Si alguien es oidor de la palabra, y no hacedor, es semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo; pues después de mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente se olvida de qué clase de persona es.
Santiago 1:23
¿No es Mi palabra como fuego," declara el SEÑOR, "y como martillo que despedaza la roca?"
Jeremías 23:29