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Romanos 12, vamos al libro de Romanos, Capítulo 12. Así que nuestro pastor ha pasado unos meses ya predicando del libro de Romanos. ¿A cuántos le ha sido de bendición estas prédicas? Amen. Amen. Cuántos saben, si uno quisiera ver un sermón que él ha predicado, ¿dónde se puede ubicar, alguien sabe? En Internet, están todos guardados ahí, así que se les puede buscar de ahí y ver todo lo que nos ha predicado.
Yo solo voy a escoger un versículo de Romanos y después voy a respaldarlo con otro texto, que es uno de mis favoritos. Así que Romanos 12 y ya estamos en la parte del libro de Romanos que es la aplicación del libro. Hasta ahora Dios, o a través del Apóstol Pablo, está explicando el Evangelio. El libro de Romanos es un resumen del Evangelio de Jesucristo, como Jesús vino a salvarnos, a morir por nosotros, que no se gana, que Jesús lo compró para nosotros, y eso nos da paz y nos da nueva vida. Y se lo explicó todo, todo en el libro de Romanos hasta el Capítulo 12 cuando ya es tiempo de hablar de la aplicación. ¿Ahora qué? Ya que Jesús murió por mi, ya que me compró con su sangre, ¿ahora qué?
Y la semana pasada tengo entendido que el pastor nos predicó de Romanos 12, 1 a 2 que es ofrecernos como sacrificios vivos para que Dios nos use en su reino, en sus propósitos. Y después va a hablar de cómo todos tenemos un papel que jugar, que somos un cuerpo, muy variado y muy diferente, gracias a Dios. Y cada uno de nosotros tenemos algo que aportar.
Pero antes de pensar en mi propósito, mi servicio en el cuerpo de Cristo, tengo que pensar en cómo me veo a mi mismo, cómo me veo a mi mismo.
Vamos a ver a Romanos 12, versículo 3, estamos ahí o lo puedes mirar ahí, donde dice digo. “.....Digo pues, por la gracia que me es dada a cada cual que está entre vosotros que tenga más alto concepto de sí que el que debe tener....”
Do not think of yourselves more highly than you ought. Que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener. Pero esto no, no somos culpables de eso. Yo creo que todos somos culpables de eso en algún momento.
“... sino que piense de sí con cordura”, cordura, “... conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno....” Que piense de sí con cordura, que te conozcas por quien tu eres, que sepas que no eres el ombligo del universo. Pero está bien, porque si eres especial, y Dios tiene un propósito para ti.
Vamos a leer otro texto que para mi va a respaldar eso en Marcos, Capítulo 5. Ahí, y se conecta, tal vez no se vea al principio pero después ustedes verán cómo se conecta.
Marcos 5, una de las historias más preciosas, para mi en el Nuevo Testamento que vuelvo mucho a estas historias aquí. Marcos 5, habla de Jesús y dos milagros conectados. Marcos 5:21, dice la palabra:
“... Pasando Jesús en una barca a la otra orilla, se reunió alrededor de él una gran multitud y él estaba junto al mar. Y vino uno de los principales de la sinagoga llamado Jairo, y luego que le vio se postró a sus pies y le rogaba mucho diciendo, ‘Mi hija está agonizando, ven y pon las manos sobre ella para que sea salva y vivirá.’ Fue pues con él, y le seguía una gran multitud y le apretaban, pero una mujer que desde hacía 12 años, padecía de flujo de sangre y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado antes le iba peor. Cuando oyó hablar de Jesús vino por detrás entre la multitud y tocó su manto, porque decía ‘si tocare tan solamente su manto seré salva’, y enseguida la fuente de su sangre se secó y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud dijo: ‘¿quién ha tocado mis vestidos?’, y sus discípulos le dijeron: ‘Ves que la multitud te aprieta y dices, ¿quién me ha tocado?’. Pero él miraba alrededor para haber quién había hecho esto. Entonces la mujer temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él y le dijo toda la verdad y él le dijo, ‘Hija, tu fe te ha hecho salva. Ten paz y quedas sana de tu azote’. Y mientras él aún hablaba vinieron de casa del principal de la sinagoga diciendo, ‘Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas más al Maestro?. Pero Jesús luego que oyó lo se decía, dijo al principal de la sinagoga, ‘No temas, cree solamente’. Y no permitió que le siguiese nadie, sino Pedro, Jacobo y Juan, hermano de Jacobo, y vino a casa del principal de la sinagoga y vio el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho, y entrando les dijo ‘¿Por qué alborotáis y lloráis?, la niña no está muerta sino duerme. Y se burlaban de él, más él echando fuera a todos, tomó al padre, a la madre de la niña y a los que estaban con él y entró donde estaba la niña y tomando la mano de la niña le dijo ‘Talita cum,’ que traducido es ‘Niña, a ti te digo, levántate’. Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenia 12 años y se espantaron grandemente pero él les mandó mucho que nadie lo supiese. Y dijo que se le diese de comer.
Padre, en el nombre de Jesús yo te pido que sea tu Espíritu Santo hablándonos hoy. Señor yo quiero escuchar tu voz. Quiero que mis hermanos y hermanas queridos escuchen tu voz. Señor, tu estás aquí, estás aquí, Señor. Te pido que tu seas el que ministre a cada corazón en el nombre de Jesús. Amen y amen.
Que no piense más alto de ti de lo apropiado. ¿Qué dice en Romanos otra vez? Voy a volver ahí por un momento, dice que ‘nadie tenga más alto concepto de sí que el que debe tener’.
¿Por qué es tan importante enfatizar esto antes de hablar de cómo nosotros tenemos que trabajar en equipo como el cuerpo de Cristo? ¿Por qué? ¿Qué tu crees? ¿Cuántos aquí han jugado en un equipo deportivo en tu vida? Puede ser baseball, puede ser volley ball, puede ser fútbol americano, fútbol gringo, fútbol latino, no se qué fútbol, has jugado un deporte y tienes alguien en el equipo que se cree Maradona, ¿no? Se cree que él todo lo puede. No, todo lo puedo en Cristo que le fortalece. No, no que todo lo puede él, no tiene que compartir con los demás. Hay un dicho en inglés para eso, se llama un ball hog, el que acapara la pelota para él solamente, en baloncesto es así. Nunca le deja a nadie, siempre quiere ser Michael Jordan.... estar ahí con la lengua para afuera, echando la cosa, quiere estar... ser famoso. Porque se cree la gran cosa.
Y por tener un concepto muy alto de sí mismo, no juega bien en equipo con los demás. Sabes que si tu te has sentido así, estás en buena compañía, porque el mismo Moisés comenzó su vida de esta manera. ¿Cuántos se acuerdan de la historia de Moisés? Moisés cuando joven, él no creció en el campo humilde. Moisés creció en el palacio de Faraón. Él creció un hijo del rey, privilegiado, con todo lo bueno en la vida y después cuando él llegó a la edad de un hombre joven, él estaba ahí listo para conquistar el mundo y él vio a un egipcio maltratando a un israelita y él lo mata. Y el próximo día él se mete con dos israelitas que se están peleando y Moisés dice, ‘mira, dejen de pelear’. Y ellos lo miran y dicen, ‘Y tu, quién te crees’, creo que es en español, no se. En ingles there’s a saying ‘who do you think you are anyway?’ ¿Tu quién te crees?’
Él tenía un concepto muy alto de sí mismo, así que Dios le envió a una buena terapia. ¿Cuántos saben que cuando somos orgullosos, cuando nos creemos la gran cosa, que Dios es capaz de ubicarnos un poco? No se si algunos han tenido esta experiencia. Yo sí, yo sí. Así que Moisés se le envía al desierto por 40 años. Mira, tu el famoso hijo de faraón vas a ser un don nadie por 40 años, ahí en el desierto, nadie te va a conocer, vas a ser completamente anónimo en ese tiempo. Y después Dios se aparece a él, ¿se acuerda de la historia en la zarza ardiente? Y le llama a Moisés a grandes cosas, pero después Moisés fue curado de su orgullo y él se fue al otro lado, ¿no?
¿Cuántos sabemos que es posible ser demasiado humilde? ¿Cuántos sabemos que la humildad no es la humildad? A veces la humildad es una excusa por no hacer lo que tenemos que hacer. Mira lo que dice Moisés, cuando Dios dice ‘Tu eres mi instrumento escogido, yo te voy a enviar a Egipto para salvar a mi pueblo’. Moisés, ahora curado dice ‘Pero quién soy yo, ¿quién soy yo para hacerlo?’. Entonces Dios le dice, ‘No te preocupes, Moisés, yo estaré contigo?, y Moisés dice, ‘Pero, pero, pero, qué pasa si no se tu nombre, y no se me van a creer que esto es mi nombre y yo soy el estoy....’. ‘Ahora vaya’, y él dice, ‘No, no, pero, yo no hablo muy bien, no hablo bien el español. No puedo predicar en León de Judá. No hablo bien el inglés, yo no puedo... yo no puedo predicar a mis compañeros de.... Yo soy tarta, tarta, tartamudo y yo hablo con ese stuttering, no puedo...’ Y él dice, ‘Ok, buen varón, por fin sale a luz Moisés con su cobardía ahí de balde. Él dice, ‘mire, envía a otro, por favor, no quiero ir’.
La palabra dice que Dios se enojó con Moisés, se enojó con él porque él no estaba humilde, él ahora se veía demasiado pequeño. Sabe que Dios no bendice ni un complejo de inferioridad, tanto como un complejo de superioridad. No eres la gran cosas pero tampoco eres un cero a la izquierda. Me encanta este dicho, un cero. Y si no es suficiente ser un cero, un cero a la izquierda. Me encanta, en ingles ‘zero on the left’ just doesn’t work, pero en español funciona.
Dios quiere que nos miremos con cordura, quiénes somos. Y esto me lleva ahora al texto que leí antes, porque este texto de esos dos milagros me enseña que mi identidad, la identidad de la gente no tiene que encontrarse en su estatus social, ni sus dones, ni talentos, sino en otro lugar. ¿Dónde tu buscas tu sentido de valor como persona? ¿En lo que haces en tu trabajo, en tus logros?
Yo recuerdo en la escuela, yo era un poquito obsesivo con mis notas, ¿no? Y un día en la clase de economía que fue lo peor para mi, que mi papá me perdone, yo saqué una nota bien fea, bien, bien, bien fea. Y el profesor dice, ‘bueno, en la economía de esta clase tu eres la nota que tu sacas, así que si sacaste A, tu eres un A, si sacaste B, tu eres un B, yo pensé entonces ¿qué soy yo? Con esta nota muy fea que encontré, que yo saqué. La vida es así, siempre nos están evaluando. Oh, esto es bueno, esto no es tan bueno, feo, bonito, gordo, ¿qué se yo? El mundo siempre nos está evaluando. Y si nosotros no juzgamos y nos conozcamos a través de los ojos de los demás, o de la sociedad, estamos perdidos. Dios quiere que busquemos nuestro concepto, nuestro auto concepto en otro lugar.
Y en estas parábolas vemos cómo Jesús quiere darnos nuestra identidad. Volviendo a los milagros, son dos milagros, ¿no? Uno es un hombre que era, dice principal de la sinagoga, era el líder de la sinagoga, un hombre de autoridad, un hombre de recursos sociales, un hombre de renombre, de buena posición, su nombre es Jairo. La otra persona es una mujer que ni tiene nombre, una mujer en la multitud, un mujer marginada y Jesús dice, ‘¿sabes qué, Jairo? Enseñando a través de sus acciones, porque estos dos milagros, muchas veces yo quisiera predicar de un milagro o el otro, pero es como un sándwich de milagros, porque comienza con Jairo, Jesús va con Jairo para sanar la hija, y después toda esta cosa en la multitud con la mujer sangrando, y después él va a la casa de Jairo. Los dos están conectados.
Y, ¿saben qué? Otro detalle muy interesante: la mujer sufría del flujo de sangre, ¿por cuántos años? 12 años, ¿Cuántos años tenía la niña? 12 años, ¿Casualidad? Creo que no, Dios pone las cosas juntas a veces y él quería enseñarnos algo.
¿Saben qué? A mi me cae muy bien Jairo, era un hombre de influencia, pero él vino, yo no veo nada de orgullo en él. Él vino arrodillado pidiendo ayuda a Jesús. Yo no veo nada malo, pero imagínate, está acompañando una persona importante y se pone a buscar la multitud una persona que le tocó entre cientos de personas que le habían tocado. Si tu fueras Jairo, ¿cómo te hubieras sentido? Estás caminando, apurado, apurado y después Jesús se para y dice, ‘alguien me tocó’. Ya, ‘qué lindo Jesús, si hay muchos que te están tocando. Vamos’. ‘No, no, no, alguien me tocó’, y él se pone ahí mirando alrededor. ‘ok, ya ya, mucho tocadera, que pena, disculpa. Vamos’. Jesús dice, ‘No, no, no... tengo algo más importante que hacer en este momento.’
Nos enseña de cómo Dios mira la importancia de las personas. Vamos a pensar en esta mujer por un momento. Gracias por seguir conmigo, se que estamos cubriendo mucho. La mujer en la historia sufría de un flujo de sangre por 12 años. Yo no soy mujer pero me imagino que esto no es nada placentero, muy fe, muy difícil, y además en esa época, en ese tiempo. Dice que una persona que sufría de una enfermedad así, oficialmente volvía a ser inmundo ceremonialmente. No tenía libertad y derecho de entrar en el templo por su debilidad, por su enfermedad. Tuvo que quedar fuera. Y además mira eso, voy a leerle la ley con respecto a esta mujer, en el libro de Levítico. Y no tiene que buscarlo, pero lo leo, Levítico 15, que dice que:
“... una mujer cuando siguiere el flujo de su sangre por muchos días fuera del tiempo, todo el tiempo de su flujo será inmunda, como en los días de su costumbre. Y todo lo que ella toca, toda cama en que duerme durante su flujo, todo mueble que toca srá inmundo como la impureza de su costumbre....”
Así que no solamente tiene una etiqueta ahora, inmunda, pero todo lo que ella tocaba, inmunda, toda persona que tocaba, contaminada, todo mueble. Había razones por eso. en esa época creo que tenía razones de higiene, pero también un significado teológico que Dios estaba enseñando en esa época. Pero imagínate ser una persona que tu te sientes tan fea que todo lo que tocas es envenenado, todo lo que tocas..... No se si has sentido así alguna vez en tu vida. Ah, cierto que todo que toco me vuelve mal, no se si algunos han sentido así.
Esa mujer, imagínate, 12 años de esa identidad inmunda, inmunda, aislado de su familia, aislado de la comunidad, aislado de la iglesia, separada. ¡Qué difícil hubiera sido para ella! Y dice además, que ella sufría mucho bajo muchos doctores. Vamos a ver cómo dice, versículo 26: “... y había sufrido mucho de muchos médicos.....”, saben que, si no fuera suficiente sufrir de la enfermedad, sufría de los médicos, ¿cuántos aquí han sufrido de los médicos? Amamos a médicos, yo le doy gracias a Dios por los médicos especialmente en este tiempo de mi vida. Pero, ¿tu sabes cómo ellos ministraban a la gente su medicina? Ellos pensaban si tu estás mal, tienes algo malo en la sangre, así que te vamos a sangrar para sanarte. ¡Qué lindo, qué lindo!
Así que a veces los tratamientos médicos hacían más daño que la misma enfermedad. Ella sufría por 12 años bajo muchos médicos y además de eso gastaba todo lo que tenía en ellos. ¿Cuántos aquí han caminado de cosa en cosa buscando ayuda, gastando dinero, dinero, hasta que no te quede nada más? Hay una palabra que yo aprendí en Puerto Rico ‘quedó pelada’, pelada, fregada, nada más, vacío el banco, perdió todo, todo. Desesperada, una mujer desesperada.
Por fin, no se cuántos aquí en algún momento se ha sentido así, entre la multitud desesperado. Y ella decide, ya no más. Ella dice, ‘yo no se mucho de la teología ni de estas cosas, pero yo se una cosa, este hombre Jesús tendrá algo que yo necesito, y yo no entiendo cómo ni por qué, pero yo creo que si tan solamente tocare el manto que él tiene, quedaré sana.’ Así que ella lo hizo. Empujando en la multitud lo toca, y no se si algunos aquí han tenido esa experiencia, pero a veces el poder de Jesús es como una carga eléctrica, como zap, y te sanas. Algunos aquí lo han vivido. Algunas veces es una sanidad más lenta, algunas veces no hay, no entendemos por qué, pero a veces es como una carga eléctrica que se descarga. Y en ese momento ella lo tocó y se le salió el poder y sintió la sanidad dentro de ella.
Así que después de esa sanidad, después de tu ser sanado, recibir una bendición, ¿qué haces? Muchas veces queremos celebrarlo, ¿no? Pero, ¿qué hace ella? ¿qué hace ella después de su sanidad? Se esconde otra vez en la multitud. Jesús, ¿sabe qué? Jesús no está conforme con sanar solamente el cuerpo, muchas veces venimos a la iglesia por un problema: necesito provisión por una necesidad financiera; necesito soluciones para un problema que me parece imposible; necesito sanidad; necesito algo. Y es bueno que vengamos a Jesús buscando ayuda para nuestra necesidad. Y hay poder para ti, pero ¿sabes qué? Dios no te deja con solamente la bendición. Jesús quiere más que bendecirte. Él quiere sanar no solamente el cuerpo, quiere sanar el alma, la mente y los pensamientos que tenemos también.
Esa mujer después de 12 años de vivir con un auto concepto inmunda, inmunda, ¿cómo habrá sentido después de eso? No sabemos con seguridad, solo podemos imaginar. Pero yo me imagino que tal vez hubiera seguido en la vida sintiendo eso por dentro. Sabe que son tantas voces que nos hablan, la palabra misma para diablo, diabolos, significa acusador. Es que Satanás viene y te recuerda de lo que tu has hecho en el pasado, de lo que tu has vivido, y te acusa y hay voces que están en la cabeza. ¿Cuántos escuchan a veces esa conversación interna que te dice cosas feas? Puede ser palabras que escuchamos cuando joven, ‘tu nunca llegarás a nada’, ‘¿por qué sigues tratando?’. Y Dios quiere, no solamente sanar ese cuerpo, él quería sanar su corazón, quería sanar su alma. Él no quería que ella se perdiera otra vez entre la multitud.
¿Saben qué? Son muchos en una iglesia grande que tratan de esconderse en la comunidad, quieren ser anónimos y esto está bien al principio porque uno está comenzando y uno solo quiere investigar, pero ¿sabes qué? Dios no te va a dejar esconderte mucho más tiempo.
Servimos un Jesús que se para el la multitud y busca el alma que está sufriendo, y busca, y busca, pero Jairo te está esperando, la niña enferma. Él dice, ‘ya, ya, ¿quién me tocó? Hay algo más que tengo que hacer’. Jesús la buscaba, la palabra en griego indica que él estaba buscando, buscando con afán, y él la encuentra. Por fin ella viene y yo puedo visualizar entre la multitud que hay un espacio que se abre, y ella viene y se pone ahí, temblando y aterrorizada. ¿Por qué estar con temor? ¿Qué tu crees? La mujer inmunda que tocó a Jesús, ¿te acuerdas de la ley? Todo lo que ella toca se contamina, así que ella por tocar un hombre religioso, podía meterse en problemas. Y ella tenía miedo, estaba aterrorizada, inquieta, se sentía mal, y Jesús, me encanta lo que él hace.
Mira eso, en versículo 34, ya comienza la sanidad de verdad, ¿qué dice a la mujer? Versículo 34, le dijo “..... y le dijo, ‘Hija, hija, hija, tu fe te ha salvado’....”
¿Saben qué? Cuando yo estoy inquieto, cuando yo estoy ya en una situación difícil y hay ansiedades, no hay nada que me pueda calmar como la voz del buen pastor, que te mire y dice, ‘Mi hija, mi hijo’. Saben que mi niño al principio se veía muy tranquilito pero ahora... ha encontrado sus pulmones, se inquieta a veces. Y yo trato de calmarlo, y yo puedo a veces y la suegra que es muy buena está con eso también. Pero a veces nada, nada sirve, hasta que mi esposa lo toma y dice ‘Ah, Noé ¿qué pasa?’ Sabe qué, servimos a un Dios que cuando estamos ahí con afán por dentro Dios nos mira y dice, ‘Mi hija, mi hija, no eres la gran cosa, no tienes que ser la gran cosa pero tampoco eres un cero a la izquierda, tu eres mi hijo y eso es todo lo importante’.
¿Saben qué? Todo este texto tiene que ver con Jesús calmando las cosas con su amor, amor paternal. Al principio, un Capítulo antes, hay una tormenta grande. Jesús reprende la tormenta y la calma. Después él llega a la orilla y un hombre endemoniado con una legión de demonios, Jesús echa fuera los demonios y el hombre, que ni se podía controlar con cadenas, se calma, y está ahí vestido y en sus cinco cabales escuchando a Jesús.
Y ahora esta mujer temblando, preocupada, ‘ay, yo ¿qué voy a hacer? Jesús dice, ‘Mi hija, tu fe te ha salvado. Ve en paz’.
Pero ahora tenemos otro inquieto en la historia, Jairo. Ya vienen las malas noticias. Y Jairo está allí, ¿cómo se habrá sentido Jairo? Sabemos tal vez, tendría que haber sido hasta visible su preocupación, porque Jesús le dice: ‘Jairo, -y mira cómo calma a Jairo- versículo 36, “.... dijo al principal de la sinagoga, ‘No temas, cree solamente’. Y después él va y hay todo un alboroto de gente clamando y gritando. Y él dice, ‘Ya, no más alboroto, fuera de aquí’. Vamos a entrar en un salón silenciosamente, tranquilo. Y mira cómo sana a la niña ‘Talita cumi’, ‘mi niña a ti te digo, levántate’.
Jesús con corazón de padre, saben que Jesús nunca en su vida terrenal tuvo hijos de carne, pero él tuvo millones y millones de hijos en el espíritu. Jesús, y mira lo que hace después, cuando se levanta la niña ¿qué hace Jesús? ¿Qué dice? Y ahora qué.
Dice “... que le diese algo de comer...’ Es prueba ya definitiva que Jesús era latino, italiano o algo así, un buen judío que dice, ‘ya, dale algo de comer, tiene que tener hambre de todo ese tiempo’. Un corazón tierno, un corazón servicial, un corazón que nos sana porque nos mira con ojos de un papá que ama a sus hijos.
Quiero pensar en este ejemplo que hablamos en esta mañana. Una madre, digamos, una madre como Bárbara Bush que tiene un hijo que es presidente, y ¿qué pasa si tiene otro hijo que llega a ser maestro en una escuela? Un buen trabajo, y ¿otro hijo que nace con un impedimento mental, síndrome de down, que nunca puede funcionar en el ambiente público? Esa mamá, ese papá, ¿va a amar más al hijo que llega a ser presidente que al hijo que llega a ser maestro? ¿Y el valor va a valorizar el hijo que llega a ser maestro que el niño que nunca puede salir de la casa? Claro que no, todos son... no importa. Tu puedes ser el presidente de la República pero no dejas de ser mi niño, así que pórtate bien. Y es igual al otro.
¿Saben qué? nosotros somos así para Dios. Somos hijos de Dios, nada más y nada menos. Jairo era un hombre de éxito en la sociedad, pero no importa, era un hijo de Dios que necesitaba el amor de Cristo. Esa mujer, era una persona rechazada, impura para el mundo, pero Dios dice, ‘No importa, tu eres mi hija’.
Y yo quiero que hagamos esta pregunta: ¿nosotros estamos viviendo con este concepto de nosotros mismos que soy un hijo de Dios? ¿Cómo reaccionas cuando algo no te va bien en la vida? Tratas de hacer algo y haces un lío, ¿cómo te miras después? O alguien se enoja contigo o te dice algo feo, ¿cómo reaccionamos?
¿Saben qué? Vivimos muchas veces en esclavitud por las influencias que están alrededor y nuestro auto concepto sube y baja dependiendo de nuestras circunstancias. Dios dice que hay otra vida para ti.
Romanos 8:15 dice “.... pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción por el cual clamamos Aba, Padre, y el espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios...”
No depende de lo que has hecho. Para bien o para mal, ¿quién eres? ¿quién te crees? Cuando se te hace esta pregunta quiero que puedas decir, ‘Soy un hijo del Dios viviente. Soy hijo adoptado por la sangre’. Y ¿saben qué? yo no soy la gran cosa, no me creo el principio, el final, el alfa y omega, hay uno ya, pero soy un hijo de Dios, tampoco soy un cero.
Me gusta como respondió Juan el Bautista, cuando vinieron a Juan querían hacerle un gran Mesías, ¿no? ¿Qué dice Juan cuando vienen a preguntarle quién tu eres? Él dice, ‘yo te digo quien no soy, yo no soy el Cristo’.
Saben que un pastor, una profesora en mi seminario nos predicó esto. Ustedes van a ministrar, pero ¿saben qué? No eres el Cristo, no eres el salvador, por más que quisieras sacar dolor de los corazones de la gente, no lo puedes hacer, porque tu no eres el salvador. Ya hay uno. Él ya sufrió, ya murió en la cruz, ya tomó sobre él. Es él el que salva, no tu. Gracias a Dios, yo no soy el Cristo, pero tampoco voy a esconderme con una humildad falsa.
Juan dice, ‘yo soy una voz que clama en el desierto, prepara el camino al Señor’.
Sabes que tu no eres el Cristo, pero tal vez eres una voz para clamar la bondad de Jehová en el mundo. No eres Jesús, pero sí tu eres una persona única que Dios ha hecho para hacer algo en el Reino que otro no puede hacer. ¿Saben qué? Hay algunos, yo tengo un amigo que me decía, ‘Gregory, yo creo que soy parte del cuerpo de Cristo’, ¿no? Se compara la iglesia a un cuerpo, vivo, orgánico, palpitando. ‘Yo creo que soy parte del cuerpo, pero yo tal vez soy una parte no tan importante como un apéndice que se le puede cortar y nadie se da cuenta, ¿no? Tal vez soy esa parte que es dispensable.
Muchos de nosotros nos vemos así. Pensamos, ‘yo puedo estar aquí, pero si no soy, qué importa’. No, no, no, importa mucho. Eres una parte del cuerpo de Cristo y Dios tiene un llamado para nuestra vida. Pero, Gregory, tu no sabes todo lo que yo traigo.
¿Saben qué? El Apóstol Pablo dijo algo interesante, porque él antes de ser Apóstol ¿a qué se dedicaba, alguien se acuerda? Era un fariseo, un líder religioso y se dedicaba a matar cristianos, y por eso a veces le daba vergüenza después y se sentía menos que los demás. Y mira lo que dice, yo lo voy a leer, en Primero Corintios 15, él dice:
“.... porque yo soy el más pequeño de los Apóstoles, yo soy el más pequeño de todos, que no soy digno de ser llamado Apóstol porque perseguí a la iglesia de Dios, pero –y después él dice algo precioso- pero, por la gracia de Dios soy lo que soy...”
¿Saben qué? No soy la.... otro dicho que aprendí: no soy la última Coca cola en el desierto. Pero, por la gracia de Dios soy lo que soy.
Hay otros que son mejores que yo, pero no importa, soy un hijo de Dios y por la gracia de Dios soy lo que soy. Lo que yo he vivido, ¿quién soy yo? Lo que yo tengo que dar, es como Dios me ha hecho por un propósito, y por esa gracia soy lo que soy. Y esa gracia, dice Pablo, no ha sido en vano para conmigo. Antes yo he trabajado más que todos ellos, pero yo no, sino la gracia de Dios conmigo.
¿Sabes qué? Tu eres importante, no eres el ombligo, como hablamos, el ombligo del universo, pero sí eres importante, eres un persona clave en los propósitos de Dios. Soy capaz, tu eres capaz de hacer lo que Dios te ha dado. Pero no lo puedes hacer solo.
Nuestro pastor va a entrar ahora en esta semana y tal vez la semana que viene, a predicar de los varios dones del Espíritu Santo, varios ministerios diferentes, y todo comienza con ofrecerse como un sacrificio vivo, pero después de tener un auto concepto apropiado, saber que yo soy importante aquí. Si yo no estoy, algo falta, si yo no estoy ahí haciendo lo que yo puedo hacer. No soy la gran cosa, pero si tengo algo que hacer en el cuerpo de Cristo.
Dios nos está hablando, hermanos. Ya no más de vivir con las voces del enemigo que nos hablan otra cosa. Tu no eres otra cosa. Eres el hijo de Dios, no más pero no menos, comprado por su sangre, los pecados son limpiados por su sangre, renovado por el Espíritu Santo, eres un hijo de Dios, levantado y puesto para propósitos buenos.
Sabe que algunos que están escondidos y yo siento que Dios ya va a poner separado entre la multitud y va a comenzar a buscar, porque ya es tu tiempo. Es tu tiempo de salir, tal vez temblando, tal vez preocupado, pero de salir de la multitud y a estar ahí ante Jesús y dejar que él te diga, ‘Mi hija, mi hijo, yo te conozco y está bien, tengo un propósito para ti.’ Es tiempo de dejar de ver a nuestra reflexión en el mundo y de vernos reflejados en los ojos de Dios. Y estos son ojos de amor y ojos de poder que nos pueden cambiar, levantar y usar para grandes cosas, así que vamos a aceptar eso.
Y yo voy a invitar a los músicos, si yo te animo hoy a decir como Pablo, por la gracia de Jehová soy lo que soy. Quien le caiga bien, quien no le caiga bien, soy quien soy. Y Dios te va a usar así y si no te deja así, te cambia y te transforma, pero te usa.
Así que vamos a orar y yo les invito a ponerse de pie y vamos a tomar un momento en la presencia de Dios y vamos a recibir esta palabra.
Padre, en el nombre de Jesús, yo te doy gracias Señor, que nuestro auto concepto no tiene que ser demasiado alto ni demasiado bajo, sino podemos mirarnos con cordura, en una forma realista. Y Señor, yo te pido en el nombre de Jesús por un ministerio, Señor, de sanidad, de curación de conceptos equivocados. Señor, yo te pido que los Moiseses que somos todos nosotros, que nos creemos más de lo somos, que tu, Señor, nos ubiques con tu amor y tu gracia, que nos enseñes que no tenemos que probar nada, que no tenemos que ser la gran cosa. Tu eres nuestro Papá y nosotros somos hijos, y este es el título más grande que podemos tener. Señor, yo te pido también, y yo creo que esto es más común, Señor, por los que se miren, Señor, no con tus ojos sino con los ojos del acusador, que se miren los que se miran como inmundos, como rechazados, como incapaces, en el nombre de Jesús, Señor, te pido que los mires, que les digas ‘mi hija, mi hijo, estoy contigo.’
Oh, Señor, yo te pido, Señor que levantes, Señor, y yo te pido por eso como congregación, Señor en este tiempo yo te pido que sepamos cómo congregación León de Judá, con todos nuestros baches, con todos nuestros defectos, Señor, y con todo lo bueno también, que somos tu iglesia y tu nos amas y un día Señor, yo confío que vas a dar crecimiento a esta congregación y este ministerio, Señor, diez, Señor, cien veces más pero Señor, cuando este día llegue, no nos vas a amar más de como nos amas ahora. Y así en nuestra vida, Señor, vas a levantar, Señor, personas para hacer grandes cosas pero tu amor no cambia. Los amas tanto hoy como los amarás cuando lleguen a ser todo lo que tu les has dado para hacer. No podemos subir ni bajar tu amor en nuestra vida.
Señor, yo te pido que desates esa unción, que desates esa unción. Señor, que has comenzado la buena obra, te pido que lo perfecciones. Tu que has comenzado la buena obra, perfecciónalos, Señor, levántanos, Señor, te pido en el nombre de Jesús. Descansamos en tus brazos hoy, Señor, como un grupo lo hacemos. Cantemos al Señor.