5 de julio del 2010 - Por Fanny Rodríguez
“Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.” 1Corintios 13:13
En un día de verano, contemplaba unos niños que estaban jugando y construyendo un castillo de arena. Trabajaban arduamente, trayendo agua para humedecer la arena, usaban baldes y vasos para formar las torres y sus cúspides. Con sus deditos formaban puertas y ventanas; fueron muchas las horas que pasaron entretenidos en este proyecto. En la tarde empezó a subir la marea, ya te imaginarás lo que pasó, una ola destruyó completamente el castillo ante sus ojos. Me entristecí y esperé ver a los niños buscar a sus papas llorando, pero no fue así. Salieron corriendo por la playa, riéndose y gritando.
Ahora entiendo como el Señor nos llama a ser como niños, ellos no se preocuparon por lo que habían construido sino por seguir gozando. Cuantas cosas nos preocupan a nosotras y nos quitan la paz. Estamos afanadas por construir una carrera profesional, una vida financiera que nos permita vivir holgadamente y otras tantas cosas que de por si no son negativas pero nos consumen todo nuestro tiempo, nuestro pensamiento y nuestros esfuerzos. La palabra de Dios nos advierte que todo esto pasará, pero lo único que no perecerá es el amor. Te haz preguntado: ¿Que estoy sembrando en mis hijos? Les estás dando tu tiempo y cuidado estas alimentando tu hogar y tu matrimonio con lo único que no perece, el amor. Toma tiempo diariamente para encontrar en la Palabra a solas con el Señor sabiduría y guía.
Oración: Señor gracias porque tu palabra es lumbrera a mi camino, perdona las veces que olvido que tu eres lo primero en mi vida, que la familia que me haz dado es para nutrirla con el amor que recibo de tí. Ayúdame a ser un vaso moldeado por ti que pueda derramar de tu amor de continuo y que los afanes por las cosas de este mundo no nublen las prioridades en mi vida. Lléname diariamente de tu presencia para que otros te puedan ver a través de mí. Amén.