¡Cuán bienaventurado es el hombre a quien el SEÑOR no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño! Salmos 32:2
Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo con El mismo, no tomando en cuenta a los hombres sus transgresiones, y nos ha encomendado a nosotros la palabra de la reconciliación. 2 Corintios 5:19