"¿No es Mi palabra como fuego," declara el SEÑOR, "y como martillo que despedaza la roca?" Jeremías 23:29
Pero si miras atentamente en la ley perfecta que te hace libre y la pones en práctica y no olvidas lo que escuchaste, entonces Dios te bendecirá por tu obediencia. Santiago 1:25
La Palabra nos ha sido dada para ser libres, para hacernos cada día más sabios en humildad, para encontrarnos con Dios y con nosotros mismos a través de Jesús Mesías y darle a nuestra vida en él, un verdadero sentido de obediencia y gratitud. La Palabra quebranta el corazón más duro, es fuego consumidor. Cuando ponemos en práctica la Palabra que con frecuencia nos confronta por propia voluntad de Dios, nuestra vida espiritual se enriquece, le damos honra a Dios e inevitablemente crecemos en “espíritu” como corresponde a verdaderos hijos del Altísimo. La Palabra dice: Él, (Dios) por su propia voluntad nos hizo nacer de nuevo por medio de la palabra de verdad que nos dio. (Santiago 1:18 NTV).
Faustino J. Zamora