Las cosas secretas pertenecen al SEÑOR nuestro Dios, pero las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, a fin de que guardemos todas las palabras de esta ley.
Deuteronomio 29:29
Ya no creemos por lo que tú has dicho, porque nosotros mismos Le hemos oído, y sabemos que Este es en verdad el Salvador del mundo.
Juan 4:42