palabras ¿entiende usted la conexión que está haciendo Pablo? o el escritor de Hebreos no sabemos si fue Pablo, entre las pruebas, las dificultades, las demandas de la vida cristiana, las luchas y padecimientos de la vida cristiana y el Señor que nos está disciplinando.
Que muchas veces nosotros creemos que lo que me está pasando es simplemente producto de la vida pero no vemos muchas veces que Dios está trabajando en eso y nos está disciplinando. La palabra que usa el escritor: disciplina es paidea, es la palabra que quiere decir como: entrenamiento, es el sistema educativo que se usaba en Grecia para educar a un niño moralmente, para educarlo en la formación de su carácter, paidea.
En otras palabras lo que el escritor está diciendo, el trato del Señor no es un trato, disciplina a veces pensamos que es que el Señor coge una correa y nos azota, hacemos algo malo y Dios nos castiga, no. Es el trato del Señor con nosotros. Cuando tú vienes a los caminos del Señor Dios inmediatamente inicia un trato para ti como un entrenador, como un entrenador que viene un atleta y el entrenador estudia la musculatura de ese atleta, su estilo, su carácter y entonces genera un plan de entrenamiento para llevarlo a lo máximo conforme a su dotación y conforme a las idiosincracias y características de su cuerpo y de su carácter.
Y así es cuando entramos a los caminos del Señor. Si sabemos lo que estamos haciendo debemos entender que lo que va a pasar es que enseguida Dios te dice: Bienvenido al Reino de Dios, ahora vamos a trabajar. Aquí tengo tu plan de entrenamiento. Y entonces Dios comienza a pasarte por un proceso formativo.
Ese proceso va a incluir: tareas, asignaciones, va a incluir esfuerzo y pruebas, va a incluir etapas de entrenamiento y de servicio, Dios va a identificar esas áreas de tu vida y de tu carácter que no son convenientes a Él y las va a comenzar a cortar y a trabajar, Dios va a ver, te va a dar un don y entonces queriendo que ese don salga a plenitud a manifestarse, va a comenzar a pulir ese don y va a comenzar a quitar todo lo que te hace tropezar en el uso de ese don.
Dios va a determinar un lugar en Su Reino para que tú trabajes en él y te va a comenzar a preparar y a tratar para que tú seas el mejor siervo o la mejor sierva en esa área de tu vida, y va a identificar también esos pecados estructurales, esas debilidades que hay en ti, esos defectos, esas imperfecciones y va a comenzar también a cortarlas por medio de experiencias y de la obra de Su Espíritu Santo, la convicción que Él va a traer a tu vida, gente que Él va a traer que te van a hablar, padecimientos y sufrimientos. Todo lo que sucede en tu vida Dios lo va a orientar en maneras muy específicas para llevarte a ser la persona más poderosa y más lograda que tú puedas llegar a ser.
No necesariamente la persona más próspera, más feliz y de más dinero, y más alegre del mundo pero sí la persona más gloriosa y más admirable, y más digna, y más útil que pueda existir para el Reino de Dios. ¿Estás tú dispuesto a entrar en el trato de Dios? Por eso es que él habla de la disciplina.
Dice: "No menosprecien la disciplina de Dios." ¿Qué pasa con mucha gente? cuando Dios te pone en ese programa de entrenamiento tú desprecias y dices: no, yo no vine al Evangelio para eso y mucha gente comienza entonces a dudar de Dios, a renegar de Dios, a criticar la Iglesia, a criticar a Dios, a criticar los evangélicos y echan un pie y se van porque no entendían que no, eso era,Dios está tratando, no menosprecies la disciplina. Cuando el Señor te trata no lo menosprecies, no desmayes cuando eres reprendido por Él.
Muchas veces vamos a ofender al Señor y Dios va a venir con Su disciplina severa como un Padre que Él es y también nos va a confrontar, y hay misterios en la vida cristiana. Tenemos un acusador que también nos acusa delante del Padre y muchas veces Dios va a tener que coger la correa también pero es porque nos ama, porque si nos deja sin disciplina entonces somos bastardos y no hijos dice la Palabra del Señor. El Señor al que ama, disciplina y azota a todo, marque ahí todo, eso te incluye a ti y me incluye a mí.
Cuando Dios te entra en los caminos del Señor hay una correa que le está colgando de aquí de la cintura y de vez en cuando Él va a aplicar la correa también pero en realidad, la mayor parte de las veces lo que Él va a aplicar va a ser el tratamiento, el entrenamiento, el trato que te va formando y te va llevando a ser más y más como Cristo. Pero entiende que Dios cuando te entra en los caminos del Señor te da la bienvenida a una vida ardua, la vida de un atleta, un guerrero, un militar, un siervo; ese es Su propósito y no menosprecies nada que suceda en tu vida.
Pídele al Señor que te de la sabiduría, la entereza y la integridad de bendecir las cosas que vienen a tu vida que son para tu propio bien. Muchas veces Dios te va a quitar cosas que tú amas muchísimo pero que Él sabe que no son para tu bien. Ese hombre que tú hubieras dado los dos ojos de la cara por él no te convenía y Dios lo sacó de tu vida, y muchos de nosotros, muchas mujeres u hombres se inclinan entonces a menospreciar a Dios: ah, yo le pedí un anillo, yo no le pedí que se me fuera de la casa el hombre éste. Entonces ya Dios no me ama y ya el Evangelio es una farza, y dejan de venir a la Iglesia porque están buscando el anillo, no están buscando al que hizo el anillo que es Cristo Jesús ¿no?
Es increíble pero nuestras prioridades tienen que estar correctas, de que a Dios no le interesa tanto mi alegría ni mi felicidad como mi santidad y mi carácter, y Él disciplina, Él trata, Él forma, Él conforma, Él azota, Él bendice pero Él tiene un repertorio de intervenciones que no excluyen la intervención y el trato fuerte y severo de un Padre que nos ama.
Una de las cosas que a mí me da miedo de Dios es que Él es insobornable. A ese ser usted no lo puede sobornar, no lo puede sugestionar, you cannot blackmail him, chantajear; usted no le puede decir: ay ya no puedo más, ya suéltame. Él dice: No, todavía puedes más, Él sabe exactamente lo que usted necesita. Dios es así.
Él a veces al que más ama más lo trata. Dios es totalmente vertical y recto en todo lo que Él hace y por eso es que tenemos que caminar muy cuidadosamente delante de Él y tenemos que venir a la vida cristiana con ese sentido como de: ay estoy entrando en una zona sagrada, una zona donde yo no sé lo que va a suceder porque Dios puede tener cosas que yo ni siquiera espero, pero yo sé que van a ser buenas.
Cuando digo eso recuerdo la famosa frase de la película esta Narnia donde uno de los personajes le pregunta a otro personaje acerca del león, Aslan que es una representación de Cristo y le dice ¿cómo es que se dice? que si es manso, que si es seguro estar alrededor del león y le dice: he is not safe but he is good, no es manso pero es bueno. Así es el León de Judá.
Al León de Judá yo me acerco con temor y temblor. Yo sé que me puede rugir y hasta su pequeño zarpazo me puede dar, un manotazo pero yo sé que es bueno y que todo lo que hace es para bien y para bendición de mi vida pero no es muy seguro. Y por eso es que yo digo que le hacemos un daño al Evangelio y a Dios cuando le ofrecemos a la gente este Evangelio barato que se está vendiendo por todas partes hoy en día, de que: ven para que te vaya bien, ven para que seas feliz, ven para que tengas una buena vida, ven para que seas prosperado materialmente. Esa es una distorsión crasa para tu vida.
Yo no te puedo asegurar que Dios te va a dar lo que tú le estás pidiendo en ese momento porque yo no sé si es para bien de tu vida, yo no puedo decirle a la gente: Dios te va a hacer rico y Dios te va a dar dinero porque ese dinero puede que te mate y destruya tu vida. Dios te va a dar ese hombre o esa mujer que tanto deseas, yo no sé si es para ti, pregúntale a Dios; yo voy a orar para que Dios te dé conforme a tu necesidad y que te ilumine, y que si es para Su Gloria. Porque a veces cuando la gente me dice que ore así por algo específico yo tengo miedo de cómo orar porque van a decir: no, voy a buscarme otro Pastor que ore más conforme a lo que yo necesito. Yo oro en código.
Porque yo no puedo decirle a la gente a veces: oh Pastor yo quiero ese trabajo, por favor ore. Y no tengan temor, y si quieren que yo ore está bien, no hay problema. "Oh yo quiero ese trabajo" ¡amén! vamos a orar pero: ¿y qué si ese no es el trabajo que Dios quiere para tu vida? ¿Cuántas cosas Dios me quitó que me dolieron cuando me las quitó y después dije: gracias Señor que me las quitaste? hoy estaría comiendo un cable si me hubiera dado eso, estaría en la cárcel o estaría quién sabe dónde si hubiera recibido eso que tanto le pedí.
La gente se mata por cosas que desean y están dispuestos a vender su alma al diablo, y quieren forzar la mano de Dios para recibir algo, y Dios dice: Mira, Yo te amo demasiado para darte eso que tú quieres, te voy a dar otra cosa mejor.
Así que entremos al Evangelio para que Dios trate con nosotros, para que nos discipline, para que nos convierta en el ser más poderoso que Él pueda crear. Versículo 7 dice: "Si soportáis la disciplina Dios os trata como a hijos, porque ¿qué hijo es aquél a quien el Padre no disciplina? pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes" mire, subraye eso. ¿Recuerda que dice que Dios disciplina a todo el que recibe como hijo? y aquí dice que todos hemos sido participantes de algún tipo de disciplina.
Si tú estás en el Evangelio y vas a estar por largo tiempo va a haber muchos momentos en que tú vas a participar de la paideia de Dios, es decir: del trato de Dios, la formación de Dios, la disciplina misericordiosa y amorosa del Padre, la lucha cuerpo a cuerpo contigo de un Dios que te ama y quiere llevarte a ser más y más como Su Hijo, y quiere quitarte ese peso que tienes encima de ti que te impide correr con ligereza la carrera de la fe.
Si Dios te ama te va a disciplinar, si Dios te recibe como hijo va a tratar contigo. Si Dios tiene un propósito en tu vida Él va a formarte porque Él quiere un hijo digno de Él. No menosprecies la disciplina, no te canses de la disciplina, no reniegues de la disciplina de Dios, el trato de Dios.
Entonces él entra a una ilustración: nuestros padres nos disciplinaban y lo hacían imperfectamente muchas veces. Lo hacían por razones indebidas, se equivocaban, nos daban palizas terribles a veces y otras cosas, y nos trataban mal pero porque nos amaban en su manera mal dirigida, y nosotros los venerábamos aunque nos disciplinaban "¿Por qué entonces no obedeceremos mucho más entonces al Padre de los espíritus y viviremos?" wow. ¿Cómo vamos nosotros a despreciar el trato de Dios en nuestra vida entonces? si es un trato que es para bendición de nosotros.
"Aquéllos ciertamente por pocos días nos disciplinaban como les parecía" versículo 10, "pero éste para lo que nos es provechoso para que participemos de Su santidad" subraye eso también, porque para eso es que Dios te trae al Evangelio, es para que tú participes de la belleza, la dignidad y el carácter perfecto de tu Padre celestial. No es para que tú te realices a ti mismo o tengas tus derechos humanos. Eso es lo que está pasando en este tiempo, hay tanta gente con esta cuestión de nuevo, de la homosexualidad.
De nuevo no es que yo tengo un hang on con eso pero yo no oigo a nadie por ahí diciendo que el ser adulto es un derecho humano, así que yo por eso no peleo tanto por eso porque yo sé que no, eso no es derecho humano. Oh yo soy alcohólico y ese es mi derecho, y es mi identidad así que hay que hacer un lugar para mí en las escuelas y en otros sitios porque al ser alcohólico eso es mi derecho, es un derecho humano. Yo no veo a nadie diciendo eso ni veo a nadie diciendo que ser resentido o vengativo, violento, robar. Es decir esos no son issues, todo el mundo sabe, aún los que lo practican que eso es malo.
Pero hoy en día hay este deseo entonces de, la gente en vez de buscar la santidad de Dios dice: no, yo necesito expresarme y realizarme, y entonces cambiamos el sentido del Evangelio. Y nosotros los Pastores estamos muchas veces deseosos de entrar en ese juego demoníaco, y meter a la gente en un estilo de vida impuro y dañino para que supuestamente entren al Evangelio y se queden allí; no están en el Evangelio, están en el infierno mientras practican eso como cualquier otro pecado que usted practica y que usted deja que lo esclavice. Es una contradicción de la razón por la cual usted viene al Evangelio que es para participar de la santidad de Dios. No es para que usted sea feliz o que usted manifieste su identidad, nada. Todo eso usted tiene que dejarlo a la puerta cuando usted entra al Evangelio.
La única razón por la cual usted entra al Evangelio verdaderamente es para que Dios lo forme de manera que usted proyecte la pureza, la belleza, la harmonía, la santidad de Dios. ¿Puede usted decir: amén, yo estoy dispuesto a entrar al Evangelio por eso? ¿Usted está dispuesto a pagar el precio?
A eso es a lo que Dios nos ha llamado, a dejar todo lo que me da placer a mí y me gusta. Cualquier cosa cuando usted entra al Evangelio usted le firma a Dios un papel en blanco abajo y ese papel le da a Dios derecho a hacer lo que a Él le dé la gana en su vida, quitar lo que Él quiera, sacar lo que Él quiera. Si usted tiene que vivir una vida célibe toda su vida, tiene que vivirla. Si tiene que vivir una vida monógama con su esposo, su esposa que Dios le dió aunque usted quiere convivir con veinte mil mujeres, usted tiene que vivir porque Dios así lo llamó.
Si usted tiene que vivir pobre y en una clase básica de vida aunque usted podría tener mucho dinero vendiendo drogas o porquería, o lo que sea y usted sabe que eso no agrada al Señor deje todo eso porque mejor es que usted al Reino eterno manco o tuerto, o cojo que entrar a la vida eterna, al infierno con todas sus facultades y con todo su dinero. ¿De qué le sirve a un hombre si granjeare todo el mundo y perdiere su vida? dice la Biblia.
Tú tienes que entregar todo lo que sea necesario para tú ser como Cristo, no importa qué es lo que tú más amas: dinero, carácter, temperamento, posesiones, fama, prestigio, influencia, lo que sea. Lo que sea tú tienes que decir: Señor aquí está todo, devuélveme solamente lo que Tú quieras y lo que Tú pienses que puedo usar, lo demás córtalo de mi vida. ¿Estamos dispuestos nosotros a vivir de esa manera?
La Biblia está llena de esos pasajes. Por favor Omar comienza, vamos a llevar esto a aterrizar. A eso es que Dios te está llamando. Si alguno no desprecia padre, madre, hijo, hija, hermano, hermana, ni aún su propia vida no merece ser Mi discípulo porque Dios quiere que tú participes de Su santidad, subraya eso. La razón por la cual yo acepté a Cristo es para participar de la santidad de Dios. La razón por la cual yo estoy en el Evangelio es para ser como Dios, reflejarlo a Él; Su carácter, Su belleza, Su santidad, Su pureza, Su amor, misericordia. No es más nada.
Si Dios me hace feliz en el proceso qué bueno, esa es la ñapa y le voy a dar gracias pero esa no es la razón por la cual yo lo sirvo a Él. Yo quiero ser más como Cristo. Pídele eso al Señor: Señor hazme más como Cristo. No me hagas feliz, hazme más como Cristo.
"Es verdad que ninguna disciplina parece ser causa de gozo sino de tristeza pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados." De paso hay un himno que dice: Haz lo que quieras de mí Señor, Marlene: ¿está ese himno por ahí? no sé si está ese himno ¿lo pueden conseguir? I think we have it, creo que lo tenemos. Haz lo que quieras de mí Señor, Tú el alfarero, yo el barro soy. Miren a ver si lo consiguen, es un himno precioso y quizá podemos cantar un par de, siempre estoy buscando razones para cantar himnos.
"Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo sino de tristeza, pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados." ¿Ve lo que digo una y otra vez? El principio es duro en el Evangelio pero el final es maravilloso, el gozo puesto delante de nosotros. El fruto apacible de justicia.
Hay mucha gente que está contentos pero no son felices, son populares pero se sienten solitarios, son saludables pero están enfermos del alma, tienen mucho dinero pero son pordioseros porque no han pasado por el proceso de perder muchas de esas cosas para tener ese fruto dulce y apacible. Hay mucha gente que tiene una casa inmensa y mucho dinero, y muchas cosas pero no pueden dormir tranquilos; tienen que tomarse diez pastillas, porque no han experimentado ese fruto dulce y apacible.
Cuando tú te dejas tratar por el Señor y dejas que Dios te corte todas esas porquerías que están en ti que te dan gusto, te dan placer pero no te dan felicidad, no te dan paz, no te dan quietud, cuando el Señor te trata y te pule, y te poda produce un fruto dulce y apacible. Eso es lo que yo quiero.
¿De qué me sirve a mí tener cosas que lo que hacen es que me hincan y me dan dolor? eso no es bueno y la gente está dispuesta a hacer eso, así que vamos a pedirle al Señor que trate con nosotros. Si hay algo en tu vida en este momento que tú sabes que te está siendo obstáculo entrégaselo al Señor en este momento, baja tu cabeza ahora mismo. Baja tu cabeza un momentito, Dios te está hablando, Dios me está hablando y yo quiero llamarte a entregarle todo al Señor. Dios quiere formarte, Dios quiere hacerte como Su hijo, Dios quiere que tú participes de Su santidad.
Por favor dile: Señor trata conmigo, con temor y temblor te digo: trata conmigo. Púleme, pódame, córtame, quémame. Haz cirugía en mí, transfórmame, disciplíname, te firmo la carta. Fírmale al Señor esa carta en blanco ahora mismo, fírmasela y entrégasela. Señor con temor y temblor te digo: haz lo que quieras de mí. Yo te rindo mi futuro, te rindo mis sueños, te rindo mis ambiciones, te rindo mi carácter. Te rindo mi familia, te rindo mi dinero, te rindo mi deseo de retirarme en tal sitio, todo. Haz solamente lo que Tú quieras de mí, trata conmigo.
Hoy te entrego todo, hoy quito los amarres, quito las precondiciones. Hoy quito todo requisito para servirte, te voy a servir solamente a Ti Señor por Ti, por lo que Tú eres y por lo que Tú deseas de mi vida. Te entrego todo Señor, lo pongo a Tus Pies. Entrégaselo al Señor, entrégaselo; ponlo ahí a los Pies del Señor.
Padre: te entrego mi vida. Gracias por ordenar mis pensamientos y enseñarme lo que verdaderamente importa, lo que tiene prioridad, lo que es primero, lo que es importante: tenerte a Ti, conocerte a Ti, participar de Tus padecimientos y de Tu Gloria. Ser santos como Tú, traer a otros al conocimiento de Cristo, ser útiles en el Reino de Dios Señor eso es lo que queremos hacer. Haz lo que Tú tengas que hacer en nuestras vidas para que podamos alcanzar esa meta Señor en esta mañana. Créate una Iglesia tratada por Ti verdaderamente que conozca el por qué de servirte. Te entregamos todo Señor.