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Una Vida Organizada en Cristo

8 de noviembre del 2010 - Por Myrza Marilys Lassús

“Pero hágase todo decentemente y con orden”. 1 Corintios 14:40

“Porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo”. Colosenses 2:5

Hay un programa de TV que se llama “Horders”. Estas son personas que guardan todo. No votan nada. Tanto es lo que tienen, que muchos no tienen por donde caminar en sus propias casas. Muchos no pueden usar sus cocinas para preparar sus alimentos. Muchos no pueden usar sus baños. Muchas casas se veían lindas y grandes por fuera; pero, por dentro eran basureros contenidos en cuatro paredes. En fín, sus vidas están tan desorganizadas que algunos terminan en hogares de refugio.

Ver este programa me dio una perspectiva diferente acerca de lo que llamamos organización. Este programa habla de la falta de organización de la persona en lo físico, pero a medida que las personas hablaban de su problema, se nota claramente que sus mentes, sus pensamientos, sus emociones, sus vidas espiritualmente estaban desorganizadas también. Es más, podría decir que estaban atados a ser esclavos de su falta de control propio.

Esto me lleva a una ocasión que eran tantos los papeles que yo tenía en casa, desorganizados, que cuando por fin me organicé me encontré con un cheque de más de $200 de un reembolso que me habían mandado. Gracias a Dios que no estaba expirado, pero por la falta de organización, no me había percatado que tenía posesión del cheque.

¿Por qué hablo de esto? El programa me llevó a meditar en la vida espiritual. Cuando recibimos a nuestro Señor como Salvador, estábamos llenos de cargas, de basura, nuestras vidas estaban desorganizadas. Con el recibimos amor, paz, libertad, gozo y muchas cosas más. Pero, ¿andamos en Sus caminos como dice la palabra? ¿Estamos manteniendo nuestras vidas en orden? La vida de estas personas con sus casas llenas de posesiones y basura no estaban siendo beneficiadas. Al contrario, estaban confundidos y llenos de mucho pesar y mucha tristeza. No entendían que esas posesiones les estaba llenando de carga. Sus vidas estaban en puro caos. Así es la vida del cristiano sin orden. Si no tenemos orden en nuestro diario vivir, en nuestro andar, en nuestras mentes, en nuestros corazones, seremos como esas personas llamadas “horders”. Dios nos manda a que saquemos de nuestra casa (corazón)toda basura y posesión que no nos corresponde. Una vez estas personas lograron sacar todo de sus casas, toda basura, todo lo que estaba de más, sus vidas cambiaron. Muchos lograron que sus familias regresaran a visitarles, comenzaron a comer bien y a mantener su salud. La organización en nuestro hogar, en nuestras finanzas, en nuestros trabajos, en nuestra vida espiritual trae paz, gozo, tranquilidad, libertad.

Si no estas organizada, comienza. Si necesitas ayuda, pídela. Seamos ejemplos del orden divino con nuestras vidas. Cuando nuestras vidas están en orden, las situaciones del diario vivir se pueden enfrentar mejor, podemos ayudar al hermano necesitado, podemos ser más eficientes como esposas, madres, hijas, cristianas….podemos ser organizadas y ser llamadas mujer virtuosa. Proverbios 31:10-31.

Señor Jesús, gracias por tu dirección divina trayendo a nuestras vidas orden, paz, y libertad. Agradecemos tus mandamientos y estatutos que nos bendicen y nos liberan de la esclavitud del pecado, del mundo, de todas las cosas que nos atan. Gracias por tu libertad. Amén.

Hacer la voluntad de Dios y (aún) sufrir

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Hermanos, yo les digo algo con toda convicción y es que las cosas que Dios tiene para nosotros por delante ni siquiera nos las podemos imaginar. Yo creo que estamos al borde de una gran explosión, numérica y espiritual sobre todo. Y yo creo que Dios me ha hablado proféticamente también acerca de una visitación de Dios, no solamente para esta iglesia, sino para toda la tierra.

Y Dios tiene algo con este pueblo y por eso nuestra visión y nuestro compromiso tiene que estar al nivel de la visión de Dios para nosotros. En este tiempo que yo he estado recuperándome de mi enfermedad y he estado en caso, yo le doy gracias al Señor porque muchos de ustedes se han puesto de pie, han dicho presente, y no se ha sentido mi ausencia, gracias a Dios, inclusive las cosas yo creo que van mucho mejor que cuando yo estoy aquí.

Y no digo eso por modestia, sino porque he visto como Dios ha usado esto para darle a la iglesia un sentido de que, guau, somos un pueblo maduro y no dependemos de un hombre para nuestra salud y para continuar haciendo las cosas del Reino de Dios. Mi rol como pastor principal, yo les decía a los hermanos que estaban en el encuentro de sanidad interior ayer, mi rol es más bien simplemente mantener el espacio limpio para que el pueblo de Dios se pueda preparar para hacer la obra del Reino de Dios.

Y como les digo, Dios va a levantar cientos de ustedes como maestros, pastores, evangelistas, consejeros, siervos de Dios y siervas de Dios en todas las diferentes áreas del ministerio. Prepárense porque la cosecha es grande. Y Dios necesita hombres y mujeres radicalmente comprometidos con el Reino de Dios. Hombres y mujeres que han, y ya entré en mi sermón de paso, hombres y mujeres que han muerto al mundo y que viven para Dios y para el reino y para los propósitos de Dios.

Jóvenes que están preparándose para ser hombres y mujeres grandemente usados por Dios. Gente que ha decidido darle la espalda a la realización personal y los logros personales, y han dicho, ¿saben qué? Yo quiero que mi vida sirva para bendecir los propósitos del Reino de Dios.

Yo quiero que mi dinero, mi profesión, mis conocimientos, mis relaciones sociales, mis talentos, todo sea madera para el fuego que Dios quiere desarrollar en la tierra. Dios quiere, hermanos, que ustedes y yo, y todos los líderes de esta congregación nos santifiquemos. Dios quiere que nos consagremos y nos entreguemos totalmente para servirlo a él. Que nos purifiquemos totalmente adentro y afuera para que él pueda usarnos como instrumentos para su gloria.

Dios me ha hablado mucho a través de estos años, a través del libro de Zacarías en el capítulo 3, la visión que tuvo el sacerdote Josué. Yo sé que es la voluntad de Dios que estemos aquí juntos esta mañana, hermanos, estoy seguro de eso.

Ahí en el capítulo 3 de Zacarías Dios le dice a Josué simplemente:

“… Si anduvieres por mis caminos y guardares mi ordenanza también tu gobernarás mi casa y también guardarás mis atrios y entre estos que aquí están te daré lugar…”
Y hay otro pasaje, no recuerdo ahora mismo exactamente, pero dice que si entresacares lo precioso de lo vil serás como mi boca y te daré autoridad sobre mi iglesia, mi pueblo.

Mis hermanos, yo siento que Dios nos está diciendo a nosotros que nos prepararemos, nos purifiquemos como pueblo de Dios, que lo demos todo al Señor para que él pueda tener un pueblo preparado para estos últimos tiempos en que estamos viviendo. Y aunque yo estoy hablando en plural, yo quiero que tu pongas tu nombre en eso que yo estoy diciendo, que sientas el llamado personal de Dios a entregar todo lo que tu eres, y todo lo que tienes para servir al Señor.

Y entonces cierro todo lo que he dicho, regresando a lo que me motivó a decir esto, es la edificación de ese santuario. Sí, porque todo esto que yo he dicho es específicamente para eso. Porque yo creo que ese edificio tiene un propósito muy especial en avanzar lo que Dios tiene para nosotros. Y esa es la tarea inmediata de Dios para esta congregación, edifíquenme ese santuario porque yo lo voy a usar para mi gloria.

Entonces nosotros, como un ejército disciplinado y bien dispuesto, decimos, sí, Señor, amén te vamos a edificar ese santuario y vamos a hacer todo lo necesario para levantártelo. Y yo sé, hermanos, que vamos a ser bendecidos materialmente y espiritualmente en lo que contribuyamos para la construcción de ese santuario. Así que yo te digo a ti personalmente, no pierdas la oportunidad de ser bendecido y honrado participando en algo que está muy cercano al corazón de Dios. Amén, gloria al Señor. Gracias por escuchar esa parte, hermanos.

Ahora, quiero dirigirles al libro de los Hechos en el capítulo 6, rápidamente. Y este pasaje interesantemente se supone que yo lo predicara, probablemente, más de un mes, pero han intervenido diferentes cosas. Pero, ¿saben qué? Yo creo que Dios lo tenía reservado específicamente para este momento, porque este texto en realidad va desde Hechos 6 hasta Hechos 8, porque comenzando con el versículo 8 del capítulo 6, tenemos aquí el martirio de Esteban, el primer mártir de la iglesia. En el capítulo 7 tenemos el discurso muy largo, de hecho, que Esteban da ante el concilio en Jerusalén, que lo está acusando de violar la ley judía y de insultar el Reino de Dios, su defensa también. Un discurso que lo lleva a recorrer toda la historia del pueblo judío desde su fundación a través de Abraham hasta los mismos tiempos en que matan a Jesús por medio de la cruz.

En el capítulo 8, en los primeros 3 versículos vemos un detallito interesante y es que dice que mientras estaban apedreando y matando a Esteban, había un joven fariseo que estaba aguantando las vestiduras de los que estaban apedreando a Esteban y consentía en la muerte de Esteban. Y es gráfico ver esto, porque lo que Saulo estaba haciendo y sabemos que es Saulo el que más tarde sería el Apóstol Pablo.

Imagínese, Saulo estaba aguantando las vestiduras de estos hombres, me imagino para que pudieran apedrear a Esteban con más comodidad y con más efectividad. Antes de yo estar en el hospital y todo esto, Dios había puesto en mi corazón meditar acerca de cuando pasamos por tiempos de pruebas y de sufrimiento, y de en un sentido crucifixión, aún por el hecho de que estamos sirviendo al Señor.

Y por eso me parece sumamente apropiado que ahora que regreso a mis labores pastorales, por así decirlo, y de predicación, que me toque precisamente hablar sobre ese tema del sufrimiento y el martirio de Esteban. No es que yo me considere un mártir, entiéndalo bien, pero sí muchas veces en nuestra vida cristiana vamos a pasar por tiempos de persecución y de sufrimiento y de adversidad. Y tenemos que estar preparados para atravesar esos tiempos difíciles en una forma que glorifique a Dios y que nos permita salir victoriosos y aún mejores de esas pruebas.

Yo creo que muchas veces las iglesias fallamos en preparar a nuestra gente para los sufrimientos, y las pérdidas y las adversidades que inevitablemente vienen a la vida de todo creyente, y fallamos en eso. Particularmente las iglesias que enfatizamos el poder de Dios y que nos movemos en el mover pentecostal, hablamos de la victoria y de la guerra espiritual, pero no hablamos a veces de esos tiempos en que tenemos que sufrir y que simplemente lo que tenemos que hacer en ese caso, es encomendar nuestras almas a Dios hasta que pase la prueba.

Cuántas veces tu has pasado por una situación de dificultad en tu vida, enfermedad, carencia económica, dificultades en tu trabajo y en tu profesión? Quizás ha habido un tiempo de sequía espiritual, aún de depresión, problemas matrimoniales, y dificultades en la vida, y tu le has orado al Señor que pase de ti esa copa. Y tu has ayunado, y has confesado todos los pecados que te acuerdas y los que quizás podrías haber cometido sin darte cuenta y los que vas a cometer también. Te has reconciliado con toda la gente que te hizo algo y con los que tu les debes también, y has reprendido y declarado, has hecho todo lo que prescribe el manual pentecostal para salir victorioso de la prueba, y sin embargo todavía continua el problema, la enfermedad, la dificultad. Cuántos han estado ahí? Yo creo que todos, no?

Y muchas veces entonces nuestra tendencia es a dudar de la fidelidad y la misericordia de Dios. La verdad es que a nuestra vida van a venir situaciones que no las vamos a poder explicar de ninguna manera, y en esos casos tenemos simplemente que aceptar que Dios es soberano, Dios es Señor, que él no se equivoca, que él por definición no hace nada malo, que todo lo que él hace en la vida de uno de sus hijos es bueno por definición, y que aunque quizás en el momento que estamos pasando por la prueba no sepamos la explicación, el Señor sabe que eso es necesario y es para nuestro bien, y para bendición de los que están alrededor de nosotros.

Muchas veces nuestros sufrimientos no serán porque estamos fuera de la voluntad de Dios, sino precisamente porque estamos dentro de la voluntad de Dios. Como en el caso de Esteban que estaba haciendo la voluntad de Dios, estaba predicando su palabra, estaba defendiendo el señorío de Jesucristo, su martirio viene precisamente porque está declarando la verdad de Dios y moviéndose en integridad como ministro.

En un caso reciente, Dios había escogido librar a Pedro y a Juan del martirio, sacándolos milagrosamente de la cárcel y sin embargo en este caso, con un hombre lleno del Espíritu Santo, íntegro en su caminar con Dios, Dios escoge soberanamente no librarlo de una muerte dolorosa y cruel.

Por qué esas dos diferentes maneras de proceder con siervos suyos? Los designios y los caminos de Dios no son nuestros caminos. Y muchas veces cuando viene la prueba a nuestra vida si no tenemos una explicación, simplemente tenemos que decir, ¿saben qué, Padre, aunque que no entiendo, me someto a tu voluntad, tu eres Señor y tu eres bueno.

Sin embargo, a través del estudio de este texto uno puede ver un poquito de los misterios de Dios explicados en esta jornada de su siervo Esteban y nos resulta iluminador a nosotros. Vemos aquí, Esteban es llevado ante el tribunal y él hace un recorrido histórico de las Escrituras mostrando la dureza de corazón del pueblo judío a través de la historia contra los profetas de Dios.

A través de su largo discurso Esteban muestra lo fiel que ha sido una y otra vez llamando a Abraham, a José, a Moisés y cómo estos hombres tuvieron que sufrir por la infidelidad del propio pueblo de Dios.

En el caso de Moisés, por ejemplo, Esteban señala que aún mientras Moisés estaba en el monte recibiendo las tablas de la ley, el pueblo judío estaba allá abajo corrompiéndose, levantando ídolos.

Y allá en el versículo 51 finalmente Esteban concluye su sermón apasionado y no puede reprimir una palabra de acusación contra la dureza de corazón de los judíos y dice:

“… duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos, vosotros resistís siempre al Espíritu Santo como vuestros padres así también vosotros. A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del justo de quien vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores? Vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles y no la guardasteis…”

Y cuando estos hombres escuchan eso, en vez de quebrantarse, lo que hacen es como que se llenan de una ira demoníaca, le crujen los dientes y se tiran sobre Esteban y lo arrebatan y lo sacan fuera del pueblo para matarlo y destruirlo.

Leyendo el sermón de Esteban y su largo recuento de la historia de los judíos, una de las cosas que yo concluí es la importancia de no ser sacos rotos, hermanos, de escuchar con reverencia y retener las experiencias y las enseñanzas del Espíritu Santo a lo largo de nuestra vida.

Porque lo que Esteban acusa a los judíos es, ustedes han recibido revelación una y otra vez, profetas que Dios les ha enviados, revelación a través de todos los siglos, y ustedes han seguido empecinados en su rebeldía y su carnalidad.

Y yo pensaba, hermanos, que muchas veces en las iglesias hay personas, en esta iglesia gracias a Dios eso no existe, pero en otras iglesias hay personas que pasan años y años y años, viniendo a la iglesia cada domingo, recibiendo palabras, sermones, discursos y simplemente se mantienen igual, estériles, no crecen, no entran en la revelación de Dios para sus vidas.

Y Dios te dice, no seas un saco roto, retén la palabra de Dios, atesórala y ponla en práctica en tu vida, abre tus oídos para escuchar la palabra, interactúa con la palabra de Dios, siente su llamado personal e individual para tu vida. Y pregúntate cómo tu puedes abrazar esa palabra y vivirla y ponerla en práctica cada día de tu vida, porque sino lo que pasa es que como con estos judíos nos endurecemos y ya nos hacemos insensibles a la palabra de Dios.

Entonces venimos a la iglesia y ya la palabra es como cuando uno tiene un cayo en una mano, de tanto trabajar esa mano o ese pedazo de piel se endurece y ya tu casi no sientes la aspereza de la superficie porque está endurecida la piel.

Mucha gente viene a la iglesia domingo tras domingo y ya se han acostumbrado tanto a escuchar la predicación que ya no la escuchan con el corazón. Entonces esa es una de las enseñanzas pero ese no es el punto principal de este sermón, pero es una cosa importante que se ve aquí.

Pero de lo que yo quería hablar es de eso del martirio y el sufrimiento en la vida del creyente. Yo decía que hay varias lecciones que podemos aprender de la vida y el padecimiento de Esteban.

Y una de las cosas que yo he aprendido es que, ya lo dije, en ocasiones precisamente por servir al Señor y serle fieles padeceremos los ataques del enemigo. Segunda Timoteo 3:12, dice:

“… Y también los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución…”
En ocasiones por hablar la verdad y tener una conducta ejemplar habrá gente que querrá perseguirnos y atacarnos. El enemigo tratará de destruirnos y de llevarnos a negar la fidelidad y la misericordia de Dios, querrá neutralizar nuestro testimonio que tanto bendice a las personas alrededor de nosotros.

Así que, como decíamos hermanos, no siempre el sufrimiento se debe a que estemos en pecado. A veces será todo lo contrario. A veces pensamos que como servimos al Señor todo nos tiene que salir bien siempre. No siempre será así. Tenemos que estar preparados para cuando viene el día malo, cuando la persecución viene a nuestras vidas, cuando viene la enfermedad, los problemas económicos, las pérdidas de seres queridos, los conflictos familiares. A veces la adversidad será la mayor muestra de que estamos agradando a Dios y que estamos en el centro de su voluntad, en vez de lo contrario.

Cuando viene la prueba, hermanos, el cristiano contraataca con las palabras y las promesas de Dios. El creyente poderoso usa las armas del espíritu pero muchas veces dura más tiempo de lo que queremos la prueba y la sequía. Y en esos casos lo único que podemos hacer es pararnos sobre la palabra de Dios, necesitamos ejercer fe y mantenernos firmes hasta que pase el día malo, y tendrá que pasar. Esa será nuestra mayor arma de pelea, simplemente resistir en la palabra de Dios.

Miremos el capítulo 6 de Efesios, los versículos 10 al 20 donde el Apóstol Pablo dice:
“…Vestíos de toda la armadura de Dios para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo, porque no tenemos lucha contra sangre y carne sino contra principados, potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo. Por tanto, dice, tomad toda la armadura de Dios para que podáis resistir en el día y habiendo acabado todo estar firmes…”

Y entonces el Apóstol Pablo nos aconseja de estar firmes, parados mientras alrededor de nosotros ruge la tormenta y persiste el ataque del enemigo, simplemente mantenernos cubiertos con los elementos del Evangelio alrededor de nosotros.

Muchas veces, hermanos, cuando el huracán de la prueba y de las dificultades ruge alrededor de nosotros, lo que tenemos que hacer es coger nuestras ventanas, meterle una plancha de plywood de 4 por 8 por todas las ventanas, encerrarnos bien, y dejar que la tormenta se gaste alrededor de nosotros. Y cuando ya el huracán se cansó y se agotó, tu quitas las planchas de plywood y limpias los árboles que se cayeron, y los pajaritos cantando, tu vuelves a tu vida normalmente, protegido por la cobertura de la palabra de Dios.

Cuando pasamos por dificultades en la vida esa es la clave, hermanos, orar más, leer más la palabra, bendecir a Dios, mantenernos fieles en lo que tenemos que hacer y dejar que el diablo haga lo que quiera y amenace y ruja, y dice la palabra, resistid al diablo y huirá de vosotros.

Para mí esa es la mejor manera, cuando lo hemos dicho todo eso es lo que verdaderamente resulta en la vida del creyente, porque las dificultades y las pruebas van a venir a nuestra vida de una manera u otra. Y al final, definitivamente, como dice el Apóstol Pablo, en todas estas cosas somos más que vencedores.
En última instancia, hermanos, uno se tiene que armar preventivamente de esa actitud de que no importa lo que pase en mi vida, yo voy a glorificar y alabar y adorar a mi Dios, no importa lo que pase. Yo voy a armarme de las promesas de Dios y voy a creer que Dios tiene buenas cosas para mí, pero si viene el día del mal, aún ahí yo también voy a servir al Señor y voy a glorificar su nombre, no importa lo que pase.

Las palabras de Habakuk en el capítulo 3:17 al 19 son palabras inmortales que debemos grabar en nuestros corazones siempre:

“… aunque la higuera no florezca ni las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo y los labradores no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada y no haya vacas en los corrales, con todo yo me alegraré en Jehová y me gozaré en el Dios de mi salvación. Aleluya! Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de siervas y en mis alturas me hace andar…”

Esa es la actitud que el diablo no sabrá jamás que hacer, un cristiano no podrá ser derrotado mientras mantenga esa actitud, esa postura en su corazón. Otra lección importante, y ya voy cerrando, que aprendemos del martirio de Esteban es que cuando sufrimos en Cristo generalmente Dios nos bendice con bendiciones espirituales que compensan por el sufrimiento a nivel físico, material.

Yo he aprendido que en los tiempos de prueba y de padecimiento, como que nos acercamos más que nunca al Señor. Estamos más sensibles a las verdades del espíritu. Hubo un tiempo de carencia en la vida de mi familia, muchos años atrás, cuando yo era pequeñito en la República Dominicana, y llegó aún a escasear la comida en mi casa y yo recuerdo que mi mamá que había conocido al Señor recientemente, ella decía que cuando no había tanta comida en la comida entonces ella se sentía más libre para adorar al Señor y buscar de Dios porque no tenía que cocinar, ella hasta le daba gracias a Dios por esos tiempos. Y nosotros, los niños pensábamos de una manera diferente, no éramos tan espirituales.

Pero sí, Esteban vio la gloria de Dios. Dice que mientras estos hombres se preparaban para apedrearlo los cielos se abrieron. Esteban vio la gloria de Dios y a Jesús sentado a la diestra del Padre.

Hermanos, yo estoy dispuesto a soportar unas cuantas pedradas para ver lo que Esteban vio. A Esteban le fue dado el privilegio excepcional de ver el señorío de Dios sobre la historia y sobre la creación. Es importante recordar ese señorío de Dios cuando pasamos por situaciones que nos parecen injustas e inexplicables.

Como Job tenemos que decir, Dios dio y Dios quitó, sea el nombre de Jehová bendito. El Apóstol Pedro, en primero de Pedro 4:12 dice:

“… amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo para que también en la revelación de su gloria os gozeis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo sois bienaventurados porque el glorioso espíritu de Dios reposa sobre vosotros…”

Ojalá que cuando nosotros estemos pasando por situaciones de prueba en nuestra vida física podamos cambiar de canal y sintonizarnos en el mundo espiritual y sentir y discernir lo que Dios está haciendo en nuestra vida para prepararnos para ver cosas mayores.

Sí, hermanos, en este tiempo de estar en la casa descansando tranquilo esperando a que mi cuerpo se reajuste de nuevo a la normalidad, yo he estado aprovechando este tiempo para buscar de Dios y preguntarle al Señor, bueno, Padre, qué tu me estás enseñando? Cómo puedo yo ponerme a tono con las bendiciones secretaras que tu estás trayendo a mi vida?

Y no me cabe la menor duda, hermanos, de que Dios ha estado cavando en mí para que más de la unción del Espíritu Santo quepa en mi vida. Mientras mi cuerpo estaba siendo apedreado, yo sé que mi espíritu estaba viendo la gloria de Dios. Y yo sé que Dios tiene propósitos mayores en mi vida y en la vida de esta congregación.

En las crucifixiones siempre el diablo está trabajando pero Dios está trabajando por encima del diablo, cumpliendo con el propósito de nuestra vida y preparándonos para ser más como Cristo.

Y no puedo reprimir una tercera lección, perdónenme si me extiendo un poquito más, y es que mientras Esteban estaba siendo apedreado, este hombre, este joven fariseo que no sabía que Dios tenía un propósito en su vida estaba allí participando en ese martirio de este hombre. Fíjese que Dios estaba usando el martirio de este hombre primero para desatar una persecución que llevaría a los cristianos a través de muchas diferentes pueblos para predicar el Evangelio, y quizás más importante y más estratégico estaba como poniendo una semilla de conversión y de convicción en la vida de ese joven fariseo que estaba viendo a este hombre morir en una manera tan ejemplar y perdonando a los que lo estaban apedreando.

No mucho tiempo después de ese momento el Señor tumbó a Pablo, a Saulo de su caballo y lo llamó a servirlo a él como el gran Apóstol Pablo. No solamente eso, sino que muchos años después el Apóstol Pablo ya habiendo él sufrido muchos padecimientos y muchas crucifixiones, él recordaba ese momento en que él participó en la muerte de Esteban y decía, solamente por la gracia de Dios soy yo un Apóstol del Evangelio de Jesucristo.

Yo creo que la conversión de Saulo comenzó en ese momento, mientras Esteban sangraba y derramaba su espiritualidad al aire, libertaba el poder de Dios de su cuerpo. Algo de la gracia de Dios en Esteban rozó el corazón de Pablo y lo preparó para llegar a ser el gran siervo de Dios que luego fue.
Por lo ranto recuerda, mi hermano, mi hermana, que cuando tu pasas por la prueba, conforme a los modelos de la palabra de Dios, tu vida va a bendecir a otros también. Dios usará tus padecimientos para bendecir a otros y te hará un instrumento de la gracia de Dios

Recuerda que tus sufrimientos nunca son en vano, siempre hay un propósito. Dios siempre está trabajando en la vida de sus hijos. Nada de lo que pasa en un siervo o una sierva de Dios carece de significado.

Vivamos la vida cristiana con ese sentido de que nada nos podrá separar del amor de Dios, ni la muerte ni la vida podrá separarnos del amor de Cristo. Que el Señor les continúe bendiciendo, amén, amén.
Vamos ahora a celebrar hermanos la santa cena y precisamente hablando de crucifixiones vamos a recordar el sacrificio de Cristo en la cruz del calvario. Padre, bendecimos estos elementos, los consagramos a ti, prepara nuestros corazones, nuestros espíritus para discernir el cuerpo de Jesús y para participar de este privilegio como hermanos en Cristo, un solo cuerpo en Cristo Jesús. Confesamos que no somos merecedores de este privilegio pero participamos con gusto de ello. Bendice este pueblo, Señor, derrama tu gracia sobre ellos y levántate una iglesia ejemplar para gloria de tu nombre. Fortalécenos ahora por medio de estos símbolos, en el nombre de Jesús. Amén.

Mayor es El que esta en ti

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Hermanos, Primera de Juan, capítulo 4. Enfoquémonos en el versículo 4. El versículo que acabamos de declarar el uno al otro. “Hijitos,” ese es usted, “vosotros sois de Dios y los habéis vencido porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo.”

“Hijitos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido porque mayor es el que está en vosotros…” Greater is He who is in you, then who he is in the World. “Mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo.”
Mi hermano, no tiene idea de lo que se ha levantado contra usted y su deseo de seguir a Cristo. No tiene idea de lo que se levantado para perseguirlo y para parar en seco su proyecto de crecer en el Señor. Pero, desafortunadamente, muchos de nosotros tampoco tenemos idea que mana dentro de usted – que Dios ha derramado, está sobre usted. Y hoy vamos a explorar un poco acerca de esto hoy.

Fíjate, el versículo 4, si uno lo lee fuera de su contexto, está incompleto. Si uno lo lee fuera de su contexto, a menos que usted no lo lea dentro de su contexto, crea más preguntas que respuestas.

Por ejemplo, ¿qué o a quién he vencido? Si no leemos más esto no lo dice. “Ustedes lo han vencido.” ¿A qué? ¿A quién? ¿Quién es éste que se supone que esté dentro de mí? Y este que está en el mundo, ¿qué es? ¿Quién es? Es más, ¿cuál mundo? ¿De qué estamos hablando?
Y, para entender esto, mis hermanos, vamos a dejar que el Espíritu Santo desglose esto y abra su contexto. Pero antes de eso, miren bien este primer versículo. ¿Qué te dice el Señor cuando lees esta declaración? “Hermanos – hijitos, vosotros sois de Dios.”

Hermanos, primeramente – y esto básicamente es el tema que correrá sobre toda esta reflexión. El universo está dividido – créelo o no. Ahorita hay muchas cosas, que tal vez dividen al ser humano. Pero mientras nosotros nos acerquemos más y más al día del Señor, se hace más claro que la división más importante y en un día será la única división que importa. La única diferencia que importa. Será entre aquellos que se identifican como hijos de Dios y aquellos que no lo son.

Y, qué es lo que quiere decir el Señor con esto: “vosotros sois de Dios.” Hermanos, si nosotros nos detuviéramos sobre este versículo nada más, aquí nos podríamos detener. ¡Qué bello está! Vosotros sois de Dios. Meditando sobre esto esta tarde, el Señor me demostraba cosas. Me habló su Espíritu de una manera que nunca había leído este versículo de esta manera. La riqueza que salta de eso. El hecho de que tú y yo – usted que ha depositado su esperanza en el Señor y confía en el Señor como su Salvador y su Señor, somos de Él. “Sois de Él.”

Ahora, ¿qué quiere decir eso? Primeramente, lo primero que viene a la mente es esto: si soy de Dios, somos uno – tal vez, propiedad de Él. Pues, un aspecto de el hecho de que “soy de Dios” es que tú eres Su propiedad. El Señor te mira a ti, como su pertenencia.

Ahora, en el mundo antiguo hablaban de, tal vez, esclavos. Y en eso sí, Pablo escribía una y otra vez, “esclavo soy yo de Jesucristo. Soy su siervo.” Y a él no le daba vergüenza decirlo. Pero más bien, el Señor te ve a ti como joya. Como su propiedad. Y si eres su propiedad, el Señor sabe defender su propiedad.

Y si eres su propiedad, tú eres su pertenencia. El Señor va a defender lo de Él. Pues, si sois de Dios, 1) somos propiedad de él; si soy de Dios, somos nacidos de Él. Así como yo soy de Carlos Acevedo y Ester, mis padres. O cuando en nuestra tradición latina, alguien se casa, una mujer se casa y dice sí, soy ahora “de Acevedo.” O “de… tal y tal” y adoptan el nombre de su marido.

El Señor está aquí diciendo, ¿sabes qué? No eres meramente un esclavo. Y esta práctica había en el mundo antiguo. Uno podía – un dueño – podía adoptar a su esclavo. Y ya él dejaba de ser su esclavo, dejaba de ser su siervo. Era ya el heredero en ese hogar. Tenía todos los derechos como si fuera del hogar, como si fuera un hijo natura.

¿Sabe? Esa ley sigue ahora. La ley de la adopción, aún en los Estados Unidos en el siglo XXI es precisamente esa ley. ¿Usted lo sabía? El hijo o la hija, la niña, el niño que usted adopta hereda todos los derechos legalmente como si fuera su hijo o su hija. Hoy, en Boston, en el siglo XXI. Y lo que el Señor dice es, ¿sabe? Tú eres mío. El Señor te ha adoptado y ahora tú eres de la casa.

Tienes la libertad de entrar y acercarte a la mesa del Señor. A donde otros tal vez se puedan detener, tú puedes entrar y conversar con tu padre libremente. Porque eres de Él. “Vosotros sois de Dios.” Somos parte de su equipo, su comunidad, su ejército, su plan. En otras palabras, si “sois de Dios” somos instrumentos en las manos de Dios.

Tú eres una herramienta que el Señor tiene a su disposición para ejecutar su plan, ejecutar su autoridad sobre la tierra. Tú eres de Él. Y en el momento preciso te usa para extender los intereses del Reino de Dios, porque eres de Él. Y sobretodo, mis hermanos, “sois de Dios.” Si somos de Él, somos amados de Él. Tú eres de Él.

A muchos de nosotros - de todos los conceptos, todo lo que puede indicar, - yo soy de Dios, ese es el más difícil para muchos de nosotros de dirigir. Que Dios te ame. No solamente que seas tú su propiedad. No solamente que Él tenga la disposición de usarte para extender los intereses del Reino; no solamente que te ha hecho heredero de sus promesas y parte de su Casa Real, pero sobre todo Él piensa en ti. Él vela por ti. Él ha creado mansiones por ti. Su anhelo es estar cerca de ti.

Y no hay manera de explicar esto teológicamente. La única manera de explicar el cielo y el sacrificio de Jesús y su gloria venidera, es simplemente decir: bueno, ¿por qué lo hace? Porque nos ama. Porque nos ama.

Hermano, tú eres de Cristo. “Vosotros sois de Dios porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo.” Hermanos, y el Señor – dice esta Palabra, que el Señor marca. ¿Cómo sabemos nosotros? Declara el apóstol Juan en el capítulo 5. “¿Cómo es que nosotros sabemos que somos amados?” Por el Espíritu Santo.

Por el Espíritu santo que ya por el hecho de que tú eres ya propiedad de Él. Por el hecho de que Él te adoptó. Por el hecho de que Él te apropió a su heredad, nos ha santificado. Ya nuestros cuerpos se convierten en templos de Espíritu Santo y Dios mismo a través del Espíritu Santo mora dentro de ti. Mora dentro de ti.

Pues, Pastor, si es así – sí, todo eso quiere decir ser un hijo de Dios. Y sépalo, mi hermano, adóptelo, abra su corazón a toda esa realidad. Y el hecho de que el Espíritu Santo mora dentro de ti, entonces, ¿quién está en el mundo? Si todo eso es lo que el Señor está haciendo a nuestro favor, entonces, ¿cuál es este hecho? ¿Quién es este tipo que está en el mundo? Y, ¿con qué lo hemos vencido?

Bueno, muchos de nosotros ya tenemos la respuesta a eso. Satanás, ¿no? El diablo. Pero, sepan eso. Y hablar de Satanás, como declara la Palabra, no estamos hablando de un ser que podemos comprender de la misma manera que podemos comprender cualquier otra persona o cualquier otra energía que usted ha conocido o se ha levantado en su vida.

¿Por qué? Él es espíritu. Y, ¿por qué eso nos importa? ¿Por qué nos importa ese espíritu? La Palabra declara – nosotros conocemos este versículo, Esefios 6:12, “porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados. Contra potestades. Contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo.”

¿Ustedes están oyendo palabras de estrategia? Esto no es una anomalía. Hay orden, plan, estrategia en el mundo de Satanás. Es un reino. Así lo dijo el Señor. Hay un propósito tras esto. Hay un orden tras de esto, hay rangos tras de esto, declara la palabra. Contra huestes espirituales de maldad, en las regiones celestes. Y si son huestes de maldad, por lo menos esto sabemos de esto; no son discernibles. No son discernibles a través de las herramientas que nosotros tenemos en la carne.

No son discernibles, mis hermanos, por sus cinco sentidos. Más asustante, no son ni siquiera discernibles a través de su intuición, a través de su common sense – su sentido común. Aún a través de sus pensamientos. Más bien, esos espíritus – y eso es lo interesante – Satanás, y los ángeles caídos que lo sirven, operan a través de nuestros sentidos.

El canal que ellos usan para influenciarnos es nuestra carne. Precisamente las cuales sobre las cuales usted depende para conocer y gobernar, y caminar en su realidad – sus ojos, sus oídos, su capacidad para palpar. Sus experiencias, sus pensamientos, su capacidad para analizar. Aún la capacidad de levantarte por la mañana, mirar afuera y decir es de día, porque veo sol. Es noche porque ha atardecido – nada de eso te sirve cuando estamos hablando de luchar contra este ser.

Más bien, ellos han aprendido a usar y comunicar su influencia, a través de precisamente las cosas sobre las cuales nosotros dependemos para definir nuestra autoridad. ¿Ahora entienden contra quién ustedes estaban luchando? ¿Ahora entienden por qué cuando usted sirve al Señor, muchas veces, las cosas que deberían tener sentido no tienen?

¿Ahora entienden por qué algunas de las cosas que deberían operar a su favor, muchas veces parece que están operando en su contra? Ahora entienden por qué tú sabes que estás con el Señor – el Espíritu Santo está dentro de ti – sabes que Dios te ama, eres de Él, lo sabes, lo has declarado, pero, como que por más que tú te acercas al Señor más tu te sientes – y voy a usar esta palabra – como un extraterrestre.

¿Sabes lo que esa palabra quiere decir? No de este mundo. Convicted. Si eso es lo que es un extraterrestre, usted estaba mirando un extraterrestre. No somos, y por más que usted se acerca al Señor, más raro – más raro se va a sentir. Más rara su realidad se va a sentir. Más raro, aún dentro de ti, se va a sentir. No se va a sentir ni siquiera cómodo contigo mismo. Eso no es señal de pobreza espiritual, eso es señal que el Espíritu Santo está creciendo dentro de ti, despegándote del mundo. Creciendo dentro de ti.

Vosotros sois hijos de Dios – lo sois. Y entonces, ¿qué? ¿Cómo luchamos?
Ahora vamos a ver el contexto. Versículo 1: “Amados, no creáis a todo espíritu.” Ya ven, no podemos creer en todo espíritu, ¿entienden ahora por qué? We can’t trust every spirit, we can’t relieve every spirit. Y, ¿qué quiere decir allí? No toda influencia – no puedes confiar en eso – no toda oportunidad, no todo pensamiento….

Aún no toda emoción. Hermanos, no se deje llevar. ¿Cuántas veces no ha oído al Pastor decir esto? No se deje llevar por sus emociones. No se deje llevar por sus patrones de pensar. No se deje llevar aún por oportunidades doradas que se abren delante de ti.

“… probad los espíritus si son de Dios; porque muchos profetas han salido por el mundo.” Hermanos, el Señor – el Espíritu Santo que está dentro de ti – usted tal vez no puede discernir, porque no estamos equipados para discernir en nuestra carne, estos espíritus. Pero el Espíritu Santo lo ve de lejos, el Espíritu Santo lo ve de lejos. El Espíritu Santo que está dentro de ti, y te da la capacidad de probar estos espíritus.

Y, ¿cómo se prueban estos espíritus? Sigue la palabra, “En esto conoced el Espíritu de Dios: …” Aquí viene la regla dorada. “En esto conoced el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne es de Dios: Y todo espíritu que confiesa que Jesucristo…” Perdón, “Y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios: y éste es el espíritu del anticristo.”

¿Qué está diciendo esto aquí? Todo, todo, todo esto se trata de Jesús. Todo se trata de Jesús. Hermanos, Cristo marcó lo que divide el universo. Es Cristo lo que marca y define nuestro universo, no su realidad. Sino el señoría de Cristo y su palabra. Y, mis hermanos, mientras más y más este mundo – y hermanos si se le ha hecho difícil mencionar el nombre de Cristo… si nuestra cultura ha llegado al extremo que ni siquiera podemos usar la palabra Christmas por la Navidad, porque es una referencia directa a Jesucristo, y eso ofensivo, bienvenido al siglo XXI y al espíritu del… ¿cuál es la palabra? Anticristo.

Es más, hermanos, esa palabra anticristo, es mucho más fácil de lo que usted puede pensar. Es francamente lo que se oye, anticristo es todo lo que se levanta en contra o se opone a el señorío y la ley de Jesús.

Hermanos, no es una casualidad que nosotros exaltamos el nombre de Jesús ahorita. No es una casualidad que nos detuvimos en bendecir su nombre y adorarlo y glorificarlo – eso, mi hermano, es guerra espiritual. Porque el señor Jesús, divide… ¿sabe? En el libro de Apocalipsis, cuando usted lea el nombre – esa palabra, anticristo, muchas veces usted lo va a leer con una “a” mayúscula. Y allí refiere una persona que será, en la escatología de muchos, y así yo lo creo, será revelado a la humanidad como la encarnación de todo este sistema anticristo.

Pero, anticristo como está escrito aquí en Primera de Juan, capítulo 4, con “a” minúscula, habla de un sistema. Habla de una cultura, habla de todo lo que se levanta para oponer el reinado de Jesús y su gobierno sobre la tierra. Incluyendo el arte, incluyendo la economía, incluyendo la academia, incluyendo las instituciones judiciales y legislativos. Todo lo que el enemigo pueda infiltrar.

Y, hermanos, hay cristianos en cada uno de esos lugares. Está bien. Y ellos están allí como luces en medio de las tinieblas. Pero, el sistema anticristo – el sistema que se ha levantado contra Jesús, eso hace siglos que está allí. El enemigo ha estado tratando, conociendo él que sus días son pocos, desde el momento que Jesús salió victorioso de la tumba ha luchado, hermano, para separarte de la única verdad que te puede dar libertad.

Y esa verdad se reduce a esta frase: Jesucristo es Señor.

Jesucristo es Señor y todo lo que se levante contra esa sencilla verdad, ¿qué crees tú? ¿Quieres identificar los espíritus? Decláralo. Y lo que tú declares, ¿qué piensas tú, Jesucristo es Señor? ¿Lo obedeces? Y tenemos buenas nuevas, hermanos, cuanto más usted cae bajo el reinado de Jesús, más autoridad tiene contra todo sistema anticristo.

Contra todo sistema que se ha levantado para confundirlo. Contra el sistema que se ha levantado para empobrecerlo. Contra el sistema que se ha levantado para atormentarlo. Contra el sistema que se ha levantado para debilitarlo. El sistema que se ha levantado para esclavizarte.

Contra ese sistema, su única defensa – y la única defensa que usted necesita – es Jesucristo morando dentro de ti, a través de su espíritu. That’s all you need. That’s all you need. Eres invencible.

Pongámonos de pie, mis hermanos. Enrique, sugiero, “Jesús, Señor de la Creación.” Amén.
Siendo en forma de Dios, se despojó de sí mismo.

Tomó la semejanza del hombre,

y siendo puro y sin mancha entre nosotros vivió.

Y así mismo se humilló tomando forma de siervo

hasta su vida entregar y en una cruz terminar.

Mas Dios a lo sumo lo exaltó y a su nombre engrandeció

para que ante su autoridad toda rodilla se doble

y toda lengua confiese que Jesús es el Señor.

Jesús, Señor de la Creación,

siendo en forma de Dios, se despojó de sí mismo.

Y Él tomó la semejanza del hombre

y siendo puro y sin mancha entre nosotros vivió.

Y así mismo se humilló tomando forma de siervo

hasta su vida entregar y en una cruz terminar.

Mas Dios a lo sumo lo exaltó y su nombre engrandeció

para que ante su autoridad toda rodilla se doble

y toda lengua confiese que Jesús es el Señor.

Mas Dios a lo sumo lo exaltó y su nombre engrandeció

para que ante su autoridad toda rodilla se doble

y toda lengua confiese que Jesús es el Señor.

El Señor, ¡Aleluya! Tú eres Señor. El Señor, el Señor. Tú eres Señor, sí, Señor. El Señor, tú eres Señor. El Señor, el Señor. ¡Aleluya!
¡Aleluya! ¡Aleluya a ti, Dios!

Mis hermanos, oren conmigo. Oren conmigo, mis hermanos, presentando sus corazones y su – hermano, usted conocerá su lucha y ya sabe contra qué está usted luchando. Pero sepan, mis hermanos, mayor es el que está en ti. Mayor es el que está en ti. Usted no está solo, mayor es el que está en ti. Amén.

Gloria a Dios. Y, mis hermanos, con la ofrenda acompáñenme aquí un momento. Quiero que sigamos dando ofrenda en un momento, pero vamos a orar en este moment. Okay. Pues congelémonos – freeze for just a second y vamos a… Amen.

Padre, venimos delante de ti y hemos declarado lo que declara tu palabra. Que Tú moras en nosotros y nos amas. Señor, crea de la Congregación León de Judá y de cada ser, cada pueblo que esté escuchando este mensaje. Padre, en estos últimos días, levanta un pueblo profético. Levanta un pueblo profético, un pueblo acostumbrado a caminar en la verdad tuya.

Un pueblo que levanta a Jesús, aún cuando todo el mundo le da la espalda. Y un pueblo que sabe probar los espíritus. Que sabe defenderse en guerra espiritual. Que espera y sabrá que un día veremos todos este sistema y todo lo que se levante contra Jesucristo, rindiéndose delante de Él.

Nuestra cultura rindiéndose delante de Él. Nuestra economía rindiéndose delante de Él. Todo sistema en esta Tierra, toda fortaleza caerá delante de Él. Padre, y todo ser creado, no solamente lo nacido pero lo creado, lo hecho por las manos del hombre declarará con una voz: Jesucristo es el Señor.

Jesucristo es el Señor. Y hasta ese día cubre a tu pueblo. Acompaña a tu pueblo. Bendice a tu pueblo. Señor, dale victoria a tu pueblo. Que la victoria de él es tu victoria. Que la victoria que Tú les des es Tu nombre exaltado. Sea Tu nombre exaltado, para siempre, en el nombre de Jesús.

 

Paz ~ Peace ~ Shalom

1 de noviembre del 2010 - Por Betsy Behan

 

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da…Juan 14:27

Recientemente el Señor nos permitió compartir, y convivir por ocho días con la familia Valles. Esta es una familia cristiana, linda, y unida en amor, y nosotros poquito a poco, y sin darnos cuenta nos consideramos parte de ella.

Uno de esos días visitamos la Isla "Culebra" la cual corresponde a Puerto Rico. Cuando llegamos, y vi ese lindo paisaje experimenté una paz especial, entonces vino a mi mente el verso: "la paz os dejo, mi paz os doy". Aunque estoy lejos de esa bella isla y de vuelta a los deberes, y responsabilidades diarias, ese verso se mantiene vivo en mi mente.

¿Alguna vez has estado en un lugar donde sientes la Paz de Dios de manera especial? ¿Alguna vez has compartido con alguien que te transmite paz? Seguro que si, como también te aseguro que nuestros hogares se puede transformar en un lugar donde reine la paz, y también podemos, y más que poder estamos llamados como hijos de Dios a transmitir Su paz. Ya El nos la dio, nosotros solo tenemos que poseerla, apropiarnos de ella, no soltarla, vivir con ella. Jehová dará poder a su pueblo; Jehová bendecirá a su pueblo con paz (Salmo 29:11).

Proyectemos la Paz de Dios en nuestro hablar, actuar, en lo que hacemos, y servimos, en nuestras mentes, en nuestro caminar El guardará en completa paz aquel cuyo pensamiento en el persevera (Isaías 26:3)
¡No permitas que ninguna situación, pensamiento amengüe tu paz, Dios te la dio, tómala y declara tu vida en victoria!!

Padre Celestial,TU paz es genuina, la poseemos, la abrigamos desde nuestro descansar. Hasta nuestro despertar, declaramos TU paz en nuestros hogares, trabajos, y por donde quiera que pisemos, en el nombre de Jesús, ¡Amén!!

¡LA PAZ DE DIOS ESTE DERRAMADA SOBRE SUS VIDAS!!

Sabes tu cuál es el diseño que Dios tiene para ti?

TRANSCRIPT

Cuántos están convencidos que estamos viviendo tiempos determinantes? Y cuántos creen que nosotros como iglesia somos el factor determinante de que las cosas a nuestro alrededor puedan cambiar?

El Señor nos puso a nosotros como iglesia, nosotros, su pueblo, somos el instrumento para hacer que todas las cosas que están desordenadas y desalineadas puedan ubicarse en el destino profético de Dios. Sabe, Dios tenía un diseño de cada uno de nosotros, Dios tiene un diseño de cada ciudad y de cada nación. A nosotros, como restauradores nos toca recibir la revelación de cuál es el diseño y no descansar hasta que las cosas se alineen y vuelvan al propósito y al destino eterno del Señor.

Yo te quiero preguntar esta mañana, sin que me tengas que responder, sabes tu cuál es el diseño que Dios tiene para ti? Yo quiero que nada más lo medites, quizás en casa. Sabes tu cuál es el diseño que Dios tiene para tu ciudad? Sabes tu cuál es el diseño y el propósito que Dios tiene para tu nación?

Es importante que nosotros como hijos del reino y como responsables de todo lo que ocurre en el planeta tierra, encontremos nuestro destino, nuestro propósito en Dios y nuestro diseño. Cada uno de nosotros cuando nació, no nació al azar, no nació por accidente, nació con un papel y una función predominante en esta tierra, por pequeña que parezca, que sea mi contribución, es importante para que se cumpla todo lo que Dios dijo que tendría que cumplir. Ninguno de nosotros es menos importante porque cuando hacemos lo que Dios dijo que haríamos y hacemos la voluntad de él, entonces estamos en obediencia y estamos haciendo lo que él determinó que haríamos. Pero si nosotros no lo hacemos, no hay nadie más que pueda hacer aquello que te fue encomendado particularmente.

Así que esta mañana yo quiero que tu sepas que tu eres un elemento importante y determinante en todo lo que ocurre en el planeta tierra. Sabe, mi amado, mi amada, que cuando ocurren catástrofes, cosas a nivel mundial, a veces aún delincuencia, masacre, anoche veía mi esposo las noticias, y dice, “otra masacre en San Pedro Sur, matan a diez personas de una vez en tal y tal lugar.

Y uno, automáticamente comienza a pensar, es que es culpa de la policía? Es que las autoridades son corruptas? Y comenzamos a buscar un culpable de las cosas cuando realmente los responsables somos la iglesia. Porque a nosotros se nos dio la autoridad para establecer la luz y que las tinieblas retrocedan.
Saben, a mí me inquieta un poco cuando vemos, y no hablo de aquí, tal vez de Latinoamérica, pero vemos iglesias que crecen numéricamente, iglesia con muchos miles pero así como crece la iglesia, pareciera que está creciendo la criminalidad y la maldad. Entonces nos preguntamos, qué estamos haciendo como iglesia? Estamos solo creciendo numéricamente o estamos haciendo la función que estamos determinados a hacer para que la maldad no llene la tierra sino que la luz del Señor sea establecida?

Yo quiero referirme un poco a la profecía del profeta Joel. Muchas veces nosotros mencionamos la consecuencia de todo lo que el profeta Joel habló y hablamos, ¿verdad? Del verso 29 y a veces la mitad del verso 28, porque es hermoso ver que él derramará de su espíritu sobre toda carne y las consecuencias que allí dice que habrá. Pero es interesante leer todo el contexto del capítulo 2 del profeta Joel porque vemos que antes del derramamiento del Espíritu Santo viene todo un proceso de restauración. Y en el capítulo 2 de Joel vemos que dice que:

“… el Señor restaurará todo lo que se comió la oruga, el saltón y el revoltón…”
La oruga, el saltón y el revoltón son insectos depredadores pero cada uno de ellos afecta una parte de la planta, unos afectan la raíz, el otro afecta el tallo, el otro afecta las ramas, las hojas, o sea que es un ejército depredador que arrasa con todo. Pero que buena noticia saber que será restaurado y restituido.

Y cuando hablamos de restituir no solamente devolver lo que se perdió, sino devolver multiplicado. Y entonces cuando esto sea restaurado, dice, vamos a leer Joel 2:28, porque es interesante que dice:

“… y sucederá que después de esto, o sea, que lo que sigue no va a ocurrir sino hasta después de esto, que es la restauración…”

Y si vemos los versos anteriores que es lo que está incluido en esto, nos está hablando de que:

“…las eras se llenarán de trigo, los lagares se llenarán de mosto y se llenarán de aceite…”
Una era, un silo, o un granero, no sé como lo llama usted, cualquiera de ellos, es un recipiente grande, gigante, inmenso para acumular trigo. Ahora, quién es de acuerdo a la Escritura lo mejor del trigo? Quién es la semilla de trigo que cayó tierra y murió, sino el Señor Jesucristo.
Si la Escritura nos habla de que las eras se llenarán de trigo como parte de la restauración o de la restitución de lo que se comió la oruga, el saltón y el revoltón, estamos entendiendo que nosotros somos las eras o los silos o los recipientes. Cuántos se identifican con esto? Que seremos llenos de la palabra revelada del Señor, porque el trigo tiene que ver con una palabra revelada que produce vida, que produce vigor, que produce salud.

Y entonces como parte de la restitución es que nosotros, como silos, como graneros, como eras, seremos llenos de una palabra viva, de una palabra que es sólida, que nos sostiene. Es una palabra revelada. Sabe que el profeta Amos dice que en los últimos tiempos la gente irá errante de mar a mar buscando palabra de Jehová pero no la encontrará. Pero nosotros, las eras de Dios, tendremos la palabra revelada dentro de nosotros porque estamos viviendo tiempos críticos, determinantes donde muchos púlpitos quizás lo que se escucha es palabra de hombre y la gente irá sedienta buscando palabra de Dios, una palabra que de respuesta, que te de dirección, que te de fundamente, y que te de establecimiento, una palabra no adulterada. Eso es el trigo.

Y entonces, como parte de la restitución, nosotros seremos llenos de esa palabra revelada del Señor. Y dice que los lagares se llenarán de vino, se llenarán de mosto, se llenarán de aceite. Y el vino tiene mucho que ver con el gozo. Tiene mucho que ver con el amor de Dios, del Espíritu Santo y el aceite pues sabemos que es la unción del Espíritu Santo. Estamos hablando de elementos espirituales necesarios para enfrentar el último tiempo. Pero yo entiendo que esta profecía de que las eras se llenarán de trigo y los lagares de vino, de mosto y de aceite, es para nosotros como iglesia. Porque dice que después de esto, derramará de su espíritu sobre toda carne y estoy entendiendo que se refiere a toda carne que aún no ha conocido al Señor. Pero que primero tiene que venir una restauración en nosotros, los hijos de Dios en la casa del Señor, los que somos las eras, y somos los lagares de Dios.

O sea que muchas veces estamos viendo lo que tiene que ser restaurado afuera, pero yo estoy convencido que primero tiene que venir la restauración aquí adentro, a nosotros, para que nosotros entonces en esa restauración podamos ir en el poder y la autoridad que el Señor nos ha dado y nos ha delegado, para ordenar que todas las cosas caigan en el orden perfecto.
Isaías 40 nos dice que hay una voz que clama en el desierto, dice:

“… Qué es lo que dice a voces? Bájese todo monte y collado, súbase todo valle, lo torcido se enderece y lo áspero se allane…”

Eso nos habla de restauración. Y habla de una voz que clama en el desierto que tipifica a Juan el Bautista, pero Juan el Bautista es la señal del ministerio profético. O sea que gran parte de la restauración tiene que ver con que la iglesia del Señor que prepara el camino para la segunda venida de Cristo, comience a declarar la restauración de todas las cosas para que lo que esté torcido pueda enderezarse, para que lo que está levantado pueda bajarse, que aquello que están hundido pueda nivelarse, que todo lo que está áspero pueda alisarse.

Ahora, no habla solamente de montes físicos ni de valles físicos. Muchos de nosotros estamos llenos de montes, y los montes tienen que ver la altivez, con orgullo. Hace un rato el pastor hablaba de la humildad que a veces somos presuntuosos nosotros, aún como ministros del Señor, podemos a veces creernos que somos nosotros y no el Señor en nosotros y a veces Dios nos tiene que pasar por procesos para que reconozcamos que es él y solamente él.

Pero este es un tiempo en que Dios está buscando con lupa ministros que le sirvan con un corazón sencillo, no por ganancia deshonesta, no por publicidad, no por otras razones sino que le sirvan por amor a él. Y entonces ese amor a él es el hacernos como niños, el hacernos pequeños, el podernos humillar y depender de él.

Sabe que humildad es depender de Dios en todo. El soberbio y el altivo no dependen de Dios porque cree en su experiencia, cree en su conocimiento, depende de lo que estudió, depende de lo que ya vivió, pero el que tiene humildad, el que es humilde depende de Dios en todo. Y cada vez es una nueva vivencia. No va a decir, yo ya lo sé hacer, sino que cada vez depende de la dirección del Espíritu Santo, de la capacidad de Dios en su vida.

Porque a veces podemos hacernos diestros en lo que sabemos hacer, así como un panadero, yo creo que ya se sabe de memoria cuántas tazas de harina y cuántas de sal para hacer un pan, ya lo hace mecánicamente. Pero los que servimos a Dios no podemos hacer nada mecánicamente, basado en nuestra destreza. El que toca el instrumento, sí, el que lo toca en un bar puede hacerlo, por la práctica que tiene, pero el que toca para adorar a Dios no puede depender de su habilidad, tiene que depender de la unción. El que canta para Dios no, ay, que ya me lo sé, cada vez tiene que depender del Espíritu Santo. Y si nosotros aprendemos a depender del Espíritu Santo para todo y en todo lo que hacemos, entonces podemos mantenernos humildes y sencillos, reconociendo que es él en nosotros y no nosotros.

Y esto, el bajarnos tiene que ver con la restauración porque sabemos que el primer pecado que se registra en la historia fue el de altivez cuando se encontró iniquidad en el corazón de Luzbel, que se sintió altivo porque sabía adorar, porque sabía tocar los instrumentos, porque sabía hacer las cosas, y entonces se encontró en él maldad, iniquidad.

Y luego vemos el mismo pecado en Adán y en Eva obviamente, en Adán en el género humano que se levantaron contra Dios en rebeldía no obedeciendo, no acatando sino queriendo ser igual que Dios.

Por eso el Padre tuvo que buscar a uno que se humillara hasta lo sumo para que nos fuera modelo de humildad. Por eso, él se despojó de la deidad, se despojó del manto de autoridad, y se bajó hasta hacerse hombre igual que nosotros, y no menospreció el hacerse más vil todavía, y bajar a una ultratumba, pero para conquistar un nombre que sobretodo todo nombre, para que nosotros pudiésemos usar ese nombre de autoridad. Y Jesucristo ha sido el hombre más manso sobre la faz de la tierra y es la única que yo veo en la Escritura que Jesús dice que aprendamos algo de él, dice:
“… aprended de mí que soy manso y humilde de corazón …”

O sea, que la restauración tiene que ver con que nosotros volvamos a la sencillez, a ese punto quiero llegar. Restauración tiene que ver con volver a la sencillez, que yo no tenga ni un concepto más alto ni más bajo de mí mismo que el que debo tener. Las hondonadas que tienen que ser levantadas, tienen que ver con el problema de autoestima, tienen que ver con la falsa modestia, tienen que ver con creer que yo no puedo, pero Cristo nosotros entendemos que no somos, pero él en nosotros es. No éramos nada pero por la sangre de Cristo somos dignos. Él nos hizo dignos, él es el grande, él es el rey, él es el todopoderoso, él es que lo puede, y todo esto tiene que ver con restauración.

Y una vez que la iglesia entra en ese proceso de restauración o que continua en el proceso de restauración, nosotros todo como iglesia, porque no es que Dios viene y agarra una congregación, es que cada uno somos iglesia. Es que el trabajo es individual y es personal, porque de pronto algunos tenemos unos montes más altos pero otros tienen unas hondonadas más profundas. Entonces Dios no trabaja de una manera simétrica, Dios trabaja con cada uno en particular, y Dios sabe hasta donde puede apretar y en qué área nos puede apretar, y cosas que no entendemos que nos ocurren son, no para que le preguntemos, Señor, por qué, por qué? Sino para que entendamos para qué.

Porque, como decía el pastor hace un rato, los pensamientos de él son de bien y no de mal para nosotros. Sabe, pero Dios siempre ve el producto terminado. O sea, mientras Dios está apretando, él no es un sadista para gozarse con que tu llores y que tu sufras. No es el deseo de Dios, Dios lo que quiere es terminar el producto. Sabes, es como un pedazo de carbón o un diamante en bruto. El diamante en bruto tiene que pasar por muchas presiones, tiene que pasar por muchos procesos, tiene que pasar por muchos cortes. Entre más cortes le hagan, más caras o quilates tiene el diamante, un mayor quilataje y un mejor brillo.

Ahora, Dios no se complace en que tu llores, el deseo de Dios es que mientras estás en el proceso, tu desgracia es en todo porque él no quiere verte llorar, él lo que quiere ver es el diamante pulido, el fruto terminado. Porque a Dios le interesa más tu vida que lo que tu puedes hacer. A Dios le interesa que seas y no que hagas. Hay gente que puede hacer muchas cosas y de manera muy efectiva, pero a Dios le interesa el corazón con que haces cada cosa.

Y eso tiene que ver con restauración. Un corazón conforme al corazón de Dios, un pueblo con la misma naturaleza del Padre, una iglesia restaurada conforme a su imagen, a la imagen del amado, un pueblo que así como Jesús en medio del dolor y del quebranto, dijo, Señor, perdónalos que no saben lo que hacen. Un pueblo, que en medio de la necesidad y del molino diga, no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Y a veces los procesos son dolorosos a la carne, pero el producto vale la pena. Hay cosas que no entendemos. Y no hemos de preguntar. Dios sabrá cuáles son los elementos para lograr cada cosa. A unos les tiene que dar con martillo, a otras con almarna, a otros con cincel, a otros quizás unos brochacitos basta. Pero él quiere lo bueno para nosotros, lo que es de bien y no de mal.

Él trabaja con la grosura de nuestra alma hasta que podamos entonces ser ese instrumento que Dios quiere usar en sus manos. Le comentaba el otro día a alguien, le digo, para el que nunca ha tenido necesidad económica es fácil decir, hay que tener fe, pero la verdad es que la fe se activa en la necesidad. Cuando tu no tienes nada y tienes que creer por algo, allí vas a ser fuerte en la fe, cierto? Es fácil decir, el Señor es sanador, pero hasta que no has estado confrontado con una enfermedad incurable, algo difícil realmente no creces en la fe.

O sea, para que haya una victoria tiene que haber una batalla, eso es así, es una premisa. El Señor Jesús tuvo que llevar toda la enfermedad y todo el oprobio y toda la iniquidad la llevó sobre él como el cántico que me gusta muchísimos, que los hermanos entonan, acerca de que aún el Padre volvió su mirada porque todo estaba sobre él, para entonces poder resucitar en gloria, para podernos dar a nosotros salud.

Sabe que se ha determinado científicamente, que hay 39 géneros de enfermedades y ese fue el número de azotes que el Señor Jesús recibió, 40 menos 1, 1 por cada género para que recibiéramos salud. Todo está tan ordenado en el panorama de Dios. Estamos en el tiempo de la restauración de todas las cosas. Pero nosotros como iglesia necesitamos tener una perspectiva, una proyección y una reacción diferente que la que hemos tenido hasta ahora. Necesitamos aprender una dependencia del Señor, dependencia del Espíritu Santo, dependencia de la palabra que tiene que hacer un depósito en nosotros.

Y la palabra que hace un depósito en nosotros será un arma cortante, más cortante que una espada de dos filos, pero esa es el arma del espíritu, quiere decir que es el Espíritu Santo quien va a usar ese depósito y esa espada en el momento oportuno. Por eso el Señor Jesucristo cuando fue tentado en el desierto, venció a Satanás con la palabra, pero fue una palabra rema, porque nosotros vemos Mateo 4 que el diablo se sabía bien la palabra, se la recitaba de memoria. Escrito está ta tan… pero el Señor Jesús era la palabra viviente. O sea, Dios no quiere intelectuales del Evangelio, ni teólogos, quiere vidas que vivan su palabra para que la palabra sea encarnada y sea vida en nosotros.

Sabe, la revelación es para los hijos, los misterios son de Dios. Pero a él le place revelarnos sus misterios, pero la revelación no es para que prediquemos y que tengo la última revelación, y que soy lo último de la revelación, sino que la revelación es una ventana de oportunidad para vivir la palabra. Cada vez que te viene una revelación de parte de Dios, sobre su palabra, te viene la fuerza y la capacidad para vivir esa dimensión y ese nivel, y no podrás subir a otro nivel mientras no hayas vivido el nivel de la revelación en la cual estás.

Por eso cuando a Pedro le vino la revelación y supo que él era Cristo, el hijo del Dios viviente, tenía que venir el momento de vivir la revelación porque sino no tendría autoridad. Toda revelación es para que tu la vivas y que entonces tengas autoridad sobre ello.

Pero cuando uno comienza a imitar a otros y a copiar la revelación que tiene otro, eso es como címbalo que retiñe y metal que resuena, no tiene ninguna autoridad porque si no te lo dio Dios a ti, no tiene autoridad. Tiene que ser una revelación particular y personal.

Y hay cosas que son tratos personales de Dios con el individuo. Pero Dios quiere una iglesia genuina que aprenda a depender del Espíritu Santo y aprenda a depender de la voz de Dios, una iglesia que pueda pasar por los desiertos y tomar la tierra prometida sin murmurar. Porque por eso a Israel le tomó 40 años llegar al otro lado, pudieron haberlo hecho en dos meses y medio, pero la murmuración del corazón, el estar cuestionando a Dios, el estar cuestionando a su líder no les permitió llegar antes. Porque los desiertos son para procesar tu grosura.

Si el desierto ya te está muy largo, comienza a cuestionar tu corazón. Porque Dios no nos lleva al desierto para dejarnos ahí toda la vida, Dios nos pasa para procesarnos. El pueblo de Israel cuando salió de Israel tenía una mentalidad de esclavitud, habían sido esclavos todo el tiempo, estaban acostumbrados a responder al látigo, al azote, a los trabajos forzados. Entonces, con esa mentalidad no podían entrar a poseer una tierra, tenían que cambiar la mentalidad de esclavitud, por una mentalidad de señorío. Pero para eso Dios tenía que quitarles la grosura y la murmuración. Y ese fue el proceso que tomó 40 años.

Yo espero que a nosotros nos tome menos. Porque sino quizás no alcanzamos a llegar, ¿verdad? Pero cuando nosotros respondemos para colaborar con Dios y no nos quejamos y no murmuramos, sino que alabamos y agradecemos a Dios por todo, el tiempo se te va a acortar en que puedas tomar autoridad y poseer la tierra prometida. Dios está interesado en llevar a la iglesia a un nuevo nivel, a una nueva dimensión.

Llevo tiempo escuchando que Dios me dice, yo quiero hacer cosas extraordinarias y sobrenaturales en medio de ustedes. Mi Dios es sobrenatural por tanto él espero que yo viva en el ambiente de lo sobrenatural, porque eso es lo normal para Dios. Pero nosotros seguimos en una dimensión natural y carnal viendo como que él es sobrenatural, pero yo soy su hijo, soy su hija, tengo su misma naturaleza, tengo sus genes, y así es como Dios quiere moverse.

Pero entiendo, que si Dios no lo ha podido hacer a la plenitud que él lo quiere hacer, no es porque es una falla de parte de Dios, es porque hay algo en mí que le estorba a Dios en su proceso. Entonces entiendo que debo de meterme voluntariamente a ese proceso de restauración. No voy a esperar que restaure a la policía, que restaure al gobierno, primero me voy a disponer para que me restaure a mí y que así como en el principios en que la tierra estaba desordenada y vacía, pero el Espíritu Santo de Dios se movía sobre la faz de las aguas, así también está el Espíritu Santo sobre mí corazón y sobre tu corazón esperando la voz de Dios que dice, sea la luz y las tinieblas se van, y la luz comienza a alumbrar.
Hay áreas de nuestra vida que quizás todavía tienen tinieblas y no permiten que la luz fluya como tiene que pasar. Tenemos un Dios poderoso, pero yo quiero que veas conmigo el libro de los Hechos, voy a leer nada más tres versos, del capítulo 3 y tiene que ver con la restauración de Joel, está conectado todo. Hechos 3:18, dice:

“… Pero Dios ha cumplido así lo que anunció de antemano por boca de todos los profetas que su Cristo debería padecer por tanto arrepentíos y convertíos para que vuestros pecados sean borrados a fin de que tiempo de refrigerio vengan de la presencia del Señor y él envíe a Jesucristo designado de antemano para vosotros a quien el cielo debe retener hasta el día de la restauración de todas las cosas, acerca de lo cual Dios habló por boca de sus santos profetas desde tiempos antiguos…”

El Apóstol Pedro está hablando aquí del Señor Jesucristo y todas las manifestaciones sobrenaturales que ellos tuvieron. Y él está diciendo a los demás, en un discurso, así es que arrepiéntanse y conviértanse. Eso me deja pensando, porque de pronto, nosotros hacemos énfasis en arrepentirnos del hombre viejo, pero poco énfasis en convertirnos a la naturaleza de Cristo. Pero esto es como una premisa, dice, arrepiéntanse y conviértanse para que sean borrados sus pecados y vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.

Pero luego habla de que esto tiene que estar ocurriendo hasta la restauración de todas las cosas y que entonces sea enviado de nuevo el Señor Jesucristo quien está siendo retenido mientras el Espíritu Santo está aquí en la tierra restaurando todas las cosas. Si nosotros colaboramos para esa restauración, el Señor Jesucristo vendrá para reinar muy pronto otra vez. Yo creo en el retorno del Señor Jesucristo. Cuántos creen?

Pero aquí me dice que hasta la restauración de todas las cosas va a venir el Señor Jesucristo. Yo quiero ver el retorno del Señor Jesucristo. Cuántos quieren verlo? O sea que si nosotros colaboramos en ese proceso que está directamente relacionado con arrepentirnos y convertirnos de acuerdo a esto.

Sabe qué es convertirnos? Es un cambio completo de dirección. Cuando usted va en una dirección y le da una instrucción y le dicen, conversión izquierda o derecha, usted cambia de dirección. O sea, yo iba en la dirección de satisfacer mis deseos naturales, yo quería satisfacer lo que a mi corazón le gustaba, pero yo tuve un encuentro con Jesús y me dijo, no solo te arrepientas de lo de allá, sino que conviértete y ahora cambia tu propósito, ahora encaja en tu destino, ahora busca qué es lo que a mí me agrada para que ya no sea tu deseo, sino el deseo de Dios.

Cuántos estamos dispuestos a decirle, no se haga mi voluntad, sino la tuya? Que tu puedas hacer una obra restauradora dentro de mí aunque me duela. Que metas tu mano y saques lo que tiene que ser sacado aunque me duela. Pero yo quiero agradarte a ti, yo quiero venir en la naturaleza tuya, yo quiero depender de ti en todo. Yo quiero ser la iglesia pura, blanca, sin mancha, sin arruga ni cosa semejante. La arruga de la iglesia tiene que ver con tradición, sin mancha y sin arruga.

El Señor quiere que podamos despojarnos de tradiciones, que podamos despojarnos de religiosidad y disfrutar con libertad todo lo que él ha hecho para nosotros. Cuántos están dispuestos o dispuestas a decirle al Señor, restaura lo que tiene que ser restaurado, vuélvelo al modelo original. Quiero que tu voz sea escuchada, y quiero que tu luz sea hecha dentro de mí. Yo estoy dispuesta, dispuesto hoy a renunciar, a toda tiniebla a la cual yo me he aferrado. Porque muchas veces hay áreas en nuestra vida que sabemos que no agradan al Señor pero como agradan a nuestra alma no queremos dejarlas ir. Y pueden ser pequeñas horras, pueden ser pequeñas cosas aparentemente insignificantes, pero sabes que en la desobediencia no hay cosa grande ni pequeña, sencillamente no hacer lo que agrada a Dios es desobediencia. Porque al que saber lo bueno y no lo hace, le es pecado.

Y sabes, mi amado, desde el momento que tu tuviste acceso a la palabra del Señor eres responsable de toda, de principio a fin. Y entonces, creo yo que es un buen día, mañana comienza un nuevo mes, y es el último mes del año. Muchos esperamos el 31 de diciembre para hacer propósitos para un nuevo año, pero hoy es un buen tiempo. Yo creo que Dios está queriendo llevarnos a un nuevo nivel de preparación, de unción, de autoridad, muy fuerte he sentido quiere Dios quiere activar la intercesión profética en esta casa. Dios quiere hacer de esta casa una casa de intercesión profética en favor de la ciudad.

Siento que hay personas con dones de revelaciones específicos que el Señor va a activar y les va a mostrar cosas acerca de la ciudad, aún actos proféticos que es necesario hacer en la ciudad. Dios quiere usarles como instrumentos para esta ciudad y para esta nación. Yo quisiera que si tu estás de acuerdo en meterte en las manos de Dios para un proceso que va a comenzar hoy, que tu te pongas de pie, si tu estás dispuesto. Lo único que te puedo decir que lo mejor de Dios está por venir, que no lo hemos visto todo, que Dios tiene cosas maravillosas para nosotros, que no las hemos entendido, pero que están en su mano y que este es un día hermoso, es un día especial, es un día en el cual tu puedes ser confrontado con mismo interior, contigo mismo y el Espíritu Santo está aquí para reargüirte, el Espíritu Santo está aquí para hablarte, para enseñarte, para animarte, para exhortarte y vamos a voluntariamente, a venir delante del Señor.

Si mientras oramos el Espíritu Santo te muestra áreas de ti que están estorbando el fluir, yo te voy a pedir que con mucha honestidad vayas pasando al frente. Puede ser negligencia, que tu sabes que Dios te llama a orar pero tu lo dejas para después. Puede ser poco apetito por la palabra del Señor; puede ser dificultad para perdonar al que te hizo una ofensa. Pero que tu puedas ser muy honesto, muy honesta esta mañana, esta tarde, este mediodía, y que creas que Dios va a hacer una obra poderosa en ti.

Rigo, puedes venir, mi amor? Gracias, Padre, gracias Padre, por la transformación, por la obra que estás haciendo y quieres hacer en nuestras vidas. Gracias por tus hijos muy amados, por tu iglesia. Gracias por la sinceridad, por la honestidad de sus corazones, Señor. Gracias por la obra maravillosa, poderosa. Entregamos a ti, Señor, entregamos a ti con libertad todo lo que te estorba y te suplicamos, Señor, que metas tu mano y arranques lo que tiene que ser arrancado. Sabemos que tu pones el bálsamo.

Oh, Dios, pero hoy renunciamos a todo lo que impida el fluir, a todo lo que impida el fluir renunciamos porque lo que queremos es agradarte a ti, Señor. Hable con el Señor, hable con el Señor. Hable con el Señor. Oh, santo espíritu de Dios, trae un bálsamo profundo al corazón, Señor, trae un bálsamo profundo que solo tu puedes poner, que solo tu, Señor, puedes ministrar, Padre, porque tu quieres usarla con mucha autoridad para consolar a otros.
Padre, gracias por lo que estás haciendo y lo que harás. Espíritu Santo, gracias por la obra profunda tuya, por la obra poderosa tuya, muchas gracias, Espíritu de Dios. Gracias porque aunque los años hayan pasado todavía hay mucho trabajo para ellos, hay mucho trabajo, mucho trabajo, Señor, gracias, por los años que ellos te han servido, que te han dedicado, Señor, pero gracias por la nueva dimensión, por la nueva etapa y por la nueva visión. Gracias por la frescura que traerás, gracias por el refrigerio que traerás.

Gracias por la renovación, por la renovación, por el aceite fresco, por el aceite fresco, muchas gracias. Gracias por tus siervos. Gracias, Padre, gracias poderoso Dios. Mete tu mano, Señor, mete tu mano, arranca, mete tu mano, Señor, purifica. Mete tu mano y limpia, mete tu mano y limpia, Señor, espíritu de Dios, gracias. Gracias por un pueblo que te ama y responde a tu palabra. Padre, gracias por este varón. Yo te bendigo por él. Gracias por tu obra preciosa, poderosa, Espíritu Santo. Gracias santo, gracias por lo que estás haciendo, Señor.

Gracias por obra maravillosa, declaramos la restauración de todas las cosas. Declaramos restauración en las vidas, declaramos ahora restitución. Yo creo, Señor, yo declaro, que lo que la oruga, el saltón, el revoltón se llevaron, será restituido, será restituido. Declaramos un tiempo de restitución, un tiempo nuevo, un tiempo fresco, un tiempo de refrigerio, un tiempo en que oiremos la voz de Dios, un tiempo en que oirás la voz de Dios como tu Padre en el nombre de Jesús declaro restauración, restitución.

Yo quiero que este día, esta tarde tu creas que tu Dios es restaurador de todas las cosas. Ponte delante del Señor y dile, yo quiero ser esa era llena de trigo, yo quiero ser ese lagar lleno de mosto, yo quiero abrazar tu voz o tu amor, tu misericordia, yo quiero conocerte íntimamente, yo quiero conocer más tu naturaleza, quiero ser lleno de ti, quiero estar fusionado contigo, que nada ni nadie me pueda desligar de ti. Yo, Señor estoy dispuesto a depender de ti en todo.

Gracias, Espíritu Santo, gracias por tu obra maravillosa. Comienza a hablar con el Señor. El pasar al frente es la primera acción, pero el decirle a él es importante. Él es el Dios de toda restauración, él es el que restituye, él es el que hace todas las cosas nuevas. Disponte en las manos de él porque el va hacer algo poderoso.

Y mientras seguimos orando, aquellos que sienten el llamado a la intercesión profética, a la guerra espiritual pueden levantar su mano. Yo quiero hacer una declaración sobre ustedes. En el nombre poderoso de Jesús yo declaro una activación ahora, de los dones de revelación. Yo declaración ahora de la sensibilidad espiritual para percibir las cosas del ámbito del espíritu, para poder orar, para poder interceder, para poder quebrantar, para poder hacer actos proféticos.

Señor, yo declaro que mis amados son fortalecidos, fortalecidas, esta mañana, Señor, en el hombre interior, en los dones del Espíritu Santo para llevar a cabo aquello que tu les has encomendado. Señor, levanta una tribu guerrera en este lugar, levanta un equipo de guerreros, Señor, que clamen por esta ciudad hasta ver la restauración completa en el nombre de Jesús. Declaro que la unción profética es activada en esta casa, es activada en esta casa, que el carácter de Cristo, Señor, es visto.

Oh, Padre, en el nombre poderoso de Jesús, oh, santo, santo, santo, gracias, Señor, por la misericordia, por la compasión, por el espíritu con el cual, Señor, ellos orarán, intercederán. Gracias por la restauración de la casa, por la restauración de la iglesia, gracias, Señor, por la obra de tus manos. Muchísimas gracias, Señor. Gracias, espíritu de Dios. Gracias Espíritu Santo de Dios. Gracias, Espíritu Santo.

Sabes tu cuál es el diseño que Dios tiene para ti?

Transcripción

Cuántos están convencidos que estamos viviendo tiempos determinantes? Y cuántos creen que nosotros como iglesia somos el factor determinante de que las cosas a nuestro alrededor puedan cambiar?

El Señor nos puso a nosotros como iglesia, nosotros, su pueblo, somos el instrumento para hacer que todas las cosas que están desordenadas y desalineadas puedan ubicarse en el destino profético de Dios. Sabe, Dios tenía un diseño de cada uno de nosotros, Dios tiene un diseño de cada ciudad y de cada nación. A nosotros, como restauradores nos toca recibir la revelación de cuál es el diseño y no descansar hasta que las cosas se alineen y vuelvan al propósito y al destino eterno del Señor.

Yo te quiero preguntar esta mañana, sin que me tengas que responder, sabes tu cuál es el diseño que Dios tiene para ti? Yo quiero que nada más lo medites, quizás en casa. Sabes tu cuál es el diseño que Dios tiene para tu ciudad? Sabes tu cuál es el diseño y el propósito que Dios tiene para tu nación?

Es importante que nosotros como hijos del reino y como responsables de todo lo que ocurre en el planeta tierra, encontremos nuestro destino, nuestro propósito en Dios y nuestro diseño. Cada uno de nosotros cuando nació, no nació al azar, no nació por accidente, nació con un papel y una función predominante en esta tierra, por pequeña que parezca, que sea mi contribución, es importante para que se cumpla todo lo que Dios dijo que tendría que cumplir. Ninguno de nosotros es menos importante porque cuando hacemos lo que Dios dijo que haríamos y hacemos la voluntad de él, entonces estamos en obediencia y estamos haciendo lo que él determinó que haríamos. Pero si nosotros no lo hacemos, no hay nadie más que pueda hacer aquello que te fue encomendado particularmente.

Así que esta mañana yo quiero que tu sepas que tu eres un elemento importante y determinante en todo lo que ocurre en el planeta tierra. Sabe, mi amado, mi amada, que cuando ocurren catástrofes, cosas a nivel mundial, a veces aún delincuencia, masacre, anoche veía mi esposo las noticias, y dice, “otra masacre en San Pedro Sur, matan a diez personas de una vez en tal y tal lugar.

Y uno, automáticamente comienza a pensar, es que es culpa de la policía? Es que las autoridades son corruptas? Y comenzamos a buscar un culpable de las cosas cuando realmente los responsables somos la iglesia. Porque a nosotros se nos dio la autoridad para establecer la luz y que las tinieblas retrocedan.
Saben, a mí me inquieta un poco cuando vemos, y no hablo de aquí, tal vez de Latinoamérica, pero vemos iglesias que crecen numéricamente, iglesia con muchos miles pero así como crece la iglesia, pareciera que está creciendo la criminalidad y la maldad. Entonces nos preguntamos, qué estamos haciendo como iglesia? Estamos solo creciendo numéricamente o estamos haciendo la función que estamos determinados a hacer para que la maldad no llene la tierra sino que la luz del Señor sea establecida?

Yo quiero referirme un poco a la profecía del profeta Joel. Muchas veces nosotros mencionamos la consecuencia de todo lo que el profeta Joel habló y hablamos, ¿verdad? Del verso 29 y a veces la mitad del verso 28, porque es hermoso ver que él derramará de su espíritu sobre toda carne y las consecuencias que allí dice que habrá. Pero es interesante leer todo el contexto del capítulo 2 del profeta Joel porque vemos que antes del derramamiento del Espíritu Santo viene todo un proceso de restauración. Y en el capítulo 2 de Joel vemos que dice que:

“… el Señor restaurará todo lo que se comió la oruga, el saltón y el revoltón…”
La oruga, el saltón y el revoltón son insectos depredadores pero cada uno de ellos afecta una parte de la planta, unos afectan la raíz, el otro afecta el tallo, el otro afecta las ramas, las hojas, o sea que es un ejército depredador que arrasa con todo. Pero que buena noticia saber que será restaurado y restituido.

Y cuando hablamos de restituir no solamente devolver lo que se perdió, sino devolver multiplicado. Y entonces cuando esto sea restaurado, dice, vamos a leer Joel 2:28, porque es interesante que dice:

“… y sucederá que después de esto, o sea, que lo que sigue no va a ocurrir sino hasta después de esto, que es la restauración…”

Y si vemos los versos anteriores que es lo que está incluido en esto, nos está hablando de que:

“…las eras se llenarán de trigo, los lagares se llenarán de mosto y se llenarán de aceite…”
Una era, un silo, o un granero, no sé como lo llama usted, cualquiera de ellos, es un recipiente grande, gigante, inmenso para acumular trigo. Ahora, quién es de acuerdo a la Escritura lo mejor del trigo? Quién es la semilla de trigo que cayó tierra y murió, sino el Señor Jesucristo.
Si la Escritura nos habla de que las eras se llenarán de trigo como parte de la restauración o de la restitución de lo que se comió la oruga, el saltón y el revoltón, estamos entendiendo que nosotros somos las eras o los silos o los recipientes. Cuántos se identifican con esto? Que seremos llenos de la palabra revelada del Señor, porque el trigo tiene que ver con una palabra revelada que produce vida, que produce vigor, que produce salud.

Y entonces como parte de la restitución es que nosotros, como silos, como graneros, como eras, seremos llenos de una palabra viva, de una palabra que es sólida, que nos sostiene. Es una palabra revelada. Sabe que el profeta Amos dice que en los últimos tiempos la gente irá errante de mar a mar buscando palabra de Jehová pero no la encontrará. Pero nosotros, las eras de Dios, tendremos la palabra revelada dentro de nosotros porque estamos viviendo tiempos críticos, determinantes donde muchos púlpitos quizás lo que se escucha es palabra de hombre y la gente irá sedienta buscando palabra de Dios, una palabra que de respuesta, que te de dirección, que te de fundamente, y que te de establecimiento, una palabra no adulterada. Eso es el trigo.

Y entonces, como parte de la restitución, nosotros seremos llenos de esa palabra revelada del Señor. Y dice que los lagares se llenarán de vino, se llenarán de mosto, se llenarán de aceite. Y el vino tiene mucho que ver con el gozo. Tiene mucho que ver con el amor de Dios, del Espíritu Santo y el aceite pues sabemos que es la unción del Espíritu Santo. Estamos hablando de elementos espirituales necesarios para enfrentar el último tiempo. Pero yo entiendo que esta profecía de que las eras se llenarán de trigo y los lagares de vino, de mosto y de aceite, es para nosotros como iglesia. Porque dice que después de esto, derramará de su espíritu sobre toda carne y estoy entendiendo que se refiere a toda carne que aún no ha conocido al Señor. Pero que primero tiene que venir una restauración en nosotros, los hijos de Dios en la casa del Señor, los que somos las eras, y somos los lagares de Dios.

O sea que muchas veces estamos viendo lo que tiene que ser restaurado afuera, pero yo estoy convencido que primero tiene que venir la restauración aquí adentro, a nosotros, para que nosotros entonces en esa restauración podamos ir en el poder y la autoridad que el Señor nos ha dado y nos ha delegado, para ordenar que todas las cosas caigan en el orden perfecto.
Isaías 40 nos dice que hay una voz que clama en el desierto, dice:

“… Qué es lo que dice a voces? Bájese todo monte y collado, súbase todo valle, lo torcido se enderece y lo áspero se allane…”

Eso nos habla de restauración. Y habla de una voz que clama en el desierto que tipifica a Juan el Bautista, pero Juan el Bautista es la señal del ministerio profético. O sea que gran parte de la restauración tiene que ver con que la iglesia del Señor que prepara el camino para la segunda venida de Cristo, comience a declarar la restauración de todas las cosas para que lo que esté torcido pueda enderezarse, para que lo que está levantado pueda bajarse, que aquello que están hundido pueda nivelarse, que todo lo que está áspero pueda alisarse.

Ahora, no habla solamente de montes físicos ni de valles físicos. Muchos de nosotros estamos llenos de montes, y los montes tienen que ver la altivez, con orgullo. Hace un rato el pastor hablaba de la humildad que a veces somos presuntuosos nosotros, aún como ministros del Señor, podemos a veces creernos que somos nosotros y no el Señor en nosotros y a veces Dios nos tiene que pasar por procesos para que reconozcamos que es él y solamente él.

Pero este es un tiempo en que Dios está buscando con lupa ministros que le sirvan con un corazón sencillo, no por ganancia deshonesta, no por publicidad, no por otras razones sino que le sirvan por amor a él. Y entonces ese amor a él es el hacernos como niños, el hacernos pequeños, el podernos humillar y depender de él.

Sabe que humildad es depender de Dios en todo. El soberbio y el altivo no dependen de Dios porque cree en su experiencia, cree en su conocimiento, depende de lo que estudió, depende de lo que ya vivió, pero el que tiene humildad, el que es humilde depende de Dios en todo. Y cada vez es una nueva vivencia. No va a decir, yo ya lo sé hacer, sino que cada vez depende de la dirección del Espíritu Santo, de la capacidad de Dios en su vida.

Porque a veces podemos hacernos diestros en lo que sabemos hacer, así como un panadero, yo creo que ya se sabe de memoria cuántas tazas de harina y cuántas de sal para hacer un pan, ya lo hace mecánicamente. Pero los que servimos a Dios no podemos hacer nada mecánicamente, basado en nuestra destreza. El que toca el instrumento, sí, el que lo toca en un bar puede hacerlo, por la práctica que tiene, pero el que toca para adorar a Dios no puede depender de su habilidad, tiene que depender de la unción. El que canta para Dios no, ay, que ya me lo sé, cada vez tiene que depender del Espíritu Santo. Y si nosotros aprendemos a depender del Espíritu Santo para todo y en todo lo que hacemos, entonces podemos mantenernos humildes y sencillos, reconociendo que es él en nosotros y no nosotros.

Y esto, el bajarnos tiene que ver con la restauración porque sabemos que el primer pecado que se registra en la historia fue el de altivez cuando se encontró iniquidad en el corazón de Luzbel, que se sintió altivo porque sabía adorar, porque sabía tocar los instrumentos, porque sabía hacer las cosas, y entonces se encontró en él maldad, iniquidad.

Y luego vemos el mismo pecado en Adán y en Eva obviamente, en Adán en el género humano que se levantaron contra Dios en rebeldía no obedeciendo, no acatando sino queriendo ser igual que Dios.

Por eso el Padre tuvo que buscar a uno que se humillara hasta lo sumo para que nos fuera modelo de humildad. Por eso, él se despojó de la deidad, se despojó del manto de autoridad, y se bajó hasta hacerse hombre igual que nosotros, y no menospreció el hacerse más vil todavía, y bajar a una ultratumba, pero para conquistar un nombre que sobretodo todo nombre, para que nosotros pudiésemos usar ese nombre de autoridad. Y Jesucristo ha sido el hombre más manso sobre la faz de la tierra y es la única que yo veo en la Escritura que Jesús dice que aprendamos algo de él, dice:
“… aprended de mí que soy manso y humilde de corazón …”

O sea, que la restauración tiene que ver con que nosotros volvamos a la sencillez, a ese punto quiero llegar. Restauración tiene que ver con volver a la sencillez, que yo no tenga ni un concepto más alto ni más bajo de mí mismo que el que debo tener. Las hondonadas que tienen que ser levantadas, tienen que ver con el problema de autoestima, tienen que ver con la falsa modestia, tienen que ver con creer que yo no puedo, pero Cristo nosotros entendemos que no somos, pero él en nosotros es. No éramos nada pero por la sangre de Cristo somos dignos. Él nos hizo dignos, él es el grande, él es el rey, él es el todopoderoso, él es que lo puede, y todo esto tiene que ver con restauración.

Y una vez que la iglesia entra en ese proceso de restauración o que continua en el proceso de restauración, nosotros todo como iglesia, porque no es que Dios viene y agarra una congregación, es que cada uno somos iglesia. Es que el trabajo es individual y es personal, porque de pronto algunos tenemos unos montes más altos pero otros tienen unas hondonadas más profundas. Entonces Dios no trabaja de una manera simétrica, Dios trabaja con cada uno en particular, y Dios sabe hasta donde puede apretar y en qué área nos puede apretar, y cosas que no entendemos que nos ocurren son, no para que le preguntemos, Señor, por qué, por qué? Sino para que entendamos para qué.

Porque, como decía el pastor hace un rato, los pensamientos de él son de bien y no de mal para nosotros. Sabe, pero Dios siempre ve el producto terminado. O sea, mientras Dios está apretando, él no es un sadista para gozarse con que tu llores y que tu sufras. No es el deseo de Dios, Dios lo que quiere es terminar el producto. Sabes, es como un pedazo de carbón o un diamante en bruto. El diamante en bruto tiene que pasar por muchas presiones, tiene que pasar por muchos procesos, tiene que pasar por muchos cortes. Entre más cortes le hagan, más caras o quilates tiene el diamante, un mayor quilataje y un mejor brillo.

Ahora, Dios no se complace en que tu llores, el deseo de Dios es que mientras estás en el proceso, tu desgracia es en todo porque él no quiere verte llorar, él lo que quiere ver es el diamante pulido, el fruto terminado. Porque a Dios le interesa más tu vida que lo que tu puedes hacer. A Dios le interesa que seas y no que hagas. Hay gente que puede hacer muchas cosas y de manera muy efectiva, pero a Dios le interesa el corazón con que haces cada cosa.

Y eso tiene que ver con restauración. Un corazón conforme al corazón de Dios, un pueblo con la misma naturaleza del Padre, una iglesia restaurada conforme a su imagen, a la imagen del amado, un pueblo que así como Jesús en medio del dolor y del quebranto, dijo, Señor, perdónalos que no saben lo que hacen. Un pueblo, que en medio de la necesidad y del molino diga, no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Y a veces los procesos son dolorosos a la carne, pero el producto vale la pena. Hay cosas que no entendemos. Y no hemos de preguntar. Dios sabrá cuáles son los elementos para lograr cada cosa. A unos les tiene que dar con martillo, a otras con almarna, a otros con cincel, a otros quizás unos brochacitos basta. Pero él quiere lo bueno para nosotros, lo que es de bien y no de mal.

Él trabaja con la grosura de nuestra alma hasta que podamos entonces ser ese instrumento que Dios quiere usar en sus manos. Le comentaba el otro día a alguien, le digo, para el que nunca ha tenido necesidad económica es fácil decir, hay que tener fe, pero la verdad es que la fe se activa en la necesidad. Cuando tu no tienes nada y tienes que creer por algo, allí vas a ser fuerte en la fe, cierto? Es fácil decir, el Señor es sanador, pero hasta que no has estado confrontado con una enfermedad incurable, algo difícil realmente no creces en la fe.

O sea, para que haya una victoria tiene que haber una batalla, eso es así, es una premisa. El Señor Jesús tuvo que llevar toda la enfermedad y todo el oprobio y toda la iniquidad la llevó sobre él como el cántico que me gusta muchísimos, que los hermanos entonan, acerca de que aún el Padre volvió su mirada porque todo estaba sobre él, para entonces poder resucitar en gloria, para podernos dar a nosotros salud.

Sabe que se ha determinado científicamente, que hay 39 géneros de enfermedades y ese fue el número de azotes que el Señor Jesús recibió, 40 menos 1, 1 por cada género para que recibiéramos salud. Todo está tan ordenado en el panorama de Dios. Estamos en el tiempo de la restauración de todas las cosas. Pero nosotros como iglesia necesitamos tener una perspectiva, una proyección y una reacción diferente que la que hemos tenido hasta ahora. Necesitamos aprender una dependencia del Señor, dependencia del Espíritu Santo, dependencia de la palabra que tiene que hacer un depósito en nosotros.

Y la palabra que hace un depósito en nosotros será un arma cortante, más cortante que una espada de dos filos, pero esa es el arma del espíritu, quiere decir que es el Espíritu Santo quien va a usar ese depósito y esa espada en el momento oportuno. Por eso el Señor Jesucristo cuando fue tentado en el desierto, venció a Satanás con la palabra, pero fue una palabra rema, porque nosotros vemos Mateo 4 que el diablo se sabía bien la palabra, se la recitaba de memoria. Escrito está ta tan… pero el Señor Jesús era la palabra viviente. O sea, Dios no quiere intelectuales del Evangelio, ni teólogos, quiere vidas que vivan su palabra para que la palabra sea encarnada y sea vida en nosotros.

Sabe, la revelación es para los hijos, los misterios son de Dios. Pero a él le place revelarnos sus misterios, pero la revelación no es para que prediquemos y que tengo la última revelación, y que soy lo último de la revelación, sino que la revelación es una ventana de oportunidad para vivir la palabra. Cada vez que te viene una revelación de parte de Dios, sobre su palabra, te viene la fuerza y la capacidad para vivir esa dimensión y ese nivel, y no podrás subir a otro nivel mientras no hayas vivido el nivel de la revelación en la cual estás.

Por eso cuando a Pedro le vino la revelación y supo que él era Cristo, el hijo del Dios viviente, tenía que venir el momento de vivir la revelación porque sino no tendría autoridad. Toda revelación es para que tu la vivas y que entonces tengas autoridad sobre ello.

Pero cuando uno comienza a imitar a otros y a copiar la revelación que tiene otro, eso es como címbalo que retiñe y metal que resuena, no tiene ninguna autoridad porque si no te lo dio Dios a ti, no tiene autoridad. Tiene que ser una revelación particular y personal.

Y hay cosas que son tratos personales de Dios con el individuo. Pero Dios quiere una iglesia genuina que aprenda a depender del Espíritu Santo y aprenda a depender de la voz de Dios, una iglesia que pueda pasar por los desiertos y tomar la tierra prometida sin murmurar. Porque por eso a Israel le tomó 40 años llegar al otro lado, pudieron haberlo hecho en dos meses y medio, pero la murmuración del corazón, el estar cuestionando a Dios, el estar cuestionando a su líder no les permitió llegar antes. Porque los desiertos son para procesar tu grosura.

Si el desierto ya te está muy largo, comienza a cuestionar tu corazón. Porque Dios no nos lleva al desierto para dejarnos ahí toda la vida, Dios nos pasa para procesarnos. El pueblo de Israel cuando salió de Israel tenía una mentalidad de esclavitud, habían sido esclavos todo el tiempo, estaban acostumbrados a responder al látigo, al azote, a los trabajos forzados. Entonces, con esa mentalidad no podían entrar a poseer una tierra, tenían que cambiar la mentalidad de esclavitud, por una mentalidad de señorío. Pero para eso Dios tenía que quitarles la grosura y la murmuración. Y ese fue el proceso que tomó 40 años.

Yo espero que a nosotros nos tome menos. Porque sino quizás no alcanzamos a llegar, ¿verdad? Pero cuando nosotros respondemos para colaborar con Dios y no nos quejamos y no murmuramos, sino que alabamos y agradecemos a Dios por todo, el tiempo se te va a acortar en que puedas tomar autoridad y poseer la tierra prometida. Dios está interesado en llevar a la iglesia a un nuevo nivel, a una nueva dimensión.

Llevo tiempo escuchando que Dios me dice, yo quiero hacer cosas extraordinarias y sobrenaturales en medio de ustedes. Mi Dios es sobrenatural por tanto él espero que yo viva en el ambiente de lo sobrenatural, porque eso es lo normal para Dios. Pero nosotros seguimos en una dimensión natural y carnal viendo como que él es sobrenatural, pero yo soy su hijo, soy su hija, tengo su misma naturaleza, tengo sus genes, y así es como Dios quiere moverse.

Pero entiendo, que si Dios no lo ha podido hacer a la plenitud que él lo quiere hacer, no es porque es una falla de parte de Dios, es porque hay algo en mí que le estorba a Dios en su proceso. Entonces entiendo que debo de meterme voluntariamente a ese proceso de restauración. No voy a esperar que restaure a la policía, que restaure al gobierno, primero me voy a disponer para que me restaure a mí y que así como en el principios en que la tierra estaba desordenada y vacía, pero el Espíritu Santo de Dios se movía sobre la faz de las aguas, así también está el Espíritu Santo sobre mí corazón y sobre tu corazón esperando la voz de Dios que dice, sea la luz y las tinieblas se van, y la luz comienza a alumbrar.
Hay áreas de nuestra vida que quizás todavía tienen tinieblas y no permiten que la luz fluya como tiene que pasar. Tenemos un Dios poderoso, pero yo quiero que veas conmigo el libro de los Hechos, voy a leer nada más tres versos, del capítulo 3 y tiene que ver con la restauración de Joel, está conectado todo. Hechos 3:18, dice:

“… Pero Dios ha cumplido así lo que anunció de antemano por boca de todos los profetas que su Cristo debería padecer por tanto arrepentíos y convertíos para que vuestros pecados sean borrados a fin de que tiempo de refrigerio vengan de la presencia del Señor y él envíe a Jesucristo designado de antemano para vosotros a quien el cielo debe retener hasta el día de la restauración de todas las cosas, acerca de lo cual Dios habló por boca de sus santos profetas desde tiempos antiguos…”

El Apóstol Pedro está hablando aquí del Señor Jesucristo y todas las manifestaciones sobrenaturales que ellos tuvieron. Y él está diciendo a los demás, en un discurso, así es que arrepiéntanse y conviértanse. Eso me deja pensando, porque de pronto, nosotros hacemos énfasis en arrepentirnos del hombre viejo, pero poco énfasis en convertirnos a la naturaleza de Cristo. Pero esto es como una premisa, dice, arrepiéntanse y conviértanse para que sean borrados sus pecados y vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.

Pero luego habla de que esto tiene que estar ocurriendo hasta la restauración de todas las cosas y que entonces sea enviado de nuevo el Señor Jesucristo quien está siendo retenido mientras el Espíritu Santo está aquí en la tierra restaurando todas las cosas. Si nosotros colaboramos para esa restauración, el Señor Jesucristo vendrá para reinar muy pronto otra vez. Yo creo en el retorno del Señor Jesucristo. Cuántos creen?

Pero aquí me dice que hasta la restauración de todas las cosas va a venir el Señor Jesucristo. Yo quiero ver el retorno del Señor Jesucristo. Cuántos quieren verlo? O sea que si nosotros colaboramos en ese proceso que está directamente relacionado con arrepentirnos y convertirnos de acuerdo a esto.

Sabe qué es convertirnos? Es un cambio completo de dirección. Cuando usted va en una dirección y le da una instrucción y le dicen, conversión izquierda o derecha, usted cambia de dirección. O sea, yo iba en la dirección de satisfacer mis deseos naturales, yo quería satisfacer lo que a mi corazón le gustaba, pero yo tuve un encuentro con Jesús y me dijo, no solo te arrepientas de lo de allá, sino que conviértete y ahora cambia tu propósito, ahora encaja en tu destino, ahora busca qué es lo que a mí me agrada para que ya no sea tu deseo, sino el deseo de Dios.

Cuántos estamos dispuestos a decirle, no se haga mi voluntad, sino la tuya? Que tu puedas hacer una obra restauradora dentro de mí aunque me duela. Que metas tu mano y saques lo que tiene que ser sacado aunque me duela. Pero yo quiero agradarte a ti, yo quiero venir en la naturaleza tuya, yo quiero depender de ti en todo. Yo quiero ser la iglesia pura, blanca, sin mancha, sin arruga ni cosa semejante. La arruga de la iglesia tiene que ver con tradición, sin mancha y sin arruga.

El Señor quiere que podamos despojarnos de tradiciones, que podamos despojarnos de religiosidad y disfrutar con libertad todo lo que él ha hecho para nosotros. Cuántos están dispuestos o dispuestas a decirle al Señor, restaura lo que tiene que ser restaurado, vuélvelo al modelo original. Quiero que tu voz sea escuchada, y quiero que tu luz sea hecha dentro de mí. Yo estoy dispuesta, dispuesto hoy a renunciar, a toda tiniebla a la cual yo me he aferrado. Porque muchas veces hay áreas en nuestra vida que sabemos que no agradan al Señor pero como agradan a nuestra alma no queremos dejarlas ir. Y pueden ser pequeñas horras, pueden ser pequeñas cosas aparentemente insignificantes, pero sabes que en la desobediencia no hay cosa grande ni pequeña, sencillamente no hacer lo que agrada a Dios es desobediencia. Porque al que saber lo bueno y no lo hace, le es pecado.

Y sabes, mi amado, desde el momento que tu tuviste acceso a la palabra del Señor eres responsable de toda, de principio a fin. Y entonces, creo yo que es un buen día, mañana comienza un nuevo mes, y es el último mes del año. Muchos esperamos el 31 de diciembre para hacer propósitos para un nuevo año, pero hoy es un buen tiempo. Yo creo que Dios está queriendo llevarnos a un nuevo nivel de preparación, de unción, de autoridad, muy fuerte he sentido quiere Dios quiere activar la intercesión profética en esta casa. Dios quiere hacer de esta casa una casa de intercesión profética en favor de la ciudad.

Siento que hay personas con dones de revelaciones específicos que el Señor va a activar y les va a mostrar cosas acerca de la ciudad, aún actos proféticos que es necesario hacer en la ciudad. Dios quiere usarles como instrumentos para esta ciudad y para esta nación. Yo quisiera que si tu estás de acuerdo en meterte en las manos de Dios para un proceso que va a comenzar hoy, que tu te pongas de pie, si tu estás dispuesto. Lo único que te puedo decir que lo mejor de Dios está por venir, que no lo hemos visto todo, que Dios tiene cosas maravillosas para nosotros, que no las hemos entendido, pero que están en su mano y que este es un día hermoso, es un día especial, es un día en el cual tu puedes ser confrontado con mismo interior, contigo mismo y el Espíritu Santo está aquí para reargüirte, el Espíritu Santo está aquí para hablarte, para enseñarte, para animarte, para exhortarte y vamos a voluntariamente, a venir delante del Señor.

Si mientras oramos el Espíritu Santo te muestra áreas de ti que están estorbando el fluir, yo te voy a pedir que con mucha honestidad vayas pasando al frente. Puede ser negligencia, que tu sabes que Dios te llama a orar pero tu lo dejas para después. Puede ser poco apetito por la palabra del Señor; puede ser dificultad para perdonar al que te hizo una ofensa. Pero que tu puedas ser muy honesto, muy honesta esta mañana, esta tarde, este mediodía, y que creas que Dios va a hacer una obra poderosa en ti.

Rigo, puedes venir, mi amor? Gracias, Padre, gracias Padre, por la transformación, por la obra que estás haciendo y quieres hacer en nuestras vidas. Gracias por tus hijos muy amados, por tu iglesia. Gracias por la sinceridad, por la honestidad de sus corazones, Señor. Gracias por la obra maravillosa, poderosa. Entregamos a ti, Señor, entregamos a ti con libertad todo lo que te estorba y te suplicamos, Señor, que metas tu mano y arranques lo que tiene que ser arrancado. Sabemos que tu pones el bálsamo.

Oh, Dios, pero hoy renunciamos a todo lo que impida el fluir, a todo lo que impida el fluir renunciamos porque lo que queremos es agradarte a ti, Señor. Hable con el Señor, hable con el Señor. Hable con el Señor. Oh, santo espíritu de Dios, trae un bálsamo profundo al corazón, Señor, trae un bálsamo profundo que solo tu puedes poner, que solo tu, Señor, puedes ministrar, Padre, porque tu quieres usarla con mucha autoridad para consolar a otros.
Padre, gracias por lo que estás haciendo y lo que harás. Espíritu Santo, gracias por la obra profunda tuya, por la obra poderosa tuya, muchas gracias, Espíritu de Dios. Gracias porque aunque los años hayan pasado todavía hay mucho trabajo para ellos, hay mucho trabajo, mucho trabajo, Señor, gracias, por los años que ellos te han servido, que te han dedicado, Señor, pero gracias por la nueva dimensión, por la nueva etapa y por la nueva visión. Gracias por la frescura que traerás, gracias por el refrigerio que traerás.

Gracias por la renovación, por la renovación, por el aceite fresco, por el aceite fresco, muchas gracias. Gracias por tus siervos. Gracias, Padre, gracias poderoso Dios. Mete tu mano, Señor, mete tu mano, arranca, mete tu mano, Señor, purifica. Mete tu mano y limpia, mete tu mano y limpia, Señor, espíritu de Dios, gracias. Gracias por un pueblo que te ama y responde a tu palabra. Padre, gracias por este varón. Yo te bendigo por él. Gracias por tu obra preciosa, poderosa, Espíritu Santo. Gracias santo, gracias por lo que estás haciendo, Señor.

Gracias por obra maravillosa, declaramos la restauración de todas las cosas. Declaramos restauración en las vidas, declaramos ahora restitución. Yo creo, Señor, yo declaro, que lo que la oruga, el saltón, el revoltón se llevaron, será restituido, será restituido. Declaramos un tiempo de restitución, un tiempo nuevo, un tiempo fresco, un tiempo de refrigerio, un tiempo en que oiremos la voz de Dios, un tiempo en que oirás la voz de Dios como tu Padre en el nombre de Jesús declaro restauración, restitución.

Yo quiero que este día, esta tarde tu creas que tu Dios es restaurador de todas las cosas. Ponte delante del Señor y dile, yo quiero ser esa era llena de trigo, yo quiero ser ese lagar lleno de mosto, yo quiero abrazar tu voz o tu amor, tu misericordia, yo quiero conocerte íntimamente, yo quiero conocer más tu naturaleza, quiero ser lleno de ti, quiero estar fusionado contigo, que nada ni nadie me pueda desligar de ti. Yo, Señor estoy dispuesto a depender de ti en todo.

Gracias, Espíritu Santo, gracias por tu obra maravillosa. Comienza a hablar con el Señor. El pasar al frente es la primera acción, pero el decirle a él es importante. Él es el Dios de toda restauración, él es el que restituye, él es el que hace todas las cosas nuevas. Disponte en las manos de él porque el va hacer algo poderoso.

Y mientras seguimos orando, aquellos que sienten el llamado a la intercesión profética, a la guerra espiritual pueden levantar su mano. Yo quiero hacer una declaración sobre ustedes. En el nombre poderoso de Jesús yo declaro una activación ahora, de los dones de revelación. Yo declaración ahora de la sensibilidad espiritual para percibir las cosas del ámbito del espíritu, para poder orar, para poder interceder, para poder quebrantar, para poder hacer actos proféticos.

Señor, yo declaro que mis amados son fortalecidos, fortalecidas, esta mañana, Señor, en el hombre interior, en los dones del Espíritu Santo para llevar a cabo aquello que tu les has encomendado. Señor, levanta una tribu guerrera en este lugar, levanta un equipo de guerreros, Señor, que clamen por esta ciudad hasta ver la restauración completa en el nombre de Jesús. Declaro que la unción profética es activada en esta casa, es activada en esta casa, que el carácter de Cristo, Señor, es visto.

Oh, Padre, en el nombre poderoso de Jesús, oh, santo, santo, santo, gracias, Señor, por la misericordia, por la compasión, por el espíritu con el cual, Señor, ellos orarán, intercederán. Gracias por la restauración de la casa, por la restauración de la iglesia, gracias, Señor, por la obra de tus manos. Muchísimas gracias, Señor. Gracias, espíritu de Dios. Gracias Espíritu Santo de Dios. Gracias, Espíritu Santo.

Fe suficiente para dar un paso adicional

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Seguimos adelante. Qué fue lo que yo estaba diciendo el miércoles pasado? No hay vocación perdurable que no sea antes sacudida, en otras palabras, no hay vida cristiana que no tenga sentido de sí sin que antes sea zarandeada. Estábamos leyendo en Lucas, capítulo 22, si pueden ir conmigo una vez más para refrescarle su memoria. Lucas, capítulo 22, el verso 31, es el suceso en el cual Jesús está en el proceso de instituir la cena y está identificando a la persona que lo iba a traicionar y de repente se dirige a Pedro, en el verso 31 y le dice:

“… Simón, Simón, he aquí que Satanás los ha pedido para zarandearlos como a trigo, pero yo he rogado por ti – perdón, estoy en Lucas 22, verso 31, a los que no me oyeron antes, dice - … Simón, Simón he aquí que Satanás los ha pedido para zarandearlos como a trigo pero yo he rogado por ti para que tu fe no falte y tu una vez vuelta que puedas confirmar a tus hermanos…”

El miércoles pasado obviamente yo estaba hablando acerca de esta idea de cómo muchas veces nosotros tenemos este ideal de que si entramos a una vida cristiana, si entramos a una relación con Cristo, yo no sé por qué pero muchas veces tenemos este ideal utópica, que ah, bueno, si me hago cristiano que todo me va a salir bien, y no necesariamente es así. Es más, yo diría que es todo lo contrario. Cuando uno entrega su vida al Señor las cosas se ponen aún más duras y tal vez alguien allá afuera, oye, pero ustedes son unos masoquistas entonces que se tiran al sufrimiento de pecho. Pero no, es un sufrimiento que vale la pena, es un sufrimiento que edifica la vida, por así decirlo, edifica el ser, edifica el corazón.

Y claro está, mis hermanos, ese zarandeo, esas sacudidas que se dan en nuestro ser, pueden venir por muchas formas y yo estaba reflexionando el miércoles pasado en el personaje de Pedro, de cómo él a través de la experiencia que él tuvo, la cual fue también medida por Jesús, ya Jesús sabía que iba a suceder. Esa negación que se vio de Pedro, cuando el mismo Pedro se tiró como quien dice, de pecho, ah, Jesús aunque todos te abandonen, yo no te abandonaré, yo estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel y hasta morir contigo si es necesario. Y ahí fue cuando el mismo Jesús le dice, ay, Pedro, si tu supieras que ya mismito dentro de un par de horas tu me vas a negar 3 veces antes de que cante in quiquiriquí. El asunto es que así se dio.

Y saben, es bien interesante porque justamente el miércoles pasado cuando yo terminé de hablar, la hermana Clara, no sé si la hermana Clara está por ahí, no, no la veo, pero la hermana Clara se me acerca y me dice, oye pastor Omar, que interesante lo que usted dijo. Y ella me empezó a mencionar como quien dice, caso tras caso en la vida de Pedro de todas las cosas que Pedro experimentó con el Señor de cómo primero que nada Jesús lo identificó a él de la nada, un hombre que estaba destinado a ser un pescador triste en la esquinita. Jesús lo identificó y lo escogió a él y empezó a hacer de él un gran hombre. Pedro empezó a ver milagros de parte de Jesús, empezó a ver la multiplicación de panes, la multiplicación de peces, la sanidad de enfermos, la liberación de personas poseídas, endemoniadas, encadenadas de alguna forma u otra mental, emocionalmente, físicamente, sanidad de enfermos, no tan solamente eso, sino que estaba escuchando una enseñanza de el Maestro más importante en la historia y no tan solamente estaba escuchando la enseñanza de un Maestro más importante a nivel público sino que también tenía la oportunidad en la intimidad, como quien dice, de hacer un debrief de todas esas cosas y recibir una enseñanza más nutrida que le llegara al corazón .

Ese fue el Pedro mira que interesante, que en el monte de la transfiguración, no tan solamente vio a Jesús que sus vestiduras se cambiaron a un blanco que resplandecía y su rostro también le resplandecía, sino que también pudo ver a dos personajes adicionales que nunca antes había visto, a Moisés y a Elías. Se recuerdan que estaba haciendo referencia a ese pasaje donde él mismo, Jesús, estaba preguntando, y quién dicen ustedes que soy yo? Y nadie se atrevía a decir nada, y de repente, Pedro recibió esta revelación y dijo, Tu eres el Cristo, tu eres el Hijo de Dios”.

Así que con todas esas manifestaciones del poder de Dios que Pedro vio ocurrir, no tan solamente en Jesús sino a través de él también, con todo y eso, miren este secreto, Pedro lo negó, Pedro dudó de quién él era. Pedro no tuvo la fe suficiente para dar ese paso adicional. Y ¿saben qué? Yo me puse a reflexionar en esto porque yo me decía que nosotros somos bien similares a ese personaje también en muchas formas. Hay tantas cosas que nosotros hemos visto de parte de Dios en medio de nuestras vidas de cómo Dios se ha movido en nosotros, de cómo Dios nos ha dado palabras para animar nuestro ser y tal vez no estamos diciendo que Dios mismo nos hable así con una voz audible, que Dios pueda usar a otras personas en momentos claves y específicos para decirnos algo que nos prenda en el volvillo y nos ayuden a seguir adelante, que de repente no encontramos que estábamos en un aprieto y no sabíamos qué íbamos a hacer y se abrió una puerta y llegó la provisión en una forma milagrosa. Y con todo y eso que vemos esa forma de Dios obrar en medio de nuestras vidas, con todo y eso nosotros también le negamos en distintas formas, nos olvidamos de quién él es, de lo que él ha hecho y de lo que puede hacer.

Pero ¿saben qué? A mí lo que me da paz de esto que estoy diciendo por más oscuro y morboso que pueda sonar, lo que me da paz es que ya Jesús lo sabía y Jesús sabía que eso tenía que pasar. Si tenía que pasar en la vida de Pedro, yo me atrevo a decir que también él sabe que cosas como esas tienen que pasar en nosotros, para que nosotros verdaderamente podamos comprobar quién es la persona de Jesús en medio de nuestras vidas, para que nosotros verdaderamente podamos comprobar, como decía el pastor Greg el domingo pasado, que nos estamos pegando a una gloria, a un fuego, a un shekina que es peligroso, que tiene poder, sí para fortalecernos, para edificarnos, pero también tiene poder para aniquilarnos a la misma vez.

Y eso es lo que Dios quiere que nosotros podamos conocer de él. Y conste que yo no estoy diciendo que Dios quiera que nos eliminemos nosotros. No, no, no, pero hay algo que sí Dios quiere eliminar, y es lo que pasaba con el zarandeo que yo les estaba hablando el miércoles pasado. Lo que hace el zarandear es separar lo desechable de lo deseado, separar lo malo de lo bueno, lo que se puede comer de lo que no se puede comer. Eso es lo que hace el zarandeo.

Y Dios para poder usarnos a nosotros, para el verdaderamente poderse mostrar en medio de nuestras vidas él sabe que nosotros tenemos que ser tratados, tenemos que ser zarandeados en alguna forma u otra. Y yo miro aquí a lo largo de este salón, y es bien interesante porque algunos de nosotros ese zarandeo se da por circunstancias de la vida externas, pero para muchos de nosotros ese zarandeo viene de las personas que más amamos y más queremos, los más cercanos a nuestra vida.

Hay veces que viene así también y eso fue lo que le pasó a Jesús con Pedro. Uno de los discípulos más cercanos a él fue el que hizo esta fechoría, no necesariamente, pero que cometió esta… la fregó, okay, me entienden, la fregó bien mala y cómo lloró. No fue que lloró de poquito, oh, bendito, traicioné a Jesús y después se fue. No, la Biblia dice que este hombre lloró amargamente. Usted ha probado un dulce de esos que son amargos? Ustedes que tienen hijos que tal vez su hijo viene con esta bola que es así de grande y le dice, toma, prueba esto. Y cuando usted se lo pone en la lengua la cara se le arruga completa. Pues un llorar así fue lo que Pedro vivió. A él no se le arrugó la cara, a él se le arrugó el ser completo porque había traicionado a un hombre que él mismo había jurado que iba a estar ahí con él hasta el final.

Pero era necesario. Es bien interesante, mis hermanos, mientras yo pensaba en esto, hay algo que el Señor puso ahí en mi cabeza. Y lo voy a decir bien brevemente y es el mero hecho de que cuando parece que algo ha terminado, no significa que Dios haya terminado con usted. Déjenme decirlo de nuevo: cuando parece que algo haya llegado a su final, que haya terminado, usted no se puede detener, porque Dios no ha terminado literalmente con usted. La conclusión de una época, de una temporada en su vida no determina cuál es su destino, lo que Dios ha establecido ya para usted.

Y yo quiero que usted se grabe esto porque para Pedro en ese momento podía haber parecido que todo se acabó para él. Yo me imagino que parte de ese lloro angustiado que él tenía era que fíjate, ya, aquí Dios me descartó por completo, yo no sirvo, no me va a usar, aquí se acabó todo. Más sin embargo Dios tenía otros planes y bien grandes que eran esos planes, bien grandes.

Y para mí esto fue algo muy revelador, mis hermanos, porque hay veces que nosotros nos apegamos tanto a la situaciones que nosotros estamos viviendo, o temporadas en las cuales nosotros nos podemos encontrar que cuando parece que esas cosas han llegado a su final es como si nuestra vida completa se hubiese acabado y decimos, ya aquí, se acabó mi razón de ser, se acabó mi propósito. No hay nada más que buscar.

Y eso se da en muchas formas, o sea, hay muchas formas, gente lo experimenta en muchas formas, algunos lo experimentan tal vez cuando una relación matrimonial llega a un punto de divorcio y tal vez una de las partes dice, aquí ya se fue todo, no hay más nada que buscar. O cuando muere un ser querido, de repente, que la gente como que se dice, ah, esto me ha cogido de sorpresa, yo no me esperaba esto y pensamos que la muerte de esa persona ya, ahí se acabó mi vida y ustedes ven que la gente se deprimen, se encierran y es como que ya se desconectan del mundo, porque piensan que su vida entera se fue con esa persona.

Cuando alguien pierde un trabajo o que le den layoff o que se retire o lo que sea, que llega el final de una temporada y ya hay personas que dicen, y ahora qué voy a hacer? Yo que era un hombre, una mujer tan activa y ahora me encuentro sin hacer nada, pues, ya se acabó todo. No, lo que implica es que una temporada en la vida se acaba y otra comienza. Hay veces que hay temporadas que terminan en formas bien tristes y bien dolorosas porque son parte de la vida también. Pero aún con ese sentido de tristeza va a comenzar otra temporada también que va a traer sus gozos, va a traer sus alegrías como también va a traer sus nuevos llantos y sus nuevos sufrir y querenderes también.

Pero lo que yo veo en esto, mis hermanos, es que ese momentum de Dios, si se recuerdan que todo esto lo estoy hablando dentro de ese tema del momentum de Dios. Todo esto ocurre en nuestras vidas de alguna forma u otra. Es bien interesante porque yo estaba escuchando una ilustración de algo que sucede muchas veces en el aeropuerto. Ustedes se dan cuenta en el aeropuerto cuando usted va a cruzar del parking central a usualmente a la Terminal donde está Delta o American, ustedes saben que está esa.. no son las escaleras que van así, sino las escaleras que son flat completas, que se van moviendo de un lado para el otro. Yo no sé si a usted le ha pasado, pero a mí me pasó una vez que, obviamente cuando usted viene parado en esta correa, y usted se va moviendo y es entonces cuando usted para el otro lado, se siente como que si uno para de cantazo, pero no sabe que uno tiene que seguir caminando. Yo no sé si le ha pasado a usted que usted viene en esta correa, y usted viene con un grupo de personas detrás de usted y de repente cuando usted se va a bajar, la persona que está frente suyo, cuando llega al otro lado para en seco, y yo no sé si ha visto que entonces es como que… el momentum que traen las otras personas como que se van con esa persona y le caen encima también. Eso yo lo vi una vez pasar. Fue bien cómico pero fue una viejita la que estaba al frente y como que… toda la gente le cae encima a la señora y yo ahí, Padre, por favor.

Pero es bien interesante porque eso es una muy buena ilustración para entender esto que les estoy diciendo, que muchas veces nosotros en la vida podemos llevar un momentum y de repente que si parece que hay algo que llegó a su final, que uno como que lo corta y corta ese momentum y asimismo le cortamos el momentum a otras personas que están a nuestro alrededor o a otros planes que Dios tiene para nosotros, porque pensamos que todo se acabó ahí, cuando no necesariamente se acaba.

Tu sales de sales de la correa y te paras, pero tienes que seguir caminando. So, muchas veces el zarandeo puede causar eso en nuestras vidas, que nos provoque detenernos, perder la perspectiva, pero no es lo que Dios quiere. Lo que Dios quiere es que nosotros podamos proseguir, que podamos seguir moviéndonos hasta que quede un último aliente de suspiro en su vida, no se detenga.

Miren, déjenme ir resumiendo con esto. Cuáles son algunas áreas en las cuales nosotros podemos ser zarandeados en nuestra vida? Les voy a mencionar solamente algunas de las cientos que hay. Y una de las primeras que yo puedo mencionar es en el área del carácter. Ustedes saben que yo hablo mucho de esto, del carácter de uno, la integridad que uno pueda tener, lo que uno es delante de algunas personas, lo que uno es delante de otras personas, lo que uno es cuando uno está solo o sola, ahí es donde se mide mucho el carácter.

Y yo creo que Dios muchas veces permite que la situaciones de nuestra vida nos zarandeen en ese ámbito de nosotros. Hay veces que decimos, por qué a mí me pasa lo que a mí me pasa. Cuántos se han dicho eso alguna vez? Por qué a mí me pasa esto? ¿Verdad? Sean sinceros conmigo, yo lo he dicho, por qué a mí me pasa lo que me pasa? Por qué yo? A mí nada más me pasa esto, a nadie más, a mí nada más.

Y miren, muchas veces lo que nos pasa porque a nosotros mismos nos lo buscamos, damos y caballeros. En un momento de la vida que se nos fue el momentum, paramos, perdimos el enfoque, perdimos la visión y la fregamos nosotros mismos con las decisiones que tomamos, y mucho de eso está arraigado a ese sentido de carácter que nosotros tenemos.

Muchas personas, no ustedes que son bien duros de servicio, que son bien testaduras, que es como que no, una vez que yo me decido a hacer algo, me meto por ahí. Y mira que interesante, esto se ve también en la historia de Pedro. Que era como que aún después que se atrevió a decir, no, Señor, yo me tiro de pecho, que yo no te voy a negar, yo hasta puedo morir por ti. Después de haber dicho una confesión como esa, fue tan… que yo no sé cómo rayos se le olvidó que negó a Jesús, y es más, el nuevo Evangelio dice que él hasta maldijo cuando le dijeron, tu, tu te pareces a él. Tu hablas como él, tu hueles como él. Y él…. Yo no sé que palabrota le salió en hebreo a él de su boca pero maldijo, la palabra dice que él maldijo, en hebreo o en arameo, yo no sé en qué lengua, en uno de esos maldijo. Si en español se oye feo, imagínense como se oye en arameo.

Pero el asunto es que son cosas que están ahí en el carácter, y Dios necesita tratar con eso, mis hermanos. Y miren, ¿saben qué? Un secreto, miren que se los estoy advirtiendo. Una de las mejores formas que Dios zarandea, bueno no, perdón, rewind, delete. Una de las formas en que Dios permite que ese zarandeo se de en nuestras vidas, es que él lo hace a través de las personas más cercanas a nosotros, mis hermanos. Póngale el sello, que sea su esposa, su esposo, su hijo, su hija, su mamá, su papá, su abuelo, su abuela que en paz descanse, su hermano, su hermana.
Hay veces que las personas más cercanas a uno son los que más bregan allá adentro. Porque de alguna forma u otra son las personas que saben lo que hay ahí, y uno hay veces que lo quiere tratar de esconder pero mira, no lo escondan muchacho, muchacha, si te lo están diciendo. No seamos testarudos, y me incluyo en esto, no seamos testarudos sino aceptemos como Dios nos trata a través de esas personas también, cómo Dios nos trata a través de otros líderes en la iglesia.

Mire, si un líder en la iglesia le dice a usted con mucho respeto de su persona, le dice, mira, yo no sé tu pero yo me fijo que tu tienes esto y esto y esto, que yo creo que tu deberías trabajar. Pero qué se cree el pastor Omar para decirme eso? A mí nunca nadie me había dicho algo así. Ahí es donde sale el orgullo y se interpone. Y precisamente Dios pone esas personas a su alrededor para que poquito a poquito le aprieten como quien dice, sus botones, para que usted pueda despertar a esa realidad de que, espérate hay cosas en las cuales yo tengo que trabajar.

Así que el carácter es un área bien importante. Yo podría abundar más ahí, pero déjenme moverme. Obviamente el área de la familia también es otra de las cuales se da el zarandeo, que uno quisiera que su familia, su hogar, que todo esté perfectamente bien culiclean, como quien dice, que todo esté ahí a la perfección. Pero muchas veces las cosas no se dan a la perfección como uno quisiera. Hay veces que los cónyuges por más que se amen, siempre se van a estar jalando las greñas en alguna forma u otra, siempre va a suceder.

Por más que uno quiera que sus hijos se comporten en la forma más adecuada, siempre van a hacer algo que le va a hacer perder la paciencia. Por más que uno trate de mantener la cuenta de banco ahí, con un balance de 3000 dólares para arriba o algo, aquí yo pensando utópicamente también, pero siempre va a causar algo, siempre va a haber algo que va a poner los números en color rojo y yo uno se las va a tener que ver negras y uno va a tener que decir, okay, tenemos que ajustar el presupuesto. Y miren si me asusta que hasta se me va la voz cuando hablo de esto.

Es duro, Señor. Pero son cosas que nos trabajan. Y aún cuando hablamos a nivel de matrimonio también, yo no sé si yo mencioné esto el miércoles pasado pero a veces que esto también se da mucho a nivel del matrimonio cuando una de las dos partes no está satisfaciendo las necesidades del otro o de la otra, las expectativas que se tienen. ¿saben qué? La naturaleza humana de nosotros siempre va a tener la tendencia de empezar a pensar como que guau, que lindo se ve el pasto más verde al otro lado. Y les voy a hablar bien honestamente y bien sinceros, yo podría decir que habría un puñado bien diminuto de matrimonios que se atreverían a decir, no, yo nunca he pensado así, y aún si me dijeran eso, yo me diría, bueno, yo no lo sé pero Dios lo sabe, pero yo mantendría mi sentido de duda ahí. Y conste no es que estoy dudando de la gente, pero yes, lo hago.

Pero el asunto es que cuando eso no se da, miren, mis hermanos, la mente empieza a trabajar, dice ah, mira aquel muchacho, mira a aquella muchacha. O empezamos con el what if? Y que? Qué hubiese sido mi vida con fulano o con fulana? Y si nosotros dejamos que ese fantaseo en la mente se corra demasiado millaje, mire, ahí el zarandeo no está viniendo por cosa externa, ahí el zarandeo está viniendo porque uno mismo lo permite que entre. Y uno tiene que cuidar esas áreas en la vida a nivel natural.
Si yo le pongo otra área, su área de trabajo, en su vecindario, cosas así, miren, se pueden presentar personas que lo van a cucar por así decirlo. Y tal vez le sea una palabra o sea una mirada o sean un mover de pelo, o sea una muestra de brazos o algo, qué se yo, lo que sea que hagan los hombres o las mujeres para llamarse la atención. Son cosas que si uno no está bien claro en su vida, en su vida cristiana, en sus valores, en su relación matrimonial o en cualquier otro aspecto.
Es más, yo voy a llevarlo al nivel de los negocios, o sea, si usted está en su trabajo y usted está tratando de hacer una buena labor para que superiores estén contentos con su labor, y de repente hay otro que está ahí cuchicheando, mira, lo que está lambiéndole los ojos al jefe, como quien dice, para llegar más arriba, y si uno se deja llevar por esos comentarios, mira, pierde uno la perspectiva.

Y es por eso, mis hermanos, que uno tiene que estar bien pendiente cuando se da esos tipos de zarandeo, esos tiempos de situaciones que pueden poner a uno en situaciones un poco medio comprometedores, uno tiene que entonces evaluarse a sí mismo y entonces decir, okay, espérate, qué es lo que está pasando con esta situación? Qué es lo que yo estoy haciendo? Qué está provocando esta situación? O qué yo no estoy haciendo que debería estar haciendo? También. Y cómo esta situación puede sacar de mí lo que no es necesario a nivel de carácter, a nivel de pensamiento, a nivel de proyección, a nivel de personalidad. Qué cosas se tienen que sacar de mí para que entonces yo me pueda convertir en el tipo de hombre o en el tipo de mujer que Dios desea que nosotros podamos ser.
Obviamente, esto muchas veces se da a nivel, el zarandeo se da a nivel de la salud. Mire cuando uno recibe una noticia mala de que mira, te diagnosticaron con algo y es como que, híjale, y ahora qué? Cuando se dan esas cosas así, mire eso puede ser una situación que estremecen nuestra fe y como que crees o no crees? Qué es lo que va a pasar ahora?

Y asimismo, mis hermanos, también se da aquí en la iglesia. Aquí más todavía en la iglesia. A mí me da gracia porque hay veces que decimos, ay, ese pastor tan bueno que se ve, pero a la primera que el pastor le pise un callo, ya es como que ese pastor me cae mal. No quiero hablar con ese pastor, voy a habar con el otro, prefiero al otro. Y nos vamos con el otro pastor, pero cuando el otro pastor le pise el callo usted también, ah, no, es que tienen un compinche esos pastores, me voy a ir con otro pastor.
O sí, exacto, me voy para otra iglesia. Y cuando llega a la otra iglesia usted le pisa los callos a otra persona en esa iglesia, entonces lo tienen que botar de ahí para que se vaya a otra iglesia.

Miren, cuál es el propósito final de todo esto, mis hermanos, yo entiendo que cuando se dan esas oportunidades, o esas situaciones donde nuestras vidas son sacudidas de una forma u otra, yo entiendo que Dios lo que está provocando es pulirnos, sacar de nosotros lo que es desechable, lo que apesta, lo que es feo, lo que es sucio, lo que Dios no quiere que esté ahí.
Se me viene a la mente la imagen del alfarero trabajando con el barro que cuando lo está preparando y mete sus dedos ahí, esos dedos lo que están haciendo es sacando esas piedras sucias, pedacitos de madera de raíz que están en el barro, y hay que sacarlos para que esa vasija tenga la forma necesaria y que no se rompa. Eso es lo que Dios hace con cada uno de nosotros. Así que miren, mis hermanos, si ustedes en algún momento de ahora en adelante, yo espero que esto sea así. Esta va a ser mi oración, si usted en algún momento de ahora en adelante se encuentra en una situación donde usted pueda decir, como que mi vida está siendo zarandeada, piense lo siguiente: que ya el Señor lo sabía que iba a suceder. Y que a través de esa situación el Señor está sacando lo mejor de usted para que usted se pueda convertir en la persona que Dios quiere que usted se convierta. No piense que la persona o la situación a través de la cual está viniendo ese zarandeo no vaya a pensar, ese es el diablo, es una diabla que me está atacando la vida. No lo piense así. Porque rápido le echamos la culpa al diablo, y aunque el diablo puede ser que tenga algo que ver en esto, pero mire, enfóquese, mantenga su enfoque, su mente, su corazón, su espíritu pensando, okay, Señor, qué puedo sacar de esto? O qué tu quieres sacar de esto?

Y esto requiero un esfuerzo bien intencional, mis hermanos, porque nuestra tendencia va a ser lo mismo que hizo Pedro, que cuando llegue el zarandeo, salgamos corriendo como a las millas de cuchiflán. Le cogemos miedo a la situación. Nuestra fe se esconde, como decía el pasaje que leía el miércoles, seguimos a Jesús de lejitos para que no me identifiquen, pero no, ese no es el tipo de discípulo que el Señor quiere. Él quiere aquellos que verdaderamente van de cerca de él, que están ahí conectados con él. Y aunque sí pasen por esos tiempos de zarandeo, con todo y eso se mantienen firmes porque saben que esa situación los va a sacar a algo mayor.
Así que recuerden que si ustedes creen que esa situación está trayendo algo a su final, piensa lo siguiente que después de ese final algo nuevo va a comenzar. Como yo aprendí una vez, de hecho de parte de Miguel Pérez yo aprendí esto, que cuando uno se cree que una situación ha terminado los sueños de Dios con uno no terminan, los sueños de Dios con uno continúan, me gusto eso.

Dios tiene sueños contigo y él tiene un momentun donde está bregando en cada uno de nosotros. Así que ya saben, mis hermano, mi hermana, que me escuchan, llévate esto esta noche. No hay llamado, no hay vocación, no hay ministerio, no hay una vida cristiana sólida y perdurable que antes no sea sacudida. Así que cuando su vida sea sacudida, no se quede sacudido, no se deprima, no sea achongue ni nada. Párese firme y diga, me caigo pero tengo alguien que me puede levantar, y que me puede afirmar para yo seguir adelante y que pueda enseñar a mi vida cómo debo proceder.
Así que vamos a ponernos de pie, y vamos a orar. Padre, te damos la gloria solamente a ti Señor, porque tu eres el que está en control de toda nuestra vida, Señor, tu eres el que nos dirige, tu eres el que marca nuestro caminar, Señor, tu eres el que permite que lleguen situaciones a nuestra vida que nos puedan moldear y que nos puedan acercar más a ti, Señor.
Tu deseo no es que nos alejemos, al contrario, tu deseo es que nosotros nos alleguemos más a ti. Y Padre, yo te pido por cada uno de mis hermanos y hermanas en esta noche que han llegado aquí que estas palabras sobre las cuales hemos estado meditando, Señor, que animen nuestro caminar contigo, que animen y fortalezcan nuestra fe y que nos permitan saber, Señor, que aún a pesar de las circunstancias negativas que puedan llegar a nuestra vida, Señor, que tu estás ahí también. Y que tu permites, Señor, que nuestro ser, nuestro espíritu, nuestra mente en varias ocasiones pase por momentos difíciles pero es para sacar algo mejor de nosotros, Señor, para nosotros convertirnos en alguien mucho mejor, mucho más deseable delante de ti.

Así que, Padre, sigue trabajando con nosotros, Señor, yo afirmo lo que dice la Escritura, que tu no permites que llegue tentación alguna a nuestra vida que nosotros no podamos soportar. Así que si hay algo o alguien que trata de acusarnos o de tentarnos en una forma que no viene de ti, Señor, mira, libéranos de eso, pon ángeles que nos protejan en todo momento, Señor, y líbranos de esas situaciones.

Pero si son cosas que provienen de ti, que son permitidas por ti, Señor, entonces ayúdanos a tener el discernimiento y la sabiduría para poder saber cómo tu estás trabajando en esas cosas y poder confiar en ti, Señor. Afirmo esta palabra, poder confiar en ti, Señor, en tu persona, en tus propósitos para nuestras vidas de que tu sabes mucho mejor que nosotros lo que necesitamos.

Bendecimos tu nombre en esta noche, Señor. Gracias por cada uno de mis hermanos y hermanas que han llegado aquí en esta noche. Declaro sobre ellos tu bendición y Padre, que tu nos permitas un descanso profundo, reparador en esta noche y que mañana si es tu volunta podamos levantarnos, Señor, y echarle mano al día con todo lo que pueda traernos.

Bendícenos a medida que salimos de aquí en el nombre de Jesús.

¡No sueltes tu gozo!

25 de octubre del 2010 - Por Sandra Pérez

…No estén tristes, pues El gozo del Señor es nuestra fortaleza. Nehemías 8:10

El corazón alegre se refleja en el rostro, el corazón dolido deprime el espíritu.
Proverbios 15:13 (NIV)

Contemplando a mi nietecita Arianna, de casi 3 años, me gozaba al verla reírse, ella siempre está gozosa. Es cierto que ella no tiene las preocupaciones que nosotros como adultos tenemos, pero si creo que podemos aprender un poco de los niños, a lo mejor sonreiriamos como ellos. Jesús dijo: “que debemos ser como niños”. Es muy lindo ver sonreír a un niño.

Dios nos creó con la habilidad de reírnos y gozarnos y nos dice que no estemos triste porque el gozo del Señor es nuestra fortaleza. Estar felices y gozosos nos hace fuerte, efectivos para el reino y estar triste y enojados nos hace débil y por lo tanto inefectivos para el reino. A Satanás no le conviene que nosotros estemos gozosos, el quiere quitarnos nuestra fuerza, él quiere que estemos débil, desgatados y deprimidos.
No importa por lo que estemos pasando ahora mismo, no le permitamos al enemigo que nos quite el gozo sino digamos como el profeta Habacuc: “Con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozare en el Dios de mi salvación” Habacuc 3:18

El mundo busca el gozo en el alcohol, drogas, fiestas y en muchas otras cosas pero sólo obtienen un gozo pasajero y ficticio que no los fortalece sino todo lo contrario. Nosotros los cristianos tenemos la ventaja de tener una fuente que nos fortalece, el gozo del Señor.

El profeta Nehemías le decía al pueblo “No estén tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza” Una de las estrategias del enemigo es mantenernos triste, deprimido y desalentados pues él sabe que cuando estamos así no tenemos fuerzas para orar, para leer la Palabra, para alabar a Dios y mucho menos para pararnos y pelear. ¡Levántate! Y dile al enemigo que tu fortaleza es el gozo del Señor; que tú todo lo puedes en Cristo que te fortalece Filipenses 4:13. El gozo tu sólo lo puedes hallar en el Señor Isaías 58:14. Todo lo que nosotros necesitamos, está en El.

¡No sueltes tu gozo!

Padre, gracias por que tu levantas nuestras cabeza y eres escudo alrededor de nosotros. Gracias por el gozo que tu nos da. En Jesús, amén.

La sangre de Cristo

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Primera de Corintios, Capítulo 2, versículo 1 al 5. Dice la palabra de Dios: “… Así que hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría, pues me propuse no saber de vosotros cosa alguna sino a Jesucristo y a él, éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad y mucho temor y temblor y ni mi palabra, ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría sino con demostración del espíritu y de poder para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres sino en el poder de Dios…”

Padre, en el nombre de Jesús queremos ser una iglesia así, Señor, cuando predicamos y compartimos la palabra lo hacemos también como una oración delante de ti, diciendo, Señor, haz esto entre nosotros. Padre, queremos ser una iglesia no llena de sabiduría o fuerza humana, queremos lo verdadero, Señor, una demostración del poder divino entre nosotros. Que sea genuino, Señor, no solamente el mover tuyo entre nosotros sino la fe de cada uno que repose sobre ti y no sobre el hombre. Así que háblanos en el día de hoy, yo te pido que tu poder se perfeccione en la debilidad de este vaso, te lo pido en el nombre de Jesús. Amén y amén.

Sabe que sentí del Señor hablar hoy acerca de la sangre de Cristo. Como dice la palabra aquí, pues me propuse no saber de vosotros cosa alguna sino a Jesucristo y a éste crucificado. Sabes qué? En la época del Apóstol Pablo, la gente no quería escuchar de esto. Había personas judías que querían saber de milagros, ellos querían un salvador como uno de los profetas que levantaba los muertos, que hacía maravillas. Ellos querían algo espectacular para ver. Los griegos querían elocuencia y sabiduría como los filósofos, querían sermones y discursos bien elaborados y bien perfectos.

El Apóstol Pablo dijo, sabes qué? Si tu quieres eso vaya al teatro para verlo, porque yo les voy a dar lo que quieres pero lo que necesitas. Es la historia de una salvador, un Dios que se hizo hombre y que se dejó crucificar. Y esto es un poquito sucio, hermanos, es nuestra tentación a veces a limpiar el Evangelio, todo sanitize things.

Pero la verdad es que el centro de nuestra fe se basa en sangre, en sangre. La sangre de Jesús es la clave, la base del poder que nosotros vivimos como cristianos. Y muchas veces no queremos pensar en eso, no lo entendemos. Pero Pablo dijo, yo no quiero saber nada sino Jesucristo y a él crucificado.

Saben que yo recuerdo, invitamos unos hermanos, estaban aquí este verano haciendo ministerio con los niños en los parques y estuvimos en un parque con mucha gente liberal de la Ciudad de Boston, no cristianos mirando, y había todos los niños ahí sentados. Y los hermanos sacaron su posters, una pancarta y lo primero que tenía dijo, que sin derramamiento de sangre no hay perdón de pecados, no hay remisión de pecados. Y yo pude ver toda esa gente, bien sofisticada, bien liberal mirando como, hmmm, sangre… remisión de pecados. Ese grupo será una secta, será un grupo terrorista que está hablando de violencia? Y yo me puse a pensar, ¿Saben qué? Aunque tal vez uno quisiera comenzar con algo más divertido, algo más suave, no me avergüenzo del Evangelio. Es el poder de Dios para salvación de todos.

¿Saben qué? Si tratamos de limpiar el Evangelio demasiado le quitamos su poder. Si tratamos de explicarlo demasiado y modernizarlo tanto, pierde el poder que tiene. La sangre de Jesús para sanarnos, para liberarnos, para quitar nuestra vergüenza delante de Dios. Gracias a él.

Yo quiero que pensemos un poquito en la sangre de Jesús. Yo tuve una experiencia como hablé en la mañana, yo leyendo una Biblia para niños, con mi hijo Noah que tiene 3 años ya, y nosotros leyendo la Biblia había un dibujo de Jesús caminando hacia la cruz. Y había detrás de él un soldado que tenía una espada o algo así. Y él dijo, una lanza, y él dijo, Daddy, qué es esto? What’s that? Y yo le dijo, “It’s a spear”, “Es una lanza”. Y no me gusta hablar de las armas con él, no quiero que aprenda esas cosas. Y yo dije, es una lanza, y él me pregunta, “Is it sharp?” y él dice, “Qué hacen con esta lanza?” “Do they poke people?” and I said, “We’re not supposed to poke people, but, yes he pokes people with that”. Y él después de una pausa larga me preguntó, “Is he going to poke Jesus with that?” “Él va a Jesús con esto?” Y yo le dije que sí, y después otra pausa. “Is it going to hurt?” I said, “yes, it’s going to hurt”

Saben qué? Yo no quise, ay, pero ya estoy asustándolo. Saben que yo no quisiera tener que, quiero que todo sea happy, pero ¿Saben qué? Nuestro Evangelio, esa sangre que Jesús derramó es la base de nuestra esperanza en la vida, es el poder de todos los días. yo no puedo sacar esto del Evangelio, para nadie, ni aún un niño. Y así para nosotros es tiempo de volver a recordar el poder de la sangre de Jesús. Y si se animan, quiero que reflexionemos en 4 escenas de la Biblia que nos enseña el poder de la sangre.

Y vamos a comenzar bien en el principio, Génesis, Capítulo 3. La historia de Adán y Eva, qué pasó? Después de ellos meter la pata, sabemos qué pasó, no? estaban desnudos desde la creación pero después se dieron cuenta de que estaban desnudos. Qué vergüenza! Y qué hicieron para tapar su vergüenza? Hicieron ropa con higos, hojas de higos, hicieron un ropaje con hojas, pero que cosa más ridícula, no? pero hicieron eso para…, algo tenemos que hacer. Y después cuando viene Dios en el torbellino del viento de su majestad, se asustan y qué hicieron Adán y Eva? Se escondieron en los árboles.

Pero qué escena más patética. Esas dos personas mal vestidas, escondidas en árboles, temblando, con vergüenza. Pero sabes lo que hubiera sido más triste? Si Dios no los hubiera buscado, si Dios los hubiera dejado ahí escondiéndose. Pero él dijo, “Adán dónde estás?” son las palabras más tristes y más lindas de la Biblia. Dice que ya la amistad entre el hombre y Dios se rompió, pero gracias a Dios que no iba a quedar así. Hay un Dios que nos busca.

Qué hacemos nosotros cuando pecamos? Tu sabes como es? Hay ciertos amigos que tu no quieres mirarlos a los ojos. Algunos dejan de congregarse, aunque la iglesia es un lugar de sanidad, uno puede llegar tal como es. Pero nuestra tendencia es escondernos y Dios nos busca ahí.

Después ellos salen y después toda la cosa, saben qué? Yo conté otra historia esta mañana y no puedo resistir, otra historia de Noah. Yo lo busqué en la escuela esta semana un día y saliendo de la escuela él escuchó a un niño diciendo, “am am am am” y me pregunta, “Daddy, qué significa am” y yo le dije, “bueno, eso es lo que dices cuando no sabes qué decir”. Y después la maestra me dice, “oh, Sr. Bishop, sabe que tu hijo hubo un problemita…” and I like, ah, okay. Así que después en el carro yo ahí manejando, después de un tiempo tranquilo, yo le pregunté “Noah, la profesora me dice que había un problemita, qué me cuentas, qué pasó?” Y yo escucho ahí en el back seat “am, am, am, am” Noah, yo quiero saber qué pasó? “Am, am, am, am”. Que malicia, tres años, el pecado natural que sale.

Somos así, no? cuando tenemos vergüenza y Adán y Eva con su ropaje ridículo y su esconderse. Pero Dios no los deja así. Saben que Dios dice, yo sé que tienes vergüenza por lo que has hecho, pero quiero que sepas que no tienes que vivir con vergüenza. Yo puedo cubrir tu vergüenza de verdad. Este ropaje que hiciste no sirve. Déjame hacerte otra vestimenta.

Dice el versículo 21 “… El Señor Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles y los vistió…”

Que lindo, no? Dios dice, ¿Saben qué? Yo creo que tu no sabías que yo soy un buen costurero y yo puedo hacerte un vestido mejor que esto, y voy a cubrir tu vergüenza por ti.

Pero cómo lo hizo, cómo consiguió estas pieles? Fue a la tienda? Entró en Google para pedir una qué se yo? De lo que yo sepa una piel viene de un animal que estaba utilizándola, no? que usa su piel. Para conseguir su piel no te la da. Tuvo que haber allí en el huerto de Edén muy al principio, sacrificio de un animal, sangre derramada para cubrir la vergüenza del hombre y de la mujer. ¿Saben qué? La sangre de Jesús puede cubrir tu vergüenza.

Nosotros tratamos tantas cosas, nos tapamos con máscaras y cosas y tratamos de disimular y Dios dice, yo tengo la cura que tu necesitas, la sangre, la sangre del cordero.

Génesis 15, otra escena, otro poder de la sangre. Abraham, un hombre que amaba a Dios, que Dios le había hecho grandes promesas, y un día él sacó a Abraham en la noche. Cuántos han visto las estrellas en estos días? que lindo cielo en el otoño. La luna tan fuerte y Júpiter ahí mismo, que bello. Todo brillando.

Él saca a Abraham a ver las estrellas y él dice “así será tu descendencia”, aunque tu eres un ancianito ya y la esposa ancianita, y aún jovencitos no pudieron tener, ahora sí va a tener tu bebé y así será tu descendencia. Y también además te voy a dar la tierra prometida para tu vivir ahí con toda la multitud de tus hijos y nietos y bisnietos. Y Abraham creyó a Dios, él tuvo fe y le fue contado por justicia, pero le quedó un poquito de duda y él dijo, “Pero Dios cómo puedo estar seguro que tu me vas a dar la tierra?” y Dios dice, “Yo te voy a enseñar cómo puedes tener seguridad de la promesas que yo te hago”. Él dijo “Tienes que tomar unos animales y tomar esos animales y tienes que matarlos.” Y todo esto bien sucio. Tienes que matarlos, tienes que cortarlos y partirlos en dos piezas, varios. Y después quiero que tu coloques las piezas como un runway, un caminito, y ahí te voy a enseñar algo. Y que fue, hay sangre, hay cosas… y después algo maravilloso pasó.

Porque sabes qué? En esa época hacían pactos en esta manera. Hoy en día, se firma, en esa época mataban animales entre dos reyes y pusieron las piezas y después el rey más pequeño, menos poderoso, caminaba en la ceremonia dentro de las piezas de los animales. Y llegar al otro lado, él dice, “así seré yo como uno de ellos si yo no cumplo con mi parte de este pacto”. Así que después de eso que vas a hacer? Cumplir con tu lado del pacto, no?

En inglés se dice, la idea de to cut a deal, o to cut a covenant. Have you ever heard of that? They cut a deal. Eso es como cortar un pacto, se usa en inglés esto, en español creo que no. pero sale de eso. La idea de un pacto que se basa en sangre. Y siempre es el rey más pequeño que camina entre las piezas de animales. Mira lo que pasa en la noche con Abraham después de él poner, colocar todas las piezas. Dice que en el versículo 17. En la noche cayó una oscuridad terrible sobre Abraham, fue una escena casi sobrenatural, un ambiente pesado. Y en el versículo 17 dice:

“… Y sucedió que puesto el sol y ya oscurecido se veía un horno humeando y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. Y en aquel día hizo Jehová un pacto con Abraham, diciendo a tu descendencia daré esta tierra, y después hace su promesa…”

Así que, qué pasa? Abraham ve un horno con humo ahí y también una antorcha con fuego moviendo entre las piezas. Ahora tu puedes pensar en otro momento en la Biblia más adelante, cuando Dios se va a revelar con una nube y también fuego? Cuando el pueblo de Israel salgan de Egipto Dios va estar delante de ellos con una nube sobrenatural y fuego divino, la gloria shekida de Jehová. Y ahora Dios está dando a Abraham un saborcito de su gloria y él aparece a Abraham, pero una pregunta, si es el rey más pequeño que tiene que caminar entre las piezas, en esta historia quién es el que pasa por las piezas? No es Abraham, es Dios. Él pasa ahí como para decir, si yo no cumplo mi palabra contigo, así moriré. Y ¿Saben qué? Él sí murió en la cruz, cumpliendo no por la falta de fidelidad de él, sino la falta de fidelidad del hombre. Él hizo un pacto con Abraham y dice, tu puedes confiar en mi porque yo he dicho mi palabra y la voy subrayar con sangre.

Hermanos, yo no sé qué promesas Dios te ha hecho pero podemos confiar en ellas. Dios no cambia de idea, él no se levanta un día de mal humor y decide no amarnos más, él ha jurado cumplir su buena promesa con nosotros y lo ha firmado en sangre y la sangre de Jesús no cambia y nos da confianza.

Sabes que en el tiempo de acercarnos a la muerte, qué va a pasar con todos nosotros? Va a llegar un momento que yo pienso en qué estoy contando yo para mí destino espiritual con Dios cuando yo tenga que estar delante de él? Yo quiero confiar en un pacto hecho en sangre, quiero confiar en la sangre de Dios que quita mi vergüenza. Y saber que yo puedo descansar porque eso no es algo liviano o pasajero, mi Dios está en serio conmigo.

Más adelante ya hablando tantas cosas feas, pero son cosas feas y bonitas a la vez. Génesis 22, Dios le da el hijo prometido a Abraham, se llama Isaac, un hijo de la promesa y Dios dice, tienes que tomar a este hijo y sacrificarlo a mí. Sabemos la historia. Abraham lo lleva a la montaña y está a punto de sacrificar a su hijo cuando Dios dice, “Abraham, Abraham, versículo 11, Abraham y Abraham, y él respondió, “Heme aquí”, y dijo, “No extiendas tu mano sobre el muchacho ni le hagas nada porque ya conozco que temes a Dios por cuanto no me rehusaste tu único hijo. Entonces alzó Abraham sus ojos y miró y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos. Y fue Abraham y tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en aquel lugar en lugar de su hijo.

Abraham estaba a punto de ofrecer su hijo como un sacrificio y gracias a Dios no lo tuvo que hacer, pero sí se derramó sangre en este día, de un animal que fue un substituto por el hijo Isaac. Y Dios está diciendo algo, él está diciendo, lo que Abraham no tuvo que hacer yo haré por ti, yo voy a dar un substituto a morir en tu lugar, que va a tomar todo el castigo por ti. Él es culpable, todos estamos bajo sentencia de muerte pero hay otro, hay un substituto que está dispuesto a ir a este lugar de castigo por nosotros.

Lo que Abraham solo tuvo que estar dispuesto a hacer, Dios cumplió cuando ofreció a su Hijo, Jesús. Sabemos la expresión Jehová shiré. Viene de aquí. El Señor proveerá un substituto para mí.

La próxima vez que tu sientas, ya no puedo más, Jehová shiré. Cuanto tu acercas a la muerte o estás pensando en la culpabilidad que todos tenemos como seres humanos, Jehová shiré, un substituto para mí.

Sabe que a veces nosotros hablamos mucho de la gracia y debemos hacerlo, porque la iglesia es un hospital para sanidad de nuestras heridas espirituales y Dios es misericordioso y paciente, gracias a Dios. Pero siempre debemos recordar el costo del pecado que no es barato. Dios no puede perdonar solo porque le da la gana, él perdona porque como un buen juez él hizo posible que se cumpliera los requisitos de la ley.

Había pecado tiene que haber muerte. Donde hay pecado tiene que haber sangre. Y él suplió el substituto por nosotros. Gracias a Dios. La sangre del cordero. Sabemos que hay mucho otro que podemos hablar, la Pascua, no? están ahí en Egipto como esclavos y Dios dice, sabes que estás en esclavitud pero te voy a liberar de tu esclavitud. Los israelitas esclavos en Egipto y sabemos que hoy en día tal vez no somos esclavos en la natural, pero sí somos esclavos al pecado.

Cuantos vienen a la casa de Dios con ataduras, con tantos problemas que uno siente que no está libre porque la …. te jala algo. El pecado te ha abrumado. Hay situaciones en que mucha gente se siente atrapada como si estuvieran presos. Gracias a Dios hay sangre para eso. Porque en esta historia de la pascua, qué hicieron los israelitas? Tomaron un cordero, mataron el cordero, tomaron la sangre y la pusieron sobre dinteles de la casa y los postes y cuando pasaba el ángel de la muerte para matar cada primogénito de la tierra de Egipto, él vio la sangre y pasó esta casa sin hacer daño. Y todavía es así.

Ponemos la sangre sobre el dintel de nuestra vida y cuando viene el castigo del pecado estamos refugiados ahí y gracias a Dios no tenemos que tener temor. Y los israelitas salieron corriendo de Egipto, pasaron, llegaron al mar, estaban atrapados, viene faraón cambiando de idea, buscándolo, Dios parte las aguas, separa las aguas, pasan por el medio y son libres y sabe que eso es lo que sucede con la sangre de Cristo para nosotros.

Ustedes saben para mí el gozo mejor, creo, que tengo en el ministerio es ver personas liberadas delante de mis ojos. Es ver personas que llegan a la iglesia, que no ven la salida, tu sabes? Llegan con problemas que son tan fuertes y cargas que siente, yo no sé cómo voy a salir de eso? Yo he tenido ese problema por tantos años, estoy tan atado en eso, que yo no veo la libertad, pero bueno, voy a darle a Jesús la oportunidad de mi vida. Y buscan a Jesús y comienzan a tomar esta sangre y ponerla sobre su vida y aceptar a Cristo, y durante la oración vienen al frente y oran aquí y lloran y dejan que la gente ore por uno. Van a tomar clases y aprenden la palabra y con tiempo esta carga comienza a quitarse poco a poco.

Y casi como si tu pudieras ver el cambio, tu ves una sombra quitarse de la persona y una nueva luz comenzar a brillar. Y después me gusta mucho cuando los veo bailando aquí, danzando delante de la presencia de Dios, aunque no siempre tiene que ser así, pero hay un sentido de que Dios me ha puesto libre, libre, libre, Cristo. Es la sangre de Jesús que nos hace libres, es el sacrificio que él hizo cuando él vino a bautizarse, Juan dijo, “he aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.

Aquí está el cordero, es su sangre que te va a sanar. Es su sangre que va a quitar tu vergüenza, es su sangre que va a también hacerte seguro de su promesa y hacerte sentir que ya hay liberación en la vida. Es la sangre de Jesús.

Sabe que a veces oramos diciendo, Señor, yo pido la sangre sobre esta persona. Yo pido la sangre sobre mi vida. Y a veces lo decimos como, no sé, casi comunicando que esto no es bueno, porque no creemos en palabras de fórmulas que funcionan solo por ser palabras. Pero sabes que? La idea de pedir la sangre de Jesús es algo muy bueno. Es algo muy bueno, porque todos estamos en corte delante de un juez divino, y todos quedamos cortos delante de este juez.

Como hablamos en discipulado, si tu te crees bueno, bueno, vamos a comenzar a leerte los pensamientos y ver cómo sale la película. PG 13, pg 14, el pecado. No es solamente matar gente, son pensamientos que tenemos palabras grabadas que Dios tiene que hemos dicho. Todos quedamos cortos.

Y hay delante de este juez, hay un fiscal, un fiscal excelente en lo que él hace, que sabe hacer su argumento en contra nuestro. Sabe que la palabra para fiscal en griego es diábolos. Y no es que todo abogado es diablo, no? hay fiscales buenos que, uno que otro… pero eso… Satanás es un acusador y él tiene caso, tiene caso. Las mentiras de Satanás se ganan porque hay mucha verdad que él usa en contra nuestro. Y él acusando, diciendo, este tipo no merece el amor tuyo, Dios, es un pecador. Ha pecado, debe estar escondido en los árboles todavía. Qué va a ser nuestro argumento? Oh, no, no, pero no entiendes, es que no, es que también hice buenas cosas también. No, no, Dios pero no fue tan malo porque tuve razón. He had it coming. Esa persona era mala y lo merecía. Qué se yo los argumentos que usamos?

Pero esos argumentos no sirven. Pero sí hay un argumento que sirve. En corte, delante de Dios y también el diablo mismo. Decimos, sí, yo sé que he pecado, y yo sé que la paga del pecado es la muerte, yo sé que tiene que haber sangre pero gracias a Dios hay uno que lo ha pagado por mí, hay sangre, hay sangre. Yo pido la sangre de Cristo. Es como en corte, you offer a plea, right? You offer a plea, you can plead insanity. You can plead no sé qué, self defense, tu puedes pedir algo en cierta base. Nosotros como cristianos podemos pedir la sangre de Cristo como una base para cubrirnos legalmente y el ambiente espiritual funcional con ley. El enemigo, Dios mismo, se ajusta a su ley. Por esto él envió su Hijo y murió para pegar, para pagar las consecuencias de la ley.

Y nosotros también podemos decir, estoy justificado ante la ley de Dios. No por lo que hice yo, pero otro lo hizo por mí. Ese ladrón en la cruz que mira a Jesús y él dice, miren, este no ha hecho nada malo, nosotros estamos aquí porque lo buscamos. Y después mira a Jesús y le dice, acuérdate de mí cuando vengas a tu reino. Sabiendo que éste me puede perdonar, yo no puedo hacer nada para ganar mi salvación, pero éste está pagando la sangre que yo debo. Gracias a Dios, la sangre del cordero.

Por eso dice la palabra de Dios en Apocalipsis, 12:11 dice:_

“… Y ellos le han vencido por medio de la sangre del cordero y de la palabra del testimonio de ellos y menospreciaron sus vidas hasta la muerte…”

Gracias a Dios. Sabe que para un ser humano es imposible estar en la presencia de Dios solo. Sabe que la presencia de Dios no es algo liviano, algo suave, la presencia de Dios de verdad es algo súper peligroso. La santidad de Jehová es algo majestuoso, algo como poder nuclear, que tiene un poder tremendo pero también peligro si alguien está ahí en una manera que no es apropiada. En el templo, la presencia de Dios estaba ahí en presencia de una nube brillando con luz y fuego. Sabes qué era el templo? Tu podías ver la gloria de Dios en el tabernáculo saliendo de la tienda. Era algo visible. Y una vez había algunos hijos del sacerdote que querían entrar ahí al templo con un fuego nuevo, que ellos inventaron, pensando a Dios le va gustar eso, que yo no hago sacrificios como él dice, yo voy a inventar un nuevo sacrificio para que no se aburra el Señor. Y entran estos dos jóvenes y el fuego de Dios los consumió porque el poder de Dios, la presencia de Dios es peligrosa.

Si tu vas a entrar en una planta de poder nuclear, qué vas a hacer antes? Vas a… espero que leas el manual de cómo se hace, qué no se hace, porque ese poder, mira hermano, por más bien intencionado que seas, si tu entras ahí a lo loco, la cosa no sale bien. Y es así con la presencia de Dios.

Había un arca con la ley de Dios, las tablas de la ley que Moisés tenía en ese arca, y la gloria de Dios delante del arca, y ángeles como estatuas de ángeles grandes mirando a esta arca, este mueble, y gracias a Dios había una tapa sobre este arca que se llamaba el propiciatorio. Puedes decir eso conmigo, el propiciatorio, todos dicen mejor que yo.

Y lo que hacía el sacerdote, una vez al año tomaba la sangre de un animal y lo ponía sobre esta tapa para que Dios mirando con su gloria a la ley de los mandamientos, sabiendo que el ser humano había violado cada mandamiento, él miraba no solamente la ley, sino la sangre que cubría la ley.

Hermanos, en la ley solo estamos mal, pero cuando Dios te mira, aunque estamos mal él nos mira con la sangre de Jesús cubriéndonos, él mira su hijo, él nos mira con ojos de amor, porque su sangre nos ha limpiado.

Traté de explicar esto a mi hijo y no salió muy bien. Pero así es. Ellos pudieron sobrevencer, vencido por medio de la sangre del cordero. Hermanos, queremos ser una iglesia de verdad vencedora, una iglesia que sigue prosperando. Esto no se hace con nosotros ser súper hombres y súper mujer, esto se hace con personas quebrantadas y humildes que sepamos en el centro de nuestro ser que no merecemos nada, pero que hay sangre para nosotros. Hay uno que murió por nosotros.

Volviendo al texto en Primera de Corintios, Capítulo 2, dice que yo propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino Jesucristo este crucificado, y estuve entre vosotros con debilidad y mucho temor y temblor, ni mi palabra ni mi predicación fueron palabras persuasivas, sino con demostración del espíritu y de poder para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres sino en el poder de Dios.

Hermanos, no es solamente creer en la sangre, creer en la cruz, es también vivir la cruz. Había en esta época ciertos súper Apóstoles, hombres impresionantes que llegaron a los lugares donde Pablo había estado y ellos llegaban y predicaban y como robaban mucho dinero a la gente, y comenzaban a hablar mal de Pablo, no? They started talking some trash about Paul. Comenzaban a decir, ese Pablo, cómo pueden respetar a Pablo? Él sufre tanto, él sufre persecuciones, tiene problemas a veces, tiene que hacer tiendas para ganar su sueldo, hasta he escuchado que tiene un aguijón en la carne. Cómo puede él ser un Apóstol? El Apóstol Pablo dice, sabes qué? Tal vez son súper Apóstoles, pero yo tengo un súper Dios. Y yo no siento obligado de impresionar a nadie sino de vivir la cruz para que haya un poder genuino que fluya a través de mi vida.

Y el Apóstol Pablo dice, además tu quieres saber la debilidad humana? Yo te digo la debilidad humana, voy a contar muchos problemas que tengo. En los libros de Primera y Segunda de Corintios, él habla de sus luchas, de sus persecuciones, de sus sufrimientos y él no dice que fue todo fácil, que cuando me perseguían yo estaba tranquilo y no sentí nada de angustia. Él dice, mira, yo tenía mucha presión y temor a la muerte, y yo sentí la sentencia de muerte, pero Dios me dejó sufrir estas cosas para que yo aprendiera a confiar no en el hombre, sino en Dios que levanta los muertos. Y yo sé que si yo voy a mover en el poder de la resurrección de Jesucristo, tengo que aprender a vivir la cruz de Jesucristo, tengo que dejar tomar mi cruz todos los días, abrazar el sufrimiento por el Evangelio, reconocer mis debilidades y decir cuando estoy débil, entonces soy fuerte, porque hay un Dios poderosos que reposa sobre mí. Tengo este tesoro no en platos finos sino en vasos de barro.

Algo tan común, algo tan cotidiano, un vaso de barro. Él dice, sabe qué? Si tu quieres alguien espectacular, vaya al teatro o no sé qué. Tu vas a tener un tipo normal aquí con ustedes, un vaso de barro, pero el tesoro que llevamos por dentro, esto no es algo normal, es algo extraordinario y es algo que brilla, es algo precioso y se va a ver más obvio lo lindo y lo precioso de la gloria que llevo por dentro porque llevo también en mi cuerpo la muerte de Cristo. Y es obvio que no puede ser Pablo tiene que ser Dios. Gracias a Dios.

Hermanos, Dios nos está llamando cada día más a ser personas que creemos en la cruz y que vivimos la cruz, que sabemos que cuando tengo un problema es otra puerta por la cual el poder de Dios se puede manifestar en mi vida, donde hay muerte ahí puede haber resurrección, donde hay luchas y problemas y lo feo de la vida, ahí lo lindo de Dios va a resplandecer, porque donde hay muerte, hay nueva vida, si creemos en él. Amén. Amén.

El Apóstol Pablo llega al punto de hablar de su aguijón en la carne. Él dice que él fue llevado a los cielos y él vio revelaciones de los cielos. Yo creo que Dios lo hace, fíjate, yo creo que aún ahora algunos de ustedes han tenido experiencias que el velo se ha quitado y ustedes han visto la gloria de Dios en una manera palpable. Hay uno o que otro. El Apóstol Pablo tuvo experiencias así. El vio los cielos, vio cosas tan maravillosas que Dios le dijo, tu no tienes permiso de hablar de eso, ni lo puedes hablar, eso solo es para ti.

Y Dios sabía que si un hombre tiene estas experiencias fácilmente puede llegar a ser orgulloso y sentir que Dios se revela a mí, y sentirse orgulloso. Y Dios dice, para mantenerte humilde te voy a dar un regalo, creo que él dice, un mensajero de Satanás para abofetearte. Que regalo más lindo!

Y Pablo dice, muchas gracias, Señor, pero si puedo llevarlo a la tienda de regreso, tal vez buscamos otro. Y el Apóstol Pablo es honesto, él dice, Señor, por favor, este aguijón y no sabemos qué es. Por favor, quítamelo. Y oró una vez. Y tu crees que es suficiente, orar una vez? Y Dios dice que no. pero cuántas veces oró? 3 veces.

Puedes pensar en otra persona en la Biblia que oró 3 veces para que se le quitara un dolor que le esperaba. Que 3 veces venía ante Dios sangrando, sudando sangre, la gota gorda, orando con angustia diciendo, Padre, si es posible que esta copa pase de mí. Jesús en el huerto del Edén, nunca pecó, nunca pecó pero en su humanidad luchó con su llamado a llegar a la cruz, y dijo al Padre, si es posible que esta copa pase de mí, pero que no sea mi voluntad sino la tuya.

Hay algunas batallas, hermanos, que tenemos que perderlas, tenemos que dejar que Dios nos conquiste para que seamos conquistadores. Al final Jesús aceptó la cruz y sabe ahí delante de Pilatos y la cruz y el sufrimiento, tranquilo porque él ya había luchado con Dios y es así con el Apóstol Pablo. 3 veces, Señor, quítame mi aguijón. Qué dice Dios? Bástate mi gracia. Señor, quita mi aguijón. Bástate mi gracia. Señor, quita mi aguijón. Y después la tercera vez, me imagino que él lo dijo con Dios, bástate mi gracia, ok, I get the picture. Para qué tu poder perfeccione mis debilidades.

El Apóstol dice, no, yo soy la gran cosa, yo soy el súper Apóstol. No, él dice, por tanto, de buena gana me glorificaré más bien en mis debilidades para que repose sobre mí el poder de Cristo, por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias. Porque cuando soy débil entonces soy fuerte.

Gracias a Dios. Hermanos, cuál es tu área, cuál es tu aguijón? Sabe que Dios quiere decir, mi poder se perfecciona en tu debilidad. Si me dejas voy a enseñarte mi poder ahí, en ti, y a través de ti, y los demás lo verán porque verán que no puede ser tu, sino es el poder de Dios en ti a través de esta lucha.

Gracias a Dios. Tenemos un Dios poderoso. Cristo no quedó en la cruz, no quedó en la tumba, después de 3 días se levantó de los muertos y ya no muere más y el poder de la resurrección está disponible para nosotros también que vivimos la cruz todos los días.

Hay que abrazarlo, hermanos, hay que pedir la sangre y abrazar la cruz en nuestra vida. Así que, yo los invito a orar conmigo. Pongámonos de pie y vamos a orar. Vamos a venir ante un Dios poderoso y misericordioso. Primero que todo, Señor, quisiera darte las gracias por la sangre. Señor, no sé cómo lo hiciste, aunque tu palabra no dice que es por el gozo delante de ti, es por amor a tu Padre, a nosotros. Tu fuiste a la cruz por nosotros. Gracias, Señor, gracias, por tu sangre. No nos dejes olvidar de darte las gracias por tu sangre.

Ayúdanos a pedir la sangre sobre nosotros cuando hay guerra espiritual, cuando hay luchas, cuando hay problemas, cuando hemos pecado, o cuando hemos ganado una lucha. A pedir la sangre a cubrirnos, que tu sangre me cubra, que tu sangre cubra León de Judá, que tu sangre cubra a pastor Mirando y toda su familia. Que tu sangre cubra a esta ciudad, a este país. Que tu sangre nos cubra, pedimos la sangre, que no veas nuestros pecados sino el sacrificio perfecto de tu Hijo Jesús.

Y hermanos, yo no puedo dejar pasar este momento sin dar una oportunidad. Si hay alguien que quiere en este momento levantar su mano y aceptar a Cristo como tu Señor y salvador, ahora es un buen momento para hacerlo. Dios te bendiga, hermano. Si hay otros que quieren aceptar a Cristo, levantar tu mano diciéndole no al hombre, sino a Dios.

No hay vocación perdurable que antes no sea sacudida

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Yo los invito a ir al libro de Lucas. Y, hoy, he querido compartir con ustedes que está bien conectado al mensaje que estaba compartiendo el domingo. Dios me ha tenido reflexionando mucho en esa idea de lo que es el momentum… el momentum. El ímpetu del Espíritu de Dios moviéndose dentro de nosotros. Y yo les puedo decir, mis hermanos, hay tantas dimensiones, tantas variantes, tantas perspectivas que uno puede analizar de esto que yo podría seguir predicando de esto por lo menos dos semanas más. Amén.

Al menos a alguien le gusta ese mensaje. No le pagué, ¡válgame! Ah, verdad, si ustedes hablan, yo no predico, eso es así. Pero, miren, el domingo pasado después que yo terminé de predicar, que yo evalué mis notas yo me decía, ¡guau! Como que me comenzó a traer nuevas ideas a mi cabeza y anoche yo estuve compartiendo con el grupo de hombres en su reunión y estuve predicando también en una misma línea.
Y, después que terminé de predicar, el pastor Gilberto se paró y tuvo un momento para ministrar y él dijo una frase que estaba muy conectada con lo que yo estaba predicando que me prendió el bombillo aún más. Y yo me dije, pérate, yo creo que aquí hay algo. Si me perdonan voy a compartir mi corazón con ustedes, también. No es que me tengan que perdonar, o sea…

Pero, miren, qué tal si yo les digo lo siguiente… escuchen bien: No hay vocación perdurable que antes no sea sacudida. Ese es el tema que traigo en esta noche. No hay vocación perdurable – genuina – que antes no sea sacudida.

Voy a explicar esto. Yo les puedo decir que yo entendí la dolorosa verdad que estoy diciendo hoy. Y digo dolorosa porque la mayor parte del tiempo uno desearía que el envolvimiento que uno tenga en su vida cristiana sea libre de traumas o aflicciones o ansiedades. Pero obviamente eso sería un deseo utópico por así decirlo porque no es la realidad. Yo creo que uno tiene que aprender a hacer la paz con la idea de que en todo momento si uno quiere vivir genuina y honestamente como un discípulo de Cristo, tenemos que hacer la paz con la idea de que van a venir esos momentos en que nuestra vida va a ser sacudida en distintas formas.
Entonces, yo me pregunto cuál es la intención – ¿cuál es el propósito de esto? De esos momentos en los cuales nuestra vida es sacudida. ¿Por qué Dios a través de la persona de Jesús permite que el enemigo nos zarandee a nosotros? ¿Por qué Él permite que el enemigo nos zarandee?
Vamos a Lucas, capítulo 22. Lucas, capítulo 22; y vamos a leer en el verso 31. Y claro está, mis hermanos, estoy diciendo esto entendiendo el contexto en el cual lo digo. O sea, si nosotros anhelamos y deseamos ver un mover de Dios en medio de nuestras vidas, tenemos que hacer la paz con la idea de que con ese mover van a venir momentos de contienda, van a venir momentos de prueba – van a venir momentos de zarandeo por así decirlo. Pero sí, es una palabra bíblica.

Miren cómo dice el texto, Lucas 22, verso 31 dice: “Dijo también el Señor: ‘Simón, Simón, he aquí Satanás los os ha pedido para zarandearlos como a trigo, pero yo he rogado por ti que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.”

Déjame leer ese verso 31, otra vez, dice: Simón, Simón… o Juan, Juan… o Lucy, Lucy… Julia, Julia… o Miguel, Miguel… o Pedro, Pedro… o Mauricio, Mauricio… o Antonio, Antonio… puedo seguir diciendo nombres. O Felipe, Felipe. Omar, Omar, ¡válgame! ¡Por qué no voy a decir mi nombre, claro que sí! “… he aquí Satanás los os ha pedido para zarandearlos como a trigo, pero yo he rogado…” Mira cómo dice, “yo he rogado”. Rogado tiene una intensidad mucho más grande que decir el mero hecho que yo he orado.

Orar es como, Señor, sí, cuídalos. Sé con ellos. Pero, rogar es como: ¡Señor! ¡Pare! Hay una fuerza interna que sale del vientre de uno cuando uno ruega, por así decirlo.

Pero miren, ¿qué significa zarandear? Nosotros que hemos tenido familiares en el campo o algo así que zarandean muchas cosas. Básicamente zarandear es separar una cosa de otra. Sí, pero yo se que se hace a través del meneo. Es más, si yo les digo, demuéstreme cómo usted zarandea a alguien, yo sé que todo el mundo me va a bailar el twist aquí.

Pero, el zarandear lo que está haciendo es separar una cosa de la otra, ¿verdad? Los constructores cuando están zarandeando la tierra, ¿qué es lo que están haciendo? Están separando las piedras grandes de la tierrilla que necesitan para poder construir, o con el cemento. Otro ejemplo, se habla mucho del trigo, ¿verdad? Cuando se zarandea el trigo, ¿qué es lo que se está buscando hacer con eso? Se está buscando sacar el grano del caparazón que cubre al trigo.

Si usted coge una alfombra y usted la sacude, ¿qué es lo que está haciendo? Usted está separando el polvo y el sucio y la tierra de esa alfombra, para que la alfombra pueda seguir siendo usable y que no huela mal y que no afee la casa. So, el zarandeo se da de distintas formas y lo usamos nosotros también para distintas formas. Pero, en la misma forma – se me quedó la palabra forma… formados. En la misma forma – en el mismo modo, nuestras vidas pasan por distintos zarandeos.
Y, miren, vamos a… déjenme analizar este texto con ustedes un momento. Este texto de Lucas 24. Voy a hacer un pequeño estudio bíblico aquí con ustedes, en tres minutos. Miren, si usted se fija en los versos del 24 al 27 de este pasaje. Perdón, empezando los pasajes del verso 14 al 23, usted lo puede leer; pero le voy a contar, resumido. Los versos del 14 al 23, Jesús está instituyendo lo que hoy nosotros conocemos como la Santa Cena con sus discípulos.

Y fue en este instante donde Jesús identificó la persona que… ¿qué? Que lo iba a traicionar. En los versos del 24 al 27, Jesús empieza a darles a sus discípulos una cátedra acerca de quién es el mayor en el Reino de los Cielos. En otras palabras, Jesús les estaba dando una lección acerca de lo que es el verdadero liderazgo. Quién es el verdadero líder. Y Él estaba diciendo que el verdadero líder no es el que se sienta primero a la mesa y los demás le sirven, sino que el verdadero líder es el líder-siervo. Es el que sirve a otros.

Ahora, aquí es donde yo veo una clave bien importante. El verso 28, si ustedes lo leen; miren cómo dice el verso 28. El verso 28 dice: “Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas.” Ese verso para mí es clave en este contexto. Porque lo que significa es que Jesús está exaltando a sus discípulos por su fidelidad a Él a pesar de que ya se había identificado que había un traidor en medio de ellos.
Después de todos los traumas que Jesús había pasado enfrentándose a los fariseos, a los saduceos, a los mengueos y todos los demás que habían por ahí… después de todas las cosas que sucedieron; personas que lo rechazaban, personas que lo aceptaban, sus discípulos estuvieron allí, fielmente con Él. Y Jesús los estaba exaltando por eso.

Pero, en el verso 31, que es lo que acabamos de leer, yo digo que Jesús les vira la tortilla a los discípulos. Les dice algo que es como contradecirles. Porque después que los exalta diciéndoles, “¡Guau! Ustedes se han quedado conmigo hasta el final y yo estoy bien contento con eso.” Después viene y sale con eso, “pero, Satanás ha pedido zarandearlos como a trigo.” Óigame, yo no sé usted, pero eso a mí me parece muy particular.
Satanás los ha pedido para zarandearlos… en otras palabras aunque ellos estaban disfrutando de un mover de Dios en la persona de Jesús, en una forma bien tangible; no implicaba que ellos estaban libres de peligro o de tentación. ¿Me siguen por dónde voy?

Al contrario, ahora era que las cosas se iban a poner buenas. Después que Jesús fuera arrestado, allí era que las cosas se iban a poner de color de hormiga brava para todos ellos. Y es aquí, mis hermanos, donde yo entiendo que para poder tener un sentido de vocación – y con vocación me refiero a un sentido de llamado – vocación no es como que usted se va a una escuela vocacional y estudia para hacer secretario o carpintero. Esos son vocaciones; pero vocación, en este sentido, yo lo estoy usando como ese sentido del llamado.

Como esa razón de ser, ese propósito que Dios le da a nuestras vidas. Allí es donde yo me refiero, o ese es el uso que yo le estoy dando a la palabra vocación. Para nosotros poder tener una vocación, un llamado, un ministerio perdurable, hay que enfrentar momentos de zarandeo.

Miren qué fue lo que pasó con Pedro; qué fue lo que causó con él este zarandeo. ¿A qué se debió el fracaso de Pedro? Si ustedes recuerdan bien la historia, ¿dónde se dio el fracaso de Pedro? Si yo les sigo leyendo, qué fue lo que Pedro le dice: Dispuesto estoy, Señor, a estar contigo no solo a la cárcel sino también a la muerte. Pedro, te digo que el gallo no va a cantar hoy, antes de que tú me niegues… ¿qué? Tres veces que no me conoces.

Entonces, tú sabes, eso tiene que haber sido una cachetada en la cara de Pedro. O sea, es como que, “¡Válgame! Te estoy diciendo que estoy dispuesto a morir por ti o a morir contigo y a ir para la cárcel contigo y tú me estás diciendo que yo te voy a negar. Hello! ¿Qué es lo que pasa?” Sin embargo, Jesús sabía por qué lo estaba diciendo y se vio el fracaso de Pedro se vio en su negación.

¿A qué se debió el que Pedro negara a Jesús? Perdonen que les estoy haciendo tantas preguntas pero es que me gusta ponerlos a pensar. ¿Cuántos de ustedes – por muestra de manos – cuántos de ustedes creen que Pedro tenía miedo? Vamos a ver. Que la negación de Pedro fue por causa de miedo. Que él tenía miedo de lo que le iba a pasar. Okay. Les voy a dar otra opción. ¿Cuántos de ustedes creen que la negación de Pedro fue por falta de fe? Ah, no… Okay, la tercera opción, ¿cuántos de ustedes dicen que es la primera y la segunda?

Cubrí todas las bases entonces. Miren, no, no, no. Para mí la b) es la correcta. Saben que yo no creo que Pedro haya tenido miedo. ¿Acaso Pedro no le cortó una oreja a uno de los que vino a buscar – a arrestar a Jesús? ¿Tú crees que eso fue por miedo? ¡Ah, ya! Porque estaba al lado de Jesús se atrevió a cortarle la oreja. “Ah, sí, le voy a cortar…” Es un ímpetu, sí… un, pah. Allí se vio un momentum, le cortó un canto de oreja al soldado.

Pero no, mis hermanos, yo no creo que haya sido por miedo. Yo creo que fue más falta de fe. Y falta de fe en el sentido de creer en la persona de Jesús. Es interesante que unos capítulos antes, si ustedes leen esto en el capítulo 9 de Lucas. Miren esto, les estoy contando un secreto, una historia aquí.
Lucas, capítulo 9. Acaso en Lucas, capítulo 9, verso 18, ¿no se dio un momentum en la vida de Pedro? Miren cómo dice, Lucas 9:18, dice: Aconteció que mientras Jesús oraba aparte estaban con él los discípulos y les preguntó diciendo: ¿quién dice la gente que soy yo? Y ellos respondieron. Ah, unos dicen que Tú eres Juan el Bautista, otros dicen que tú eres Elías y otros dicen que tú eres algún profeta de los antiguos que ha resucitado. Y Él les dice, oye, y ustedes, ¿qué ustedes piensan de mí? ¿Qué ustedes creen que soy yo? ¿Quién ustedes creen que soy yo? Y allá se paró Pedro.

Yo me quiero imaginar ese momento. Yo me imagino a Jesús haciendo esa pregunta, y tal vez los muchachos estaban así sentados en el suelo, tal vez Pedro se estaba mordiendo un catito de trigo de esos así bien largos, estaba como que mordiéndolo y de repente oye esta pregunta de parte de Jesús: Y, ustedes, ¿quién ustedes dicen que yo soy?

Yo me imagino que él se quedó como que… Tú eres el Cristo, el hijo de Dios. Óigame, pero no me digo, ¡Gloria de Dios! todavía, ¿sabe por qué? ¿Qué fue lo que Jesús dice? Bienaventurado eres porque no te lo ha revelado carne ni sangre, sino que esto ha sido revelación de Dios sobre tu vida.
Miren esto, Pedro recibió esa revelación de parte de Dios. Sin embargo, la revelación no se hubiese cimentado o no se hubiese penetrado hasta lo más profundo del ser de Pedro, si él no hubiese sido zarandeado de la forma que fue. ¿Me entendieron o lo tengo que repetir?

Esta revelación que se dio en Pedro, no se hubiese cimentado en su vida si él no hubiese sido zarandeado de la forma que fue. Mire, esto para mí fue revelación, porque yo sé que nosotros podemos tener muchos profetas en medio nuestro. O que Dios pueda traer revelación en medio nuestro y yo amo eso, y lo deseo eso, que Dios hable pero el mero hecho de que haya una revelación en medio de nuestras vidas no significa que esa palabra se va a concretizar hasta que algo suceda entre nosotros que libere el poder de esa palabra. Amén.

¿Me están entendiendo o los estoy confundiendo? Yo creo que hay palabras que Dios trae a nuestras vidas, que en el momento suenan bien ricas, que en el momento suenan como que esto es gloria aquí en el monte de la transfiguración por así decirlo. Pero el mero hecho que usted haya recibido la palabra, no significa que usted vaya a experimentar el poder de esa palabra en su vida hasta que algo más abundante suceda en usted.
Hasta que algo más impactante no suceda en usted. Es como si decir que esa palabra que Dios le da lo mete a usted en una burbuja. Y usted está en esa burbuja, ¡guau! Qué palabra más linda. Y no es hasta que viene un suceso de la realidad, de la vida, que viene y le hace ‘pop’ y le explota la burbuja, que entonces cuando se explota esa burbuja usted entiende esa palabra de una forma totalmente distinta. Amén.

¿Dígame usted si eso no fue lo que sucedió en la vida de Pedro? Que Pedro con toda esa celebración que él recibió – y miren cómo se dio la revelación de Pedro, no fue solamente en ese instante que dijo, ¡Ah, tú eres el Cristo, el hijo de Dios! No, no, no. La revelación de Pedro se dio de muchas otras formas; el mero hecho que él pudo contemplar los milagros que Jesús hizo, es más que fue, como quien dice, copartícipe de esos milagros. Que también sanó enfermos, que echó fuera demonios, que anunciaba o decía unas cosas que tal vez antes él no pensaba que las podía decir, pero como estaba en presencia de Jesús estaba fluyendo ese poder a través de él.

Pero como que todavía no se había concretizado aún. Oh, sí, Jesús yo estoy dispuesto a morir contigo, a ir contigo a la cárcel. Pero él ni sabía lo que estaba diciendo.

¿Por qué? Porque él… Okay, se los voy a decir de esta forma: ¿cuántas veces Jesús no esta anunciando que él tenía que morir? Y, en cuántas ocasiones también Pedro, “Pero, Jesús, ¿qué estas diciendo? Tú eres el Rey de los Judíos. Tú eres el que vas a gobernar sobre nosotros.”

O sea, en varias ocasiones, en el instante bíblico se ve, que Pedro está persiguiendo a Jesús de la forma incorrecta. So, imagínense ustedes cuando le cogen a Jesús, que lo quitan, que lo arrestan. Él se queda como que… ¿y qué pasó aquí? No está tu poder, no están los ángeles que pueden venir y liberarte a ti. Y ahora te estoy viendo en el punto más vulnerable de tu vida. Te dan cachetadas, te escupen. ¿Quién no se va a confundir con eso? Obviamente cuando se da el momento de la negación, se pone más interesante la historia.

Pero, miren mis hermanos, déjenme ir avanzando porque son las nueve ya. Lo bello de este relato es lo siguiente. Y fue que el mismo Jesús se lo advirtió. En otras palabras, Jesús sabía que era necesario que esto aconteciese en Pedro. Es más, yo me atrevería hasta decir, que es por esto que Jesús mismo permite que nuestro enemigo se acerque a nuestras vidas y cause algún tipo de desajuste sin hacer estragos con el mero propósito de sacar lo mejor en nosotros.

Acaso la Biblia no dice lo siguiente: Por algo es que el Señor permite que el enemigo se acerque a nosotros y nos zarandee, pero sin causar estragos. Porque él quiere, como quien dice, usar al diablito este de conejillo de indias, lo voy a hacer como mi instrumento para sacar lo mejor que hay en ellos. Acaso la Biblia no dice lo siguiente, en Juan, capítulo 16, versos 33, que dice: “En el mundo ustedes van a tener aflicción…” Pero, ¿qué dice Jesús? Yo he vencido al mundo.

Romanos, capítulo 8, verso 31, nos dice: “Si Dios es por nosotros, quién contra nosotros.” Primera de Corintios, capítulo 10, verso 13 dice, “Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al ser humano; pero, fiel es Dios que no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que…” ¿Qué? “… puedan resistir o aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, Él les va a dar…” ¿Qué? Lo va a hacer fácil: les va a dar la salida, también, con la tentación.
Y, en Primera de Juan, el favorito mío; en Primera de Juan, capítulo 4, verso 4 dice: “Ustedes, queridos hijos, son de Dios y han vencido a estos falsos profetas…” ¿Por qué? “… porque el que está en ustedes es más…” ¿Que el que está dónde? Eso sí, puede venir a molestar nuestras vidas, pero no es que no nos va a destrozar o nos va a derribar. Es más, yo les puedo decir tantos otros versos bíblicos pero no tengo tiempo.
Miren, todos estos pasajes, mis hermanos, nos ayudan a entender que cuando Dios comienza a moverse en nosotros, hay otro que va a querer moverse también. Para que nosotros lleguemos a lo que Dios intenciona en nuestras vidas. Obviamente ese otro, ese enemigo, sabe que se va a quedar en desventaja si nosotros nos comenzamos a mover en la dirección de lo que Dios quiere para nosotros.
Déjame ir terminando aquí. Yo creo que esto se va a quedar, to be continued. Continuará la semana que viene. No, no, no. Déjame terminar aquí.
Yo es por eso digo, mis hermanos, que es importante reconocer cómo Jesús en su conocimiento infinito, sabe por dónde nos mete y a quién trae a nuestro camino. Déjame terminar reflexionando en esto concerniente a Pedro. Jesús sabía lo que iba a hacer con Pedro, y en la misma forma el Señor sabe lo que está haciendo con cada uno de ustedes. Aunque no parezca aquí, pero Él sabe lo que está haciendo con cada uno de nosotros.

Jesús sabía la capacidad y el potencial que tenía Pedro, así como también sabe y conoce el potencial y la capacidad que usted también tiene. Pero así mismo Él tenía que tratarlo. Jesús tenía que tratar con Pedro. Jesús, yo me atrevo a decir que Jesús mismo zarandeó a Pedro en muchas ocasiones. ¡Ay, se está haciendo tarde y hay mucha gente aquí! Vayan ustedes y denles de comer. Pero estas hablando de cinco mil personas y no tenemos nada. Vayan… ¿Acaso Jesús no está poniendo a prueba ahí mismo a sus discípulos? ¿Claro que sí!

Oh, no, déjame reírme.
Los voy a dejar en suspenso, los voy a dejar aquí. Allí mismo en ese capítulo de Lucas 22, verso 54 me encontré con algo que fue bien particular. Porque cuando Jesús fue arrestado, que se lo llevaron, miren lo que dice el verso 54: “Lo llevaron y lo condujeron a la casa del sumo sacerdote.” Y dice…. “Y Pedro le seguía…” Allí si que puedo decir que el hombre tenia miedo.

Mire, ¿usted cree que este es el tipo de discípulo que Jesús quiere? El discípulo que se esconde, el discípulo tímido. El discípulo que está intimidado por las cosas o que se deja amedrentar por las circunstancias de la vida. Por algo es que Él quiere tratar con nosotros. Porque Él sabe lo que Él está haciendo en usted.

A nivel individual Él sabe lo que Él está haciendo en usted. Y como usted es parte, no de cualquier iglesia, sino que usted es parte de esta iglesia; con más razón el Señor quiere tratar con usted y conmigo. ¡Válgame! Déjame ponerme yo también allí.

So, usted tiene doble carga. Perdóneme que le rompa la noticia así, pero usted tiene doble carga. No tan solamente el Señor quiere trabajar con usted en forma individual, quiere trabajar con usted porque usted es parte de esta iglesia. Para un tiempo así, como le dijeron a la Reina Ester, para un tiempo así… “Para un tiempo como este, Dios te ha levantado para estar aquí.”
Así que yo los quiero dejar en suspenso.

Tú vocación no va a ser perdurable antes que no sea sacudida. Si quieres escuchar más, no te lo pierdas el miércoles que viene.

Vamos a ponernos de pie, mis hermanos, y vamos a orar. Padre, en el nombre de Jesús, reconocemos que estamos delante de ti, oh, Dios. Reconocemos que Tú tienes un llamado sobre nuestras vidas, Señor. Tú nos llamas, deseas que nosotros podamos vivir acorde con los deseos que Tú tienes para nuestros corazón; para nuestra vida como iglesia.

Y, Señor, Padre, lo que yo estoy diciendo… yo sé que nos reímos pero es algo bien serio, Señor. Porque no se nos hace fácil lidiar con ese zarandeo que viene en nuestras vidas. Al menos por esta primera parte, en las cosas que he compartido, Señor, yo te pido que Tú nos ayudes a comenzar a reflexionar en nuestro interior, bien profundo en nuestro corazón, Señor.
Que así como Tú trataste con tus discípulos, aquellas personas… esos hombres que caminaron tan de cerca contigo, Señor, y vieron maravillas de parte tuya. Así también Tú caminas en el día de hoy Tú también. Y Tú quieres tratar con nosotros; Tú quieres sacar también lo mejor de nosotros. Tú quieres que a través de la vida nosotros podamos ser zarandeados para sacar lo más valioso que Tú buscas en medio de nuestras vidas.

Así que Señor, en medida que continuamos meditando en esta Palabra, Señor, que estamos escuchando todos estos mensajes de el mover tuyo en medio de esta iglesia, en medio de nuestras vidas. El mover en Tú espíritu, Señor, y de cómo Tú deseas que seamos una iglesia de poder y de autoridad; yo te pido que también nos ayudes a meditar concerniente a esto; cómo Tu quieres trabajar nuestro carácter, trabajar nuestra persona para que podamos ser siervos efectivos, discípulos radicales comprometidos contigo, con Tu reino.

Padre, yo te pido que Tú bendigas a mis hermanos y hermanas en esta noche a medida que ellos salen de aquí, de este lugar, Padre, que esta palabra pueda salir haciendo eco en sus corazones y que los provoque a seguir buscando, estudiando más de Ti, Señor. Para ver qué descubrimos en la riqueza de Tu palabra, Señor. Que sea de bendición a nuestras vidas.

Permite que esta noche podamos tener un sueño tranquilo, reparador, mi Dios. Y que mañana, si así Tú lo permites, ¡guau! Nos levantemos como si hubiésemos dormido toda una semana corrida, Señor.

Así que, Padre, bendice a mis hermanos y hermanas. Te damos la honra y la gloria a Ti, Señor. Celebramos lo que Tú haces en nuestras vidas. Y a Ti te damos las gracias, en el nombre de Jesús. Amén. Y Amén. Mis hermanos Dios les bendiga.

La gran Comisión

18 de octubre del 2010 - Por Fanny Rodríguez

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” Mateo 28:19-20

En días pasados, estaba con deseos de ver una película y cambiando de canal, me encontré con una historia muy bonita que me ministró. No te estoy animando a ver televisión, ¡Ojo! El personaje principal un estudiante de sexto grado al que el profesor de Estudios Sociales les asignó buscar una manera en que ellos podían aportar a la humanidad en alguna manera. Este niño no esperó sino ese mismo día invitó a un indigente a su casa (su mamá estaba trabajando) le dio de comer y lo organizó para que pasara la noche en el garaje. La mamá que era alcohólica llegó del trabajo, bebió y se durmió.

Al día siguiente al levantarse la mamá se encontró con el hombre, se asustó, lo gritó y hecho de la casa. El niño no tuvo chance de explicarle; solo le dijo que era parte de una tarea de la escuela y se marchó enojado. En la escuela los niños explicaron sus ideas de cómo reciclar y otras actividades que ayudarían al medio ambiente. Pero este niño hizo un esquema en el que representaba una pirámide de personas, el en la punta tres personad debajo de el y otras tres personas debajo de cada una (9 personas), y otras tres debajo de estas y así sucesivamente. Explicando que si el lograba ayudar a tres personas a restaurar su vida y esas a su vez otras tres etc. entonces el mundo sería transformado. El profesor le dijo que era una buena idea pero solo una utopía. Mientras tanto la mamá se dirigía a la escuela enojada con el maestro que no sabia lo que el estudiante había hecho.

El niño sigue persistiendo en ayudar y logra su objetivo con perseverancia y valor a costa de un gran precio. La película se llama ‘Pay forward’ págale a otro, no te doy más detalles por si la quieres ver. Pero mientras escuchaba la sabiduría de este pequeño y la seriedad con que tomó esta misión de ayudar a la humanidad, pensaba en nosotros, todos los que hemos recibido el regalo maravilloso de la salvación. Nosotros si que podemos transformar el mundo por que nos movemos, hablamos y ayudamos en el poder del Espíritu Santo, que es como dinamita. No será, que no se nos ha alumbrado el entendimiento y estamos tan ocupados en las actividades cotidianas que nos hemos olvidado del mandato del Señor y pensamos que con ir a la iglesia y hacer unos cuantos ejercicios religiosos, es suficiente? La oración, el congregarnos, el estudiar la palabra, buscar santidad y todas las disciplinas espirituales son importantes; pero el mandato importante es ”Hacer discípulos…” Cuando fue la ultima vez que le hablaste del Señor y su amor a una persona y la invitaste a la iglesia, la célula, un retiro, etc.

Padre Celestial ayúdame a organizar mis prioridades, de tal manera que aproveche el tiempo para ayudar a transformar este mundo. No quiero estar quejándome de la situación que estamos viviendo, sino considerar: ¿que estoy yo haciendo para traer tu reino? Dame sabiduría, discernimiento y denuedo para acercarme a personas necesitadas de un encuentro con el Señor. Ayúdame a sembrar tu palabra sabiendo que aunque la persona no te acepte en ese momento, la semilla quedará sembrada. Gracias por tu amor y tus bendiciones, en el nombre de Jesús. Amén.

Un momentum, un ímpetu divino

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Quisiera compartir con ustedes algunas cosas que el Señor había puesto en mi corazón ya hace un mes y medio atrás, más o menos, podría decir yo, hoy más bien lo que voy a hacer es completar un poco más un mensaje que yo traje un miércoles comenzando el mes de septiembre, hace ya varias semanas atrás. Y tiene que ver con esta idea del mover de Dios en medio de nuestras vidas.

Y mucho de esto sale inspirado de toda esta serie que nuestro pastor Miranda ha estado predicando concerniente al libro de los Hechos, y cómo la iglesia en el libro de los Hechos experimentó un mover de Dios en medio de sus tiempos. Y fue un mover de Dios que no dependía de las circunstancias en las cuales ellos estaban viviendo, los cuales por algún lado se puede decir, que eran circunstancias negativas, era una ambiente que en alguna forma se oponía a todo lo que la iglesia estaba experimentando, pero con todo y eso, había un mover, había un momentum por así decirlo, un ímpetu de parte de Dios que se estaba moviendo en medio de sus discípulos y todos aquellos que decidían creer y aceptar su palabra.

Y yo creo, mis hermanos, que en la misma forma esas palabras que, o esas cosas que sucedieron en la iglesia de los Apóstoles hace siglos atrás, yo creo que Dios también lo está haciendo en medio de nosotros, en distintas formas. Pero que para nosotros poderlas discernir hace falta que nosotros precisamente tengamos eso, el discernimiento correcto en nuestra mente, en nuestro espíritu, la intensión correcta de nuestro corazón.

El martes pasado yo estaba en una de las reuniones de COPANI y estuvo predicando el superintendente de las iglesias metodistas libres del área del noreste de los Estados Unidos. Es un hombre americano y mientras él predicaba me estuvo tan particular porque él también comenzó a predicar del libro de los Hechos, y yo me decía, guau, ya el libro de los Hechos me sale por los poros. Pero algo hay en medio de esto, hay un propósito en medio de esto. Y ciertamente este hombre, mientras él iba predicando, al principio yo no se los puedo negar, yo estaba un poquito medio resistente a la forma en que él estaba comunicando, pero a mitad de mensaje este hombre se quebrantó. Yo creo que él se quitó su sombrero de pastor, superintendente de las escuelas metodistas y comenzó a hablarle a todos los pastores y pastoras que estaban allí como uno más de ellos.

Y a mí me fue tan particular el poder escucharlo a él decir, yo anhelo, yo tengo hambre, yo tengo sed de ver un mover de Dios en medio de nuestro tiempo. De verdaderamente poder ver esos milagros que ocurrían o que ocurrieron en la iglesia de los Hechos, de ver esos milagros ocurrir ahora en medio de nuestros tiempos, o de verlos en alguna otra forma, pero el mero hecho de que se manifieste algo y de nosotros poder saber y entender que Dios estaba en medio de esas circunstancias. Eso es lo que él estaba diciendo que anhelaba y deseaba ver.

Él no hizo una pregunta, qué tenemos que hacer nosotros para poder ver y comprender eso? Y yo no les puedo decir que yo tengo una respuesta específica o acertada, sí puedo mencionar algunas cosas que nosotros podemos hacer, pero, en gran parte ese mover, ese momentum. Y entienden a lo que me refiero con momentum. Yo mismo lo voy a explicar, pero me refiero a ese ímpetu. Es como una energía que proviene de Dios que nosotros no la podemos manipular sino que viene directamente de él.

Yo puedo mencionar este hecho reciente del cual todos nosotros hemos estado escuchando en las noticias, de los 33 mineros que salieron salvos de cuántos pies de profundidad? 2300 pies, 2600 pies bajo tierra, más sin embargo todos lograron salir.

Sí, obviamente los médicos dicen que van a tener complicaciones en el funcionamiento de sus pulmones, sus ojos que tal vez tanto tiempo que estuvieron en la oscuridad y ahora al ver la luz del sol, pero ¿Saben qué? Dios se las inventa para hacer de las suyas con la gente. Y a mí no me extrañaría que Dios decida contradecir las palabras de todos esos médicos que han hablado de las complicaciones que estos hombres van a tener y que esos hombres estén sanitos y salvos de aquí a par de semanas.

Pero yo lo más que a mí me impactó de esto fue el testimonio que esos hombres dieron delante de todo el mundo. Cuando cada uno iban saliendo con esa camisa que decía, Gracias, Señor Jesús así sobre sus hombros, y en la parte de atrás el verso del salmo 95, creo que es, salmo 95, verso 4, “las profundidades de la tierra y la anchura de los cielos está en la palma de la mano del Señor”.

Así que esos hombres sabían muy bien dónde ellos estaban. Y esos son los moveres, esos son los ímpetus, esos son los momentum que Dios está aprovechando para dejar saber que él está en acción en medio de la tierra, que él está haciendo algo en medio de su pueblo, que aunque tal vez habrá muchas personas que niegan su mover, que niegan su existencia, pero Dios aún en medio de todas esas cosas nos deja saber a nosotros, ah, I am not done, yo todavía no he terminado, yo estoy bien activo en medio de ustedes.

Pero nosotros tenemos que aceptar y recibir eso, mis hermanos. Y es por eso que yo me he movido a compartir esto con ustedes. Y yo espero que esta meditación de mi corazón llegue a algún rincón de su corazón y que le anime a usted poder comprender cómo Dios se mueve en medio de su vida.

Pero yo titulé este mensaje “Un momentum, un ímpetu divino”, un ímpetu, un mover. Y cuando hablo de momentum yo me imagino que usted en algún momento en su vida ha experimentado lo que es un momentum, ¿verdad? Suena redundante pero me entienden por donde voy. Es uno de esos momentos como que cuando usted se levanta por la mañana, usted se levanta con un sentido de energía y no hace más que poner los pies en el piso y ya los pies le cayeron en las chancletas rápido, no las tuvo que buscar, las chancletas estaban ahí, puso sus pies. Y fue de momento a la cocina y no tuvo que estar morroso buscando el café sino que ya fue… ya estaba, lo prendió y empezó a funcionar.

Es el tipo de día como que todos los pensamientos le empiezan a fluir uno detrás del otro y con una lucidez que usted dice, guau, espérate, qué me pasó a mí hoy? O si les doy un ejemplo más exacto, es como si usted viniera por la Mass avenue, digamos que usted venga desde Symphony Hall a llegar acá, y de repente en una forma milagrosa todas las luces se ponen verdes una detrás de la otra, y es como que se dividió el Mar Rojo delante de mí. Eso es un momentum divino. Como que Dios permite que todas las cosas se orquesten en favor de usted.

Si usted ha participado en algún deporte hay veces que en los deportes se experimenta esto mucho. Que cuando usted como que desde que usted sale del bloque hasta que llega a la línea final, es como que todos sus movimientos están fríamente calculados y usted no lo está haciendo con presión o con tensión, sino que todas las fibras de los músculos de su cuerpo están fluyendo de tal forma que cuando usted viene a ver si se acabó la competencia, usted llegó primero.

O que si usted está cocinando un bizcocho, un pastel, una torta o algo y antes tal vez usted leía la receta y era como que qué difícil, que punto viene ahora, y de repente, lo tira en la batidora y la harina salió volando por todos lados. Pero ahora cuando usted está en un momentum es como que todo fluye y cae y el pastel sale al final una delicia.

Me entienden por dónde voy con el momentum? Cuando yo hablo de un momentum divino, me refiero precisamente a eso, mis hermanos, me refiero al mero hecho que es como que Dios está metido en cada uno de las cosas, una detrás de la otra, y todo funciona para que los hijos y las hijas de Dios puedan crecer y experimentar lo que Dios está haciendo en medio de ellos.

Ahora, puede ser que los ejemplos que yo mencioné funcionan como quien dice, bajo las circunstancias correctas, como que cuando todo funciona perfectamente bien. Pero lo bueno de ese ímpetu de Dios es que no todo tiene que estar perfectamente bien para nosotros poder saber que Dios está en medio de las cosas. No todo tiene que estar bien del 1 al 10, de la A a la Z sino que Dios permite que todas las cosas operen como él intenciona.

Es más, aún en medio de la oposición, mis hermanos, el Señor se encarga de que esas cosas que parecen ser opuestas a lo que nosotros como hijos e hijas de Dios deseamos ver, Dios se encarga en que esas cosas funcionen, como dice la Escritura, para el bien de aquellos que aman a Dios.

Miren, déjeme darle algunos ejemplos en la Escritura de personas que experimentaron un momentum divino. Hay muchas personas pero me voy a enfocar en algunos. El primero que a mí se me ocurrió fue el personaje de José en Génesis. José el soñador, en Génesis, Capítulo 39, miren esto.

Obviamente nosotros sabemos que José vivió una serie de cosas de principio a final que podrían parecer que eran injustas basada en los sueños que Dios le había dado a José. Obviamente sus hermanos primero que nada sintieron envidia de él. Fue el primer cantazo que él recibió. De ahí lo tiraron a un pozo, del pozo lo sacaron y lo vendieron como esclavo. Después que lo vendieron como esclavo terminó siendo el guardador de Potifar, el que mantenía la casa, el mayordomo de la casa de Potifar. Obviamente allí hubo una conspiración en contra de él de parte de la esposa de Potifar, y dónde terminó de nuevo? En una cárcel. Y después de que estuvo ese tiempo en una cárcel, que supuestamente fue casi un período de 2 años, cómo terminó después? Interpretando uno de los sueños del faraón y después de haber interpretado ese sueño, el faraón lo puso como gobernador.

Miren que cosa. O sea, todas las circunstancias que podrían haber sido adversas a él, pero saben cuál fue la clave en todo esto? Miren cómo dice Génesis, Capítulo 39 verso 2, esto es algo que se repite en varias ocasiones, el verso dice:

“… Más Jehová estaba con José y fue varón próspero y estaba en la casa de su amo, el egipcio, y vio su amo que Jehová estaba con él….”

Más adelante en el verso 21, una vez más se repite: “…. Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel…”

Y una vez más el verso 23 enfatiza que “… porque Jehová estaba con José y lo que él hacía Jehová lo prosperaba…”

Cuando yo leo esos versos para mí es un ejemplo perfecto de un hombre que está en un momentum divino que a pesar de las circunstancias que se le aparecían en su vida, Jehová estaba con él. Y no importando lo que sucediera, las personas que conspiraran en contra de él, como Dios estaba con él y tenía un propósito, una intención con él, Dios se encargó de que todo funcionara en su favor.

Miren este otro ejemplo, en Éxodo, Capítulo 1, miren lo que habla acerca del pueblo de Israel, verso 7 dice:

“…. Y los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, y esto vino obviamente después de la muerte de José, muchos años después de la muerte de José… fructificaron y se multiplicaron y fueron aumentados y fortalecidos en extremo y se llenó de ellos la tierra. Entre tanto se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José, por ende no conocía el legado de José, y dijo a su pueblo, “He aquí que el pueblo de los hijos de Israel es mayor y `más fuerte que nosotros, ahora pues, vamos a ser sabios para con él para que no se multiplique y acontezca que viniendo guerra ellos también se unan a nuestros enemigos y peleen contra nosotros y se vaya de la tierra. Entonces aquí fue donde comenzó el proceso de esclavitud de los israelitas. Entonces, pusieron sobre ellos comisarios de tribus que los molestasen con sus cargas y edificaron para faraón las ciudades de almacenaje, el verso 12, miren como dice, pero cuanto más los oprimían tanto más se multiplicaban y crecían de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel…”

Miren esto, que interesante mis hermanos, hablando de un ímpetu divino. El pueblo de Israel sabíamos que era el pueblo del pacto de Dios, el pueblo escogido por Dios, y aunque muchas veces este mismo pueblo se olvidaba de Dios, Dios con todo y eso no se olvidaba de las promesas que tenía sobre ellos. Y aunque otros pueblos trataren de oprimirlos, de ser una opresión para ellos, de tratar de frenarlos, de disminuir lo que estaba aconteciendo con ellos, nada podía contener lo que Dios estaba haciendo en medio de ellos.

Me siguen por donde voy? Cogieron bien esa idea de lo que dije? No es que el pueblo de Israel necesariamente se estuviese multiplicando ellos por su propia intencionalidad, aunque claro que sí había algo de eso, pero lo que más yo veo aquí es que nadie podía contener lo que Dios estaba haciendo en medio de ellos.

Hay veces que el momentum puede parecer que va en una forma reversible, por así decirlo. Se acuerdan del personaje Job en la Biblia? Qué fue lo que le pasó a Job? Una cosa detrás de la otra, iba como quien dice, en descuento. Le estaban haciendo una resta total. Es como si el IRS le estaba cobrando todo a Job. Iba una detrás de la otra. Ah, tus hijos…. Los cojo. Tus vacas… las cojo. Tus cabras, tus caballos, tus gallinas, tus gallos, todo lo que tu tienes… te lo voy quitando. Tu esposa también, dámela. Te la cogieron. Tu salud… la voy a apuntar ahí también. Es como que una cosa detrás de la otra se la iban quitando. Más qué fue lo que pasó al final? Dios se le devolvió todo otra vez. Dios se lo devolvió todo otra vez.

Miren, ¿Saben qué? Una vez, esto yo lo compartí cuando hice este mensaje, porque lo hice en el contexto de un servicio de los miércoles. Cuando yo empecé a dirigir los servicios de los miércoles, yo sentí que yo iba en un momentun regresivo también, por así decirlo. Y estoy hablando que esto fue como hace tal vez, como unos 3, 4 años atrás más o menos. Y yo recuerdo que cuando yo empecé, que el pastor me dijo, Omar, mira encárgate tu de los servicios de oración, yo sé que Dios está contigo. Echa mano. Vamos a ver cómo Dios hace crecer esto. Uy, yo ahí bien confiado, vamos a ver cómo Dios hace crecer esto? Y yo recuerdo que las primeras veces que estábamos aquí los servicios de los miércoles, tal vez llegaban como unas 40 personas más o menos, diría yo, que llegaban los miércoles a orar. Y obviamente en aquel entonces yo recuerdo que mi hermano Gonzalo estaba aquí solo con la guitarra, y él dirigía la alabanza y la oración y entre él y yo nos turnábamos de vez en cuando. Y como que mientras el tiempo iba pasando, mis hermanos, yo no sé qué pasó, que de 40 bajamos a 30, de 30 bajamos a 20 y así seguíamos por el estilo y hasta que llegamos al punto como que yo digo, con mucho respeto, que habíamos 2 ó 3 pelagatos aquí reunido los miércoles por la noche. Y yo triste solito con la guitarrita también. Y yo me decía, ay, Señor, y ahora qué hago?

Y yo venía donde el pastor y lloraba, pastor, no, no está viniendo la gente. Tu crees que deberíamos seguir con los servicios de oración? Sigue. Sigue. Sigue que como le decía a José, Jehová está contigo. Y te prosperará.

Pero miren, mis hermanos, yo llegué a un punto literalmente, yo creo que estos personajes que yo he mencionado de la Biblia también, tuvieron que haber sentido eso en un momento, porque hay momentos en los que uno desea tener ese momentum pero como que no lo hay. Uno desea ese second wind, ese aire que venga y levante a uno, pero no llega y uno se siente frustrado a veces. Y uno como que, guau, Señor, será algo que yo estoy haciendo, o algo que no estoy haciendo?

Y yo recuerdo que yo comencé a orar y yo me dije, Señor, yo necesito que tu empieces a proveer a esto, no tan solamente provee la gente que pueda venir y sacar tiempo para orar, pero provee otra cosas, otros recursos que me ayuden con este servicio porque yo estaba viendo así, es un servicio de la iglesia. Yo me decía, cómo va a ser que en una iglesia de 900 plus miembros, que solamente llegue un miércoles por la noche a orar 15 ó 10 personas nada más. Eso no hace justicia, como que no cabía en mi cabeza. Yo estaba tratando de razonarlo, pero no me cabía en mi cabeza. Y yo comencé a orar y yo, mira, Señor, tu te vas a encargar de proveer poco a poco. Y yo recuerdo que mi hermano Gonzalo seguí viniendo, de repente, empezó a llegar mi hermana Raquel y me ayudaba cantando. Y yo, pues ya no estoy cantando yo solo, y ahí nos batíamos en aquel entonces, llegó nuestro hermano Bruno también y empezó a ayudarnos en la alabanza. Después llegó Enrique, con su esposa Dulce, después llegó mi hermana Mirsa, y como que, guau, espérate, esto se está poniendo bueno porque a medida que crecían las cosas acá arriba, empezaban a crecer las cosas acá abajo. Y de 30 subimos a 40, de 40 subimos entonces a 50 y seguía viniendo la gente y yo me decía, guau, Señor, gracias, tu estás escuchando mis oraciones. Y yo recuerdo que también llegó mi hermano Rafael, y mi hermano Rafael, yo siempre lo identifico porque era una persona muy particular. Él siempre venía aquí a la oficina y me animaba, y me decía, Omar, sigue orando porque tu verás que los miércoles va a ser un servicio de bendición y mucha gente va a llegar para recargar sus baterías a lo largo de la semana. Y yo, amén. Yo celebraba eso.

Y miren, mis hermanos, el mero hecho de que ahora están viniendo aproximadamente 90 personas los miércoles por la noche y yo lo celebro como si fuera un servicio así de domingo total. Lo que parecía ser un momentum que iba en cuenta regresiva de alguna forma u otra, Dios lo tornó en un momentum de forma que va adelantándose ahora. Porque no es el mero hecho de que yo quiero ver un grupo de personas aquí un miércoles por la noche, sino es el mero hecho de que entonces yo estoy entendiendo de que la gente está sacando el valor de lo que es separar esos momentos para orar, para venir y congregarse, para buscar al Señor, para ver la cara de los hermanos y hermanas otro día durante la semana, que no necesariamente es el domingo.

Oigan, mis hermanos, y cómo disfrutamos de la presencia del Señor aquí los miércoles. Cómo se disfruta. O sea, yo sé que aquí los domingos se disfruta también, pero que hay como que una, diría yo, una formalidad y aunque los miércoles no se pierde esa formalidad, es otra. Aquí los miércoles la gente se siente libre de venir al altar, de reír y sentarse por ahí, quitarse los zapatos si quieren, y estar, como quien dice, en la presencia del Señor y disfrutar de esa hora y media completa. Así que un anuncio pagado, ya saben, mis hermanos, espero verlos los miércoles por la noche.

Tenemos cuido de niños también que estamos haciendo los miércoles por la noche. So, si eso le funciona a algunos también. Tenemos el estacionamiento del Boston Water …. Hasta julio también, so, si le preocupa el estacionamiento, lo tenemos ahí. Así que, vamos a ver a cuántos veo el miércoles por la noche.

Pero miren, mis hermanos, déjeme decirles algo, déjeme hacer una pregunta, qué puede detener un mover de Dios? Qué puede detener ese momentun de Dios? Y una de primeras cosas que yo puedo decir es que no estemos en la mentalidad correcta, que no estemos en la sintonía correcta con Dios.

Primera de Corintios, Capítulo 2, el Apóstol Pablo habla de lo siguiente, él menciona que “…Dios mandó a su espíritu, que nadie conoce las Dios como el espíritu de Dios, pero Dios nos las reveló a nosotros por su espíritu, porque el espíritu todo lo escrudiña, aún lo profundo de Dios, ─estoy leyendo en Primera de Corintios, Capítulo 2, versículo 10 ─ …. Porque quién de los hombres sabe las cosas del hombre sino el espíritu del hombre que está en él. Así tampoco nadie conoce las cosas de Dios sino el espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el espíritu que proviene de Dios para que sepamos lo que Dios nos ha, miren esta palabra que bella, lo que Dios nos ha concedido…”

Óigame, lo que Dios me ha concedido es algo muy distinto como si hubiese dicho, lo que Dios está pensando darles. O lo que Dios está planeado hacer en un futuro. Cuando dice lo que Dios ha concedido, es qué? Que ya está hecho. Es algo que ya está hecho. Y obviamente nuestra mente humana lógica no puede percibir eso, no lo puede entender, pero como Dios nos ha dado a nosotros su espíritu, entonces sí nosotros lo podemos entender. y lo que Dios ha concedido no es algo que necesariamente se vea a nivel tangible, pero sí sabemos que si Dios lo ha concedido es porque él lo ha decretado, lo ha dicho ya, en algún lugar en los cielos está hecho. Y nosotros como bien cantaba nuestro hermano Jorge Michel ahorita, nosotros no andamos por visto sino que andamos por fe, estamos viendo las cosas que no se ven así es como si se fueran, exacto.

Por lo tanto, si ya Dios lo concedió, aunque no se ve, yo creo que él lo concedió y ando como que ya lo tengo, como que es algo que está en mí. El yo estar en la mentalidad correcta me ayuda entonces a percibir bien cuando Dios está haciendo algo para entonces yo poder correr con esa misma ola de Dios.

Pero qué más lo puede detener, mis hermanos? Incredulidad. Si yo no tengo fe, yo puedo parar, yo puedo cortar, yo puedo castrar cualquier movimiento que Dios pueda tratar de hacer. Hay que tener ese sentido, esa dimensión de fe de que Dios verdaderamente está haciendo algo. Ahora, yo no estoy diciendo, que necesariamente esto va a ser algo duradero porque no todos los días se cogen las luces verdes en masa desde Symphony Hall hasta acá. Obviamente. Hay momentos en los que esto se da. Y yo creo que Dios lo hace y lo intenciona así. Obviamente si nos está dando la misma cosa todos los días, miren, nosotros vamos a crecer como niños y niñas engreídos, como que Papá me da lo que yo quiero todo el tiempo. Y eso es necesariamente lo que Dios hace. Dios sí nos da, nos da como quien dice, estos insumos para que nosotros podamos ver que él sí está ahí.

Ahora, hay algo bien importante mis hermanos, y esto fue algo que yo lo aprendí de cuando lo prediqué hace eso varios miércoles atrás, y ahora mientras lo estaba revisando de nuevo yo, como que, re calculé algunas cosas en mi mente. Porque yo me estaba diciendo que no es que uno pueda manipular un mover de Dios, pero sí uno lo puede provocar. Eso era lo que yo entendí. Yo no puedo manipular, yo no puedo decir, voy a orar tantas horas, voy a ayunar tanto tiempo, voy a visitar a tantas personas en el hospital solamente para que Dios haga algo en mi vida. Yo no puedo manipular a Dios de esa forma.

Esas cosas que yo acabo de mencionar, las tengo que hacer. Qué yo puedo hacer? Yo tengo que seguir orando. El momento que yo deje de orar, eso es gasolina que yo voy perdiendo. Al momento que yo dejo de ser dadivoso y generoso con personas a mi alrededor, con la iglesia. Y no estoy hablando necesariamente de dinero, yo estoy hablando de mi tiempo, de mi fuerza, de mis energías. Al momento que yo acorte mi mano concerniente a esas cosas, esa gasolina se va a ir bajando, bajando, bajando.

El momento que yo dejo de congregarme, eso es otra cosa que va a disminuir la intensidad con que yo pueda experimentar ese mover de Dios. Acaso no hay un texto en la Biblia que dice, hermanos, os insto, no dejen de congregarse como algunos tienen de costumbre. Y yo no estoy diciendo que alguno de ustedes tengan esa costumbre aquí, porque yo sé que todos ustedes siempre vienen, excepto los miércoles y espero verlos ahora.

Pero miren, esa idea es bien importante, mis hermanos. Saben que soy un fanático del servicio de los miércoles, ¿verdad? Pero miren, mis hermanos, esto es ciencia básica. Cuando usted está haciendo barbecue, si usted toma una carbón y lo separa de donde está el resto de los carbones encendidos, qué va a pasar con ese carbón? Se va a apagar. Usted cree que ese carbón va a coger fuego por sí solo? No. Acaso no pasa lo mismo cuando nosotros dejamos de venir a la iglesia por algún tiempo, por alguna razón, o por alguna circunstancia? No hacemos, ah sí, Gonzalo, yo sigo orando en mi casa. Dios me escucha a mí en mi casa. Mira, amén, gloria a Dios. Dios te escucha aunque tu estés en el tope de Mount Washington, por ahí arriba en New Hampshire, Dios, es más, allá te va a escuchar más todavía porque vas a estar más cerca del cielo. Pero no significa que una cosa va a reemplazar a la otra.

Dios tenía un propósito con la formación de la iglesia. Dios tenía un propósito con que este cuerpo tomara su forma, con que cada cual con sus mañas y con sus vainas, pero que todo el mundo pudiese venir aquí y congregarse, calentarse unos a otros, poder entender que ahí, en esa unidad hay un misterio que Dios opera, hay una fuerza, hay un ímpetu, hay una energía que Dios infunde sobre esa Congregación, sobre dondequiera ese cuerpo esté reunido que promueve algo que proviene del corazón de Dios.

Y claro está, aunque somos parte de un grupo, de un contexto de personas de distintos trasfondos, culturas, y miren, muchas veces, bueno la mayor parte de las veces, no significa que tengamos que ser un cuerpo con personalidades totalmente perfectas, donde todo el mundo se lleve bien. No, mis hermanos, yo no estoy diciendo eso. Van a haber sus traumas. Le van a pisar los callos. Yo se los voy a pisar. Usted me los va a pisar a mí, vamos a tener esos roces, pero eso no implica que esos roces vayan a impedir que nosotros sigamos siendo el cuerpo de Cristo.

Y que así en esa forma entonces nosotros podamos seguir promoviendo ese momentum, ese mover de Dios en nuestra vida como iglesia. Tenemos que tener esa mentalidad correcta, mis hermanos. Mira, Dios sí quiere bendecir tu vida a nivel individual, Dios quiere llenar tu matrimonio, Dios quiere llenar a tus hijos, Dios te quiere bendecir a ti en tus estudios, en tu trabajo, en lo que sea que tu estés haciendo, pero esa bendición no es para que te la disfrutes tu solo, o tu sola, es para que tu también la puedas compartir con otros hermanos y hermanas a tu alrededor.

Es más, otra cosa que yo aprendí, también que yo reconozco que tal vez son pensamientos medio cocinados. Yo decía que tu no puedes correr el momentum de otra persona. Es como quien dice, tu no puedes correr la ola de otra persona. Si usted ve un ejemplo de los surfeadores, los surfistas, los que se meten en esas olas de diez pies para arriba, yo no sé si usted ha visto esto, pero muchas veces cuando ya uno de ellos se montó en una ola, si hay otro que se trata de montar le pasa por encima, porque no se puede detener. Obviamente cuando ya va con ese momentum, no hay quien lo detenga, y si se sale de la ola pues obviamente la pierde. Pero hay veces que hay gente que quieren correr la ola donde uno está montado, y no necesariamente eso se puede hacer así. Usted no puede depender todo el tiempo en las oraciones que otra persona pueda hacer por usted, no puede depender todo el tiempo en que otra persona ayune por usted, o que lea la Biblia por usted, o que vaya a visitarlo a usted. No todo el tiempo se puede depender de eso.

Mira, puedes decir que la ola de esa persona comience una en ti pero una vez que ya tu estás corriendo la tuya, disfrútala y sigue por ahí entonces. Descubre lo que Dios está haciendo en tu vida. Y que tu incites una ola para otros también.

Ahora, mis hermanos, cuando tu veas que ese momentum se ha detenido, como muchas veces se puede experimentar, muchas veces nosotros decimos que esto es el tiempo del desierto en medio de nuestras vidas, ¿verdad? Hemos experimentado eso? Como que la voz de Dios se apaga, como que, hello? Y como que no está ahí. O empezamos a oír otras voces que no tenemos que oír. Miren, como yo siempre digo, mis hermanos, esto es algo que para mí ha sido medicina al alma, cuando usted se encuentra en esos momentos, por favor, no piense que Dios se ha olvidado de usted. Imagínense cómo se sintió José.

Miren, yo hasta tuve que ver una película de niños para poder entender esto. Y válgame que lo vi allá arriba en el … y una vez que estaba pasando y precisamente tenían esta parte de la película de José. Y fue la parte donde le hicieron esa conspiración de parte de la mujer de Potifar y lo metieron en este calabozo. Y en ese calabozo pasó el tiempo cuando el panadero y el copero del rey salieron y José estaba llegando a un tiempo de desesperación, que él mismo de repente en la película, yo recuerdo así, él mismo sale y dice, Dios, dónde estás que todavía estoy aquí metido? Acaso tu no tenías sueños para mí? Y él se echó a llorar, en la película él se echó a llorar, y después de ese llanto de repente sale y dijo, Señor, yo seguiré confiando en ti.

Y ¿Saben qué? Esto es bien interesante porque en el relato de José no necesariamente sale eso. El relato de José no necesariamente dice que José dudó de Dios. No, no dice en el relato bíblico, pero a mí me gustó la creatividad de esa película porque presentó la humanidad de él en un momento. Quién no, después de tantas injusticias que le hicieron, quién no va a decir, bueno Dios, pero ven acá, tu no tenías sueños conmigo? Qué pasó con todos esos manojos de trigo que se inclinaron ante uno que estaba puesto en el medio? Y qué pasó con todas las estrellas que se inclinaron? Acaso no era yo el que estaba en el medio de esas estrellas? Qué pasó Dios?

¿Saben qué? Usted está en todo permiso de sentir o de pensar como que Dios tal vez en algún momento se esfumó, como que se alejó. Pero ¿Saben qué? No se confunda, no se equivoque. Cuidado. Eso no lo estoy haciendo yo, eso usted te lo hace Dios a ti. Dios te dice, mira, te estoy mirando. Podrá parecer que no estoy ahí, pero yo estoy ahí. Que fue lo que pasó con José? Decía, pero Jehová estaba con él y lo prosperaba en todo lo que hacía.

El momentum de Dios no había acabado porque Dios sabía las intenciones que él tenía con ese hombre, y así mismo Dios sabe las intenciones que él tiene contigo. En cualquier faceta que tu estés en tu vida, Dios sabe las intenciones que tu estés contigo.

Miren, a mí me recuerda las cosas que hemos estado hablando concerniente al libro de los Hechos y aún este último pasaje que nosotros hablamos de Hechos, Capítulo 6, cuando habla que los Apóstoles se encontraron con este dilema de las viudas de los judíos y de los griegos, y qué vamos a hacer? Miren, aún en eso, yo recuerdo las palabras que el pastor Greg decía que, tal vez usted se va a sentir que hasta los mismos pastores lo traicionan a usted, o que usted piensa que los pastores no se preocupan por usted o que usted no le importa.

Mira, no deje que su mente humana vaya a impedir el que ese mover de Dios se siga manifestando en su vida, porque ese no es la verdad. Eso es una mentira del diablo por ponerme pentecostal, por así decirlo. Miren, no, mis hermanos, cuando Dios tiene algo, cuando Dios provee esas oportunidades, cuando Dios trae esos momentum, son oportunidades sí para que usted se acerque más a él, para que usted experimente algo nuevo de él, para que usted conozca algo nuevo de usted mismo, de usted misma, y que entonces usted pueda crecer aún más y se pueda convertir en la persona, en el hombre, en la mujer, en el cristiano, la cristiana que Dios tiene verdaderamente intencionado para usted.

Eso es lo que Dios intenciona. Eso es lo que Dios provoca cuando ese ímpetu de vida viene así a nuestras vidas, tanto a nivel individual, como también a nivel congregacional, como cuerpo, como iglesia.

Miren, yo les digo algo, no es que yo me tenga guille fiero de profeta, pero aún yo me atrevo a pensar que esta situación que nosotros como iglesia hemos vivido con nuestro pastor, y aunque está recuperando y le damos gloria a Dios por eso, pero yo me atrevo a pensar, que aún esta situación va a traer un momentum nuevo y distinto, no tan solamente en la vida de nuestro pastor, sino en la vida de nosotros como iglesia.

Qué significa eso? No aplaudan todavía. Qué significa eso? Le puedo decir un secreto? Yo no sé. Cosas que ojo no vio ni oído nunca oyó, cosas que no han subido a corazón de ningún hombre, sino que están guardadas en el corazón de Dios. Esas son las cosas que yo entiendo que Dios va a traer a nuestra vida como iglesia. Cuál es nuestra responsabilidad ahora, mis hermanos?

Miren, solamente les digo esto, como quien dice un preview, y ya voy terminando porque sé que se me acabó el tiempo. Pero no vayan a pensar como que ya sí llegó el pastor de nuevo, ya todo está bien, life as usual. No, no, no. ya el pastor está aquí, él se va a encargar de todas las cosas. No, no, no.

Yo sé que en algún momento nosotros nos enteraremos de todas las cosas que Dios está trabajando con el corazón del pastor. Pero yo espero, y aquí yo les hablo a ustedes también como pastor, como colega del pastor, yo espero que todos nosotros estemos sacando el tiempo, las energías, la intencionalidad para poder descubrir qué es lo que Dios ha intencionado con todo esto aún en nosotros como iglesia.

Las cosas no pueden seguir como siempre han estado. Yo lo creo así, las cosas tienen que ser distintas. Nuevos líderes tienen que surgir. Y no es para reemplazar a líderes existentes, yo no estoy diciendo eso. Puede ser que los líderes existentes necesiten pasar por un renuevo también de alguna forma u otra, pero yo creo que esto va a traer un momentum de parte de Dios, un ímpetu, una fuerza, nosotros vamos a empezar a ver que las luces se van a empezar a poner verdes una detrás de la otra, que tal vez antes nos comíamos las amarillas pero yo creo que ahora va a empezar a llegar un momento donde todas las luces se van a empezar a poner verdes, donde todas las cosas van a empezar a aparecer en su lugar. Y nosotros como iglesia, vamos a podernos levantar a ese nuevo nivel que Dios nos ha estado hablando por mucho tiempo, mis hermanos.

Ahora, qué requiere eso de nosotros? Eso va a requerir que nosotros estemos pendientes a ese mover de Dios, que nosotros hagamos las cosas que tenemos que hacer, que no dejemos de orar, que no dejemos de congregarnos, que no dejemos de dar, de ser generosos con otros a nuestro alrededor, mis hermanos, saben por qué? Porque todas esas cosas van a causar que Dios empiece a infundir algo en medio de ustedes.

Así que yo quisiera orar ahora. Yo le invito a que usted se ponga de pie. Vamos a orar basados en esto, iglesia. Yo no sé si usted tiene el mismo deseo que yo, pero yo me siento movido delante de Dios para buscar ese momentum en mí vida, para buscar ese ímpetu de Dios en mí vida. Yo anhelo y deseo ver ese nuevo mover de Dios en medio de mí, estoy hablando yo a nivel personal. Y yo espero que usted también lo esté deseando sobre su vida también.

Miren, mis hermanos, no tengan temor de algún cambio que Dios pueda hacer a nivel de su pensamiento, de su forma de pensar. Yo creo que para muchos de nosotros nuestra forma de pensar tiene que cambiar. Yo creo que para muchos de nosotros Dios tiene que trabajar bien directo también a nivel de nuestro carácter, cosas bien profundas que están ahí, orgullos que están bien cimentados en nosotros que en vez de promover ese mover de Dios, lo que hacen es que lo limitan y lo detienen aún más.

Y yo creo que Dios está deseando trabajar a esos niveles en medio de nuestras vidas. Si no fuera así, mis hermanos, no sé qué más puedo decir, pero yo lo creo en mi corazón, yo lo creo en mi corazón, que Dios todavía está en acción.

Si lo ha demostrado en formas tan grandes allá en Chile, que lo pueda demostrar en una forma también en medio de su vida, permitiendo que tal vez sus papeles de inmigración de repente sean arreglados. Que tal vez usted siente que su relación con su cónyuge está medio shaky, y de repente usted empieza a experimentar cosas que empiezan a traer un aire nuevo en esa relación.

Mire, es más, si usted quiere experimentar algo nuevo en medio de su relación con su cónyuge no espere a que su cónyuge empiece a hacer cosas para usted. Empiece a hacer cosas usted por su cónyuge y usted verá como las cosas se van a empezar a mover por otra dirección. Tal vez en las primeras semanas, su cónyuge le va a decir, qué tu quieres que te estás portando así conmigo? Qué tu estás buscando? estoy buscando algo pero no te voy a decir todavía. Sigue haciendo lo que estás haciendo, lo que Dios te mueva a hacer. Ora por tu esposo, ora por tu esposa, unge la almohada donde duermen con aceite aunque huela mal después, pero úngela. La silla donde se sienta comer en la mesa, pon tu mano sobre esa silla y diga, Señor, que así de bueno que le caiga el café, que así también le caiga yo. Haz lo mismo por tus hijos, por tus hijas, y hazlo también por ti mismo, por el bienestar de tu propia vida. Pide al Señor que llene tu vida, pide al Señor, mira Dios, yo quiero experimentar un mover tuyo, a pesar de las distintas oposiciones o circunstancias que yo pueda experimentar en mi vida, yo quiero sentir que tu estás conmigo, yo quiero poder expresar como dice de José, que a pesar de las circunstancias Dios está conmigo y me hacía prosperar en todo lo que yo hacía. Pídelo así delante de Dios.

Obviamente mira, para tu poder experimentar esa prosperidad de parte de Dios, de nuevo, tu vida tiene que estar en el lugar correcto. Si tu vida y tu corazón no están en el lugar correcto delante de Dios, esa prosperidad yo creo que te vas a tardar en experimentarla. Pero si tu arreglas tus cuentas con Dios, si pides perdón en lo que hay que pedir perdón, si empiezas a cambiar tus actitudes donde hay que cambiar las actitudes, tus pensamientos, tus palabras, mira, yo estoy seguro entonces que Dios va a empezar a traer esa bendición en tu camino.

Así, Padre en el nombre de Jesús, yo he expresado, he comunicado este mensaje, esta palabra con mis hermanos y hermanas, y yo reconozco que cada uno de ellos está en distintos lugares en su jornada de fe, en su jornada de vida, en su jornada de familia, en su jornada personal, están en distintos niveles, Señor. Y yo me atrevo a decir, y confío que tu estás en cada uno de ellos, que tu te encuentras con ellos dondequiera que ellos estén, Señor. Como diría el pacto de un matrimonio en el altar, en enfermedad o en salud, en tristeza o en alegría, en pobreza o en riqueza, tu también estás ahí con cada uno de ellos, Señor. Y yo solamente te pido, Señor que ellos puedan, bueno, déjame decirlo así Dios, como dijo Elías con su siervo, yo te pido que tu abras nuestros ojos para poder ver tu poder en medio de nuestras vidas, para poder ver esa legión de ángeles que está alrededor de nosotros.

Y Señor, que nosotros podamos discernir tu mover, tus intenciones en medio de nuestras vidas, que no seamos tan endebles, Señor, que no seamos tan frágiles en nuestras vida de fe, en nuestra perspectiva de vida, Señor, sino que nosotros podamos mantenernos enfocados y saber que a pesar de las circunstancias, que no importa lo que venga a nuestra vida, Señor, que podamos tener el valor y la firmeza de decir y declarar que tu estás ahí en medio de las cosas, que tu puedes estar con nosotros en las profundidades de la tierra, Señor, como lo hiciste en Chile hace varios días atrás, como también puedes estar con nosotros en las alturas, mi Dios, como también puedes estar con nosotros caminando por el colmado, mi Dios.

Tu estás con nosotros en todo momento. Padre, permite que nosotros como iglesia podamos abrirnos a tu mover, a tu momentum, a tu ímpetu, Señor, que nuestro corazón pueda abrise a esa energía que tu anhelas y deseas derramar sobre cada uno de nosotros, Señor, ven y llénanos, mi Dios, llénanos con tu vida, llénanos con tu amor, llénanos con tu fuerza, Señor, ahora mismo en el nombre de Jesús yo te pido que tu quebrantes cualquier cosa que pueda detener a mis hermanos y a mis hermanas de experimentar tu mover en medio de sus vidas, Señor. Y yo desato ahora, Jesús, que tu espíritu se mueva sobre cada una de sus vidas, Señor, en formas nuevas, en formas refrescantes, Señor, en formas sutiles como también en formas obvias, que ellos puedan saber y confirmar que tu estás en medio de ellos y que todos juntos podamos decir, Jehová está conmigo. Jehová es el que hace prosperar mi caminar. Jehová es el que hace mis piernas fuertes para poder andar en mis alturas como tu también intencionas.

Te damos a tu ti la gloria y la honra, Señor, en el nombre de Jesús. Amén y amén. Gracias Dios.

Hasta aquí el Señor me ha ayudado

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Escuche bien lo que dice la palabra del Señor en Primera de Samuel, Capítulo 7 versículo 12: “….Tomó luego Samuel una piedra y la puso entre Mizpa y Sen y le puso por nombre, Ebenezer, diciendo, hasta aquí nos ayudó Jehová…”

Puede decirle a su hermano, hasta aquí el Señor me ha ayudado. Puede decírselo? Hasta aquí el Señor ha abierto caminos. Hasta aquí el Señor ha mostrado su sanidad. Hasta aquí el Señor ha mostrado su provisión. Hasta aquí el Señor ha estado conmigo. Usted lo cree? Usted puede recordar un momento? Cierre sus ojos un momento y en estos pocos minutos vamos a tratar de hacer una memoria de a cuántas veces el Señor ha provocado su Ebenezer en nuestras vidas.

Cierre sus ojos un momento y recuerde a lo mejor una enfermedad, recuerde a lo mejor un problema familiar, un problema financiero, recuerde a lo mejor alguna situación incómoda donde solo la mano del Señor provocó el Ebenezer en su vida. No lo provoca emoción recordar el toque del Señor en un momento oportuno, en un momento determinado? Entonces, quiero invitarlos a celebrar el Ebenezer diariamente en nuestras vidas.

Cuando nosotros celebramos el Ebenezer en nuestras vidas, estamos celebrando la mano poderosa, la mano de provisión, la mano prodigiosa de nuestro Dios todo poderoso. Cuántos dicen amén?

Ebenezer, saben lo que significa Ebenezer? Significa piedra de ayuda, piedra de ayuda significa Ebenezer. Saben lo que movió al profeta a declarar el Ebenezer para el pueblo? Era el compromiso que el pueblo había tomado con Dios de dejar todos los dioses ajenos, de dejar toda una vida de paganismo, de dejar todos unos hábitos que no estaban de acuerdo a lo que Dios estaba exigiendo de su pueblo.

Si usted puede leer el Capítulo 7 en el versículo 1 se da cuenta, 1, 2 y 3, se da cuenta cómo Samuel comienza a desafiar al pueblo, dejen de vivir de esa manera. Si quieren nuevamente la gracia del Señor en medio de este pueblo dejen de vivir como están viviendo. Muchas veces el pueblo de Dios pierde la gracia del Señor porque comenzamos a mirar a Dioses ajenos, porque comenzamos a mirar las cosas que el Señor nos ha encargado que no miremos.

Esta palabra Ebenezer vino a mi corazón, es una palabra muy evangélico. Cuántos son evangélicos de nacimiento? Esto todos los años no escucho un sermón del Ebenezer, y qué significa? Hasta aquí nos ayudó Jehová. No, significa, piedra de ayuda.

Y me remonta a esta gran declaración de Pedro, en Mateo, Capítulo 16, versículo 18, la gran declaración de Pedro y dice:

“… Y tu Pedro, quién dices que soy yo? Y saben lo que le dice Pedro, Tu eres el Cristo, el Hijo de quién? El Hijo de quién? Parece que no está muy viviente el Dios. Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios viviente, a lo cual el Señor le responde, Guau, Pedro, a ti no te lo reveló ni carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos, por lo tanto, sobre esta roca, sobre esta piedra edificaré mi iglesia…”

Quién era la piedra? Pedro o la declaración de Pedro? Lo que declaró Pedro, y quién era esa declaración? A quién le correspondía? A Jesús. Y si Jesús es nuestra piedra, él es nuestra piedra de ayuda, él es nuestro Ebenezer en estos tiempos. Cada día debemos declarar un altar con esa piedra de ayuda que se llama Jesucristo, en nuestras vidas.

Y yo quiero invitarlos hoy día a que podamos desarrollar en nuestra vida un modelo de vida agradable al Señor, y comencemos a dejar todas esas maneras de vivir que no le gustan al Señor, que no le corresponden, todas esas maneras de vivir, que muchas de ellas, sabe que dice Gálatas 5:19? Muchas de ellas no nos van a llevar, ni nos vamos a heredar el reino de Dios.

Ni las borracheras, ni una serie de listas que hay ahí, una lista grande de hábitos, de adoraciones, de maneras de vivir. Eso es lo que quiere el Señor, que como iglesia, podamos decir cada día, Ebenezer hasta aquí tu has sido mi ayuda, tu has sido mi roca, tu has sido mi fortaleza, tu has sido mi refugio, tu eres mi socorro, tu eres mi abrigo, tu eres mi sombra. Gracias Dios. Gracias Señor.

Así que la declaración de Pedro para estos tiempos es el punto de partida para nuestro Ebenezer. Cada día cuando usted se levante, usted debe decirle al Señor, gracias porque hasta aquí has permitido que mis ojos se abran. Gracias, Señor, porque tu ayuda no ha sido condicionada a nada y siempre has estado conmigo, siempre me has protegido.

En Mateo, Capítulo 7, versículo 24 y 25 hay otra característica de esta piedra de ayuda, sirve para construir un modelo de vida. El hombre sabio que construyó su casa sobre la roca. Así que si usted quiere construir un modelo de vida adecuado, si usted quiere construir un modelo de vida que realmente exalte el nombre del Señor comience a construir su casa sobre esta piedra de ayuda, cada día esta piedra va a ser la base de su casa y vendrán vientos, vendrán tormentas, vendrán lluvias, vendrán terremotos, vendrá lo que sea y su casa no se caerá. Lo que usted ha edificado con la base de Jesucristo no se puede caer. El diablo no tiene poder para derribar lo que el Señor ha construido. Esa es nuestra piedra de ayuda.

La roca del Señor está diseminada por todas las Escrituras. Allá en el Antiguo Testamento con Moisés, en Éxodo, Capítulo 17, ahí estaba Cristo como la peña de Oreb donde te agua en un agua que tienes sed. Gracias porque ese ha sido mi Ebenezer, Señor, porque cuando he tenido sed tu has sido quien ha saciado ese momento en mi vida.

Ebenezer. Es una palabra que no debiéramos olvidarnos. No por ser una moda, sino porque representa un cambio de actitud del pueblo de Dios para su Dios. No creer en el Ebenezer solamente por las bendiciones, no diga ya voy a meter el Ebenezer en mi cabeza para que el Señor me siga bendiciendo. Ponga su Ebenezer en su corazón por amor a Dios, porque él lo amó primero, porque él ha diseñado esta estructura de bendición para su vida, para mi vida.

Ebenezer. Hasta aquí el Señor nos ha ayudado. Ebenezer, hasta aquí el Señor nos ha guardado. Ebenezer hasta aquí el Señor nos ha sostenido. Ebenezer, hasta aquí el Señor siempre me ha recogido. Cada día está su mano estirada con sus ojos de amor y con su mano de poder, está esperando que su pueblo lo mire y le diga, gracias, Señor. Yo siento que estás conmigo.

Salmo, Capítulo 18, quiero invitarlos a ver esos versículos, versículo 2:

“… Tu eres roca mía, castillo mío…”

Salmo Capítulo 18, versículo 31: “… Y qué roca hay, mire esta pregunta, y qué roca hay fuera de Dios?...”

Qué hay más fuerte fuera de Dios? Que hay más resistente fuera de Dios? Qué hay más grande fuera de Dios? Si nada, no hay Dios antes ni habrá un Dios después, este es el Dios todopoderoso. Qué roca es más fuerte que él?

Usted no está aquí simplemente porque se cambió de una religión a otra. Usted está aquí porque entendió que Jesucristo es su fortaleza. Porque Jesucristo es su pronto auxilio, porque Jesucristo es el dador de la salvación, del perdón, de la misericordia. Esa es la roca inconmovible, esa es la roca que no tiene comparación, esa es la roca de ayuda que cada día necesitamos levantar en adoración y en alabanza.

Dice el salmista en el salmo 61, versículo 2 dice: “…Llévame a la roca que es más alta que yo, ahí estarás seguro…”

El salmo 40 dice, “…Pacientemente esperé a Jehová y se inclinó a mí y oyó mi clamor, me hizo sacar del pozo cenagoso, del lodo de la desesperación…”

Mire lo que dice el siguiente versículo “… puso mis pies sobre peña…”, sobre esa piedra de ayuda, sobre esa piedra que me estabiliza, sobre esa piedra que me da firmeza, sobre esa piedra que me da seguridad.

“… Puso mis pies sobre peña y no solo conforme con eso, dice, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanzas al Señor …”

Cuántos alaban al Señor? Pueden cerrar sus ojos y levantar sus manos al cielo y decir, Señor, yo quiero que cada día adorar el Ebenezer que tu has declarado sobre mi vida. Ese Ebenezer que es Cristo, ese Ebenezer que ha hecho que yo pueda ser transformado, pueda estar un momento en la presencia del Señor y declarar que la roca que lo mueve, la roca que lo sostiene, es Jesucristo.

Tómese su tiempo, deje que el Espíritu Santo hoy día pueda revelarle, pueda recordarle cuán maravilloso ha sido él con su vida. Hay alguien que hay sido tocado por el poder sanador del Señor? Entonces, todos los días usted y yo necesitamos levantar esa roca, esa piedra de ayuda y decir, Señor, Ebenezer, hasta aquí tu me has ayudado. Señor, Ebenezer, hasta aquí tu has sido fiel. Oh Ebenezer, hasta aquí tu has sido mi refugio, mi fortaleza. Tu llenas mi corazón.

Baje su mano un momento. El Ebenezer nos representa una tradición religiosa. El evenzer diario sabe lo que demuestra? Que cada día mi amor por el Señor es más grande, que cada día este Ebenezer representa que el conocimiento que tengo de Dios me permita entrar mucho más en el amor de Dios para entenderlo en mi vida.

Usted y yo, como hijos de Dios, estamos, tenemos la responsabilidad de levantar esta piedra de ayuda y declarar el Ebenezer del Señor sobre cada una de nuestras vidas, en nuestras familias, en nuestros trabajos.

Hace un momento atrás, el pastor Omar nos motivaba a orar por las comunidades, por los vecindarios, por las ciudades donde estamos viviendo, por la comunidad inmigrante. Declarar esa piedra de ayuda en cada uno de estos lugares donde estamos nosotros viviendo, donde nosotros estamos participando.

Usted y yo hoy día tenemos el privilegio, no solo la responsabilidad, el privilegio de declarar ante el mundo entero que Dios es quien me sostiene, que Dios es quien me lleva adelante, y no importa lo que diga el sistema, y no importa lo que diga la economía, no importa lo que diga la política, Dios es el que alumbra mi camino, Dios es el que me lleva sobre la roca firme que es Jesucristo.

Cada día el Espíritu Santo está motivándonos y llevándonos a esa instancia. Agradeciste hoy día? Agradeciste? Te has declarado un hijo agradecido de las bondades de Dios, de la misericordia? Te has declarado un hijo agradecido de los milagros, de las señales y los prodigios que Dios está haciendo en tu vida diariamente?

A veces pasamos tan ocupados que no tenemos tiempo para ese altar para el Señor. A veces pasa nuestra vida de un full time a un part time y de un part timecito como dicen otros, no tenemos tiempo para ese altar, para reconocer la piedra de ayuda en su momento diariamente.

Quiero invitarle a que seamos verdaderos hijos agradecidos y que reconozcamos el poder de Dios sobre nosotros. Cierre sus ojos un momento y vamos a orar al Señor, y vamos a declarar su amor sobre nosotros.

Gracias, Señor Jesús. Puede ponerse en pie un momento. Pónganse en pie. Tome la mano de su hermano que está al lado. Muchas veces esta piedra de ayuda tiene que ser establecida por el pueblo, cuando nos sentimos acompañados de esta piedra ayuda, toma fuerza. Ya no necesitamos poner una piedra físicamente porque ya es Jesucristo la roca de nuestra salvación.

En él está nuestro descanso, en él está en el agua que tomamos, espiritual. Pablo nos recuerda en Primera de Corintios, Capítulo 10 que esa agua que el pueblo tomó allá en Oreb era el agua que es Cristo hoy día para nosotros. Señor Dios, oh Espíritu Santo, Dios trino, ven sobre este lugar y muévete, muévete de una manera tan profunda pero tan poderosa, Señor, sobre nuestras vidas que no haya un minuto en que no declaremos un altar delante de ti, reconociendo que tu has sido nuestra piedra de ayuda, reconociendo que tu has sido nuestro Ebenezer, que hasta aquí tu has sido fiel, que hasta aquí tu has sido nuestro ayudador, que hasta aquí tu has sido mi Señor. Gracias, Señor. Gracias, Señor Jesús.

Activemos la mente de Cristo que está en nosotros.

11 de octubre del 2010 - Por Miriam Carrasquillo

 

Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Más nosotros tenemos la mente de Cristo. 1 Corintios 2:16

La Biblia es uno de los métodos que Dios usa para hablarnos. A través de ella el Señor nos da consejos de cómo vivir de acuerdo a su voluntad. De cómo actuar y pensar como él lo hace. En 1 Corintios 2:16 específicamente el Señor nos dice que tenemos la mente de Cristo. Queriendo así decir que todo hijo de Dios que ha confesado que Jesús es su Señor posee su mente. Entonces deberíamos pensar como él piensa, mirar las cosas como el las mira, evaluar todo como él lo hace. En otras palabras ser radicalmente transformados a la manera de Jesús.

Tener la mente de Cristo también implica saber lo que él piensa, y los planes que él tiene para nosotros, y aun saber lo que él espera de nosotros. Todo hijo de Dios, nacido de nuevo, debe tener esta verdad siempre presente, que ya no vivimos nosotros sino que Cristo vive en nosotros.
Somos seres privilegiados. El verso 14 del mismo capítulo (1 Cor. 2) nos dice que el hombre carnal no puede percibir las cosas del Espíritu de Dios porque estas se han de discernir espiritualmente, y a ellos les parece locura. Solo a los hijos de Dios se nos ha dado éste gran privilegio de entender y percibir las cosas del Espíritu de Dios. Lo que para el hombre carnal es locura, es para nosotros uno de los privilegios más hermoso que el Señor nos ha otorgado.

Si permanecemos en una búsqueda continua de Dios, en la lectura de su palabra, y la oración, nuestras mentes serán renovadas cada día a la mente de Cristo, pensaremos y actuaremos como él lo hace. Nos pareceríamos más a él. Su Espíritu Santo está siempre ayudándonos e inquietándonos a analizar, memorizar, y discernir todas las cosas como Cristo lo hace, tenemos en todo tiempo saber reconocer la voz de su espíritu.

Si nosotros entendiéramos a cabalidad esta gran verdad, créame que nuestras vidas cambiarían. Nuestras relaciones con los demás serian diferentes, miraríamos a nuestro prójimo como Cristo lo mira, predominaría en nosotros el ser espiritual y no el carnal. El Señor quiere que entendamos lo que implica este gran privilegio y que le pidamos a él en oración que nos ayude a activar la mente de Cristo que está en nosotros.

Oración:
Padre tú dices que yo tengo tu mente. Ayúdame a entender esta gran verdad y enséñame cada día a pensar, actuar, y vivir una vida total en ti. Por Jesús tu hijo. Amen

La prueba no mata, sino la falta de esperanza

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¿Para cuántos el Señor ha sido su dulce refugio? Amén. Un momento u otro. Isaías, capítulo 43. Isaiah, chapter 43. Versículo 1 y 2. Amen. Hermanos, para muchos solamente recibir esta palabra es suficiente y con esto usted se puede ir en paz. Si ese es usted, reciba esta palabra de parte del Señor en el nombre de Jesús. Declara la palabra así: “Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, Oh Jacob, y formador tuyo, Oh Israel, no temas.” Fear not. “Porque yo te redimí, te puse nombre mío o mía eres tú.” Amén.

“Y cuando pases por las aguas yo estaré contigo y si por los ríos no te anegarán cuando pases por el fuego no te quemarás, ni la llama arderá en ti.” Dios bendiga Su palabra. Amén.

Espíritu de Dios te damos gracias. Te damos gracias por tu mano sobre nuestro pastor. Señor, te damos gracias porque sabemos que ahora que él está pasando por los ríos y por las aguas y por los fuegos, Tú estás con él. Estás con esta Iglesia y Tú te estás glorificando en grandes maneras.

Señor, te pido que Tú como has dictado esta palabra a través de tu Espíritu – Espíritu de Dios que Tú soples sobre esta palabra y la vivifiques. Señor, que sea de sostén para tu Iglesia y, Señor, que las promesas aquí encerradas se cumpla en cada vida que está oyendo esta palabra y recibiéndola por fe, en el nombre de Jesús. Amen.

Fíjate, muy apropiada esta palabra tal vez, para esta temporada que está viviendo nuestra Iglesia y nuestro pastor, pero les confieso que hace algunas semanas que el Señor me habló esta palabra. Es más, en una ocasión en la República Dominicana este verano, recibí esta palabra y lo compartí con la familia, pero hace tiempo el Señor me puso esta palabra para compartirla con esta Congregación en un momento apropiado. Y me permiten, hermanos, confesarles que a la verdad, esto es menos un sermón. Esto es menos un mensaje que un tributo que le estoy rindiendo a un Dios poderoso y salvador.

Un Dios que escucha las oraciones de sus hijos y que nos rescata del mal. Esto no es un sermón, como más un salmo de victoria que estoy cumpliendo un deber delante del Señor con levantárselo a Él y glorificando Su nombre, mis hermanos.

Es más, ¿me permiten un testimonio? Ustedes se acuerdan la semana pasada hicimos un anuncio, que el ministerio de abstinencia sexual que funciona aquí en la Congregación León de Judá: Vale Esperar; recibió un grant – una donación de parte del gobierno federal que permitirá que “Vale Esperar” siga en función por los próximos cinco años. ¡Gloria a Dios! Amén. ¡Gloria a Dios!

Pero, mis hermanos, ese anuncio, no le hizo justicia a todo lo que Dios hizo a través de ese proceso y todo lo que nosotros aprendimos a través de ese proceso. Aún, hermanos, yo diría que este humilde mensaje lo que es, es de compartirle a ustedes, tampoco le hará justicia de mi Dios.

Pero, en el nombre del Señor, les comparto este testimonio y este trasfondo, no solamente como un tributo al Señor, pero como un estudio de un caso. A case history. A case study. Lo que se hace en la escuela de medicina, la escuela de derecho, la escuela de negocios. ¿Cómo es que nosotros aprendemos la fe? Es a través del estudio de estos casos vivientes.

Y, hermanos, aquí les presento el caso de “Vale Esperar”. Fíjate, si no conocen a “Vale Esperar”, es un ministerio sin fines de lucros que trabaja con jóvenes, no solamente aquí en Boston, pero también el Señor ha hecho milagros a través de este ministerio en los últimos 18 meses. Ellos han podido compartir este mensaje positivo, a jóvenes latinos en Boston. En Worcester, en Providence, en Hartford y otras ciudades de Connecticut y Rhode Island y Massachussets; casi dos mil jóvenes en 18 meses recibieron esta instrucción, un día o dos, pero de 15 horas, consistente de que vale esperar hasta su día de matrimonio. Vales algo para el Señor.

Enfatizando el liderazgo personal y una vista a largo plazo y amar la santidad. Es un currículo precioso; en esos 18 meses ellos entrenaron a líderes de jóvenes en distintas iglesias en toda esta región de Nueva Inglaterra que entrenaron en sí sus jóvenes. Y no solamente, no es meramente es el hecho que entrenaron casi dos mil jóvenes a través de toda Nueva Inglaterra, pero el hecho de que ellos ministraron a cientos de pastores y cientos de iglesias latinas en Nueva Inglaterra.

Y vemos que después de 18 meses, estamos viendo este milagro bello que no solamente están jóvenes ahora emocionados acerca de la pureza personal, celebrándolo y emocionados acerca de la santidad. Y celebrándolo como una contra-cultura. Un movimiento contra-cultural, pero a la vez, estamos oyendo testimonios de iglesias en distintas regiones de Nueva Inglaterra que tal vez, hubo una vez que no… Esto pasa en la Iglesia de Jesucristo, mis hermanos, no se escandalicen. Algunos pastores que no se pueden ver en la misma función, pero a un evento de Vale Esperar, llegaban.

Y llegaban con sus jóvenes, y compartían con sus jóvenes. Pero, a la vez – esto es brillante – a la vez, ellos estaban obrando unidad entre la iglesia de Jesucristo en toda la región de Nueva Inglaterra y a la vez emocionando a esos jóvenes a amar la santidad y la pureza. ¡Gloria a Dios!

Pero hubo un problema. El día 30 de septiembre de 2010, se sabía que los fondos que crearon a Vale Esperar iban a terminar. Y nosotros, aunque nosotros sometimos otras propuestas para que Vale Esperar siga en función, sabíamos que a menos que el Señor no tocara el corazón del gobierno, y uno de estos grants se aprobara, el día 30 de septiembre, Vale Esperar, más o menos, iba a dejar de existir.

Pues, sometimos los grants, y esperamos. Vale Esperar… pero fuerte, hermano, eso es fuerte. Estábamos allí esperando el veredicto del Señor. ¿Qué iba a hacer el Señor? En junio tuve una reunión con estas hermanas, y les dije… Hermanas, es increíble lo que el Dios ha hecho a través de estas cinco hermanas, Yasiel Fernández y su equipo. Y les compartimos, “mis hermanas, no hay garantía de nada aquí. Pues, siéntanse libres si ustedes necesitan una recomendación, allí lo tienen, no se apure.” Me creen que hasta el último momento, estas hermanas se mantuvieron fiel a su puesto.

Sin garantía de nada, solamente la semana anterior fueron ellos a Connecticut para integrar un grupo de jóvenes, ni siquiera sin saber si iban a tener el privilegio, la oportunidad de darle seguimiento a ese entrenamiento. Un camino… Y yo miraba esto, yo lo veía. Iba delante del Señor y apelaba a la justicia del Señor, y apelaba su bondad, y le dije Señor, esto es algo bello. Tú tienes que ver, Señor, lo mismo que estoy viendo. Padre, responde. Responde. Y muchos de ustedes se unieron a ese clamor, se oyeron aquí oraciones: Padre, responde.

Y, ¿sabe? Parece que ya yo tenía al Señor un poco cansado. Y como seis días antes de esta fecha final, septiembre 30; cada día pasaba y uno como si fuera un condenado en la prisión, esperando a ver… Hoy es el 22, ¿qué hubo? Nada. 23… ¿qué hubo? Nada. 24… ¿qué hubo? Nada.

Y una mañana, el Señor me dio este sueño y yo lo comparto como un sueño profético. Soñaba yo… ¿ustedes han tenido estos sueños, que uno confronta distintas calamidades? Ni siquiera te acuerdas de todas ellas. Pero en medio de esto yo me veo, en un salón de escuela bíblica con un grupo de niños. Esa es la parte favorita de Marina. Y un día de estos que me vea enseñando niños aquí. Pero, con un grupo de niños y la Biblia abierta y las únicas palabras que yo veía de la Biblia – como que saltaban estas palabras. En tres dimensiones fueron éstas, en inglés: Have no fear. Have no fear. No tengas temor. No temas.

Y busque esta cita bíblica, respondiendo a ese mensaje que el Señor me envío y yo sentí que el Señor me envió esto en este sueño, y se lo envié a las hermanas de Vale Esperar en un e-mail y seguimos esperando. Tres días después, ese lunes – dos días antes de la fecha final – nosotros oímos noticias de ese grant. Que milagrosamente extiende la vida de Vale Esperar. Pero, hermanos, hasta el viernes pasado no pude apreciar lo enorme que fue este milagro.

¿Sabe? Hubo más de 160 organizaciones, ministerios, por así decir, de abstinencia sexual, en toda la nación afectada por la falta de estos fondos. 160 organizaciones que recibieron ese grant original. Solamente cinco – cinco organizaciones en toda la nación americana recibieron el grant que recibió… por cierto, Vale Esperar fue uno de ellos que extendió su vida. Los demás a menos que ellos tuvieran una manera independiente de sostenerse, más de ciento y pico organizaciones que proveen información de la abstinencia sexual… eso fue una extinción masiva en todos los Estados Unidos.

A mass extinction of abstinence education programs in the United States. Pero, por la gracia de Dios, Vale Esperar está aquí. Y seguirá aquí. Y yo declaro, hasta que Cristo venga y haga otra cosa con ella.

Hermanos, ¿por qué les comparto esto? Aparte de meramente darle la gloria que el Señor merece, y darle al Señor una oportunidad de humillarme delante de ustedes y declararles lo mucho que dependemos del Señor. Hay cosas que aprendimos de esto y pido al Señor que esto también sea de bendición para ustedes.

Primeramente uno aprende esto: Dios permitirá – un Dios que nos ama, un Dios que nos conoce, un Dios que nos aprecia, un Dios que está con nosotros – ese Dios permitirá que pasemos de vez en cuando por las aguas. Ese Dios que tú amas y que te ama a ti también, permitirá que pases por el fuego. ¿Como lo sabemos? Porque lo dice en toda la palabra.

Esto es consistente en toda la palabra. La palabra no dice otra cosa. Hay tantos ejemplos de eso, pero con uno es suficiente: Jesús. Poco antes de subir a la cruz, una cruz a propósito, que él le rogó al Padre que le librara de ella. “Si es posible, Padre, pasa delante de mi esta copa.” Eso para que sepan, mis hermanos, si Él – si el Señor permitió que su hijo amado, unigénito, confrontara su temor con una “T” mayúscula, Él no va a hacer la excepción de personas.

Y, Jesús, poco antes de subir a la cruz, intercediendo por sus discípulos, el le pidió al Padre, “no ruego que les quites del mundo.” Como… imagínese… El Señor tenía la capacidad de hacer como hacen en Star Trek, arrancar a uno de este mundo y llevarlo directamente al cielo. O como muchos de nosotros hemos gritado en esos momentos, “tierra trágame.” O algo así, “desaparéceme de aquí. El Señor tenía… tiene, aún, la capacidad de hacer eso.

A Jesús ni siquiera se le ocurrió pedirle eso al Padre. Específicamente le dijo otra cosa. Le dice, no ruego que los quites del mundo, sino que los guarde del mal. Y a esta misma gente les dijo, “estas cosas he hablado para que en mí, tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción. En el mundo tendréis aflicción. Pero confiad, yo he vencido al mundo.”

Y usted dirá, “bueno, Samuel, ¡qué bueno lo de Vale esperar! ¡Gloria a Dios! Yo celebro eso con usted, pero eso no es nada comparado a lo que estoy pasando.” De acuerdo. “Eso no es nada, pasó… a mi esposo le dieron… a mi esposo lo despidieron del trabajo. Hace seis semanas que no trabaja, estoy por perder la casa.” De acuerdo, hermanos. De acuerdo. Hay cosas aún más serias que perder un ministerio más en la ciudad.

“Es cierto, pastor, eso no es nada. A mí me dieron un 25% de vida a menos que el Señor haga un milagro.” Sí, es cierto. Mis hermanos. Relieve me, hay cosas que muchos de ustedes están pasando, que yo le doy gracias a Dios que no se le ocurrió pasarme por eso. Y que no se le ocurra. Y yo les respeto a usted, y doy gloria a Dios que Él ve en usted la capacidad de sostener esa cruz. Pero esto sí es cierto, todos tenemos un temor. Todos tenemos un temor con una “T” mayúscula. Todos tenemos algo que tememos sobre todo. Y en su divina soberanía, el Señor permite que confrontemos ese temor con “T” mayúscula.

¿Por qué? ¿Por qué un Dios que se supone que nos ama, teniendo el poder para que evitemos completamente estos malos ratos, por qué Él permite que nosotros pasemos por el fuego y pasemos por las aguas? ¿Por qué?

Bueno, yo le sugiero que le pregunte al Señor. Sí, sí. Esto es parte de la terapia. Pregúntaselo al Señor. Pero esto sí yo les puedo sugerir… ¿me permite? Yo veo por lo menos un par de propósitos. Primeramente, hay una obra divina que el Señor está haciendo en usted. Un proyecto divino que el Señor está haciendo en nuestras vidas. Hermanos, la fe… ¿Ustedes se acuerdan ese versículo en el Libro de Santiago – en su carta?

Santiago declaró la fe… ¿sin qué? La fe sin obras es muerta. Yo diría, si no muerta, igual que muerta. La fe sin obras es inerte. La fe sin obras es puro potencial. Hermanos, es importante. Y como declaraba la Pastora Meches, antes de que usted se encuentre en las llamas, y antes de que usted se encuentre en las aguas, comience a proyectar, a declarar, a profesar, Dios es grande. Dios sana. Dios libera. Dios provee.

Pero francamente, hermano, ¿cómo usted sabe que Dios sana y que Dios libera y que Dios provee hasta que usted no se encuentre en un buen aprieto en donde no tienes otra alternativa sino de gritar, Señor sáname, provéeme, libérame, escúchame? Esta prueba escribe un gigantesco ME. En sus oraciones y declaraciones. Y ahora estás viviendo por fe. Ahora ese motor de 8 cilindros que usted lo tenía estacionado… ese Jeep que estaba pidiendo monte: “¡Sácame! ¡Llévame por favor! Esto de llevarme al Stop-n-Shop y regresar… yo fui hecho para algo más grande, una aventura.”

No dijo el Señor, ¿mira no piden más fe? Con lo que tienen es suficiente. Díganle a esta montaña que cruce de donde está al corazón del mar. Te obedecerá. Pero, ¿cómo usted lo sabe si no confronta una buena montaña?

Hermano, usted no sabe lo que está dentro de usted. Usted se va a sorprender lo que el Señor ha plantado dentro de usted. Y el horno que hará brillar lo que tiene usted es confrontar su temor. Confrontar lo que más te asusta y ver al Señor derretirlo bajo su mano y su unción.

¿Sabe? Y hay otro propósito, nada – quiéralo o no – nada nos santifica como una buena prueba. Nada nos santifica… Mis hermanos, la prueba – las llamas, el río – mi hermano, todo lo que usted le ha pedido al Señor: “Señor, santifícame. Señor, quiero profundizar mis oraciones. Señor acércame a ti.” El Señor te dice: Yo tengo precisamente la receta para ti. Será una obra… ¡Usted verá! No te apures, te voy a contestar tu oración, vas a orar como nunca antes.

Ya va a dejar el libro de ayuno y vas a presentar tu primer buen ayuno. Ya va, hombre de Dios, nos estamos levantando a las 4 de la mañana. Nos inspiramos llegar a las 5 de la mañana a la iglesia. Lo que no te sacaba de la cama, ahora, ¡Pum! A dónde es que estamos rumiándonos hoy. De momento, nos sentimos inspirados a buscar el rostro de Dios. Y, ¿sabe? Sentimos la cercanía de Dios como nunca antes.

Y este es el punto – es más que el punto – es el propósito, mis hermanos, muchas veces. Eso.. seamos sinceros, mis hermanos, ¿cuántos de nosotros no estuviéramos ni siquiera aquí si no fuera por un buen empujón divino? Un buen empujón que nos dio el Señor. Si un día los voy a sorprender, un día de estos ustedes me van a ver, no te apures. No te… tal vez, la navidad que viene, no problem! No problem!

Pero, de momento, no solamente te ves en la casa del Señor, pero te ves… ni siquiera sabes cómo pasaste el altar. Ni siquiera sabes cómo fue que te encontraste arrodillado aquí llorando en público… ¿quién ha visto eso?

Hermanos, no me estoy burlando de usted – ¡te estoy celebrando! Amén. Porque es el amor de Dios obrando milagrosamente dentro de usted. Ese fue el shock eléctrico que el Señor aplicó a tu corazón y ya sientes los primeros palpitares espirituales – you are alive! Por la gloria del Señor estás vivo porque Dios nos dio ese empujón.

Y, ¿sabe qué? Queremos ganar a Nueva Inglaterra para Cristo. Verdad. Hermanos, es lindo tocar… es lindo hacer declaraciones. Lo que va a derrumbar los muros es el ojo de tigre – un ojo de fuego que de al mundo en los ojos de aquellos que claman al Señor y que testifican que Jesucristo es su Señor. Y cuando te miran a ti, no ven hueco, ellos ven una profundidad de certeza que tú sirves, y tú aplicas la sangre de Cristo con autoridad y que tú conoces que tu Dios es real y verdadero.

Y se te ve encima: con ese no se puede meter. Porque él ha estado con Dios y Dios con él. Y nadie le puede cambiar gatos por liebre. Él sabe lo verdadero y lo poderoso. Y ellos ven esa autoridad en ti. Ellos ven esa profundidad en ti. Verán esa profundidad, esa autoridad en la iglesia de Jesucristo.

Hermanos, todo esto el Señor lo cumple a través de las llamas y a través de las aguas. Una iglesia junta confrontando sus temores y viéndola vencida en el nombre de Jesús. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Qué hacemos si sabemos que vamos a pasar por el fuego y por las aguas? ¿Qué deberíamos hacer, mis hermanos? Si saben que viene una inundación, cómprese un buen seguro de inundación. Get some flood insurance.

¿Qué hacemos? Mis hermanos, les aconsejo que no se olviden de estas tres cosas en medio… aún antes de que usted se vea en las aguas, primeramente, no te olvides, número uno: Eres precioso para Dios. Y Él tiene un propósito con esto. Eres preciosa, precioso para Dios y Él tiene un propósito con esto. ¿Sabe? El Señor, aún antes de declarar esta verdad, primeramente Él describió su posición. ¿Sabe usted su posición delante del trono de Dios? ¿Quién eres? A Dios… lo que eres para Dios. ¿Lo que representas para Dios? Pues si no lo sabías, Él dice, “mira yo soy creador tuyo y formador tuyo.” Eso son palabras que un artista usa para describir su obra de arte de magnitud. You are His master piece.

Creación quiere decir que hay… esto no es meramente un niño jugando con lodo – hay propósito en todo lo que Dios hace. En todo lo que Dios dice, en cada manera en que Él opera en tu vida hay propósito. Lo peor del mundo es pasar por algo así, pasar por las llamas, pasar por el fuego. Ver la “T” de temor delante de uno y no tener esperanza o idea de que esto tengo sentido. Senselessness. Senseless suffering.

Lo que lo mata a uno no es la prueba. Es la falta de esperanza.

Lo que lo mata a uno es creer que esto no tiene sentido. Esto está desconectado de la realidad. ¿Para qué estoy pasando por esto? Por eso es que Dios tiene un propósito. No te puedo decir cuál es. Ni siquiera te puedo decir cómo esto terminará. Ni siquiera te puedo decir cuándo terminará, pero un propósito tiene esto. Y, tal vez es esto. Declara el Señor encima de eso, no solo soy tu creador y tu formado, pero yo te redimí. O sea te compré, te puse nombre – algo acerca de eso.

Mis hermanos, sí quiere decir el momento en que nosotros recibimos al Señor. Nos compró con su divina sangre. Lo sabe… Jesús nos compró con su sangre, pero a la vez mientras está pasando por esto; mientras esté usted pasando por su prueba, mientras esté pasando usted por su situación y está aclamando al Señor y llevando su petición delante del Señor. No te apures cuando eso pase, y que pases de largo, y te veas en victoria. El Señor te va a pasar su factura, mi hermano.

El Señor te va a pasar su invoice, su bill. Y te va a decir, “a propósito, yo te compré – te redimí. Ahora yo te voy a dar otro nombre; yo te voy a llamar otra cosa. Y tú naciste hoy, oíste. Mío… mío eres tú. Ya tu eres mi propiedad.”

Yo les voy a decir algo acerca de Vale Esperar. Hermanos, cuando nosotros recibimos noticias del grant, tuvimos un tiempo de oración y le dimos gracias al Señor. Ni siquiera fue un tiempo largo. Yo creo que ni siquiera estuvimos quince minutos juntos, porque ya sabíamos que Dios se iba a glorificar. Y una de las palabras que recibimos en ese tiempo es esta: Vale Esperar ya no será igual. No puede ser igual porque han experimentado una fe, han visto la mano de Dios de una forma sin igual antes de eso.

Y eso también le aplica a usted. Cuando usted pase por esto ya no eres igual. Ya tú eres propiedad del Señor. Y eso me trae al próximo punto, número dos: si el Señor te dice, cuando pases por las aguas, cuando pases por los ríos, cuando pases por el fuego, haga al Señor un gran favor, pase por las aguas. Camine, ande… pase por los ríos. Levántate y camina y anda por donde quiera… Mira, cuando pases – cuando andes en valle de sombra de muerte, yo estaré contigo te dice el buen pastor. Pero el Señor no quiere que te quedes en las llamas, o en las aguas, sea fiel a donde usted está.

Pídele al Señor, Padre, ahora más que nunca pido fidelidad a ti. ¿Sabe? Son estas experiencias que descubre mucho de lo que hay dentro de nosotros. Son en estos momentos en que descubrimos – en que el Señor distingue el espíritu de cobardía que no es de Dios. Pero si andamos en estos fuegos con la presencia de Dios al lado, podemos experimentar el espíritu de poder.

Y puedes hacer – fue admirable, cómo estas hermanas llegaban al trabajo, día tras día, fielmente y ello se atribuye al poder de Dios. Dios no te ha dado espíritu de poder – de temor, de cobardía, sino de poder y de amor. ¿Sabe? Usted se va a sorprender de su capacidad de amar aún en medio de la prueba. De amar aún cuando a usted le duele todo. De amar cuando más necesita que le amen a usted. Y de dominio propio.

Pero, hermano, eso usted no lo va a descubrir hasta que usted decida andar, caminar y no resistir – y no resistir lo que Dios ha decidido para su vida. Y finalmente, mis hermanos, no se olvide esto: Él prometió, yo estoy contigo. Él prometió, yo estoy contigo. Y, ¿sabe lo que uno descubre?

A propósito, mis hermanos, como dijo la pastora ahorita, no esperes hasta que te encuentres en las aguas para buscar al Señor. Entrénate a buscarlo a hora. Pero si te encuentras en las aguas, esta es una buena oportunidad de comenzar. Y cada sentido que usted tiene para poder sentir y apreciar la presencia del Señor – sus oraciones. Hermano, al orar al Señor, abandona los patrones.

Hermano, sea claro con Él. Si te vas a quejar, quéjate a Él. Si vas a aclamar a alguien, no sufras en silencio, no sufras en lo particular, velo, inclúyelo. Y esta palabra, hermanos, cuando más el Señor se nos acerca a nosotros, es cuando oímos su voz a través de esta palabra. Y, hermanos, no tiene que ser una exégesis de la palabra. Yo aquí – y perdonen, mis hermanos, esto es un poco humillante porque yo sé que estoy parafraseando muchas veces esto.

Pero en medio de esto, el poder declarar, los que confían en Jehová son como el monte de Sión que no se mueven sino que permanecen para siempre. Este pobre clamó y Jehová lo escuchó y lo libró de todos sus temores. ¿Por qué te abates…? I can’t even read my own writing… ¿Por qué te abates alma mía? Y, ¿por qué te turbas dentro de ti? Creed en Dios que aún ha de salvarme. Y Dios mío y Rey mío. Aférrese a estas promesas como tablas de madera flotando en un océano de desesperación y duda. Agárrate de estas promesas hasta que la nave de Jehová venga y te rescate. Porque así Él lo prometió.

Y, ¿saben, mis hermanos? La manera en que el Señor nos va a sacar de las aguas, y la manera en que el Señor nos va a proteger de las llamas, eso es asunto de Él. Pero a lo largo, el que se toma la gloria es Él.

En Vale Esperar estábamos nosotros preparando nuestro propio funeral. Porque la gran probabilidad era que no nos iba a llegar ni un centavo. Y, ¿saben lo que decidimos? Me dicen ellas, “Pastor Samuel, pase lo que pase, tenemos que celebrar lo que Dios ha hecho en los últimos 18 meses.” Y el impacto que este ministerio ha tenido en Nueva Inglaterra, Gracias a Dios que el Señor permitió otra cosa. Pero pase lo que pase, tarde o temprano, tenemos que besarle la mano a Dios.

Sólo servimos a un Dios. He is the only game in town. Un solo Dios. ¿A quién iremos? Si sólo Tú tienes palabra de vida. Tarde o temprano, pase lo que pase, permita lo que Él permita, sooner or later, tenemos que ir a este Dios arrodillarnos delante de Él, y decirle: “Soberano eres.”

Hágase tu voluntad. Seguimos confiando en ti. Pongámonos de pie. Hermano, yo le invito. Bajemos nuestros rostros un momento, y cerremos nuestros ojos, tanto para venir delante del Señor y meditar delante de Él. Pero también para interceder pero darles a otros lugar. Yo quisiera que si usted está pasando por las aguas, si usted está pasando por el fuego, si alguien que usted ama está enfrentando su temor y esta es su temporada, yo le invito que levante su ano, que queremos orar por usted. Queremos que el Señor ministre en su vida.

Pastor, estoy pasando… sé lo que es eso. No sé cómo el Señor va a resolver esto, pero queremos que el Señor obre en su vida. Así que levante su mano y vamos a orar por usted. Padre, te damos gracias que tú eres un Dios coherente, un Dios consistente y un Dios que nos ama perfectamente.

Y yo declaro en el nombre de Jesús que tus propósitos en la vida de Tus hijos se cumplirán. Yo declaro en el nombre de Jesús, que ninguno que clama a ti y espera en ti será avergonzado jamás. Declaro en el nombre de Jesús que Tú estás haciendo una obra y que Tú te glorificarás. Te pido esto, Señor, primeramente, mis hermanos, envía tu gracia, envía tu poder.

Señor, como intercediste por Pedro, pido que su fe no flaquee. Pido que sientan tu presencia como nunca antes. Pido que tú le ministres a su interior. Pido Señor, que sus manos no se cansen. Pido, Señor, que traigas a su alrededor un pueblo, Señor, una cadena de intercesores. Pido, Señor, que cualquier estrategia que tenga el enemigo para aprovecharse de estos momentos de prueba y debilidad sea frustrada y anulada en el nombre de Jesús. Y pido victoria para tu pueblo. Pido victoria para tu pueblo.

Pido que de esta experiencia nazca un pueblo invencible. Un pueblo que no le tiene temor como declaraba nuestro pastor, que no le tiene temor a la saeta que vuele de día. Que no tiene temor a la mortandad. Que no le tiene temor a los dados del enemigo. No tenemos temor, no conocemos temor porque tú estás con nosotros.

Tú estás con nosotros.

Lo declaramos en el nombre de Jesús. Ahora, Señor. Ahora, Señor, glorifícate. Padre, ahora que aún el pastor pasando por las aguas y por el fuego, declaramos Señor que él saldrá de allí pulido, más ágil en tus manos, peligroso, Señor. Él saldrá de ese hospital peligrosamente preparado para lo que venga. Si Dios con nosotros, quién contra nosotros. Así lo declaramos en el nombre de Jesús.

Aviva el fuego del don de Dios

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Les invito que abran sus Biblias a 2 de Timoteo, capítulo 1. En el estudio de la Biblia esta noche; 2 de Timoteo, capítulo 1, tal vez un texto que conocemos ya. Bendito sea el Señor. ¡Qué bueno es saber que hemos estado en la presencia del Señor! Servimos un Dios que atiende a nuestro clamor, nos ama…

Leamos, el versículo 6 y el versículo 7. Amén. En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Con lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti. Volvemos al versículo 6. 2 de Timoteo, capítulo 1, versículo 6. “Con lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti. Por la imposición de mis manos, porque no nos ha dado Dios, espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”

Señor, gracias por esta palabra, gracias por esta oportunidad de escudriñar tu palabra y ser escudriñada por ella, e invito Espíritu de Dios que soples sobre esta palabra y la vivifiques. En el nombre de Jesús. Amen. Esta palabra esta noche fue inspirada por una conversación que tuve con un hermano que amo mucho y que está creciendo en el Señor y tuvimos una conversación de repente. Y digo esto con todo respeto, porque yo estoy muy cierto que él está escuchando en esta noche. Pero estuvimos hablando; él pasó por la oficina, es más, fue tal vez mi última conversación la semana pasada.

En medio de esta conversación, él me hizo esta pregunta, me dijo: “Pastor, yo quisiera que el Señor me regale un don. Que el Señor…” más o menos fueron sus palabras, “me regale un don – derrame sus dones sobre mí.” Y me compartió de la manera que él desearía ver que el Señor lo usara. Él me compartió cómo él deseaba verse usado por el Señor. Y en ese momento yo le contesté… todo esto – nada de esto, ni siquiera teníamos una cita, esto es pura obra del Espíritu… pan caliente que el Señor nos estaba dando en esta conversación, y le contesté, “bueno, mi hermano, fíjate – buenas noticias, no tienes que pedirle un don al Señor, el Señor ya te lo ha dado. Tienes un don de Dios, poderoso. Dios ya se encargó de darte un don. Lo que te toca es caminar en ese don. Lo que te toca es desarrollar ese don. Es más, lo que dice la palabra es eso, ‘que avives el fuego del don que ya está en ti – que avives el fuego del don de Dios que ya está en ti.’”

Y no satisfecho con eso me dice –me pregunta–, “¿Cómo se hace eso?”
Y, ¿cómo se hace eso? Y yo digo, ¡Guau! Good Lord, gracias por ponerme en aprieto y vamos a ver, Señor, cómo… ¿qué hacemos? Y entre mí pensé, buena pregunta y cómo… cómo se hace eso? ¿Cómo se aviva el don de Dios que está en nosotros? Y, primeramente, mis hermanos, lo que le compartí a ese hermano es universal. ¿Sabe que se aplica a usted? ¿Sabe que usted tiene un don? Que Dios antes de usted nacer, usted nació precisamente para ejercer el don de Dios sobre esta tierra. Y ejercer el don de Dios en esta tierra, porque Él tiene el propósito para su iglesia, tú eres parte de eso, y Él quiere bendecir este mundo a través de su vida y a través del don que Él puso sobre usted.
Y, tal vez, ese don – toda su vida, tal vez, fue inerte hasta el momento que usted vino al Señor. Esto no solo se aplica a Timoteo, esto no es meramente hablando… yo – al leer esto, no creo que esto se limita meramente a la imposición de manos sobre ministros, ordenándolos, aunque eso es cierto. Pero en una ordenación, fíjate, lo que se está haciendo es reconociendo los dones que ya el Señor está operando sobre la vida de este ser que un pueblo está apartando para plano ministerio que ya está ejerciendo.
Por cierto, la imposición de manos que aquí se habla, creo que es otra cosa. Yo creo que es mucho más sencillo, más sencillo y más universal. En el momento, que usted dijo, Señor, quiero ser tu discípulo, quiero caminar cerca de ti. Yo quiero ser parte del Reino de Dios. Y tal vez en ese momento usted pasó al altar, de seguro, y tal vez en ese momento alguien puso manos sobre ti. Una vida vivificada por el poder de Dios imponiendo manos sobre otra vida, deseando ser vivificado por el poder de Dios. Y como una resurrección espiritual, esa brasa encendida, pasa… transmite, el fuego de Dios sobre esta brasa fría e inerte.
Y de momento salta una llama de esa vida que pasa. Eso es una de las cosas más mágicas y más preciosas que se hace en la Iglesia de Jesucristo. De brasa a brasa se enciende el fuego de Dios en su vida. Y ese don, que era potencial, ahora por imposición de manos, el Espíritu Santo ahora morando en ti, porque eres ya templo del Espíritu Santo cubierto por la sangre del cordero; ahora el Señor puede poner en acción y operar ese don.
Y, mis hermanos, déjenme decirles, como nunca antes, esta iglesia – la Congregación León de Judá, radicado en el South End de Boston… Sí, la Iglesia de Jesucristo, pero yo hablo a usted y a esta Iglesia, como nunca antes, se necesita que usted, y usted, y usted y todos aquí en el Señor, ha llamado este cuerpo, caminen en sus dones y operen en sus dones. Y que sea lo que estaba predicando el pastor Gregory el domingo pasado; esta idea del Pastor Roberto transmitiendo su don apostólico y su don pastoral, y el Señor le dio este mensaje a Gregory mucho antes de esa llamada telefónica el domingo, dejándonos saber, recordándonos, “fíjate que nuestro Pastor está hecho de carne y huesos y es humano, y tiene el derecho de enfermarse y de cansarse.”

Y, ¿sabe? El Señor no espera que él lo haga todo y por eso el Señor lo ha rodeado de una iglesia y ha poblado esta historia de seres minados con dones, tesoros que el Señor quiere que broten. Usted tiene un don, y ese don nos hace falta ahora más que nunca. Que el Señor te imponga este don. Es un hecho de que usted avive el don de Dios que está en usted. Prenda de nuevo las llamas de esa brasa que un día brincó en vida por la imposición de manos.

Bueno, ¿cómo se hace eso? Y, hermanos, yo quisiera poder ofrecerles una revelación profunda en esta noche. Pero lo que les voy a compartir es tan básico, es tan elemental – tal vez, para muchos de ustedes, aburrido. Que en verdad voy a cubrir estos puntos porque yo les aseguro, mis hermanos, ustedes han oído todo esto ya. Y, bien, si lo han oído ya, gloria a Dios. ¡Qué bueno sería si todos nosotros lo practicáramos!

Si lo practicáramos, este lugar sería un horno de brasas encendidas funcionando en sus dones, comenzando conmigo. Pasos súper básicos, vergonzosamente básico. ¿Por qué?

A propósito, esto es mucho más y a las vez les digo, es mucho más complejo que meramente decir, pues, use su don. Si es profecía, profetice; si es liderazgo, vaya administre, sea un líder dirigente. Amén. Eso dice la palabra. También yo lo digo, pero el detalle es este: son dones del Espíritu Santo. Y sin el Espíritu Santo operando en su vida, su don o el ejercicio de su don, o su intención de usar su don, hará más daño que bien. Sería más – aún en el ejercicio del don de Dios – sin la unción del don de Dios, es una receta para fracaso.

Mis hermanos, dejen que sólo el viento del Espíritu de Dios puede avivar esa brasa. Sólo el soplo del Espíritu de Dios puede sacar una llama de una brasa fría – el fuego viene de Él.

¿Cómo se aviva el don de Dios? Mis hermanos, tal vez, otros les pueden dar una receta más interesante. Yo aquí le ofrezco una avena tibia, espiritual, pero creo que será muy saludable y si lo logramos hacer el Señor nos va a bendecir.
Primeramente, una búsqueda de Dios cotidiana. O sea, diario. A propósito, si no has tomado las clases de discipulado, arranque – o si lo has tomado, baje su manual del nivel tres, abre la lección número tres. Y si lo tiene, gloria a Dios, bendecidos y si ya lo tienen el mensaje, más todavía de lo que le iba a compartir. Todo esto está allí y más. Primeramente, una búsqueda de Dios cotidiana.

Lo que en el nivel tres y en otros niveles se habla de la cita con Dios. Hermanos, estamos hablando meramente de la buena higiene espiritual. En otras palabras, llegar a un punto y si usted está allí, gloria a Dios. Si no, hermano, mañana no es tarde para comenzar.

Nosotros – llegar al punto de que así como es impensable salir a la calle, sin bañarse, sin una ducha o sin cepillar sus dientes, o sin esa primera taza de café. Llegar al punto de que es impensable salir a la calle sin tener un momento a solas con la palabra del Señor y con el Señor. Aprovechar ese tiempo – en esos momentos, sean 20 minutos, sean media hora. Si el Señor te puede regalar media hora en la mañana, fabuloso, a donde la palabra es declarada. Usted está meditando la palabra en una forma sistemática, estudiándola, y dejándola, como oí decir a un teólogo a un grupo de pastores, este no es el momento de estudiar la palabra, este es el momento de dejar que la palabra le estudie a usted y que en ese momento medimos nuestras vidas contra ella.

Y si hay un desbalance, saber que el problema no es con la palabra sino es contigo y que tenemos que balancear nuestras vidas contra la palabra. Yo sé esto no es divertido. ¿quién quiere hacer esto todas las mañanas? ¿Quién quiere?
Pero, fíjate, si nuestros niños no cepillan sus dientes, verdad que nosotros le decimos, hazlo si no te vas a quedar… antes de graduarte de la cuarta, ¿verdad? Hacer cosas por disciplina, aunque no nos parecen bien o nos parece aburrido. Pecados, en esos momentos, son compensados y tratados y perdonados. Peticiones son declaradas. Le damos al Señor la acción de gracias por cosas que pasamos por alto. Si usted logra hacer todo eso, en esos 15, 30 minutos que está delante del Señor, mis hermanos, no subestime el valor de este tiempo.

No lo subestime. ¿Por qué? Porque no se crea que cada vez que esté delante del Señor, en estos tiempos, a solas con el Señor, usted va a recibir una reacción emocional o espiritual. Sí, habrá mañanas en que el Espíritu del Señor te visitará, habrá lágrimas. El Señor arderá en ti, tal vez oirá la voz del Señor en una forma poderosa, pero tal vez no. Es más, la mayoría de las veces, no. Yo diría el 80 - 90% de los tiempos que usted esté a solas con el Señor será pura rutina, aparentemente. Una rutina.

Lea la palabra del Señor. Samuel, ¿qué aprendes de esto? ¿Qué te dice el Señor de esto? ¿Dónde tienes tú que crecer? ¿A qué le tienes que decir amén? Si hay una promesa del Señor que yo necesito para ese día, ¡Gloria a Dios! Me lo pongo en el bolsillo, me apropio de eso. Si hay algún un lugar a donde tengo que crecer, Señor, aplico la sangre del cordero, reconozco que esta es un área de flaqueza. Espíritu de Dios, aprendo esta lección. ¡Gracias! Y allí asegúrate que tus peticiones están delante del Señor.

Hermanos, si verdaderamente… ¿Cómo se va a aburrir? ¿Cuántas peticiones verdaderamente usted le puede traer al Señor en una hora? ¿Cuántos pecados podemos nosotros confesar en una hora? ¿De cuántas cosas no le podemos dar al Señor gracias en una hora? Y en ese tiempo, mis hermanos, por más aburrido que parezca, las brasas se mantienen ardientes. Eres más sensibles a la voz del espíritu, eres menos expuesto a las trampas del enemigo. Usted no sentirá este río de agua viva, tal vez, pero tu alma está 100% mejor prepara para este día.

Uno, no ignore su búsqueda de Dios cotidiana. Dos, perdona.

Perdonar. Una práctica, un estilo de vida de perdonar. Declaró Jesús, porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre Celestial. Mateo 6:14. El 15, más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. No fluimos en los dones efectivamente, mis hermanos, muchas veces por raíces de amargura que obstruyen el canal y contaminan el dituri que el Señor nos ha dado para operar en círculos, extremadamente santo.
Hermanos, al perdonar, estamos ejerciendo – el Señor, en su sabiduría sabe, que esto es la manera en que nosotros aprendemos principios que son mucho más allá de nuestros dones. Sobre el cual, sin ella, el don no tiene contexto como gracia y misericordia, Porque, ¿no es esa manera –en ese ambiente– que el Señor nos trata a nosotros? Y, mis hermanos, yo no paso por alto el hecho de que muchos de nosotros, tal vez muchos de nosotros estamos luchando con algo mucho más serio que la hermanita que te mintió.
O el hermanito que trajo una calumnia contra usted. O la señorita en el supermercado que te cobró más de lo que debería y después dudó su integridad. Cosas mucho más serias. Yo lo sé… aruñazos al corazón.

Hay cosas que tal vez usted podrá perdonar en un segundo. Hay otros que son proyectos heroicos del perdón. Proyectos, y yo diría, divinos de perdón que serán la fuente de la liberación. Pero tienes que comenzar en algún lugar. Comenzando meramente a pasar más cosas por alto. Al darle a la gente un poco más del beneficio de la duda. A callarnos más cuando tenemos el derecho de decirle dos o tres cosas bien dichas a alguien. Incrementar nuestra capacidad para perdonar y usted se va a sorprender cuando entre en este proyecto.

Es más, cuando usted comience usted lo va a encontrar divertido. ¿A quién más puedo perdonar hoy? Porque sales ganando. Usted verá que es como un espejo, que en el momento, por más y más que usted perdona, más y más y más usted recibe gracia. Usted recibe misericordia. Usted recibe favor. Usted está viendo puertas abiertas delante de ti, y ni siquiera sabes por qué. Es porque una ley divina se está obedeciendo en su vida, en su corazón. Leyes invisibles a las cuales nuestras vidas son sujetas.

Esta ley divina, si usted perdona, te perdonaré. Si usted ejerce gracia, yo también tendré gracia contigo. Y aumentaré gracia a ti, delante de los hombres y delante de Dios. Esa es la promesa. Y en el momento que usted ejerce ese don en un ambiente de perdón, usted no va a ver la persona sobre la cual usted está orando o la persona a quien usted está dirigiendo o la persona… Porque el perdón no es en un contexto vacío.
El don necesita que usted lo haga en una comunidad, lleno de gente imperfecta y en vez de ver a esa persona como un muñeco inertemente recibiendo su don, usted ve un alma con flaquezas. Usted ve una vida igualmente o tal vez más hecho leña que usted. Usted verá una fuente de misericordia y este ser recibirá no meramente su don, pero recibirá la postura de amor y de misericordia con que usted extiende ese regalo – ese don. Es una ley – por más que nosotros ejercemos el perdón y la misericordia, más efectivos seremos como siervos de Dios, porque la gente saben cuando los amamos, oyó. They know when they are loved.

La gente sabe cuando son amados. Y eso nos lleva al tercer punto, súper extra obvio, Samuel. Mis hermanos, involúcrese en una comunidad pequeña espiritual. Involúcrese en un grupo pequeño, un grupo familiar de algún tipo. Y en esta iglesia hay cientos de oportunidades. Hay células regadas por toda la ciudad, de 10, 15, 20 almas al cual usted se puede incorporar. Están los grupos de las clases de discipulado. Las clases de discipulado son a la vez una lección en el carácter divino que usted está compartiendo con un puñado de personas, compartiendo la misma jornada. Está el ministerio de hombres que ahora está creciendo de una forma fabulosa.
Pero también el Grupo de Lázaro, o sea, a propósito buscando un lugar a donde la gente te conoce por nombre. A donde tus faltas son expuestas y abiertas al mundo entero, y a donde estás creciendo junto con otra gente. Esto, mis hermanos, esto es imprescindible. Y, mis hermanos, ¿por qué es esto tan importante? Porque, hermanos, su don necesita un contexto.

Yo he oído, cuánta gente han oído esto, “yo no necesito una iglesia.” “Dios está donde quiera, yo puedo alabar al Señor, aquí en mi casa.” Se oye muy lindo, el único problema con eso es que no es verdad. Es mitad de una verdad, y mitad de una verdad es una mentira completa. No es verdad. Es una mentira de Satanás. ¿Por qué? Y, mi hermano, el que me escucha en el Internet, con mucho amor me dirijo a usted también. Te amamos y gracias por sintonizar la página web de la Congregación de León de Judá, pero allí donde está, muy cercana de usted hay una iglesia a donde usted puede ir y crecer.

Un iglesia imperfecta. Imperfecta. Y ese es el punto. Ese es el punto. En esos lugares, su don tendrá un contexto. Pero también en esos lugares aprendemos – esos lugares, sea una célula, sea una clase de discipulado, sea donde sea. Sea el grupo de hombres, sea lo que sea… hay alguien en autoridad que no es el pastor principal. Y probablemente no es un pastor asociado. Y nosotros aprendemos en esos lugares a someternos a las autoridades que Dios a puesto y a florecer – a ver nuestros dones florecer en el contexto del cuerpo de Cristo y crecemos juntos.

Y, mi hermano, en el Internet usted dirá, “¡Ay! Pero si León de Judá estuviera aquí.” ¿Por qué no plantan un León de Judá aquí en Lima, Perú? ¿Por qué no? Por qué no plantan un León de Judá en esta bahía en la esquina de la luna a donde estoy leyendo este mensaje, ¿por qué no? Mi hermana, cuidado lo que usted pidé, León de Judá es una bella iglesia, de aquí no me mueven, pero es imperfecta también. Yo lo sé, yo vengo aquí. Si yo estoy aquí, es imperfecta. Okay? Relieve me!
El mero hecho que yo estoy adorando al Señor aquí, te lo garantiza que sea imperfecto. Pero, mis hermanos, aún estos hermanos de León de Judá comenzaron su jornada en una iglesia más o menos imperfecta. Tal vez un ambiente legalista. También – tal vez, un ambiente donde no adoran al Señor tan fervorosamente como lo adoran aquí. Le faltaba una cosa o le faltaba la otra, pero allí comenzamos. Allí fue – aunque fue gateando, pero allí comenzamos. Allí la misericordia de Dios nos alcanzó. Allí aprendimos – sobrevivimos. Y hasta aquí el Señor nos trajo y no se sorprenda, mis hermanos, no quiero perder a nadie, pero tal vez en su jornada el Señor le mueva de aquí del León de Judá a un lugar, tal vez más apropiado, a donde el Señor le va a usar con más poder todavía.

¿Qué importa? El Reino de Dios gana. Lo que importa es que usted avive el don de Dios que está en usted. Amen. Pongámonos de pie.

¡Gloria a Dios! No sé si el Pastor Omar, o quien esté de los músicos nos puede acompañar en este momento para concluir. Pero, hermano, permítame orar por usted en el nombre de Jesús.

Señor, tú ves mejor que yo y en este momento ves lo que yo no puedo ver, ves lo que tal vez aún el Pastor Roberto, con todo su discernimiento no puede ver. Tú puedes ver lo que tal vez mi hermano y mi hermana, no puede ver. Un don, un tesoro escondido en cada hermano que está aquí. Una brasa, y Señor, estamos viviendo en tiempos en que cada brasa hace falta. En que cada brasa hace falta.

Señor, queremos que tú enciendas a Nueva Inglaterra. Queremos que tú enciendas cada esquina a donde tú has asignado a mi hermano. Los maestros aquí, quiero que tú enciendas esa aula. Quiero que tu enciendas esa escuela. A los negociantes, quiero que tú enciendas esa bodega. Quiero que enciendas, Señor, la esquina a donde ellos ministras.

Padre, los doctores y los enfermeros, queremos que tu unción, Señor, queremos ver las llamas subiendo del Espíritu. Subiendo de los hospitales a donde ellos ministran. Gracias, Señor. Porque aún al hospital donde está el Pastor, aparecieron santos tuyos; aparecieron siervos de Dios que trabajan allí. Tú tienes tu gente dondequiera. Ahora, pido, Espíritu de Dios, aviva los dones que están aquí.

Ahora, Espíritu de Dios, sopla sobre los dones que están aquí. Señor, que el que profetiza que profetice con autoridad y con la unción divina. Padre, que el que enseña, enseñe con autoridad y con la unción divina. Que el que administra, administre bajo autoridad y con la unción divina. Padre, que el que tiene don de misericordia, imponga sus manos y que sean Tus manos y que seas Tú transmitiendo su poder.

Yo declaro, Señor, que Satanás no puede impedir que estos dones fluyan porque ya lo implantaste allí. La obra está hecha, lo hiciste Tú ya. Antes de nosotros nacer, pero sopla Espíritu de Dios, porque Tú, Tú tienes un propósito. Tú tienes un plan. Hasta aquí Tú nos has traído.
Gracias, Señor, por el don y la unción apostólica sobre el Pastor Miranda. Ahora derrama, transmite, desata esa unción. Riégalo, Señor. Sobre cada alma, sobre cada célula, sobre cada clase de discipulado, sobre cada ministerio social, Señor, enciende Tu iglesia en Tus llamas. Te pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

Instrumentos de misericordia

4 de octubre del 2010 - Por Myrza Marilys Lassús

 

“Porque juicio y misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio”. Santiago 2:13

Una mañana escuché en la radio, “Dios mira con ojos de misericordia al fornicario y al adúltero y al cristiano que juzga a su hermano, no tiene paciencia”. Mientras yo escuchaba, yo pensaba en esas palabras. Me llevaron a momentos donde yo, siendo cristiana, tuve la ignorancia de juzgar a mis hermanos. Cuantas veces pensé cosas de mi hermano sin saber su pasado, sus luchas, sus sueños, sus victorias y derrotas. Y pienso ahora y digo, ¿Como me atrevo a juzgar? Yo no soy quien, soy pecadora. Solo hay uno justo y solo uno puede juzgar, Dios.

Mi deber y responsabilidad no es dar juicio contra mi hermano. Si no es de dar palabra de aliento, de esperanza, de ánimo, de verdad. Cada vez que juzgamos a nuestro hermano, sobre nosotros cae el juicio de Dios. Tantas veces que nos preguntamos, ¿Qué haría Jesús en este momento? Seamos como nuestro Señor, misericordiosos y perdonadores. Pensemos en esos momentos que necesitábamos amor en vez de juicio.

Miqueas 7:18-19 – “¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados”.

Dios de amor y de misericordia, llena nuestros corazones y nuestras mentes de tu santa justicia. Que seamos instrumentos de paz y unidad. Que podamos impartir tu verdad con sabiduría y amor. Ayúdanos a ser como tú. Gracias por tu gracia y misericordia. Amén.

Hubo murmuración...

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Hechos, Capítulo 6, comienza diciendo: “…En aquellos días como crecía el número de los discípulos hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquellos eran desatendidas en la distribución diaria. Entonces, los 12 convocaron a la multitud de los discípulos y dijeron, no es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios para servir a las mesas. Buscad pues, hermanos, entre vosotros a 7 varones de buen testimonio llenos del Espíritu Santo y de sabiduría a quienes encarguemos de este trabajo, y nosotros persistiremos en la oración en el ministerio de la palabra. Agradó la propuesta a toda la multitud y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócuro, a Nicanor, a Timón, a Pámernas, a Nicolás, Procerto de Antioquía, a los cuales presentaron ante los Apóstoles, quienes orando, les impusieron las manos y crecía la palabra del Señor y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe…”

Padre, en el nombre de Jesús te pido que sea tu palabra y tu espíritu hablándonos, Señor, gracias que tu poder se perfecciona en nuestra debilidad y yo te pido, Señor, que seas solamente el diamante de tu palabra que quede con nosotros el día de hoy. Nosotros, como Congregación León de Judá estamos delante de ti como Samuelito en la Biblia, diciendo, habla, Señor, tu siervo te escucha, en el nombre de Jesús. Amén.

Gracias a Dios. Este texto comienza diciendo que en aquellos días como crecía el número de los discípulos, etc., etc., crecimiento. Cuantos aquí quieren que crezcamos como iglesia? De verdad? Are you sure you know what you’re asking for? Estamos seguros?

Sabe que el crecimiento, sabemos que es una bendición, las cosas que están vivas crecen, lo que no crece está muerto. Así que claro que queremos crecer. Pero todavía quieres crecer cuando ya la silla en que siempre estás sentado está ocupado por una persona que tu nunca has visto. Todavía quieres crecer cuando no hay parqueo fácil. Todavía quieres crecer cuando hay gente diferente que uno, que le molesta a uno. Lo que quiero decir es que el crecimiento tiene dolores de crecimiento, como se dice en inglés, growing pains.

Cuando los niños están creciendo experimentan dolores fisiológicos a veces. A veces se moja una cama, cuando están creciendo y aprendiendo nuevas cosas. No es que sabría nada de eso por experiencia personal, pero solo para decir que cuando niños y adultos, y personas crecen, la vida se complica, se complica. Y no indica que el mover del Espíritu Santo no es genuino. Al contrario, a veces por más genuino que sea la palabra el mover del espíritu, los dolores de cabeza también aumentan con el número de personas.

Porque cuántos sabemos que las personas no somos nada fáciles, tendemos a ser medio complicados. Yo sé que yo soy, así que si uno junta 100 más, 500 más, 1000 más, entran los dolores de crecimiento. Así con familias que crecen en una casa pequeña, con cada niño, cada bendición nueva de lo alto, nuevo bebé, nuevos hijos, y ya se llena la casa y ya uno tiene que esperar para usar el baño y ya se pisan los callos un poco, y ya crecimos. Bendición, pero viene con dolores de cabeza.

Así fue para la iglesia primitiva. El espíritu movio y crecieron, pero también se presentó líos y vamos a hablar un poquito de eso. Y yo creo que esto habla a Congregación León de Judá. Gracias a Dios tenemos dolores de crecimiento. Desde que yo comencé aquí hacer 12 años atrás, dolores de crecimiento. Es que el espíritu se mueve y nueva gente entra. Y nosotros, como una iglesia institucional tenemos que crecer juntamente con nuestro crecimiento numérico.

Saben que? Yo muchas veces hablo de que la iglesia no es una organización tanto como un organismo. La iglesia de Cristo no es un club cristiano, no es una organización como cualquier otro club u organización. Gracias a Dios somos un ser vivo. El Espíritu Santo está en ti, está en mí y nos une, somos un solo cuerpo, y somos todos miembros de este cuerpo, o quiero o no, somos conectados y nos necesitamos y no podemos existir y vivir sin el otro. Somos un cuerpo.

Pero también somos un cuerpo que crece, que necesita coordinación y de ahí entra el aspecto administrativo e institucional de lo que es una iglesia. Cuántos han visto o se acuerdan o tal vez lo estás viviendo ahora, de pasar por la adolescencia, la pubertad? Un muchacho que crece un pie en un año y entra y tu dices, y quién eres tu? Ya ayer aquí y hoy aquí, rápido crece.

Pero a veces cuesta tiempo para que la coordinación del cuerpo se ajuste al crecimiento del cuerpo. Y hay cierta, la palabra en inglés, there is a natural akwardness, hay cosas que le salen, la voz, the voice cracks, I don’t even know how to say that. Hay marquitas en el rostro que salen, porque hay hormonas nuevas y el cuerpo está cambiando. Pero después el tiempo crece y ya sus facciones y todo está en orden tal como debería de estar.

Y es así con una iglesia adolescente. Hay crecimiento pero después la coordinación del cuerpo tiene que crecer al paso, con el crecimiento fisiológico, espiritual, emocional. Cuando una iglesia está viviendo eso como cualquier otro adolescente hay cosas que pasan. Hay cosas que caen entre las grietas, hay errores institucionales y hay personas sentidas porque en la organización faltó coordinación. Y hay personas que a veces, como estas viudas, que son descuidadas en un momento de necesidad.

Así fue en este momento. Creemos que los Apóstoles querían que estas viudas desatendidas? Tu crees que ellos se sentaron y dijeron, ¿Saben qué? Esas griegas no le vamos a dar comida a esas viudas griegas. No fue a propósito. Nadie quería eso. Pero sucedió. Hay cosas así que suceden en una iglesia que está pasando por los dolores de crecimiento. Siempre hay cosas así. En inglés se dice, there are balls that get dropped. There are things that fall through the cracks. Hay problemas en el aspecto de la planta física, del espacio de las personas, del parqueo, de asignación de salones, de manejo de equipos y mobiliario. Hay que organizarnos para poder manejar el crecimiento.

Ahora, suena poco espiritual a veces hablar así. Yo quiero pensar en la oración y en el ayuno y en la unción, y espero que pensemos en eso todos los días, hermanos, porque sin eso caemos en ser un club cristiano. Hay que orar, tiene que mover el Espíritu Santo. Pero también uno se da cuenta de que el mover del espíritu y la organización no son contradictorios.

Cuando Jesús hizo la pesca milagrosa, se acuerda del milagro? Él le dice a los Apóstoles, miren, vayan, boguen mar adentro y echen las redes. Y ellos cogen y Jesús habla a esos peces en el espíritu y todos… pero todavía se necesitaba una red para jalar esos peces. Todavía tenían que trabajar juntos y llamar a otros barcos para entrar los peces en el barco. Si no hay red, no hay milagro. O mejor dicho, si no hay una red el milagro se desperdicia. Hay que tener redes buenas para retener y disfrutar y entrar en la plenitud del milagro que Dios ha hecho.

La multiplicación de los panes y los peces, se acuerda de eso? Eso no fue, yo dije en inglés, a free for all, eso no fue un alboroto loco como todos metiéndose en una vez como locos. No, no, no, qué hicieron antes? Qué hizo Jesús antes de hacer el milagro? Asignó a sus discípulos a dividirlos a todos por grupos organizadamente y sentarlos en el pasto verde. Gracias a Dios, porque él es el buen pastor y él sabe guiar a su pueblo. Tenían que organizarse para disfrutar la multiplicación de los panes y los peces.

Saben que yo hoy a la mañana recordaba un evento que he tratado por 10 años de olvidar. Una noche, fue una noche el 31 de octubre antes de nosotros tener un Aleluya night como tenemos ahora, pero el ministerio de niños hizo algo aquí. Me invitaron a hablar a los niños. Yo suelo decir que yo amo el ministerio de niños, yo cubro ahí como un pastor, pero no me dejes solo con un grupito de niños, me comen vivo, así que ese no es mi don. Mi don es supervisar y bendecir y darles porra a los que sí lo hacen bien.

Pero en esa noche me pusieron ahí a hablar con los niños. Así que lo hice, y se me ocurrió la idea excelente de ofrecer y brindar dulces a estos niños, así que yo después saqué una cosa grande de dulces. Imagínate qué me pasó! Como pirañas se me tiraron encima, me comieron como chivos. Fue un alboroto, gracia a Dios, nuestros ministros de niños saben cómo organizarse mejor que eso.

Lo que quiero decir es que hay bendición pero hay que pensar, hay que organizarse. Las cosas que son procesos orgánicos a veces. Nuevos creyentes, como nuevos bebés necesitan comida, necesitan amor, necesitan conexión. Es algo humano, pero si no se organizan estructuras para hacerlo, no se da este proceso orgánico y natural. Se necesitan células, se necesitan clases, se necesitan ministerio, contextos para que se de un proceso sumamente humano. Así que organización que faltó en este caso de los Apóstoles.

Y sabe que me recordó también de otros momentos en mi vida aquí en León de Judá. Saben que cuando yo comencé aquí el pastor, como 500 personas, y el pastor solito, no había otros pastores, no había secretaria, no había oficina, no había teléfono, yo no sé. How did he? Sabe que en las iglesias gringas tu nunca ves eso. Ya para 500 personas ya hay 15 pastores. Y él solito y gracias a Dios no fue solito, es que había una líderes ungidos a su lado.

Pero en términos de infraestructura fue mínimo. Y nosotros, yo recuerdo, aquí en esta oficina haciendo nuestra primera fotocopia, fue un momento sagrado. Y el pastor hablándome, ahí, nos vamos a organizar en estos años. Y ya entró Carolina y todos los demás.

Pero para organizarse casi siempre se necesita crisis. Se necesita un lío y después se da cuenta, mira, tenemos que organizar este lío que está sucediendo. Si alguien quisiera utilizar un salón en esta iglesia, sabemos qué hacer? Sáquelo de internet, está diciendo, mire, estoy en Chile, por qué me hablan de eso.

Pero aquí, para hacer un salón uno tiene que llamar a Carolina y reservarlo. Antes, 12, 10 años atrás, si tu querías usar un salón qué hacías? Llegas y te metes y usas tu salón, gracias a Dios. Pero después qué pasó? Llegó la hermanita fulanita con su grupito para hacer su reunión, y después llegó el hermanote, qué se yo, y llegaron y los dos querían usar el mismo salón y se le salieron el viejo hombre y la vieja mujer. Como se dice en inglés, the tempers fly. Y ahí hay líos porque los dos quieren usar el mismo salón. Y después qué pasa? Llama a alguien como un pastor, para apagar el fuego. Todo está estresado y la cosa no sale bien.

Y después se nos ocurre la idea brillante, mira, tal vez podemos asignar salones? Qué tu crees? Y 10 años después saben lo que acaba de pasarme después de predicar el sermón en la mañana? Yo subí a mi clase de discipulado y se les ocurrió a los hermanos la semana pasada, mira, por qué no nos mudamos a otro salón donde hay ventanas? Y yo dije, bueno, yo no veo nadie aquí esta semana, por qué hay problemas? Yo, el pastor, que acabo de predicar eso, así que ahí estamos en el salón y llegan los demás hermanos el ministerio de crown, que yo no sabía que habían comenzado, porque no hablé con Omar que estaba organizando eso. Y ahí los dos esperando. Gracias a Dios por la misericordia de los hermanos en momentos así.

Todavía 10 años después estoy metiendo la pata. Estamos en un proceso de crecimiento. Y a veces es chistoso y todos, we can all laugh about it. Y por ahí entra el amor que suaviza todas las fricciones, se da el beneficio de la duda, se perdona mucho. Pero a veces cuando hay malentendidos, cuando hay una organización adolescente, algunos de los errores causan problemas y causan daño a la gente.

Estas viudas tuvieron que pasar hambre algunos días por la falta de coordinación. Y eso es en la iglesia de Hechos, así que esto me hace sentir bien. Es que no somos tan malos, ellos también tuvieron sus dolores de cabeza. Pero hay personas dolidas. There’s real pain that happens. Y hay que reconocer que tenemos que crecer para evitar eso y para sanar eso pero en cualquier proceso de crecimiento tales situaciones se van a dar. Y esas viudas tienen que perdonar, perdonar a quién? A los Apóstoles? Me imagino que sí, fíjate. Habrán pensado, pero tal vez es Pedro, solo está ahí matando gente y no se preocupa por mí. Me imagino que no lo hubiera dicho después de Ananías y Safira lo que pasó, yo no diría eso después de eso.

Pero lo habrán pensado? Lo habrán pensado? No les importa que mi viuda aquí que conozco pase hambre. No les importa a esos Apóstoles. Lo habrán pensado? También hay que perdonar, hay que reconocer que cosas pasan cuando estamos creciendo, dolores de crecimiento. Esto no excusa, no significa que dejamos el problema como es. Se arregla, se trabaja como vamos a ver, pero también se tiene que perdonar mucho. Se tiene que dar el beneficio de la duda y reconocer que si vamos a crecer cosas van a pasar, cosas van a pasar.

Puedes imaginar como ese problema pasó. Es un tiempo de avivamiento, gente aceptando a Cristo día y noche, demonios volando de la gente, gente nueva entrando. Sabe que el día del primer sermón de Pedro, en qué día fue? Pentecostés. Fue una fiesta. La gente que estaba ahí, la mayoría de Jerusalén, de otros lados y se quedaron para buscar de Dios. Se quedaron en Jerusalén. Así que tu tienes en la iglesia no solamente la gente de ese pueblo, sino también cientos y tal vez miles de personas de afuera que llegaron y se quedaron.

Dice, mira aquí me quedo. La unción está aquí, me quedo aquí, duermo en la calle, no me importa. Pero también algunas viudas entre ellos. Y así que en esa época una viuda no tenía otra opción. Si tu no tienes hijos ni familia, ni tíos, no había un welfare, así que por eso la iglesia tomó esa carga. Pero también dijeron que si las viudas tienen familia que se cuiden entre ellos para que no sea carga para la iglesia, tienen que trabajar la cosa. Pero ahí gente de afuera, inmigrantes, mucha gente, muchas cosas pasando, es fácil de imaginar cómo habrá pasado.

Ahora, el problema fue, y déjeme leerlo otra vez, en Hechos, Capítulo 6, versículo 1, que dice;

“… hubo murmuración de los griegos contra los hebreos…”

Quiero quedarme en la palabra murmuración por un momento. Alguien aquí ha murmurado? Por qué murmuramos? Por qué no hablar en voz alta? Porque tu no quieres que se escuche la mala cosa que estás diciendo. Hay una canción para los niños de Steve Green, has todo sin quejas ni murmuración. Do everything without complaining or argueing. Y yo enseñando a mi hijo este versículo y después, 5 minutos después dándome cuenta de mis propias murmuraciones.

Cuando tengo un micrófono estoy muy pendiente, porque se escucha todo por internet, aún cuando está en mute. Murmuración, quejas, ay, esa gente descuidando…. Así que, y fue entre dos grupos. Ya el pastor habló de eso, no voy a entrar en todo eso otra vez, pero había grupos, los griegos, así que todos son judíos pero son judíos hebreos, esos son los judíos que crecieron en Jerusalén, que eran judíos tradicionales, que hablaban bien hebreo, crecieron ahí, donde está el templo, son judíos de Jerusalén, hebreos. Pero también había judíos griegos y de Turquía que vinieron de otro lado, que tal vez hablaban hebreo con un acento diferente. Tal vez su aspecto físico era diferente y pudo haber entrado unos prejuicios que pudieron haber entrado en la situación.

¿Saben qué? En León de Judá somos un sancocho terrible aquí de personas, imagínate. Que variedad de personas! En cualquier fila hay 5 países representados. Cualquier fila y cualquier grupito. Y saben que con el culto en inglés ya la cosa se complica aún más, muy picante ahora. Solo en español tenemos casi 30 países representados. Ustedes saben lo especial que es eso? Y ahora con el culto de inglés tenemos personas de África, personas de Haití, afroamericanos, gringuitos, japonesitos, mezclas que están aquí todos juntos y tienen que ser más de 30 países. Gracias a Dios, porque ahora hay una nueva nación y hay un nuevo rey. Somos un nuevo pueblo, pueblo santo, que nuestra identidad y ciudadanía está en los cielos. Es un testimonio profético.

Pero también es una vida complicada. Es una vida complicada. Así que hay que reconocer siempre, siempre los prejuicios que uno podría tener y decir, Señor, tal vez crecí odiando a los gringos, o a qué se yo, a tal país, o tales personas, desconfiado de ciertas personas, Señor, perdóname, es mi hermano, es mi hermana, aunque me moleste un poco su estilo, su manera de ser. Hay que reconocer los prejuicios que tenemos y arrepentirnos, es pecado. Y Dios no quiere que tengamos eso.

Pudo haber sido eso aquí, con ellos. Los hebreos mirando tal vez con un desprecio a los griegos que estaban entre ellos. Pero ¿Saben qué? Los Apóstoles no les regañan por racismo, así que yo creo que es más probable que la cosa no fue tan siniestra. Yo creo que es más probable que fue un descuido.

Piensa en nuestra propia iglesia, es natural. La gente de un país se conoce, la gente de una parte de un país se conoce. Hay amistades naturales, son paisanos. Es natural. Es que todas son banilejas, ni dominicanas, banilejas son. Todo tiene que ser de Baní, para trabajar ahí tienen que ser de Baní, y no… y déjeme decir, no es por ser mejor que otro país, solo resultó estaba al lado de la casa.

Pero el punto es, la gente naturalmente se conoce, gracias a Dios. Dios usa esto en nuestra iglesia, porque hay redes naturales que se forman dentro de la variedad que tenemos. Y esto puede ser lindo y bueno, pero aquí, yo creo que es más probable que los hebreos que estaban corriendo el programa porque eran de ahí, lo más probable es que ellos mismos entre sí, sabían quienes eran las viudas necesitadas. Pero las griegas de afuera, de otro país, otra cultura, no sabían quiénes eran.

Saben que es muy posible en un grupo grande perderse en la multitud si uno no está conectado, por esto es tan importante las células o grupos pequeños en cualquier forma. Porque sino, uno puede perderse en la multitud y no queremos eso. Somos una familia, pero si no estamos en un grupo más reducido no nos vamos a conocer. Y la gente no va a saber de las necesidades de uno.

Así que en este caso fue así. Así que las griegas descuidadas, yo creo que no fue a propósito. Yo voy a darle el beneficio de la duda. Pero solo fue por la situación. Pero a veces una situación puede hacer daño, hay que arreglarlo, así que entraron en el asunto juntos.

Y saben que es natural un pasito atrás, acerca de las razas diferentes, es natural cuando alguien es diferente sentirse cuando hay maltrato que la causa es algo más profundo. Yo cuando estudiaba en el seminario andaba con los coreanos, me gusta el kimshi, andaba con ellos. Ellos me decían que en este lugar a veces se sentían ellos marginados un poco. Así que, si hubiera un conflicto, un problema su primer pensamiento era, es porque soy coreano y les caigo bien. Y había una administradora en particular media gruñona que tiende a pasar a veces, y ahí estaba en la oficina y ella era sí misma con ellos, gruñona y su primer pensamiento, me trata mal porque soy coreano. Pero después de un año se daban cuenta que es mala con todo el mundo, gracia a Dios. Y dice la cuenta, ok, es así. Pero es así.

Hay cosas así que suceden en una comunidad y hay que entrar en solucionar los problemas estructurales que resultan en el descuido de una viuda que necesita atención de su iglesia. Así que qué hacen los Apóstoles? Dos cosas: por un lado yo veo que los Apóstoles no manejaron eso en una forma completamente democrática. En cierto aspecto eran muy decisivos como tomando decisiones. Pero el otro lado son súper democráticos. Vamos a hablar de eso.

Lo más importante reconocer que la iglesia de Jesucristo en todo país hay una tendencia a imitar el gobierno civil. Si está en una democracia, tratar de ser demócratas, si está en un país dictadura, que el pastor sea el caudillo, algo así. Así que, es natural. Pero la verdad es que la iglesia de Jesucristo no responde a un gobierno civil, sí responde, pero no es gobierno civil, tiene que buscar principios de la palabra para manejar sus asuntos.

Así que si tu vez los Apóstoles comienzan congregando al grupo y yo no veo aquí que la gente se acercaba a ellos. Es que ellos eran líderes buenos y sabían que andaban murmuraciones, ellos sabían. Nuestro pastor tenía un don, no sé qué, pero él sabe todo, te mira y te conoce. Es un don de sabiduría y discernimiento que él tiene. Y yo, bueno no sé, si estoy hablando de él a espaldas o si me está mirando así que… perdóneme.

Pero los líderes saben más de lo que nosotros creemos que saben, ok, sabían los Apóstoles que habían murmuraciones. Así que ellos mismos, yo creo, hicieron su tarea de investigar la situación y ya pensar en una solución. Y yo creo, me imagino que había diálogo pero también había acción fuerte. Congrega la gente y allí para hablar de la cosa y ellos dicen algo interesante, ellos dicen en versículo 2:

“… no es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios para servir a las mesas…”

¿Saben qué? Que en español esto suena mal. No es justo que, suena como si fuera un niño, it’s not fair. Pero eso no es lo original, la palabra es que no bueno, no es agradable a Dios, no es lo correcto, es una mejor traducción. No es lo correcto que descuidemos la oración y la administración de la palabra para atender este programa y traer comida a las mesas.

Yo creo que no fue un comentario de que esto no vale. yo creo que valía mucho. Yo me imagino que los Apóstoles tuvieron que enfrentarse con la tentación de asignar uno de los 12 para tomar cargo del programa. Tal vez no Pedro, Juan o uno de los importantes, pero how about Bartolomé. Qué ha hecho Bartolomé? Tal vez un Apóstol que no tiene más nada que hacer. Pongámoslo a administrar el programa. Tuvo que haber sido una tentación para ellos. Pero resistieron, resistieron.

La tentación de meter mano, aunque pudieran haberlo hecho, porque sabían, si nosotros solucionamos eso, es una curita, no sería una solución a largo plazo, porque el papel de Apóstol es otro. Así hay que buscar otro mecanismo para solucionar el problema. Ellos reconocieron su llamado. Que feo, me imagino, para algunos que esperaban que los mismos Apóstoles metieran mano.

Me imagino que algunos habrán pensado, no les importa, pero no es la verdad, no es la verdad, así que ellos sabían que tenían que dedicarse a la oración y la palabra. Jesús mismo hizo esto, se acuerdan? Jesús comienza a sanar y echar fuera demonios y sana la suegra de Pedro y se queda en la casa, y todo el mundo ahí, se acuerdan? Y después el próximo día, Jesús se levanta tempranito en la mañana y él va a una montaña todavía oscuro, como estos hombres en nuestra iglesia, a las 5 de la mañana, orando en el campo y ahí orando, orando, orando, viene Pedro con la ganga, buscando. Yo puedo visualizarlos, breathing heavy. Aquí estás, te buscamos todos, qué estás haciendo aquí? Hay gente que necesita sanarse, todo el mundo buscándote. Qué le dice Jesús? Él no dijo, oh, voy. Qué hizo Jesús? Mira, tengo que ir a otros pueblos, por eso he llegado, si me quedo aquí sanando a todo el mundo que necesita sanidad en este pueblo, entonces no voy a cumplir con mi misión.

Jesús tuvo que dejar alguna gente enferma ahí. Eso es duro, para cumplir su misión, para sacrificarse para la salvación del mundo, pero hay que decir que no para decir que sí a lo que Dios le ha dado a uno. Ahora, no me malentiendas, yo creo que pastores deben sudar mucho y mover sillas, gracias a Dios, cada silla para mí es una oración. Llena esta silla con una persona bendecida.

Yo que creo que líderes de ministerios deben ensuciarse las manos y me encantaba, creo que mi parte favorita de ser director de discipulado era ser el azafato durante los exámenes y entrar con una mesa con ruedas. Así que hay que hacer las cosas a veces, el azafato.

Pero, si los Apóstoles metieron a dirigir a ese programa solamente y dejan de orar y predicar la palabra, dónde queda la iglesia? Tenían que buscar una solución que llenara las necesidades de las viudas y también de los Apóstoles. Es una solución de discipulado 3, una solución ganar, ganar. No es gano yo y tu quedas ahí fregado, está bien, no me importa, ganar─ganar. Buscar soluciones, acercarse a un conflicto sin mirar a la otra persona como tu enemigo. Esto es importante en una iglesia, en una familia. Y saber que mi enemigo no es esa persona, es esta situación que juntos Dios nos va a dar sabiduría para solucionar.

Así que los Apóstoles tuvieron acción gracias a Dios y aprendieron a delegar. No sé si tu has visto, tenemos algunos coches aquí que manejan equipos de pelota de los niños, algunos coches en la casa, dos o tres? Cuántos han visto niños de 7, 8 años jugando futbol? Cómo es el campo? Tu has visto? Ahí va la pelota, y hay toda la ganga de niños que caen encima de esta pelota, has visto? Y todos mueven como una ganga y el …. Ahí gritando, perdone, quédate en tu posición. Pero no, todo el mundo quiere estar donde está la pelota, todo el mundo quiere estar donde está la acción.

Las bendiciones de crisis de crecimiento era que se abrieron nuevas posiciones para nuevos siervos de Dios a levantarse bajo la unción apostólica de los Apóstoles. Pero tenían que jugar en su posición, tenían que inventar nuevas posiciones que Dios les dio para que desempeñen eso con unción y con excelencia.

¿Saben qué? Esto es doloroso, es doloroso. Yo creo que es más fácil para gente nueva acostumbrarse a una iglesia que tiene más capas de autoridad. Pero cuántos estuvieron aquí 10, 12 años atrás cuando uno podía llamar al pastor Roberto a cualquier hora día o noche, ahí está en la casa, como un tío en la casa, otro miembro de la familia, y ahora no es posible.

¿Saben qué? Nuestro pastor tiene un llamado apostólico. Esto no significa que él es perfecto. Miran, hoy él tiene dolor de cabeza, es humano, carne y sangre como nosotros. Pero es un Apóstol que tiene un llamado que es regional y también nacional. Su corazón no está en una iglesia, está en el Reino de Dios, su visión para el nuevo templo no es solamente que León de Judá sea más grande, que tengamos más espacio, es para hacer un centro de avivamiento en la región de Nueva Inglaterra. Es un pastor apostólico que tiene su llamado local y también regional. Y ¿Saben qué? Si estás aquí en esta iglesia tu compartes este llamado. Estás en una iglesia apostólica, es una iglesia con mañas, es una iglesia con dolores de crecimiento, una iglesia con mil problemas, pero una iglesia con un llamado especial, hacer un centro de avivamiento para la nación y las naciones, una iglesia apostólica.

Así que digo eso porque si vamos a estar en una iglesia apostólica tenemos que ser como este grupo en la iglesia primitiva y ajustar nuestras expectativas y saber que el líder, digamos si tu eres líder de célula, o si estás en una célula, este líder de célula representa el pastor para ti. Y si eres líder de célula el coordinador de líderes de célula representa el pastor para ti. Y ahí va la cadena, y hay una cadena de autoridad. Y de esta manera la autoridad apostólica, fluye a las personas que sirven de todas las capas del ministerio, de la institución.

Si nosotros tratamos de negar eso y funcionar en otra manera, perdemos la unción apostólica que está ahí para todos los que Dios ha llamado a servir en esta iglesia. Mira lo que pasó aquí, los Apóstoles se pusieron súper democráticos en cierto aspecto, ellos dieron a la gente la oportunidad de escoger sus propios líderes para este programa. En nuestra iglesia votamos por algunas cosas, no votamos si vamos a obedecer la Biblia o no, hay ciertas cosas que no hay votación. Pero sí se vota para elegir diáconos, se vota en reuniones congregacionales para aprobar el presupuesto y otras cosas importantes.

Y aquí en la Biblia los Apóstoles dieron a la gente la oportunidad de escoger sus líderes, pero con ciertos requisitos: tiene que ser un hombre lleno del Espíritu Santo y de sabiduría. Si no es así aunque es unánime la decisión, nosotros tenemos veto power. Pusieron los parámetros de la decisión y después delegaron la responsabilidad de manejar el programa a esa gente.

Quiero que miremos los nombres conmigo, por favor, versículo 5, los nombres de los primeros siervos aquí en este caso, el primero eligieron a Esteban, este nombre suena. Él llega a ser el primer mártir de la iglesia cristiana, un hombre poderosísimo. Si no hubiera dolor de crecimiento, si no hubiera solución, dónde está Esteban? Esteban salió de este dolor de crecimiento.

Mire el próximo, quién viene después, Felipe. Se acuerdan de Felipe? Ministra al eunuco y después el espíritu lo lleva a otro lugar. Hombres de Dios ungidos que movieron en la misma unción que Pedro y Juan y Santiago. La unción apostólica se pasó porque los Apóstoles pusieron las manos sobre ellos y la unción se pasó a ellos.

Yo quiero la unción que Dios le ha dado al pastor Roberto sobre mi vida. Ahora, nunca voy a ser el pastor Roberto, mi barba no sale tan bien como la de él, la voz nunca va a ser tan.., pero yo puedo tener la misma unción, la misma fe, la misma visión. Hombre, mujer, niños, jóvenes, pueden mover bajo la unción especial que está en esta iglesia. Si damos lugar importante a la unción y responsabilidad delegada que tiene que existir en una iglesia grande. Si tu te fijas, hay un listado de nombres aquí y todos son nombres griegos.

Así que entre ellos decidieron, ¿Saben qué? Vamos a darle a la gente más cerca del problema, autoridad para solucionarlo. Y así la unción fluyó sobre ellos. No es fácil. Porque significa que estas viudas no pudieron disfrutar de la presencia cercana de Pedro y Juan. Y ¿Saben qué? Hay dolor a veces, acostumbrarse a no poder estar con tanto acceso al pastor principal de una iglesia grande.

¿Saben qué? Muchos de ustedes no han visto en el proceso que vivimos en esta iglesia, que la iglesia aprender que hay otros que pueden casar y hacer funerales y todo eso, pero los primeros funerales que el pastor tuvo que falta, que él no pudo estar, yo nunca olvido las lágrimas que él tuvo de saber que él no pudo estar en ciertas situaciones. Y había lágrimas. Hay dolor para todos de acostumbrarse a ciertos cambios estructurales que siempre tienen que darse.

Pero abriendo este espacio se levantan otros que pueden ministrar y la cosecha es más grande, y podemos cuidar la cosecha y tener redes para una pesca milagrosa. Yo sé cuál es tu ministerio, tal vez tu ministras con los jóvenes, o adolescentes, tal vez tienes una célula, tal vez participas en una célula y haces llamadas, tal vez enseñas escuela dominical o das clases de abstinencia o tal vez trabajas en el parqueo, en cualquier lugar del servicio en esta iglesia hay una autoridad apostólica que está disponible para ti, no importa la edad y Dios nos ha llamado como iglesia, no solamente a crecer numéricamente sino de crecer como iglesia en términos de madurez.

It’s time for us to grow up and to grow into our sides. A crecer para llenar el saco grande que se nos ha puesto y Dios nos llama a cada uno a hacer eso. No importa si tienes un día aquí en esta iglesia, eres parte de eso, de este llamado y nos toca a nosotros decir que sí al Señor. Decir Señor, si se hace la pregunta, queremos crecer? Yo quiero decir que sí. Yo he ido a iglesias donde una líder me dice, I like it small. Me gusta pequeño. Y lo dijo una persona buena, que ama a Dios, pero ama una iglesia donde ella puede conocer a todos y tener mucho acceso y ahí queda la pregunta, nos gusta, estamos conformes así, o queremos cumplir el llamado que Dios tiene para nosotros?

El templo es más que edificio, es una responsabilidad, es un llamado a extender nuestra visión a una visión apostólica, a ponernos en la misma onda que el pastor tiene de Dios. Que él no ha buscado, créeme, él no se cree la gran cosa, pero él sabe lo que Dios le ha dado y Dios lo ha dado a todos nosotros en él. Así que yo los invito hoy y ahora, pueden ponerse de pie y vamos a responder al Señor.

De ese lío que vivió la iglesia primitiva salió Esteban y Felipe. Yo creo que hay unas Estebanas y Estebanes y Felipes y Felipas aquí en esta iglesia, algunos tienen todavía 5 años, algunos tienen 80, pero personas con un llamado que todavía no hemos dicho que sí. Y es tiempo de decir que sí. Decir que sí, Señor, es poner a mi llamado y también a respetar la unción apostólica que Dios ha delegado a los que supervisan en mi ministerio.

Yo los invito a cerrar sus ojos conmigo y quiero que piensen en sus ministerios, en lo que usted hace en la iglesia, y algunas de las personas, niños, adultos, jóvenes, que están bajo su cuidado, o tal vez la tarea que está bajo su cuidado, visualice el contexto, el momento quién está ahí, visualízate ahí. Y también quiero que visualices el rostro de la persona que Dios ha puesto para supervisarte, no el pastor, no el co pastor, sino la persona en el ministerio que organiza donde tu estás, y de ver en esa persona la autoridad que Dios le ha dado a él o a ella y también de pensar en tu responsabilidad, a ministrar bajo los que están bajo tu cuidado. Si tu no estás sirviendo en un ministerio, no tienes que buscarlo con afán, Dios se encarga de levantar sus Estebanes, solo dice, Señor, heme aquí, yo quiero servir, yo quiero mover sillas y saludar a la persona al lado y yo quiero servirte, Dios, en lo que tu quieras, aquí estoy.

Vamos a orar, Padre, en el nombre de Jesús te doy gracias por el privilegio sagrado de representar tu reino en las vidas de los demás. Te presento el ministerio que me has dado, te presento las tareas y las personas que están bajo mi cuidado, ayúdame a mover en la unción apostólica de esta iglesia y servir, Señor, para que un día yo pueda escuchar las palabras, bien hecho, siervo fiel, entra en el gozo de tu amo.

Señor, yo te presento mi supervisor o supervisora en el ministerio, perdóname por los tiempos que yo he dicho que me someto al pastor pero no a él o a ella. Señor, yo bendigo a ese supervisor. Yo te doy gracias, te pido que ayudes a esa persona a crecer en ti y ser todo el líder que tu quieres que él o ella sean.

Señor, si no tengo ministerio te digo, heme aquí, aquí estoy, Señor, quiero ser usado por ti, Señor, abre oportunidades para servir mesas, yo lo haré con gusto. Y cada persona que yo sirva lo hago en el nombre de Jesús como si fuera para ti mismo. Gracias, Señor. Recibimos la unción apostólica en esta iglesia, te pedimos que nos ayudes, Señor, a organizarnos, a ser fieles, a crecer y danos, Señor, paciencia. También yo quiero invitar a muchos de la Congregación que tenemos que perdonar, algunos de nosotros somos la viuda descuidada, hay que perdonar, Señor, perdonamos a la iglesia, perdonamos al pastor si lo hemos culpado a él, perdonamos. Señor, queremos ser parte de esta comunidad y queremos crecer juntos. Nos dedicamos a ti, Señor, en el nombre de Jesús. Amén. Amén.

Cuando llueve, truena

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Quiero tomar estos últimos 15 minutos, solamente para reflexionar en algo que lo quiero conectar con el mensaje que también estaba hablando el miércoles pasado. Y, en esta semana, no sé, por alguna razón, yo no sé si ustedes han escuchado esa expresión que dice, “Cuando llueve…” ¿Así es como dice la expresión? “Cuando llueve, truena.” O sea, cuando cae una cosa, cae de verdad.

Y en esta semana ha sido bien interesante porque, en una semana nosotros hemos estado lidiando con tres distintos funerales, aquí como iglesia. Y es algo que puede sonar bien abrumante, o sea, esta mañana - anoche, el Pastor Gilberto estaba en el funeral del papá de nuestro hermano, Tito Ortiz, que falleció también. Esta mañana el Pastor Gregg y mi persona, fuimos al entierro del mismo. Hoy estamos aquí con la familia Gonzalez. El Pastor Gregg está esta noche en la funeraria con la familia de la hermana Nelva Santiago, que también la mamá de Nelva Santiago falleció este fin de semana pasado. Así que todas estas cosas uno se dice, “¡Guau!” Muchas muertes. Lo que pasó es que, espérate, ¿qué es lo que está pasando aquí? Como que todo se acumuló así de repente en una semana.
Y yo me puse a pensar, “Espérate, Señor, aquí hay algo muy, muy interesante que yo creo que Tú quiere que nosotros le prestemos atención.” Y es el mero hecho de que muchas veces la gente le tiene un temor a la muerte, pero yo creo que la muerte no es tan solamente sino que el fin de una etapa que inicia otra. Eso es lo más que puedo decir. La muerte es el fin de una etapa que le da inicio a otra.

Y, miren, yo no sé obviamente los que no estaban aquí el miércoles pasado, voy a hacer esto más bien como resumen. El miércoles pasado yo estaba hablando acerca de este tema: Cuando lo que Dios hace no tiene sentido. Que hay veces en la vida que uno se queda como, Dios, pero por qué Tú permites que esto pase? ¿Por qué esta persona murió en un accidente? O, ¿por qué esta persona tan querida, que hace tanto por Ti, que te sirve, de repente muere de una enfermedad terminal?

Y muchas veces no podemos reconciliar las cosas que suceden en la vida, con nuestros meros pensamientos humanos. O sea, se requiere una mentalidad totalmente distinta para no necesariamente estar apuntando a Dios y tirándole la culpa a Él, sino sabiendo aceptar las circunstancias y saber cómo uno moverse adelante. En vez de esas palabras que yo estaba hablando, yo hice referencia a este relato de la muerte de Lázaro que está en el Libro de Juan, capítulo 11, que cuando Lázaro murió, Jesús se tardó cuatro días en ir a visitar a la familia. En vez de haber respondido, por ejemplo, nosotros nos enteramos de algo así y en media hora estamos en la casa de la persona y nos consolamos unos a otros.

Pero Jesús se tarda cuatro días en ir a consolar la familia de Lázaro. Pero en eso, Él tenía un propósito. Y el propósito que vimos y discutimos es que Él lo que verdaderamente quería era saber si la gente creía en Él o no, que Él podía hacer algo en medio de esa situación. Esa fue la conclusión de lo que estábamos hablando. ¿Crees tú en esto? Que fue una confrontación que el mismo Jesús hizo. ¿Sabes? Porque yo estaba diciendo, no sé si se acuerdan del ejemplo gráfico que yo hice. Que a veces venimos, lloramos y dejamos nuestras lágrimas aquí en el altar, pero salimos de la iglesia y seguimos viviendo nuestras vidas alocadas como si nada.
Venimos aquí, oramos, “Señor, ayúdanos con esto, ayúdame con lo otro.” Y venimos con todas estas cosas, pidiendo, pidiendo y pidiendo pero entonces nuestras vidas no reflejan, no demuestran un verdadero sentido de ver que Dios verdaderamente puede intervenir en medio de nuestras vidas. No creemos en que Dios verdaderamente pueda hacer algo. Nuestras acciones, nuestras actitudes, nuestra forma de pensar, nuestra forma de hablar contradice todo lo que podemos venir y decir y hacer aquí dentro de la iglesia. Aquí somos unos santurrones pero cuando nos vamos allá afuera, ¡Uh! La historia es otra. Y es la verdad.

Y por eso es que yo creo que en ese relato, en esa historia, cuando yo vi que Jesús confronta a María y le dice, “María no te preocupes, Lázaro va a resucitar.” “Ah, sí, Señor, yo sé que él va a resucitar en el día de la resurrección.” Como quien dice, estaba obviando lo que Jesús estaba diciendo, y Jesús estaba diciendo, “No, no, no, yo puedo hacer algo por Él ahora.” Y Jesús tiene que confrontar entonces a María, diciéndole, “¿Tú crees en lo que yo te estoy diciendo?” Allí es donde está la clave de todo esto, ¿tú crees en que yo puedo hacer algo en medio de tu vida? Y yo creo que muchas veces Jesús nos confronta así con esas palabras. En medio de nuestras vidas, en medio del trajin de lo que nosotros vivimos en el diario vivir, es como que hay veces que Jesús tiene que pararnos el caballo y decir, “Espérate, ¿vas a creer en mí, sí o no?”

Entonces, cuando yo me enfoco en estas palabras ahora de cómo Jesús verdaderamente quiere intervenir pero Él está esperando a que nosotros le demos esa entrada de decir, “Mira, Señor, yo creo. Haz como Tú quieras.” Allí entonces es donde yo veo esta idea de que, esa muerte que se da en nuestra vida representa el morir a algo para comenzar o terminar una etapa para iniciar otra. Miren, les voy a contar este relato. Éste yo lo cogí del Pastor Gregory, yo no lo había visto de esta forma.

Pero, ¿ustedes se recuerdan del relato del hijo pródigo, en la Biblia? La verdad, saben la historia del hijo pródigo, que fue el hijo que cuando estaba con su padre, obviamente, él le dio con la idea de irse a parisear, y pidió su herencia antes de tiempo. Miren qué interesante, y esto es un secreto, yo no sé si yo les había contado esto antes. Pero en el relato así del contexto judío, este muchacho, cuando le pidió a su papá su herencia. ¿Saben lo que le estaba diciendo al papá? Quiero que te mueras. Eso fue lo que estaba diciendo, porque el papá no estaba muerto, so al pedirle la herencia está diciendo, “estoy deseando que tú te mueras.”
¿Ven por donde voy? A veces nuestras acciones, nosotros creemos que estamos haciendo algo por mero placer momentáneo, pero lo que estamos haciendo behind the scenes, es otra cosa. So, el asunto es que este muchacho se va a coger todo su dinero y lo gasta en mujeres, lo gasta en todo lo que hizo de acuerdo al relato, y después que estaba metido en el hato de cerdos, comiendo algarrobas, apestando a… a rosas no olía, definitivamente, que él no olía a rosas. Tal vez tenía el fertilizante para sembrar rosas, pero él no olía a rosas.

So, el asunto es que en medio de esa situación este muchacho de repente como que recapacitó. El tipo se dio contra la pared, por así decirlo, y se dio bien duro. La nariz se le fue a la parte de atrás de la cabeza. Y perdónenme, familia Gonzalez, pero yo hay veces que me pongo un poquito jocoso cuando estoy aquí predicando los miércoles, así que, bear with me. Pero el asunto es, que este muchacho de repente decide, “no, pérate, aquí estoy yo con estos cerdos, mientras que en la casa de mi papá estaba mejor.” El asunto es que este muchacho dice yo voy a regresar donde mi papá y él dice, “mira, papá, yo sé que pequé contra ti, te ofendí y recíbeme solamente como uno de tus siervos.” Ese era el plan que él tenía.

Pero qué pasó, el final de la historia es este que cuando él estaba regresando el papá lo vio a la distancia, y el relato dice, ‘más…’ Les voy a leer esta parte para que vean que yo no me lo estoy inventando, sino que está allí. Miren, Lucas, capítulo 15… uh, ¿dónde estoy? Verso 20: ‘Y, levantándose, vino su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre y fue movido misericordia y corrió y se echó sobre su cuello y le besó.’

Yo quiero que ustedes observen esto, porque de nuevo, esta historia está en un contexto. Recuerden que en aquél entonces, los hombres vestían, ¿cómo se dice? Sus robes… sus túnicas, así era como vestían los hombres en aquél entonces. Y este hombre se ofendió doblemente por así decirlo, digo, fue ofendido doblemente. Primero su hijo lo ofendió a él, y después él se ofendió así mismo, porque cuando dice que corrió, las mujeres que usan aquí batolas cuando están durmiendo, ¿si usted ha tratado de correr con una batola, se le hace difícil correr con una batola? Verdad que los pies se le… Qué es lo que usted tiene que hacer, usted tiene que coger la batola, levantársela y salir corriendo, ¿verdad?
Eso le pasa mucho a las novias cuando suben aquí al altar. Blanca, mírala allí. Les pasa a las novias que cuando vienen subiendo, las colas de los trajes son tan grandes que es como que se la tienen que subir para poder subir el escalón. Y miren, este hombre cuando sale corriendo, yo me imagino que se tuvo que levantar su batola, para poder salir corriendo y eso significa que ese hombre reveló sus bellas piernas fuertudas y llenas de vellos. Y, ¿saben qué? En aquél entonces que un hombre hiciera eso era una ofensa, también. El hombre se estaba ofendiendo; pero a ese hombre no le importó porque a quien vio fue a su hijo. Y a él lo que más le importaba era su hijo, de poder ir y recibir a su hijo y restaurarlo.
El pastor Gregory compartió hoy que esta historia se parece mucho a lo que sucede en el cielo, cuando alguien se nos va. Estamos aquí en la tierra viviendo nuestras vidas en la forma que la vivimos, pero cuando llegamos al cielo tal vez llegamos con un sentido de: “Ah, Señor, hice esto, perdóname pequé.” Y Dios de repente como que para el, ¿cómo se dice? El parlamento que nosotros habíamos preparado, Él lo para porque miren lo que dice.
Cuando… y el hijo le dijo al padre, ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, ya no soy digno de ser llamado a tu hijo.’ Pero el padre dijo a sus siervos, ‘Sacad el mejor vestido, vestidle y ponedle un anillo en sus manos y calzado en sus pies.’ En otras palabras, el papá lo interrumpió, no dejó que él terminara. Él tenía toda una explicación y justificación de qué era lo que había hecho, sin embargo él lo interrumpió y dijo, ‘Mira no te apures, estás conmigo, yo te recibo. Yo me reconcilio contigo y te doy una identidad totalmente nueva.’ Ese muchacho pasó… ese hato de cerdos fue la muerte a una etapa en su vida y cuando llegó a los brazos de su papá fue el inicio a una nueva vida. ¿Me siguen por dónde voy?

Ese episodio allí solamente se puede dar cuando llegamos a ese encuentro en nuestras vidas, y miren, miren que estoy hablando de muerte en dos términos. Estoy hablando de muerte cuando nosotros pasamos de un estilo de vida a otro. Como un estilo de vida a otro. Como quien dice, renunciamos a una cosa para, como quien dice, absorber otro nuevo estilo de vida. Y también, obviamente, está esa muerte cuando morimos aquí esta vida, que se da esa separación de esos dos seres, el cuerpo se queda inerte, inmóvil aquí en la tierra y va debajo de la tierra, pero el alma regresa a aquél que la respiró primero.

Ese aliento de vida que tienen estos cuerpos ahora mismo… Mire, póngase a pensar ahora en esto, si de repente a Dios le daría con quitarme ese aliento de vida, este cuerpo que ustedes ven, se va a desplomar aquí. No va a tener movimiento, no va a tener nada. Y hay veces que nosotros nos preocupamos por este cuerpo y nos apegamos tanto a este cuerpo, pero este cuerpo es nada sin ese aliento de vida.

Así que cuando se da esa separación el cuerpo, así, se paga por completo. Pero Dios recibe el origen, la esencia de todas las cosas, la recibe una vez más. Yo estoy seguro que eso pasó con Milagros; eso pasó con el papá de nuestro hermano Tito; eso pasó con la mamá de nuestra hermana Nelva. Eso pasó con el hijo de Abdulia, también, con David. Eso pasó con tantos que nosotros conocemos, que ya han pasado a morar a un lugar mucho mejor de lo que nosotros estamos ahora. Pero aquí, mientras nosotros estamos, mis hermanos, allí es donde yo veo que se da ese episodio, esa etapa que nosotros siempre tenemos la oportunidad de morir a algo aquí en el ahora, en el ya, para poder iniciar una nueva etapa en nuestras vidas.

Cuando alguien querido se nos va representa el fin de algo, representa el fin de una etapa en nuestras vidas. Podrán representar el fin de que ya cuando venga la próxima comida de acción de gracias, va haber un espacio que no se tenía antes, pero ahora no. Tal vez que cuando estemos en las reuniones de familia, en Navidades que va haber algo que va a estar distinto, es el fin de una etapa, pero con todo y eso va a ser el inicio de otra.
Cómo nosotros procedamos con ese inicio de otra temporada, allí es donde depende si nosotros hacemos verdaderamente real a Dios en medio de esas cosas o no. Allí es donde verdaderamente se marca, ¿cómo diría yo? Ese punto culminante donde las cosas se pueden aguantar o se pueden caer. Y yo comparto estas palabras, mis hermanos, porque en distintas facetas en nuestras vidas, esto se puede experimentar. Sí, para los que perdemos un ser querido, esa persona nos deja un ejemplo. Y nosotros podemos determinar o imitar ese ejemplo o ignorarlo por completo, pero el ejemplo está allí. Cómo nosotros asumamos eso, puede marcar el inicio de una nueva temporada en nuestras vidas o no. Y a la misma vez concerniente a tantas otras cosas.

Mire, usted puede morir, le voy a enumerar algunas: usted puede morir a una forma de pensar. Usted puede morir a eso, decidir, no, yo no voy a pensar más así, voy a iniciar algo nuevo. Usted puede pensar… usted puede morir a una forma de carácter. Como siempre he dicho, “Ah, yo soy así, la gente me tiene que aceptar tal y como yo soy.” Mire, usted puede morir precisamente a ese carácter. Usted puede ser así – “yo puedo ser así, pero Dios me va a ayudar a cambiar, por e bien de mi familia, por el bien de mi esposa, de mis hijos, de mis colegas de trabajo…” Usted puede morir a eso y empezar algo nuevo. “Tengo un vicio de alcohol.” “tengo un vicio de fumar que parezco una chimenea.” Usted puede morir a eso y empezar una nueva etapa en su vida.

¡Hay tantas cosas! “Oh, vengo de un pasado con pensamientos depresivos.” Mire, usted puede morir a eso y en el nombre de Jesús, iniciar una nueva vida. Hay tantas cosas que se pueden dar en el aquí y el ahora, pero si la persona de Dios no está presente allí, como quien dice, sirviendo como el eje de toda esa maquinaria; esa nueva etapa que se inicie puede ser muy difícil y tumultuosa. Pero con Dios, yo creo, y lo creo fielmente, que aunque vengan las tormentas de la vida, mira, esa casa va a permanecer, mi vida va a permanecer y va a llegar el propósito que Dios la tiene intencionada.

Así que, mis hermanos, yo les animo a pensar en esto. Yo les animo a pensar en esto: por favor, cuando usted se esté enfrentando en un momento de transición en su vida, en cualquier forma esa transición se pueda manifestar, no se olvide que tal vez esa transición está trayendo una oportunidad de Dios para que podamos morir a algo e iniciar una nueva etapa. En cualquier forma eso se puede dar, pero yo creo que es una puerta, es una oportunidad, es una venta – es un momento en el tiempo, donde Dios nos dice, “Considérame a mí, cree en mí. ¿Cómo vas a llevar tu vida en adelante? La vas a seguir llevando al garete, como lo estabas haciendo tú por tu propia cuenta y tus propios criterios? O vas a empezar a considerar las cosas que yo quiero para tu vida? Para que tu vida y tus pasos se puedan ordenar un poco más. Cuando consideramos eso y respondemos esa invitación de Dios, miren mis hermanos, yo creo que las cosas – la vida coge un giro totalmente distinto.

Yo les quiero animar y los quiero dejar con esto, y quiero orar sus vidas, orar por ustedes familia Gonzalez e invitarles a que consideren estas palabras, de cómo en esta nueva etapa las cosas que Milagros aprendió y les enseñó de cómo muchas cosas se podían hacer tangibles en medio de sus vidas. Y así mismo yo lo digo para el resto de todos nosotros, mis hermanos, porque nadie se puede esquivar de esto. Esta palabra se puede aplicar a muchos contextos en nuestra vida. Dios siempre nos da una nueva oportunidad para terminar algo que se tiene que terminar e iniciar una nueva etapa para que él verdaderamente pueda fluir en medio de nuestras vidas. Así que yo les animo y les invito a considerar estas palabras.
Y yo quiero que oremos, mis hermanos, yo quiero que oremos y que estas palabras verdaderamente se cimenten allí en medio de sus mentes y de sus corazones. Que no salgamos de aquí como, “¡Ah, que lindo!” No, no. Esto no es qué lindo, esto es, ¡Guau, cómo Tú me estás hablando Dios! Y, ¿cómo yo te puedo responder a Ti?

Y miren, yo tomo la oportunidad… usualmente, yo no hago esto, pero yo tomo la oportunidad para hacer esto, si estas palabras verdaderamente al corazón y uno quiere considerar como tal vez él usó el hijo pródigo, pérate, yo tengo que hacer un maintenance check con Dios y enderezar mi vida, mis pasos. Si el sentir de algunos de ustedes, así es en esta noche, mire, allí donde usted está yo le pido que se ponga de pie y que nosotros podamos orar, también por usted. Que si usted dice, Señor, mira yo necesito organizar mi vida en alguna forma y pedir que tú seas dirigiendo mis pasos, yo quiero orar por usted en particular. Solamente si usted se identifica con estas palabras, yo quiero orar por usted y que Dios verdaderamente pueda incentivar su vida en una forma que usted pueda recibir esa fuerza de Dios para poder seguir adelante en esas nuevas etapas que de alguna forma u otra, Dios trae a su vida y que Dios las permite en su vida.
En cualquier forma que estas terminaciones e inicios se puedan dar, usted pueda ir, andar como Dios manda y como Dios quiere y da para usted. Señor, Jesús, en este momento, mira Señor, yo te presento a cada persona que están aquí, oh, Dios. Padre, ahora mismo, yo te ruego, Padre, que a estas personas que se han puesto de pie, Tú conoces su corazón, Tú conoces su sentir, mi Dios. Tú conoces cómo ellos se encuentran delante de Ti, así que yo te pido que ahora mismo, Tú vengas a sus corazones, Señor, y que Tú reconcilies su vida por completo contigo, Señor. Que ellos puedan sentir ahora mismo el arrullo tuyo, mi Dios, la cobertura de Tu presencia sobre ellos, mi Dios.

Y que Tú les afirmes en estas encrucijadas de su vida, en estas transiciones, en este cerrar de unos capítulos e iniciar otros capítulos en sus vidas, Señor, yo te pido que Tú traigas revelación de tus propósitos sobre sus vidas, Señor. Que ellos puedan ver Tu mano obrando en medio de ellos, Señor Jesús, y que sobre todas las cosas ellos te puedan conocer aún más y que puedan experimentar más de Ti de lo que habían echo antes. Señor, yo creo que Tú palabra tiene la capacidad de hacer la diferencia. Y aquí se ha hablado Tu palabra, mi Dios. Permite que esta palabra cave bien profundo en los corazones, Señor, y que nos mueva a llevar a cabo acciones que vayan de acuerdo a los deseos que Tú tienes sobre nuestras vidas.

Padre, bendigo a todos mis hermanas y hermanos aquí esta noche, Señor. Yo te pido que sobre cada uno de ellos, Tú deposites Tu paz, deposites Tu gracia, Señor, y que Tú les afirmes en medio de cada uno de sus corazones, el caminar de sus vidas. Bendícenos, Señor, a medida que nos preparamos para salir de aquí y regresar nuestros hogares, Señor. Sé con nosotros y que, mi Dios, aún en nuestro sueño que podamos sentir y experimentar Tu presencia en medio de nuestras vidas.

Te damos las gracias por todo, en el nombre de Jesús. Amén y amén. Gracias Dios.

Arrebata lo que te pertenece

27 de septiembre del 2010 - Por Betsy Behan

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Juan 10:27-29

El pasado mes de julio El Señor nos permitió tener a mami por unas semanas; cuando ella nos visita siempre le gusta pasar unos días en New Jersey, por lo que fuimos a llevarla, mi hermana, mis sobrinos, y yo. Fue un día bien nublado, de mucha lluvia, truenos, y relámpagos. Una de las actividades que mis padres nos pasaron a nosotros, y la cual mantenemos, es los viajes en carretera recuerdo esos tiempos los cuales disfrutábamos tanto (se los recomiendo). Ese día el mal tiempo no interfirió en nuestro entusiasmo.

Oramos, cantamos, hicimos chistes, contamos experiencias. Ese viaje fue marcado por una experiencia que mi hermana nos relató. Ella nos dijo que un buen día se dirigía hacia la casa de una hermana de la iglesia, ella iba escuchando una alabanza la cual la ministró de tal manera que llegó a su destino, sin darse cuenta, y no solo eso, sino que el Señor derramó lluvia de lo alto, y una visitación especial del Espíritu Santo.

La alabanza que ella estaba escuchando era sobre "Arrebatar la Bendición". ¿Sabes? Muchas veces perdemos la bendición por descuido, otras veces porque el enemigo que solo vino a robar, matar y destruir nos la quiere arrebatar, pero el Señor dice en Su Palabra: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, NI NADIE LAS ARREBATARA DE MI MANO. Mi padre que me las dio, es mayor que todos, Y NADIE LAS PUEDE ARREBATAR DE LA MANO DE MI PADRE. Juan 10: 27-29. Desde ese día mi familia y yo iniciamos una campaña para "Arrebatar todo lo que nos pertenece" Te invito a unirte.

La cita bíblica que acompaña el tema de hoy nos dice que nadie puede arrebatarnos de la mano de Dios eso aplica a todo lo que tiene que ver con nosotros, es decir nuestra salud, familia, trabajo, iglesia. Debemos creerlo, y declararlo en el nombre del Señor. No temas, "ARREBATA LO QUE TE PERTENECE".

Señor Jesús, somos tus ovejas y oímos tu voz, por lo que hoy arrebatamos todo lo que nos pertenece. En Tú nombre poseemos todo lo que nos diste, das, y darás. ¡Amén!!